Órbitas librescas - Josep Maria Boixareu Vilaplana - E-Book

Órbitas librescas E-Book

Josep Maria Boixareu Vilaplana

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Beschreibung

Esta obra contiene tres órbitas relacionadas con el mundo del libro. La autoral creativa, la editorial y la sectorial. En Órbitas librescas el argumento se desliza aplicado a una empresa, la misma editorial Marcombo, y su entorno más próximo. Se trata de la historia de una editorial científica y técnica que ha difundido durante más de setenta y cinco años los contenidos de sus obras por toda la geografía española y latinoamericana. Estos contenidos, la ciencia y la tecnología, son, parafraseando Carl Sagan, parte fundamental de nuestro acervo cultural. En ella se narran las vivencias librescas y personales de tres generaciones de editores vocacionales en el mundo de la cultura científica siempre con una relación muy estrecha con colegas editores y libreros que han sido, algunos, importantes referentes del pasado y presente del sector del libro en España. Marcombo es una de las editoriales científico-técnicas vivas más antiguas en lengua española; fundada el año 1945 por José Maria Boixareu Ginesta con el objetivo de difundir, desde el primer momento, el estado de la ciencia y de la técnica, formar estudiantes y asesorar profesionales ofreciendo a los docentes de todos los niveles manuales aptos para su función educativa. Durante sus más de 75 años de vida ha procurado estar a la cabeza en la bibliografía de su especialidad y, en muchos casos, avanzándose a la aplicación social de las tecnologías punta. De esta forma ha contribuido a la difusión del patrimonio científico y técnico español a nivel global. En ocasiones ha sido galardonada por el propio Ministerio de Cultura a la Obra Mejor Editada, como también en certámenes internacionales tales como la Bienal de Venecia con la Palma de Oro a la mejor obra sobre técnica cinematográfica. El autor Josep M. Boixareu Vilaplana, es Doctor Ingeniero Industrial. Trabajó como Asistente de Investigación en el IESE donde más adelante cursó el programa de Alta Dirección de Empresas, PADE. En 1970 se incorporó a tiempo completo a Marcombo en donde sucedió a su padre en la dirección general que cedió a su hijo Jeroni Boixareu en 2005, continuando como presidente del Consejo de Administración hasta el presente. Ha estado más de un centenar de veces en América vendiendo libros, visitando distribuidores y asistiendo a todas las ferias del libro del continente. Ha sido durante años vicepresidente y miembro de la Junta Directiva de la Federación de Gremios de Editores de España y del Gremi d'Editors de Catalunya. Ha sido miembro del Comité Ejecutivo del STM, International Group of Scientific, Technical and Medical Publishers y presidente de su Capítulo Iberoamericano. Cofundador de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos, del cual fue presidente de la comisión de Propiedad Intelectual y Nuevas Tecnologías. Presidente del Comité Ejecutivo del XXV Congreso de la Unión Internacional de Editores, celebrado en Barcelona el año 1996. En el año 2010 recibió el Homenaje LIBER que concede la Federación de Gremios de Editores de España.

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Órbitas librescas

Historia de una editorial técnica y científica

Primera edición, abril 2022

© 2022 Josep Maria Boixareu Vilaplana

© 2022 MARCOMBO, S. L.

    Gran Vía de las Cortes Catalanas, 594

    08007 Barcelona

    www.marcombo.com

© Diseño y maquetación editorial: cuantofalta.es

© Fotografía y reproducciones: Jordi Boixareu Pallarès (salvo excepciones)

© Fotografía 21, página 153: Carlos Adampol Galindo

© Traducción: Xavier Timoneda Perarnau

Corrección: Anna Alberola Banasco

Directora de producción: M.ª Rosa Castillo Hidalgo

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra

ISBN: 978-84-267-3464-8

Producción del ePub: booqlab

ÍNDICE DE CONTENIDOS

1.   PRÓLOGO, DE MANUEL LLANAS

2.   UNA BREVE INTRODUCCIÓN

3.   ANTECEDENTES FAMILIARES

Una empresa familiar: los Boixareu, los Ginesta, los Vilaplana

Josep Maria Boixareu Ginesta

De Badalona a Valladolid, pasando por París

4.   HACIA LA FUNDACIÓN DE MARCOMBO

La posguerra

Los primeros libros editados y publicados. Marcombo se pone en marcha

5.   LA DÉCADA DE LOS CINCUENTA

Una nueva etapa empresarial. Nuevos socios y la compra de la Librería Hispano Americana

Marcombo sigue editando con copyright propio

Desarrollo y fin de las relaciones con los socios argentinos

6.   LA FECUNDA DÉCADA DE LOS SESENTA

Nuevos proyectos

Cambios en el accionariado y nuevo empuje

7.   LA LIBRERÍA HISPANO AMERICANA

Los primeros tiempos

Transformación y expansión

La revista Amenidades. Nuevas líneas de producto y sistemas de venta

Actos y festividades sociales con personal de la casa

Un salto en el tiempo. De 1937 al siglo XXI

8.   LA INTENSA DÉCADA DE LOS SETENTA

La gestación de Editia

La incorporación definitiva de JMBV

Más y más libros

9.   AMÉRICA, EL FUTURO

Josep M. Boixareu Ginesta

México

Argentina

Uruguay

Paraguay

Chile

Más viajes

Josep M. Boixareu Vilaplana

Estados Unidos

Cuba

Estados Unidos. Más

Venezuela

Colombia

Ecuador

Perú

Chile

Uruguay

Argentina

Paraguay

Brasil

América Central

10. MÉXICO, UN PUNTO Y APARTE

Primera estancia

1977-1979

Promoción con autor y primeras ferias

Publicaciones Marcombo. Feria Internacional del Libro de Guadalajara

11. LA DÉCADA DE LOS OCHENTA

Diversificación

Informática de lleno y más

Nuevas alianzas. CEP Communication

12. LIBRERÍAS Y DISTRIBUIDORES

Librerías

Distribuidores

Políticas comerciales. Algunas consideraciones

13. PERFILES BOIXAREU

Josep Maria Boixareu Ginesta

Relaciones profesionales y amistades

Más actividades profesionales y sociales

Honores y distinciones. Pérdida del fundador

Joaquim Boixareu Gimó

Josep Maria Boixareu Vilaplana

Infancia y juventud

Primeras etapas profesionales

Incorporación definitiva a Marcombo

Más vida profesional, social y familiar

14. EL DÍA DEL LIBRO

Orígenes en 1926

Celebración en la Librería Hispano Americana

Orígenes del Día Mundial del Libro Declaración de la UNESCO de 15 de noviembre de 1995

15. MARCOMBO EN LA DÉCADA DE LOS NOVENTA

Cambios en el sector editorial y en Marcombo

Nuevos hábitos de lectura y cambios en el mercado

Sobre el libro técnico y científico. Autores y editores

16. PUBLICACIÓN DE REVISTAS

Boixareu Editores, S. A. Publicación de revistas técnicas

Lanzamiento de las revistas y distribución

Creación de premios

La etapa Cetisa Boixareu Editores

El mundo de la prensa técnica

17. FERIAS Y CONGRESOS

Ferias españolas y locales

Ferias internacionales

Congresos de libreros

Congresos españoles de editores

Congresos internacionales de editores

18. EL SECTOR Y SUS INSTITUCIONES

San Jerónimo, patrón de libreros, editores y traductores

Libreros. Antecedentes, gremios, asociaciones...

