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Esta obra es una guía práctica para aplicar los conceptos de la Visión Integral desarrollada por Ken Wilber en la vida cotidiana. Combina teoría con ejercicios originales, ejemplos reales y gráficos ilustrativos para ofrecer un manual ambicioso y realista a la vez. No se trata sólo de una nueva aproximación al autodesarrollo, sino también de una forma de dar sentido -y emplear más adecuadamente- los tesoros de sabidurías y prácticas que nos permiten cultivar una vida más iluminada. Útil tanto para profesionales muy ocupados, estudiantes universitarios, jubilados, familias enteras como para atletas, yoguis... ¡y tan válido para los seguidores de cualquier religión como para agnósticos irreverentes! Combinando ejercicios originales, ejemplos vívidos, teorías punteras y gráficos muy ilustrativos, este libro está llamado a convertirse en el manual de referencia para actualizar la plenitud y la libertad en el siglo XXI.
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Título original: INTEGRAL LIFE PRACTICEby Ken Wilber, Terry Patten, Adam Leonard & Marco Morelli
© 2008 by Ken Wilber, Terry Patten, Adam Leonard, and Marco Morelli.Published in arrangementwith Shambhala Publications Inc., Boston
© de la edición en castellano:2010 by Editorial Kairós, S. A.www.editorialkairos.com
© Traducción del inglés: David González Raga
Primera edición: Mayo 2010Primera edición digital: Febrero 2011
ISBN: 978-84-7245-751-5ISBN epub: 978-84-7245-932-8
Composición: Replika Press Pvt. Ltd. India
Todos los derechos reservados.Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación públicao transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorizaciónde sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org)si necesita algún fragmento de esta obra.
Prefacio
Agradecimientos
El gran experimento
1. ¿Por qué es necesaria la práctica?
2. ¿Qué es la Práctica Integral de Vida?
3. Familiarícese con la conciencia integral
4. El módulo de la sombra
5. El módulo de la mente
6. El módulo del cuerpo
7. El módulo del espíritu
8. La ética integral
9. La vida como forma de práctica
10. Navegando a través de la práctica integral
El yo único
Sobre los autores
Prefacio
Agradecimientos
El gran experimento
1. ¿Por qué es necesaria la práctica?
Sobre las prácticas incluidas en este libro
2. ¿Qué es la Práctica Integral de Vida?
Un enfoque radicalmente inclusivo
La Práctica Integral de Vida “funciona con OCON”
Plataforma de lanzamiento: Los cuatro módulos básicos
Las prácticas estrella
¿Apremiado por el tiempo? Pruebe con los Módulos de un minuto
¿Tiene tiempo para dedicarse a sí mismo? La aplicación de los principios de la PIV
Principios de la práctica
El modo más inteligente de despertar
3. Familiarícese con la conciencia integral
Las cuatro dimensiones del ser
Los cuatro cuadrantes se hallan presentes en todo momento
4. El módulo de la sombra
¿Qué es la sombra?
El proceso de la sombra 3-2-1
Los orígenes de la sombra
Iluminar la sombra con la luz de la conciencia
Ejemplo 1: Phil visita a un amigo de la infancia
Ejemplo 2: Kathy entrega su poder a Bill
Ejemplo 3: Tony medita con un monstruo
Formas más avanzadas de trabajo con la sombra
Las tinieblas luminosas de la sombra
La extraña lógica del psiquismo
Transmutar las emociones primordiales auténticas
La transmutación emocional continua
El desarrollo simultáneo de nuestras relaciones y de nuestras emociones
Integrar la luz y la oscuridad, el espíritu y la sombra
5. El módulo de la mente
La práctica de asumir perspectivas
Aumentar la capacidad de asumir perspectivas
Elementos del marco de referencia integral
La teoría integral OCON
OCON: Omnicuadrante, ominivel, omnilínea, omniestado y omnitipo
Un lugar para todo en nuestra vida
Cuadrantes
Niveles de conciencia
Líneas del desarrollo
Responder a las cuestiones que la vida le formula
Niveles y líneas: Caminos diferentes para ascender la misma montaña
Un espectro de visiones del mundo
¿Cómo podemos participar en la co-creación de las visiones del mundo?
Nueva visita a los cuatro cuadrantes
Estados de conciencia
El entrenamiento de los estados
¿Cuál es su tipo?
Identificar su tipo Myers-Briggs
El modo en que los tipos de personalidad determinan la práctica
Aplicaciones del marco de referencia integral
El uso de OCON para ampliar nuestra visión del mundo
¿De dónde procede su perspectiva?
Lo que no es integral
Un Sistema Operativo Integral
6. El módulo del cuerpo
Redefinir la integralidad del cuerpo
Tango para tres
El trabajo con los tres cuerpos
Primer paso: Arráiguese en el cuerpo causal
Segundo paso: Energetice el cuerpo sutil
Tercer paso: Fortalezca el cuerpo ordinario
Cuarto paso: Estiramiento y relajación que permite el paso de lo ordinario a lo sutil
Paso opcional: Prácticas transicionales
Quinto paso: Descanse en el cuerpo causal
Resumen: Principios del trabajo con los tres cuerpos
Prácticas del cuerpo ordinario
¡El ejercicio físico es esencial!
Entrenamiento de fuerza. Una práctica esencial para optimizar la salud
Grupos musculares
El ejercicio cardiovascular
Deporte, danza y coordinación neuromuscular
Estiramientos
La nutrición integral
Los cuatro cuadrantes de la nutrición integral
Prácticas del cuerpo sutil
Ejercicio del cuerpo sutil
Yoga, chi-kung y artes marciales
La esencia de la práctica energética
Dominio sutil
Encauzar la intensidad
Encauzando la energía sexual
Prácticas de respiración sutil
El “juego interno” del módulo del cuerpo
Cabeza, corazón y hara
Práctica del cuerpo sutil para gestionar más adecuadamente nuestros estados internos
Nunca dejamos de respirar y nunca dejamos de sentir
Descansando en el cuerpo causal
Dormir para despertar
La conciencia constante
7. El módulo del espíritu
Una práctica espiritual para una era integral
Un Espíritu integral
Los muchos colores del Espíritu
¿Puede sentirlo?
La práctica del módulo del Espíritu
¿Cómo trabajar con el Espíritu?
Los tres rostros del Espíritu
La espiritualidad integral moviliza los tres rostros del Espíritu
Explorando los tres rostros del Espíritu
Espiritualidad en relación
Comunidad espiritual
Devoción integral
La apertura a la devoción
¿Teísmo integral?
Estadios de la devoción
La devoción transracional
La integración de la Práctica Integral de Vida a través de la devoción
Prácticas de la meditación integral
Meditación: Haciendo real el Espíritu
Prácticas de meditación
Meditación de la respiración básica
Instrucciones básicas de la meditación en la respiración
Yo soy: Meditación guiada
La práctica perfecta
8. La ética integral
La necesidad de una ética integral
¿Pero no es la ética aburrida, tensa, opresiva…?
El asedio a la ética
Es posible descubrir una sensibilidad ética más elevada
El marco de referencia de la ética integral
El desarrollo ético
La Intuición Moral Básica
¿A quién arrojaría a los tiburones?
