El desprecio del CEO hacia mí - Islande Francois - E-Book

El desprecio del CEO hacia mí E-Book

Islande Francois

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Beschreibung

Sofía es una mujer que se esfuerza por ser independiente en términos económicos y por esto, cuando obtuvo un puesto laboral como secretaria de alta gerencia en una gran empresa, fue un motivo de felicidad, ¡había logrado una meta y podía proyectarse! Sin embargo, su jefe, el CEO de la compañía, provocó que esta sensación de plenitud se transformara en su tragedia. Ni siquiera la traición de su pareja importó. Tampoco el amor de Rosa y la amistad de Héctor y Matías, todos compañeros de trabajo. Nada pudo igualar el desprecio que su jefe le demostró desde el primer día y que, durante el transcurso de los años, alcanzó un punto de quiebre en la vida de Sofía. Ya nada será igual porque, aunque siga respirando, ella siente que murió. Desde un presente trágico, la autora utiliza un racconto para narrar cómo sucedieron los hechos conforme transcurrió el tiempo. En esta retrospectiva, conocemos los anhelos y temores de Sofía, la protagonista narradora, su entorno íntimo, sus amigos, su vida laboral, etc., hasta llegar a la actualidad, momento en el que ya no quedan sueños, sino fortaleza para asumir, incluso la injusticia. «El desprecio del CEO hacia mí (la ruina de Sofía)», de la escritora haitiana Islande Francois, es la historia de una mujer que simboliza la voz de las que callan.

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©Copyright 2023, by Islande Francois Colección El tren de las Novelas «El desprecio del CEO hacia mí (la ruina de Sofía)» Novela chilena, 158 páginas Primera edición: julio de 2023 Edita y Distribuye Editorial Santa Inés Santa Inés 2430, La Campiña de Nos, San Bernardo de Chile (+56 9) 42745447Instagram: santaines editorialFacebook: Editorial Santa Iné[email protected] Registro de Propiedad Intelectual N° 2023-A-7740 ISBN Impreso: 978-956-6107-53-8 ISBN Digital: 978-956-6107-61-3 Edición Gráfica y Literaria: Patricia González Diseño de Portada: Natalia Esmeralda Edición de Estilo y Ortografía: Susana Carrasco / Patricio Negrete Impreso en Chile / Printed in Chile Derechos Reservados

Agradecimientos

Los seres humanos siempre necesitamos un poco de apoyo aunque muchas veces nos quedemos en silencio porque no todos sabemos abrirnos a los demás. De una manera u otra, cada persona tiene su personalidad, sus gustos, todo lo que le hace ser única; de igual forma, siempre queremos un apoyo aunque permanezcamos callados o parezcamos independientes.

La vida está hecha para vivir en comunidad; como personas, somos parte de la sociedad en la que vivimos. Por ello, es sumamente importante cuando encuentras personas que te apoyan y que creen en ti porque cada uno de nosotros tenemos un talento guardado, cada uno de nosotros estamos hechos para algo especial, para contribuir a nuestra manera en la sociedad.

Así que es de honor y de gran importancia cuando tu familia, tus amigos, conocidos y la sociedad misma te apoyan para que puedas florecer y embellecer tu mundo y el mundo común en el que vives.

En este contexto, tomo mi tiempo para agradecer a esas personas que siempre me han apoyado. Me siento bendecida, gracias a Dios y a ustedes por creer en mí y por apoyarme. Doy las gracias a Dios por su amor y fidelidad, porque sin Dios no soy nada ni nadie; si no fuera por Dios, no creo que estaría con vida ni donde estoy ahora. Dios me ama y yo a él, el amor de Dios no tiene comparación.

Agradezco a mi familia por todo lo que hacen por mí:

Mi mamá: Christa Janvier

Mi papá: André Francois

Hermanos: Emmanuel Francois y Samuel Francois

Hermanas: Sherline Louis Jean, Rose Andre Francois,

Mithama Francois, Margalie Francois

y mis dos hermanas que están en el cielo:

Christine Francois y Margareth Francois.

Mis sobrinos: Eli, Milourah, Francesca y Emmanuel.

