La cuarta ola - Ariel Goldstein - E-Book

La cuarta ola E-Book

Ariel Goldstein

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Beschreibung

La cuarta ola de la derecha extrema ya empezó. Argentina y varios países de la región viven una nueva era de conservadurismo radical en sintonía con otros movimientos mundiales del mismo signo. ¿Cómo funcionan estos grupos? ¿Cuál es su relación con la religión? ¿Qué rol cumplen los fanáticos, los oportunistas, el líder y aquellos que lo rodean? ¿Cuáles son sus vínculos internacionales? ¿Qué papel cumplen las teorías conspirativas y los "microemprendedores" políticos? El sociólogo especializado en el estudio de las derechas, Ariel Goldstein, analiza en este libro el fenómeno que está cambiando a buena parte del mundo con desconocidas consecuencias. Las extremas derechas crecen en la situación de anomia y falta de destino común que viven las sociedades actuales, fruto de una crisis sistémica del capitalismo, agravada por la pandemia y sus consecuencias. El malestar es canalizado colocando la culpa en otros grupos sociales, rompiendo la solidaridad colectiva y agrupando a partir del sentimiento de odio. Esta falta de horizonte y expectativas de futuro lleva al crecimiento de alternativas mesiánicas y autoritarias que prometen resolver las crisis de forma refundacional. Pero el líder mesiánico, autopresentado como "salvador providencial", no está solo. Lo acompaña un grupo importante de fanáticos, oportunistas y "nuevos conversos", personajes intermedios que representan los atributos de los cuales se compone la personalidad del liderazgo principal extremista. La falta de un partido organizado, con estatuto, trayectoria, historia y regulación de las conductas internas, favorece el ingreso de los "microemprendedores" de la política. La derecha radical se nutre principalmente de dos fuentes político-ideológicas: el partido Vox de España y el Partido Republicano de Estados Unidos. Su crecimiento también se explica por la financiación que recibe de "donantes" que antes ponían su dinero para la derecha moderada. Goldstein analiza la situación en los distintos países en los que estas alternativas se hicieron fuertes: Estados Unidos, España, Italia, Israel, Alemania, Hungría, Chile, Brasil, Perú y la Argentina de Milei. Este libro permite entender que la etapa actual no es obra de un loco o producto de un traspié en las urnas, sino que tiene profundas raíces y poderosas ramificaciones a través del mundo. Y, fundamentalmente, nos recuerda que esta derecha extrema no es invencible y que con buenas propuestas y alianzas puede ser derrotada en las urnas.

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Contents

Introducción - La cuarta ola de la derecha radical en América Latina

Capítulo 1 - Una tipología de los movimientos de derecha radical

Capítulo 2 - La hibridación religiosa en la derecha radical

Capítulo 3 - La internacional reaccionaria: ¿“libertarios”, “conservadores” y “patriotas” unidos?

Capítulo 4 - Teorías conspirativas y asaltos golpistas

Capítulo 5 - Perú: la derecha radical en transición a un orden autoritario

Epílogo - ¿Qué hacer?

Agradecimientos

Puntos de Interés

Portada

Goldstein, Ariel Alejandro

La cuarta ola : líderes, fanáticos y oportunistas en la nueva era de la extrema derecha / Ariel Alejandro Goldstein. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Marea, 2024.

Libro digital, EPUB - (Historia Urgente / Constanza Brunet ; 111)

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-823-056-6

1. Derecha Política. 2. Líderes Políticos. 3. Análisis Político. I. Título.

CDD 070.44932

Dirección editorial: Constanza Brunet

Coordinación editorial: Víctor Sabanes

Asistencia editorial: Carmela Pavesi

Comunicación: Verónica Abdala

Diseño de tapa e interiores: Hugo Pérez

Corrección: Marisa Corgatelli

© 2024 Ariel Goldstein

© 2024 Editorial Marea SRL

Pasaje Rivarola 115 – Ciudad de Buenos Aires – Argentina

Tel.: (5411) 4371-1511

[email protected] | www.editorialmarea.com.ar

ISBN 978-987-823-016-0

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Depositado de acuerdo con la Ley 11.723. Todos los derechos reservados.

