Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
La segunda parte del Decamerón londinense abarca del sexto al octavo día. Durante el sexto día, se recorre el Hampton Court Palace; el centro de las historias es la espléndida corte de Enrique VIII y sus esposas. Durante la noche, en un restaurante decorado con nostalgia al estilo zarista, el tema principal es el comienzo de la campaña rusa. El séptimo día comienza con una visita al Castillo de Windsor. En un restaurante tunecino, un conocido informa sobre los últimos días de Hess en la prisión de Spandau; estos hechos fueron registrados por un compatriota de Hess, quien fue su último cuidador y, además, registró los hechos en un libro. El octavo día empieza con una gran caminata exploratoria por el barrio de artistas Hampstead Heath y con una interpretación de 1984, el libro de Orwell. La velada es organizada en gran parte por Antonio, cuyo padre fue testigo del fin de la guerra en Italia.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 241
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Balance provisional del editor
El sexto día
Viaje en autobús a Hampton Court (6.1)
Hampton Court Gardens (6.2)
Homosexualidad (6.3)
Inicio de la visita guiada (6.4)
Enrique VIII y sus seis esposas (6.5)
La corte más esplendorosa de Europa (6.6)
La separación de mayor trascendencia y dificultad de todos los tiempos (6.7)
Ana Bolena (6.8)
Juana Seymour (6.9)
En el Mercedes (6.10)
Llegada a la casa de Mila (6.11)
De camino en el taxi (6.12)
En el Mari Vanna (6.13)
Conferencia de Vladimir (6.14)
Call me John (6.15)
Conferencia de John (6.16)
Conferencia de Vladimir, continuación (6.17)
El Séptimo Día
Windsor Castle (7.1)
Couscous Darna (7.2)
En Zaibatsu (7.3)
El octavo día
Hampstead Station (8.1)
“Ella, elle l’a” (8.2)
El gran hermano (8.3)
Europa paralela (8,4)
Cambio de escenario (8.5)
Franz Werfel (8.6)
Donde Antonio (8.7)
Han pasado ya varios meses desde la aparición de la primera parte del Decamerón londinense, que abarca los primeros cinco días, hasta la publicación de la segunda parte, que cubre el sexto, séptimo y octavo día. Ya es hora de hacer un balance provisional. La reacción de los lectores al Decamerón londinense ha podido analizarse en conversaciones y cartas de sus lectores. Es sorprendente ver cuánto difieren los juicios sobre estas historias londinenses de acuerdo al interés del lector.
Scapa-Flow
Un lector, que acababa de hacer un viaje a las islas Orcadas, me informó que la parte del libro donde se afirmaba que allí se encontraba el cementerio de barcos más grande del mundo no era del todo correcta. Un hombre de negocios estadounidense, después de pagar 40.000 dólares, había sido autorizado para levantar y desguazar los restos del naufragio. Entonces, el valor monetario de esta soberbia flota imperial era de solo 40.000 dólares.
Postal antigua
Este lector, en un archivo adjunto al correo electrónico, añadió una postal antigua. Allí se veía a la marina alemana en todo su esplendor, por última vez, antes de que ordenaran su hundimiento.
Actas del juicio
El mismo lector también incluyó un segundo archivo adjunto: copias de actas del juicio contra el comandante, quien había ordenado, de manera arbitraria, que estos soberbios acorazados fueran entregados a los ingleses. A pesar de ello, luego fue condenado por los propios ingleses.
Valor del oro
En el tercer archivo adjunto el lector comentó que Alemania, derrotada, tuvo que pagar el valor de la flota de guerra en marcos de oro; es decir, se añadieron varios marcos de oro a las ya astronómicas reparaciones de guerra.
