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Este libro describe de forma comprensiva, cómo Jesús sigue obrando milagros en las vidas de la gente, hoy en día. Testimonios increíbles que inspiran y motivan, asombran, traen esperanza y un refresco de confianza personal en Jesús. Preguntas, argumentos y obstáculos al trabajo sobrenatural de Dios están estudiados bajo la única verdad de esta afirmación: Nada es imposible para Jesús. Las experiencias personales y cambios en las vidas te animaran a ver tus propias situaciones bajo una luz diferente, a cogerlas y ponerlas en manos de Jesús y cambiarlas.
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Seitenzahl: 139
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El emocionante viaje hacia la dimensión de Dios
Relatos de las obras de Jesús hoy en día
Dedico este libro a tres personas, las que más han afectado mi vida con Jesús: ¡mis padres, y mi esposa Andra!
A mis padres
Me han dado una infancia segura y feliz y han presentado a Jesús y en la fe desde el principio. Gracias a ellos llegué a conocer a Jesús y la Palabra de Dios y he aprendido a amarla.
Me han animado una y otra vez a seguir con Jesús en sus caminos. A seguir creyendo, aunque no podía entender algunas cosas todavía o no sabía cómo ponerlas en práctica.
Su propia vida se convirtió en un ejemplo para mí en muchas áreas. Durante mi infancia y juventud, ellos siempre intentaron bendecirme y un conocimiento sano del hecho de que Jesús me ama, que Él está siempre por mí y que mi vida tiene importancia y un llamado. Este conocimiento ya se mostró en un examen de la escuela en la que terminé escribiendo estas palabras:
“Por gracia soy lo que soy”
Es un regalo enorme de Dios teneros como padres. Gracias de corazón por todo lo que habéis invertido en mi vida. Gracias por todas vuestras oraciones, consejos, apoyo, advertencias y lágrimas por mí a causa de mí.
El Señor Jesús, nuestro mutuo Salvador, os bendiga grandemente y os ofrezca muchos años más de felicidad. Vuestra recompense en el cielo será grande.
¡Muchas gracias, os quiero!
A Andra,
¡El amor de mi vida!
Dios nos juntó, para que pasáramos la vida juntos, creciendo como pareja y con Él. Descubriendo la fe en dimensiones que antes no conocíamos, server a Dios y a la gente ganando muchas almas para Jesús, encendiendo el fuego en su interior para Él.
Gracias por tu paciencia y apoyo, cuando no entendía algunas cosas, no quería entenderlas o me escapaba de ellas.
Gracias por tus oraciones que me han acompañado en mi trabajo como policía, durante mi día a día y mi ministerio spiritual.
Gracias por más de 34 años de matrimonio ahora con amor que va en aumento y gozo el uno para el otro.
Gracias por los viajes juntos y aventuras con Jesús, sé que no siempre ha sido fácil para ti estar conmigo.
Eres una mujer maravillosa: fuerte, directa, una visionaria y con fe fortificante.
Gracias por animarme y apoyarme en esto, mi primer libro. De alguna manera sospecho que no será el último.
Mi querida – ¡Te amo desde el fondo de mi corazón!
En este libro voy a contaros algo sobre mi vida. Una vida normal y corriente.
No es un libro de estudio teológico o una enseñanza clásica, sino un testimonio personal.
Por esa razón, lo contaré así como lo he experimentado.
Contaré como Dios se las arregló para convertirme en un compañero de trabajo activo a su lado. Hubo obstáculos y bloqueos, pero más y más victorias se hicieron visibles también.
Os contaré como experimenté sanidad personalmente, y como mi mujer y yo llegamos a orar por personas alrededor del mundo, con resultados impresionantes.
Hoy experimentamos más y más milagros en el área de sanidades y Dios actuando, así esparcimos esto alrededor y lo explicamos a la gente para la honra de Dios.
Todos los relatos en este libro son experiencias personales de nosotros dos. Sólo hemos dejado sin poner los nombres de las personas para privacidad. Por ello solamente mencionamos el género y tal vez la edad en el momento de la sanidad.
A no ser que se mencionen otras localizaciones, todas las sanidades y acontecimientos ocurrieron en nuestra iglesia “Jesus Gemeinde Bamberg / Alemania”.
Bajo el encabezado “Relato”, Andra y yo contaremos sobre las sanidades y milagros que experimentamos sin necesariamente mencionar detalles.
Cuando se use la palabra “Pastor” o “Pastora”, nos referimos a nosotros dos como los pastores y líderes de “Jesus Gemeinde Bamberg”.
