Lecciones prácticas para el éxito empresarial - Santiago Perdomo Maldonado - E-Book

Lecciones prácticas para el éxito empresarial E-Book

Santiago Perdomo Maldonado

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  • Herausgeber: CESA
  • Kategorie: Fachliteratur
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2021
Beschreibung

En sus Lecciones practicas para el éxito empresarial Santiago Perdomo Maldonado examina las enseñanzas que le permitieron construir una exitosa carrera profesional en el sector bancario y empresarial del país. Son experiencias de Vida de gran utilidad para el lector, pues en ellas el autor analiza los pilares que soportan una sólida reputación y que permiten conseguir resultados de largo plazo: el trabajo disciplinado, la confianza, la autocritica y la ética laboral. Así mismo, aborda aspectos fundamentales como el uso del efectivo, la bancarización y la política fiscal colombiana, y discute a profundidad, entre otros, conceptos como gobierno corporativo, transformación digital, fiducia, mercados de divisas y liquidez. Y como bien 10 explica, estas lecciones extraídas de su Vida tanto privada como profesional no constituyen metas en si mismas, sino que son propuestas que el lector puede vivir e interiorizar de acuerdo con sus propias experiencias.

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658.4012 / P433l 2021

Perdomo Maldonado, Santiago

Lecciones prácticas para el éxito empresarial / Santiago Perdomo Maldonado. Bogotá: Colegio de Estudios Superiores de Administración – CESA, 2021. 150 p.

DESCRIPTORES:

1. Gestión empresarial – Experiencias de vida 2. Planificación empresarial 3. Estrategias empresariales 4. Gobierno corporativo 5. Éxito en los negocios 6. Ética empresarial

© 2021 CESA - Colegio de Estudios Superiores de Administración

© 2021 Santiago Perdomo Maldonado

Fotos e ilustraciones.

© Santiago Perdomo Maldonado

© Beto Barreto – Caricatura Conquistando. Página 94

© El Tiempo – Cena de despedida. Página 33

© Grupo Semana – Los reyes de la pista. Página 83

ISBN impreso: 978-958-8988-51-1

ISBN digital: 978-958-8988-52-8

Editorial CESA

Casa Incolda

Diagonal 34a No 5a - 23

www.editorialcesa.com

www.cesa.edu.co

[email protected]

Bogotá, D.C, febrero de 2021

Dirección: Editorial CESA

Corrección de estilo: José Ignacio Curcio Pennen

Diseño de portada y diagramación: Yimmy Alberto Ortiz Arias

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo escrito.

Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions

Contenido

Prólogo

Introducción

El lugar adecuado en el momento justo

Disciplina de confianza

Gobierno corporativo

Respeto por el cliente

Forex

Fiducia

Banca digital

Estrategia Cero

Liquidez

Efectivo

Política Fiscal

Emprendimiento

Notas al pie

 

Santiago Perdomo: vocación de servicio que brilla con luz propia

La presencia de Santiago Perdomo Maldonado ha sido determinante en la banca nacional, pero también en la vida de quienes podemos llamarnos sus amigos.

Hablar del momento en el que lo conocí es hablar de la primera etapa del CESA. Yo era el rector de esta institución, creada apenas unos años atrás por un grupo de notables empresarios comprometidos con el futuro del país y liderados por el Dr. Carlos Lleras Restrepo y Don Hernán Echavarría Olózaga. Desde muy joven mostraba su especial carácter; Santiago acababa de llegar de Estados Unidos y al estudiar Administración de Empresas desafiaba el criterio de su padre —un prestigioso médico geriatra y hombre de campo, extraordinario ser humano—, quien esperaba que su hijo también estudiara medicina. Sin embargo, la vocación del hijo iba por otros caminos.

