Organizaciones creactivas - Diego Pallarés Sans - E-Book

Organizaciones creactivas E-Book

Diego Pallarés Sans

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Beschreibung

Una empresa no puede evolucionar más allá del estado de desarrollo de su liderazgo. El liderazgo impulsado por un propósito claro es la verdadera ventaja competitiva de las organizaciones y la manera de ser relevantes para la sociedad. Organizaciones creactivas le introducirá en la senda de las empresas que proporcionan valor desde la creatividad y la sostenibilidad. Gracias a su lectura, distinguirá qué aportan las empresas creactivas frente a otras que no lo son y será capaz de: Convertir la sostenibilidad en un factor clave en su estrategia empresarial y diferenciarse de la competencia. Desarrollar un liderazgo consciente y comprometido con las personas y el entorno, para convertirse en un referente en su sector. Identificar y potenciar el talento desde la empatía: un talento sin etiquetas. Entender cómo evolucionar de la competencia a la colaboración. Averiguar cómo crear una cultura de innovación y creatividad que impulse el éxito de su empresa a largo plazo. Integrar el propósito y la ética en su modelo de negocio para crear un futuro mejor para todos. Además, en este libro contará con casos reales de organizaciones que han conseguido transformarse y triunfar gracias a una visión creactiva y sostenible. También conocerá las herramientas prácticas para implementar cambios reales en su empresa y mejorar la eficiencia y el impacto positivo. Una vez iniciado el proceso, donde la innovación crea y la cadena de valor activa, ya no querrá renunciar a esta evolución. Es el momento de dar un paso más allá en la transformación de su empresa.

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ORGANIZACIONES CREACTIVAS

EL PODER DE PENSAR Y ACTUAR DIFERENTE

DIEGO PALLARÉS SANS

Organizaciones creactivas

Primera edición, 2023

© 2023 Diego Pallarés Sans

© 2023 MARCOMBO, S.L.www.marcombo.com

Diseño de la cubierta: ENEDENÚ DISEÑO GRÁFICOMaquetación: D. MárquezCorrección: José López y MónicaMuñoz Directora de colección: M.ª Rosa Castillo

Las fotografías donde aparecen muñecos PLAYMOBIL® tienen una finalidad estrictamente didáctica y están realizadas por Diego Pallarés, facilitador certificado en la metodología Pro.Play®.

La fotografía de la página 302 de Clint Eastwood fue realizada por Raffi Asdourian en diciembre de 2009. Fuente: Flickr, 2014.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ISBN del libro en papel: 978-84-267-3684-0ISBN del libro electrónico: 978-84-267-3716-8

Producción del ePub: booqlab

ORGANIZACIONES CREACTIVAS

EL PODER DE PENSAR Y ACTUAR DIFERENTE

DIEGO PALLARÉS SANS

A ti, lector, por acoger este libro. Espero que te sea útil para seguir prosperando en el cambio y en la búsqueda de horizontes de sostenibilidad y de mejora personal, y en la organización.

A todos quienes tienen inquietudes, se atreven a tomar decisiones y quieren cambiar la forma de relacionarnos.

La innovación y el cambio son indispensables para el éxito y la supervivencia de las organizaciones en un mundo en constante evolución.

Peter Drucker

TABLA DE CONTENIDOS

Prólogo de Xavier Marcet

Introducción

Capítulo 1.   Origen y evolución de las organizaciones

1.1   Modelos primarios de organización

1.2   Evolución del concepto de organización

1.3   Crisis del orden social

1.4   Nuevo orden social: de la conciencia a la consciencia

1.5   Hacia una nueva visión en las organizaciones. Antroposofía

1.6   Ejemplos de empresas con una nueva visión

Capítulo 2. Organizaciones creactivas. Concepto y principios

2.1   Introducción a las organizaciones C-Agile

2.2   Definir un propósito pleno y compartido (PPC)

2.3   Adaptabilidad

2.4   Organización orientada a la oportunidad

2.4.1   La intuición. La voz interior

2.4.2   Actitud positiva

2.4.3   Ser proactivo, ser protagonista

2.5   Organización que aprende (aprendizaje en doble bucle)

2.5.1   Aprendizaje continuo

2.5.2   Identificar talento

2.6   Sentir y actuar

2.7   Incorporar el impacto social y medioambiental. Triple balance

2.8   Liderazgo movilizador y servicial (facilitador)

2.9   Simplify to amplify

2.10  Colaboración

2.11  Flexibilidad y agilidad

Capítulo 3. Procesos, prácticas y cultura en una organización creactiva

3.1   Proceso de toma de decisiones

3.2   Definición de estrategia

3.3   Fijación de objetivos alineados con el propósito

3.4   Liderazgo. Creación del líder CEO2

3.5   Delegación

3.6   Reuniones

3.7   Cultura y valores

3.8   Clima laboral

Capítulo 4. Crear y activar desde la sostenibilidad

4.1   ¿Cómo conducir la innovación en la organización?

4.2   La sostenibilidad como motor de transformación de la cadena de valor

4.3   De la competencia a la colaboración. Principio de cooperación creactiva

Capítulo 5. Orientación en el proceso de transformación

5.1   Visión de futuro

5.2   Propósito de cambio

5.3   Metodología y herramientas para la transformación

5.4   Consideraciones

Epílogo. Reflexión y colaboración

Cuéntanos y comparte tu visión

Agradecimientos

Referencias documentales

Webgrafía

Índice. Empresas citadas

PRÓLOGO DE XAVIER MARCET

Hay personas que son capaces de pensar, proyectar su vida, crear una relato propio para ellos y para los demás, y no solamente escribirlo, sino publicarlo. Esto es lo que ha hecho Diego Pallarés, ha puesto en valor su experiencia personal, su experiencia profesional en la empresa y en su consultoría, y sus ganas de aprender y curiosear, y nos ha ofrecido un fresco de management. Diego ha digerido en términos personales el management y nos ofrece compartirlo. El lector encontrará mucha información, muchos casos, muchas referencias a autores, de modo que cada capítulo, más que ser un argumentario cerrado, es una invitación a seguir muchas de las pistas que el autor nos deja en cada capítulo. El esfuerzo de síntesis, a pesar de la dimensión del libro, es grande, porque los horizontes que Diego Pallarés otea lo son. Es un libro denso que tiene una lógica de lectura clara en el índice que nos propone el autor. Es también una obra que será útil para inspiraciones parciales ante sus retos profesionales.

