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Gracias y desgracias del ojo del culo, dirigidas a Doña Juana Mucha, Montón de Carne, Mujer gorda por arrobas es una de las mejores pruebas de que Francisco de Quevedo fue un autor satírico extraordinario. Quevedo es uno de los grandes maestros del soneto europeo —junto a su rival Luis de Góngora, o a Shakespeare y John Donne—. Sin embargo, esta otra arista de su obra es menos conocida. El lector actual descubrirá enseguida qué irreverente sigue siendo hoy este opúsculo blasfemo y escatológico. Aquí se habla las Gracias y desgracias del ojo del culo, la miseria y la grandeza de nuestro órgano más íntimo y recóndito. Escrito hacia 1622, este texto jamás fue publicado en vida del poeta. Solo después de su muerte circuló clandestinamente durante mucho tiempo como una obra anónima. Para muchos estudiosos, detrás de lo jocoso y de la demostración de ingenio, se pueden encontrar otras lecturas. Entre ellas una sátira despiadada de la sociedad de su tiempo. Lo escatológico fue uno de los temas que abordó Quevedo con mayor profusión. No es raro porque en el Siglo de Oro era uno de los temas habituales de la literatura, heredado del pasado. Sin embargo, a pesar de que cada vez se aplauden más estas sátiras quevedianas, siguen siendo parte de la obra menos conocida de Quevedo. «Quien tanto se precia de servidor de vuesa merced, ¿qué le podrá ofrecer sino cosas del culo? Aunque vuesa merced le tiene tal, que nos lo puede prestar a todos. Si este tratado le pareciere de entretenimiento, léale y pásele muy despacio y a raíz del paladar. Si le pareciere sucio, límpiese con él, y béseme muy apretadamente.»
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Seitenzahl: 20
Veröffentlichungsjahr: 2012
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Francisco de Quevedo y Villegas
Gracias y desgracias del ojo del culo, dirigidas a Doña Juana Mucha, Montón de Carne, Mujer gorda por arrobas
Barcelona 2023
Linkgua-ediciones.com
Brevísima presentación
La vida
Francisco de Quevedo y Villegas (Madrid, 1580-Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645). España.
Hijo de Pedro Gómez de Quevedo, noble y secretario de una hija de Carlos V y de la reina Ana de Austria. Francisco de Quevedo estudió con los jesuitas en Madrid, y luego en las universidades de Alcalá (lenguas clásicas y modernas) y Valladolid (teología). Tras su regreso a Madrid tuvo la protección del duque de Osuna, con quien viajó a Sicilia en 1613.
Tras ser nombrado Osuna virrey de Nápoles y Quevedo ocupó su secretaría de hacienda y participó en misiones políticas contra Venecia promovidas por su protector. Cuando éste cayó en desgracia Quevedo sufrió destierro y prisión, pero regresó a la corte tras la muerte de Felipe III. Durante años tuvo buenas relaciones con Felipe IV, aunque no consiguió ganarse la simpatía de su favorito, el conde-duque de Olivares. Estuvo recluido en un calabozo del convento de San Marcos de León, donde estuvo hasta 1643, víctima de una conspiración.
Murió en Villanueva de los Infantes en 1645.
Sin duda alguna este breve texto es una de las mejores pruebas de que Quevedo no solo fue uno de los grandes maestros del soneto europeo —junto a su rival Góngora, o a Shakespeare y John Donne—, sino también un autor satírico extraordinario. Escrito hacia 1622, jamás fue publicado en vida del poeta y aun después de su muerte circuló clandestinamente durante mucho tiempo como una obra anónima. El lector actual descubrirá enseguida qué irreverente sigue siendo hoy este opúsculo blasfemo y escatológico sobre la miseria y la grandeza de nuestro órgano más íntimo y recóndito.
Dedicatoria: Dirigidas a Doña Juana Mucha, montón de carne, mujer gorda por arrobas
Escribiólas JUAN LAMAS, EL DEL CAMISÓN CAGADO.
Edición de DANIEL LEBRATO, Maestro Oculista.
Quien tanto se precia de servidor de vuesa merced, ¿qué le podrá ofrecer sino cosas del culo? Aunque vuesa merced le tiene tal, que nos lo puede prestar a todos. Si este tratado le pareciere de entretenimiento, léale y pásele muy despacio y a raíz del paladar. Si le pareciere sucio, límpiese con él, y béseme muy apretadamente. De mi celda, etc.