Como estudiante, Santiago mostró siempre un alto sentido de pertenencia con el CESA; era muy exigente y comprometido, no solo consigo mismo sino con quienes lo rodeaban: compañeros, profesores y directivos. Para él, la actividad académica fue siempre una prioridad, y el estudio, un valor. El CESA se caracterizaba por ser una institución de puertas abiertas, los estudiantes siempre tenían la confianza de entrar a la Rectoría a dar sus opiniones y sus apreciaciones sobre la vida cotidiana que allí se vivía. Santiago, de manera siempre respetuosa y pertinente, solía manifestar constantemente sus apreciaciones acerca del desarrollo del CESA, que funcionaba como una gran familia. Eso fortaleció ese vínculo nuestro que, con los años, se convertiría en una gran amistad.

Su pasión por los temas empresariales y financieros lo llevaron muy pronto de vuelta a las aulas, pero esta vez como profesor; comenzó enseñando Matemáticas Financieras en la Universidad de la Sabana, pero tan pronto como tuve oportunidad lo invité a formar parte del cuerpo docente del CESA, su alma mater. Para ese entonces, él ya era presidente del Banco Colpatria, y yo sabía que no iba a ser un profesor más para los estudiantes del CESA. Reemplazó, en el curso de Instituciones Financieras, al doctor José Vicente Vargas Salgado —senador de la República, ministro de Agricultura y hombre muy notable de la banca nacional—, un docente muy respetado por nuestros estudiantes: Santiago se enfrentaba a un reto muy grande y en verdad que lo logró. Nunca tuve duda de que Santiago iba a ser exitoso desde el primer día.

Dado que el plan de estudios de nuestra institución se ha caracterizado por tener un énfasis muy práctico, la experiencia corporativa de Santiago, sus calificaciones profesionales y, sobre todo, su afinado instinto empresarial, pronto lo llevaron a ser uno de los profesores predilectos dentro de la institución. Al mismo tiempo que era muy calificado teóricamente, trabajaba su cátedra desde su experiencia como gerente General de Colpatria. Santiago, como banquero curtido que era ya, enseñó la cátedra de manera especial; le dio unos toques propios, en el sentido de que llevaba a las clases a muchos conferencistas invitados para que comentaran sobre las actividades del sector financiero, lo que favoreció el proceso de enseñanza-aprendizaje porque unió sus enseñanzas resultado de su experiencia personal con las de sus invitados.

Como profesor, solía ser muy cercano a sus estudiantes, lo cual no me sorprendió dada su extraordinaria calidad humana; para algunos, incluso, llegó a convertirse en una figura paterna, y a aconsejarlos, con cariño, como discípulos, en todas las iniciativas de negocio que le presentaban. Así de generoso era, Santiago; así de generoso es todavía.

Otra de sus características es que sabe escuchar muy bien. Recuerdo que al hacer yo parte de la Junta Directiva del Banco Colpatria, durante su presidencia, teníamos juntas Directivas muy fuertes, en las que teníamos que tomar decisiones rápidas y trascendentales, pues el país pasaba por momentos críticos. Durante ese periodo, él demostró que podía pensar con claridad bajo presión, sin olvidar nunca con quién hablaba ni lo que le decían.

Como jefe, tiene una faceta digna de mención: se preocupa siempre por la situación particular de cada uno de sus subalternos, por su plan de carrera, por su preparación permanente y por su estabilidad personal y familiar… Podría decirse que al mismo tiempo que es un jefe firme e íntegro, es muy cálido y humano. No es extraño, por lo tanto, que sus proyectos sean siempre tan exitosos, y que ocupe una posición destacada y de tanto prestigio.

Ha mostrado, también, éxito en su faceta como negociante y emprendedor. Desde pequeño supo ocuparse, al mismo tiempo, de sus responsabilidades profesionales como de sus negocios personales. Desarrolló proyectos agrícolas y de construcción y fue inversionista en la bolsa de valores…, y en todos ellos demostró sus habilidades y su extraordinaria visión. Siempre ha sabido manejar su tiempo; se ha caracterizado por hacer muchas cosas a la vez, y por hacerlas todas bien. Es, pues, un convencido de la capacidad de las personas para trabajar; lo aplica para sí mismo y lo exige para los demás. Así lo hizo como estudiante, como profesor del CESA, y como miembro del Consejo Directivo de la Institución. Riguroso con los demás y consigo mismo, siempre ha hecho que todos a su alrededor den lo mejor de sí mismos; por esto brilla con luz propia en cada tarea que se propone.