Editores. Gremios, federaciones, cámaras, UIE, STM, CEDRO

19. SIGLO XXI, 2000-2004

Libros publicados. El euro

Una adversidad

20. NUEVA ÉPOCA, A PARTIR DE 2004

Entra la tercera generación

Perfil de Jeroni Boixareu Pallarès

Libros publicados y desarrollo de Marcombo

75.º aniversario y año de la pandemia, 2020

21. EPÍLOGO

PRÓLOGO, DE MANUEL LLANAS

Los Boixareu y Marcombo: continuidad de una tradición

Empezando por el hecho, más que notorio, de que las publicaciones promovidas por el monasterio de Montserrat se sitúan cronológicamente en el primer lugar del ranking mundial de las editoriales más antiguas todavía activas hoy —y con producción continuada en el tiempo—, la historia de la edición catalana ofrece un abanico variado de características que la singularizan. Es el caso, para empezar, de las asociaciones gremiales, que arrancan con la creación, en 1553, de la Cofradía de San Jerónimo de los Libreros, oficio que entonces implicaba también el de editor y que, a partir del último tercio del siglo XIX, se acaba diversificando en las diversas actividades de la producción y comercialización del libro (artes gráficas, editores, distribuidores y libreros). Un segundo aspecto remarcable lo constituyen, a partir del segundo decenio del siglo xx, las exportaciones de libros a la América hispanófona, base del negocio de empresas como por ejemplo Montaner y Simón, Maucci, Sopena, Salvat, Gustavo Gili u Océano; se trata del factor decisivo para la conversión de Barcelona en la capital líder de la edición en español, posición que sigue manteniendo actualmente. A todo esto se añade, en tercer lugar, la existencia de linajes de editores que, en algunos casos, perduran durante siglos enteros: del siglo XVII al XX, los Jolis-Pla y los Abadal; a caballo entre los siglos XIX y XX, los tres López (los dos primeros de la Librería Española y el tercero de la Llibreria Catalònia), Casals (inicialmente de la Tipografía Católica homónima) o Millà; o, ya en el siglo XX, los Sopena, los Salvat o los Gili.

Este volumen —una crónica completísima, profesional y familiar a la vez— patentiza cómo Boixareu y Marcombo participan de lleno en estas constantes históricas. El fundador, Josep Maria Boixareu Ginesta, compra la Librería Hispano Americana en 1949 y, como los López de la Librería Española y los Millà de la librería del mismo nombre, la vincula estrechamente con la producción editorial para que se refuercen mutuamente. Como titular del negocio, Boixareu Ginesta se integra activamente en el Gremio de Libreros de Barcelona, que preside de 1952 a 1966, y representa a sus homólogos españoles en la fundación de la Comunidad Internacional de Asociaciones de Librerías (CIAL). Al mismo tiempo, se incorpora al consejo de administración del Instituto Nacional del Libro Español. Por su parte, Josep Maria Boixareu Vilaplana se muestra activo en las asociaciones de editores; forma parte de la junta directiva del Gremio de Editores de Cataluña durante treinta años (1980-2010) —veinte de los cuales como vicepresidente—, de la junta de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) y de la junta del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO). Simultáneamente, se integra en la International Association of Scientific, Technical and Medical Publishers (STM). En esta línea de implicación en las corporaciones profesionales, Jeroni Boixareu, el actual consejero delegado, ha sido, hasta ahora, vicepresidente de los gremios de Editores y Libreros de Cataluña.

Por otro lado, la expansión y la implantación de Marcombo en América —en una docena de repúblicas, y especialmente en México— constituyen la clave esencial de su trayectoria; los documentados capítulos que este libro les dedica me excusan ahora de extenderme en ello. Y, en paralelo, sobresale la continuidad familiar al frente de la editorial y de la librería: al fundador, Boixareu Ginesta —que en 1967 se asocia con un primo hermano, Boixareu Gimó—, le sucede Boixareu Vilaplana; y hoy, setenta y cinco años después, la máxima función ejecutiva recae en el nieto del primero, Jeroni Boixareu Pallarès. Con un catálogo especializado en obras técnicas y científicas, Marcombo se inscribe, además, en una línea temática que, en Cataluña y contemporáneamente, inaugura la editorial Salvat y que han explotado —parcialmente o monográficamente— sellos como Labor, Manuel Marín, F. Susanna, Gustavo Gili, Reverté u Omega (de la familia Paricio).

Entre las valiosas contribuciones de esta historia de la empresa sobresalen con luz propia, por un lado, el reporte minucioso de la red de contactos y amistades establecida con profesionales del sector —editores, distribuidores, libreros— en España, Europa y América, sea por medio de alianzas comerciales o bien de relaciones personales, ambas tejidas en ferias y congresos y en organismos del mundo del libro; y, por otro lado, la profusión de documentos, textuales y —sobre todo— gráficos, testigos irrecusables del camino recorrido y de la proyección, local e internacional, de la casa. Todo ello no habría sido posible, primero, sin el gran esfuerzo del autor —que se ha consagrado a ello en cuerpo y alma durante tres años— y, segundo, sin una particularidad altamente meritoria de Marcombo: haber conservado un archivo. Este mérito se acentúa —y sé de qué hablo— por contraste con el montón de editoriales que, por diferentes motivos, han sufrido tal devastación documental que solo se pueden reconstruir sus características y su evolución de forma muy insuficiente o insatisfactoria.

En fin: los casi tres mil setecientos cincuenta títulos que Marcombo ha puesto en circulación a lo largo de sus setenta y cinco años de vida dan fe de una iniciativa sólida y prestigiosa que solo cabe desear que perdure muchos años más.

Manuel LlanasUniversidad de Vic

UNA BREVE INTRODUCCIÓN

Cuando el pulso ya me temblaba, los ojos se me cerraban y, sobre todo, la memoria se me estaba oxidando, se me ocurrió poner en orden mis vivencias y mis recuerdos sobre el mundo del libro; más concretamente, sobre la historia de Marcombo, que ha sido también mi historia durante todos estos años. Se me ocurrió cuando me di cuenta de que en el año 2020 Marcombo cumpliría setenta y cinco años de vida ininterrumpida. Fue durante una de mis estancias en el Santuario del Miracle, en el Solsonès, provincia de Lleida, concretamente el día 10 de marzo de 2018, cuando tecleé las primeras letras de este libro que ahora tiene usted delante.

Aquel era un buen lugar para reflexionar, para pensar por dónde tenía que empezar. Hice un primer índice y me puse a escribir, pero aún no tenía muy claro cuál debía ser el alcance de esta historia. ¿Debería ceñirme a los hechos ocurridos en la editorial o podría ir más allá y escribir la historia de Marcombo en paralelo a la historia del sector del libro durante esos años? Intenté poner los pies en el suelo, y hablar del sector del libro solo en los pasajes directamente relacionados con Marcombo o con alguno de los Boixareu que la han dirigido durante sus primeros setenta y cinco años. Entonces, ¿por dónde empezar?

Esta ha sido siempre una empresa familiar regentada por algún Boixareu, así que empecé a hurgar en los documentos de mi padre, que los dejó más ordenados que los que yo guardaba. Mi padre tenía documentos manuscritos y mecanografiados, fotografías, muchos informes, artículos, ponencias, discursos con notas manuscritas al margen y, sobre todo, libros, muchos libros. La mesa del comedor de Llerona me sirvió durante mucho tiempo de plataforma clasificadora y seleccionadora. Seguí una especie de proceso de selección darwinista, pero no por autoselección; era yo quien escogía lo que me parecía más interesante una y otra vez, después lo clasificaba cronológicamente y guardaba separados los documentos y las fotografías que se tendrían que reproducir. Con esta serie de clasificaciones iba actualizando el índice, del cual debo de haber hecho más de una decena de versiones. Entonces vino la clasificación de los materiales, los documentos originales y las reproducciones, por capítulos y subcapítulos del libro. Esta clasificación se tradujo en un montón de papeles para el texto por una parte y otro montón de fotografías y reproducciones por otra. No entro en más detalles para no aburrir al lector.

No he recurrido a ningún archivo ni biblioteca pública o privada; solo he recurrido a aquellos documentos que teníamos yo, mis hermanas o la editorial. Quizá por este motivo he encontrado materiales que no he considerado esenciales y, en cambio, he echado en falta otros que me hubiera gustado incluir en el libro. En consecuencia, el lector encontrará desequilibrios cuantitativos y cualitativos entre unas temáticas y otras, que se traducen en las diferencias de densidad entre capítulos. También he procurado distribuir esta historia geográficamente, ya que Marcombo, además de tener presencia en España, ha hecho llegar sus libros a Latinoamérica y más allá; pero, inevitablemente, cuanto más cerca, de más información he dispuesto. Ahora diríamos que el kilómetro 0 es Barcelona y también aquellas actividades o acciones en las que hemos participado más directamente los Boixareu.