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio

o procedimiento sin permiso escrito de la editorial.

Introducción

La cuarta ola de la derecha radical en América Latina

Si un actor ha aprovechado la nueva era comunicacional, en la cual “la diferencia central entre el viejo sistema de medios, el broadcasting, y el actual, es que los usuarios son parte fundamental de la arquitectura del sistema”,1 ha sido la extrema derecha. En la competencia por la conquista de la atención del público y la desaparición de un debate más racional, la extrema derecha ha sabido construir su crecimiento.

Los límites espaciales se diluyen con la fuerza de las comunicaciones propiciadas por el cambio tecnológico. Uno de los principales hashtags que estimularon la invasión a los Tres Poderes en Brasilia en enero de 2023 fue #BrazilianSpring, incentivado por el ex asesor de Trump, Steve Bannon, desde Estados Unidos. En el encuentro de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) de México, realizado en simultáneo con estos acontecimientos, Bannon había señalado “Vean las calles de Brasil, los grandes patriotas están en peligro mientras los medios globales se concentran en Lula”.2 Luego del intento de golpe en Brasilia, Lula reafirmó que la extrema derecha es un movimiento internacional. Desde su punto de vista, Bolsonaro “está siguiendo un rito que todos los fascistas están siguiendo en el mundo, forman parte de una organización… no solo presente en Brasil sino en España, Italia, Estados Unidos, en Hungría, e inclusive en nuestra querida Argentina”.3

¿Cómo funcionan estos grupos? ¿Cuál es su relación con la religión? ¿Qué papel cumplen los fanáticos, los oportunistas, el líder y aquellos que lo rodean? ¿Cuáles son sus vínculos internacionales? ¿Qué papel cumplen las teorías conspirativas y los microemprendedores políticos?

Las extremas derechas crecen en la situación de anomia y falta de destino común que viven las sociedades actuales. El malestar es canalizado colocando la culpa en otros grupos sociales, rompiendo la solidaridad colectiva, comunitaria, y agrupando a partir del sentimiento de odio. Esta falta de horizonte y expectativas de futurollevaal crecimiento de alternativas mesiánicas y autoritarias que prometen resolver las crisis de forma refundacional. De modo similar al experimentado en el período de entreguerras, cuando “después de 1920, entramos en un período en que el cambio empezaba a asociarse con el temor por el futuro, y podía verse como transformación para peor, período este de renacer del pensamiento conservador”.4

La derecha radical usa la noción de “libertad” y la lucha contra el “comunismo” para justificar su autoritarismo de afinidad religiosa. No existe ningún país de la región que esté amenazado por el “comunismo”, esto es, la socialización de los medios de producción. Sin embargo, esta teoría conspirativa les brinda a estos grupos la posibilidad de unificarse en torno a un peligro común, a la vez que asusta a la población sobre cualquier alternativa progresista.

Por otra parte, la noción de “libertad” que estos grupos defienden termina siendo la libertad para difamar al otro y aplastarlo por pensar distinto. Es un ejercicio basado en anular la libertad del otro, y por ese motivo aparece el vínculo con la religión y la Iglesia.5 Así, algunas de las cuestiones que se encuentran en peligro son el pluralismo y el derecho al disenso, pilares de la democracia liberal.

El fascismo ha sido analizado como la movilización del miedo, el prejuicio y el odio en una sociedad que se percibe en una situación de potencial amenaza. Se trata de una forma de dar organización sistemática de estos discursos sociales preexistentes en pos de un enemigo.

Parece haber consenso respecto de las diferencias entre el fascismo del siglo anterior y el actual. El primero estaba basado en la movilización social permanente y una cuadriculación del espacio social.6 El ejercicio y la glorificación de la violencia contra el enemigo desempeñaban un papel constitutivo. Actualmente, los movimientos de extrema derecha se manejan en torno a lo simbólico y su movilización permanente se ejerce a través de las redes sociales y sus efectos en la comunicación política. Puede haber movilización de calle, puede haber circunstancialmente una violencia ejercida, como hemos visto en Brasil y Estados Unidos con las invasiones a los respectivos Congresos, pero el instrumento fundamental es simbólico. De allí la importancia que reviste aquello que estos grupos denominan como “batalla cultural”.