Valor básico, valor intrínseco y valor relativo
Enfrentándonos a dilemas éticos
Moral y ética
No ser parciales: Los cuatro cuadrantes de la práctica ética
El arte de la ética integral
Tres razones para vivir éticamente
Un vistazo al coste de la conducta no ética
Completando nuestros karmas
No es lo que hemos hecho, sino lo que haremos a continuación
La ética y la relación con uno mismo
La compasión masculina con uno mismo
La compasión femenina con uno mismo
La ética del trabajo con la sombra
Volar bajo
La responsabilidad ética expandida
La ligereza de la ética integral
9. La vida como forma de práctica: Relaciones, trabajo, parentaje, creatividad y otros módulos adicionales
La carne y los huesos de la PIV
Todo el mundo tiene problemas
Esfuerzo, entrega, objetivo y compromiso
Un vistazo rápido a algunos de los módulos adicionales
Trabajo
Dinero
Gestión del tiempo
Comunicación
Relaciones íntimas
Sexualidad
Familia y parentaje
Comunidad
Servicio
Naturaleza
Creatividad
Voluntad
El uso del marco de referencia integral en la vida cotidiana
Contemplar los módulos adicionales a través de las cinco lentes integrales
Las afirmaciones: Una herramienta ponderosa para poner en marcha los cambios deseados
La práctica de la perfección
10. Navegando a través de la práctica integral
Primera parte: El diseño de la PIV
Elizabeth y Jeremy: Dos ejemplos de diseño de un proceso PIV
1. Valore su situación actual
2. Identifique las prácticas que le falten
3. Elija sus prácticas
4. ¡Practique!
5. Sea flexible
6. Sintonice atentamente una y otra vez
7. Busque apoyo
Pasar tiempo en buena compañía
Trabajar con un maestro
Valores esenciales, visión y objetivo vital
Segunda Parte: El arte de la práctica integral
La conciencia expandida cotidiana
Consejos y principios prácticos
Estaciones y fases de la práctica integral
El yo único
Sobre los autores
¡Bienvenido al mundo Integral! Que el lector sostenga ahora este libro entre sus manos no sólo pone de relieve su tendencia a pensar en lo integral, sino su interés también en llevarlo a la práctica y ejercitarlo. Y eso es algo que, desde la perspectiva de la investigación evolutiva, resulta ciertamente extraordinario.
Hablando en términos generales, todos los modelos evolutivos comparten la idea de que, desde el momento del nacimiento, los seres humanos atraviesan una serie de estadios u olas del desarrollo y del crecimiento. En este sentido, las visiones del mundo propias de los estadios inferiores y más elementales son más rudimentarias, parciales y fragmentarias, mientras que las propias de los niveles superiores son más globales, integrales y auténticamente holísticas. No en vano aquéllos son conocidos como estadios de “primer grado”, mientras que éstos se llaman estadios de “segundo grado”.
Y la diferencia entre ambos niveles es muy profunda. En opinión del pionero investigador del desarrollo Clare Graves, la aparición de los estadios de segundo grado implica, en el individuo que los experimenta, «un salto de significado muy profundo». A ello, precisamente, se refiere lo integral, es decir, al pensamiento integral y también, obviamente, la práctica integral. En cualquiera de los estadios integrales del desarrollo, el universo entero empieza a cobrar sentido, evidencia su coherencia y asume el aspecto de un auténtico universo (es decir, de “un solo mundo”), un mundo singular, unificado e integrado que no sólo incluye diferentes filosofías e ideas sobre el mundo, sino también prácticas específicamente orientadas hacia el crecimiento y el desarrollo.
La Práctica Integral de Vida es una práctica integrada, una práctica que nos ayuda, tanto en el terreno laboral como en el profesional, en el lúdico, en el mundo de las relaciones, de la espiritualidad y en todos y cada uno de los aspectos de su vida, a crecer y desarrollar todas nuestras capacidades. En este sentido, la PIV apunta al logro de la mayor libertad (libertad de las limitaciones, libertad de la fragmentación y libertad de la parcialidad) y de la mayor plenitud posibles (una plenitud que abarca e incluye, en la misma totalidad inconsútil, completa y última, todas las facetas parciales y limitadas de nosotros mismos y de nuestro mundo), pasando por la actualización y el despliegue de nuestras capacidades más elevadas, hasta llegar a trascenderlo e incluirlo todo.
Esta “trascendencia e inclusión” abarca módulos y ejercicios orientados al cuerpo, la mente, el Espíritu y la sombra, e incluye prácticas procedentes de las visiones premodernas, modernas y postmodernas del crecimiento y del desarrollo. Se trata de un abordaje “omniinclusivo” que, asumiendo lo mejor de todas las visiones, lo integra en un marco de referencia que le da sentido. Las prácticas premodernas se refieren a las grandes tradiciones de sabiduría del mundo y a las prácticas meditativas que las promueven. Las prácticas modernas incluyen los estudios científicos relativos al desarrollo humano y el modo de alentarlo. Las prácticas postmodernas, por último, nos proporcionan un mapa multicultural y plural del territorio humano —es decir, del territorio de nuestro ser— que engloba todas nuestras dimensiones (física, emocional, mental y espiritual) y su aplicación a los ámbitos del yo, la cultura y la naturaleza.
La Práctica Integral de Vida es un sistema rápido y eficaz de “entrenamiento global” que alienta el desarrollo humano y el despertar espiritual, acelerando espectacularmente el desarrollo de todas nuestras dimensiones (cuerpo, mente, Espíritu y sombra). Su naturaleza global, holística e inclusiva la convierten en la más sencilla de las prácticas. Otros enfoques forman parte del rompecabezas y nos ofrecen, en consecuencia, prácticas parciales (y éxitos también parciales), pero la Práctica Integral de Vida es una práctica compleja y global que abarca todas las dimensiones fundamentales, lo que aumenta su eficacia considerablemente, especialmente cuando la comparamos con su ejercicio aislado. Pero el rasgo distintivo de la PIV es, en cualquiera de los casos, su espectacular rapidez y eficacia.
La PIV es un sistema derivado de los estadios y olas que integran la vanguardia más avanzada de la evolución y que están empezando a desplegarse ahora. Al asentarse en los estadios integrales, la PIV encarna, emerge y atrae al individuo hacia esos mismos estadios. Dicho en otras palabras, al ser una práctica procedente de los estadios de segundo grado, la Práctica Integral de Vida atrae, en consecuencia, a la conciencia hacia los niveles de segundo grado. En este sentido, ejercita tanto la “altitud” (es decir, el desarrollo vertical de la conciencia) como la “amplitud” (es decir, el desarrollo concreto de una amplia diversidad de capacidades horizontales). De todo ello trata precisamente La práctica integral de vida que presentamos en las siguientes páginas. Dicho en otras palabras, la PIV aspira a promover “un salto trascendental de significado” que llega a influir muy profundamente en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida.
Por todo ello, reciba de nuevo el lector, nuestra bienvenida al mundo Integral. Una de las ventajas de este libro radica en el equipo de autores que lo han creado. Ellos han experimentado, tanto de forma teórica como práctica, la Práctica Integral de Vida. No es de extrañar, por tanto, que su autoría colectiva integre los ricos sustratos y perspectivas sustentadas por sus autores. Y, aunque yo no haya escrito ninguno de los capítulos que componen este libro, he participado en su elaboración y revisión final, y he examinado también la integración de las distintas perspectivas y experiencias de sus autores, que trascienden con mucho las diferencias tipológicas y generacionales que les separan. A esa integración, que refleja una de sus principales fortalezas, se refiere fundamentalmente La práctica integral de vida, un libro escrito en un estilo accesible y transparente que facilita la comprensión de temas bastante complejos. Estoy muy satisfecho del resultado y más todavía de haber tenido la oportunidad de prologarlo.
La práctica integral de vida es, como su nombre indica, el aspecto práctico de la teoría integral que, tanto en su forma original como en sus diversas versiones críticas, ha provocado un impacto muy profundo sobre varios millones de personas de todo el mundo. Me parece perfecto que el lector no quiera limitarse a la teoría integral y esté dispuesto a emprender una práctica realmente integral. (La teoría integral es, en sí misma, una praxis mental que combina prácticas procedentes de todas las grandes dimensiones o, dicho en otras palabras, un mapa compuesto por las principales metodologías del mundo.) Y, si tomamos el mapa compuesto y lo convertimos en una práctica compuesta, el resultado es La práctica integral de vida, una práctica que, en consecuencia, está arraigada en lo mejor de la teoría integral. Es por ello por lo que se trata de una práctica del despertar auténticamente revolucionaria y vanguardista.