El management no es propiamente una ciencia, pero tampoco es una práctica sin patrones reconocibles. A veces, por la forma de liderar o dirigir una empresa, puede hasta tener algo de arte. Pero el management se nutre de lo que la gente hace y lo que la gente piensa. En un mundo donde es fácil pedir a un Chat GPT4 de inteligencia artificial que nos haga un resumen de la historia del management, necesitamos más que nunca que la gente piense por su cuenta. Y esto es lo que ha hecho Diego Pallarés. Es un ejemplo. En un mundo donde tenemos una relación pendular con la inteligencia artificial, la única forma de poner las tecnología a nuestro favor es pensar, pensar por cuenta propia. Si dejamos que piensen las máquinas todo el management será mimético, y esto es lo que no es precisamente este libro. En él encontrarán la lógica que Pallarés otorga a las organizaciones creativas, que nunca podrán serlo sin pensar, sin expresar y sin actuar de acuerdo con unos valores.

Les sugiero que se sumerjan en este rico viaje de management que Pallarés nos propone. Les será útil, descubrirán referencias, entenderán mejor la lógica sobre los cambios del futuro y el de las organizaciones. Encontrarán un libro con una tesis que permite a las organizaciones creativas alcanzar resultados de sostenibilidad tomando como referencia el liderazgo y la transformación.

Los retos que tenemos las organizaciones y la sociedad en esta nueva era de la complejidad requieren de múltiples miradas. Nuestro objetivo es gestionar la complejidad sin incrementarla. Pallarés con su reflexión nos ayuda a ello desde este libro personal sobre management. Nos permite aprender y nos inspira. Nos contagia su ilusión por crear organizaciones que valgan la pena.

Xavier MarcetPresident Lead To Change

INTRODUCCIÓN

La historia de la Humanidad no ha seguido un camino recto y llano a plena luz del día: largas noches, frecuentes crisis y encrucijadas en las que no siempre se han elegido los caminos de más amplios y luminosos horizontes. El progreso científico y el desarrollo tecnológico no han ido acompañados de un mayor crecimiento humano. De la explotación del ser humano se ha pasado a su irrelevancia a nivel identitario. En 2050 habrá más robots que personas.

A lo largo del libro, definiremos qué tipo de organización queremos llegar a ser y cómo materializar las ideas y acompañar en el proceso de cambio, para convertirnos finalmente en una organización creactiva que sitúa a la persona en el centro del propósito y guía la transformación a través de la sostenibilidad, logrando así una reconciliación con la Naturaleza y con la Humanidad.

Antes de entrar en materia, daremos un breve paseo por la historia, tomando conciencia de dónde venimos y qué cambios hemos experimentado, qué organizaciones tenemos ahora y qué camino debemos tomar para salvaguardar nuestro futuro.

A lo largo de la historia, hemos experimentado cuatro grandes revoluciones. La primera, la cognitiva, marcó el inicio de la historia unos setenta mil años antes de nuestra era. La revolución agrícola la aceleró hace unos doce mil años. El Renacimiento impulsó la revolución científica y, con la invención de la imprenta de tipos móviles, generó un importante cambio al girar la forma de relacionarnos con el conocimiento y su difusión. La cuarta, la Revolución Industrial, siglos XVIII y XIX, modificó nuestra actividad económica y social.

La revolución cognitiva supuso una transformación significativa en la forma de pensar, de expandir las letras y la ciencia y de comunicarnos; de ahí surgió la capacidad de hablar sobre ficciones que nos permite imaginar en colectivo y, de la misma manera y más importante, nos otorga la capacidad para crear mitos que, compartidos, son fuente de cooperación y desarrollo. Nos permite planificar, cooperar en grupos de mayor número, y también la capacidad de innovar en las relaciones y los comportamientos sociales.

La revolución agrícola originó un cambio decisivo en la forma de vida: pasamos de vivir con lo que nos ofrecía la Naturaleza y una vida nómada a cultivar, planificar y vivir de manera asentada, creando las primeras poblaciones humanas. Supuso también un cambio hacia la especialización, la división del trabajo y el comercio.

La revolución científica generó un nuevo enfoque en la forma de pensar y de relacionarnos con el entorno. Dejamos de ser el centro del universo y nos abrimos de nuevo al conocimiento. De la misma manera la ciencia cambió el enfoque aristotélico de la deducción apoyada en un análisis de los hechos y se centró en el uso de un acercamiento inductivo hacia la Naturaleza, abandonando la suposición para transitar hacia una observación curiosa y con la mente abierta.

Y, entrando ya en las revoluciones industriales, vemos que todas ellas se fundamentan en tres ejes de desarrollo interconectados: un medio de comunicación, una fuente de energía y un mecanismo de transporte. Esta interrelación sistémica es la que dirige la actividad económica y la vida social.

En el siglo XIX, los medios de comunicación escritos y el telégrafo, el carbón abundante y las locomotoras en redes ferroviarias nacionales se fusionaron en un sistema interconectado, lo que creó la Primera Revolución Industrial. El sistema ferroviario, y en paralelo el telégrafo, permitió extender las relaciones sociales y económicas en radios de mayor dimensión, siendo uno de los elementos que conectó de manera efectiva zonas nuevas. Fue el inicio de la época de expansión.

En el siglo XX, el teléfono, la radio y la televisión, el petróleo barato, al menos económicamente, y los vehículos de combustión interna con redes de carreteras confluyeron para crear la Segunda Revolución Industrial.

Los conflictos bélicos, que afectaron al mundo hasta el siglo XX, significaron la priorización de la búsqueda de la paz y la estabilidad para recuperar la economía. Es el inicio del crecimiento económico. En 1948 se fundó la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE) con el objetivo de facilitar la recuperación y el desarrollo económico impulsado con la intervención de Estados Unidos para la aplicación del Plan Marshall. En una segunda transición se fundó en 1961 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como sucesora y con un enfoque de crecimiento y mejor desarrollo social. Las organizaciones se centraron en crecer y mejorar los procesos internos. Buscaron la eficiencia.

Ahora estamos inmersos en una Tercera Revolución Industrial, nombrada así por Jeremy Rifkin, vinculada a la sociedad de la información, y está emergiendo una cuarta. Si mantenemos la misma estructura de las otras transformaciones vividas, podemos hablar de energía renovable, de origen solar y eólico principalmente, de internet y de movilidad sostenible de mercancías y personas, todo conectado con una plataforma del internet de las cosas (IoT), que integrará los edificios, comerciales, residenciales e industriales, y la movilidad entre ellos.