Literatura en la era digital
Las cartas de los lectores muestran algo muy interesante. Ellas enriquecen el texto literario original con información adicional. Ahora bien, debe haber una manera para que esta información esté inmediatamente disponible para todos los lectores futuros. Quizás fuera posible publicar las novelas y las historias en línea, permitiendo que cualquier persona añada un enlace a un capítulo o una sección, enlace al que un lector potencial podría acceder o no.
Fecha incorrecta
Un ingeniero de la fábrica de armas Heckler & Koch se remitió a otro aparte del libro completamente diferente. Informó que Churchill recibió realmente la pistola Mauser al cumplir 21 años, su mayoría de edad, y no al cumplir los 18. Esta pistola llevaba la marca G96, pues en 1896 supuso una novedad: fue la primera pistola automática del mercado que también podía cargarse. Churchill nació en 1875 y, por lo tanto, tenía 21 años en 1896, cuando su madre le compró esta novedad. Esta corrección también es interesante y merece ser registrada.
Anarquistas
También hubo otra carta muy significativa, donde se resaltaba que había hechos contradictorios en la descripción del incidente de la Sidney Street. Ellos no eran, en absoluto, unos ladrones inofensivos, sino que pertenecían a un grupo de anarquistas fugitivos y habían llegado a Londres como refugiados después de la fallida Revolución rusa de 1905.
Gran contingente
El despliegue de 200 agentes de policía, especialmente entrenados en Scottland Yard, demuestra que se trataba realmente de una operación a gran escala. Los bandidos tenían pistolas Mauser semiautomáticas, armas muy superiores a las de los policías, lo que condujo, en un futuro, a que la policía de Londres se equipara con armas mejores y más modernas.
Refugiados
Estos revolucionarios habían entrado al país como refugiados después de la revolución de 1905 y del asesinato del zar, cuando el levantamiento fue suprimido y los agitadores procesados. En Londres, fueron recibidos con amabilidad, pero esto no les impidió satisfacer sus necesidades financieras con robos y atracos a bancos.
Expropiar a los expropiadores
Ese era su lema. También querían una sociedad libre de clases en Inglaterra, pero esto no contó con la aprobación de todos. Aquello que los círculos influyentes de Londres consideraban deseable para Rusia no necesariamente era igual de bienvenido en su propio país. El apoyo que Stalin, Lenin y otros más pudieron reclamar para sí mismos durante su estancia en Londres disminuyó notablemente con el tiempo y, por ello, los revolucionarios buscaron refugio en otras ciudades. Lenin, por ejemplo, se fue a Zúrich.
Banalización
La banalización de estos actos terroristas anarquistas también se aplica al asedio de Sydney Street. Si bien era obvio que un gran grupo de anarquistas bálticos estaba involucrado en el atraco, al final solo se habló de dos villanos inofensivos. Solo se encontraron los cuerpos carbonizados de Georg Gardstein y Max Schmoller, cuyos restos fueron barridos con una escoba en el sótano, lugar donde habían cavado un túnel a través de la pared para llegar a la joyería. Ellos habían estado involucrados, desde hace mucho tiempo, en el mismo grupo responsable del ultraje de Tottenham y el asesinato de Hunditsch. A Peter Piaktov, por otra parte, se le ha perdido el rastro desde entonces. Él era uno de los cabecillas del grupo. Es posible que se hubiera calcinado en un piso superior. Los demás participantes (Jakob Vogel, Luba Milstein, Fritz Schwarz y Jakob Peters) fueron absueltos, pues no pudo demostrarse su participación directa.
Es un caso muy similar a los de hoy en día: se asegura que una víctima de violencia ha recibido un golpe en la sien con un zapato (como en Chemnitz), pero luego se afirma que la víctima no murió a causa de heridas en la cabeza, sino a causa de una insuficiencia cardiaca preexistente.