Gracias por haber elegido este libro y por estar dispuesto a emprender su propio “salto trascendental de significado”. ¡Cuando quiera podemos empezar!
KEN WILBERDenver (Colorado), invierno de 2008
El libro que está a punto de leer ha tardado varios miles de años en poder escribirse. Por ello estamos profundamente agradecidos a los visionarios pioneros del pasado que, en aras del despertar, no dudaron en renunciar a todo, esforzándose en ver más lejos, sentir más profundamente, amar más plenamente y vivir más conscientemente. Este extraordinario linaje —del que forman parte nuestros hermanos, hermanas, maestros y héroes espirituales, tanto del pasado como del presente— comenzó en el mismo “jardín del Edén” y, desde ahí, fue asentado el terreno que ha acabado permitiendo la elaboración del libro que el lector sostiene ahora entre sus manos.
Estamos especialmente agradecidos a los valientes fundadores del movimiento del potencial humano que, emprendiendo su andadura en los años sesenta, no han dejado, desde entonces, de caminar. Esos notables practicantes experimentaron con nuevas técnicas, métodos y síntesis de transformación documentando, a lo largo del camino, tanto sus ventajas como sus inconvenientes. Especialísima mención merecen, en este sentido, los esfuerzos realizados por Michael Murphy y George Leonard, que no tardaron en responder a la llamada de Ken Wilber en su búsqueda de un enfoque más equilibrado e integral a la práctica que esbozaron en su revolucionario The Life We Are Given.
También queremos dar las gracias al equipo de brillantes colegas que nos ayudaron a elaborar muchas de las ideas y prácticas esbozadas en las siguientes páginas. Entre ellos destacamos a Jeff Salzman, Huy Lam, Diane Hamilton, Bert Parlee, Willow Pearson, Rollie Stanich, Cindy Lou Golin, Sofia Diaz, Brett Thomas, Rob McNamara y Shawn Phillips. Todos esos extraordinarios individuos han dirigido numerosos seminarios, talleres y grupos de práctica, llegando a influir en la vida de miles de personas que, gracias a sus preguntas, su feedback y su sincera puesta en práctica, han contribuido muy positivamente al desarrollo de la PIV. También queremos reconocer públicamente nuestro especial agradecimiento a Genpo Roshi, que compartió con nosotros su proceso Gran Mente, que ha permitido a muchos de los participantes en sus seminarios acabar vislumbrando su “rostro original”. (En realidad, el proceso Gran Mente debería haber sido incluido en este libro, pero lo cierto es que, para llegar realmente a experimentarlo, se requiere todo un libro, un DVD o, mejor todavía, un taller vital. Es por esto por lo que invitamos a los lectores interesados en el proceso Gran Mente a echar un vistazo a BigMind.org.)
Otros, como Nomali Perera, Clint Fuhs, Nicole Fegley y Kelly Bearer, hicieron valiosas contribuciones, como también Frank Marrero, Ted Phelps y Marc Gafni (gracias a cuyo trabajo, junto al de Jonathan Gustin y Bill Plotkin, hemos llegado a articular nuestro concepto de “ Yo Único”). También estamos muy agradecidos a los editores y diseñadores gráficos que han puesto su talento al servicio de este proyecto. Queremos destacar, entre editores y personas que han leído el manuscrito, a Liz Shaw, Kendra Crossen Burroughs, Annie McQuade, Deborah Boyar, Jordan Luftig y Nick Hedlund. También estamos muy agradecidos a Joel Morrison, Kayla Morelli y Paul Salamone, creadores de muchos de los elegantes gráficos que salpican el libro, y a Jonathan Green, Sara Bercholz y todo el equipo de Shambhala que tantas pruebas de profesionalidad nos han dado a lo largo de todo el proceso.
Nuestros maestros personales —entre los que cabe destacar a S.N. Goenka, Richard Weaver, Adi Da Samraj, el rabino Steven David Kane, Baba Muktananda, John Haught, Chögyam Trungpa Rinpoche, Byron Katie, Gangaji, Doc Childre, el rabino Shaya Isenberg, el profesor M.C. Dillon, Michael Scheisser, Adyashanti, Candice O’Denver, Genpo Roshi, Susanne Cook-Greuter— y muchos otros cuya enumeración resultaría engorrosa, nos inspiraron y despertaron a las comprensiones esbozadas en las páginas que siguen. También estamos muy agradecidos a los amigos, colegas y maestros del Integral Spiritual Center, entre los que queremos destacar al padre Thomas Keating, el hermano David Steindl-Rast, el rabino Zalman Schacter-Shalomi, Roger Walsh, Saniel Bonder, Patrick Sweeney, Sally Kempton y David Deida por sus inspiradoras aclaraciones. También damos las gracias a Andrew Cohen por el claro apoyo que nos ha prestado en foros tan interesantes como el de su revista What Is Enlightenment?
Pero nuestro agradecimiento más profundo es el que sentimos hacia nuestras queridas parejas, familiares y amigos, que han compartido a diario con nosotros el suplicio creativo que ha supuesto la confección de este libro y sin cuyo amoroso apoyo y compañía hubiera resultado bastante menos agradable y satisfactorio… ¡amén de manifiestamente imposible!
El libro tampoco hubiera podido ver la luz sin la monumental contribución de Ken Wilber. En tanto que meta-autor —no sólo de este libro, sino de la misma Práctica Integral de Vida— él ha sido literalmente el creador del campo en el que han podido florecer todas estas visiones. En sus libros y diálogos ha ido esbozando, con claridad, compasión, erudición y, lo que es más importante, sentido del humor, el espacio integral del mundo. Es por ello por lo que queremos agradecerle ahora el apoyo que, con brillantez, elocuencia y generosidad, nos ha brindado, desde el mismo comienzo, como coautor, colega, amigo, mentor y maestro.
Y no quisiéramos concluir esta sección sin darle las gracias a usted, querido lector, que ha abierto este libro motivado por la misma chispa evolutiva que impulsó a los pioneros que le precedieron en la vanguardia de la conciencia. La práctica sólo se encarna en el uso sincero de lo que aquí proponemos. Consideramos un privilegio sagrado compartir con usted esta encarnación de la visión integral.
TERRY PATTEN, ADAM LEONARD Y MARCO MORELLIVerano de 2008
Desde hace miles de años, el ser humano ha utilizado, en todo el planeta, prácticas orientadas hacia el equilibrio y la transformación de su vida. Empezando en los rituales mágicos de los antiguos chamanes, pasando por la ciencia contemplativa de las tradiciones místicas y llegando hasta los últimos y revolucionarios descubrimientos científicos realizados en los ámbitos de la salud, la nutrición y el ejercicio físico, el ser humano siempre ha buscado la forma de establecer contacto con verdades más profundas que le permitan actualizar sus potencialidades más elevadas y aumentar su bienestar y su armonía.
El acervo de conocimientos, enseñanzas y técnicas de que hoy en día, en plena era de la información, disponemos, es realmente extraordinario. ¿Cómo podríamos unificarlo todo? ¿Cómo podríamos dar sentido a la miríada de enfoques, procedentes de lugares y momentos tan diversos, de un modo que resulte relevante para nuestra vida individual y colectiva?
La respuesta a todas estas cuestiones apunta hacia un experimento en el más profundo de los sentidos, una sorprendente exploración de nuestra conciencia y de la humanidad, un viaje hacia el futuro de nuestro cuerpo, de nuestra mente y de nuestro espíritu. Pero en modo alguno queremos decir que la visión presentada en este libro sea un enfoque “experimental” y no demostrado. Lo único que, con ello, queremos decir es que, para acceder a los “datos” de la práctica (y degustar, en consecuencia, sus frutos), debemos estar dispuestos a llevar a cabo el experimento. Ésta es, en nuestra opinión, una de las tareas más apasionantes y provechosas a las que actualmente se enfrenta el ser humano.