Ya se vislumbra la Cuarta Revolución Industrial por la interconectividad total y las transformaciones tecnológicas, como la inteligencia artificial con aplicaciones concretas; la impresión 3D, con materiales propios de procesos, que potenciará las cadenas de valor local; el prototipado ágil, y la robótica evolucionada: un cambio de alto valor.

Estas revoluciones han ido impactando en los humanos y en la forma en la que nos organizamos y, a la vez, han implicado una nueva relación con la Naturaleza. Las nuevas infraestructuras de comunicación, energía y movilidad cambian o modifican la orientación de la sociedad, los modelos de negocio, los hábitos y la distribución de la población. Las infraestructuras son una de las palancas que los países utilizan para potenciar la actividad económica y también el desarrollo social de las regiones.

Estas transformaciones se han ido produciendo con una velocidad cada vez mayor y actualmente los cambios son constantes; podemos decir que vivimos en una continua transformación.

Más allá de estas revoluciones, viene vislumbrándose una apertura que indica un proyecto de vida humana más prometedor. Se trata de la búsqueda de soluciones a una realidad que viene cargada de lastre consumista y que va agotando los recursos del planeta Tierra. La Tierra no puede sostener más tiempo la pesada carga de la acción egoísta del hombre moderno, que ha ido explotando y agotando sus recursos naturales hasta la extenuación. No se ha querido modular un consumo menos agresivo para la Naturaleza y para la propia vida del hombre sobre el planeta. Se ha buscado el beneficio económico. Tenemos que cambiar de perspectiva.

A partir de la década de los setenta, la vida de la Humanidad se ha ido haciendo más difícil desde el punto de vista de la sostenibilidad del planeta y los seres humanos han ido tomando consciencia de ello. Es necesario replantearse el equilibrio entre la producción de bienes de la Tierra y su consumo.

El consumismo ha ido creciendo en una progresión vertiginosa e imposible de sostenerse. Ya no se siguen los ciclos naturales de producción y recolección de la tierra; se ha alterado la cadena alimentaria y también la de suministros; han empezado a escasear materiales básicos para la industria; la producción de petróleo tocó su máximo en 2008 y quiere seguir marcando máximos desde entonces, y con mayor impacto en la actualidad, por la insuficiencia energética y el incremento sensible y sentido en los precios de la electricidad, que ha ocasionado cierres temporales de centros de producción como en el sector del automóvil, lo que dificulta la viabilidad en otros sectores como el metalúrgico, el siderúrgico, la industria cerámica o el transporte.

El capitalismo, con una visión puramente económica, ha entrado en una era de declive y, de forma paralela, el uso actual de los recursos está poniendo en riesgo la estructura social y económica como la entendemos. La economía, consagrada como religión universal, dicta sus dogmas y domina todos los demás poderes. Los Estados son cada vez menos independientes, la política pierde relevancia y los medios de comunicación social más condicionados.

La actual crisis global pone de manifiesto los efectos negativos del crecimiento económico lineal y descompensado. Esta crisis es un síntoma y no la causa, es la manera en que la Naturaleza nos muestra que el capitalismo económico unidireccional está llegando a su cruce con la viabilidad de la vida como la conocemos. Es ya una crisis estructural que ha sido catalizada a partir de una urgencia sanitaria que, como en muchas situaciones pasadas, hemos afrontado con urgencia y con una visión continuista y apoyada en el sistema. Si pensamos que, modificando externamente nuestro modelo económico y social, estableciendo unos criterios de separación y distanciamiento personal, podemos reorientar la situación y generar un modelo de futuro, estamos equivocados, o bien estamos viendo el futuro muy a corto plazo.

Nuestro sistema económico y social, nuestra forma de consumir y de producir, basada en una satisfacción casi inmediata de las necesidades externas —o yo diría exógenas—, sin establecer un cuestionamiento sobre sus efectos, ha llevado al límite a nuestro planeta. Ese consumismo de lo superfluo contrasta con la escasez de alimentos para dos terceras partes de la población mundial.

La situación actual es como una corriente marina en la que se manifiesta superficialmente lo que de verdad es un problema de mar de fondo: el cambio climático.

Desde el punto de vista energético, la utilización de combustibles fósiles ha acelerado el cambio climático que estamos experimentando. Se producen fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes y extremos, que impactan con agresividad en nuestra forma de vida y, sin embargo, volvemos a enfocar con visión a corto plazo declarando zonas catastróficas y generando de nuevo una actividad económica para recuperar la zona.

El deshielo acelerado de las zonas ártica y antártica ocasiona un aumento de la temperatura en la Tierra, con las consecuencias de inundaciones y alteraciones de los sistemas marítimos y terrestres.

La coyuntura geopolítica actual está impulsando energías que ya estábamos progresivamente dejando de utilizar y reduciendo al mínimo las inversiones en ellas. En esa visión de continuidad, con una fuente energética con impacto en el medio ambiente, la industria creativa también participa de manera cómplice en su promoción. Me recuerda a los anuncios de cowboys fumando que hoy encontramos ya lejanos, como el Oeste en su momento.

La evolución de la población de una vida rural a una vida urbana incrementa también las dificultades en el equilibrio con la Naturaleza y supone mayores desafíos en movilidad y en la cadena de suministro. Las previsiones apuntan a que en 2050 el 65% de la población residirá en grandes ciudades. Esta tendencia también es un elemento acelerador del impacto medioambiental.

Al rápido ritmo de agotamiento de los recursos naturales hay que añadir el deterioro de la calidad medioambiental del aire, del suelo y del agua, así como un gran aumento de los residuos y de su toxicidad. Un ejemplo cercano lo tenemos en la situación que vive el mar Menor en Murcia, España.

El consumo, en lo referente a España, es responsable de más de la mitad de la huella ecológica según el informe Sostenibilidad del consumo en España. Destacan 16 indicadores de impacto ambiental, del cambio climático, de los usos del suelo con su acidificación, las aguas residuales y la toxicidad que suponen los fertilizantes que arrastran los ríos en su curso hasta el mar, como también del agotamiento de la capa de ozono y de la escasez de agua. Cada vez más, surgen voces y estudios que claman por un cambio.

Solo un respiro nos hizo ver cuánto ha significado la acción del hombre sobre el planeta. La Humanidad se vio sacudida cuando apareció la pandemia del coronavirus a principios de marzo de 2020, un virus desconocido que había mostrado su acción en China a principios de dicho año y que iba in crescendo, pero se veía lejano. Todo se vio paralizado porque había que priorizar la salud y potenciar al máximo los recursos sanitarios de todo tipo para parar, en la medida de lo posible, la mortalidad que la pandemia iba provocando.

