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Esta obra de teatro de Ramón del Valle-Inclán es una propuesta única en su género: la lectura de un clásico dirigido a los chicos. Se trata de una historia divertida que parodia los cuentos maravillosos infantiles.
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Seitenzahl: 56
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La cabeza del dragón
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Ramón del Valle Inclán
Ilustraciones - Gerardo Baró
COLECCIÓN La Puerta Secreta REALIZACIÓN: Letra Impresa AUTOR: Ramón del Valle Inclán EDICIÓN: Patricia Roggio DISEÑO: Gaby Falgione COMUNICACIÓN VISUAL ILUSTRACIONES: Gerardo Baró
Del Valle-Inclán, Ramón. La cabeza del dragón / Ramón Del Valle-Inclán ; Patricia Roggio. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Letra Impresa Grupo Editor, 2021. Libro digital, EPUB Archivo Digital: online ISBN 978-987-8933-03-0 1. Teatro. I. Roggio, Patricia. II. Título. CDD 862.9283
© Letra Impresa Grupo Editor, 2021 Guaminí 5007, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Teléfono: +54-11-7501-1267 Whatsapp +54-911-3056-9533contacto@letraimpresa.com.arwww.letraimpresa.com.ar Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total, el registro o la transmisión por un sistema de recuperación de información en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin la autorización previa y escrita de la editorial.
Esta colección se llama La Puerta Secreta y queremos invitarlos a abrirla.
Una puerta entreabierta siempre despierta curiosidad. Y más aun si se trata de una puerta secreta: el misterio hará que la curiosidad se multiplique.
Ustedes saben lo necesario para encontrar la puerta y para usar la llave que la abre. Con ella podrán conocer muchas historias, algunas divertidas, otras inquietantes, largas y cortas, antiguas o muy recientes. Cada una encierra un mundo desconocido dispuesto a mostrarse a los ojos inquietos.
Con espíritu aventurero, van a recorrer cada página como si fuera un camino, un reino, u órbitas estelares. Encontrarán, a primera vista, lo que se dice en ellas. Más adelante, descubrirán lo que no es tan evidente, aquellos “secretos” que, si son develados, vuelven más interesantes las historias.
Y por último, hallarán la puerta que le abre paso a la imaginación. Dejarla volar, luego atraparla, crear nuevas historias, representar escenas, y mucho, mucho más es el desafío que les proponemos.
Entonces, a leer se ha dicho, con mente abierta, y siempre dispuestos a jugar el juego.
Los tontos, los distraídos, los desorientados abundan en los cuentos infantiles y en las películas de dibujos animados. Los palacios están llenos de ellos. También de malos, terriblemente malos, y de los que se hacen los malos. Esos bravucones que con sus amenazas constantes no hacen otra cosa que disimular su cobardía.
Las princesas hermosas, tan bellas, pero tan bellas que siempre enamoran príncipes a primera vista, triunfan sobre las feas que se creen bonitas y, para peor, son muy malas. Están las caprichosas y las remilgadas, que siempre reciben su merecido. Los ingenuos son muy ingenuos y los pícaros son tan pícaros que complican todo con sus picardías. ¿Y qué pasa con los príncipes? Ellos viven suspirando de amor y emprendiendo aventuras para salvar a sus damas.
Los bosques están poblados de monstruos y los enormes y elegantes palacios, de cortesanos, pajes y todo tipo de sirvientes. El poder del Rey es indiscutible.
Así es el mundo de los cuentos maravillosos que, a pesar de ser muy previsibles, nos gustan a grandes y chicos. Pero estas historias conviven con otras, publicadas en libros o representadas en el teatro y el cine, que se burlan a veces poco, a veces mucho, de ese mundo de fantasía. Y cada vez hay más. Las películas de Shrek y también Encantada son dos ejemplos. Y aunque ahora tienen mucho éxito, no son una novedad. Para demostrarlo, los invitamos a leer esta obra de teatro que el gran escritor español don Ramón del Valle-Inclán escribió allá por 1914. Como en las películas que nombramos, en su obra encontrarán similitudes con los cuentos de hadas, duendes, príncipes y princesas. Y, también como en las películas, aquí vale reírse de todo eso.