¡Amo demasiado a mi familia!

Agradezco a la Editorial Santa Inés por creer en mí y aceptarme; por haber visto más allá de mis orígenes; por creer en la literatura y el talento aunque no soy latina, soy mujer francófona, en mi país natal, hablan francés y creole y, con mi tiempo, en Chile, aprendí el español. Siempre estaré muy agradecida con mi editorial, especialmente con la editora Patricia González y su hija Lilith, y, también, con la editora Susana Carrasco.

Agradezco a mis amigos:

Primero a la profesora Gabriela Díaz del liceo Gabriela Mistral. Ella fue la primera chilena que vio mi talento y que me ha apoyado constantemente con todo su corazón. Agradezco a todos del liceo Gabriela Mistral.

Agradezco a mi amiga Millaray Cárcamo Hermosilla que siempre me ama y me apoya, yo la amo también. Agradezco a mi mejor amigo Rodrigo Alexis Michea Jiménez que siempre cree en mí y que está ahí para mí.

Agradezco a mi amiga y profesora Evelyn Sandoval Vázquez que siempre me apoya y me escucha. Agradezco a mi amiga Vanessa Dacier (Sassou) que me quiere demasiado y que siempre me ayuda con el alma y admiración.

Agradezco a mi amigo y colega Jean Jacques Pierre Paul, que admiro mucho por su talento y personalidad.

Agradezco a mis amigos:

Gloria Pamela Herrera Herrera

Nahomie Guervil

Lucien Marie Florence

Marie Colette Brice

Paz Basaure

Claudana Augustin

Cyril Argentine

Dira Paez

David Romain

Que siempre me ayudan de verdad y me quieren como soy.

Agradezco al escritor chileno Rodion Chijack (Luis Canales). Gracias a Dios y a él, he podido llegar hasta donde estoy, él es muy importante en todo esto.

Agradezco a la escritora mexicana Fede Luna (Vianney Hernández) que siempre me apoya y escucha. Agradezco a todos ustedes que están ahí para mí, que me están apoyando. De verdad les amo mucho y estoy muy agradecida de tenerles a mi lado.

En especial, agradezco con el alma a Chile por todo. Gracias a Dios y a Chile, mi sueño se hizo realidad.

Les amo mi gente.

Muchas gracias y saludos cordiales.

Islande Francois, autora

Comentario

Existe en este relato, sin lugar a dudas, una situación de profunda psicología.

A ella, la protagonista y narradora, el género masculino le mantiene una deuda, un déficit sumamente grande, pero invisible. Sin embargo, no puede evitar intuir el desenlace frente a la conducta de ambos hombres a quienes se enfrenta, en duras circunstancias. Pero sean cual sean estas, encontrará la forma de cobrar los sentimientos que algún día le faltaron.

Aun así, el personaje se empeña incansable por llevar su cruzada de encontrar la diferencia en los límites del respeto, el buen trato y la dignidad humana.

Su frustración, más profunda de lo que ella imagina, acomoda las piezas en el tablero. Y se obliga a aceptar su destino implacable, decisivo, incluso teniendo todo el juego a su favor, existe la sombra que la persigue. Su destino marcado, independiente de los géneros y posiciones sociales, le falla, quedando frente a un abismo bajo sus pies, llamándolo «El desprecio del Ceo».

Susana Carrasco, periodista

Capítulo 1

—¡Asesina, asesina, mataste a mi padre, maldita asesina de mierda! —me está gritando Carlos, el hijo de mi jefe, CEO Mauricio Luis, que maté hace cinco días.

—¡Ella merece la condena más alta! Esa maldita asesina, por dejarme viuda, por dejarme sin mi querido marido —me está gritando Mariela, la mujer de Mauricio Luis, mi jefe CEO, que maté hace cinco días.

Aquí estamos en el tribunal, para el veredicto del juez, ahí está esa gente que me grita e insulta sin piedad. Yo nunca pensé, en mi vida, que llegaría a matar a alguien. La vida es tan imprevisible e injusta. A veces, la vida es una puta injusta, que te hace pasar por lo peor. Yo sé que como ser humano a uno le pueden pasar tantas cosas, pero nunca pensé que a mí me pasaría una situación como la que estoy viviendo ahora.

