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Los Seminarios ocupan un lugar especial dentro del canon junguiano. Son coloquios ricos en material que no se encuentra, o al que solo se alude, en las obras publicadas. Para Jung tenían un carácter germinativo, pues a menudo iba desarrollando las ideas según hablaba. Nos ofrecen a un Jung seguro de sí mismo, relajado, lenguaraz y poco diplomático. El seminario sobre análisis de sueños fue impartido en sesiones semanales entre noviembre de 1928 y junio de 1930. Basado en una serie anteriormente inédita de un soñante masculino, da cumplida cuenta del método junguiano de la amplificación en el análisis de los sueños. Más allá de su valor clínico, los sueños aquí analizados permiten un nuevo acceso a las representaciones originarias que constituyen contenidos arquetípicos del alma humana.
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Análisis de sueños
Notas del seminario impartido en 1928-1930
C. G. Jung
Edición de William McGuireTraducción de María Dolores Ábalos
COLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOSSerie Psicología - Seminarios de C. G. Jung
Título original: Dream Analysis. Notes of the seminar given in 1928-1930
© Editorial Trotta, S.A., 2024http://www.trotta.es
© Routledge & Kegan Paul, Londresy Princeton University Press, Princeton, 1984
© Walter Verlag AG, Olten, 1991
© Foundation of the Works of C. G. Jung, Zúrich, 2007
© María Dolores Ábalos Vázquez, traducción, 2024
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
ISBN (edición digital e-pub): 978-84-1364-260-4
Siglas y abreviaturas
Introducción: William McGuire
Agradecimientos
Miembros del seminario
Orden cronológico de los sueños
TRIMESTRE DE INVIERNOPrimera parte: Noviembre-diciembre de 1928
I. 7 de noviembre de 1928
II. 14 de noviembre de 1928
III. 21 de noviembre de 1928
IV. 28 de noviembre de 1928
V. 5 de diciembre de 1928
VI. 12 de diciembre de 1928
TRIMESTRE DE INVIERNOSegunda parte: Enero-marzo de 1929
I. 23 de enero de 1929
II. 30 de enero de 1929
III. 6 de febrero de 1929
IV. 13 de febrero de 1929
V. 20 de febrero de 1929
VI. 28 de febrero de 1929
VII. 6 de marzo de 1929
VIII. 13 de marzo de 1929
IX. 20 de marzo de 1929
X. 27 de marzo de 1929
TRIMESTRE DE VERANOMayo-junio de 1929
I. 15 de mayo de 1929
II. 22 de mayo de 1929
III. 29 de mayo de 1929
IV. 5 de junio de 1929
V. 12 de junio de 1929
VI. 19 de junio de 1929
VII. 26 de junio de 1929
TRIMESTRE DE INVIERNOPrimera parte: Octubre-diciembre de 1929
I. 9 de octubre de 1929
II. 16 de octubre de 1929
III. 23 de octubre de 1929
IV. 30 de octubre de 1929
V. 6 de noviembre de 1929
VI. 13 de noviembre de 1929
VII. 20 de noviembre de 1929
VIII. 27 de noviembre de 1929
IX. 4 de diciembre de 1929
X. 11 de diciembre de 1929
TRIMESTRE DE INVIERNOSegunda parte: Enero-marzo de 1930
I. 22 de enero de 1930
II. 29 de enero de 1930
III. 5 de febrero de 1930
IV. 12 de febrero de 1930
V. 19 de febrero de 1930
VI. 26 de febrero de 1930
VII. 5 de marzo de 1930
VIII. 12 de marzo de 1930
IX. 19 de marzo de 1930
X. 26 de marzo de 1930
TRIMESTRE DE VERANOMayo-junio de 1930
I. 7 de mayo de 1930
II. 14 de mayo de 1930
III. 21 de mayo de 1930
IV. 28 de mayo de 1930
V. 4 de junio de 1930
VI. 11 de junio de 1930
VII. 18 de junio de 1930
VIII. 25 de junio de 1930
Índice analítico
C. G. Jung, Letters, ed. de Gerhard Adler en colaboración con Aniela Jaffé, trad. de R. F. C. Hull, Princeton (B. S. XCV)/Londres, 2 vols., 1973, 1975.
C. G. Jung Speaking: Interviews and Encounters, ed. de William McGuire y R. F. C. Hull, Princeton (B. S. XCVII)/Londres, 1977. [Encuentros con Jung, trad. de Román Escohotado, rev. técnica de Enrique Galán, Trotta, Madrid, 2000].
C. G. Jung, Word and Image, ed. de Aniela Jaffé, trad. de Krishna Winston, Princeton (B. S. XCVII: 2), 1979.
Spring: An Annual of Archetypical Psychology and Jungian Thought, Nueva York, 1941-1969; Zúrich, 1970-1977; Dallas, 1978.
The Freud/Jung Letters, ed. de William McGuire, trad. de Ralph Manheim y R. F. C. Hull, Princeton (B. S. XCIV)/Londres, 1974. [Sigmund Freud y Carl Gustav Jung, Correspondencia, ed. de William McGuire y Wolfgang Sauerländer, trad. de Alfredo Guéra Miralles, Trotta, Madrid, 2012].
The Zofingia Lectures, ed. de William McGuire, trad. de Jan van Heurck, Princeton (B. S. XX: A)/Londres, 1983.
William McGuire
Los seminarios de Jung, en los cuales expuso sus ideas psicológicas y sus métodos analíticos, así como sus opiniones sobre la sociedad, el individuo, la religión, la historia, y muchas cosas más, son conocidos tan solo por unos pocos, incluso entre los seguidores de Jung. Los cursos tenían un número limitado de oyentes, y las transcripciones multigrafiadas, preparadas por devotos participantes en el seminario, no fueron publicadas, pero eran remitidas de manera privada a una lista restringida de suscriptores. En las bibliotecas especializadas en Jung, los volúmenes de las Notas del Seminario (como se llamaban en realidad) eran habitualmente denegados a todo lector que no tuviera una autorización del analista1. Las publicaciones de Jung contienen en ocasiones referencias a estas Notas, pero rara vez aparecen citas en ellas. Aunque las medidas de restricción contaban con el consentimiento de Jung, este finalmente aceptó que se incluyeran las Notas del Seminario entre sus obras publicadas.
El primer «seminario» registrado en la Bibliografía General de las Obras de Jung (CW 19) fue impartido en 1923, pero existen pruebas de que Jung utilizaba el método del seminario en una época tan temprana como 1912. Ese año aceptó como paciente a una mujer estadounidense, Fanny Bowditch, que había sido remitida a él por James Jackson Putnam, doctor en Medicina, catedrático de Neurología en Harvard y el primer presidente de la American Psychoanalytic Association (1911). Jung había conocido a Putnam cuando, junto con Freud y Ferenczi, llegó a los Estados Unidos en 1909 para dar una conferencia en la Universidad Clark. Putnam invitó a los tres visitantes al campamento de las montañas Adirondacks, que pertenecía a las familias Putnam y Bowditch2, y allí es donde Jung pudo haber conocido a Fanny Bowditch (1874-1967).