Divertido
También hubo otro hecho menor que motivó a un lector a escribir. El hecho de que Churchill escupiera un riesling que le pareció amargo en el famoso restaurante Dolder motivó al redactor de esa carta a las siguientes reflexiones. Él no creía que, en este caso, Churchill hubiera escupido en el plato de la vecina. Pero tampoco podía escupir apuntando al suelo, pues estaba sentado junto a la mesa. Y mucho menos podía escupir hacia los lados, pues a cada lado había una mesa vecina. Escupir sobre el mantel de una mesa tan grande habría resultado muy costoso, pues, para reparar los posibles daños, habría que recoger y organizarlo todo. Solo quedaba una opción: escupir en el propio plato. El redactor investigó un poco, pero en ninguna parte pudo encontrar dónde fue que Churchill terminó escupiendo. Sigue siendo un misterio; simplemente, puede que incluso hubiera escupido en su propia copa. Esta grandiosa idea me fue transmitida por Katrin, mi secretaria.
Comparación
El redactor, sin embargo, también contribuyó con una comparación. Hitler fue invitado a Múnich por la familia Hanfstaengl. Ahora bien, como ya se sabe, él se oponía fervientemente al alcohol. Sin embargo, la señora Hanfstaengl logró que Hitler tomara una pequeña copa de un riesling particularmente bueno. Quien beba un vino o cerveza por primera vez no se sentirá particularmente atraído, y a Hitler le pasó exactamente lo mismo. Este riesling de primera calidad le pareció amargo, pero igualmente tomó el primer sorbo. Luego le pidió a la señora Hanfstaengl que le alcanzara el azúcar y vertió una cucharada para endulzar esta “gaseosa”. No quería parecer descortés dejando la copa sin beber.
Idea original
Una pareja de amigos, muy viajada, pero que extrañamente nunca había estado en Londres, se inspiró en el argumento de mis historias londinenses y decidió, espontáneamente, viajar allí por unos días. Su programa era seguir el mismo camino de los relatos. La lectura de mi libro fue su preparación. La comida, incluso, debía tener lugar en los sitios allí descritos. Así, el primer día fueron a Hyde Park y comieron fish and chips en The Swan. El segundo fueron a East End y comieron cordero con tomates cerca del Tower Bridge. Durante el tercer día recorrieron el Támesis, Westminster Abbey y los “war rooms” de Churchill; por la noche, ratatouille en The French House. El cuarto día visitaron la Art Gallery y el British Museum, cerrando el día con sopa de pescado donde Jamie. Al quinto día visitaron la catedral de St. Paul y la City of London y acabaron, inevitablemente, con hamburguesas.
En este libro, durante el sexto, séptimo y octavo día se recorre el Hampton Court Palace, el Castillo de Windsor y el “Wild Park” de Hampstead Heath.
Quizás ellos planeen viajar de nuevo por tres días a Londres para pasar un fin de semana.
Creta
Otra familia pudo ver, durante su viaje a Creta, los campos donde yacen los huesos de paracaidistas alemanes. Se sintieron particularmente atraídos por la historia de los paracaidistas. Ellos, mientras están en el aire, son un blanco ideal para el enemigo. Su equipo y sus rifles, como eran muy pesados, tuvieron que ser lanzados en paracaídas especiales. Entonces, cuando los soldados aterrizaban, todavía no estaban listos para la acción. Primero tenían que buscar sus armas, pero los paracaídas que llevaban su armamento solían aterrizar en lugares lejanos. Este desembarco, y la subsiguiente expulsión de los militares ingleses, había sido un éxito únicamente después de muchas pérdidas humanas; haberlo logrado era casi un milagro. Esto se debe solamente al heroísmo sin límites de los soldados alemanes.
Heroísmo
Realmente debemos hablar de heroísmo. La fuerza naval inglesa era plenamente superior y contaba con 32.000 hombres en la isla de Creta, mientras que, por otro lado, solamente había 22.000 paracaidistas alemanes. De ellos, más de 7.000, es decir, un tercio, fueron derribados en la primera hora. Un paracaidista que se mece en el aire es un blanco perfecto. Por eso, el hecho de que los alemanes lograran ahuyentar a los británicos es casi increíble.