—Por favor, que todos se pongan de pie para la sentencia del juez sobre el caso De la Paz-Moyana —dijo un gendarme, delante de la corte.

Aquí estoy, como una niña que perdió todo el sentido de la vida, que perdió todos los valores existentes. Hubo un tiempo que tenía tantos sueños, que planeaba viajes para distintos lugares, mi imaginación sobre el mundo era algo muy amplio. Tantos sueños yo tenía, tantas cosas yo quería hacer, pero lamentablemente aquí estoy ahora, atrapada en un tribunal para escuchar mi sentencia. Esa sentencia que va a detener toda mi vida en una cárcel, todos mis sueños quedarán en el olvido, en una parte de mi mente y nunca serán visibles como una caja vieja por fuera, llena de diamantes por dentro.

La gente está ahí mirándome, como si fuera la peor persona existente, ahí, de lejos, todos pueden ver el odio que reflejan los ojos de la familia de mi víctima.

Aún no puedo creer que yo, Sofía Macarena, haya asesinado a un ser humano, esos pensamientos me hacen sentir tan frustrada y desesperadamente perdida, en esta situación que me dio la vida, ¿o en esta situación que yo misma elegí?

¿Tenía otra opción? Puede ser que sí, puede ser que no, pero esa tarde no pensé en otra opción que matar a ese maldito que vivió humillándome. Desde que llegué a la empresa, hace diez años, lo único que hizo esa mierda fue humillarme y despreciarme. Como si yo fuera de otro planeta o como si yo fuera una especie rara.

«La vida será justa contigo hija mía, ya verás cariño, estoy tan orgullosa de ti y sé que tú serás el orgullo de nuestra familia», así me dijo siempre mi madre, que en paz descanse. Ella era una mujer tan trabajadora, del campo y creyente, una mujer digna de admiración por su fuerza y valentía de haber sido capaz de educar sola a su pequeña hija. Dado que mi padre, ese maldito, la dejó cuando ella le dijo que estaba embarazada de mí.

A veces, me pregunté si ese hombre no hubiera dejado a mi madre, quizás ella podría estar aún con vida o quizás yo nunca tendría que haber trabajado en esa empresa, donde encontré a este maldito CEO, que es la ruina de mi vida. Sí, maté a este maldito y aunque esté muerto, aún me está persiguiendo, me está dejando en la ruina este maldito de mierda.

Mi mamá, ella que pensaba, que planeaba un buen futuro en su mente para mí, nunca pensó que la vida podría ser la peor puta, por dejar entrar a este maldito hombre en mi vida que ahora me dejó arruinada sin ninguna salida. Mi mamá ha de estar muy molesta en su tumba al ver la ruina de su única hija. Sí, mi ruina, yo Sofía Macarena, estoy arruinada.

Sí, estoy arruinada, porque el desprecio del CEO hizo nacer en mí el odio hacia él y ahí le maté. Ahora me quedé en la ruina. Ninguna joven mujer, en su vida, llegaría a pensar que a tan temprana edad su mundo podría transformarse así; en vez de vivir y disfrutar de la vida. Le tocará estar encerrada entre cuatro paredes. Ninguna de nosotras en aquel momento de nuestras vidas, pensamos en aquella desgracia.

Pero aquí estoy, me tocó esta maldición. Una maldición que no busqué, una maldición que me atrapó por culpa de un desgraciado arrogante, que creía ser más que yo, que se creía un ser superior a todos. Este maldito malcriado, que pasaba su tiempo despreciándome, en su maldita boca siempre vi cómo él disfrutaba eso. Siempre vi orgullo en su rostro de mierda, su rostro de cerdo sin escrúpulos. Parece que este hombre no tenía una madre, porque este idiota ni sabía cómo tratar bien a una mujer.

Su maldita mujer que está acá gritándome asesina sin parar, yo sé que adentro esa mujer hipócrita, está feliz por la muerte de esta mierda de hombre que no sabía tratar bien a las mujeres. Ella estaba a punto de divorciarse de él, por todos los maltratos que había sufrido, por todas las infidelidades, por todos los sufrimientos que le causó este maldito, ella sí está feliz. Pero ahora, esta maldita aparenta un falso sufrimiento para quedarse con toda la fortuna de este idiota que maté.

