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Recuerda El Pasado
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Recuerda el Pasado
...solamente en la medida en
que te sea placentero
––––––––
por
Maria Grace
.
Publicado por: White Soup Press
Remember the Past
Copyright © 2014 Maria Grace
Todos los derechos reservados incluyendo el derecho de reproducir este libro o porciones del mismo, en cualquier formato. Para información, comuníquese con
ISBN-10:
ISBN-13: (White Soup Press)
Sitio Web de la Autora: RandomBitsofFaascination.com
Dirección de correo electrónico: [email protected]
Página de Titulo
Página de Copyright
Recuerda el Pasado
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
¡Gracias!
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Acerca de la Autora
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DEDICATORIA
––––––––
Para mi esposo e hijos.
Ustedes siempre han creído en mí.
Todos tenemos un pasado. Con frecuencia nos corresponde pensar en el pasado solamente en la medida en que el recuerdo nos es placentero.
––––––––
“No veo cómo puedes no estar de acuerdo. De verdad, no veo cómo.” Las facciones de Lady Catherine se asentaron en la familiar expresión de una maestra de escuela que sabe qué es lo mejor: labios apretados, ojos entrecerrados y mirando con menosprecio. Se sentó en la mullida silla y juntó las manos en su regazo.
Fitzwilliam Darcy abrió la boca para comentar pero la cerró antes de que las palabras escaparan. Cuando su suegra usaba esa expresión, solo un tonto consideraría alegar. La querida mujer poseía la distintiva terquedad de los Fitzwilliam en mucha mayor medida de lo que su diminuta estatura implicaba.
“Si mi Anne estuviera todavía con nosotros, estaría de acuerdo en que...”
“¿Con qué estaría de acuerdo?” Richard Fitzwilliam asomó la cabeza por la puerta.
Darcy saltó y se dio vuelta en su asiento. “¡Juro que vas a volverme loco de atar!”
“¿Cómo haré eso?” Fitzwilliam entró caminando con desenfado. Sus pesadas botas apenas hicieron ruido contra la alfombra.
“¡Tomándome por sorpresa! Uno de estos días...” Darcy se levantó y agitó un dedo en su dirección.
“¡Tonterías! Tú no harías algo así, y aún si lo hicieras, no tendrías oportunidad...”
“Sí, sí, ya lo sé, contra un coronel retirado del ejército de Su Majestad. Ya lo sé. Lo dices todo el tiempo.”
Fitzwilliam rió por lo bajo y se dejó caer en el silloncito. Sus largas piernas se estiraron hacia el centro del salón, perfectamente colocadas para hacer tropezar al desprevenido. “Solo estás insatisfecho de que George y David hayan aprendido de su tío, el héroe. ¿Qué han hecho esta vez?”
“Pregúntale al mayordomo que está limpiando la tinta derramada sobre mi escritorio, mi saco y mis pantalones.”
Lady Catherine se inclinó hacia adelante. “En serio, Fitzwilliam, coronel retirado o no, no estoy segura de que debas estar enseñando a mis nietos...”
“Son niños, señora, y si tengo algo que decir al respecto, se les permitirá actuar como niños.”
“Tu querida madre, Lady Matlock, nunca permitió...”
“No, no lo hizo, y yo juré que nunca vería que le pasara lo mismo a ningún niño bajo mi influencia. De hecho, ya va siendo hora de que les enseñe esgrima.” Fitzwilliam blandió un florete invisible.
“Son demasiado chicos para eso.” Gimió ella y se oprimió las sienes.
Fitzwilliam sonrió con su exasperante sonrisa arrogante. “Así que, Tía, ¿sobre qué insistes en que Anne estaría de acuerdo contigo?”
Darcy gruñó y se hundió en su silla.
Ella se alisó la falda sobre el regazo. “Estoy segura que estarás de acuerdo. Es lógico pensar que...”
“No, señora, no lo es.” Darcy presionó sus ojos con el pulgar y el índice.
“¿Qué es lógico pensar?” preguntó Fitzwilliam.
“Que un viudo con hijos y una hacienda...”
“Y una buena fortuna,” murmuró Darcy.
“Naturalmente, una buena fortuna, eso por sabido se calla.”
“¿Qué hay acerca de dicho caballero?” Fitzwilliam disfrutaba demasiado de esto.
“Pues, que debe estar buscando una esposa, por supuesto.” Ella se levantó y vagabundeó por el salón, deteniéndose frente al gran ventanal. “Un almirante de la White (Blanca) retirado, Thomas Bennet, viudo con cuatro hijos, dos hijas y dos hijos...”
“Y cinco mil al año.” Darcy puso los ojos en blanco.
Lady Catherine le lanzó una mirada que seguramente cortaría la leche. “Compró Alston Hall y se mudará esta semana.”
“Ah, eso explica el revuelo en el camino hoy,” dijo Fitzwilliam.
“¿Lo viste?” A Lady Catherine se le iluminó la cara.
“Así es, hablé con él yo mismo. Parece un caballero de lo más amable, para ser marino.” Fitzwilliam guiñó el ojo. “Aunque entiendo que tú no apruebas a la marina, Darce, algo acerca de traer gente de cuna desconocida a posiciones que no merecen.”
Darcy tamborileó sus dedos en la mandíbula. Fitzwilliam nunca olvidaba cualquier comentario que pudiera usar después fuera de contexto.
“¡Qué buenas noticias para nuestra familia!” Ella palmeó las manos. “Debes visitarlo, por supuesto, tan pronto como pueda arreglarse.”
“¿Por qué son buenas noticias para nuestra familia?”
“Debes considerar a los niños y a Georgiana. Tu hermana suspira por la compañía de otras jóvenes de su edad, y tú mismo te quejas de que en la parroquia hacen falta compañías adecuadas para ella. Éste sujeto, Bennet, tiene dos hijas. Tus hijos necesitan desesperadamente compañeros de juego de su propia edad con quien hacer... bueno, cosas de niños, y ahora han llegado dos al vecindario.”
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