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Este libro nos es propuesto como una reunión de ensayos que tienen un hilo conductor: lo incierto. Si bien es precisa la ubicación primaria que se "le asigna en la introducción, no se escatima en el recorrido la presencia de las postas en que se enraíza su transmisión. El ser, el amor y el deseo permiten a la autora hacernos llegar, nada más y nada menos, que a la experiencia humana. Florencia González alumbra en su escritura un efecto que es insoslayable para los analistas. Al seguir sus letras es imposible que no palpite en los lectores avezados el rescate que nos ofrece. Se trata de dejarse tomar por su apuesta en tanto impide que nos comamos el amague de la teoría. Nos despierta desde su propia experiencia vital para surcar un nuevo modo de decir y de leer. Nos permite entonces desalojar cualquier forma del superyó que ponga a distancia de lo humano aquello que el psicoanálisis propone como praxis. Aforismos que se desprenden de algunas nominaciones como: 'el sujeto humano' o 'el superyó epocal' son algunas de las pinceladas que conducen a definiciones que nos llegan como caricias liberadoras. Florencia González emerge como una analista que escribe con audacia, ternura y rigurosidad. Conviven en una depurada articulación los clásicos griegos, diversos filósofos, poetas y trovadores de nuestro tiempo. Al traerlos hablados en estas páginas 'producir. Aquello que tenemos a mano realizar y dejamos, a veces, pasar. Los derroteros que la escritura le propone consiguen, en un hacer femenino, desmenuzar los fundamentos de lo que aparentemente son vivencias comunes a todos. Así tal vez, como nos sugiere, la risa acuda desde el humor para emanciparnos de la alienación que obtura, sobrecargando el amor de chucherías', lo que nos falta. Lo incierto se puede inscribir en aquellos libros que no dan tregua a la emoción que la poesía es capaz de producir". Martín Trigo"
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Ediciones Paco
2021. Ediciones Paco
www.revistapaco.com
Aranguren 1054. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Diseño de tapa: Alejandro Levacov: www.behance.net/LEVACOV
ilustración de tapa: "Seven deadly sins: Lust" de Sabine Pigalle. https://www.sabinepigalle.fr/
Hecho el depósito que indica la ley 11.723
María Florencia González es lic. en Psicología (UBA) y psicoanalista. Fue practicante y ejerció su profesión en el Hospital Alvarez y en el Centro de Salud Mental N° 1, donde a su vez, participó activamente en el Comité Editorial de la Revista Ensayos. Actualmente, ejerce su práctica profesional de manera privada. Es docente de la Facultad de Psicología de la UBA e investigadora UBACyT. También ejerce la docencia en el Instituto CEIAC y transmite el psicoanálisis en grupos de estudio y distintos seminarios. Participa escribiendo para Página 12 en la sección de Psicología, también ha publicado varios artículos en la Revista Paco.
Contratapa: Este libro nos es propuesto como una reunión de ensayos que tienen un hilo conductor: lo incierto. Si bien es precisa la ubicación primaria que se le asigna en la introducción, no se escatima en el recorrido la presencia de las postas en que se enraíza su transmisión. El ser, el amor y el deseo permiten a la autora hacernos llegar, nada más y nada menos, que la experiencia humana.
Florencia González alumbra en su escritura un efecto que es insoslayable para los analistas. Al seguir sus letras es imposible que no palpite en los lectores avezados el rescate que nos ofrece. Se trata de dejarse tomar por su apuesta en tanto impide que nos comamos el amague de la teoría. Nos despierta desde su propia experiencia vital para surcar un nuevo modo de decir y de leer. Nos permite entonces desalojar cualquier forma del superyó que ponga a distancia de lo humano aquello que el psicoanálisis propone como praxis. Aforismos que se desprenden de algunas nominaciones como: “el sujeto humano” o “el superyó epocal” son algunas de las pinceladas que conducen a definiciones que nos llegan como caricias liberadoras.
Florencia González emerge como una analista que escribe con audacia, ternura y rigurosidad. Conviven en una depurada articulación los clásicos griegos, diversos filósofos, poetas y trovadores de nuestro tiempo. Al traerlos hablados en estas páginas recoge en su devenir lo mejor de Freud y de Lacan.
En un diálogo permanente con el lector, sobre el tamiz de la estofa con la que todos estamos hechos, se interroga por la función de la palabra al reencontrar en su más allá el valor del gesto. Nos introduce en el lugar que el gesto de amor implica en los tiempos difíciles y en los otros, los del gozar en lo posible de producir. Aquello que tenemos a mano realizar y dejamos, a veces, pasar.
Los derroteros que la escritura le propone consiguen, en un hacer femenino, desmenuzar los fundamentos de lo que aparentemente son vivencias comunes a todos. Así tal vez, como nos sugiere, la risa acuda desde el humor para emanciparnos de la alienación que obtura, “sobrecargando el amor de chucherías”, lo que nos falta. Lo incierto se puede inscribir en aquellos libros que no dan tregua a la emoción que la poesía es capaz de producir.