Marco Fidel Rocha R.

Orden Administrador Emérito Marco Rocha (2017).

Santiago Perdomo y Marco Fidel Rocha

Introducción

Mi padre nos enseñó que para realizar plenamente su vida el hombre debe lograr tres cosas: tener hijos (tuve cuatro), plantar un árbol (han sido muchos) y escribir un libro (este es el primero).

Lecciones prácticas para el éxito empresarial recoge las enseñanzas aprendidas a lo largo de mi vida profesional y que deseo trasmitir a mis colegas del mundo financiero, y también al público en general, pues considero que cada una de ellas puede ser aplicable en diversos contextos.

Este texto sigue un orden lógico que sirve de hilo conductor: mis primeros aprendizajes profesionales en el CESA, tanto en lo académico como en la práctica empresarial en el sector financiero.

Tal vez una de las enseñanzas más importantes, como se verá en el capítulo “El lugar adecuado”, fue aprender a trabajar en equipo con mis compañeros y jefes. Ese proceso forjó mi apetito por el conocimiento y la forma de aplicarlo, inquietud que desde entonces me ha acompañado.

Así mismo, comprendí que para ubicar el lugar adecuado y permanecer en él es necesario, en buena medida, identificar las oportunidades, pero también construirlas; y es que si bien el azar puede jugar un papel relevante, cuando conscientemente la senda profesional se construye con trabajo y dedicación las oportunidades no solo ocurren, sino que sus frutos se recogen a lo largo del tiempo. Es claro que lo anterior se sustenta en una ética profesional a la cual debemos apegarnos sin rodeos y con decisión, pues es nuestra carta de presentación más certera ante el mundo.

Muy temprano en mi vida las enseñanzas de mis padres y el ejemplo familiar cimentaron en mí la ética que todo ser humano debe aplicar a sus experiencias; además, mi paso por el Gimnasio Moderno contribuyó a reforzar el talante que me ha acompañado a lo largo de la vida: la disciplina de confianza. Como explico en el capítulo correspondiente, la honestidad y la libertad son dos valores que van de la mano y que se retroalimentan para permitir que los individuos sean diligentes y asuman sus responsabilidades. La confianza es la piedra angular de las relaciones personales y profesionales, lo que no implica dar cabida a la ingenuidad o a la credulidad sino empoderarse y responder por las propias actuaciones, tanto frente a los éxitos como a las equivocaciones.

Las lecciones aprendidas me permitieron entender los elementos centrales de una efectiva arquitectura de gobierno corporativo, los cuales he aplicado en mi ejercicio como directivo, empresario y miembro de juntas directivas. En especial, considero que es una responsabilidad indelegable de los miembros de junta directiva dedicar el tiempo suficiente al estudio de los temas que se discuten, ser críticos y constructivos durante las sesiones, y respetar los linderos entre la junta y la administración.

Por otra parte, estoy cada vez más convencido de que el fundamento para el buen ejercicio del cargo, ya sea como empleado o como directivo, es practicar una permanente evaluación, incluida una auténtica autoevaluación, con indicadores cuantificables y bien definidos, que permita revisar el desempeño y trazar oportunamente los planes de mejoramiento.

A la vez que apremiante, en Colombia es necesario fortalecer los esquemas de gobierno corporativo, especialmente porque buena parte de nuestro tejido empresarial está constituido por empresas de familia que requieren protocolos transparentes, en los que se incluya la delegación oportuna de la administración con el fin de que puedan crecer y perdurar. No es un reto fácil y aún queda un largo camino por recorrer.

Tal vez una de las mayores lecciones que aprendí fue el respeto por el cliente. Las empresas no existen sin sus clientes y es por eso que se deben a ellos. Saberlos escuchar no es una responsabilidad menor y fácil de delegar; por el contrario, cuando se construye un esquema eficiente para escuchar lo que los clientes tienen para decir, y se atienden oportunamente sus preocupaciones y reclamos –por duros que sean–, se tiene una fuente invaluable de información que permite diseñar estrategias coherentes y tomar decisiones efectivas. Las empresas que no se orientan a sus clientes están condenadas al fracaso.