Fantasías de Churchill
Inglaterra, a pesar de las muchas pérdidas que sufrió Alemania, fue derrotada. Y Churchill tuvo que responder por ello, pues la incursión en Creta había sido idea suya. Él explicó la pérdida por parte de los británicos alegando que los alemanes habían tramado un engaño infame. Según él, los alemanes habían saltado disfrazados de monjas y monjes y por eso los ingleses no les habían disparado. Pero luego, esta mentira le pareció demasiado inverosímil y decidió mejorarla: ellos habían saltado con uniformes neozelandeses. Por este motivo, los ingleses pensaban que se trataba de un ejército aliado. Esto sonaba, al menos, un poco más creíble.
Yo, de todos modos, me alegré al recibir este correo. En la era de la comunicación digital, el lector puede participar en un libro y no tiene que limitarse exclusivamente a una lectura pasiva.
Sorprendente
Ahora bien, ningún lector se refirió al capítulo que yo creía que causaría mayor resonancia. Me refiero al capítulo que describe el atentado en la cervecería Bürgerbräukeller de Múnich. Si el servicio secreto británico (encargado para ello por Churchill) no le hubiera dicho a la Gestapo que Elser había recibido 4.000 marcos provenientes del Reich en Zúrich para preparar un asesinato, es muy posible que no hubieran empezado a vigilarlo. Por lo tanto, su atentado podría haber sido un éxito, es decir, Hitler podría haber muerto. Mejor dicho, escribiéndolo en el mejor estilo de la literatura devocional: Churchill le salvó la vida a Hitler. ¿Quién debe estarle agradecido por este noble gesto?
Correcciones menores
El traductor al español resaltó concienzudamente algunas inexactitudes. El “Mare Nostrum” era para los romanos todo el Mediterráneo y no sólo el Adriático. Y la cita de Nietzsche, “El hombre es un tránsito y un ocaso”, no proviene de El Anticristo, sino de Así habló Zarathustra.
Corrección adicional
Este mismo traductor también señaló que el abuelo de Unity Mitford, el primer Barón de Redesdale, no había traducido los escritos de Houston Stewart Chamberlain del alemán al inglés, sino que solamente los había prologado.
Chistes y dichos ingeniosos
Algunos, particularmente los de Churchill, aparecen en abundancia. Pero hay, por supuesto, muchos más. “No sports” es uno de los más famosos. Un admirador de Churchill extrañó este dicho. Sin embargo, él mismo señaló que la validez de este dicho es algo limitada. Se dice que Churchill, durante sus años juveniles, fue un apasionado deportista. Incluso fue el mejor de su colegio en esgrima. Su primer compromiso político lo llevó a la India. Allí fue considerado como uno de los mejores jugadores de polo, lo que requiere una enorme agilidad.
Póker
También era un apasionado del juego. Él propuso que, para celebrar la victoria sobre Hitler, la celebración podía completarse con una partida de póquer con el presidente Truman. (Por cierto, cabe recordar que Truman fue el sucesor de Roosevelt, quien había muerto unas semanas antes del final de la guerra.) Churchill perdió un millón de libras esterlinas durante esa noche jugando con Truman. Esas eran sus ganancias de los bonos de guerra. En 1938 ya había perdido todo su patrimonio, pues la guerra no había estallado en ese momento. Es más, si Strakosch no lo hubiera rescatado, Churchill se habría visto obligado a vender su propia casa. De todas maneras, Churchill volvió a arriesgarse y, en 1939, compró bonos de guerra. Esta vez fue más cauteloso e invirtió en sumas más pequeñas, pero, de todas maneras, estas alcanzaron a redituar 1 millón de libras.