La Práctica Integral de Vida es una forma de combinar adecuadamente la multitud de lo que nos ha legado el paso de los siglos con lo que nos proporciona la vanguardia de la psicología, los estudios de la conciencia y otros campos muy avanzados en un mismo marco de referencia que sea útil para la vida del siglo XXI. Ésta es una visión que, pese a ser simultáneamente antigua y moderna, oriental y occidental, y especulativa y científica, trasciende todas estas dicotomías. La Práctica Integral de Vida (o PIV) es integral en el sentido de que es “comprehensiva, total y equilibrada”. Es una síntesis entre “lo mejor” que nos ofrecen las tradiciones y las técnicas de transformación más avanzadas. La PIV es una exploración libre y valiente del territorio de nuestro propio ser y de nuestra propia conciencia.
Los autores estamos orgullosos de presentar, en las siguientes páginas, los resultados de una investigación sobre las claves esenciales del desarrollo humano y la PIV, iniciada, hace ya más de treinta años, con unos cuantos pioneros avanzados. Lo único que hace falta, para ello, es la predisposición a intentarlo, es decir, la predisposición a llevar a cabo, en nuestra propia vida, el Gran Experimento.
Esperamos que, independientemente de que se trate de un principiante o un practicante avanzado en busca de una visión más integral de la práctica, este libro le resulte útil. Trataremos de ayudarle a alcanzar sus aspiraciones más elevadas y crecer juntos en un aquí y un ahora cada vez más luminoso.
La Práctica Integral de Vida parte del mismo punto en que lo hace toda práctica, de la inspiración y el deseo de crecer y convertirnos en todo aquello que podemos llegar a ser.
Hay ocasiones en que esta decisión es el resultado de una verdad profunda que nos ha tocado, conmovido, abierto o despertado, mientras que, otras veces, es el simple fruto de la frustración que acompaña a las experiencias de dolor, sufrimiento y sinsentido.
Quizás sea el resultado del ejemplo edificante de una persona que vive una vida intachable, de la lectura de un libro repleto de comprensiones o de la presencia extraordinaria de un sabio o de un santo. Tal vez se trate de la muerte de un ser querido o de un amigo, o quizás caigamos sencillamente en cuenta del absurdo de una vida convencional sumida en el sinsentido.
Lo cierto es que, en cualquiera de estos casos, habremos llegado a vislumbrar la posibilidad de una existencia más libre, más clara, más verdadera, más amorosa y más auténtica —, y querremos vivirla.
Éstas son las cuestiones que, desde hace miles de años, han inspirado al ser humano. Hubo quienes, después de experimentar ese aguijonazo, entregaron su vida a un camino espiritual o místico y acabaron convirtiéndose en monjes, monjas, chamanes o yoguis. Otros, siguiendo senderos alternativos, se dedicaron a una disciplina transformadora y se convirtieron en samurais o en especialistas en artes marciales. ¿No les parecen todas ellas cuestiones muy serias y muy tradicionales?
Pero las cosas no siempre discurren por los mismos derroteros. Por más sabias que sean las tradiciones, la práctica es, por su misma naturaleza, algo vivo y que se reinventa de continuo. No se atiene exclusivamente al camino trillado por las tradiciones, sino que rompe todas las cadenas. O, dicho en otras palabras, el espíritu de la práctica vivifica toda tradición.
La tradición, a decir verdad, siempre depende de la innovación y la improvisación. Y, sin dejar de abrevar en el manantial profundo de la sabiduría del pasado, nosotros nos atenemos a la tradición… de romper con la tradición.
No en vano el mundo cambia de continuo y lo mismo hace la vida humana, nosotros y la práctica. Son muchos los estratos y dimensiones que asume la Práctica Integral de Vida personalizada. Llega hasta donde nos encontramos y, en el proceso de adaptarse a nuestra vida, experimenta cambios y transformaciones muy profundas. Pero la esencia de la PIV es muy sencilla y encarna, en cualquier contexto, tanto antiguo como moderno, la intención que alienta toda práctica verdadera, despertar todas las dimensiones de nuestro ser y abrirnos en todas direcciones para llegar a ser auténticos, reales y totales.
La Práctica Integral de Vida consiste en vivir de verdad, aumentar el nivel de integración de nuestra realidad y llegar a ser más reales que nunca. La PIV expresa el impulso de aumentar nuestra conciencia — ahora, ahora y también ahora— e ir profundizando ese despertar con el paso del tiempo.
La Práctica Integral de Vida también tiene que ver con respetarnos profundamente a nosotros mismos, a los demás y a nuestra misteriosa existencia. Este respeto nos invita a dar más, a dejar atrás las visiones limitadas y fragmentarias y expandir, en este mundo hermoso y terrible, la libertad, el amor, la apertura y la profundidad, tanto nuestras como de los demás.
La práctica es sencillamente, desde cierta perspectiva, lo que es, la decisión personal de asumir un determinado estilo de vida.
Veamos ahora unas cuantas razones que explican la necesidad de emprender una PIV:
abrazar y trabajar con la crisis, el dolor y el sufrimiento
convertirnos en mejores personas… a todos los niveles y en todas las dimensiones de la vida
asumir una vida más íntegra y excelente
ir más allá de nosotros mismos
¡despertar!
descubrir y entender el sentido de las cosas
vivir en consonancia con nuestros niveles más elevados
convertirnos en personas más vivas y creativas
descubrir y/o alcanzar nuestros objetivos más profundos
amar y respetar plenamente a los demás
hacer las cosas lo mejor que podamos
conectar con la vida, con el universo y con el Espíritu
participar activamente en la evolución de la conciencia
porque quizás nos hayamos enamorado del Misterio (o de Dios)
o por ninguna razón concreta… sino tan sólo porque nos sentimos atraídos por ello
Son muchas las personas que, después de haber experimentado un determinado tipo de práctica, acaban descubriendo que no es lo suficiente-mente completa ni abarcadora. La PIV, por el contrario, deja el espacio suficiente como para incluirlo todo en su camino:
quizá se haya adiestrado en la excelencia física o el deporte competitivo
quizás haya disciplinado su mente o sus emociones hasta alcanzar un rendimiento excelente en el mundo empresarial
quizás haya practicado yoga o meditación durante décadas
quizás haya explorado en profundidad su psiquismo y se haya enfrentado a su sombra
quizá se haya acercado a la práctica movido por la devoción hacia Dios o hacia un maestro o guía muy querido
quizá su interés en la PIV se haya originado en su erudición, en su intuición o en la necesidad de comprender
Hay maestros y enseñanzas que subrayan los límites de muchas de nuestras motivaciones. Una motivación muy habitual, en este sentido, es el llamado “materialismo espiritual”, según el cual, la búsqueda espiritual aspira a algún tipo de logro personal que satisfaga o perfeccione nuestra sensación de identidad separada. Pero, en el fondo, ésta no es más que una forma sutil de egocentrismo que tiende comprensiblemente a debilitarse en la medida en que maduramos. No obstante, la principal de las paradojas es la de buscar. Y es que, aunque todo el mundo emprenda el camino como “buscador”, al llegar a cierto punto, debe acabar trascendiendo, la idea de que perdió algo y renunciar finalmente a la búsqueda. Con el paso del tiempo, nuestras motivaciones evolucionan naturalmente.
Y, como ninguna motivación es errónea, tampoco debemos esperar que la nuestra sea pura y perfecta. Son muchas las razones que justifican la práctica… todas ellas, por cierto, tan válidas como parciales.
La práctica nos transforma para que nuestra intención original pueda crecer… ¡y desarrollarse! Es por ello por lo que la motivación evoluciona en función de nuestro grado de madurez. Y es que, aunque finalmente debamos acabar trascendiéndolas, todas las motivaciones se hallan, en cierto modo, al servicio de nuestro camino.
En última instancia, todas nuestras intenciones y motivaciones convergen en el momento presente. ¿Cuál es, en este mismo instante, nuestra práctica?