La extrema derecha en Estados Unidos ejerce una gran influencia sobre América Latina. A esto se vincula la reactivación soft de la hipótesis anticomunista y el “enemigo interno” de la Guerra Fría. Esta derecha radical se nutre principalmente de dos fuentes político ideológicas: el partido Vox de España y el Partido Republicano de Estados Unidos.

En la extrema derecha tiene un papel decisivo la ideología, la cosmovisión del mundo de los militantes y los votantes. Por eso las entrevistas con sus miembros o seguidores permiten apreciar el mundo desde su propia lente. La ideología de estos grupos no debe ser descartada como “locos” e “incoherentes”, sino que debe ser tomada en serio.7

Una cuestión que explica el crecimiento de la derecha radical en distintos países es que ahora estos grupos tienen dinero de fundaciones de diversa laya. Empresarios y financiadores que antes ponían su dinero para la derecha mainstream hoy lo hacen para la derecha radical.

Alejandro Chafuen, ex CEO de Atlas y personaje influyente en estas fundaciones, propone juntar liberales con antiliberales, juntarse con las iglesias y construir comunidad. “Para poder crecer, los liberales necesitarán ayuda desde fuera de sus tribus, de líderes políticos, sociales y empresariales, que aceptarán algunas de las ideas liberales, pero no todas”.8 Es la búsqueda de asociar al liberalismo a posiciones conservadoras, nacionalistas y religiosas. Este aspecto se ha observado en la historia de nuestra región.

La tendencia de rechazo a las elites políticas tradicionales que se ha expandido en la América Latina de la pospandemia ha permitido a la derecha radical desplazar a la derecha tradicional.Las fuerzas como Juntos por el Cambio (Argentina), Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente (Chile), así como el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (Brasil) han sido relegadas por nuevos liderazgos emergentes con nuevos estilos comunicacionales disruptivos como los de Kast, Milei y Bolsonaro.

Nos encontramos actualmente frente a una cuarta ola de la derecha en América Latina. Una primera ola se produjo entre 1920 y 1950 y coincidió con el auge de los fascismos europeosque despertaron admiración en la región. Una segunda ola se produjo durante la década de 1960. Luego de la Revolución Cubana, el reinado de la Guerra Fría y la hipótesis del enemigo interno y la Doctrina de Seguridad Nacional poblaron la región de dictaduras hasta fines de la década de los 80. La tercera ola se produjo con los “populismos de derecha” de Fujimori, Menem y Collor de Mello en el contexto de la caída del Muro de Berlín y las reformas estructurales del Consenso de Washington. Finalmente, la cuarta ola es la actual, que incluye las conexiones globales de la derecha radical y el papel que desempeñan las redes sociales en su expansión.

Muchos de estos personajes extremistas se presentan como “antisistema”. Sin embargo esa idea –si bien la eficacia de su relato depende de la creencia en ella– suele ser falsa. Ninguno de estos personajes podría llegar adonde llegó sin una alianza con corporaciones que se benefician de su llegada al poder. Los grandes medios proporcionan tiempo de difusión y los empresarios financian una agenda que consolida los aspectos más perversos del sistema capitalista para las mayorías y favorece intereses determinados. La perversión consiste en una estrategia publicitaria en redes sociales y medios dominantes que promociona como “antisistema” a personajes que vienen a consolidar los aspectos más regresivos del propio sistema. Esto permite absorber el descontento con la política tradicional que existe por el deterioro constante de las condiciones de vida de las mayorías bajo el sistema capitalista.