Nueva generación
También llamó mi atención la siguiente generalidad: la generación nacida después de la Segunda Guerra Mundial ya no tiene ninguna relación directa con los hechos descritos en estas historias londinenses. Ellos nunca han oído los nombres de reconocidos políticos, héroes de guerra y artistas de la época. Y tampoco les interesa. Estoy hablando de aquellos que hoy tienen cincuenta años.
Novísima generación
Ya no tienen la práctica de leer. Una oración hipotáctica, con sus categorizaciones y subordinaciones, ya no puede ser procesada. Si ven muchas de estas frases seguidas, su capacidad de concentración se sobrecarga. Ahora se charla y se habla por Whatsapp. Ya ni siquiera escriben.
Audiolibro
Una solución para llegar al público de entre 20 y 30 años es, tal vez, hacer un audiolibro. Las letras negras sobre papel blanco, que a su vez se convierten en ideas, requieren de un entrenamiento de las funciones cerebrales que la escuela de hoy ya no persigue. Y para los más jóvenes, esto ni siquiera es una posibilidad. Para ellos, lo único que queda es adaptar las historias a una serie de comics.
Adaptación al cine
También queda la alternativa de hacer una buena adaptación al cine. Eso es lo que a mí me gustaría. O también llevar esta historia a la vida en un teatro.
Adelanto
El año que viene aparecerá la tercera y última parte de estas historias londinenses. Allí se describen el noveno y décimo día.
Adenda
Acaban de llegar dos cartas a mi buzón, cuyo contenido me gustaría explicar.
Engaño a Polonia
Al primer remitente le interesa, en particular, el engaño de Churchill a los polacos. En primer lugar, la promesa incumplida de intervenir si Polonia era atacada. Esto no ocurrió cuando los alemanes atacaron y, ciertamente, tampoco ocurrió cuando la Unión Soviética atacó. Por último, unas semanas antes del final de la guerra, Churchill y los EE. UU. retiraron todo el apoyo al gobierno polaco en el exilio. Dejaron que Polonia se convirtiera en el botín de guerra de Stalin y, por ello, Polonia resultó siendo un estado vasallo.
Accidente aéreo en Gibraltar
La peor parte, sin embargo, fue el asesinato de Sikorski y de todo su equipo de gobierno; su avión cayó en Gibraltar por órdenes de Churchill, y solamente sobrevivió el piloto. Así lo describe, por lo menos, el escritor Hochhuth.
Hochhuth
Él describió esta tragedia en su obra de teatro de fama internacional Soldaten. Nekrolog auf Genf (“Soldados. Un obituario para Ginebra”). Como el piloto aún vivía cuando se estrenó la obra y allí aparecía descrito como como un cómplice del accidente, un tribunal autorizó que se le diera una indemnización por concepto de difamación. No hay pruebas irrefutables para la hipótesis de Hochhuth. Hoy en día, los documentos del caso permanecen bajo llave, pues se trata de un asunto clasificado.
Katyn
La causa de esta tragedia fue Katyn. El 13 de abril de 1943, las tropas alemanas descubrieron fosas comunes de oficiales e intelectuales polacos durante su avance. Estaba claro que los soviéticos eran los responsables de esta masacre. Pero, como Churchill estaba intentando cooperar con Stalin, el asunto se complicaba. La responsabilidad fue entonces atribuida a los alemanes, pero los polacos seguían pidiendo una investigación objetiva. Se dirigieron a la Cruz Roja pero, como ya se dijo, Churchill no quería problemas con Stalin. Por este motivo tuvo que sacrificar a su querido Sigorski y al gobierno polaco en el exilio. El piloto entró en la cabina de vuelo vistiendo un chaleco salvavidas. El único testigo ocular del accidente testificó que el avión no se estrelló, sino que intentó realizar un aterrizaje forzoso. Ni este testigo ocular, ni tampoco el piloto, Edward Prchal, fueron llamados a testificar durante las investigaciones en torno al accidente. Tampoco se realizó un proceso penal, pues se alegaron razones secretas.