Me ha parecido que, tratándose de una editorial familiar, tenía que ir a las raíces, y ahí es donde el lector encontrará también a mis abuelos. Insisto con cierto ahínco en los perfiles personales de los Boixareu que han llevado la editorial, especialmente mi padre, Josep Maria Boixareu Ginesta, que la timoneó desde el primer día y durante más de cincuenta años. Un pasaje que considero clave fue aquel en que mis padres se conocieron, sin el cual no habría existido Marcombo; en el interior del libro se explica por qué. Con ellos se juntaron escritura y pedagogía; en definitiva: cultura y amor por los libros.

También verá el lector una parte de la aventura de la guerra, el exilio y el reencuentro. Una historia verídica que a veces parece ficción. Cómo unos amigos hacen proyectos desde la lejanía hasta el kilómetro 0, cómo surge el proyecto definitivo de una editorial. Cómo, con unos recursos muy escasos, se gesta, se edita y se publica el primer libro y los que le seguirán. Cómo, desde muy pronto, se mira hacia América y cómo mi padre empieza la aventura americana, el futuro.

El lector interesado en el emprendimiento verá movimientos accionariales y alianzas de todo tipo, mientras el timón permanece siempre en manos de los Boixareu. Como en la inmensa mayoría de las empresas de larga vida, se viven dificultades que se van resolviendo. Marcombo se caracteriza por la apuesta por la calidad, y sigue una línea editorial paralela a la evolución tecnológica, desde la radio de galena y de válvulas hasta la inteligencia artificial, pasando por la electrónica, la electrotecnia, los semiconductores, los chips, la automática, la robótica o la informática, entre otros.

Desde el punto de vista estrictamente editorial, se ponen de relieve los autores como la materia prima creativa de la casa. Y desde ese punto de partida, sigue todo el proceso editorial hasta llegar al mercado, al lector (objetivo final), como servicio a millones de lectores que necesitan el libro técnico como una herramienta para su subsistencia o incluso para su ocio. Se destacan las colecciones, porque también forman familias temáticas dentro de la línea global. Se ven intentos de diversificación que muchas veces vuelven a la línea editorial tradicional, siempre actualizada, o incluso avanzada. Se remarcan los aniversarios porque suponen hitos en el tiempo de esta historia.

Hay un capítulo dedicado a la publicación de revistas técnicas afines a la línea de Marcombo; esta fue la aventura de las revistas. Se lanzaron en el marco de una sociedad hermana (Boixareu Editores, S. A.) que, durante muchos años, convivió con Marcombo bajo un mismo techo, optimizando los servicios comunes en ambas editoriales. Quizá fueron los tiempos más esplendorosos del conjunto de la actividad editorial hasta el presente.

En esta tarea tan vocacional como es la dedicación al libro no falta el papel de la Librería Hispano Americana que, pocos años después de la fundación de Marcombo, fue la actividad que colmó las ansias de libro que tenía mi padre y que tenemos quienes lo hemos seguido. En este sentido, también se narran aquí las actividades que las tres generaciones Boixareu que ha habido hasta ahora han desarrollado en organizaciones sectoriales a todos los niveles y en diversos ámbitos geográficos.

En este libro, lo que ha ocurrido en Marcombo desde el año 2005 hasta la actualidad lo he escrito al dictado de mi hijo Jeroni, que es quien ha llevado y lleva desde entonces las riendas de la editorial, la librería y las nuevas actividades adecuadas a los nuevos tiempos. Mi deseo es que esta historia de los setenta y cinco años de Marcombo sea solo la historia de los primeros setenta y cinco años.

Josep Maria Boixareu Vilaplana

 

A continuación, se desarrollan algunas de las siglas que se pueden encontrar durante la lectura del libro:

 

JMBG - Josep Maria Boixareu Ginesta

JBG - Joaquim Boixareu Gimó

JMBV - Josep Maria Boixareu Vilaplana

JBP - Jeroni Boixareu Pallarès

FIL - Feria Internacional del Libro (de Guadalajara, México)

FGEE - Federación de Gremios de Editores de España

INLE - Instituto Nacional del Libro Español

CEGAL - Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librería

CEDRO - Centro Español de Derechos Reprográficos

LIBER - Salón Internacional del Libro Iberoamericano

CIAL - Confederación Internacional de Asociaciones Libreras

UIE - Unión Internacional de Editores

STM - International Group of Scientific, Technical and Medical Publishers

MCB - Marcombo

ANTECEDENTES FAMILIARES

Una empresa familiar: los Boixareu, los Ginesta, los Vilaplana

Josep Maria Boixareu Ginesta fundó Marcombo en el año 1945 junto con sus socios Manuel Marín y Carlos Comas. Fue él quien, desde los inicios, llevó las riendas de la editorial a nivel ejecutivo. El nombre comercial que adoptaron fue Marcombo, anagrama de las iniciales de Marín, Comas y Boixareu. La familia Boixareu es el linaje que ha regido la empresa hasta nuestros días. Iremos repasando su evolución a lo largo de este libro.

Josep Maria Boixareu Ginesta, mi padre, nació el 21 de agosto de 1909 en Sant Iscle de Vallalta, comarca del Maresme y provincia de Barcelona. Era hijo de Martí Boixareu Sorigué y de Rosa Ginesta Costa. El abuelo Martí nació en El Pont de Claverol, en el Pallars Jussà (provincia de Lleida), el 3 de enero de 1870, en una gran masía llamada El Molí de Palau1, hoy sumergida bajo las aguas del pantano de Sant Antoni, construido a principios del siglo xx en el cauce del río Noguera Pallaresa. Estudió magisterio en la Escuela Normal de Lleida, todavía en el siglo XIX. Para ir de La Pobla de Segur a Lleida bajaba en las balsas que, por aquel entonces, no solo transportaban por el río troncos de árboles y madera, sino también humanos y animales. Martí fue maestro rural y tuvo distintos destinos; en uno de ellos, Sant Iscle de Vallalta, nació mi padre. Después lo destinaron a Arenys de Munt, donde vivió la familia Boixareu Ginesta: el abuelo Martí, la abuela Rosa, mi padre y mi tío Joan. Allí, el maestro y abuelo Martí sufrió un ataque de apoplejía, que le incapacitó para ejercer su profesión. Los abuelos Martí y Rosa, a pesar de su precaria situación, tenían pequeños ahorros, y en el año 1935 compraron una casa con huerto en el Pla de Llerona (municipio de Les Franqueses del Vallès, provincia de Barcelona), donde vivieron durante los años de la Guerra Civil.

1. El Molí de Palau y su capilla, Socors.

El abuelo murió el 21 de mayo de 1943. Tengo pocos recuerdos suyos: dándome pasas que guardaba en un bote de hierro oxidado, yendo muy pronto por la mañana al huerto antes del desayuno para comerse una guindilla allí mismo, y el día en que se lo llevaron difunto hacia el cementerio de Llerona. A mí no me dejaron ir2.

La abuela Rosa Ginesta era natural de Arbúcies (comarca de la Selva, provincia de Girona). Allí, en la pastelería Cal Piconaire, su abuelo había inventado el pa de pessic*. Esto no se le puede discutir a nadie de Arbúcies, y mucho menos a los de Cal Piconaire. No sé cómo se conocieron mis abuelos, pero la Selva y el Maresme son comarcas vecinas. De la abuela Rosa sí tengo muchos recuerdos. Murió cuando yo tenía 13 años; dormíamos en la misma habitación, entonces en Barcelona, y yo avisé a mis padres de los gemidos que daba. Cuando llegó el médico, el doctor Montserrat, ella ya estaba muerta. Con la abuela dimos bastantes vueltas, sobre todo por sus lugares preferidos: Arbúcies, Joanet, Sant Hilari y, no digamos, por todos los bosques y las fuentes de Llerona. Recuerdo que íbamos a buscar setas a los bosques de Can Gorgs y de Can Guilla. La abuela, siempre con un pañuelo negro en la cabeza, llevaba aceite, sal, ajo y perejil en los bolsillos del delantal. Una vez cosechadas las setas, entre ella y mi padre, que llevaba encendedor porque fumaba mucho, las cocían a la piedra. ¡Qué delicia! ¡En mitad del bosque! La abuela Rosa tenía amigas en todo Llerona. Murió el día que cumplía 80 años y en su entierro —a este sí asistí— me emocioné al ver llorar a mi padre, que ya era editor y librero.