Al detenerse en gran parte la acción del hombre durante los años 2020 y 2021 por la pandemia del coronavirus, sin apenas circulación viaria, marítima ni aérea, la Naturaleza fue recuperando su espacio y su salud, y empezó a mostrar parte de su poder. Los árboles recuperaban verdor y a sus pequeños habitantes con sus gorjeos, que rompían el silencio ambiental; las montañas mostraban su resplandor con los primeros rayos del sol, y los mares y océanos vibraban porque sus habitantes recuperaban la energía y la alegría de una vida más tranquila y armoniosa.

Personalmente viví una experiencia impresionante. En un respiro de la pandemia, el 13 de mayo de 2020, decidí volver al océano en la costa de Santa Cruz de Tenerife donde residía, con la tabla de pádel surf y las ganas enormes de volver al mar. Al rato, un grupo de delfines me rodeó y me mostró una alegría enorme de saberse suyo el mar. Con respeto, me arrodillé sobre la tabla para no estorbarlos y observé admirado la alegría de estos seres. Fueron unos minutos de gran profundidad interior y, después, se fueron. Agradecido, seguí mi ruta con la certeza de que no debemos invadir su hábitat, sino transitarlo con el máximo respeto.

Esta situación nos tiene que servir para reflexionar y prometernos un cambio en el uso, y no abuso como hasta ahora, de los recursos de la Tierra. Ya no es suficiente con respetarla: hay que venerarla, porque ella nos ha ofrecido todo lo que es capaz de darnos. No podemos seguir explotándola; tenemos que cambiar de paradigma. Es preciso lograr una ecología reverencial, como propugna Satish Kumar, que a su vez nos llevaría a una economía y tecnología reverencial en la que todos priorizaríamos el compartir y no el competir.

Otras voces —algunas ya son historia y otras son pensadores actuales— han tratado de ofrecernos una visión más prometedora y holística; entre ellas, Rachel Carson, bióloga marina y conservacionista estadounidense, que en 1962 publicó La primavera silenciosa. Fue una pionera en la toma de conciencia ambiental y en hablar sobre la muerte del planeta. Dedicó su atención a los efectos causados por los pesticidas sintéticos en el medio ambiente, hecho que supuso la prohibición a nivel nacional del dicloro difenil tricloroetano (DDT) y de otros pesticidas.

Theodor Roosevelt, el vigésimo sexto presidente de Estados Unidos, trató por primera vez el tema de la conservación ambiental en la agenda política de norteamericana. En la década de los setenta, se aprobaron leyes sobre el agua, el aire y los decretos de política medioambiental.

En 1983 se crea la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, a instancias de la Asamblea General de las Naciones Unidas, liderada por la doctora Brundtland, con el encargo de un estudio sobre el uso de los recursos naturales en relación con la población mundial y el medio ambiente, que dio lugar al Informe Brundtland de 1987. Analizó la situación medioambiental y los factores causantes de su deterioro, a la vez que ofreció propuestas para cambiar la preocupante situación actual.

La Conferencia de Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas (Unced) de Río de Janeiro en junio de 1992 empezó a hablar de desarrollo sostenible como el reparto de los recursos naturales según las necesidades de la población y la protección medioambiental, a la vez que explicaba ejemplos de no sostenibilidad.

El argentino Pipo Lernoud, poeta y precursor de la agricultura ecológica en Argentina; Franz Weber, filósofo integral medioambientalista y protector de los animales; también el ya citado Satish Kumar, ecologista y pacifista indio, fue un defensor del desarme nuclear y luchó contra la deforestación, el consumismo y el cambio climático; Javier Melloni, mistagogo, propugna una actitud reverencial hacia la Naturaleza como lugar de experiencia de lo sagrado.

El papa Francisco en su encíclica Laudato si, en el capítulo 4, propone una ecología ambiental, económica y social.

También Daniel Goleman en su Inteligencia ecológica nos explica que esta es la capacidad de conocer en profundidad la biodiversidad que nos rodea. Define la inteligencia ecológica como la capacidad de vivir de manera acorde con la Naturaleza, con el fin de causarle el menor daño posible y en equilibrio con el desarrollo económico y la protección del medio ambiente. Cuenta que los delfines tienen empatía, que forma parte de la inteligencia emocional. Practican la inteligencia vital, que es connatural a todos los seres vivos, y son capaces de acogernos en su entorno y en su espacio. Es una experiencia impactante encontrarse en su compañía en pleno océano, como ya he dicho.

El profesor Antonio Turiel nos ha avisado y sigue haciéndolo del final de los recursos energéticos del planeta. La era de la energía barata y abundante se está acabando y desconfía que el actual modelo verde planteado vaya a dar resultado, porque, entre otras cosas, el sistema capitalista cada vez choca con más fuerza contra los límites biofísicos del planeta, y el lapsus temporal que significó el COVID-19 ha servido para provecho de los poderosos.

Los payeses, que cultivan productos de proximidad y son los más eficaces para evitar gastos energéticos, alertan de cómo se ha alterado la cadena de producción alimentaria. Ya no se respetan las cosechas estacionales porque todos queremos tener al alcance todos los alimentos existentes y consumirlos en todo momento, con el consiguiente dispendio en transportes de largo recorrido, ya sea a través de comercio aéreo, marítimo o terrestre. Hay pérdida de tierras de cultivo porque muchos agricultores no pueden mantener la productividad de sus tierras por el aumento de costes o por la falta de relevo generacional, debido también al éxodo a las ciudades. Falta cuidado de los bosques para evitar una desertización cada vez más incipiente que los modelos científicos ya evidencian también en el campo y en los cultivos. En este sentido, la deforestación de espacios naturales como la selva amazónica hace que se incremente la pérdida de pulmones verdes en el planeta.

En Occidente vivimos aún en un paradigma materialista que percibe la vida como un universo fragmentado; es decir, todo, incluso los seres humanos, es visto como partes separadas que funcionan individualmente, prescindiendo de todo y de todos, y desconectados de la Naturaleza. Esta visión separada ha ido inculcando un individualismo acentuado y una escasa visión de futuro. La física cuántica nos ha explicado cuán equivocada es esta visión. Todos estamos relacionados con todos y con todo porque todo lo que existe está interconectado. Por eso, dañar la Naturaleza es dañarnos a nosotros mismos. Los físicos Leonard Susskind y Gerardus ‘t Hooft, Premio Nobel de Física en 1995, definieron el universo como holográfico.