Durante 1911, Fanny Bowditch cayó enferma con algún tipo de trastorno nervioso, y el doctor Putnam, actuando como amigo de la familia y como médico, le recomendó acudir a Jung, a quien él admiraba desde que era un psicoanalista becario. Una vez llegada a Zúrich a principios de 1912, Fanny Bowditch inició el psicoanálisis con Jung, presumiblemente en la casa que este poseía en Küsnacht. En mayo, empezó a tomar apuntes en un cuaderno3, donde informa sobre las conferencias semanales de Jung a las que ella asistía en la Universidad. El contenido del ciclo, que llevaba por título «Einführung in die Psychoanalyse» [Introducción al psicoanálisis] en el programa de la Universidad, incluía los principios generales de la psicología, el psicoanálisis (con citas de las obras de Freud), el experimento de asociación, y casos de la práctica analítica de Jung, así como material mitológico y religioso. Las notas, en inglés, abarcan todo el verano de 1912, y se reanudan en el verano de 1913 en alemán (lengua que Fanny había aprendido de su madre, nacida en Alemania). El título de «Seminario» aparece en el cuaderno aludiendo a las conferencias de 1913. Durante el verano de 1913, Fanny tomó también apuntes de las conferencias sobre historia de la religión pronunciadas por el profesor Jakob Hausheer, un ciclo que al parecer se impartía conjuntamente con el de Jung. No resulta sorprendente que Fanny Bowditch, una mujer instruida, se inscribiera en un curso de verano en la Universidad; que su profesor fuera al mismo tiempo su analista puede parecer un método psicoanalítico poco convencional, pero para entonces Jung ya se había distanciado de la ortodoxia freudiana. A estas alturas de su carrera profesional, Jung utilizaba el formato de seminario admitiendo a un estudiante que estuviera siendo analizado (y no fuera candidato al doctorado en Medicina) y designando a un profesor de Religión.
En abril de 1914, Jung renunció a su puesto de docente privado en la Universidad después de haber pronunciado conferencias durante nueve años4; hasta 1933 no le nombrarían oficialmente profesor. En octubre de 1916, sin embargo, Fanny (para entonces casada con Johann Rudolf Katz, un psiquiatra holandés de orientación junguiana5) dedicó un cuaderno a otro seminario dirigido por Jung. Durante los años de la guerra, mientras Jung era oficial médico en el Ejército suizo a cargo de un campamento para oficiales británicos internados en el cantón de Vaud, continuó dando clases particulares cuando estaba de permiso en Zúrich.
Una vez finalizada la guerra, Jung viajó a los siguientes lugares: a Londres para dar conferencias a asociaciones profesionales en 1919 y, más tarde, de nuevo, a finales de 1920; a Argelia y Túnez en la primavera de 1920; y, durante el verano de 1920, a Inglaterra, por sugerencia del condado de Cornualles, para dictar allí su primer seminario en el extranjero. No hay registro alguno, pero este seminario que dio en Sennen Cove, cerca de Land’s End, fue retenido en la memoria por algunos de los doce que asistieron a él. Fue organizado por Constance Long, y sus miembros incluían a M. Esther Harding y H. Godwin Baynes: los tres eran médicos británicos y seguidores tempranos de la psicología analítica. El tema que trató Jung era un libro titulado Authentic Dreams of Peter Blobbs and of Certain of His Relatives [Los auténticos sueños de Peter Blobbs y de algunos de sus familiares]. El primer seminario registrado fue convocado también en Cornualles, en Polzeath, durante julio de 1923. Lo organizaron Baynes y Harding; a él asistieron veintinueve personas, incluidos Emma Jung y Toni Wolff6. Las anotaciones, escritas a mano por Harding y la médico estadounidense Kristine Mann, llevaban por título «Las relaciones humanas con respecto al proceso de individuación»7. Dos años más tarde, los junguianos británicos organizaron otro seminario más en Swanage, Dorset, al que asistieron cien personas: «muchas más de lo que le hubiera gustado a Jung», nos cuenta Hannah, y sin duda demasiadas para un seminario. También han sobrevivido en este caso las anotaciones hechas a mano por Harding bajo el título de «Los sueños y el simbolismo», en doce sesiones, del 25 de julio al 7 de agosto, después de lo cual Jung visitó la British Empire Exposition de Wembley y decidió emprender su célebre viaje al África Oriental Británica8.
A principios de 1925, sin embargo, del 23 de marzo al 6 de julio, Jung dio en inglés el primero de la serie de seminarios de Zúrich, que se prolongarían durante catorce años. Titulado sencillamente «Psicología analítica», el seminario, que constaba de dieciséis sesiones, fue registrado por Cary F. de Angulo, quien poco después se casaría con H. G. Baynes. Jung revisó la transcripción, que fue publicada como un texto mecanografiado y multigrafiado de 227 páginas. El índice daba cuenta del desarrollo de la psicología analítica; empezaba en el año 1896, cuando Jung era un estudiante universitario, y abordaba detenidamente su relación con Freud. Algunos pasajes fueron incorporados por Aniela Jaffé en Memories, Dreams, Reflections9. El seminario de 1925 contiene algunas de las observaciones más incisivas de Jung acerca de su psicología.
A principios de noviembre de 1928, Jung se embarcó en el seminario sobre «Análisis de los sueños», al que está dedicado el presente volumen. En sesiones semanales, interrumpidas por descansos estacionales de un mes o algo más, el seminario duró hasta finales de junio de 1930. Sus miembros se reunían los miércoles por la mañana en los salones del Club Psicológico de Zúrich, una mansión cubierta de hiedra, dotada de torreones y situada en la Gemeindestrasse, que Edith Rockefeller McCormick había comprado para uso del Club. Los registros administrativos tanto del seminario como del Club siguen existiendo. Según los recuerdos de los miembros supervivientes, la matrícula era gratuita; tan solo se pagaba una pequeña tasa para el té. Se requería el permiso de Jung para asistir al seminario, y todos los miembros estaban siendo analizados, o lo habían estado, por Jung o por algún otro de los pocos analistas que había en Zúrich. Aunque no existe ninguna lista de los miembros, la transcripción del seminario menciona los nombres de unas cincuenta personas que contribuyeron al debate. Sin duda, hubo otros miembros que permanecieron en silencio, como, por ejemplo, Mary Foote.
A Mary Foote se debe el gran mérito de haber registrado los seminarios de Jung que van de 1928 a 1939. Nacida en Nueva Inglaterra en 1872, Mary Foote llegó a ser una retratista de cierta reputación que vivía, alternativamente, en Nueva York, París y Pekín10. Entre sus amistades figuraban Isadora Duncan, Henry James, Mabel Dodge (más tarde, Luhan), Gertrude Stein y el escenógrafo Robert Edmond Jones, de Nueva York, que tras ser analizado por Jung y Toni Wolff, convenció a Mary para que fuera a Zúrich. Esta llegó a Zúrich en enero de 1928 y se quedó a vivir allí durante el siguiente cuarto de siglo. Su trabajo analítico con Jung debió de comenzar poco después de que se instalara en el hotel Sonne de Küsnacht, y probablemente asistió al seminario sobre «Análisis de los sueños» desde su primera sesión, que tuvo lugar en noviembre.