El Príncipe Verdemar La Princesa El Duende El Príncipe Ajonjolí El Príncipe Pompón El Rey Mangucián La Reina El Primer Ministro Bertoldo, el bufón El Rey Micomicón Espadón El Maestro de Ceremonias La Duquesa Maritornes, la criada El Posadero Zacarías, el vendedor de diarios Jerónima El General Muyferoz Un Pregonero Una aldeana El Presentador Un grupo de nobles Dos cigüeñas Un perro
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Sale el Presentador, se ubica en el centro de la escena y habla con el público. Mientras tanto, los tres jóvenes príncipes están detrás, quietos como maniquíes detenidos en medio de una acción.
PRESENTADOR. –Honorable público, esta es la historia de dos reinos y de dos reyes que ya no tienen ningún poder. Son como marionetas manejadas por ministros, consejeros o dragones. Dos reinos y dos reyes pobres y cobardes que han olvidado su deber y de personas que han perdido el rumbo. Y también es la historia de un príncipe noble y valiente y de una princesa buena y hermosa, y de un amor que, como todo verdadero amor, vence los obstáculos que se le presentan. Veámoslos actuar.
El Presentador se retira haciendo un gesto a los tres actores en escena, para que comiencen. Los tres príncipes se ponen en movimiento. Juegan a la pelota en el patio de un castillo rodeado de torres. Es un castillo de fantasía, como los de los cuentos infantiles. Tiene grandes muros cubiertos de hiedra y algo destruidos y torres que parecen llegar al cielo. Hay pendones en los que está dibujada la flor de lis. Sobre la torre principal, paradas en sus nidos, dos cigüeñas observan.
EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ. –¿Hermanos, han visto cómo esta pelota bota y rebota? Cuando la tiro para un lado, sale para el otro. EL PRÍNCIPE VERDEMAR. –¡Parece que adentro tuviera un diablo enredador! EL PRÍNCIPE POMPÓN. –¡Parece haberse vuelto loca! EL PRÍNCIPE VERDEMAR. –Eso solo sería posible si esta bola llena de aire tuviera cabeza y pudiera pensar. EL PRÍNCIPE POMPÓN. –¿Y por qué no podría ser? ¿Porque está llena de aire? El aire es un elemento muy común en las cabezas de muchos que se dicen genios. También el humo y el vacío. EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ. –¡Tienes razón, príncipe Pompón! ¿Acaso no dicen que el Primer Ministro de nuestro padre el Rey tiene la cabeza llena de humo? ¡Otros dicen que está llena de aire! ¡Y muchos, que está vacía! EL PRÍNCIPE POMPÓN. –¡Y sin embargo, todos los diarios elogian sus discursos y dicen que es un sabio! El Rey nuestro padre confía tanto en él que deja todas las decisiones importantes en sus manos. EL PRÍNCIPE VERDEMAR. –Pero ya saben lo que dice la Reina nuestra madre, mientras peina al Rey nuestro padre: ¡una casa no se gobierna como un reino! ¡Una casa necesita mucha cabeza! Y el Rey nuestro padre le da la razón. EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ. –¡Porque es un pollerudo! Pero el Primer Ministro dice que la Reina nuestra madre se equivoca. Y que a todas las mujeres, reinas o verduleras, hay que tenerlas cortitas, porque si no, se creen dueñas del mundo. EL PRÍNCIPE VERDEMAR. –Bueno, basta de charla y vamos a terminar el partido.
Vuelven a jugar. Hacen ademán de tirar la pelota para un lado, pero sale disparada para el contrario. Finalmente entra por la ventana de una de las torres.
EL PRÍNCIPE POMPÓN. –No se puede jugar con esta pelota. Está loca de remate. ¡Miren qué saltos da! EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ. –Tú eres el que está de remate. La metiste por la ventana de la torre. EL PRÍNCIPE VERDEMAR. –Voy a buscarla.