James Lovelock presentó la teoría de Gaia en la década de los sesenta, denominada así por ayudar a predecir algunos de los comportamientos de la Tierra, basándose en la interconexión de los ecosistemas: una comprensión de la Tierra como un todo integrado, como un solo organismo. Los científicos saben que los procesos de la Tierra son complejos e interactúan entre sí. Según Lovelock, cada proceso existe tanto en sí mismo como en relación con otros procesos y en relación con la Tierra en su conjunto; por ejemplo, el hidrógeno desaparecería de la atmósfera terrestre si no fuera por ciertos gases producidos biológicamente, como el metano.

Lovelock postula que, solo a través de la regulación por parte de los organismos vivos, todos los procesos de la Tierra pueden continuar y permanecer tan constantes.

Las condiciones actuales del planeta no permiten más dilación en la toma de consciencia de este nuevo paradigma. Es urgente cuidar la Tierra, porque ya estamos llegando tarde.

A la búsqueda de modelos de cooperación holísticos, actualmente hay cinco zonas azules, cuya principal característica es el compromiso con la protección del entorno natural, del medio ambiente, que son: Barbagia (Cerdeña), zona rural y montañosa y zona original del estudio de los científicos Michel Poulain y Gianni Pes; la ciudad de Loma Linda, cerca de Los Ángeles; la isla de Okinawa en Japón; Icaria en Grecia, y Nicoya en Costa Rica. El investigador Dan Buettner dio continuidad al descubrimiento y puso foco en la mayor longevidad en la población con la intención de entender si existía un patrón en común. Según él, la fe, un pertinaz optimismo, una confianza desmesurada en el futuro y una red fuerte e intensa de relaciones familiares y sociales son fundamentales para que muchos de ellos lleguen a viejos. Estas zonas azules deberíamos ampliarlas para bien de todos y aplicar la sostenibilidad a futuro.

Desde 2007 existen las áreas marinas protegidas (AMP), que fueron creadas para salvaguardar los mares y océanos por su sensibilidad a la acidificación del agua, a las olas de calor y a la contaminación. Las profundidades marinas son ecosistemas de alto valor y cumplen una función esencial para garantizar el equilibrio ecológico global. Las AMP persiguen la conservación de ese ecosistema, la presencia de especies únicas o la importancia científica hasta los valores culturales, los recreacionales, y protegen los usos tradicionales de esas zonas.

El concepto de sostenibilidad está relacionado con un menor y más racional consumo. La sobriedad o economía reenfocada se vuelve necesaria; es como una medicina para la sociedad consumista. Es necesario una producción y repartición de los bienes con más sentido entre los seres humanos.

Según el profesor Andreu Mas-Colell, «la Humanidad no puede reducir su capacidad productiva. Ahora toca reconstruir y no deconstruir, transformar la economía para que sea limpia y sostenible. Nos lo tenemos que jugar apostando por la ciencia y la técnica, la historia las avala».

Por lo que respecta a la sociedad de la innovación, la transparencia radical aplicada a la empresa o hipertransparencia puede suponer una oportunidad para crear organizaciones que despierten el interés de las nuevas generaciones.

La ecosofía de Raimon Panikkar aplicada significaría una bendición para la Tierra. Pasaríamos de ser propietarios a ser sus custodios. Implica más sensibilidad y un mayor compromiso de futuro.

¿Por qué no trabajar desde la vida rural?

Con los cambios actuales en el mundo laboral, el trabajo online viene a ser una respuesta y una oportunidad. Sin la necesidad de estar en un lugar físico determinado, el trabajo a distancia viene siendo habitual y, en ese caso, una oportunidad para disfrutar de una vida más tranquila y acorde con la Naturaleza. Es necesario dotar de mejores recursos a los pueblos para que existan las mismas oportunidades que en las grandes ciudades y puedan ser competencia y alternativa de futuro.

En el Foro de la Empresa Familiar, que se celebró en Santa Cruz de Tenerife en enero de 2020, participó el catedrático de Economía José María O’Kean, quien nos ofreció su visión, muy pausada y clarificadora, sobre el escenario económico, la coyuntura política y tendencias. Lo que más me inspiró fue el concepto y convivencia de los tres espacios que define: Naturaleza, ciudad y digital, y de la manera como las empresas pueden enfocarlo. Los tres espacios deben convivir y el espacio digital puede establecer puentes entre la ciudad y la Naturaleza, el territorio rural con todo su potencial.

¿Qué vamos a encontrar en este libro?

Una reflexión sobre el mundo actual y su influencia en las organizaciones. A su vez, cómo las organizaciones y su propósito pueden impactar en la sociedad y en el medio ambiente. Las organizaciones tienen que liderar el cambio con las personas en el centro y la sostenibilidad como guía.

Propongo una visión de la organización que permita afrontar los nuevos desafíos, con liderazgo, con procedimientos y recursos que sean herramientas de transformación; visualizar los nuevos retos del planeta y proponer soluciones que ayuden a hacer más vivible y humana la vida en la Tierra para todos los seres. Esto es lo que expongo y desarrollo en este libro.

Mi tesis es que las organizaciones sean proactivas y procreadoras, unas organizaciones creactivas, que busquen soluciones en las que intervengan todas las personas con su liderazgo propio, que interactúen desde una nueva consciencia para que las soluciones sean pacíficas e igualitarias, que sean capaces de compartir en lugar de competir y que dejen un mundo mejor y más vivible del que encontraron.

Esta propuesta y los contenidos del libro están estructurados de acuerdo con la visión de las organizaciones creactivas que, desde la sostenibilidad y de manera ágil, focalizan la gestión en el aprendizaje continuo; la colaboración y la cooperación con un propósito de cambio para transformar las organizaciones y las empresas desde una perspectiva holística.

La introducción es una reflexión para situar el contexto en el que se mueven las organizaciones. En el primer capítulo tomamos perspectiva y pasamos a la reflexión. Ya en el segundo entramos en detalle en la definición y principios de la organización que queremos llegar a ser. En el tercer capítulo materializamos esas ideas en el gobierno de la organización que potenciamos con una visión de la sostenibilidad transformadora en el siguiente capítulo. En el capítulo cinco compartimos el proceso de cambio y sus consideraciones. Para finalizar, enumero las referencias documentales que me han sido útiles para apoyar esta nueva visión de las organizaciones y, en el índice, las empresas citadas en el libro.