Muy pocos fueron los que se dedicaron a tomar apuntes del seminario. En ausencia de Cary de Angulo, que se había marchado con su marido H. G. Baynes a vivir a Carmel, California, las anotaciones de la sesión de otoño de 1928 las hizo Anne Chapin, profesora en el Mount Holyoke College, en Massachusetts, y fueron transcritas, multigrafiadas y repartidas entre los miembros del seminario. Las sesiones que se celebraron durante la primera mitad de 1929 fueron registradas por otra norteamericana, Charlotte H. Deady. Mary Foote se involucró en el registro de la sesión que empezaba en octubre de 1929, y las cartas que le escribió Jung en diciembre11 revelan que ella estaba editando la transcripción (elaborada a partir de las notas de varios miembros) y enviando algunos pasajes a Jung para que los revisara. Y continuó desempeñando ese papel hasta que terminó el seminario, en el siguiente mes de junio. La «primera edición» completa, multigrafiada a partir del texto mecanografiado, fue publicada en cinco volúmenes de tamaño cuartilla. En 1938, Mary Foote sacó una «nueva edición» en la que las anotaciones de Chapin se vieron incrementadas por unas «notas taquigráficas más completas tomadas por la señorita Ethel Taylor»; las anotaciones de Deady fueron reeditadas por Carol Baumann; las notas de octubre a diciembre de 1929, tomadas en escritura normal, fueron obra de Mary Foote y otros, con «mucha ayuda» de Cary Baynes y Mary Howells; los apuntes de enero a marzo de 1930 fueron tomados, también en escritura normal, por la señora Baynes, la señora Deady, Barbara Hannah, Joseph Henderson y la señorita Foote; y la parte de mayo a junio de 1930 fue, según escribió Mary Foote, «editada a partir de notas taquigráficas tomadas por la señora Köppel y de mis propias anotaciones en escritura normal». Todos los dibujos fueron obra de la señora Deady. Emily Köppel, una inglesa casada con un suizo, se convirtió en la secretaria de Mary Foote en 1930 y siguió anotando las transcripciones, mecanografiando los clichés, ocupándose de los multigrafiados y gestionando todos los pormenores administrativos hasta que la guerra puso fin a la serie de seminarios.
Al principio, Mary Foote financió los trabajos con las suscripciones, que complementó con sus propios recursos. Más adentrada la década de 1930, los fondos fueron suministrados por Alice Lewisohn Crowley y por Mary y Paul Mellon. No se contaba con la contribución de Jung, que recibió tres ejemplares de las Notas del Seminario.
Durante los años de la guerra, Mary Foote permaneció en Zúrich, y no volvió a Nueva Inglaterra hasta los años cincuenta. Murió rodeada de amigos en una zona rural de Connecticut el 28 de enero de 1968, a la edad de noventa y seis años12. Sus papeles, incluidas las sucesivas versiones de las Notas del Seminario, se encuentran ahora en la Biblioteca de la Universidad de Yale.
En octubre de 1930, un mes después de que finalizara el seminario de «Análisis de sueños», Jung inauguró otro seminario en inglés titulado «Interpretación de las visiones», que estaba basado en las pinturas de una paciente estadounidense que representaban imágenes que ella había experimentado mediante el proceso de «imaginación activa». Este seminario, que está considerado como una descripción útil e interesante de las técnicas de Jung sobre la «imaginación activa» y la amplificación, duró hasta marzo de 1934. La transcripción fue editada por Mary Foote en once volúmenes, y otro más que contenía veintinueve láminas. Una nueva edición, financiada por una donación de los Mellon, apareció en 1939-1941. Durante unas vacaciones en octubre de 1932, Jung se unió a J. W. Hauer, catedrático de Indología en la Universidad de Tubinga, para dar un seminario en seis sesiones sobre «yoga Kundalini», que a continuación fue publicado por Mary Foote en una versión ilustrada de 216 páginas, seguida un año más tarde de una versión alemana.
Dos meses después de que terminara el seminario de «Visiones», el 2 de mayo de 1934, Jung empezó a impartir otro seminario en inglés que llevaba por título «Análisis psicológico del Zaratustra de Nietzsche». Este seminario duró hasta el 15 de febrero de 1939, con algunas interrupciones prolongadas por los viajes que hizo Jung a los Estados Unidos para dar conferencias en 1936 y 1937; en el invierno de 1937-1938 viajó a la India y regresó con disentería. Una vez más, Mary Foote editó la transcripción en diez volúmenes multigrafiados13.
Las conferencias de Jung en alemán en el Eidgenösische Technische Hochschule (Instituto Técnico Federal) de Zúrich aparecen normalmente clasificadas con sus seminarios, pero obedecen más bien al estilo de una conferencia e iban dirigidas al público en general, en un gran auditorio de actos académicos. Para Jung supuso una vuelta a su situación de conferenciante en la Universidad, más de veinte años atrás. Las conferencias del ETH, que se celebraban los viernes por la tarde, comenzaron el 20 de octubre de 1934 con el tema de carácter general «Psicología moderna» y continuaron, con las habituales interrupciones académicas, hasta julio de 1935. Fueron anotadas en taquigrafía por la secretaria de Jung, Marie-Jeanne Schmid, y después fueron publicadas en su traducción inglesa por Elisabeth Welsh y Barbara Hannah, con el mismo formato que los seminarios. Jung siguió pronunciando esporádicamente conferencias en el ETH hasta julio de 1941; sus temas incluían «Textos orientales», «Los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola», «Los sueños de los niños», «Literatura antigua sobre la interpretación de los sueños» y «Alquimia». La mayor parte de las conferencias se publicaron traducidas por Barbara Hannah14.
Cada volumen de los seminarios y las conferencias del ETH llevaban una advertencia indicando que «son estrictamente para uso privado y ningún pasaje puede ser reproducido o citado para su publicación sin una autorización por escrito del catedrático Jung». Cuando el seminario de «Análisis de los sueños» y las conferencias sobre «La psicología moderna» se publicaron en nuevas ediciones bajo los auspicios conjuntos del Club Psicológico y el Instituto C. G. Jung, se imprimió en el Prólogo la misma advertencia en nombre del Club y del Instituto. La venta de los volúmenes estaba rigurosamente restringida a quienes estuvieran cualificados por el análisis y la aprobación profesional. No obstante, algunos ejemplares llegaron a las bibliotecas de carácter general y a manos de los libreros.
Cuando se agotaron las existencias y se planeó publicar nuevas ediciones en 1954, el Instituto propuso que los textos fueran revisados por un escritor profesional con el fin de pulir lo que consideraban deficiencias estilísticas y léxicas. Tras ser urgentemente asesorado por R. F. C. Hull y otros, Jung escribió lo siguiente al Curatorium del Instituto: «Quisiera informarles de que, después de analizarlo detenidamente y de solicitar opiniones autorizadas, he decidido dejar que mis Seminarios sean publicados sin la menor alteración. En especial, se me ha aconsejado que no modifique nada relacionado con el estilo». Asimismo, sugería que en el prólogo de cada publicación apareciera la siguiente nota: «Soy plenamente consciente de que el texto de estos seminarios contiene cierta cantidad de errores y otras deficiencias que necesitan ser corregidas. Por desgracia, nunca me ha sido posible hacerme cargo yo mismo de esta tarea. Por esta razón, le pediría al lector que leyera estos informes con la cautela y el sentido crítico necesarios. Gracias al estilo descriptivo de Mary Foote, estos escritos ofrecen una imagen viva y fidedigna de las actas reales, tal y como fueron en su momento». Al final, esta nota no se imprimió en las nuevas ediciones, pero la preocupación de Jung por los errores de las transcripciones era evidente. Ahora se fraguó la idea de publicar los seminarios para el público en general. Michael Fordham, uno de los editores de la Obra Completa, solicitó encarecidamente la publicación. El 24 de mayo de 1956, Jung le escribió a Gerhard Adler, otro de los editores de la Obra Completa, lo siguiente: «Con referencia a la conversación que tuvimos el 14 de mayo, estoy completamente de acuerdo con que mis ‘Notas del Seminario’ se publiquen como un apéndice de la Obra Completa, y me gustaría que el doctor Fordham y usted hicieran los necesarios recortes o correcciones de los errores puntuales, ya que el texto taquigráfico a veces ha incurrido en imprecisiones. Por lo que respecta al estilo, quisiera que, en la medida de lo posible, no se viera modificado».