2. Enfrente de la casa de Llerona, 1942. De izquierda a derecha, abuelo Martí, abuela Rosa, padre Josep M. Boixareu Ginesta, madre Mercè Vilaplana, tío Joan, tía Josefina; los pequeños somos mi prima Genoveva y yo mismo. Debajo a la izquierda, el recordatorio del funeral y un texto sobre Cal Piconaire.

De mis abuelos maternos sé muy poca cosa. No los llegué a conocer. Murieron cuando mi madre era bastante joven; no recuerdo exactamente la edad, pero debía de tener entre catorce y dieciséis años. El abuelo, Ignasi Vilaplana Gomà, había nacido en una gran casa de payés de Sarroca de Lleida, Cal Quico3. La casa estaba situada justo en el centro del pueblo, y las tierras se extendían por todos los alrededores; era una gran extensión de almendros y olivos. Se casó con la abuela, Joaquima Jové, de Llardecans, a pocos kilómetros de Sarroca. El único documento que conservo del abuelo Ignasi es una copia manuscrita de su testamento, con fecha 3 de marzo de 1922, en el que reparte las tierras entre sus hijos vivos, porque los demás habían muerto durante la epidemia de gripe de 1918 (que se llevó a su primogénito, Mn. Josep Vilaplana, y a Pilar Vilaplana). En ese testamento nombra como heredero a su hijo Ignasi Vilaplana Jové. Y, en lo que respecta a mi madre, dice lo siguiente: «Lega a su hija Mercedes Vilaplana Jové, en primer lugar, las fincas que posee el testador en el término de Sarroca de Lérida y las partidas llamadas “Camí de Aytona”, “Camí de la Granja” y “Avellà” y, en segundo lugar, para cuando tome estado, dos camas, cuatro colchones y las demás ropas y muebles correspondientes, tal como fueron entregados a sus otras hermanas». Y añade: «Impone al heredero, que luego nombrará, la obligación de mantener a la hija del testador Mercedes Vilaplana Jové de todo lo necesario a la vida humana en la casa del heredero o fuera de ella, y de costearle la carrera que quiera seguir; todo hasta que tome estado o reciba el legado antes practicado a la misma, al cual se añadirá la cantidad de diez mil marcos».

3. Cal Quico de Sarroca.

Mi madre, Mercedes y Concepción Vilaplana Jové4, según consta en su certificado de nacimiento, nació en Sarroca de Lleida el día 14 de junio de 1904. Su padre, el abuelo Ignasi antes citado, tenía 45 años, y su madre, la abuela Joaquima, 40. Fue la menor de ocho o diez hermanos. Por este motivo, quedó bajo la tutela de su hermano Ignasi. Estudió interna en el Colegio Lestonnac de Lleida.

Al terminar, quiso estudiar Filosofía y Letras, pero su hermano-tutor se lo impidió alegando que no era una carrera para mujeres y que, como máximo, podría estudiar Magisterio; y eso tuvo que hacer. Estudió en Lleida y, una vez terminados los estudios y emancipada, pidió plaza en el lugar más alejado de su extutor. Le otorgaron plaza en Montanicell5, a hora y media de Organyà en burro. Al llegar allí, se encontró con una escuela cerrada en el edificio del Ayuntamiento. Contaba que, al principio, tenía que ir a recoger a las criaturas por las masías del municipio. Los padres solían resistirse a dejar ir a sus hijos a la escuela, argumentando que los necesitaban para trabajar en el campo o en casa. La nueva maestra los amenazó con denunciarlos a la Guardia Civil, pues la escolarización era obligatoria. Eran los años veinte.

4. Mercè Vilaplana Jové a la izquierda, con unas amigas en Lleida.

5. Tarjeta de la maestra Mercè Vilaplana, Montanicell.

6. Fotografía y certificado de trabajo de Mercè Vilaplana, 1937.

En Montanicell había una chica que apenas sabía escribir; y le pidió a la maestra del pueblo —mi madre— que le escribiera las cartas que dirigía a su prometido, que vivía en Rajadell (Bages). Resulta que en la estación de Rajadell trabajaba como factor Josep Maria Boixareu Ginesta, persona instruida, escritor, epicentro de esta historia y amigo del prometido de la chica de Montanicell. Este chico de Rajadell, viendo que su prometida de Montanicell le enviaba unas cartas de amor tan bien hechas, le pidió a su amigo factor que le contestara como merecía. Y así, se estuvieron intercambiando cartas durante un tiempo que desconozco.

Cuando se descubrió todo, resultó que los «negros», que eran quienes realmente se escribían las cartas, se habían enamorado por carta y sin conocerse. Quedaron para encontrarse un día en Lleida en un lugar que, de joven, una vez mi padre me enseñó: «Aquí nos conocimos con tu madre». Y aquella historia de amor epistolar acabó en boda. Hablaremos de ello más adelante.

Ahora seguiré explicando brevemente la historia de mi madre. Una vez casados, en el año 1932, mis padres se fueron a vivir a Badalona, donde mi madre ejerció de maestra en la Escola Catalana, como consta en el certificado de trabajo adjunto6 del año 1937 (véase una página de la revista Escola Catalana. 1926-1939, encabezada por el título «El parvulari de la senyoreta Mercè»7). Debo señalar que hablo de mi madre porque sin ella Marcombo no existiría, como veremos más adelante8.

7. Página de la revista Escola Catalana encabezada por el título «El parvulari de la senyoreta Mercè».

8. Abuelos, padres, tíos y hermana, 1934.

El 17 de abril de 1934, mis padres tuvieron una hija, Montserrat9, la hermanita que no llegué a conocer10. Mi madre guardaba una muestra de pelo, «las llaves del nicho de la niña», algunas fotografías como las adjuntas y su recordatorio11 con los poemas respectivos que mis padres le dedicaron12. Nuestra «germaneta del cel*», como la llamábamos los hermanos, murió el día 21 de diciembre de 1936, en vísperas de Navidad, como durante toda la vida recordaron mis padres. Y todavía les tenían que pasar muchas otras cosas.

9. El 21 de junio de 1932, mis padres tuvieron una hija, la Montserrat.

10. Mi madre paseando con la pequeña Montserrat.

11. Recordatorio de la «germaneta del cel».

12. Poemas que mis padres le dedicaron.

Josep Maria Boixareu Ginesta

Mi padre nació el 21 de agosto de 1909 en Sant Iscle de Vallalta (Maresme)13. Era hijo del maestro del pueblo, Martí Boixareu Sorigué, y de Rosa Ginesta Costa, de Cal Piconaire de Arbúcies. Cuando nació, hacía menos de un mes que había tenido lugar la Semana Trágica, principalmente en la ciudad de Barcelona, con la quema de numerosos conventos e iglesias. Hubo un número indeterminado de víctimas. En Sant Iscle había tranquilidad y alegría en casa del maestro. Unos dos años más tarde, nacía el hermano de Josep Maria, Joan, que fue maestro de profesión14. La familia vivía con la economía propia de un maestro de escuela de la época. Y el huertecito ayudaba. Pocos años después, lo trasladaron a Arenys de Munt, donde se instaló con toda la familia. Josep Maria estudiaba en la escuela de su padre, pero antes iba a hacer de monaguillo y allí le daban el desayuno. En el año 1921, el abuelo Martí sufrió un ataque de apoplejía y se quedó sin pensión. Josep Maria, para ayudar a la familia, ingresó como montador en la fábrica de género de punto Viuda de Manuel Riera, de Arenys de Mar. En 1924 entró de aprendiz en la imprenta del Sr. José Tatjer, de la misma localidad. Contaba que su tarea principal consistía en limpiar máquinas.