Él me trató tan mal y a ella también a su vez, pero a mí me toca ir a la cárcel y a ella le toca disfrutar de su libertad y de la riqueza del maldito; sin duda, ella también le quería matar, porque varias veces, mucha gente intentó asesinar a ese despreciable ser humano porque ese malvado jefe de la concha de su madre, por su poder abusaba de las mujeres de distintas formas, sin ninguna piedad.

Ahora, soy yo la malvada porque que tengo su sangre sobre mis manos y tengo su sangre sobre mi cuerpo, en todo mi ser tengo su sangre, y el odio me llenó por todas partes. Sí, ahora soy la culpable, soy la maldita asesina que mató al hombre ejemplar del que está hablando este maldito fiscal, todos los días del juicio. ¿Qué sabe? El fiscal también es un maldito arrogante por la manera que está hablando de mí. Este maldito fiscal con tanto desprecio me está preguntando, me está presentando ante la corte, como si este idiota supiera en realidad quién soy.

Tengo tanta rabia y tanto odio por los hombres. Estos imbéciles siempre me arruinaron la vida, siempre me han traicionado. Estas mierdas siempre me han tratado mal. Yo siempre hice lo posible para tener y guardar mi dignidad como mujer, pero como siempre en el camino, por causa de buscar la hüeá del dinero para sobrevivir, siempre me encontré con un idiota que terminó por arruinarme de una forma u otra.

Así que aquí ando en mi fin. La gente defiende al maldito y a mí nadie me está defendiendo, hasta mi puta mierda de abogado finge que me está defendiendo, pero en realidad este imbécil no hizo grandes cosas para que yo pudiera tener la pena mínima y así todos pudieran ver los malos momentos que me hizo pasar ese perro de mi jefe CEO.

Pues, aquí estoy en mi realidad, una pobre mujer huérfana, que estaba luchando para sobrevivir, nadie me va a creer nada. Nadie va a creer los daños psicológicos, morales y físicos que me hizo pasar mi maldita víctima. Así es el mundo, como una mujer pobre, una simple trabajadora no tengo el derecho ni los recursos suficientes para hacer ver lo que me ha hecho llegar a matar a mi jefe.

Pero, ¿quién quiere ver la belleza del alma de una asesina? Quiero gritar en voz alta que no soy una asesina, quiero gritar sin parar para defenderme yo misma. Dado que todos están en contra mía, nadie puede ver mi grandeza interior, todos miran solo mi pobre apariencia y mi desgraciada situación de mujer de clase vulnerable.

Capítulo 2

Si nadie está dispuesto para ver, al menos, que siempre fui una buena persona. Que esta situación en la que me encuentro nunca la he deseado, tampoco esperado; sin embargo, cada acto en la vida lleva a su vez una consecuencia. Es la consecuencia que me tocó por haber actuado de forma impulsiva, por haber actuado por emociones. En mi agonía, estoy tan arrepentida por esta desgracia que yo misma creé en mi vida al matar a este cerdo. Por otra parte, me siento aliviada por al fin vengarme de esa mierda, por al fin vengar a todas esas mujeres maltratadas, violadas, abusadas de una forma u otra por los malditos hombres que se creen dueños del mundo, que se creen dueños de nosotras. Ya no tenemos dueños. Nosotras somos dueñas de nuestras vidas. Solamente sabemos amar y nos encanta sentirnos amadas, pero de igual forma nos gusta nuestra libertad. Pero la mayoría de las veces estos hombres no entienden eso.

Me estoy diciendo a mí misma, ya Sofía no hay excusas por matar. Todos saben que no hay excusas por matar, no somos la ley. No tenemos derecho a quitar la vida a nadie, tampoco a nosotros mismos; sin embargo, a veces, en el momento de tantas desgracias, uno no tiene tiempo de pensar bien las cosas.