Se puede inferir que Jung había reparado en la inutilidad que suponía restringir los textos del seminario; y obviamente era consciente del valor que estos tenían para los analistas que estuvieran en periodo de formación y para enriquecer el acervo cultural de los estudiantes serios. En una carta del 19 de agosto de 1957 dirigida a la Bollingen Foundation, Jung manifestó formalmente: «Por la presente declaro mi conformidad con la inclusión de los escritos señalados en su carta (es decir, las Notas del Seminario y la correspondencia) en la Obra Completa».
Así quedaron las cosas hasta después de la muerte de Jung, en junio de 1961. Para entonces, el plan original de publicar las Notas del Seminario y las Cartas como parte de la Obra Completa se había modificado. La edición de la correspondencia había sido delegada, con el consentimiento de Jung (1957), al doctor Adler como redactor jefe, junto con Marianne Niehus-Jung y Aniela Jaffé15. Como Jung había aceptado al traductor de la Obra Completa, R. F. C. Hull, como editor de los seminarios, el proyecto se pospuso hasta que Hull tuviera tiempo libre, es decir, hasta que terminara la Obra Completa. A mediados de los años sesenta, Hull le había presentado a la Bollingen Foundation un plan provisional de publicación, tras consultarlo con Herbert Read, la familia Jung, Adler, Fordham, Cary Baynes, Jessie Fraser, Joseph Henderson, Aniela Jaffé, Henry A. Murray y Jane A. Pratt. El proyecto, en cinco o seis volúmenes, incluiría el Seminario de 1925, así como «Análisis de los sueños», «Interpretación de las visiones», «Yoga Kundalini», «Análisis del Zaratustra de Nietzsche» y, provisionalmente, una selección de las conferencias del ETH. En principio, los herederos de Jung se mostraron de acuerdo. Hull no pudo empezar con el trabajo editorial hasta el verano de 1972, cuando se fue a vivir a la ciudad de Nueva York. Aún seguía dando los últimos retoques a la traducción de la parte correspondiente a Jung de Las cartas entre Freud y Jung, las cartas seleccionadas escritas en alemán (aproximadamente la mitad) y OC 18: La vida simbólica. No obstante, pese al gradual deterioro de su salud y energía, Hull fue capaz de editar y comentar de manera provisional casi la mitad del seminario de «Análisis de los sueños», con la ayuda de la investigación de Lisa Ress y el asesoramiento sobre cuestiones de fondo de Edward F. Edinger, doctor en Medicina. En la primavera de 1973, Hull regresó a su casa de Mallorca en un estado de salud tan deteriorado que le impedía cualquier clase de trabajo profesional; murió en Inglaterra en diciembre de 1974. Sus documentos de trabajo habían sido conservados por su viuda y, finalmente, fueron enviados a Princeton. Cuando asumí la responsabilidad editorial del seminario sobre «Análisis de sueños» en 1980, hice borrón y cuenta nueva.
Mis principios editoriales han contravenido en cierto modo los de Hull. He eliminado y modificado el texto lo menos posible, notificando cualquier cambio significativo. Las supresiones se limitan, en su mayor parte, a los pasajes que Jung repetía para información de los nuevos miembros del seminario. Las discretas alteraciones textuales conciernen principalmente a la puntuación, la ortografía, la gramática y la claridad. La inserción de una buena cantidad de puntos y puntos y coma en la estructura de la frase, más bien poco articulada, de los transcriptores no vulnera en absoluto el estilo de Jung. Muchas de las anotaciones hechas por Hull y Lisa Ress han sido conservadas y considerablemente aumentadas. Las notas interpretativas de Hull llevan sus iniciales. Una diferencia importante con respecto al criterio de Hull es la conservación de los nombres de aquellos miembros del seminario que hicieron comentarios. Muchos de ellos son personas interesantes, e incluso destacadas, en el mundo junguiano y más allá de él, y la mayoría ha fallecido. De los cuatro que sé que seguían con vida en 1982 —la señorita Hannah, el doctor Henderson, el doctor Kirsch y la señorita Gaskell—, todos ellos han dado permiso para que aparezcan sus nombres. Es posible que, en el caso de unas diez personas que no pude localizar o ni siquiera identificar, algunas sigan vivas; de ser así, les ruego su indulgencia. Desde luego, no se ha hecho ningún comentario que pudiera provocar el arrepentimiento de alguien al cabo de cincuenta años. Cabe asimismo destacar que en el seminario no se dio material de ningún caso que pudiera ser identificado con una persona real.
Me he esforzado mucho por conservar «una imagen viva y fidedigna de las actas reales, tal y como fueron en su momento», que Jung deseaba en 1954, y he reproducido los diagramas y las ilustraciones directamente de las ediciones anteriores de los seminarios.
Las Notas del Seminario tienen una importancia primordial dentro del canon junguiano: eso es evidente, y además poseen algunos otros aspectos significativos. El carácter del habla de Jung —es decir, su estilo coloquial— está fielmente transmitido: tal es el consenso de quienes le conocieron bien y, especialmente, de quienes asistieron a todas las sesiones del seminario. «Las notas tienen el realismo de una transcripción hecha a partir de una grabación, en una época en la que las grabaciones eran inimaginables», observaba un miembro del seminario. La capacidad de registro de quienes tomaron las apuntes está fuera de toda duda... y esa capacidad era aún más destacable al principio, cuando las notas se escribían con escritura normal, no taquigráfica, y se ensamblaban unas con otras. La labor editorial de Mary Foote se centró en la fidelidad del registro, tanto en lo relativo al estilo como al contenido.
El dominio de Jung de la lengua inglesa que demuestran estas transcripciones no debe sorprender a nadie. Había estudiado inglés en el colegio y, a principios de la década de 1900, había pasado un verano en Londres16. En la Clínica Burghölzli, cuando Jung era asistente de Bleuler, iban allí a formarse y a observar a médicos americanos y británicos como Ricksher, Peterson, Macfie Campbell, Gibson y Burrow, entre otros17. Y desde muy temprano, Jung se responsabilizó de pacientes angloparlantes tan singulares como Harold F. McCormick y su mujer, Edith Rockefeller McCormick, de Chicago. Desde 1909 en adelante, hizo frecuentes visitas a Inglaterra y América, donde dio conferencias y tuvo citas analíticas llevadas a cabo en inglés. Durante los años veinte, el círculo de alumnos y pacientes que rodeaban a Jung en Zúrich eran indistintamente de habla inglesa o alemana. (El francés constituía una minoría). Jung escribía y hablaba en inglés casi tan a menudo como en alemán o en schweizer-deutsch (el alemán propio de Suiza), su lengua nativa18.
Por último, los coloquios del seminario son ricos en material que no se encuentra, o al que solo se alude, en las obras publicadas. Para Jung tenían un carácter germinativo, pues a menudo iba desarrollando las ideas según hablaba. El seminario publicado en este volumen da cumplida cuenta del método junguiano de la amplificación en el análisis de los sueños de un paciente, así como del más detallado registro del tratamiento de un paciente varón por el propio Jung19. En su conjunto, los seminarios nos ofrecen a un Jung seguro de sí mismo, relajado, lenguaraz y poco diplomático, irrespetuoso con las instituciones y los personajes encumbrados, con un humor que a veces incurre en la insolencia, extraordinariamente ducho en referencias y alusiones, siempre en sintonía con las más sutiles resonancias del caso que le ocupa, y siempre fiel a sí mismo y a su vocación.
1. Basada por lo general en haber completado cierto número de horas de análisis con Jung.
2. The Freud/Jung Letters, pp. 245-246.
3. La Fanny Bowditch Katz Collection, Francis A. Countway Library of Medicine, Boston, contiene este cuaderno y los otros documentos que han sido mencionados. El material fue consultado por gentileza del doctor Richard J. Wolfe, bibliotecario de manuscritos y libros raros de la Countway. Doy asimismo las gracias al señor Franz Jung por su información acerca de los cursos impartidos por su padre en la Universidad.