Los relatos individuales están explicados desde una perspectiva en primera persona, porque nos lo contaron de este modo a nosotros.
Escribo este libro porque estoy entusiasmado sobre Jesús, más y más. Y también sobre las cosas que Jesús sigue haciendo hoy, porque reconozco que no lo escuchamos tan a menudo como deberíamos.
Lo escribe porque estoy agradecido de que Jesús me ha guiado hacia la dimensión de obras sobrenaturales. Las cosas que pensaba eran imposibles hace años, están ocurriendo más y más en nuestra vida y a través de nuestro ministerio actualmente.
¡A Jesús sea toda la gratitud y honor! Es todo sobre Él, no sobre mí. Jesús es el Salvador, sanador y rescatador, no yo. Yo puedo y quiero exponer sus grandes obras y maravillas.
Les mostramos a las personas que no conocen a Jesús todavía, que Él les ama, que está interesado en ellos y quiere demostrárselo. Queremos ayudarles a entrar en una relación personal con Jesús, liberarles, para que puedan recibir el perdón y que sus vidas tengan un nuevo sentido, ayuda y fortaleza. Una vida para la eternidad. Una vida aquí en la Tierra con la posibilidad de experimentar esta ayuda y poder sobrenatural por ellos mismos y darlo a los demás.
Ya te digo: Jesús es tan fabuloso; ¡te quedarás asombrado!
Queremos animar y retar a los cristianos a reflexionar en la convicción de su fe en cuanto a la Biblia y pedirle y permitir al Espíritu Santo que les guíe hacia nuevas dimensiones.
Para así ser o convertirse en seguidores de Jesús que toquen su alrededor con la Palabra de Dios y Su poder, que hace señales y Milagros para honrar al Padre del cielo, el Dios todopoderoso, y representarle a Él en una manera que digna.
¡Porque es por ello que tú y yo hemos nacido
y estamos llamados a hacer!
Auf geht's – Pack mer's
Vámonos
Let's go
Günther y Andra Kunstmann
Bamberg, 2015
Dedicación
Prefacio
Todo empezó con una alergia al polen
El Sol no te dañará
Relato de Sanidad Parte I
¿“Oración de sanidad”?
Relato de Sanidad Parte II
Demonios huyen
Relatos de liberación
Desconocido y silencioso
Relato de Sanidad Parte III
La Gran Comisión
Relato de Sanidad Parte IV
Sorprendente desarrollo
¿Conoces a Jesús?
Y por fin todo viene diferente
Epilogo
Un descubrimiento aterrador
Tienes unos 30 años, estas agradecido y feliz de que estás fuerte físicamente, tienes planes y estás listo para conquistar el mundo, y te sientes fuerte como para arrancar árboles del suelo.
¿Quién puede pararte?
Y luego, mi perspectiva del mundo así, cambio completamente por un accidente como este:
¡Fiebre del heno causada por la alergia al polen!
Descubrir esto me golpeó como una tonelada de ladrillos, porque no podía explicarme de dónde apareció esta alergia de repente. Nunca antes había tenido alergia, me encantaba el olor a hierba y heno, sobre todo cuando era tiempo de cosechar el heno, me encantaba hacerlo. Para mí, personalmente, la primavera era una de las estaciones más hermosas del año.
¡Pero de repente todo era diferente!
Quemazón, picor, ojos hinchados, garganta irritada; la nariz goteaba constantemente como una cascada y no había cura.
La medicina no me aliviaba nada en absoluto.
¡Así que bienvenido al club de los alérgicos!
Esta fue una predicción devastadora para mi futuro.
Cada año la temporada del polen de la hierba era horrible para mí.
14 días enfermo, encerrado en una habitación oscura con las ventanas cerradas, los ojos cubiertos con paños de camomila – (¡sí, genial!)
Deseaba ansiosamente que la temporada de polen terminara, para poder salir fuera otra vez. En la naturaleza, a mi trabajo, actividades, amistades y vida social.
Mi estado de ánimo en casa con mi esposa era bastante cansado, tenso e irritable durante estos 14 días – no precisamente mi concepto de primavera.
Te puedes imaginar que, en mi cabeza, mis pensamientos estaban dando vueltas como un tiovivo. Conocía mucha gente que sufría reacciones alérgicas de diferentes tipos, y que no conseguían deshacerse de ellas, y tenían que aprender a vivir con ellas el resto de sus vidas.
A veces era tan horrible que quería irme a vivir al polo norte, porque el polen no existe allí. Pero luego me di cuenta de que allí solamente existe hielo y nieve, ¡nada más! Así que no era una buena alternativa.