Al final del libro, una invitación a ti, lector@ amig@, para que tengas la posibilidad, si lo deseas, de compartir tu visión y tus opiniones.

Muchas gracias por acompañarme.

Diego Pallarés

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ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LAS ORGANIZACIONES

¿Por qué no utilizo el artículo el delante de origen?

El artículo condiciona y restringe el concepto que va detrás. Pensamos que prescindir del artículo nos permite tener una visión más abierta, más amplia y libre también de limitaciones o concreciones y en evolución. Ofrece mayor apertura y amplitud al cambio.

1.1   Modelos primarios de organización

A lo largo de la historia, vemos diferentes modelos de organización.

Estaban los cazadores-recolectores antes de la revolución agrícola del Neolítico. Los seres humanos vivían en pequeños grupos compuestos en su mayoría por parientes. Establecían uniones con otros grupos a partir de parentescos y matrimonios. Esto desarrollaba un sentimiento de lealtad, si bien en ocasiones no era suficiente para evitar disputas y agresiones. Por la forma de vivir, solían ser desconfiados y, en ciertas situaciones, hostiles con otras comunidades por el propio temor, por protección de su territorio.

Estos grupos configuraron la primera organización como tal: la tribu. Su ubicación era en aldeas y las disputas solían ser territoriales. Aquellas aldeas con una población menor de cuarenta individuos solían ser las perdedoras en este tipo de conflictos y, por lo tanto, no perduraban.

Aquí ya empezamos a apreciar una primera constancia de la importancia de la dimensión de las organizaciones para facilitar su adaptación al entorno y, por tanto, su supervivencia, así como también su relación con el ciclo vital de la organización.

A medida que el tamaño de la aldea aumenta, la fuerza de la relación familiar nuclear decae y se inician alianzas entre linajes de diferentes aldeas constituidas por hombres de edad similar y, normalmente, con un cierto parentesco. Estas uniones se ven reforzadas cuando se gestan incursiones agresivas en otras aldeas. La competitividad ha sido siempre un mecanismo impulsor de la evolución social humana hasta la actualidad.

El tamaño y las interrelaciones entre aldeas también favorecían la diversidad cultural y la aparición de innovaciones.

Un avance significativo fue la utilización de la energía para cocinar los alimentos. Preparar la comida alrededor del fuego también es un momento que genera unión y cohesión en la tribu: la charla alrededor del fuego que forjó a nuestra especie. Aquí introducimos un primer elemento de cohesión social que perdura en la actualidad, la sociabilización en el momento de compartir alimento y que nos permite contar historias y crear empatía y afinidades en el grupo.

En los espacios y momentos no directamente laborales es donde estamos creando cultura de empresa de manera no consciente. Las charlas alrededor del fuego giraban en torno a diferentes aspectos. En las horas diurnas se centraban más en la distribución de tareas y recursos y, por la noche, se dedicaban a contar historias y hablar de mitos. Aristóteles hablaba del hombre como un animal que crea mitos.

El mito genera sentido; da sentido a la existencia. Los líderes de las aldeas o grupos familiares solían ser buenos contadores de historias. A su vez, todos los miembros de la tribu podían compartir historias, si bien los ancianos tenían mayor maestría. Eran respetados. Creo que este legado se ha mantenido mientras la vida rural era predominante y coincidían tres generaciones de la familia en la misma vivienda. Recuerdo de pequeño las historias que la tieta me contaba antes de ir a dormir sobre hazañas del yayo. Era una manera de generar legado y cohesión familiar a partir de destacar la figura del líder y el reconocimiento del apellido familiar. En los pueblos de Cataluña se utiliza el cal antes del apellido o mote de la familia. Es o era una manera de reconocer a las familias desde su origen y trascendencia. En los pueblos, se generan pequeñas alianzas para compartir los recursos que nos ofrece la Tierra.

Podríamos decir que ese espíritu de la tribu ha permanecido hasta hace muy poco en nuestras relaciones familiares y en la comunidad. Posteriormente hablaremos del legado en la empresa familiar.

Hacemos un salto en el tiempo para entrar en la gestión del conocimiento y otra forma de organizaciones.

Los gremios se formaron en la Edad Media y, desde su especialización, surgen alianzas y colaboraciones para potenciar las habilidades y poner en valor los talentos. Se genera un traspaso de experiencia y aprendizaje, del maestro al aprendiz. Se establece esta relación personal directa y, a la vez, se crean barrios por oficios. Esta relación de transferencia de conocimiento ha existido hasta el siglo actual o quizá, mejor dicho, hasta el siglo pasado. Recuerdo que en mi escuela, donde la Formación Profesional tenía mucho peso y relevancia, al principio se hablaba de la figura del maestro industrial, que después evolucionó a profesor de Formación Profesional. Este profesor, que había alcanzado una experiencia industrial significativa, se pasaba al mundo de la educación con el objetivo de transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones. Se establecían unos vínculos personales también entre el profesorado por su vocación compartida. Los alumnos recibían así una experiencia de años y la podían aplicar en prácticas en empresas en función de la especialización elegida y el sector de actividad. En ese momento, estos alumnos ya tomaban una primera e importante decisión sobre su futuro laboral y personal. Compañeros de edad míos que estaban en Automoción realizaban sus prácticas en SEAT, como ejemplo.

En la actualidad, se ha perdido ese grado de profesionalización que habíamos alcanzado por un equivocado concepto de facilitar a todas las personas las mismas oportunidades, y que ha podido ocasionar una pérdida precisamente de la oportunidad real de potenciar los talentos y las habilidades de cada uno. Se ha frenado la orientación formativa y profesional con la idea de no generar diferencias, hecho que ha supuesto un retraso en la concreción de vocaciones y un exceso de estudios superiores y falta de formación profesional.

Françoise Michelin en el libro Empresa y responsabilidad comparte una iniciativa desarrollada en su empresa en relación con la formación de los jóvenes:

Un programa llamado Trampolín de jóvenes. Ciento noventa padrinos, miembros activos o retirados de La Casa y especializados en diferentes disciplinas, explican a los jóvenes su oficio y lo que es la vida industrial. En un año, esta experiencia ha permitido encontrar trabajo a más de trescientos jóvenes. Es por este tipo de iniciativas como se llegará a resolver el empleo de los jóvenes: el contacto con la realidad. Estos programas exigen tiempo y generosidad por parte del personal de la fábrica. Transferencia de responsabilidades. En este proceso está toda la belleza de la vida. Es el corazón de la vida en sociedad1.