A los 13 años lo «metieron» en los Seráficos (Capuchinos) de Arenys de Mar, y rápidamente pasó a los de Igualada15. Parece que él no sentía mucha vocación por ser religioso; recuerdo que su hermano Joan, mi tío y padrino, nos contaba que cada vez que iban a verlo con sus padres le decía: «Manet, treu-me d’aquí*». Pero estuvo allí hasta los dieciséis años. El 16 de agosto de 1926 entró como alumno en la compañía de ferrocarriles MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante)16.

Mi padre era una persona culta y siempre decía que, a pesar de todo, su primer empuje cultural se lo debía a los años de estancia en los Capuchinos, por quienes sintió siempre una gran admiración. Durante toda su vida, fue un gran lector y estudioso autodidacta. Como ferroviario pasó por casi todas las funciones de esta actividad17: desde alumno hasta inspector principal (cuando se jubiló), pasando por guardagujas, factor, telegrafista y jefe de estación. Hasta el estallido de la Guerra Civil fue un activista cultural y político. Escribió en numerosas publicaciones (como en La Publicitat, entre otras) sobre temas muy diversos. Militó en Acció Catalana Republicana.

13. Josep Maria Boixareu Ginesta.

14. Los hermanos Josep Maria y Joan Boixareu Ginesta. De derecha a izquierda.

15. Josep M. Boixareu Ginesta en los Seráficos de Igualada.

16. De telegrafista.

17. Ferroviarios. JMBG a la derecha.

18. Revista Mar bella.

19. Artículo «Ideologia dels joves» en la revista Mar bella.

Lo fueron trasladando a muchas estaciones de ferrocarril de la zona, como Arenys de Mar, Mataró, Rajadell, Hostalric o Badalona. Aprovechaba los largos ratos en que no pasaban trenes para leer y escribir. Hemos conservado algunos escritos suyos originales de la época. También algunas publicaciones, como el número 8 de la revista Mar bella de abril de 192818, de la cual debía de ser colaborador habitual; en el artículo titulado «Ideologia dels joves» revela su espíritu idealista19. Otros escritos suyos de la época aparecen reproducidos aquí20.

20. Otros escritos suyos de la época.

21. Cartilla militar de Media Filiación.

Mi padre fue llamado a filas en el año 1930 pero, por algunas razones —que se especifican en la Cartilla Militar de Media Filiación adjunta21—, fue declarado «no apto» para el servicio militar. A pesar de ello, tenía que presentarse periódicamente. A los 32 años alcanzó el grado de inspector comercial, y se convirtió así en el inspector más joven de la ya llamada RENFE.

Mis padres se casaron22 canónicamente el 12 de septiembre de 1932, en la Iglesia de la Merced de Barcelona; y civilmente el 9 de octubre de 1932, en Hostalric23. Entonces, se fueron a vivir a Badalona, donde el padre había sido trasladado como factor (en la estación del ferrocarril). Dos años antes, había terminado una obra de teatro titulada El culte a la sang, manuscrita y copiada a mano por él diversas veces; supongo que para repartir el texto a los actores24. Aquí podemos ver algunas reproducciones de la portada y alguna página que sorprende por su caligrafía exquisita —una buena letra que conservó toda su vida, incluso cuando el pulso ya le temblaba25—.

22. Foto de boda de los padres Josep Maria y Mercè.

23. Acta de matrimonio civil de Josep Maria Boixareu Ginesta y Mercè Vilaplana.

24. Cubierta de la obra de teatro El culte a la sang.

25. Última página de El culte a la sang.

26. Documentación de la UGT y los estatutos.

27. Autorización para circular del Comité de Orden Público y de Circulación de Badalona, 1936.

De Badalona a Valladolid, pasando por París

En el año 1935, mis abuelos, Martí y Rosa, se fueron a vivir a Llerona, porque el abuelo, maestro de escuela en Arenys de Mar, había sufrido un ataque de apoplejía y no había podido seguir trabajando. Sin embargo, con los ahorros que tenían se pudieron comprar una casita con huerto en este pueblo del municipio de Les Franqueses del Vallès (provincia de Barcelona). En el año 1934, mi padre se había afiliado a la UGT26. En julio del año 1936, al estallar la Guerra Civil iniciada con el levantamiento del general Franco, en Cataluña —como en otros lugares de España— se produjo un contralevantamiento de los republicanos, complicado por la reacción de diversos grupos antifascistas y anarquistas. Como todo el mundo sabe, sobre todo durante los primeros meses en el bando republicano hubo persecuciones y represiones contra gente de derechas, de iglesia o de cierta categoría social. A mi padre, en contra de su deseo, lo eligieron jefe del Comité de la Estación de Badalona. Era republicano y un intelectual progresista28.

28. Recortes de prensa y nota de la época.

La hermana de mi madre (Montserrat Vilaplana Jové), su marido (Manuel Marín Bonell) y algunos de sus hijos se habían ido a vivir con mis padres a Badalona. Mi tío Marín era un destacado ingeniero de Telefónica y un conocido católico practicante. Por este motivo, estaba amenazado de muerte por parte de algunos grupos de incontrolados que había en aquella época. Su mujer y mi madre acabaron convenciendo a mi padre de que le ayudara a huir a Francia, ya que él conocía muy bien cómo pasaban los trenes por la frontera. Mi padre, Josep M. Boixareu Ginesta, republicano de una pieza, no se pudo negar; se trataba de su cuñado. Así que, un buen día —he deducido que a inicios de 1937—, los dos cuñados se fueron hasta Portbou, protegidos por los carnés de mi padre27. Según nos contó él mismo, ferroviario republicano que conocía bien los rincones de los trenes de mercancías, se escondieron en una de las torretas de guardafrenos que tenían los vagones de carga, y así cruzaron la frontera por el túnel que va de Portbou a Cerbère, y de allí al campo de Rivesaltes, cerca de Perpiñán. No sé cómo llegaron a París, pero sí sé que tuvieron problemas con la gendarmería y la guardia republicana francesas.

En París, mi padre encontró trabajo como traductor en la editorial Hachette. No recuerdo si mi tío también encontró trabajo, pero sé que vivían juntos en el Barrio Latino, donde mi padre gozaba con la gran cantidad de librerías que había. Creo que fue allí donde le vino la vocación de editor y librero. Los dos cuñados estaban en contacto con sus esposas, que permanecían en Badalona. A pesar de las dificultades de comunicación de aquellos tiempos, fueron organizando el reencuentro. Mi madre, su hermana y los hijos obtuvieron un salvoconducto para coger un barco e ir hasta Marsella, gracias a las gestiones del director de la Escola Catalana, donde trabajaba mi madre. Entonces, quedaron en encontrarse en Valladolid. Ellas, los niños y el tío Marín no tendrían problemas para pasar desde Francia a la llamada «zona nacional»; aunque mi padre, con sus antecedentes, no lo tendría tan fácil. Incluso consideró la posibilidad de ir a Colombia.

Sé que mi padre entró por Hendaya-Fuenterrabía. Los documentos adjuntos muestran que llegó a Fuenterrabía el 1 de octubre de 193729 y que, al día siguiente, ya lo incorporaron al Batallón de Zapadores n.º 6 de Loyola30. No sé qué debió de pasar hasta que llegó a Valladolid. Por unos documentos que me enviaron por fax, cuando murió, de los archivos de RENFE, sé que se le incoó un expediente de depuración del cual quedó absuelto porque «en la zona roja aprovechaba sus amistades con los marxistas para proteger a gentes católicas y de derechas» (sic).

Estos documentos (de los cuales se ha borrado parte del texto porque están impresos en un télex primitivo) también citan que en París publicó un libro, que nunca he podido conseguir, titulado El miliciano contrito, bajo el pseudónimo de José Rivesaltes. Por una correspondencia que he encontrado del año 1938, José Rivesaltes (Josep M. Boixareu Ginesta) intentó publicar este libro en Valladolid pero, a pesar de que trataba de las maldades de la «zona roja», la censura le fue dando largas y no se llegó a publicar. He deducido que mi padre escribió aquel original para presentarlo como prueba de su arrepentimiento (contrito) y así poder entrar en la «zona nacional». Y le sirvió.

