José María Morelos - Laura Emilia Pachecho - E-Book

José María Morelos E-Book

Laura Emilia Pachecho

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Beschreibung

Hidalgo y Morelos hablarían de la Independencia una sola vez. Y bastaría: el Rayo del Sur cumplió la misión que le encomendó el cura Hidalgo: mantener prendido el fuego libertador. La tarea concreta era tomar el puerto de Acapulco, pero no fue fácil. Primero tuvo que librar varias batallas contra los realistas. La más compleja, el Sitio de Cuautla, les mostraría a los realistas que no estaban ante una simple revuelta, sino ante la guerra de la que nacería una patria nueva. Con herramientas de la ficción, este libro acerca a los lectores a la vida de Morelos, y sobre todo, al decisivo episodio del Sitio de Cuautla. El lector no solo está ante el extraordinario estratega militar, sino ante quien pudo ser la persona, el amigo, el líder moral, José María Morelos. Narrada por un personaje que pudo ser su amigo, esta biografía ayuda también a comprender mejor los acontecimientos de la lucha independentista.

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Llevamos días sin comer. Ya casi perdí la cuenta. En esta noche oscura solo nos acompañan las estrellas. Parecen racimos. Son millones. Quisiera estirar la mano, bajarlas del cielo y comérmelas. Así de hambriento estoy. Ni la Luna sale por temor a que la devoremos. No se oye ningún sonido. En todos los días que hemos estado aquí —creo que son más de cincuenta— nos hemos alimentado de roedores, insectos, raíces o cualquier cosa que podamos hallar. No queda nada. Después de tantas semanas de asedio, Cuautla se ha convertido en un desierto. Los realistas están por todas partes. Los comanda Félix María Calleja, acérrimo enemigo de José María Morelos, nuestro general, líder del movimiento de Independencia. El rey de España ha ordenado acabar con nosotros a cualquier precio. Calleja es temible. Derrotó al cura Hidalgo en Puente de Calderón. Acaba de recibir refuerzos: soldados que vuelven de combatir a los franceses en España. Los realistas nos cortaron el agua, todos los suministros. Estamos sitiados.

—Resistiremos, Jacinto. Nadie sale, nadie entra: resistiremos —me dice mi general Morelos.

De día luchamos con fiereza. Las municiones están por agotarse. A diario perdemos alrededor de treinta soldados que mueren por enfermedad, además de los que quedan heridos o fallecen a causa de las balas. El resto estamos cada día más débiles, pero también más resueltos a no ceder. Por ahora Cuautla se ha convertido en el bastión de nuestra lucha por la Independencia de la Nueva España.

A diferencia de otras noches en las que el cielo parece iluminarse por el fuego de la artillería, hoy lo único que se oye es el crujir de los troncos que usamos para encender una fogata y el canto de quienes intentamos sacar fuerzas de la convicción que nos une: el espíritu de libertad que nos ha contagiado el general Morelos.

La fogata ilumina la figura robusta, el rostro moreno de facciones duras y mirada firme que parecen alterarse ante la danza de las llamas. La cicatriz de su rostro y el paliacate que invariablemente trae en la cabeza lo vuelven inconfundible.

—La lucha por nuestra independencia de España ha sido dura y cruel, pero sabemos que no hay vuelta atrás —dice Morelos con firmeza, a pesar de hallarse tan debilitado como nosotros—. Debemos aspirar a una vida de libertad, sin