En los gremios tenía mucha importancia la artesanía. La artesanía es la pretensión de hacer un buen trabajo. Un amigo mío se autodenomina consultor artesano. Me encanta ese concepto y soy afín a él. Significa hacer cada trabajo de manera única y poniendo tu saber y dedicación. Es como un traje a medida, si bien este concepto va un poco en el sentido contrario a la escalabilidad, que siempre es la variable crítica cuando se habla de emprendimiento, pero podemos mantener ese principio de negocio con la visión de ofrecer una solución personalizada.

Este espíritu artesanal es importante en cualquier actividad que queramos desarrollar con impacto y es imprescindible en las profesiones o actividades de vocación y transformación social.

En la fundación en la que colaboro, Fundació Cívica Innomnium, trabajamos con alumnos de dieciséis y diecisiete años para que realicen su proyecto de investigación con un reto del territorio y, de manera creativa, generen innovación con aplicación práctica. A partir de utilizar la metodología design thinking, que explicaremos en el capítulo 4, transforman este reto en iniciativas y proyectos educativos con impacto en su territorio. Les ofrecemos un espacio de acompañamiento a la emprendeduría a partir del conocimiento, compartido con expertos en la temática elegida y de la innovación para que puedan realizar y desempeñar su trabajo de investigación con resultados académicos, pero también con impacto en su entorno más cercano.

Un ejemplo de proyecto que ha surgido desde esta iniciativa innovativa en educación es la recuperación de oficios artesanales, en concreto recuperar la figura del vidrier, incorporando tecnologías actuales y apreciando la forma de trabajar tradicional y aplicado en una cadena de valor más circular para potenciar también productos locales. En algunos entornos he oído el concepto de neoartesano, donde apuestan por una nueva manera de ver la tradición con respeto y valoración incorporando una visión innovadora. En esta iniciativa también queremos conectar los proyectos que generan los alumnos con el compromiso de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), vía los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Es una manera de divulgar la importancia de conocer el impacto de las actividades y proyectos que realizamos en nuestro entorno. En este proyecto en concreto, los alumnos lo han relacionado con el ODS 12: consumo y producción responsable.

En la actual situación, vivimos una globalización que, quizá, ha llegado a su punto de inflexión en el que se generan más dificultades que ventajas. La geopolítica influye mucho, y cada vez más y de forma más intensa, en las cadenas de valor. Es una medida que ciertos países utilizan para seguir potenciando su economía nacional desde el punto de vista económico y de ejercicio de poder. Es precisamente en la situación actual cuando las cadenas de valor van a ser más cortas y ágiles con una demanda y una producción más local y más conectada y con menos fluctuación. Para ello, ha faltado formación profesional en las plantas industriales, pero últimamente se está recuperando. Necesitamos soberanía profesional, personas capacitadas y formadas. Debemos realizar y concentrar esfuerzos para recuperar esa soberanía industrial. Desarrollaremos este concepto de las cadenas de valor y la soberanía profesional en el capítulo 3, «Procesos, prácticas y cultura en una organización creactiva».

Cuando hablamos de recuperar oficios artesanales para evitar que esas técnicas y conocimientos se pierdan (forman parte de nuestra cultura), no podemos olvidarnos de la importancia del relevo generacional, principalmente en el sector primario: agricultura y ganadería. Ambas presentan un serio problema de relevo generacional y, a la vez, son una parte muy importante del impacto de la huella híbrida y de la huella de carbono.

Si trabajamos en iniciativas y proyectos en colaboración, y con alianzas público-privadas, podemos resolver impactos en ambas dos situaciones: por un lado, potenciamos el territorio dando continuidad a una actividad económica y social y, por otro lado, mejoramos el impacto medioambiental de la propia actividad. También hacemos frente o, como mínimo, colaboramos en reducir el impacto de la despoblación en zonas rurales, una manera de aportar hacia la cohesión social y territorial.

Es uno de los cuatro ejes principales de los planes de recuperación iniciados por la Unión Europea: transición ecológica, transición digital, cohesión social y territorial e igualdad de género.

1.2   Evolución del concepto de organización

Las organizaciones buscan el orden. El orden es estático. El orden es situar en el espacio organigramas y funciones, y también es situar en el tiempo. A su vez, forma parte de la organización, pero esta es mucho más que el orden y requiere un proyecto para relacionar a un grupo de personas con un objetivo común.

Las instituciones pertenecen a la categoría de orden; buscan la estabilidad. La mayoría son estructuras sólidas y rígidas, sin vida propia. Carecen de sensibilidad. Suele decirse que no tienen corazón. Las personas han de ponerles alma, hacerlas humanas; un reto que no siempre se asume.

Algunas instituciones muy fuertes y poderosas ejercen un dominio sobre nosotros que puede llegar a anularnos, a reducirnos a la irrelevancia; entidades voraces que engullen a las personas y las institucionalizan. Pierden su identidad y pasan a ser partes de la institución, quedan cosificadas; instituciones tan sólidas y herméticas que resulta muy difícil humanizarlas. Quien lo intente choca con una muralla y sufre las consecuencias. A ese grupo de instituciones pertenecen el ESTADO, con sus instituciones y poder político; la IGLESIA, con una estructura jerárquica de tipo piramidal, y el EJÉRCITO, con funciones formales, con roles identificados, uniformados y cadena de mando.

Las empresas son organizaciones, pero, a medida que se hacen grandes —multinacionales y entidades financieras—, se institucionalizan: corporaciones empresariales focalizadas en el logro y en los resultados económicos, presupuesto y planificación anual y periodificada, gestión por objetivos y meritocracia; reconocimiento social por el cargo; liderazgo, motivación y toma de decisiones vertical y descendente.

Tomemos como ejemplo las cajas de ahorro. Cuando se fundaron, eran locales, de una ciudad (Caja de Ahorros de Manresa), con una actitud de servicio y trato personalizado. Cuando crecieron, se expandieron y se fusionaron, perdieron su carácter original. La mayoría han evolucionado a mínimos de atención al cliente. Los beneficios siguen creciendo y los emolumentos de los altos cargos son cada vez más elevados; no obstante, cierran oficinas y suprimen puestos de trabajo. En un horario muy restringido, los ancianos se ven obligados a largas esperas o recurrir a los cajeros automáticos, en los sitios que los tengan, con la consiguiente falta de atención personal. Antes, te atendían, el trato era amable y te sentías respetado; ahora todo es más frío, se ha perdido el calor humano. No hay alegría ni amabilidad. Los empleados parecen programados, exigidos, estresados, obligados a rendir de cara a la empresa. Todo está mecanizado. En vez de rostros humanos, encuentras pantallas de ordenador.