29. Tarjeta que demuestra haber pasado por Fuenterrabía (Hondarribia).

30. Batallón de Zapadores Minadores. «Evadido de la zona roja».

Una vez en Valladolid, mi padre fue designado representante de la compañía MZA en la Oficina Común de Material, y mi madre encontró trabajo dando clases. Siempre me dijeron que la gente los había tratado muy bien. Yo fui «encargado» allí, y nací ya en Barcelona. Siempre he sentido una simpatía especial por Valladolid; acogieron a mis padres. Mi padre —de paisano en la fotografía— fue readmitido en los ferrocarriles31. Allí conoció a dos personas que serían clave para la constitución de Marcombo: Carlos Comas Donat y Joan Plans32. Los señores Marín, Comas y Boixareu se reunían a menudo y hacían planes de futuro. Junto con el Sr. Plans fundaron la revista Radioelectricidad. Mi tío Marín33 llevaba la dirección porque era ingeniero de telecomunicaciones. Esta revista es uno de los orígenes de MarComBo. Si mi madre no hubiera sido hermana de la esposa de Manuel Marín, a quien mi padre ayudó a irse a Francia, Marcombo no existiría. El Sr. Plans fue el primer empleado de Radioelectricidad y, posteriormente, de Marcombo. Los cuatro eran como de la misma familia.

31. Mi padre, de paisano en la fotografía.

32. Joan Plans.

33. Manuel Marín Bonell.

Al finalizar la guerra, mis padres y los señores Comas y Plans se fueron a Barcelona, y mis tíos Marín-Vilaplana y sus hijos se instalaron en Madrid, donde él tenía un puesto en Telefónica. Mi padre tenía trabajo en los ferrocarriles, y mi madre estaba embarazada de mí. Sin embargo, antes pasaron por casa de los abuelos, en Llerona, como demuestra el recibo adjunto de Transportes Fontseré34.

34. Recibo de Transportes Fontseré.

35. El abuelo Martí Boixareu con sus discípulos y agarrando la sillita donde se sienta su hijo JMBG.

 

________

* Traducción: bizcocho.

* Traducción: «hermanita del cielo».

* Traducción: «Manito, sácame de aquí».

HACIA LA FUNDACIÓN DE MARCOMBO

La posguerra

Según una recopilación de La Vanguardia con motivo de su centenario (1981), en el año 1940 «España vive la guerra de su posguerra. Un mundo enfebrecido, bélico y loco sigue asolando los campos de la vieja Europa, en los que, momentáneamente, los alemanes marchan como vencedores, en una especie de paseo triunfal, que acaba en los Pirineos...». Aquel año, en Cataluña, nacimos 24 700 hombres y 22 971 mujeres. En España, nacieron 324 116 hombres y 303 641 mujeres. Cataluña tenía 2 890 974 de habitantes y España 25 877 971. Ese era el entorno en que yo nací, el 3 de enero de 1940, durante una noche de rayos y truenos en pleno invierno. Mi madre fue atendida por mi padre y por una enfermera que no había visto nunca un parto, en la Clínica de la Previsión Ferroviaria del barrio de Horta de Barcelona. Parece que la cosa fue complicada, pero aquí estoy.

El día 24 de aquel mismo mes desmovilizaron a mi padre1, tal como consta en el certificado que aparece en esta página. Aunque no se lea muy bien el nombre del titular, José María Boixareu Ginesta, adjunto también el carné de ferroviario de mi padre, para la curiosidad del lector. Tanto mi padre como el abuelo Martí eran grandes fumadores y en aquella época el tabaco estaba racionado, así que mi padre tuvo que espabilarse para conseguir la cédula personal de fumador para ambos2.

1. Certificado de desmovilización.

2. Carnet de ferroviario y carnets de fumadores de mi padre y del abuelo Martí.

Mi tío Manuel Marín, con motivo de su trabajo en la compañía Telefónica, venía a menudo a Barcelona. Seguía publicando la revista Radioelectricidad en Madrid3, y mi padre y el Sr. Comas llevaban la publicidad de Cataluña. En las reuniones que hacían no paraban de darle vueltas a la posibilidad de abrir algún otro negocio relacionado con la radio y la electricidad. Tanto es así que en un original del año 1943 está descrito un proyecto de constitución de una sociedad dedicada a la explotación de artículos radiofónicos4. En la memoria de este proyecto ya se habla de «editoriales o librerías dedicadas al sector médico, a sectores técnico-industriales o bien dedicadas exclusivamente al profesorado de 1.ª enseñanza». El objetivo concreto parece que era abrir una tienda en Barcelona, porque en dicha memoria, que es un estudio de mercado de la época, muy bien trabajado, ya se dice que «El local social debería estar situado en un punto céntrico de la ciudad...». No falta la cuenta de resultados provisionales, el cálculo del capital necesario (que era de 750 000 pesetas), ni el plan de publicidad. Tampoco falta un esquema a mano en el que se resumen los objetivos de la sociedad que, no sé por qué razones, finalmente no se llevó a cabo.

3. Cubierta de Radioelectricidad.

4. Proyecto de constitución de una sociedad dedicada a la explotación de artículos radiofónicos.

5. Constitución de una sociedad limitada destinada a la publicación de obras de divulgación radioeléctrica.

El paso siguiente ya fue el proyecto de constitución de una sociedad limitada destinada a la publicación de obras de divulgación radioeléctrica, firmado en 1944 (véase adjunta una página de este proyecto)5.

Entre los archivos de mi padre he encontrado una nota, de 12 de marzo de 1944, del escritor Josep Pla, en la que le pide que le libere de un artículo que le ha pedido. No sé para qué publicación debía de ser, y tampoco sé si mi padre era amigo de Pla.

Los primeros libros editados y publicados. Marcombo se pone en marcha

Según un curriculum vitae manuscrito de mi padre, Ediciones Técnicas Marcombo se fundó el 1 de noviembre de 1945. Ese mismo año se publica el primer libro, Memento Radio-19456, y es cuando se inicia efectivamente la actividad editorial de Marcombo. Se trataba de un libro de más de 300 páginas, profusamente ilustrado con esquemas de circuitos radioeléctricos, válvulas termoiónicas o amplificadoras, osciladores, bobinas, fuentes de alimentación, características de válvulas de recepción, etc. Tenía un precio de 25 pesetas. Mi padre me contó que para poder publicar este libro tuvo que pedir al impresor, que estaba en la calle Rosselló, que le fiara el importe de la primera edición. Este accedió, y se le fue devolviendo el dinero a medida que los ejemplares se vendían. Así se inició la actividad editorial que, al principio, estaba ubicada en una habitación del piso que el socio Carlos Comas tenía en la plaza Berenguer el Gran n.º 1 de Barcelona. Los tres socios tenían un acuerdo de palabra, pero la empresa iba a nombre de mi padre, Josep M. Boixareu Ginesta, que era su responsable y que compaginaba aquella actividad por las tardes con su trabajo en RENFE.

6. Con Memento Radio-1945 se inicia la actividad editorial de Marcombo.

7. El segundo título publicado fue Memento Radio-1946.

El segundo título publicado fue una segunda edición del primero, Memento Radio-1946, dedicado a los audio-amplificadores7. Este título fue todo un éxito y permitió el despegue de la editorial. En aquellos años se publicó Localizadores automáticos de válvulas, europeas y americanas, que permitía relacionar los distintos tipos de válvulas disponibles en el mercado y su compatibilidad con las bases donde debían ir conectadas con un sistema de discos de cartulina que rodaban dentro de una bolsa con ventanilla8. La sede de la editorial se trasladó a Vía Layetana n.º 21 en el año 1947 o 1948. El documento adjunto certifica que en el año 1949 ya se habían trasladado allí9.