No existe forma mejor ni más adecuada de practicar, porque todos los enfoques son, desde esta perspectiva, menos que óptimos. La PIV no se pierde en lo accesorio y apunta a lo esencial para que, de ese modo, el lector no pierda el tiempo y encuentre lo antes posible la práctica que considere más adecuada.
¿Qué le parece si empezamos?
Desperdigados a lo largo de este libro, el lector encontrará una serie de ejercicios experienciales orientados hacia la puesta en práctica de la teoría integral. Algunos de ellos son explícitamente “integrales” y han sido especialmente diseñados para la PIV, razón por la cual los hemos calificado como Prácticas estrella mientras que otros, por el contrario, aunque procedentes de un origen diferente, se han visto adaptados al contexto integral. También presentamos algunas de las Prácticas estrella en una modalidad resumida que hemos decidido llamar Módulos de un minuto a la que el lector puede apelar en cualquier momento de su vida cotidiana.
Y queremos señalar que, cuando empleamos el calificativo “experiencial”, estamos refiriéndonos a su sentido más amplio, que no se limita tan sólo a las experiencias corporales, sino que también incluye las experiencias mentales y las experiencias espirituales. Trate pues de abrirse, cuando vea una Práctica estrella o un Módulo de un minuto, a la modalidad de experiencia implicada, independientemente de que se trate de una experiencia corporal, mental, espiritual o de cualquier combinación posible entre ellas.
Módulo de un minuto ¿Cuál es su motivación más profunda?
Es muy importante conectar con el significado que la práctica tenga para usted. Veamos ahora un modo de verificar su motivación. Aunque pueda hacerlo ahora mismo, de hecho, es mejor realizar regularmente este ejercicio al comenzar cualquier sesión de práctica —¡Y lo más interesante es que basta, para ello, con un solo minuto!
Coloque ambas manos sobre el corazón y respire varias veces lenta y profundamente. Preste luego atención a cualquier cosa que afl ore en su mente, en su corazón y en sus intestinos. Considere luego con mucha atención cuál es la motivación más profunda que alienta su práctica. ¿Cuál es su deseo más real? ¿Qué es lo que, ahora mismo, aparece en su conciencia? ¿Qué es lo que late detrás de los “impulsos” o de los “tirones” que ahora mismo está experimentando?
Quizás esté buscando algo extraordinario, tal vez sencillamente esté interesado en lo que sucederá o quizá sienta algo que es incapaz de describir. Observe y cobre conciencia de la motivación profunda que ahora mismo alienta su práctica.
Finalmente observe y advierta el Testigo de su experiencia, es decir, esa parte de su conciencia que sencillamente se da cuenta de los contenidos de su experiencia. ¿Quién es el que experimenta ésta, ésta y todas las experiencias que componen su vida? ¿Quién es el que es consciente y, por tanto, no tiene que ver con esas motivaciones?
Respire y relájese en esa conciencia durante unos instantes…
Luego suéltelo todo y prosiga con su vida.
La palabra kosmos (con “ka”), término con el que los antiguos griegos se referían al universo, no sólo tiene en cuenta el dominio físico de las estrellas, los planetas y los agujeros negros (es decir, el significado real del término “cosmos” [con “ce”]), sino que incluye también los dominios de la mente, el alma, la sociedad, el arte y el Espíritu —o, dicho en pocas palabras, todo.
Independientemente de cuál sea su motivación, la decisión de emprender, renovar o profundizar nuestra práctica constituye un primer paso extraordinario. ¿Pero cómo, una vez tomada, podemos llevar a la práctica esa decisión? Después de treinta años de experiencia podemos garantizar al lector que, en ausencia de marco de referencia que contribuya a organizarla, el efecto de cualquier práctica acaba diluyéndose. En este sentido, el marco de referencia integral nos ayuda a dar sentido a las muchas opciones con que contamos, aumentando nuestra flexibilidad e inclusividad para poder honrar así más profundamente nuestras intenciones y actualizar más plenamente nuestras capacidades.
El marco de referencia de la Práctica Integral de Vida se caracteriza por su gran flexibilidad. No es un programa al que debamos atenernos estrictamente para tener más éxito, un mejor aspecto, alcanzar la iluminación o ser, de un modo u otro, más perfectos. La Práctica Integral de Vida nos proporciona herramientas que contribuyen a diseñar la práctica personalizada que más nos sirva, con la certeza de que, con el paso del tiempo, irá modificándose.
La faceta “integral” de la PIV reside en su inclusividad basándose, para ello, en un mapa conceptual, al que denominamos OCON (acrónimo de “omnicuadrante y omninivel”) y al que no tardaremos en volver. OCON es una teoría de todo, una forma de entender la vida y la realidad en un sentido no, por amplio, menos preciso. OCON es un mapa de la conciencia, del Kosmos y de todos y cada uno de los niveles y dimensiones del desarrollo humano.
En términos técnicos se trata de un mapa de mapas, de una metateoría que incluye las verdades esenciales procedentes de centenares de otras teorías en un marco de referencia que tiene en cuenta, al tiempo que integra, en la misma totalidad coherente, intuiciones profundas procedentes, entre otras muchas disciplinas, de las tradiciones espirituales, de la filosofía, de la ciencia moderna y de la psicología evolutiva. En este sentido, el marco de referencia OCON tiene en cuenta las perspectivas que han aportado, a nuestra comprensión del mundo y del yo, grandes pensadores, maestros e investigadores.
Pero la cosa no acaba ahí, porque OCON también es un marco de referencia intuitivo que describe el territorio de nuestra propia conciencia. Y, para disfrutar de sus beneficios, no es necesario estar titulado ni contar con un equipamiento de última tecnología. Lo único que necesitamos, para ello, es la predisposición a aportar un nuevo tipo de conciencia a nuestra experiencia, lo que se asemeja a aprender un nuevo idioma. Quizás, al comienzo, nos sintamos un tanto torpes memorizando nuevos términos y farfullando un nuevo lenguaje pero, con el paso del tiempo, acabaremos descubriendo que, cuanto más apliquemos la nueva gramática a las situaciones de la vida real, más fácil nos resulta, aunque instintivamente sigamos pensando en nuestro idioma vernáculo y nos veamos obligados a traducirlo, recordarlo y emplearlo.
Pero, cuanto más ejercitamos ese nuevo idioma, más sencillo nos resulta pensar en él hasta que, un buen día, nos despertamos recordando que esa noche, mientras soñábamos, estábamos hablando en él. Y ello no significa, en modo alguno, que hayamos olvidado nuestro viejo idioma, sino sencillamente que nos hemos vuelto bilingües. Y, cuanto más nos expresamos en este nuevo idioma, más impregna nuestro ser, hasta que acaba convirtiéndose en parte de nosotros. Al cabo de un tiempo, las palabras fluyen sin esfuerzo de nuestros labios y somos capaces de comunicarnos, de un modo completamente nuevo, con diferentes tipos de personas. Entonces es cuando nuestro mundo se expande y advertimos horizontes que hasta entonces se nos antojaban inalcanzables.
Siendo OCON un intento de cartografiar el Kosmos, la PIV compromete casi todas las dimensiones de nuestra vida. Embarcarse en una Práctica Integral de Vida supone asumir más perspectivas y hacerlo de un modo más libre y flexible, ejercitando todas las dimensiones de nuestro ser. Y ésta no es una cuestión estrictamente mental, sino una modalidad de inteligencia sentida y vivida, una especie de inteligencia encarnada. La Práctica Integral de Vida es OCON aplicado a la vida, una forma de evolución consciente que moviliza todas las dimensiones de nuestro ser.
Son varias las cuestiones clave que debemos formularnos al emprender una Práctica Integral de Vida:
¿Cuáles son las prácticas más básicas y eficaces de las antiguas tradiciones?
¿Cuáles son las comprensiones prácticas que nos han proporcionado los nuevos descubrimientos?
¿Cómo podemos cobrar conciencia de las pautas que conectan las diferentes intuiciones y metodologías?
¿Cómo podemos emplear ese conocimiento para alentar nuestro desarrollo y nuestro despertar?