4. The Freud/Jung Letters, p. 551, n. 2.
5. Véanse las cartas de Jung a Fanny Bowditch (Katz), de 22 de octubre de 1916 y 30 de julio de 1918, en C. G. Jung, Letters, vol. I.
6. B. Hannah, Jung: His Life and Work, Putnam Adult, Nueva York, 1976, pp. 141, 149-153. El libro sobre Blobbs fue escrito por Arthur John Hubbard (1856-¿1919?), doctor en Medicina, «ayudado por la señora Hubbard», y publicado por Longmans, Green, 1916. Jung poseía un ejemplar.
7. Texto mecanografiado no publicado, 38 pp., en la Kristine Mann Library, Analytical Psychology Club of New York.
8. B. Hannah, Jung: His Life and Work, cit., pp. 164-165. The Harding notes, texto mecanografiado no publicado, 101 pp., en la Kristine Mann Library.
9. A. Jaffé, MDR, «Introduction», pp. vii/11.
10. E. Foote, «Who was Mary Foote»: Spring (1974), pp. 256 ss.
11. Ibid., p. 262, y C. G. Jung, Letters, vol. 2, p. xxxiii.
12. E. Foote, «Who was Mary Foote», cit.
13. Con la autorización de Jung, algunos extractos del seminario sobre «Interpretación de las visiones», preparados por Jane A. Pratt, fueron publicados en diez entregas en Spring (la revista anual del Club de Psicología Analítica de Nueva York), 1960-1969. Dichos extractos, junto con tres últimas entregas preparadas por Patricia Berry y un epílogo de Henry A. Murray, fueron publicados como The Visions Seminar, Spring, Zúrich, 1976, 2 vols. Las cuatro conferencias de Jung, que incluyen «Psychological Commentary on the Kundalini Yoga», de Jung, procedentes del seminario de 1932, fueron publicadas en Spring, 1975 y 1976. Un extracto de «Psychological Analysis of Nietzsche’s Zarathustra» fue publicado en Spring en 1972. [Véase C. G. Jung, La psicología del yoga Kundalini, ed. de S. Shamdasani, trad. de M. Abella, Trotta, Madrid, 2015; C. G. Jung, El Zaratustra de Nietzsche, ed. de J. L. Jarrett, trad. de A. Fernández Díez, Trotta, Madrid, 2019, 2021, 2 vols.].
14. Varios extractos de las conferencias sobre «Los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola» fueron publicados en Spring, 1977 y 1978. Todos los seminarios y las conferencias del ETH están catalogados por orden cronológico en CW 19: General Bibliography, pp. 209-215.
15. La señora Niehus-Jung murió en 1965. Posteriormente, Jaffé editó la versión alemana/suiza «en colaboración con Gerhard Adler»; se publicó en tres volúmenes, 1972-1973. Adler editó la versión inglesa/estadounidense «en colaboración con Aniela Jaffé»; se publicó en dos volúmenes, 1973-1975.
16. Información proporcionada por el señor Franz Jung.
17. Véase The Freud/Jung Letters, Índice, para conocer más detalles sobre estos psiquiatras.
18. Véase C. G. Jung: Word and Image, pp. 142-144.
19. El caso abordado en Psicología y alquimia (OC 12), que incluye sueños seriales en los que predomina el simbolismo del mándala, era el de un hombre analizado por uno de los colegas de Jung.
Ya he expresado mi deuda con R. F. C. Hull, Lisa Ress y Edward F. Edinger por su trabajo en la primera fase de la edición. Deseo dar especialmente las gracias a tres miembros del seminario impartido entre 1928 y 1930, que respondieron afectuosamente con sus recuerdos de «las actas reales» y contestaron a mis preguntas, en particular, sobre la identidad de otros miembros del seminario: Barbara Hannah, Joseph Henderson y James Kirsch. Asimismo agradezco a todas las siguientes personas que respondieron a mis preguntas o bien con la información requerida, o bien con consejos sobre fuentes que podía consultar: Gerhard Adler, Doris Albrecht, John Alden, Nora Bangs, John T. Bonner, C. Marston Case, Margaret H. Case, Gerald Chapple, Margot Cutter, Ivan R. Dihoff, K. R. Eissler, Jay Fellows, Marie-Louise von Franz, Patrick Gardiner, Felix Gilbert, Rosamond Gilder, Beat Glaus, Leon Gordenker, Norbert Guterman, John Hannon, Martyn Hitchcock, Aniela Jaffé, James Jarret, Lilly Jung, Violet de Laszlo, Phyllis W. Lehmann, Michael S. Mahoney, Mary Manheim, Bruce M. Metzger, Paul Meywaert, Joseph P. O’Neill, Emmy Poggensee, Edith Porada, Frank H. T. Rhodes, Richard Rorty, Angela Richards, Merle Green Robertson, Beata Sauerlander, Gershom Scholem, Marjorie Sherwood, Elisabeth Rüf, Richard Taylor, Pamela Teske, S. G. Thatcher, Elisabeth Thomas, Fr. Chrysogonus Waddell, Charles F. Westoff, Hellmut Wilhelm, John F. Wilson, James E. G. Zetzel y Herbert S. Zim.
En cuanto a las citas extraídas de la traducción hecha por Louis Mac-Neice del Fausto de Goethe (1951), agradezco encarecidamente la autorización de los editores de Oxford University Press, Nueva York, y de Faber and Faber, Londres.
W. M.
El siguiente listado da cuenta de las personas cuyos nombres aparecen en la transcripción; indudablemente, hubo otros asistentes cuyos nombres no fueron registrados. No ha salido a la luz ningún registro de los miembros del Seminario. En la transcripción solo aparecen los apellidos; los nombres de pila, el país de residencia, etc., han sido aportados en la medida de lo posible. Un asterisco indica a un miembro que, según los conocimientos actuales, era —o se convirtió más tarde en— psicoanalista. La columna de la derecha indica la fecha de la primera sesión del seminario en la que aparece el nombre del miembro.