Ya, yo tampoco lo pensé dos veces. Ya, lo vi en el piso a este imbécil cuando lo maté; lo miré con tanto odio en el piso. Y este que se creía tan arrogante, tan superior. Cuando estuvo en el piso se veía igual que los polvos del piso, se veía como una caja vieja, una caja sucia que nadie necesitaba.

No soy una mujer violenta, nunca pensé ser una maldita asesina, pero, ¿qué creen esas personas cuando andan humillando a los demás como si los demás fueran una basura, como algo que no vale nada? Ellos mismos hacen nacer el odio en el corazón, ellos mismos son culpables de todo esto.

—Dado las pruebas presentadas por la fiscalía, los testimonios de los testigos, con todo aquello se determina que la señorita Sofía Macarena Moyana es culpable. Puesto que la defensa no ha presentado pruebas, nada que pudiera justificar que la señorita ha hecho este acto en legítima de defensa, no hay ninguna prueba que ha mostrado la violación de derechos humanos que nos ha enunciado el abogado de la acusada. Por tanto, el veredicto es que la señorita Sofía Macarena Moyana recibirá la condenada de pena máxima, cumpliendo cadena perpetua en la cárcel pública para mujeres. Sesión terminada, se pueden retirar —dijo el juez.

A mí no me queda nada más en mi ser, después de escuchar el veredicto del juez. Ahí están los policías que me están llevando a la cárcel, y esas personas tan felices que me están mirando con asco. Ellos, que están gritando muy fuerte su victoria, pero yo estoy gritando en mi misma mi devastación, estoy gritando en mi agonía y nadie me escucha, y nadie me pudo ayudar o entender.

Mientras que me están llevando afuera para ir a la cárcel, la gente me está insultando, me está gritando de todo lo malo existente.

—¿Así que ves maldita asesina? En nuestro país hay justicia. Vas a pagar todo lo que has hecho, jamás verás la luz del sol, jamás serás libre. Ahora me doy por dichoso porque tú, ¿me estás escuchando? Tú, desde hoy, estás muerta como has matado a mi padre. Pero lo peor, en tu caso, es que pasarás tu vida pagando por lo que has hecho, y mi padre ya está descansando en paz. Tú nunca tendrás un descanso, ¿estás escuchando, maldita asesina? Nunca tendrás un descanso —dijo Carlos.

Al escuchar la voz de este pequeño tonto, igual a su padre, me estoy diciendo: ¡ay, vida, en realidad eres una puta injusta! Yo nunca tendré mi justicia por ser pobre, por ser una mujer huérfana, por no tener dinero, nunca tendré justicia: vida injusta y favoritismo del dinero.

Esa gente afuera casi podría matarme al acercarse a los policías para pegarme. Sus voces se armonizan para gritarme en conjunto ¡asesina, asesina, ya tienes lo que merecías, ya te vas a ensuciar en la cárcel porque allá perteneces mujer asesina!

Yo les estoy mirando. Toda esa gente ni me conoce, ni sabe mi historia, ni sabe de las luchas que yo tenía que dar para salir adelante. Yo hice tantos esfuerzos para conseguir este trabajo, yo pensé que mi vida cambiaría en ese lugar, pero no de esta forma.

A mí, ¿quién me dará justicia? ¿Quién valorará mis esfuerzos? No sé si es una maldición de ser pobre o si solamente fue el error de mis padres de darme vida sin preparación. De todas formas, no me voy a quedar ahí para juzgar a mi querida madre, ella hizo lo posible por mí.

«Hija, eres mi alegría, eres la felicidad de mi alma, has dado un sentido a mi vida con tu existencia; me has ilimitado el alma con tu hermosa persona de interior y de exterior», así siempre dijo mi madre.

En este momento preciso, me alegro mucho que no está aquí mi madre, ¡oh, sí tanto me alegro! Por primera vez, me alegra su ausencia porque sé que ella no podría aguantar, ella no podría soportar ver que su única hija, que su amada hija irá a la cárcel. Ya, aunque toda puta que es la vida, madre, pero ella te ha evitado ver mi ruina. Esa ruina que ella misma me dio o que yo misma busqué en conjunto a ella.