Este libro puede pensarse como una continuación de La reconquista autoritaria de 2022. Sin embargo, trae nueva documentación, análisis, entrevistas y reflexiones que permiten destacarlo como una unidad independiente. En las páginas que siguen se analizan distintos aspectos sobre las derechas radicales: las redes internacionales, el papel de la religión, las teorías conspirativas, el lugar de los microemprendedores políticos. Por último, el libro desarrolla en detalle el accionar de la derecha radical en diferentes escenarios latinoamericanos.

1 Luciano Sanguinetti: “¿Cómo no vimos venir la motosierra?”, Página/12 (06.11.2023). Disponible en pagina12.com.ar

2 Carmen Morán Breña: “México concentra a la ultraderecha de América en un acto con Eduardo Bolsonaro, Santiago Abascal y Lech Walesa”, El País (18.11.2022). Disponible en elpais.com

3 Mladen Yopo: “La extrema derecha está aquí y llegó para quedarse”, El Mostrador (31.01.2023). Disponible en elmostrador.cl

4 Edward Halett Carr: ¿Qué es la historia?, Barcelona, Ariel, 2010, p. 50.

5 Antonella Marty: “No lo llamen ‘batalla cultural’ cuando quieren decir cruzada”, El Español (13.03.2023). Disponible en elespanol.com

6 Enzo Traverso: Las nuevas caras de la derecha, Buenos Aires, Siglo xxi, 2018.

7 Tamir Bar-On y Jeffrey M. Bale: Fighting the Last War: Confusion, Partisanship, and Alarmism in the Literature on the Radical Right, Rowman & Littlefield, 2022.

8 Alejandro Chafuen: “Los caciques liberales”, Libertad Digital (09.03.2015). Disponible en libertaddigital.com

Capítulo 1

Una tipología de los movimientos de derecha radical

El líder principal

La capacidad de conducción de un líder de derecha radical reside en representar una síntesis de las expresiones que componen el movimiento: fanatismo, oportunismo y una visión religiosa de la política vinculada con el mesianismo. Sobre Hitler se ha dicho que, “en acción, como político, irradiaba una extraordinaria intensidad de convicción y certeza que muchos encontraron irresistible, particularmente en tiempos inestables”.9Se destaca también la capacidad oportunista de Hitler de adaptarse a los distintos ambientes.

El líder principal suele tener una biografía personal que combina dosis de frustración y venganza. Su ingreso en la política es un intento de revertir esa situación trágica y de aislamiento en la que se encuentra y vengarse de sus enemigos, reales o imaginarios. También, de obtener una compensación en la aclamación de las masas por su pasado infructuoso. Estos aspectos se encuentran presentes en la trayectoria de Hitler, Milei, Villarruel, Bolsonaro y Trump, entre otros líderes de extrema derecha. Ser “políticamente incorrecto”, esa percepción que tienen sus adherentes respecto de su autenticidad frente al resto de la clase política, obedece también a una fractura psicológica; lo que permite conectar con la frustración de una parte de la sociedad frente a la falta de respuestas de la dirigencia tradicional.10

El líder tiene un papel organizador y legitimador sobre prejuicios circulantes en el mundo social, lo que parece dotar su irrupción de un carácter novedoso frente al consenso establecido que busca garantizar normas de convivencia democrática. Esto es, el reconocimiento del otro como un adversario legítimo. El líder puede tener un papel liberador, al legitimar prejuicios y ataques al enemigo que existían previamente a su aparición en el centro de la escena. Tanto en Argentina como en Brasil hemos visto cómo la irrupción electoral de Milei y Bolsonaro legitimó las reivindicaciones en favor de la dictadura y la represión ilegal, un aspecto compartido por una porción de la población, pero que previo a estos fenómenos no se expresaba abiertamente.

El líder expresa una síntesis entre fanatismo y oportunismo, dos características presentes en estos movimientos (aunque no solo en estos). Mientras el líder se ofrece como una versión más moderada que los fanáticos, de los que hace uso para amenazar con la violencia o la persecución a sus enemigos, expresa al mismo tiempo un mensaje más amplio.