Martín Trigo
Este libro reúne distintos ensayos y artículos que en su mayoría han sido publicados en diversos medios como Página 12, Revista Paco, Revista Ensayos y Escritores por Escritores. Advertí que en todos había un hilo conductor, algo que de base conformaba lo central, una temática que, a mi entender, poco entendemos –valga la redundancia– ya sea porque cada vez que nos topamos con eso nos despierta en lo afectivo una serie de emociones que no podemos controlar o porque simplemente nos negamos a creer que es eso lo que en definitiva constituye el arquetipo de nuestra existencia.
Eso que no nombro es lo incierto. Eso que es lo incierto no es lo mismo que la incertidumbre. Desde que era niña me gustaba ir a buscar las definiciones de las palabras al Diccionario. Mi viejo, un hombre de clase media trabajadora, había traído un diccionario a nuestra antigua casa de Munro. Era el antiguo diccionario Karten, ilustrado. Un diccionario enorme, gordo, de tapa dura, donde se decía que “estaban todas las palabras del mundo”. Dicho esto, me interesa poder realizar una distinción entre lo incierto y la incertidumbre.
Cuando voy al diccionario a buscar ambas definiciones me encuentro con que lo incierto es algo “impreciso o borroso”. Por su parte, la incertidumbre es “falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo, especialmente cuando crea inquietud”.
De manera tal que la incertidumbre nos remite a una falta de seguridad que genera “inquietud”. Estamos hablando de algún tipo de estado ansioso, a veces ligado con la desesperación, el desborde, confluyendo en estados muy potentes para sujetos que quedan prendidos en los rodeos del Otro (sí, hablo del Otro con mayúscula y sin barra). En cambio, lo incierto se diferencia de la incertidumbre haciendo de ella casi un sinsentido. Quiero decir, lo incierto ya es definido como lo impreciso, lo que no tiene “la posta”. No hay “la fija” de eso. Nadie podría decir que sabe a ciencia cierta sobre algo tan contundente como la existencia, el ser, el amor, el deseo, etcétera porque la definición por excelencia de estas palabras es incierta. Hay un film de Woody Allen que me gusta mucho, se llama Melinda and Melinda y sobre el final de la película, uno de los actores dice que la vida termina, con electrocardiograma o sin electrocardiograma, de un instante a otro, chau. Ese chau es representado por un chasquido de dedos y la pantalla en negro.
Si la existencia queda basada erróneamente en la incertidumbre (con la inquietud y los distintos estados de nerviosismo que eso acarrea), siempre vendrá lo incierto a reírse en su cara. Es aquí donde lo incierto es más cercano a lo contingente que a la incertidumbre. En algún punto lo incierto es contingente por lo impreciso y poco palpable en su configuración y sin embargo tampoco es contingencia porque en tal caso, la misma contingencia tiene también como estructura a lo incierto.
Este libro trata, entre otras cosas, de esa matriz esencial de la existencia humana, del mundo que habitamos, de nosotros y nosotras como seres vivos, de la vida como parte de la muerte y la muerte como límite a la vida. Así es que se fue articulando lo incierto, reuniendo distintos ensayos y artículos escritos.
Cosiendo este libro y albergada en la alegría de la producción de un saber-hacer con lo incierto me preguntaba ¿por qué escribo? ¿para qué? ¿para quién? Fue en ese instante que recordé a Marguerite Duras, a quien admiro profundamente, y me dio alguna respuesta: “Escribir no es contar historias. Es lo contrario de contar historias. Es contarlo todo a la vez. Es contar una historia y la ausencia de esa historia. Es contar una historia que ocurre por su ausencia”.
La época está impulsada por un discurso amo que ordena a gozar. Si no te hace feliz, no es amor: modo en el que se instala un superyo épocal.
En un seminario1 dictado en el año 2019 junto a mi colega Esteban Espejo ubicamos, al menos, cuatro de esos discursos actuales: Amor útil, Amor que fluye, Amor saludable, Amor libre. Pero ¿se puede plantear al amor en estos términos? ¿Es concordante, armónico, saludable el amor? ¿Dónde está el amor? ¿Quién lo tiene? ¿Se tiene el amor?
Hacer la pregunta ya tiene un impacto –me atraviesa una carcajada– es gracioso sostener la creencia salubrista del amor, y a la vez ¿quién no querría sostener la ilusión de que esto sea posible?
Introducción:
Lo incierto y la incertidumbre
¿Dónde está el amor?
La insistencia en clasificar a Eros
Amor y sexo en la era de la tecnología sexual11
El amor en la época, ¿un milagro?
Tiempos de duelo
Deseo en cuarentena
El mandato de ser feliz
El deseo como vacío es una nada
Significando la significación del falo
Palabra, gesto y pandemia
La pandemia y el sentido del humor
Celebrarás las Fiestas
¿Dónde está mi cuerpo?
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