Los capítulos dedicados a los aspectos más “técnicos” de mi experiencia en el sector financiero se convierten en lecciones perdurables que no se limitan al ejercicio meramente profesional. Así, el desarrollo del mercado de divisas en Colpatria me permitió entender que debe existir un equilibrio sano entre el front, el middle y el back office para garantizar que las operaciones se lleven a cabo con niveles claros y controlados de riesgo, conciliando las expectativas de todos los actores del sistema y generando un marco de toma de decisiones comprensible y asertivo.

En el capítulo sobre “Fiducia” explico que la innovación es un factor decisivo en el desarrollo de mercados y, sobre todo, la forma acertada de mantenerse como un jugador relevante. Ser capaz de idear nuevos negocios, incluso en sectores tradicionales, es un elemento clave para proyectar las organizaciones hacia el futuro.

En ese orden de ideas, en el capítulo sobre “Banca digital” exploro la forma en que la transformación digital del negocio bancario ha influido profundamente en la concepción del sector, y destaco que la innovación, tecnológica en este caso, garantiza su adaptación y perdurabilidad, pues no basta con entender que los cambios son necesarios, sino que es preciso incorporarlos de forma decisiva, con el fin de ganar un puesto relevante en el mercado. El discurso que pronuncié en la convención de Asobancaria en 2015 desafió la forma de pensar el negocio bancario y nos permitió redefinirlo a través de la transformación digital.

Más allá de los aspectos económicos y financieros que abordo, el capítulo sobre “Liquidez” me sirve para enseñar las formas de conocer a fondo a los clientes, cruzar la información con el mercado, escuchar permanentemente las señales, tomar decisiones oportunas por duras que sean, practicar la autocrítica al analizar la operación del negocio y su viabilidad, saber cuándo tomar riesgos, o rodearse de consejeros capaces de expresar aquello que en ocasiones no se quiere oír. Son lecciones que se entrelazan con las anteriores y sirven para liderar las organizaciones, acompañar a los clientes en la generación de valor, cultivar el carácter y, cuando es necesario, tomar decisiones difíciles.

A medida que avanzo en mi vida profesional siento la necesidad de compartir mis experiencias, de trascender el ejercicio individualista del conocimiento y motivar positivamente a la sociedad. Estos son los elementos centrales que discuto en los capítulos “Estrategia cero”, “Efectivo” y “Política fiscal”, cada uno de ellos desde una perspectiva diferente, pero con un elemento transversal: cómo contribuir para que Colombia sea un país mejor.

En este libro procuro transmitir las lecciones aprendidas del emprendimiento y que he aplicado a largo de la vida: el emprendimiento requiere un trabajo duro y constante, y para ello es fundamental la disciplina; el conocimiento es un bien valioso y es necesario saberlo aplicar; es importante elegir adecuadamente los socios y respetar la ética laboral, y, por último, es preciso descubrir el balance entre la actividad que se quiere desarrollar y las demás actividades asociadas.

Espero que todas estas lecciones, que han sido parte fundamental de mi vida tanto personal como laboral, sean útiles para el lector, eso sí, teniendo en cuenta que no son la meta sino el camino, y que cada cual las vive y las interioriza según su propia experiencia.

Por último, quiero expresar mi agradecimiento al CESA y a todas las personas que han contribuido para llevar a cabo este proyecto editorial. Quiero agradecer especialmente a Juan Santiago Correa por animarme a iniciar la escritura de este libro y por haber sido un apoyo permanente en su desarrollo, creo honestamente que sin él no lo hubiera podido concluir.

 

El lugar adecuado en el momento justo

En no pocas ocasiones durante mi carrera profesional el camino que seguí me llevó a estar en el lugar adecuado en el momento justo. Así, luego de haber llevado a cabo algunos emprendimientos cuando estaba estudiando administración de empresas en el CESA, el Dr. Marco Fidel Rocha me dio un consejo muy valioso: debía trabajar en mi práctica empresarial en una empresa donde pudiera aprender de los jefes y donde las decisiones equivocadas, a diferencia de mis emprendimientos, fueran detectadas a tiempo y en ningún momento pudieran poner a la compañía en riesgo.

