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Casiopea se da cuenta de que todo comienza a desaparecer y solo quedan sus sombras: las sombras de las personas, los animales, la montaña, su escuela. Es un misterio que tendrá que resolver con la ayuda de su mejor amigo, que ahora está ensombrecido, y de un puercoespín, que tiene un nombre secreto. Es una divertida historia que invita a pensar en el paso del tiempo, y cómo esto hace que las cosas cambien; nos lleva a reconocer el valor de los oficios y de las personas que los desempeñan.
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Seitenzahl: 37
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Casiopea
y las sombras
Primera edición , septiembre de 2019
© 2019 Nicolás Buenaventura
© 2019 Panamericana Editorial Ltda.
Calle 12 No. 34-30, Tel.: (57 601) 3649000
www.panamericanaeditorial.com.co
Tienda virtual: www.panamericana.com.co
Bogotá D. C., Colombia
Editor
Panamericana Editorial Ltda.
Edición
Luisa Noguera Arrieta
Ilustraciones
Alekos
© Shutterstock: Zita, Hatcha
Diagramación
Martha Cadena
ISBN DIGITAL 978-958-30-6536-1
Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio sin permiso del Editor.
Impreso por Panamericana Formas e Impresos S. A.
Calle 65 No. 95-28, Tels.: (57 601) 4302110 - 4300355. Fax: (57 601) 2763008
Bogotá D. C., Colombia
Quien solo actúa como impresor.
Impreso en Colombia - Printed in Colombia
Buenaventura, Nicolás, 1962-
Casiopea y las sombras / Nicolás Buenaventura Vidal ; ilustraciones Alekos. -- Bogotá : Panamericana Editorial, 2019.
68 páginas : ilustraciones ; 21 cm. -- (Colección corcel)
ISBN 978-958-30-5942-1
1. Cuentos colombianos 2. Cuentos policiacos colombianos 3. Fantasía - Cuentos 3. Historias de aventuras
I. Alekos, 1953- , ilustrador II. Tít. III. Serie.
Co863.6 cd 22 ed.
A1645003
CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango
Nicolás BuenaventuraCasiopea
y las sombrasIlustraciones deAlekos
Casiopea
La niña a la que está dedicado este libro no se llama Casiopea, bueno, sí, un poco… ¿Puede uno llamar-se un poco Casiopea, un poco Ariosto, Numancio, Micomicona, Nicodemus, Esculapia o Godofre-do? La verdad es que ese es su nombre secreto y casi nadie la llama así.
Esta historia no me la contó ella, sin embargo pudo habérsele ocurrido. La niña que no se lla-ma Casiopea, bueno, sí, un poco, sabe muchas historias.
No puedo decir aquí cómo se llama porque revelaría el secreto de su nombre. Sé que cuan-do lea estas páginas sabrá que fueron escritas para ella, Casiopea, mi constelación.
También para ti, lectora, lector,que has aceptado la aventura de este libroy que tal vez también tengas, o quieras,un nombre secreto.
Índice
Un puercoespín
Un perro, un carromato y un caballo triste
Una sombra
Muchas sombras
Aspavientos
Una cámara oscura
El desensombrecimiento
Un mago y un truco
Varios colores, una luz que se apaga y otra que se enciende
Coendú, un “aparato estenopeico” y seis árboles
I
Un puercoespín
—¡Si quieres venir conmigo tienes que caminar más rápido! La carta de Federico decía que era urgente. Además, si Arnulfo llama a mi papá y no estoy en la casa de mi tía, se van a preocupar.
Casiopea se detuvo. Pensó que su nuevo ami-go no iba a entender. Lo miró y… Sí, era evidente, alguien que mira con esos ojos no ha entendido nada.
—Está bien. Si prometes ir más rápido te lo cuento todo desde el principio, pero antes quisie-ra saber cómo te llamas. A mí me gusta adivinar
el nombre de las personas. Yo le adiviné el nom-bre a mi gata, Crayola. Claro que es la primera vez que me encuentro con un puercoespín. Sé que eres un puercoespín porque vi una imagen tuya en mi libro de Ciencias Naturales y desde entonces quiero conocerte. ¿Será que te llamas… Espera, no me digas, lo voy a adivinar. Valentín? ¡Sí, Va-lentín Puercoespín! Por la cara que pones creo que no adiviné. Todavía me quedan dos oportu-nidades, siempre es así: son tres oportunidades; si no, el juego no vale. ¡Te llamas Espinosa, como mi profesor de Manualidades! ¿Tampoco? Mmm. Me queda una. A ver… ¡Chucitos, eso es! ¿No? Entonces perdí. No importa que no haya adivi-nado, ¿verdad? De todos modos, yo tampoco me llamo Casiopea. Ese es mi nombre secreto. Un amigo dice que uno debe llevar un nombre se-creto, para ponérselo cuando tiene que enfrentar grandes peligros, como las pesadillas. Dice que si te pones tu nombre secreto, las sombras que hay en las pesadillas no te ven y no te pueden atacar. Él fue quien me dio ese nombre, Casiopea. Nunca antes se lo dije a nadie. Ahora tú y yo tenemos un secreto. ¿Y si decimos que Chucitos es tu nombre secreto? Así tendríamos dos y dos secretos com-partidos son una amistad, ¿no te parece? ¡Apúrate, no te quedes!
Ese es uno de los poderes de Casiopea, es capaz de hablar con los árboles, con todos los animales… Sí, también con los insectos, con las piedras y hasta con algunos objetos. El proble-ma está en que ni los árboles, ni los animales ni las cosas saben contestarle. No importa, ella suele adivinar