No somos los primeros interesados en extraer la sabiduría espiritual de las tradiciones religiosas ni en aspirar a una síntesis entre Oriente y Occidente. OCON parece proporcionarnos poderosas claves ocultas para cualquier abordaje práctico realmente universal capaz de respetar y alentar las saludables diferencias existentes entre los diferentes enfoques.
Pero los principios básicos, por más importante que pueda parecer, no son complejos ni difíciles de aprender. La Práctica Integral de Vida está diseñada por y para personas que viven en una época tan acelerada como la primera década del siglo XXI. Como no tenemos tiempo que perder, le aseguramos que las prácticas incluidas se han revelado muy útiles. La PIV es perfectamente compatible con el estilo de vida característico de nuestro tiempo. Y, aunque siempre podamos tomar algún que otro atajo, también sirve para quienes quieran profundizar rápidamente en la práctica.
¿Cómo funciona la PIV? En primer lugar, se trata de un enfoque modular a la práctica. Un módulo PIV es una categoría de práctica que se relaciona con una parte concreta de nuestro ser, como el cuerpo, la mente, el Espíritu o la sombra. De este modo, el establecimiento de los módulos que debamos practicar nos proporciona una visión global que simultáneamente pone de relieve las áreas que estamos ejercitando y aquéllas otras que, por el contrario, estemos soslayando.
Uno de los beneficios del enfoque modular es que basta con unos cuantos módulos para poner en marcha todas las dimensiones fundamentales de nuestra vida sin dejar por ello de decidir el modo exacto de hacerlo. En este sentido, la PIV no determina las prácticas concretas que debemos ejercitar… y, cuando hablamos de “prácticas”, estamos refiriéndonos concretamente a actividades realizadas de manera consciente y regular como el yoga, el levantamiento de pesas, el registro escrito de un diario, las actividades de voluntariado y servicio, etcétera, etcétera, etcétera. La PIV sólo subraya la existencia de unas cuantas dimensiones troncales —es decir, módulos básicos— y otras accesorias que, sin dejar de ser importantes, son meramente optativas y nos ayudan a establecer el modo exacto de ejercitarlas. De este modo, resulta sencillo seleccionar las prácticas que más nos interesen, sin perder el contacto con todas ellas.
En segundo lugar, la PIV es escalable, lo que significa que podemos simplificarla y acortarla para adaptarla al tiempo de que dispongamos. ¿Estamos demasiado ocupados para practicar? Podemos llevar a cabo una forma básica de Práctica Integral de Vida que no nos exija más de diez minutos al día. De este modo nadie, por más ocupado que esté, podría justificarse diciendo que carece de tiempo para emprender una Práctica Integral de Vida.
¿Está usted interesado en la transformación rápida y profunda? También puede utilizar los principios de la PIV para comprometerse, con la misma intensidad con la que lo haría un monje o un atleta olímpico, con los niveles más profundos de la práctica. La práctica puede requerir incluso varias horas al día, obligarnos a asistir a retiros o comprometerse con una comunidad entregada a la práctica.
¿Es su abanico de intereses prácticos muy amplio o muy concreto? En este sentido, la PIV es adaptable y, en consecuencia, moviliza nuestros intereses, nuestras pasiones y nuestras necesidades. Lejos de imponernos una estructura rígida, nos abre a un espacio en el que podemos desarrollar creativamente las múltiples dimensiones de nuestro ser.
Nuestras sugerencias prácticas concretas, como las Prácticas estrella, son condensadas y destiladas —lo que quiere decir que, descartando lo accesorio, conservan lo esencial— y, en consecuencia, optimizan nuestros esfuerzos. Así es como nos aseguramos de no estar perdiendo el tiempo.
La PIV, por último, es integral, que es precisamente lo que queremos decir cuando afirmamos que está “potenciada por OCON”, el mapa más global de la conciencia del que actualmente disponemos, lo que nos permite esbozar una forma de práctica que se halla a la vanguardia del siglo XXI. La estructura OCON de la Práctica Integral de Vida no sólo deja el suficiente espacio para el desarrollo superior y la autorrealización, sino también y muy especialmente para el despertar, es decir, para el reconocimiento de la Talidad o Esidad omnipresente de éste, de éste y también de este momento.
Lo último en entrenamiento alterno y, en consecuencia, nos permite trabajar sinérgicamente con el cuerpo, la mente y el Espíritu en los ámbitos del yo, de la cultura y de la naturaleza
Modular, lo que significa que podemos combinar la práctica de áreas o “módulos” concretos
Escalable, es decir, adaptable al tiempo (poco o mucho) de que dispongamos, llegando incluso a los Módulos de un minuto
Adaptable a cualquier estilo de vida, lo que nos permite diseñar programas adaptados a nuestras necesidades básicas
Condensado, en el sentido de que, despojando a las prácticas tradicionales de su bagaje cultural y religioso, resume su esencia y nos proporciona una forma concentrada y eficaz de práctica muy aplicable al mundo postmoderno
Integral es decir, basada en una tecnología OCON, un marco de referencia “OmniCuadrante y OmniNivel” que nos permite car-tografiar las muchas capacidades intrínsecas del ser humano
La aventura universal (y particular) del despertar
La aventura del despertar es uno de los dramas más universales en los que se halla inmerso el ser humano. Asume todas las formas posibles y es, en este sentido, un proceso fundamentalmente creativo, impredecible e improgramable. En ciertos parajes, este proceso parece estancarse mientras que, en otros, se acelera y también hay “noches oscuras del alma” y puertas que sólo pueden atravesarse de rodillas y que se experimentan como una ordalía de transformación, un proceso de “fl orecimiento” o un romance con Dios.
Los principios de la PIV son muy claros y sencillos, y ponen a la práctica al alcance de casi cualquier persona. En este sentido, nos proporcionan un marco de referencia organizador para una vida de aprendizaje y transformación. Iluminando la imagen mayor de la conciencia, la vida, el crecimiento y el despertar, y destilando el extracto de la práctica, nos ayuda a despojarnos del lastre innecesario y proporcionarnos el espacio necesario para centrarnos en la esencia de la cuestión.
Cada camino tradicional nos ofrece una imagen única del aspecto que asume el despertar. Aun la moderna conciencia científica empezó con su propia “ilustración”. La PIV no tiene nada que ver con el rechazo de una determinada forma de despertar en favor de una nueva moda. La PIV tiene que ver con la adecuada comprensión y combinación de los caminos existentes, permitiéndoles funcionar mejor y ayudándonos a vivir más adecuadamente en pleno siglo XXI.
La PIV nos proporciona un marco de referencia nuevo y claro que no sólo permite al practicante (independientemente de que se trate o no de una persona religiosa) entender y actualizar su práctica, sino establecer un diálogo profundo y significativo con personas que siguen caminos diferentes sobre cuestiones universales relativas a la práctica.
Y ello significa que los cristianos, los judíos, los musulmanes, los budistas, los hinduistas y cualquier otro practicante religioso, indígena o transtradicional puede utilizar el enfoque integral para hablar con personas que siguen otros caminos e incluso con quienes no sustentan una visión religiosa del mundo, y referirse a su práctica con un lenguaje común (que, dicho sea de paso, puede proporcionar nuevas conexiones e ilustrar, de este modo, lo mucho que tienen en común). Aun los ateos y los agnósticos pueden trabajar con la PIV, puesto que el marco de referencia OCON es neutral y no impone ni proscribe ningún sistema concreto de creencias.
Esto nos permite satisfacer una necesidad muy seria. Tengamos en cuenta que el budista puede hablar fácilmente con alguien de su misma tradición sobre el modo de aplicar su práctica espiritual a los retos que la vida le depare. ¿Pero podría hacer lo mismo con un cristiano? ¿O con un musulmán? Y algo parecido podríamos decir con respecto a los aspirantes espirituales ajenos a esas tradiciones. Necesitamos alentar el diálogo entre los integrantes de cualquier tradición religiosa y hasta con personas que no pertenezcan a ninguna tradición. Si queremos servir a un bien mayor, la creciente comunidad internacional de práctica espiritual debería contar con un vocabulario común.