En los movimientos de derecha radical, por lo general, el líder principal es carismático en los términos definidos por Max Weber. Su posición de liderazgo y el ejercicio de su dominación sobre el conjunto está basada en la creencia por parte de sus seguidores de que posee cualidades extraordinarias. Para mantener al movimiento unido, el líder está obligado a diferenciarse de los fanáticos y hacer guiños de moderación hacia un electorado más amplio.

Por lo tanto, mientras en el liderazgo principal de un movimiento extremista de derecha aparecen versiones más híbridas, alrededor de este liderazgo aparecen personajes intermedios que representan los atributos de los cuales se compone la personalidad del liderazgo principal extremista: oportunistas, fanáticos y nuevos conversos. Estos intermediarios cumplen funciones clave para el sostenimiento de estos movimientos.11

Al representar una conjunción entre oportunismo y fanatismo, una de las características que asume el líder de derecha radical es el mesianismo. De este modo, se sobreestima la propia significación del líder movido por el narcisismo y la megalomanía, lo cual es alimentado por el reconocimiento de las masas e incluso por la dinámica de las redes sociales. En esta cuestión, cumple un papel importante la religión, al habilitar una concepción sobre el ejercicio del poder como una “misión divina”. La religión brinda legitimidad al liderazgo de extrema derecha al hacerlo aparecer como carismático y providencial.

La creencia del líder en una inspiración divina en su liderazgo para el triunfo y vencer las adversidades es propio del mesianismo. Eso está en Bolsonaro, que considera que gracias a Dios triunfó sobre el atentado que sufrió; en Milei, que dice que es un divulgador como Aarón, y que solo podía vencer si estaba en “los planes del Creador”, mientras se presenta como representante de “las fuerzas del cielo”; en Trump y en Netanyahu. Milei ha señalado que “he sido testigo de tres resurrecciones por tres métodos distintos”.12

John Carlin toma de Albert Camus que el resentimiento “según crezca en un alma fuerte o débil, se convierte en ambición sin escrúpulos o amargura”.13 El resentimiento es el motor existencial de varios de los líderes de derecha radical (Milei, Trump, Bolsonaro, Putin). Es decir, se plantea aquí el vínculo entre el resentimiento y el oportunismo o la falta de escrúpulos, dos aspectos constitutivos de los movimientos de extrema derecha.

El líder principal suele adoptar la postura de un cruzado moral que distingue a “puros” de “impuros” y confronta a sus seguidores contra un enemigo, que es adjudicado como responsable por la decadencia del país. Sin esa cruzada moral, el movimiento carece de energías y fines políticos. El enemigo cumple un papel fundamental en la narrativa del líder. Esta cruzada moral, que busca diferenciar “puros” de “impuros” es lo que dota de sentido la tarea de los fanáticos, los oportunistas, y al movimiento. Por eso, el castigo al enemigo que promete el líder cumple un papel central.14

Los oportunistas y el papel de “la ola” de derecha radical

“Entre los bolsonaristas están los ingenuos, los fanáticos, pero los peores son los oportunistas”,15 decía Ruth de Aquino, columnista del periódico de Brasil O Globo.

Los líderes de extrema derecha no emergen generalmente dentro de un partido establecido, sino por fuera. La falta de un partido organizado, con estatuto, con trayectoria, historia y regulación de las conductas internas favorece el ingreso de los oportunistas. Los oportunistas desempeñan un rol importante dentro de los estratos intermedios de los movimientos de extrema derecha.

Jean Paul Sartre decía al respecto lo siguiente: “Mañana, después de mi muerte, algunos hombres pueden decidir establecer el fascismo, y los demás pueden ser lo bastante cobardes y débiles para dejarles hacer”.16 A diferencia de los enfoques que estamos acostumbrados a ver del fascismo asociado a la fortaleza del líder principal que despertaría una fervorosa adhesión, Sartre asocia la expansión del fascismo con dos palabras: cobardía y debilidad. Los “colaboracionistas” que aprovechan los momentos de autoritarismo para ajustar cuentas denunciando a sus enemigos florecen en estos contextos. “Basta el silencio ante la audacia de los fascistas para que avancen sobre todo y todos”, señala el historiador Federico Lorenz.17Al analizar el nazismo, Hughes destaca la complicidad de los “buenos” que dejaron hacer, el círculo de complicidad que lo hace posible.18