En 1946 se publica, bajo el sello de la Editorial Médico-Quirúrgica, un libro del Dr. Francisco Arasa, titulado Esclerosis múltiple o ¿síndrome esclerótico polifocal?10. Este libro, según me contó mi padre, fue un fracaso y no se volvió a publicar nada sobre medicina, excepto obras relacionadas con la electromedicina o la instrumentación electrónica. El mismo año sale al mercado El cerebro del taller radioeléctrico, de J. de Ivana, pseudónimo de Manuel Marín (1945-1946).

8.Localizadores automáticos de válvulas, europeas y americanas.

9. El documento adjunto certifica que en el año 1949 ya se habían trasladado a Vía Layetana, 21.

10.Esclerosis múltiple o ¿síndrome esclerótico polifocal?

Ya con domicilio en Vía Layetana, Marcombo publica el Vademecum de válvulas universales-1948, de P. H. Brans, traducido de Éditions Techniques anc. P.H. Brans, de Amberes (Bélgica). Este libro era una reproducción de las tablas de características de las válvulas de la edición original belga. En 1948-1949 publica la primera edición de Elementos de radio reparación, de Marcus & Levy, traducción de un original de McGraw-Hill Book Co. de Nueva York. De los títulos que se conservan, este es el primer libro que incluye grabados directos (fotografías); es la época de la tipografía del plomo. El éxito de este libro fue notable; tanto que hicieron de él numerosas ediciones y reimpresiones. Empiezan entonces las traducciones del Sr. Luis Ibáñez Morlán, que dejará su huella en la casa con un estilo riguroso, tanto en las traducciones como en las revisiones11. Durante su época fueron contados los errores —de cualquier tipo— que se colaban en los libros de Marcombo. Fue un puntal de la editorial.

El despacho de Vía Layetana 21 —me parece que estaba en el piso 1.º 2.ª— lo compartían Marcombo y la agencia de aduanas de Carlos Comas. Yo era muy jovencito, pero recuerdo algunas cosas que allí se hacían. Además de las tareas propias de la actividad empresarial, allí íbamos a ver la procesión del Corpus desde unos balcones de piedra que me parece que todavía están. Había algunos empleados comunes a las dos empresas, muy pocos. Recuerdo a dos como si fuera ahora. El Sr. César y el Sr. Argimiro. Para mí eran señores, y así los trataba. Para el Sr. Comas, para mi padre y para otros adultos, eran César y Argimiro. Ambos eran personajes muy peculiares, pero muy buenos trabajadores. A César mi padre le trataba de vos. Era una persona ya mayor que tenía un mal genio que me impresionaba. Mientras trabajaba soltaba gritos y blasfemias de todo tipo, sobre todo contra el régimen. Argimiro era policía nacional, de «los grises», alto como un pino y fornido como un jugador de rugby. De carácter, era todo lo contrario de César; era un trozo de pan. Sin embargo, no recuerdo haberlos visto pelearse nunca. En aquella época, la segunda mitad de los años cuarenta, los folletos de publicidad se enviaban por correo postal. Se hacían diversas campañas a lo largo del año. Yo solía ir a ayudar a ensobrar y pegar sellos en unos sobres azules que no se engomaban, solo se ponía la solapa dentro. En esta tarea se ponía todo el mundo manos a la obra, también los señores Plans, Comas y mi padre. Los sobres se amontonaban en conjuntos de paquetes atados con un cordel y Argimiro era el encargado de llevarlos a Correos durante las horas en que no estaba de servicio con su uniforme gris. Naturalmente, los folletos eran propaganda de los libros que se publicaban. Esto era cosa de mi padre y del Sr. Ibáñez, que iba traduciendo y corrigiendo. No recuerdo que nadie llevara la contabilidad. Probablemente se las arreglaban entre el Sr. Comas y mi padre, con aquellas listas de cobros y pagos o entradas y salidas.

11. El Sr. Ibáñez, entre el Sr. Comas y mi padre.

En el año 1950 se publica la primera edición de Refrigeración electroautomática; su autor, José Alarcón Creus, era director del departamento de refrigeración de la entonces Sociedad Angloespañola de Electricidad. Cada vez que se agotaba una edición, presentaba las actualizaciones para la siguiente. Con el título Tratado de refrigeración automática se han publicado numerosas ediciones y reimpresiones hasta la actualidad.

Como curiosidad, se reproducen en estas páginas algunas hojas de contabilidad12 de abril de 1950.

12. Hojas de contabilidad de abril de 1950.

LA DÉCADA DE LOS CINCUENTA

Una nueva etapa empresarial. Nuevos socios y la compra de la Librería Hispano Americana

El 17 de marzo de 1950 se constituye una «sociedad irregular de carácter privado» para la explotación de un negocio comercial como es la Librería Hispano Americana, situada en la actual Gran Vía de las Cortes Catalanas, 594 (entonces llamada Avenida José Antonio Primo de Rivera). Este negocio giraría a nombre de Josep Maria Boixareu Ginesta. Mi padre compró la librería a don Espejo de Hinojosa que, al mismo tiempo, era el director de la Escuela de Comercio. La librería se dedicaba principalmente a la venta de los libros prescritos como texto en la Escuela de Comercio. En esta sociedad irregular, entraron unos nuevos socios de la editorial argentina HASA (Hispano Americana, S. A.), Eduardo Rolando Dubuisson y Alfredo Vacas, con quienes ya se habían mantenido relaciones de exportación e importación. El 17 de mayo de 1950 se constituyó, ante el abogado Antonio Miserachs Rigalt, un «contrato de sociedad mercantil, irregular, particular y privada» entre Josep M. Boixareu Ginesta, Manuel Marín Bonell, Carlos Comas Donat, Eduardo Rolando Dubuisson y Alfredo Vacas1. Se adjunta una reproducción2 de la información que proporcionó la editorial argentina HASA sobre sus actividades. El 31 de julio de 1950 se constituyó formalmente la sociedad anónima Marcombo, S. A.3, con un capital de 2 000 000 de pesetas (véase la reproducción de una acción)4. El negocio ya hacía cinco años que funcionaba.

1. Contrato de sociedad mercantil, irregular, particular y privada.

2. Información que proporcionó la editorial argentina HASA sobre sus actividades.

3. El 31 de julio de 1950 se constituyó formalmente la sociedad anónima Marcombo S. A.

4. Reproducción de una acción de Marcombo S. A.

Antes de tratar la evolución temprana de la Librería Hispano Americana, terminaré con la historia de los socios argentinos. Hasta el año 1959, se habían publicado una veintena de libros en coedición con HASA, de Buenos Aires. A veces el copyright era de Marcombo, y otras veces era de HASA, pero los libros siempre se imprimían en Barcelona. Posiblemente, los primeros que se publicaron en coedición con la editorial argentina fueron La radio en esquemas, de J. de Ivana, y Lecciones de electricidad, de J. Ney (traducción de un original de la editorial francesa Dunod Éditeur).

El copyright de estas dos ediciones era de Marcombo, y de ambos libros se hicieron muchas ediciones y reimpresiones. También se hicieron muchas del libro de Christian Gelert, Aprenda radio en 15 días, que fue pirateado poco después en México por la Compañía Editorial Continental (CECSA). Conservamos un ejemplar de esta edición pirata5.

5.Aprenda radio en 15 días, a la izquierda; a la derecha, la versión pirata.

En esta época se publicó la segunda edición y las sucesivas del libro de José Alarcón Creus ahora titulado Tratado práctico de refrigeración automática6.

6.Tratado práctico de refrigeración automática, segunda edición.

En 1951 se publicó la primera edición en castellano de The Radio Handbook, traducción de la duodécima edición americana de Editors and Engineers. No recuerdo exactamente cuál es el título que cuenta con más ediciones en Marcombo pero, sin duda, The Radio Handbook7 está entre los primeros. En 1952 se publicó en dos volúmenes el Manual del ingeniero electricista8, de Harold Pender y William A. del Mar, traducción de la edición americana de John Wiley & Sons. Esta traducción al castellano la llevó a cabo un equipo de técnicos dirigido por el ingeniero Roberto Fuchs, de origen alemán, que por aquel entonces vivía en Argentina y que posteriormente se trasladó a Barcelona, donde colaboró en diversas publicaciones de Marcombo (sobre todo de libros alemanes). El Manual del ingeniero electricista constaba de dos volúmenes que, en conjunto, contenían más de 2000 páginas. Se imprimió en papel biblia.