Ahora la excelencia de los medios —nuevas tecnologías, inteligencia artificia (IAl), robótica...— conlleva tres peligros:

a.   Convertir los medios en fines: grave error

b.   Creer que todo lo posible es válido: la ética ha de regir la función de las nuevas tecnologías

c.   Confundir valor con precio, crítico en el momento actual

Existe el dilema de si las tecnologías impondrán su dominio y acabaremos tecnificados o si los humanos lograremos que las tecnologías estén a nuestro servicio. Ante este dilema, es necesario y urgente potenciar el factor humano. Es la clave.

¿Por qué deshumanizamos las actividades y los servicios?

«Es el sistema», te dan por respuesta. Esa forma de proceder, tan alienante, se está imponiendo en muchas instituciones y empresas. Las personas quedan al margen; no se tienen en cuenta —cuando es bien sabido que, en cualquier organización, las personas son el principal recurso y valor—. Los intereses políticos y económicos prevalecen y han cambiado los valores en las empresas. En este contexto, la tecnología aleja a las personas.

¿Tiene sentido que planteemos estas cuestiones? Depende de qué pretendamos, del sentido que tenga nuestra vida.

«Todos los seres humanos poseen, por su propia naturaleza, el deseo de saber». Así comienza la metafísica aristotélica. El Homo sapiens necesita saber. Las corrientes sapienciales, desde hace más de tres milenios, insisten en que el ser humano se hace preguntas; una exigencia de su racionalidad.

Los seres humanos actuamos por tres motivaciones fundamentales:

a.   Incentivos externos al sujeto y extrínsecos a la actividad: la remuneración económica principalmente y otras contraprestaciones

b.   Motivaciones intrínsecas: disfrutar de la actividad, sentirse eficiente y útil, ser reconocido y valorado (estas motivaciones incrementan su capacidad)

c.   Un sentido trascendente: colaborar en el bienestar de los ciudadanos, construir una sociedad más humana, integrarse en un amplio proyecto ético de transformación del mundo

Cuanto más se tengan en cuenta y potencien estas motivaciones, más excelentes serán los resultados y mayor la satisfacción.

Antes de entrar con mayor definición en las organizaciones, tenemos que centrarnos en las personas y la influencia de la educación como vía de aprendizaje y creación de futuro.

¿Qué somos? ¿Para qué estamos aquí?

El hombre ha sentido la necesidad de comprenderse a sí mismo, de responder a esta pregunta, que para Kant supone el compendio de todos los interrogantes filosóficos.

Aristóteles le pone concepto: animal (género y en común) racional (por su diferencia específica). También hace referencia a la dimensión social y política como ciudadano de la polis (ciudad-Estado). La ética, para Aristóteles, es una ciencia subordinada a la política, ya que el ser humano solo puede alcanzar la felicidad si su entorno está bien organizado.

El entorno condiciona o influye. Un buen amigo mío escritor, Salvador Robles, habla del azar genético y del azar social, cómo el aterrizaje en una familia te da unas condiciones y un potencial de partida que luego tú tienes que desarrollar. Igual sucede cuando te incorporas a una organización.

Dondequiera que esté el ser humano, debe ser respetado y valorado. La persona no es material de construcción ni medio de producción. Es un ser pleno de dignidad que realiza un trabajo y presta un servicio, un generador de riqueza.

La neurociencia confirma lo que predijo Ramón y Cajal (Premio Nobel de Fisiología en 1906): «El hombre, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro». Las actitudes generan neuronas y potencian sinapsis que liberan neurotransmisores. En la teoría de Ramón y Cajal, se describe cómo fluye la información por el cerebro. Las neuronas, células cerebrales, envían información desde los axones a las dendritas. La sinapsis hace de puente.

En todos los demás seres vivos, hay un determinismo. Nacen programados. La naturaleza determina su comportamiento. Carecen de libertad. Nuestro cerebro, mucho más evolucionado, no está programado. En consecuencia, es preciso ser conscientes de la responsabilidad y compromiso existencial de formarnos, de realizarnos como personas; un largo proceso de aprendizaje que se inicia al nacer y que abarca todos los niveles.

Respecto al aprendizaje permanente, el ser humano nunca está acabado y, por su propia naturaleza, siempre necesita aprender.

Los vacíos del ser humano no puede llenarlos el tener. La educación ayuda a ser porque es sacar lo mejor de dentro. No somos recipientes que hay que llenar; somos llamas que hay que encender para iluminar el camino, no como la enseñanza asignaturesca que denuncia Emilio Lledó. No se trata tanto de adquirir información como de la propia personalidad. Conocerse y reconocerse a sí mismo es el primero y más importante de los saberes:

Educar es transformar una mente vacía en una mente abierta, que no es lo mismo que una llena.

Malcom Forbes

La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejándola libre, para que se desarrolle.

Maria Montessori

Conocerse para educarse: todo ser humano tiene un gran potencial que ha de desarrollar. Nadie está diseñado para la mediocridad; planteamiento que cada uno debe hacerse; tomar consciencia de su ser, de su identidad; conocerse y reconocerse, valorarse; relevancia de la autoestima. Para las organizaciones, también se aplica; la importancia de la propia esencia en el liderazgo de la organización en la transición tecnológica en que vivimos.

Estamos en la Cuarta Revolución Industrial, en la que la interconectividad es total. La tecnología y la robótica son catalizadores. Algunos analistas predicen que, en 2050, habrá más robots que personas. Miles de millones de seres humanos, terrícolas, condenados al destierro. Aquí la oportunidad reside en cómo hacer esta revolución: robots colaborativos —de robot a cobot— y las personas con trabajos potenciados. Un cobot sería la evolución sociabilizada del robot. Es capaz de aprender múltiples tareas para poder ayudar a los seres humanos en el desarrollo de sus capacidades y ocupaciones. Por el contrario, el robot autónomo está programado para realizar de manera repetitiva una tarea, trabajar de forma independiente y permanecer estacionario. Sustituye a la persona. El cobot puede aprender de manera ágil tareas a través de la demostración y el aprendizaje por refuerzo, codo con codo con el humano.

La desigualdad