“Las bandas fascistas reclutan multitud de aventureros con mentalidad de mercenarios”, señalaba el anarquista Daniel Guérin.19 Los movimientos de derecha radical suelen desarrollarse como una ola, lo cual tiene que ver con su origen, que expresa un componente de fanatismo y frustración en el marco de una profunda crisis económica, social y política que se opone a las estructuras tradicionales de canalización del conflicto político. En ese transcurso, que supone un crecimiento importante, nuevos advenedizos se suben a la ola. Esta ola de crecimiento atrae a personajes pragmáticos de fuerzas tradicionales –en general de la derecha política– o a otros sin experiencia que se sienten seducidos por el nuevo liderazgo y también por sus posibilidades de crecer en la carrera política.

Esto se pudo ver en el bolsonarismo, cuando ingresaron figuras externas a la política en sus listas. Estas figuras, si bien lograron crecer rápidamente por su adhesión al movimiento, tuvieron problemas de adaptación, se vieron desilusionadas y rompieron con el bolsonarismo una vez que habían logrado su cargo.

En el caso argentino, esto también se ha visto con el ingreso de personajes del peronismo residual y el menemismo a La Libertad Avanza. O también figuras mediáticas e influencers. Varios de estos personajes no parecen haber mostrado en el pasado una adhesión a la agenda de extrema derecha en defensa de la “familia tradicional”. Sin embargo, al integrarse a las filas de La Libertad Avanza han comenzado a alinearse con esas perspectivas.20

El caso de Boris Johnson, ex primer ministro de Gran Bretaña, puede ser ilustrativo. Se trata de un cínico que apostó a la salida de la Unión Europea (Brexit) para cultivar seguidores en el mundo de los euroescépticos, pero, como la mayoría de los Tories, quedó totalmente sorprendido por el triunfo del Leave, posición frente a la que estaba en contra cuando era alcalde de Londres.21

Este cinismo entremezclado con ambición y deseo de figuración personal explica el comportamiento de estos personajes con el objetivo de escalar y ser exitosos en la estructura del poder.

El oportunismo en el trumpismose evidenció cuando se descubrió que en el chat interno de Fox News varios de sus conductores despreciaban el falseo informativo que debían hacer, pero lo hacían porque era el modo en que la empresa de Robert Murdoch podía ganar dinero. Lo mismo ha sucedido dentro de la Fundación Libertad, donde se le ha dado un lugar cada vez mayor a los impulsores de las ideas de extrema derecha, que se han disfrazado de liberales.

Este aspecto ha sido destacado por el filósofo John Kekes:

las creencias de estos hacedores del mal reflejaban sus pervertidas jerarquías de lo que es importante. Creyeron que el reconocimiento, la diversión y el ascenso en el mundo eran más importantes que el horrible daño que cometieron. Pero pudieron creer en esto solamente porque la envidia, el aburrimiento y la ambición los llevaron a falsear los hechos relevantes.22

Desde esta perspectiva, el oportunista “exagera la importancia de lo que le interesa al hacedor del mal y minimiza el grave daño que provocan sus acciones”.

Un tema destacado en varios libros que analizan estos fenómenos es el papel de los vanidosos, resentidos, ambiciosos y envidiosos, que utilizan el sentido de la oportunidad sin escrúpulos para crecer en los contextos de crisis. Algunos quizá no tenían marcadas preferencias ligadas al extremismo antes de su ingreso en estas formaciones, y es el potencial de éxito lo que los lleva a la adhesión al movimiento.