La segunda carta
El remitente señala que Churchill quería ocultar que él era el único que quería obligar a Eduardo VIII a abdicar. Por este motivo, pronunció un discurso en el parlamento en el que solo habló de la abdicación del rey. Su discurso fue abucheado; ahora bien, no queda claro si los abucheadores fueron manipulados para participar o no.
“El dinero gobierna el mundo”
Sin embargo, el Barón Rothschild era quien realmente había encargado a Churchill dar ese discurso. Él también estaba ansioso por ocultar este hecho. Invitó de manera expresa al rey y a Wallis Simpson a una grandiosa cena en la que expresó públicamente su profundo pesar por el hecho de que Eduardo VIII quisiera abdicar. Si bien el rey estaba al tanto de las intenciones del Barón Rotschild, él fue lo suficientemente astuto como para seguirle el juego. Pero ¿de qué habría servido el escándalo de hacerle saber al público que el dueño de las grandes sumas de dinero y de los periódicos tenía más poder que el mismísimo rey? Básicamente, todos lo saben: “El dinero gobierna el mundo”. Solo que en ese entonces se habría hecho público que el dinero tenía nombre y que se llamaba Rothschild.
Una corrección adicional
Un conocido, profesor de historia, me señaló que era posible que Houston hubiera sido manipulado por noticias falsas. Esto sucedió cuando él asumió que los generales de Franco se negaban a obedecer las órdenes de su superior a causa de un soborno. Pero, en realidad, la razón era otra. Franco habría insistido en que, si él quería conquistar Gibraltar, también tendría que conquistar el territorio del lado opuesto, Marruecos, donde España tenía dos enclaves, Ceuta y Melilla, y ampliar su zona de influencia. Ahora bien, este terreno le pertenecía, a pesar de su capitulación, al gobierno de Vichy. Y Hitler, por supuesto, no quería estropear sus relaciones con él.
Divertidas
Tengo un buen amigo, a quien no veo hace mucho. Su trabajo le quita mucho tiempo. Finalmente, ayer en la noche, pasó por mi casa. Su visita era importante para mí, pues yo sabía que él había comprado un ejemplar de mis historias londinenses y quería conocer su opinión. “Estas historias son divertidas”, dijo inmediatamente después de saludarme. Esto me alegró mucho y, por eso, quisiera usar este comentario para cerrar esta sección sobre las reacciones de los lectores. El autor no solo quiere que sus historias sean interesantes, sino que también sean agradables para el lector. Schiller ya ha descrito esta antítesis en dos versos de 4 palabras:
“Seria es la vida
alegre es el arte”
Houston me prometió algo especial para este día, algo que los visitantes usuales de Londres no suelen ver fácilmente: los hermosos jardines alrededor del Hampton Court Palace. Hampton Court está situado a orillas del Támesis, pero muy lejos del centro de la ciudad, río arriba, en la periferia de la gran ciudad.
Para llegar allí tomamos uno de los autobuses de dos pisos de Londres. Queríamos ver los distintos barrios de Londres durante el camino. Estos barrios recuerdan más bien a pequeñas ciudades, pues son en parte muy idílicos, con pequeños jardines frontales y esas casas unifamiliares típicas.
Miroslav
Houston me contó durante el viaje que allí veríamos a Miroslav, uno de sus mejores amigos, quien también suele asistir a las charlas nocturnas de su círculo cercano. Su padre había llegado a Londres como parte de la comitiva del exilio del gobierno polaco.
Huida del gobierno polaco regular
El gobierno de Varsovia huyó de los alemanes inmediatamente después de la derrota. Por lo general, un gobierno permanece en su lugar y negocia un tratado de paz con el ganador. Pero, en este caso, es posible que los polacos hubieran tenido que aprobar la construcción de un enlace ferroviario y automovilístico entre Alemania y Prusia Oriental. También es probable que los representantes del gobierno hubieran asumido que Hitler les haría un juicio sumario y, por ello, quisieron ponerse a salvo cruzando la frontera con Rumania. Pero los rumanos estaban aliados con los alemanes y los capturaron. Por esta razón se formó un nuevo gobierno polaco en el exilio, bajo el mando de Sigorski.