Este libro contribuye al establecimiento de un diálogo sobre una nueva dirección evolutiva de la práctica personal a la que deberían atenerse los futuros exploradores de la vanguardia del potencial humano. En este sentido, la Práctica Integral de Vida contribuye muy positivamente a definir un nuevo y emergente campo de estudio, de investigación y de aplicación.
Los cuatro módulos básicos de la Práctica Integral de Vida son los siguientes:
el cuerpo
la mente
el Espír itu
la sombra
otros módulos adicionales importantes son:
la ética integral
el yoga sexual integral
el trabajo
la transmutación de las emociones
el parentaje integral
las relaciones integrales
la comunicación integral
El punto de partida universal de la PIV se asienta en los cuatro módulos básicos, relacionados con las cuatro dimensiones fundamentales de nuestro ser individual, el cuerpo, la mente, el Espíritu y la sombra. Usted es lo único que, para ello, necesita, de modo que, quien así lo desee, ya podría empezar a trabajar. Tenga en cuenta que la práctica coherente de estas cuatro dimensiones movilizará y potenciará su desarrollo global. De este modo será más capaz de funcionar interna y externamente, a través de múltiples perspectivas, con una mayor claridad, presencia y vitalidad en casi todas las dimensiones de su vida.
Figura 2.1 Comenzar con los cuatro módulos básicos
Figura 2.2 Módulos adicionales
Hablando en términos generales, los caminos espirituales tradicionales se han centrado habitualmente en dos o tres de estos módulos, soslayando casi siempre el módulo de la sombra. Por su parte, aunque los caminos modernos y postmodernos del autodesarrollo hayan tenido en cuenta el trabajo con la sombra, han solido desdeñar el módulo de la mente y la mayoría de ellos carecen de la profundidad y el rigor propio de las tradiciones meditativas, lo que les impide abordar adecuadamente el módulo del Espíritu.
Para esbozar adecuadamente una PIV, lo único que necesitamos es elegir una sola práctica en cada uno de los cuatro módulos básicos. Y, si queremos hacerlo sabiamente, deberemos escapar de los errores habituales que, de modos muy diversos, obstaculizan la transformación.
Hay quienes dicen: «¿Y qué pasa si quiero centrarme en un ámbito ajeno a los cuatro módulos básicos?». ¡Obviamente no hay nada que nos lo impida! Siempre podemos tener en cuenta y aportar conciencia a nuestras relaciones y a las funciones clave (relativas a nuestra profesión, nuestras relaciones, nuestra familia, etcétera) a las que se refieren los módulos adicionales. Y, en cualquier momento, nuestro objeto de interés siempre puede centrarse en cualquier módulo. Todos los módulos —tanto los básicos como los adicionales— son importantes. Si, por ejemplo, estamos atravesando una fase en la que pretendemos adaptar nuestra carrera al objetivo de nuestra vida o a la pasión que alienta nuestro corazón, probablemente queramos centrarnos en el módulo del trabajo y desplegar nuestro yo único. En cambio, si acabamos de enamorarnos (o queremos enamorarnos) o estamos trabajando cuestiones relativas a nuestra pareja, probablemente prefiramos centrarnos en el módulo de las relaciones. Y si, por último, estamos estableciendo los cimientos de una nueva familia, probablemente nos interese centrarnos en el módulo del parentaje.
Los cuatro módulos básicos no constituyen, en este sentido, una estructura rígida y dogmática, sino tan sólo un fundamento recomendado. Son muchas las etapas que componen el viaje de nuestra vida y el énfasis de la práctica deberá adaptarse en consecuencia. Los módulos PIV no son más que formas de explicar las dimensiones centrales de nuestra vida. Además, tampoco es necesario considerar a los módulos como unidades rígidas, compartimentalizadas y abstractas de nuestro ser —porque no hay necesidad de relacionarse con uno mismo de un modo distante y estricto. En este sentido, los módulos contribuyen a orientar, equilibrar e integrar la práctica, y los términos exactos son menos importantes que la energía, claridad, sinceridad e intencionalidad con que la emprendamos.
Figura 2.3 estrella
Cada módulo incluye una serie de prácticas a elegir. El módulo del cuerpo, por ejemplo, cuenta con un amplio abanico de prácticas, entre las que cabe destacar el levantamiento de pesas, el aeróbic, los deportes, la natación, el yoga, el chi-kung, la dieta y la nutrición. Cualquier práctica centrada en las dimensiones encarnadas de nuestro ser puede ser considerada como una práctica del módulo corporal. Y, por razones parecidas, prácticas como la oración, la meditación y la adoración, relacionadas con la dimensión espiritual de nuestro ser, pertenecen al módulo del Espíritu.
Figura 2.4 Ejemplo PIV con Módulos de un minuto
Nosotros hemos desarrollado una serie de prácticas recomendadas en cada uno de los cuatro módulos básicos, a las que llamamos Prácticas estrella. Se trata de prácticas originales, basadas en OCON y especialmente adaptadas al siglo XXI, que integran lo mejor de las visiones tradicionales, modernas y postmodernas. Y, por más que algunas sean recopilaciones de prácticas tradicionales despojadas de su lastre religioso y cultural, y que otras hayan sido especialmente diseñadas para satisfacer necesidades nuevas, todas ellas son muy eficaces y abarcan los aspectos más relevantes de la práctica.
En la Figura 2.3 presentamos algunas de las Prácticas estrella de los cuatro módulos básicos que veremos con más detenimiento a lo largo del presente libro. Pero debemos decir al lector que el único modo de saber si una determinada práctica le sirve o le gusta consiste, obviamente, en ponerla en práctica.
Su PIV puede ser tan amplia y rica como quiera. Sin embargo, para quienes no disponen de mucho tiempo libre, hemos puesto a punto versiones rápidas de las Prácticas estrella a las que llamamos Módulos de un minuto. En este sentido, los módulos de un minuto son Prácticas estrella condensadas en un ejercicio muy eficaz y auténtico cuya práctica requiere muy poco tiempo. Dicho en otras palabras, el módulo de un minuto es una minipráctica estrella que puede emprender casi en cualquier momento y en cualquier lugar, tanto en el trabajo como en el metro, después de comer, entre una clase y otra o antes de acostarse.
Los Módulos de un minuto no reemplazan a las prácticas más intensas. Desde una perspectiva ideal, usted puede contar con una o dos horas al día para llevar a cabo la práctica y, en ocasiones —cuando, está en un retiro, por ejemplo—, puede disponer de más tiempo. Sin embargo, cuando el tiempo con que cuenta es escaso, los Módulos de un minuto le ayudan a permanecer en contacto con la esencia de la práctica, lo que obviamente resulta muchísimo mejor que no practicar.
De este modo, los Módulos de un minuto le permiten llevar a cabo una PIV que no le requiera más de 10 minutos al día. Así podrá seguir practicando aunque esté muy ocupado —¡y eliminar, al mismo tiempo, la principal excusa para no practicar! Cualquiera puede disponer así del tiempo necesario para practicar regularmente una PIV.
La práctica nunca concluye. Después de años de dedicación, los practicantes experimentados suelen trabajar con modalidades más sutiles y avanzadas de los mismos módulos. Cuando la práctica ha acabado integrándose en nuestra vida, tendemos a trabajar más profundamente con nuestros estados mentales y emocionales. Entonces es cuando la práctica se profundiza en nuestras relaciones, en el trabajo y en otros módulos adicionales. Y, por supuesto, seguimos trabajando también con los módulos básicos del cuerpo, la mente, el Espíritu y la sombra. El hecho es que nuestra práctica debe adaptarse, flexibilizarse y evolucionar de continuo en la medida en que avanzamos y nos adentramos en estadios nuevos y cada vez más maduros.