De todas formas, no hay nada más que decir, no tengo a quién culpar, no tengo a quién pedir cuentas. Lo único que me quedó es perderme en este anhelo de justicia que nunca tendré.

«Los pobres no tienen justicia, mi querida Sofía», así mi conciencia me está hablando. «Sí, me doy cuenta de mi rango social, me doy cuenta de donde soy».

Yo sé que ser pobre no es excusa para comportarse mal, para justificar los malos actos. Pero no estoy justificando nada, solamente estoy quedándome en mis opiniones, en estos demonios que están en mi contra. No puedo ver dónde está mi error por darme tantas penas sin piedad la vida.

Capítulo 3

Diez años antes

En la calle sin salida, donde la noche está muy oscura, el cielo parece que no está en su mejor momento. Adrián y yo, mi novio de hace tres meses. Ya no sé por qué nunca las relaciones amorosas me pueden durar más tiempo, ya no importa si sea algo duradero o algo del momento. Lo que sí vale la pena es que a mí me encanta disfrutar el sexo, y que el chico me pueda hacer gritar de todos los placeres del mundo. No soy una chica estúpida, pero en el sexo sí lo soy, por decir toda la verdad. Ahí estoy en un pequeño motel con mi novio recién conquistado, disfrutando de una noche en una cama tan suave y el olor del lugar está espectacularmente atractivo. Este chico no es tan hablador, en nuestros tres meses juntos, hicimos el sexo más veces que conversar. Él y yo parecemos dos adictos al sexo.

—Adrián, mi amor, te quiero sentir más adentro de mí, sí, así cariño, así, mi vida, vas muy bien —le hago saber ahora que estoy disfrutando del sexo con él, en este cuarto de motel en una cama tan suave y con esa manera suya de darme placer, me siento tan atrapada con su cuerpo desnudo junto al mío.

—Te quiero hacer mía para siempre, chica. Ningún hombre más puede darte tantos placeres como yo, déjate llevar cariño... Déjame ir de paseo contigo a las nubes —me está murmurando Adrián al oído. Tan suave y dulce se puede escuchar su voz, ¡oh, madre mía! Este chico me está volviendo loca con sus hermosos labios y su aliento tan agradable. Me dejo llevar.

—Déjame disfrutar todo de tu parte más íntima, mi amor. —dijo Adrián y, lentamente, con sus hermosos labios ahí, se dirige a mi parte íntima. Puso su lengua adentro de mi vagina.

—Ahí, sí, Adrián, no pare por favor, mi amor, por favor no pare —digo con mis ojos cerrados y me pongo a disfrutar del placer que me está dando este chico tan guapo.

—Así te gusta, ¿verdad, cariño?

—Sí, cariño, así me encanta —respondí.

No hay mejor manera de sacar el estrés que uno tiene, donde mañana será un gran día para una entrevista de trabajo. Entrevista que, sin duda, me va a cambiar la vida. Pero por el momento, lo único que me importa es disfrutar de esta noche con mi guapo novio.

—Sofía Macarena eres tan dulce, mi amor; yo nunca he encontrado una mujer tan buena como tú en la cama.

—¡Sí, cariño! Tú también eres tan dulce. ¡Somos la pareja perfecta! —le dije.

—Espero que mañana todo salga bien para ti en la entrevista porque yo sé que eres una chica sumamente inteligente, cariño, eres buena en todo, mi hermosa novia Sofía Macarena —dijo, animándome.

—Gracias, mi amor. Sí, también espero que todo salga bien mañana. Espero con fe no más, cariño.

—Sí, cariño, todo estará bien. Te agradezco mucho por hacerme sentir tan bien como siempre —dijo Adrián.

—Tú también, mi amor. Te agradezco por hacerme sentir viva. ¡Eres toda una delicia, mi amor!

—Vamos a dormir ahora, baby, que mañana tienes una entrevista importante.

—Sí, cariño —le dije.

Ahí estoy en sus brazos tranquilamente, disfrutando del momento. Este chico sabe cómo darme placer y locura en la cama, pero cada vez que empezamos una conversación, siempre él la corta, siempre busca una excusa para no tener una conversación larga y seria.