Bacon, señor Leonard (Estados Unidos)
4 de diciembre de 1929
Barrett, doctor William G. (Estados Unidos)
6 de noviembre de 1929
Baumann, Sr. Hans H. (Suiza)
11 de junio de 1930
*Baynes, doctor Helton Godwin (Reino Unido)
29 de enero de 1930
Baynes, señora Cary F. (Estados Unidos)
6 de noviembre de 1929
*Bertine, doctora Eleanor (Estados Unidos)
22 de mayo de 1929
*Bianchi, señorita Ida (Suiza)
13 de marzo de 1929
Binger, doctor Carl (Estados Unidos)
6 de febrero de 1929
Binger, señora Carl (Estados Unidos)
28 de febrero de 1929
Chapin, señorita Anne (Estados Unidos)
28 de febrero de 1929
Crowley, señor Bertram (Reino Unido)
21 de mayo de 1930
Crowley, señora Alice Lewisohn (Estados Unidos)
22 de mayo de 1929
Deady, doctor Henderson (Estados Unidos)
5 de diciembre de 1928
Deady, señora Charlotte H. (Estados Unidos)
6 de marzo de 1929
Dell, señor W. Stanley (Estados Unidos)
22 de mayo de 1929
Draper, doctor George (Estados Unidos)
23 de octubre de 1929
Eaton, profesor Ralph M. (Estados Unidos)
18 de junio de 1930
*Fierz, señora Linda (Fierz−David) (Suiza)
5 de marzo de 1928
Flenniken, señorita Margaret Ansley (Estados Unidos)
19 de marzo de 1930
Gibb, señor Andrew (Estados Unidos, orig. Reino Unido)
30 de enero de 1929
Gibb, señora Helen Freeland (Estados Unidos)
30 de enero de 1929
Gilman, doctor
26 de junio de 1929
*Hannah, señorita Barbara (Reino Unido)
13 de febrero de 1929
*Harding, doctor M. Esther (Estados Unidos, orig. Reino Unido)
9 de octubre de 1929
*Henderson, señor Joseph L. (Estados Unidos)
16 de octubre de 1929
*Henley, señora Eugene H. (Helen) (Estados Unidos)
12 de febrero de 1930
Holdsworth, señor
26 de febrero de 1930
Hooke, profesor Samuel Henry (Reino Unido)
21 de mayo de 1930
*Howells, doctora Mary (Estados Unidos)
26 de junio de 1929
Howells, señorita Naomi (Estados Unidos)
9 de octubre de 1929
*Jaeger, señora Manuela (Alemania)
25 de junio de 1930
*Kirsch, doctor James (Guatemala, más tarde Alemania, Palestina y Estados Unidos)
5 de junio de 1929
Kirsche, señora Eva (Alemania, más tarde señora Gaskell) (Reino Unido)
5 de junio de 1929
*König, señorita Olga, baronesa Von König Fachsenfeld (Alemania)
20 de noviembre de 1929
Leavitt, doctor
15 de mayo de 1929
Muller, señora
20 de febrero de 1929
*Nordfeldt, señora Margaret D. (Estados Unidos)
14 de mayo de 1930
Ordway, señorita Katherine (Estados Unidos)
12 de febrero de 1930
Pollitzer, señorita
26 de febrero de 1930
Richmond, señor
11 de junio de 1930
Rogers, señor
13 de febrero de 1929
Roper, señor
30 de enero de 1929
Sawyer, señora Carol Fisher (más tarde señora Hans Baumann) (Estados Unidos)
6 de noviembre de 1929
Schevill, señora Margaret E. (Schevill-Link) (Estados Unidos)
30 de enero de 1929
Schlegel, doctor iuris Eugen (Suiza)
6 de febrero de 1929
Schlegel, señora Erika (Suiza)
20 de febrero de 1929
*Schmaltz, profesor Gustav (Alemania)
29 de mayo de 1929
Schmitz, doctor Oskar A. H. (Alemania)
15 de mayo de 1929
Sergeant, señorita Elisabeth Shepley (Estados Unidos)
21 de mayo de 1930
*Shaw, doctora Helen (Reino Unido/Australia)
21 de noviembre de 1928
Sigg, señora Martha Böddinghaus (Suiza)
6 de febrero de 1929
Taylor, señorita Ethel
8 de diciembre de 1929
*Wolff, señorita Toni (Suiza)
30 de octubre de 1929
Zinno, señora Henri Fink (Estados Unidos)
6 de marzo de 1929
(Los sueños marcados con un asterisco * no siguen la secuencia).
Otoño de 1928
1) Hija enferma de la hermana; anfiteatro con los asientos de espaldas a la mesa.
Invierno y primavera de 1929
2) Costurera tuberculosa.
3) Apisonadora trazando un dibujo.
4) Pollos que se escapan.
5) Ciática; un cerro de grava amenazado por las olas del océano.
6) El cuñado dice que algo va mal en la empresa.
7) Una extraña máquina para arrancar las malas hierbas.
8) De gira por cerca de la Riviera.
9) Escena íntima con su mujer.
10) Un mecanismo: un corazón doble con un muelle de acero.
11) Baño en el mar: conversación de negocios con el príncipe Omar.
12) Niño desnudo que come pan blanco.
13) Compartimentos marinos; burdel; gorra marrón.
14) Plantación de algodón infestada de gusanos.
15) Un cerezo lleno de cerezas maduras y un árbol joven sin fruta.
16) Máquina averiada; hija pequeña con agujeros en la falda.
17) Saltando de árbol en árbol, llega a un edificio con jardín.
Otoño de 1929
19) Viaje a Polonia; un mecánico arregla el magneto.
20) Cabaña en Egipto; caldero con cruces y medialunas.
18) Niño precioso como el Münchner Kindl*.
21) Enorme planicie gris; gente trabajando en unas franjas.
Invierno de 1930
22) Máquina que consta de cilindros rotatorios.
23) Servicio religioso; un hermafrodita estropea la canción.
24) Ejercicios gimnásticos en una cuna; un ratón se escapa.
26) Su esposa da a luz unos trillizos*.
Primavera de 1930
Sinopsis de la evolución de los sueños desde el principio, por la doctora Howells.
25) Un hombre cae de un aeroplano triangular y se lesiona la mano derecha.
27) Exportación de café; compte-joint con Michel & Jalaubout.
28) Un chico le lleva a ver una tortuga que escupe a un niño.
29) Unos agentes están comprando demasiado algodón de buena calidad.
30) Bisabuela atacada por un hombre mono.
Dr. Jung:
Damas y caballeros: El análisis de los sueños es la cuestión fundamental del tratamiento analítico, ya que es el recurso técnico más importante para abrir una vía hacia lo inconsciente. El principal objetivo de este tratamiento es, como sabrán, acceder al mensaje de lo inconsciente. Normalmente, el paciente va al analista porque se encuentra en un atolladero o cul de sac en el que no parece haber una salida, y da por sentado que el médico conocerá alguna. Si el doctor es honesto, reconocerá que él tampoco sabe de ninguna salida. Pero a veces los médicos no lo son: hace solo ciento cincuenta años, los médicos eran esos curanderos que iban por las ferias y sacaban muelas, hacían curaciones milagrosas, etc., y esa actitud aún perdura hasta cierto punto en la profesión médica de hoy en día... ¡En todas partes hay seres humanos malvados! En el análisis hemos de tener mucho cuidado y no asumir que lo sabemos todo acerca del paciente o que sabemos la manera de quitarle los problemas. Si el médico le cuenta cuál cree que puede ser el problema, el paciente hará caso de la sugerencia del doctor y no experimentará por sí mismo. Las sugerencias pueden funcionar durante un tiempo, pero cuando el paciente se marcha, se derrumba porque no tiene contacto consigo mismo y no vive a su manera, sino a la manera del médico. Luego tiene que volver a la consulta para que el médico le dé más sugerencias, y eso, al rato, se vuelve desagradable para los dos. Es importante que el doctor admita que no sabe; así los dos estarán dispuestos a aceptar los hechos imparciales de la naturaleza, las realidades científicas. Las opiniones personales son, en mayor o menor medida, juicios arbitrarios, y todos ellos pueden ser erróneos; nunca sabemos con certeza si tenemos razón. De ahí que debamos buscar los hechos proporcionados por los sueños. Los sueños son hechos objetivos. No responden a nuestras expectativas, y no nos los inventamos nosotros; si uno intenta soñar con determinadas cosas, ve que es imposible.
Soñamos con nuestras cosas, con nuestras dificultades. Según reza el dicho, el novio nunca sueña con la novia. Y eso es porque ya la tiene en realidad; solo más tarde, cuando surgen las complicaciones, él sueña con ella... y entonces ella, por lo general, ya es la esposa. Somos incapaces de influir en nuestros sueños, y el entorno real no suministra necesariamente el material de los sueños. Incluso cuando sucede algo realmente importante o fascinante, no suele quedar ni rastro de ello en nuestros sueños. Cuando estuve en África1, me sentí muy decepcionado porque en toda la serie de sueños que tuve no había ni rastro de África, pese a haber vivido las más impresionantes experiencias; ni un solo sueño con el paisaje africano o con los negros... salvo una vez, al cabo de tres meses, y el negro resultó ser un barbero que, como recordaría más tarde, me había cortado el pelo en Chattanooga (en América)2.