Durante este “tiempo de sufrimiento”, este futuro terrorífico estaba dibujado claramente en mis pensamientos. Podía mirarlo de un lado o de otro, pero no veía otra solución más que pedirle ayuda a Dios.
Lo sabía: Si alguien tenía una solución para mi problema, ¡entonces era Él!
“Dios es bueno” - uhm, ¿perdona?
De niño, crecí en una familia con padres que frecuentaban, y gozosamente asistían a una iglesia evangélica, y que amaban al Señor Jesucristo, Dios el Padre y la Palabra de Dios con todo su corazón. Asistía con ellos desde mi temprana niñez, era absolutamente normal para mi ir a la iglesia y crecí con ello felizmente.
En mi temprana edad (cuando tenía 13 años) entregué mi vida a Jesús. Así que, oraciones, promesas de Dios y oraciones contestadas no eran nada extraño para mí. La iglesia y la fe eran un ambiente habitual para mí. La Palabra de Dios me dio poder y dirección, especialmente en la pubertad. Hasta día de hoy estoy agradecido a mis padres, mis hermanos y hermanas en la fe y la iglesia que aquel tiempo, por enseñarme “el camino del SEÑOR” y por acompañarme. Me ayudó mucho a atravesar la vida de manera bastante estable.
Sin embargo, mi camino no fue siempre recto y en mi vida hice muchas cosas de las cuales me arrepentí, volviendo atrás y con necesidad de perdón. Gracias a Dios, Él siempre me perdonó y la mayoría de la gente también.
Era claro como el agua para mi que Dios podía sanar.
Lógico – Él era Dios, y no un cualquiera. Mi convicción era que Él podía hacer y no hacer lo que fuera que le diera la gana.
Aún así, Él simplemente estaría en todas estas cosas. Al menos me daba un poco de consuelo. Esto era lo que me habían enseñado. Por supuesto, yo oraba por sanidad muy intensamente, pero prácticamente nada cambiaba. Yo pensaba “bueno, tal vez tendrás que adaptarte a esto, quizás Dios no quiere sanarte a ti, sólo a otros. Será bueno de alguna manera igualmente”.
Pero yo no sabía para que sería bueno, y me di cuenta de que, muy dentro de mi había ya una pregunta para Dios – “¿y TÚ eres un buen Dios?”
No quería hacerle esta pregunta a Dios directamente, pero esta voz dentro de mí no podía callarse.
Esto me trajo problemas porque por una parte yo sabía totalmente esto:
Dios es bueno
Él me ama desde el fondo de Su corazón
Él tiene buenos planes e intenciones para mi vida
Siempre puedo confiar en Él
Ha entregado a su hijo Jesús para que yo sea salvo
La Biblia está llena de sanidades, prodigios y promesas
Él es todo poderoso y simplemente muchas veces no podemos entenderle con nuestro cerebro.
La Palabra de Dios es para mí y es muy práctica
…
Pero por el otro lado yo no podía comprender a Dios y me preguntaba:
Que pasa con todas estas cosas
Porqué yo (quiero decir, yo era su hijo)
Yo confiaba en Él
Que pretendía mostrarme o enseñarme con esto
Porqué Su Palabra no funcionaba cuando oraba
Y muchas preguntas más…
Al final tuve que llegar a un acuerdo; lo hice, no tenía la solución, estaba rendido a mi destino – pero no estaba realmente contento con ello.
Un descubrimiento increíble
Hay relatos en la Biblia conocidos como
Bautismo en el Espíritu Santo
o la
Llenura del Espíritu
y que está disponible para todos los creyentes que hayan invitado conscientemente y recibido a Jesús como su Salvador y Mesías, y que viven con Él.
¡No viene automáticamente, pero debería ser pedido en oración!
Así que vamos a mirar lo que dicen estas tres escrituras.
Pues, si ustedes, aun siendo malos,
saben dar cosas buenas a sus hijos,
¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo
a quienes se lo pidan!
Lucas 11:13
Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos,
y ellos recibieron el Espíritu Santo.
Hechos 8:17
Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos juntos en el mismo lugar.
De repente, vino del cielo un ruido
como el de una violenta ráfaga de viento
y llenó toda la casa donde estaban reunidos.
Se les aparecieron entonces unas lenguas
como de fuego que se repartieron
y se posaron sobre cada uno de ellos.
Todos fueron llenos del Espíritu Santo
y comenzaron a hablar en diferentes lenguas,
según el Espíritu les concedía expresarse.