Gobierno polaco en el exilio
Sigorski ya había sido presidente y era conocido por odiar a los alemanes. Él dijo: “Debemos quitarles las casas y los campos a los alemanes (aquí se refería a los alemanes que se encontraban sobre el territorio que fue asignado a Polonia después de la Primera Guerra Mundial). Y, si no se largan ellos mismos, tendremos que matarlos”. Estas son las palabras de un hombre de estado, palabras que desde la perspectiva de hoy serían muy cuestionables. Más de un millón de alemanes fueron expulsados de esta manera, inmediatamente después del final de la Primera Guerra Mundial, es decir, antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Además, de acuerdo a los nacionalsocialistas, 65.000 alemanes murieron en masacres. Churchill, sin embargo, redujo este número. En su libro de diez tomos sobre la Segunda Guerra Mundial dijo que solo se trataba de 8000 personas, algo que no valía la pena mencionar.
Sede temporal del gobierno
Sigorski se exilió inicialmente en París con los miembros del gobierno. Estaba muy decepcionado con Churchill. Él había sido, precisamente, la persona que lo había instado a ir a la guerra; y ahora, a pesar de haberse comprometido a ayudarle, le abandonaba desvergonzadamente. Sin embargo, tras la derrota de Francia, el gobierno del exilio se vio obligado a ir a Inglaterra.
Concesiones de Hitler
Hitler, proponiéndole a los polacos concesiones incluso mayores que las de la República de Weimar, había estado a punto de llegar a un acuerdo con los polacos.
Sí, incluso había planeado tomar medidas contra los bolcheviques acompañado de los polacos. La clase media y alta de Polonia se oponía, al igual que los alemanes, a un ataque comunista. A cambio de su participación en el ataque contra los soviéticos, Polonia recibiría la totalidad de Lituania, tal como lo había sido durante la dinastía de los Jagellón. Los polacos también recibirían pequeños terrenos en Ucrania habitados por pequeñas comunidades polacas.
Promesas de Churchill
Pero Churchill le había prometido muchísimo más a los polacos si no cooperaban con Hitler. Recibirían los territorios de Prusia Oriental, Silesia, Mecklemburgo-Pomerania Occidental y toda la costa del mar Báltico. Y no solo eso, también les prometió territorio que, por causas históricas, era crucial para ellos: la Marca de Brandeburgo, junto con Berlín, la capital. Para la gente de hoy, tales promesas parecen inimaginables. Y los polacos cayeron en ellas.
Encubrimiento
Pero, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, Churchill actuó como si los polacos hubieran forzado la expulsión de los alemanes de su patria por decisión propia, incluso en contra de la voluntad de él. En el discurso realizado en Fulton a los estudiantes universitarios estadounidenses, incluso habló de una expulsión injusta. Ahora bien, él sabía muy bien que había violado el derecho internacional y los derechos humanos, pero consideró prudente ocultarlo.
La “Brandenburg”
La “Brandenburg” fue, hasta el siglo XII, la fortaleza más poderosa de los eslavos occidentales, todavía paganos. Los polacos provienen de allí y, por ello, reclamaban este terreno. Estos pueblos fueron forzados a cristianizarse en la época de las Cruzadas, alrededor de 1200. Sin embargo, la población no fue expulsada. Con el paso de los siglos se mezclaron con los alemanes y adoptaron su lengua. Los vestigios de la lengua eslava solo se conservan alrededor del Bosque del Spree, donde es hablada por sorbios y vendos. De todas maneras, los apellidos de muchas personas evidencian que una gran parte de la población tiene raíces eslavas. Un millón de apellidos alemanes son de origen polaco. Todo esto me trae una historia a la mente.