Nuestros sueños son, de una manera muy peculiar, independientes de nuestra consciencia y sumamente valiosos porque no engañan. Son tan difíciles de interpretar como lo han sido siempre los hechos de la fisiología. Del mismo modo que se requiere una técnica muy seria para hacer diagnósticos del corazón, el hígado, los riñones, etc., así también hemos tenido que desarrollar una técnica muy seria para leer los hechos imparciales de los sueños. No hay ninguna duda sobre la imparcialidad de los hechos, pero hay muchas dudas sobre la lectura de los mismos; por esa razón, existen diferentes puntos de vista... como el freudiano, por ejemplo. No puedo entrar aquí a debatir sobre los distintos métodos, pero sí remitirles al material necesario. Vamos a intentar elaborar juntos la lectura o interpretación, y ustedes pueden hacer conjeturas. Los sueños elegidos para ser sometidos a discusión son los sueños normales de un paciente mío, porque uno aprende más de los sueños corrientes. Los sueños más interesantes son muy emocionantes, pero son más fáciles de entender que los menos interesantes. Los primitivos creen en dos tipos diferentes de sueños: el ota, la gran visión, muy significativo y de una importancia colectiva; y el vudota3, el sueño normal y corriente. Por lo general, niegan haber tenido un sueño corriente, o si, tras muchos esfuerzos por parte del médico, admiten tal hecho, dicen: «¡Eso no es nada; todo el mundo lo tiene!». Los sueños grandes e importantes son muy escasos, y solo un hombre verdaderamente grande tiene grandes sueños: los jefes, los curanderos, la gente con mana. Me dijeron que yo también tendría una gran visión porque era un gran señor, y me echaron cien años porque tenía el pelo blanco y era capaz de leer el gran libro, el Corán. Nuestro habitual prejuicio en contra de los sueños, cuando decimos que no significan nada, posiblemente proceda de la antigua tradición primitiva, de la creencia en que los sueños normales no merecen ser tenidos en cuenta. Los exploradores dicen que cuando un jefe o alguien con mana ha tenido un gran sueño, siempre convoca a todo el pueblo, y todos se sientan a escuchar, a esperar y a reflexionar, y a menudo obedecen el consejo dado.
Quizá los últimos vestigios de sueños con tanta importancia pública los encontremos en la antigua Roma. La hija de un senador soñó que se le aparecía una diosa y le reprochaba lo deteriorado que estaba su templo por negligencia, y le pedía que se reconstruyera. Entonces ella fue al Senado y contó el sueño que había tenido, y los senadores decidieron reconstruir el templo4.
Otro caso ocurrió en Atenas, cuando un poeta famoso soñó que un hombre concreto había robado una preciosa vasija de oro del templo de Hermes y la había escondido en un lugar determinado. El poeta no creía en los sueños, y la primera vez que lo tuvo no le dio importancia. Pero cuando soñó lo mismo por segunda y por tercera vez, pensó que los dioses le estaban insistiendo y que podría ser cierto. De manera que fue al Areópago, el equivalente del Senado romano, e hizo público su sueño. Entonces se inició la búsqueda, el ladrón fue encontrado y la vasija recuperada5.
Ahora los africanos primitivos ya no dependen del sueño del curandero, sino de los ingleses, que son quienes los guían. La opinión generalizada es que el curandero o el jefe ya no tiene ese tipo de sueños desde que llegaron al país los ingleses. Decían que ahora el Comisionado lo sabía todo: las fronteras de la guerra, las lindes de los campos, quién ha matado a la oveja, etc. Esto demuestra que anteriormente el sueño tenía una función social y política; el líder extraía las ideas directamente del cielo y guiaba a su pueblo valiéndose, sin mediación alguna, de su propio inconsciente.
Rasmussen obtuvo de un esquimal (el hijo de una esquimal y un danés que había vivido con él en Groenlandia) una maravillosa historia sobre un viejo curandero que, guiado por un sueño, condujo a su tribu desde Groenlandia hasta Norteamérica pasando por la bahía de Baffin. La tribu iba aumentando rápidamente y había mucha escasez de comida, y él soñó con otro país que estaba lleno de focas, ballenas, morsas y demás, una tierra de la abundancia. Toda la tribu le creyó y emprendieron el viaje a través del hielo. A mitad de camino algunos ancianos, como suele ocurrir, empezaron a dudar: ¿será o no será acertada su visión? Así que media tribu se dio la vuelta y acabó muriendo, mientras él siguió con la otra mitad y alcanzó la costa de Norteamérica6.
Nuestros pequeños sueños no tienen tanta importancia, no ofrecen soluciones colectivas o universales, pese a que tengan validez en un caso concreto, pero en un sueño corriente como los que he elegido se puede ver la misma función de guía y un intento de solucionar el problema.
El soñante es un hombre de negocios de cuarenta y cinco años, inteligente, cultivado, adinerado, muy cortés y sociable, casado, con tres o cuatro hijos; no muy neurótico pero «quisquilloso»; su principal problema estriba en que es irritable y desea a toda costa evitar situaciones en las que alguien pueda reprocharle algo o hacerle daño. En una ocasión, le dieron dolores de estómago y le entraron náuseas cuando la policía le paró por exceso de velocidad. Esto demuestra que hay algo que no va bien. Intenta ser extremadamente honrado, y solo quienes tienen la habilidad o la tendencia a actuar muy mal intentan actuar muy bien, alcanzar la perfección; cuando la gente procura ser anormalmente buena, es que algo va rematadamente mal. El hombre tiene una superficie impecable: sus modales, su manera de hablar y de vestir... es muy cuidadoso en todos los sentidos; no fuma ni bebe mucho, y tiene opiniones muy sensatas sobre cómo debe uno vivir. Pero tras esa superficie virtuosa se oculta algún problema de sexualidad; ha vivido más o menos alejado de su mujer, a quien ya no le interesa especialmente su marido y, por lo tanto, es frígida. De este modo, él empezó a sentirse atraído por cosas nuevas, principalmente, por lo que llamamos las mujeres; se acuesta ocasionalmente con prostitutas de lujo y, luego, para compensar, intenta ser cada vez más correcto. No quiere hacer frente a su problema; lo justifica como un «desliz ocasional», se arrepiente, y cada vez que va dice que «no volverá a suceder», como la masturbación... hasta el día siguiente.
Esta es una conducta inmoral con respecto al problema, pues de este modo no se resuelve nunca, sino que deja a la persona sintiéndose moralmente inferior de una manera crónica. Un estado de inferioridad enfermiza que ha de ser compensado por un exceso de rectitud no es agradable para él ni para su familia ni para nadie. Además, ejerce una influencia nociva sobre su mujer, que se siente anonadada por su tremenda corrección y no debe comportarse incorrectamente en ningún sentido; de este modo, no puede adquirir consciencia de sí misma y le castiga con la frigidez. Semejante rectitud ejerce un efecto terriblemente paralizante y le hace a uno sentirse muy inferior. Si yo me encuentro con alguien así de virtuoso, me siento endemoniadamente mal; ¡no estoy a gusto con gente tan virtuosa! Ese problema le abruma, es superior a sus fuerzas. Ha leído un montón de libros sobre psicología y sobre sexo, pero sigue teniendo ese problema sin resolver que ha de ser tratado; por eso vino a verme. Aunque no era especialmente neurótico, las cosas habrían ido poco a poco de mal en peor, y pensó que yo podría decirle qué hacer al respecto. Yo le dije que no tenía ni idea. Se quedó disgustado: «Creí que usted sabría algo». Entonces le dije: «Yo no sé la solución de su problema, pero existen sueños, hechos imparciales, que pueden dar información; veamos lo que dicen». Así empezamos el análisis de sus sueños. El primer sueño contiene su problema al completo y una pista para solucionarlo.