Hechos 2:1 – 4
¡Un día por fin recibí esta experiencia y lo cambió absolutamente todo!
No voy a explicar cómo sucedió todo exactamente cuando fue bautizado en el Espíritu Santo – los acontecimientos y los primeros efectos en mi vida. Esto es otra historia que quizás os cuente en otra ocasión.
En mi caso, la llenura en el Espíritu Santo siempre conlleva nuevo entendimiento también. Cosas que antes no podías ver o entender, de repente se vuelven claras y comprensibles. Así mismo me ocurrió a mí.
Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad,
él los guiará a toda la verdad,
porque no hablará por su propia cuenta,
sino que dirá solo lo que oiga
y les anunciará las cosas por venir.
Juan 16:13
De repente supe que la verdad de la Palabra de Dios, las promesas y declaraciones sobre lo que Jesús hizo y pagó a precio carísimo en la Cruz para nosotros – ¡también para mí! – estaba disponible para mí. ¡Jesús lo hizo por mí! Pero no tenía ni idea de cómo tratar con este descubrimiento, estaba solo y no sabía cómo aplicarlo en mi vida.
Empecé a orar y a pedirle a Jesús que me lo explicara, porque si no, ¡este descubrimiento hubiera sido en vano!
¡Y Él se explicó!
Como aclaración, me gustaría mencionar que no empecé a escuchar voces o entré en algún tipo de trance. Pero vinieron pensamientos dentro de mi mente que me hicieron conectar y comprender lo que la Palabra de Dios expresa en ciertas escrituras, lo que realmente significa.
Algunas veces eran pensamientos repentinos, los cuales me hacían cuestionarme “¿y esto de dónde ha salido ahora?”
Era más bien como un diálogo en mi interior. Muy a menudo hasta parecía que estaba justo al lado de Jesús en un relato Bíblico, experimentándolo todo lo más cercanamente posible. Estos pensamientos y percepciones estaban conectadas con un gran entusiasmo, gozo y expectación. De repente sabía lo que significaba hablar a Dios y obtener una contestación.
Quiero decir, me conozco a mí mismo, así que sé lo que yo mismo pienso. Este tipo de diálogo y esos pensamientos eran algo nuevo para mí, y eran absolutamente fantástico. Sabía que era Dios hablándome desde mi interior.
La llenura del Espíritu Santo no había sido realmente enseñada en mi Iglesia en aquel tiempo. Hablar en lenguas, efectos del poder, señales y milagros eran parte de la Biblia (por supuesto – está escrito allí en blanco y negro) pero había muchas personas explicando por qué estas cosas no eran para hoy o por qué no son necesarias. Pero también había la persona de turno que sabía que ya había tenido esta experiencia con el Espíritu Santo, pero todavía según mis ojos, me parecían personas un poco “exóticas” y un poco sospechosas.
Así que esta experiencia con el Espíritu Santo fue el comienzo de un nuevo trayecto en la fe con Jesús, lleno de aventuras, y ha cambiado totalmente mi vida.
Primeros pasos
La primera cosa que Dios me mostró claramente fue así de simple:
“¡Ten fe en mi Palabra y su poder será soltado!”
Así que le contesté: “Desde mi niñez he creído Tu Palabra y conozco mucho sobre ella”.
Él contestó (de la manera que he descrito antes): “Sí, tú sabes mucho, pero aun así no crees en muchas de las cosas, pero simplemente dices “sí” a todo. Tú piensas que esto es fe, pero no lo es. Tener fe o creer significa confiar en el que lo ha dicho y actuar como si ya hubiera sucedido.”
Esto fue como una ducha de agua fría para mí. En el mismo instante lo supe: “Él tiene razón!”
En muchas situaciones, no actuaba como la Palabra de Dios queria que actuase, era un escéptico, buscaba una razón en este mundo, que justificara mi comportamiento o simplemente no hacer nada. Me gustaba coger las clásicas y conocidas declaraciones de fe, como por ejemplo “esto no es para hoy” o “no puedes saber lo que Dios hará, no puedes esperar esto de Dios” o “¡venga ya, no puedes decirle a Dios lo que tiene que hacer!”, “mejor no vayamos al extremo” y mucho más. O simplemente no tenía nada que decir.
Este nuevo descubrimiento realmente me puso en un aprieto. La única manera posible era entregárselo a Jesús y preguntarle a Él qué hacer.
Jesús me mostró algunas escrituras en la Biblia, que trataban acerca de “hablar” y sobre entender acerca de la autoridad en la fe.