Esta conducta oportunista puede predominar en dos rubros: el periodismo y los empresarios. Ambos por motivos similares: su trabajo se encuentra condicionado por estar alineados con el poder político. En la medida en que estos movimientos muestran chances de llegar al poder, la adhesión oportunista crece en estos dos rubros.23

Estos movimientos, al funcionar como una ola que promete un ascenso irrefrenable protagonizado por figuras de poca o marginal experiencia política, terminan obteniendo el apoyo de oportunistas.24 El hecho de que sean personas que se encuentran por fuera de la carrera política hace que la gestión resulte impredecible. Se trata de arribistas sin principios éticos ni morales, sin trayectoria ni conocimiento de las complejidades de la función pública.

El oportunista carece de ética y da prioridad a la ambición personal para mejorar su posición social y acceder a privilegios. No considera las consecuencias de sus actos más que como un reflejo de sus propios deseos. A su vez, crea un relato propio para justificar su presencia en la extrema derecha y relativizar el costo ético de lo que significa su participación en este movimiento. Esto implica disminuir las consecuencias negativas o presentar a sus líderes de forma idealizada.

Marjorie Taylor Greene ha utilizado la teoría conspirativa Qanon para promover su ascenso político en Estados Unidos. Qanon promueve que una red secreta de elites corruptas y pedófilas, referida como el Deep State, controla el gobierno y trabaja en contra de Donald Trump. Esta narrativa sostiene que Trump está luchando para desmantelar este “estado profundo” y salvar a la humanidad. De esta manera, Taylor consolidó un grupo de seguidores fiel a sus directivas que utilizó dentro del trumpismopara negociar su ascenso político. Una vez que logró llegar al Congreso, se distanció de esta teoría conspirativa extremista y estableció una alianza con la bancada republicana. Esto tiene que ver con cómo la derecha radical es un espacio especialmente proclive a la explotación demagógica por parte de oportunistas para garantizar su ascenso. Esta relación ha llevado a Greene, antes rechazada como un dolor de cabeza por sus teorías conspirativas, a ser reconocida como un miembro respetable del Partido Republicano.

Los técnicos neoliberales

En América Latina, muchos de quienes adscriben a la tradición liberal han mostrado contradicciones a lo largo de su historia durante el siglo xx, mezclándose con posiciones autoritarias, nacionalistas y afines a los golpes militares; especialmente aquellos realizados en la década de 1970, durante la llamada Guerra Fría. Esto es así porque las ideas no se desarrollan de forma autónoma, sino dentro de lo que Marx denomina las “condiciones de existencia” que “determinan la conciencia”. Y las condiciones de existencia de las elites latinoamericanas, defensoras y divulgadoras de las ideas liberales, han estado vinculadas a la desposesión, explotación de los subalternos y modelos de acumulación violentos y autoritarios, a través de dispositivos como la estancia, la mina, la hacienda.25 Esta tradición en América Latina puede denominarse como un “liberalismo conservador”. Dentro de esta tradición puede caracterizarse al “udenismo” brasileño o al antiperonismo argentino. Es decir, que las expresiones liberales en América Latina han tenido una característica antipopular.

Al aparecer “la ola” de derecha radical el oportunista especula con la posibilidad de beneficiarse. Las justificaciones personales pueden ser diversas, como por ejemplo el refugio en cuestiones técnicas económicas, como hicieron en su momento los Chicago Boys y hacen hoy economistas neoliberales con Milei o un personaje como Paulo Guedes con Bolsonaro. Disminuyen la importancia de los aspectos peligrosos y autoritarios en cuestión, tentados en función de sus promesas de “reducir el gasto público” y resolver problemas económicos de acuerdo con el credo neoliberal.

En este marco encontramos economistas que han justificado procesos autoritarios como imbuidos dentro de la tradición liberal y defienden un estilo de régimen pinochetista. No casualmente el ministro de Economía de Bolsonaro, Paulo Guedes, era un admirador del modelo chileno desarrollado durante la dictadura de Augusto Pinochet. Guedes era presentado como el personaje “serio” frente al “loco” Bolsonaro, aquel que con su conocimiento técnico sobre los mercados podría construir una imagen moderada y amigable del gobierno frente a las corporaciones.