«Oigo que una hija de mi hermana pequeña está enferma, y mi cuñado viene y me pide que vaya con él al teatro y después a cenar. Yo ya había cenado, pero de todas maneras pienso que puedo acompañarle.
»Llegamos a un salón muy grande con una mesa alargada en el centro ya puesta para cenar; y en los cuatro lados de la enorme habitación hay filas de bancos o asientos, como en un anfiteatro, pero con el respaldo vuelto hacia la mesa, o sea, del revés. Nos sentamos y le pregunto a mi cuñado por qué no ha venido su mujer. Luego pienso que quizá sea porque la niña está enferma y le pregunto que cómo se encuentra. Me dice que está mucho mejor, que ya solo tiene un poco de fiebre.
»Luego estoy en casa de mi cuñado y veo a la criatura, una niña de uno o dos años. (Añade: En realidad, no existe tal niña, solo había un chico de dos años). La niña parece bastante enferma, y alguien me informa de que no quiere pronunciar el nombre de mi mujer, María. Yo pronuncio ese nombre y le pido a la niña que lo repita, que diga ‘tía María’, pero en realidad digo ‘tía Mari...’, y en lugar de omitir sencillamente la ‘a’, digo ‘Mari... ah... ah’, como bostezando, pese a las protestas de la gente que hay a mi alrededor por esa manera de pronunciar el nombre de mi mujer».
Dr. Jung: Este sueño tan normal nos introduce en el ambiente doméstico del paciente. Todos los detalles que se nos dan son relativos a su familia; de ahí podemos extraer una conclusión importante. ¿Cuál es?
Sugerencia: ¿Que el soñante se interesa mucho por su familia y por las personas especialmente cercanas?
Dr. Jung: Sí, y eso guarda consonancia con la idea proverbial de los sueños. Nos expresamos a través del lenguaje que nos resulta más accesible; vemos que en los sueños de los campesinos, los soldados, etc., que sueñan con cosas familiares, el lenguaje difiere con arreglo a la profesión. Tengo que subrayar también el hecho de que este hombre ha vivido muchísimo en el extranjero; es un hombre de mundo, un gran viajero. Entonces, ¿por qué no sueña con ese lado de su existencia, con paisajes y demás? Los sueños posteriores no tienen nada que ver con su casa; por eso hay que prestar especial atención al hecho de que primero sueñe en términos familiares.
Sugerencia: ¿Se debe a que ahí es donde radica su problema?
Dr. Jung: Obviamente, se aferra a la terminología de su familia; de ahí tal vez su tendencia inconsciente a enfatizar que su problema reside en ella. Pero vayamos a los detalles.
La hija de su hermana pequeña: Hace dos años murió el primer hijo de su hermana, un niño precioso de dos años. Él dijo: «Nos involucramos mucho en la aflicción de los padres durante la enfermedad y cuando murió de disentería: era mi ahijado». La hermana está relacionada con el soñante principalmente por esa pérdida, y en el sueño se produce una situación similar: la enfermedad de la pequeña evoca la época en que el niño estaba enfermo y murió. Es muy importante saber que él está vinculado con su hermana por un recuerdo emocional de pérdida; y aquí de nuevo está emocionalmente alterado por la imagen de una criatura de su hermana que a su vez está enferma. Ahora se siente amenazado por una pérdida parecida, pero esta es psicológica —una façon de parler simbólica— y está representada por una niña. De ahí que la situación sea en cierto modo similar, pero en realidad no existe nada de eso, no hay ninguna enfermedad en la familia. Si un vástago de su hermana estuviera realmente enfermo, podríamos decir que el sueño coincide con la realidad. Pero no lo está; se trata solo de la imagen de un recuerdo evocada para construir la imagen de la niña. Tal caso imaginario siempre remite al soñante; la imagen del recuerdo ha de ser tomada como una metáfora.
Su hermana pequeña ha sido siempre su ojito derecho. Tiene once años menos, y él la quiere mucho pese a que de pequeños la hacía rabiar continuamente. Esa hermana tiene importancia porque es el vínculo con la criatura enferma, y esta pertenece a su propia psicología y, por lo tanto, está entre él y su querida hermana pequeña. De manera que la hermana es simbólica; vive fuera en un país lejano, y él no mantiene correspondencia con ella.
Hay que tener mucho cuidado a la hora de abordar tales figuras en un sueño. Si la persona está muy unida al soñante y tiene una relación importante con él, este ha de ser tomado como una realidad tangible. Si una esposa sueña con su marido como realmente es, no debe dar por sentado que él es meramente simbólico. Pero un sueño con una persona desconocida, o a la que se conoció en un pasado remoto, suele ser en gran medida simbólico.
De hecho, la hermana pequeña ha vivido de una manera más bien indiferente con respecto a él y no desempeña ningún papel en la vida actual del soñante. La teoría freudiana explicaría a la hermana como un sustituto de la esposa, pero ¿acaso hay algo en el sueño que nos permita pensar eso?
Sugerencia: ¿Es la hermana un sustituto de la esposa porque el afecto de él se ha debilitado en ambos casos?
Dr. Jung: Ese elemento podría ser objeto de consideración. Pero ella es diferente de su esposa en todos los sentidos, y el sueño no da claves sobre su identidad. El aspecto principal de la hermana no nos permite suponer que sea un sustituto de la esposa, y además no es la verdadera hermana porque no desempeña ninguna función real. Por consiguiente, la hermana representa a una mujer desconocida, o a un factor femenino de naturaleza desconocida, que tiene una hija imaginaria que está enferma: una mitología psicológica y personal que no nos lleva a ninguna parte y nos deja como si desconociéramos el sueño entero. Así pues, podemos asumir que se trata de un simbolismo subjetivo, una condición peculiar de su psicología. Mi método ha consistido siempre en no hacer suposiciones, sino aceptar los hechos. En las interpretaciones arbitrarias, cualquier cosa puede ser un sustituto de algo; tengan cuidado con prejuzgar en favor de la sustitución. No existe absolutamente ninguna prueba de que la hermana represente a la esposa; los hechos incluso hablan en contra de ello.
Enfermedad de la niña: El primer hijo de la hermana padecía problemas intestinales y murió a causa de eso. Es muy importante que, tras la muerte de ese niño, la hermana empezó a preocuparse mucho de que el segundo chico pudiera caer enfermo, pero no cayó. Tan en serio se lo tomó que optó por adherirse a la Ciencia Cristiana, y fue como si el chico realmente tuviera mejor salud; el hombre no sabe si fue una coincidencia o una consecuencia de que la hermana estuviera más tranquila y tratara al niño con más confianza en sí misma. Si una madre está atormentada por una serie de temores, es muy probable que el hijo no cumpla las expectativas de la madre. Que la muerte del primer hijo tuviera por efecto que su hermana abrazara la Ciencia Cristiana es un hecho que pertenece a la hermana, pero él lo menciona aquí. La connotación de la Ciencia Cristiana guarda también relación con ese carácter femenino de su propia psicología, y es sin lugar a dudas una pista. El factor femenino ha experimentado cierta transformación, pues ese hombre, durante los dos o tres últimos años, ha empezado a interesarse por la filosofía, el ocultismo, la teosofía y toda clase de cosas extrañas; era demasiado sensato como para verse afectado por ellas, pese a que tenía una vena mística.
Pregunta: ¿Tuvo ese sueño después de empezar el tratamiento con usted?
Dr. Jung