En 1953 se publica Fundamentos de mecánica aplicada, de Ch. C. Dull e Ira G. Newlin, traducción de la edición americana del Departamento de Guerra y Oficina de Educación de los EE. UU. También ve la luz Matemáticas elementales para radio y electricidad, de G. F. Maedel. En 1954 se publica la obra hermana de la de Pender y Del Mar; se trata del Manual de comunicaciones y electrónica9, de Harold Pender y Knox McIlwain, traducida por Luis Ibáñez a partir de la edición americana de John Wiley & Sons, y dirigida por Manuel Marín. La obra, en dos volúmenes, suma un total de 1890 páginas. Probablemente sea el primer libro en el que aparece el término «electrónica», ya que hasta entonces todo era radio y electricidad. Marcombo fue la editorial pionera en este campo en español.

7 y 8.The Radio Handbook y Manual del ingeniero electricista.

9, 10 y 11.Manual de comunicaciones y electrónica, Electromedicina y Receptores de televisión.

Hasta 1959 se publican, en coedición con HASA, títulos como los siguientes: Análisis de tensiones mecánicas, de Mark B. Moore; Relojes eléctricos, de Ludwig Lahotzky; Manual de antenas, de Woodrow Smith; Localizadores electrónicos de metales, de Harold S. Remo; Técnica y práctica de la modulación de frecuencia, de Manuel Marín; Vademecum del bobinador, de Manlio Mazzocchi, traducción de un original de Hoepli (Milán); Medidas eléctricas, de Isaac F. Kinnard; Magnetófonos, de Manuel Marín; Pequeños motores eléctricos, de R. Bevaert; Ascensores y montacargas, de G. Texier; Conservación preventiva de motores eléctricos, de Charles I. Hubert.

Marcombo sigue editando con copyright propio

Paralelamente a las coediciones con HASA, Marcombo sigue editando libros con copyright propio. Algunos ejemplos son los siguientes títulos: El oscilógrafo de rayos catódicos (1954), Construcción de amplificadores (1955), Instalaciones megafónicas (1955) y la 3.ª edición de Transformadores, de Singer (1955); todos estos títulos son traducciones de la editorial americana Gernsback Library. También hay que destacar la publicación de Receptores de televisión, de W. Buchsbaum.

Durante estos años, se inició la colección en español de la serie de libros de automóviles Crouse, cuyos primeros títulos fueron Equipo eléctrico del automóvil y Mecánica del automóvil. Se publicaron más de una docena de títulos, traducidos de la editorial americana McGraw-Hill. Tuvieron mucho éxito durante varios años, sobre todo en Latinoamérica. También se publicaron, entre otros, los siguientes títulos: Objetos dirigidos por radio (1955), Electromedicina10, de F. Moral (1956); Receptores de televisión11, de W.H. Buchsbaum (1956); Formulario de electricidad práctica, de A. Alastrué (1957); Localizadores electrónicos de metales, de H. S. Renne (1958); Radio y televisión. Curso preuniversitario, de M. Marín y E. Cubero (1958-1959); y El oscilografo en servicio, de F. Haas (1959).

Desarrollo y fin de las relaciones con los socios argentinos

Aparte de los contactos editoriales con los tres socios, con los señores Dubuisson12 —Don Eduardo y Doña María Luisa— existía una relación personal. Recuerdo que, todos los veranos, los Dubuisson venían con un Cadillac blanco que era la admiración de todo el mundo. Pasaban tres meses viajando por España y Europa. Traían regalos, se alojaban en el hotel Avenida Palace de la Gran Vía y las propinas que repartían por todas partes eran sonadas. Me permito contar una anécdota. Dubuisson tenía también relaciones con las editoriales Omega y Reverté y, a veces, iban a cenar todos juntos: los señores Paricio de Omega, Reverté, Dubuisson, Comas, Marín y Boixareu, con las respectivas esposas. Una noche fueron a cenar a un restaurante que había en un altillo del mercado de la Boquería, que tenía muy buena fama. El caso es que debió de fallar alguien, porque eran trece y Doña María Luisa, que era muy supersticiosa, se plantó y dijo que ella no cenaba en una mesa de trece personas. Solución de mi padre: llamarme a mí, que debía de tener trece o catorce años, para decirme que tomara un taxi y fuera hacia allí enseguida. Creo que fue la primera vez en mi vida que participé en una «cena de negocios». Además, en aquella época tampoco se salía mucho a cenar fuera de casa.

12. Los Sres. Dubuisson a la derecha.

Hacia 1957 o 1958, no sé muy bien por qué, las relaciones con los socios argentinos se fueron deteriorando. Había algo extraño, que más tarde se descubriría. Existe la copia de una carta, de 14 de abril de 1959, de algún abogado o intermediario, dirigida a mi tío Marín (véase la primera página)13, en la que se pone en evidencia una situación de ruptura inminente de las relaciones empresariales. Algunas de las frases más significativas son las siguientes: «No sé si sabe V. que Boixareu quiso poner en antecedentes de lo que ocurría a Paricio, amigo de Reverté, para informarlo bien del caso, puesto que nos constaba que Vacas le había hablado ya de ello (...). Paricio vio el asunto claro, y hoy, este nos ha visitado para decirnos que Vacas le hacía intervenir en busca de una solución que pudiera abarcar también una separación de los dos socios de nuestras empresas, ya que dicho señor comprende que, a partir de este incidente, nuestras relaciones amistosas con los de allá no podrán seguir con la simpatía de hasta ahora...». Yo no sé, o no recuerdo, cuál fue el incidente citado, pero más adelante dice: «Puesto que entendemos, tanto Boixareu como yo, que tiene más lucidez que nosotros, le rogamos que vaya analizando esto y reflexionemos estos puntos: 1.- Nos interesa la desaparición de estos Sres. de las dos empresas...».

Con fecha de septiembre de 1959 (en la copia no consta el día), aparece la segunda página del borrador de contrato de separación con anotaciones manuscritas de mi padre en los márgenes. La separación se consumó antes de que acabara el año. El acuerdo consistió en pagar, por la participación de los socios Dubuisson y Vacas, la cantidad de un millón de pesetas y parte de los ejemplares que quedaban en el almacén de los libros publicados conjuntamente. Recuerdo cómo cargaban esos libros para llevárselos hacia Argentina y al Sr. Vacas controlando la operación.

A los Dubuisson no se les vio nunca más el pelo. Don Eduardo no dejaba de despertar ciertos interrogantes. Era un editor, y no de los más importantes de Argentina, y no se acababa de entender su tren de vida —sabiendo, además, que los tres socios de Marcombo, sobre todo mi padre, conocían el negocio—. El misterio se desveló al cabo de un tiempo, cuando mi padre recibió una citación de la Unidad de Delitos Monetarios del IEME (Instituto Español de Moneda Extranjera)14, en la cual se le requería que se presentara en Madrid. Afortunadamente, el director general del IEME era un excatedrático de Economía de la Universidad de Barcelona que conocía muy bien a mi padre porque había colaborado con Marcombo. Este señor —cuyo nombre creo que debo guardar— le contó que habían detectado un ingreso en una cuenta suya (de mi padre) de una cantidad de dinero —no recuerdo si eran pesetas o divisas—, realizado por un tal Eduardo Dubuisson, de nacionalidad extranjera, que estaba buscado internacionalmente por ser traficante de divisas. A mi padre se le cayó el mundo encima, pero también empezó a comprender muchas cosas. Aquel ingreso lo hacía el señor Dubuisson cada vez que venía a Barcelona a nombre de mi padre porque no lo podía hacer a su nombre, y le servía para ir cubriendo sus gastos mientras viajaba a todo tren por Europa. Gracias a la confianza que el director del IEME tenía en mi padre, aquello acabó en una multa simbólica15.

13. Copia de una carta de algún abogado o intermediario dirigida a mi tío Marín.

14.