Siguiendo su consejo realicé mi práctica empresarial en el Banco de Bogotá, donde pude hacer parte de un equipo de trabajo y aprender de los jefes y compañeros, apoyado en un exhaustivo plan de entrenamiento institucional que me dio las herramientas que me han servido en mi vida profesional. Luego me vinculé con el Banco Internacional, hoy Citibank, para reemplazar a un oficial de cuenta que se iba a retirar, pero esto no ocurrió y me dio la oportunidad de tener un entrenamiento en varias áreas de la actividad bancaria, y aunque esta experiencia podría generar un desánimo importante, para mí fue una oportunidad muy valiosa para aprender de varios aspectos de la operación bancaria.

Después de esos seis primeros meses ocurrió un hecho que me marcó durante toda mi vida profesional. En ese momento se dio una reestructuración en el área comercial del banco, y me nombraron como gerente de cuenta de un grupo de empresas locales colombianas. Responsabilidad que tomé con el mayor entusiasmo pues me iniciaba en el área comercial, que para mí es el motor de todos los negocios.

En ese momento, tuve una conversación con mi jefe en la que hablamos sobre esta nueva oportunidad y las mayores responsabilidades que asumía, razón por la que le solicité si era posible un incremento salarial, pero él se negó bajo el argumento del perfil del cargo y de mi experiencia, así como que las políticas de la casa matriz no lo permitían. Este era un asunto que, según él, podían mirar más adelante. Eso no fue impedimento para asumir el cargo con entusiasmo y dedicación. Sin embargo, al poco tiempo contrataron a otra persona sin mi experiencia y con poco más del doble del salario en la misma posición.

Frente a esta situación que me pareció injusta, le manifesté a mi jefe que no era lógico que después de la conversación que habíamos tenido unos meses antes respecto del salario, se incorporara a una persona en las condiciones más favorables, sin experiencia y en la misma posición que yo ocupaba.

Hubo un intento de retenerme ofreciéndome equilibrar el salario, pero esta situación nunca me ha parecido sensata. Un empleado no debe retenerse con salario pues, o estuvo mal pagado en el pasado, o la compañía cedió ante un chantaje. Lo sensato es proyectar planes de carrera que estén asociados a mejores ingresos salariales en el tiempo, pero no usar el salario como mecanismo de retención laboral. Así mismo, se deben evitar siempre las inequidades en las curvas salariales entre personas con experiencia y responsabilidades similares.

Luego de mi renuncia me vinculé al Banco Colpatria. Desde mi ingreso pude asumir diferentes cargos en la organización. Iniciando como subgerente de la oficina Calle 13, posteriormente tuve la oportunidad de abrir una nueva oficina en la calle 74 en Bogotá, fui gerente de la sucursal Cali y posteriormente asumí varias vicepresidencias hasta llegar a la presidencia del Banco. Este último ascenso fue el más importante de mi carrera en el Banco y las circunstancias en que se dio fueron muy particulares.

Cuando asumí la vicepresidencia ejecutiva en la Corporación de Ahorro y Vivienda desarrollamos nuevas líneas nuevas en crédito de construcción y de largo plazo, las cuales estaban funcionando muy bien y era un momento muy satisfactorio de mi carrera.

En ese momento, el Banco tuvo dificultades importantes por un manejo inadecuado de Forex (que desarrollaré en otro capítulo en detalle), que tuvo como consecuencia cambios en la estructura organizacional y la salida del presidente del banco.

En ese momento mi jefe me ofreció, en un corredor, la posibilidad de asumir la presidencia, y dada la premura y la dificultad en la que se encontraba el banco era un ofrecimiento que se debía concretar rápidamente. Sin embargo, la respuesta no la di de inmediato sino al día siguiente luego de meditar detenidamente el momento en que me encontraba en la Corporación, y los retos personales y profesionales que tendría al asumir.