Thomas Gottschalk
Él es el presentador más popular en Alemania y proviene de esta región. Él, como es tan curioso, hizo analizar su ADN, pero quedó muy sorprendido al enterarse de que el 50% de su material genético es de origen polaco. No obstante, este resultado no tiene nada de sorprendente. El mismo resultado se aplica, probablemente, a todos los que provienen de Brandeburgo o de Mecklemburgo-Pomerania Occidental; claro, si parto de lo que tú afirmas, querido Houston.
Tormenta de mierda
Gottschalk hizo un chiste inofensivo al respecto. Este sorprendente descubrimiento sobre sus “raíces” le inspiró a decir, con bastante autocrítica, lo siguiente: “Ahora sé por qué me gustaba robar de niño”.
Se sabe que los polacos son especialmente activos en el robo de coches en la zona fronteriza. Sin embargo, el hecho de que este chiste autocrítico desencadenara una tormenta de mierda solo demuestra que no tenemos una relación tranquila entre nosotros.
Expulsión
Básicamente, los polacos expropiaron y expulsaron a sus propios compatriotas en 1945, compatriotas que habían adoptado la lengua alemana en el curso de los últimos 800 años.
Ignorancia
En ese momento le hice saber a Houston que yo ignoraba todo lo que él me estaba contando, que solo hasta ese momento me enteraba de este hecho histórico. Ignoraba mucho, sobre muchas cosas. Mi impresión es que la historia alemana se desvanece en el plan de estudios de los colegios alemanes.
Raza pura
Las razas puras son fundamentales en la cría de caballos y perros. Muchos creen que las razas puras también son lo más importante en la raza humana. Hitler, por ejemplo, estaba convencido de que la gran inteligencia de los judíos se debía al hecho de que ellos, a lo largo de su historia, le habían dado un gran valor a la pureza de la raza. Para ser judío, la madre debe ser judía; el padre, en cambio, no debe serlo necesariamente. En algunos casos, ni siquiera la madre sabe quién es el padre.
Coudenhove-Kalergi
El gran político Coudenhove-Kalergi, quien era producto de una mezcla de razas y tenía capacidades extraordinarias, estaba convencido de que la mezcla de razas produce sujetos inferiores. Su padre provenía de la antigua nobleza bohemia, la cual, a su vez, se había mezclado con sangre holandesa; su madre, por otro lado, era una Kalergi, una japonesa de la nobleza.
Mezcla de razas
Houston y yo discutimos sobre esta teoría. A mí me parecía que la mezcla de razas es, muy probablemente, mejor que la pureza de razas. Coudenhove-Kalergi es el mejor ejemplo de ello. En Sajonia y Brandemburgo, como lo muestra el caso de Thomas Gottschalk, las cosas no pueden ser mejores, pues allí la mezcla entre eslavos y alemanes es del cincuenta-cincuenta. Los grandes genios, como Bach, Händel, Schumann o Nietzsche, son, muy probablemente, mezclas exitosas de dos razas. Un verdadero shock sería que, si se practicara un análisis de ADN a Martín Lutero, se demostrara que este alemán originario era realmente medio polaco.
Pacto Hitler-Stalin
Hitler no pudo llevar a cabo su plan de atacar el bolchevismo acompañado de los polacos, pues los polacos prometieron a los británicos provocar una guerra con Alemania. Hitler, entonces, tuvo que cambiar de frente y se alió con Stalin. Hitler quería evitar, a toda costa, una guerra frontal (tal como había sucedido en la Primera Guerra Mundial).
Agua y aceite
Esa fue la alianza más paradójica que se pueda imaginar. El objetivo principal de Hitler era aniquilar del bolchevismo. El objetivo final de Stalin era completar la revolución internacional, la cual solo podría ser exitosa “cuando las banderas rojas ondeen en Berlín” (según la afirmación de Lenin).