La Matriz de la Práctica Integral de Vida
Los principios de la PIV le ayudarán a diseñar y seguir perfeccionando una práctica global, equilibrada y eficaz. De este modo no soslayará nada esencial ni rechazará las dimensiones fundamentales del desarrollo, aun en aquellos momentos en los que se concentre en determinados tipos de crecimiento, como los retiros de meditación o el período de entrenamiento que precede a una competición atlética.
El ejercicio de tres tipos diferentes de salud
La práctica regular nos transforma, tanto de forma espectacular como sutil. Y esto es algo que queda muy claro cuando tenemos en cuenta los tres tipos de salud que presentamos a continuación:
Salud horizontal: La plenitud dinámica de las posibilidades de conciencia, vitalidad y respeto con que contamos en el estadio actual del desarrollo en el que nos encontremos.
Salud vertical: El desarrollo continuo hacia una mayor conciencia y complejidad, que trasciende viejas formas de ser y avanza hacia nuevos estadios del desarrollo.
Salud esencial: El contacto, la conexión y la realización del Espíritu que tenemos, en cualquier estadio del desarrollo, con el Misterio, Talidad o Esidad de éste y de cualquier otro instante.
La PIV asume e integra estas tres modalidades diferentes.
Aun en aquellos momentos en los que las circunstancias vitales parecen colocar en primer plano otros aspectos de nuestra vida, como el trabajo o la familia, siempre contamos con herramientas que nos permiten flexibilizar la práctica y darle la forma adecuada. De hecho, el modo en que asumimos nuestra Práctica Integral de Vida puede evolucionar con el paso del tiempo y las líneas directrices generales pueden acabar convirtiéndose en un firme compromiso que orienta de manera natural todos y cada uno de los instantes de nuestra vida. De este modo, no sólo habrá lugar, por decirlo así, para la inhalación, sino también para la exhalación o, lo que es lo mismo, para todas las cualidades y fases de una vida humana sana.
No hay apaños rápidos
Una de las razones por las que la llamamos Práctica Integral de Vida es porque no hay apaños rápidos. No le quepa la menor duda de que, si los hubiera, nosotros los recomendaríamos. ¡Una de las lecciones más duras que, en la última mitad del siglo, nos ha enseñado el movimiento del potencial humano, es que los talleres de fin de semana no funcionan! Y lo mismo podríamos decir con respecto a los talleres intensivos de una semana o hasta de un mes. La única forma de alentar la transformación sostenida es la práctica comprometida, duradera y cotidiana.
El camino más corto y rápido para provocar el cambio duradero pasa por un estilo de vida que incluya, al menos, los cuatro módulos básicos y abrace alguna forma de PIV. Y esto, aunque parezca requerir mucho tiempo (¡y hay ocasiones en que un minuto parece eterno!), nos ayuda a movilizar nuestras potencialidades, activar nuestra energía y nuestra atención, intensificar nuestra eficacia y disfrutar de la vida. ¡No hay razones, pues, para demorar el comienzo de nuestra PIV!
El entrenamiento alterno integral
El entrenamiento alterno típico es habitualmente muy chato. Ejercita, por ejemplo, el aeróbic, el levantamiento de pesas y el yoga… pero todo ello tiene lugar a un nivel estrictamente físico. ¿Qué sucedería si aplicásemos el mismo principio del entrenamiento alterno —según el cual, lo que hayamos logrado en una dimensión cataliza el avance en todas las demás— a todos los niveles y dimensiones de nuestro ser? Porque ésa es precisamente la idea. La investigación preliminar realizada en este sentido sugiere, por ejemplo, que el meditador que también levanta pesas acelerará más el avance de su meditación que el que no lo haga, y viceversa, que el levantador de pesas que medita acelera también su práctica de levantamiento de pesas. Éste es un fenómeno al que podríamos denominar sinergia alterna integral. Los cuatro módulos esenciales activan simultáneamente diversas y poderosas sinergias existentes entre el cuerpo y la mente, entre el Espíritu y el cuerpo, y entre la sombra (es decir, el inconsciente) y el Espíritu. Y éste es un beneficio que se ve acentuado por el ejercicio de los módulos adicionales.
Aunque algunas prácticas se centren más en un módulo que en las demás, tiene lugar un cierto efecto dominó, porque el compromiso con un módulo en una determinada dimensión vital aumenta la eficacia del resto de los módulos en las demás dimensiones. Éste es el poder del entrenamiento alterno, lo que explica que, aunque el módulo de la sombra se dirija fundamentalmente a la dinámica psicológica interior, acabe influyendo en muchos aspectos de nuestra vida. Cobrar, pues, conciencia de los contenidos de la sombra y apropiarnos de ellos no sólo aumenta la intimidad y sinceridad de nuestras relaciones, sino que libera también la energía reprimida en nuestro cuerpo, aclara y aumenta la eficacia de nuestro trabajo, intensifica nuestra autenticidad y nuestra conducta ética, y puede llegar incluso a mejorar nuestras finanzas (como sucede, por ejemplo, cuando el trabajo con la sombra nos permite enfrentarnos y superar los miedos inconscientes hacia el dinero y el poder).
Un enfoque post-metafísico
El siguiente principio —más teórico pero no, por ello, menos importante— afirma que la PIV es “post-metafísica”, un calificativo que significa que no existe ninguna visión de la realidad que se presente sencillamente ante nuestra conciencia como un dato. Dicho en otras palabras, toda perspectiva es enactuada, lo que significa que, para ver algo, tenemos que hacer algo. Así, por ejemplo, si queremos saber si está lloviendo, tendremos que echar un vistazo por la ventana; si queremos ver una ameba, deberemos utilizar un microscopio y, si queremos entender de qué diablos hablan los maestros zen, nos veremos obligados a meditar.
La vieja metafísica asume que la realidad se presenta sencillamente ante nuestra conciencia sin intermediación alguna de contextos, acciones y percepciones. Pero, según la visión postmetafísica integral, si queremos experimentar una realidad integral tendremos que acometer una práctica integral. Nada, pues, de lo que presentamos en este libro debería ser tomado como una simple proclamación de la verdad porque, en todos los casos, para corroborar la veracidad de lo que alguien considera “verdad”, el lector deberá seguir una determinada práctica.
Si el lector, por ejemplo, quiere conocer la verdadera existencia de las lunas de Júpiter, deberá familiarizarse con los principios de la astronomía y mirar luego a través de un telescopio. Y si, del mismo modo, quiere conocer la verdadera existencia del satori del zen o de la iluminación, deberá familiarizarse con el zen y meditar y contemplar luego directamente la naturaleza de su mente. En lugar, pues, de tragarnos acríticamente algo o de vomitarlo escépticamente, la visión post-metafísica nos obliga a asumir una actitud abierta e inquisitiva. En cierto modo, la post-metafísica es una expresión del impulso científco —es decir, de la experimentación empírica y de la validación experiencial— que no se limita al plano material, sino que incluye todos los niveles y dimensiones de nuestro ser.
Conciencia, respeto y presencia
La esencia de la Práctica Integral de Vida no se limita al ejercicio de determinadas prácticas. Muy al contrario, insiste en el compromiso sincero de aportar conciencia, respeto y presencia a cada momento de nuestra vida —e intensificar, de ese modo, nuestra conciencia, nuestro respeto y nuestra presencia. Quien emprende una PIV aspira naturalmente a un cuerpo sano, una mente clara, un corazón abierto y el compromiso con un objetivo superior. Y ello no sólo se expresa en el modo en que respiramos y nos sentamos a lo largo del día, sino en el modo también en que trabajamos, en que tratamos a nuestra pareja y en que nos enfrentamos al estrés… es decir, en todos los aspectos y en todos los momentos de nuestra vida.
Ser conscientes y amar —es decir, ver, sentir y ser en el momento— es algo realmente muy profundo que nos obliga a liberarnos de la fijación a toda perspectiva, para ser así libres y flexibles y evolucionar con la vida.
La Práctica Integral de Vida esparadójica