Este es el caso de Domingo Cavallo, y Diana Mondino, que defienden las ideas económicas de Milei. Ambos se han formado en Estados Unidos y tienen una mirada que simula ser exclusivamente técnica desde el punto de vista de la economía liberal sobre los problemas políticos. En el caso de esta última, conoce a Milei del CEMA y es presidente de Banco Roela e hija de su fundador, Víctor Mondino. Se desentiende de la cuestión y dice “No le he prestado atención a las alianzas internacionales de Milei, preguntale a él”, cuando se le pregunta por sus alianzas internacionales vinculadas a la extrema derecha.26 Según Mondino “Milei es un simplificador de ideas. Transmite un plan de acción, como el Plan Motosierra, que es la idea gráfica de que va a cortar un montón de gastos. Comunica muy bien”. Impera una mirada tecnocrática de la realidad, lo que justifica el oportunismo y permite su afinidad con la extrema derecha. Como fue el caso de Pinochet con los Chicago Boys.

Los fanáticos

El fanatismo puede encontrarse en movimientos de distintas tendencias. Los grupos de izquierda, especialmente aquellos de la década de los 70, han tenido importantes grados de fanatismo que han redundado en acciones armadas. No todos los adherentes a un movimiento de extrema derecha son fanáticos, sino que más bien suele ser una porción reducida de ellos. Hay una diversidad de votantes de extrema derecha, no todos son fanáticos y enojados.27

El fanatismo se expresa en una visión del mundo que tiende a dividirlo en dos campos: aquellos que apoyan la causa correcta y aquellos que no la apoyan. Daniel Guérin ha señalado que “en el enorme aparato burocrático del Estado fascista hay muchos logreros y corrompidos, pero también hay verdaderos fanáticos”.28

En los Ensayos de teoría sociológica, Talcott Parsons señala que el fascismo es distinto del conservadurismo decimonónico por lo siguiente: tiene masas que se caracterizan por el fanatismo en términos similares a los movimientos religiosos, pero al mismo tiempo, hay una alianza con grupos de las elites que se benefician por su posición y que ejercen una resistencia al cambio. Sobre el surgimiento de McCarthy en Estados Unidos se ha señalado que

atrajo en su seguimiento a la mayoría de los truhanes, zombis y rencorosos obligados que habían adherido a previos y menores demagogos en los movimientos fascistas y semifascistas de las décadas de los 30 y de los 40. En una reunión típicamente macartista era dable ver, ubicadas en las filas delanteras, merced a un temprano arribo, muchas almas lunáticas.29

De este modo, en este tipo de construcciones políticas, el deseo de castigo hacia un enemigo tiene un lugar importante en la construcción de la identidad.30 La política, en esta visión, deviene guerra, enfrentamiento entre enemigos irreconciliables. Como han señalado Rocío Monasterio y Santiago Abascal de Vox, en su visión, cada ataque del enemigo es “una medalla” que ellos pueden colocarse.

Victoria Villarruel también ha actuado de este modo al colocar imágenes suyas en su cuenta de la red social X vestida como una guerrera en combate en una cruzada moral, y contestar con “me tomo lágrimas de zurdos” frente a las acusaciones de grupos progresistas. Ortega Smith, líder de Vox y amigo de Villarruel, expresó esta visión en un reportaje en La Nación +, con motivo de su visita a la Argentina para la asunción de Milei, al decir que “No hay que darles nada a los zurdos de mierda, no hay que darles nada a los tibios de mierda. Estos son tan peligrosos como los socialistas y los comunistas”.31

El fanático quiere venganza, un culpable del cual vengarse por el deterioro del mundo.32

También se vio este tipo de fanatismo en los grupos verdeamarelos que acampaban pidiendo fraude en Brasil en 2022. Esta causa brinda identidad y pertenencia al grupo. Sin embargo, este tipo de solidaridad colectiva brindada por el reclamo de fraude ocultaba que dentro de estos grupos estaban los pedófilos o empresarios que esclavizan trabajadores rurales.33

Si bien el fanatismo y el oportunismo se encuentran en todos los movimientos políticos, parece haber una particular afinidad con este tipo de movimientos de extrema derecha.