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El alma en pena recoge poemas escritos por Fernández Shaw que giran alrededor de sentimientos de aflicción y desasosiego, a propósito de la muerte de seres queridos, de un desamor o sin causa evidente.A veces una sierra cubierta de neblina hace juego con esos sentimientos, pero también –cosa atípica dentro su obra– en otras ocasiones se hace patente un desacople entre el esplendor de la naturaleza en primavera, por ejemplo, y el ánimo que persiste sombrío.Aquí el autor abreva en algo que muchas y muchos poetas han notado a través de los tiempos: que la tristeza les ofrece un lente especial para mirar el mundo.-
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Seitenzahl: 54
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Carlos Fernández Shaw
(POEMA ÍNTIMO)
Saga
El alma en pena
Copyright © 1909, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726686609
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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A la memoria de
mi buen padre.
En homenaje de
admiración á la
nobleza de su vida.
En tributo de
piedad, al martirio
de su muerte.
«Cada vida tiene su drama, y los más agudos y dolorosos suelen ser los dramas sin argumento. . . . . Estos dramas subjetivos que atormentan á los espíritus cavilosos . . . . . son á veces más terribles que los dramas objetivos y externos en que luchamos con los hombres y las cosas y no con nosotros mismos.»
(Gómez de Baquero. Estudio crítico del libroLa vida Loca.)
. . . . . . . . . . .
Oye, lector: si gozas de la vida,
no fijes tus miradas en mis versos.
Son muy tristes, y causan las tristezas
los daños, que desgarran, del veneno.
Mas, si lloras y sufres,
si el dolor te enloquece, vé leyéndolos.
Expresando mis cuitas, es posible
que digas, á la vez, tus propios duelos.
*
Estas estrofas, las de El alma en pena,
son ayes, más que versos,
que brotaron del alma, lastimosos,
en instantes horrendos.
Son notas varias, al azar nacidas,
sin orden ni concierto;
como nacen los íntimos sollozos;
como brotan los trágicos lamentos. . . . .
*
Escritas van como brotaron: sueltas;
sin aliño que oculte sus defectos;
según las fuí pensando,
según las fuí sintiendo;
con esperanzas breves,
con largos desalientos. . . . .
Por mañanas y tardes, por las noches;
al amor y al abrigo de mi huerto.
*
Nacen con ellas, pasan,
retornan muchas veces, los anhelos,
las hondas emociones,
los graves pensamientos,
las tristes añoranzas,
los ingratos recuerdos. . . . .
Todo verdad,—¡lo juro!; —
todo, ¡siempre!, sincero.
Las almas que me quieran las acojan
con piedad, con ternura. . . ¡Y en silencio!
*
Á un crítico.
No, no me acuses más, juez y tirano,
porque cante, sin tregua, mis dolores;
mis tétricas angustias, los rigores
del Hado vil contra el linaje humano.
Da sus males el lóbrego pantano,
si dan su aroma bienhechor las flores.
Si fuera un canto de placer y amores,
mi canto fuera mentiroso y vano.
La Poesía que engaña no es poesía.
Es, mi Musa, cansada y plañidera
para el mundo feliz, ¡pero es la mía!:
¡Musa del llanto, dulce compañera!
Hoy vivo de su amor. Triste y sombría,
cerrará mi sepulcro: ¡Dios lo quiera!
*
Llego á mi Madre, la Sierra,
por que de nuevo me salve;
por que alivios me procure,
con que se templen mis males;
con que cedan sus rigores,
sus rigores implacables.
Y está la Sierra sombría,
más que nunca triste y grave.
Con el ímpetu del cierzo
soplan helados sus aires;
encapotan densas nubes
los altos picos gigantes,
y las neblinas se enredan
sin cesar á los pinares.
Junio llegó, pero en vano.
Por estos montes y valles
sigue reinando el Invierno.
sin que sus furias se amansen.
Nieva por las noches. Brilla
rara vez el Sol amable.
Y á mis tristezas se juntan
las tristezas del paisaje.
*
Venza el Sol de niebla tanta!
Sus rayos, al fin, la rasguen.
Torne por cumbres y prados
la nueva flor, tan fragante.
Y en tanto, mis duelos mira
noble Sierra, Sierra Madre;
por que mis penas alivies,
por que la vida me salves.
*
Pobre flor, que con el frío
no te atreves á brotar,
eres imagen de un alma
que sufre tu propio mal.
*
Imagen del alma mía,
refugiada en su dolor,
mientras no siente los rayos
y las caricias del sol.
*
Canto en las horas de la tibia tarde,
lánguidas horas de la tarde clara;
digo el misterio de las ténues voces,
siento el encanto de las luces vagas;
canto á la voz cuando en el aire tiembla,
canto á la luz cuando su luz se apaga,
canto á los frutos que en su flor quedaron,
canto á la rosa que murió temprana. . . . .
*
Ay, del amor que sucumbiera, triste,
cuando los triunfos del amor probaba;
ay, del encanto que las penas rompen,
y ay, del ensueño, que tan breve halaga;
ay, de los triunfos del amor, fugaces,
y ay de la dicha y el amor que pasan.....
*
¡Pobres ideas que en las sombras mueren,
antes quizás de estremecer sus alas;
pobres ideas que entre angustias surgen;
grandes ideas que la angustia mata!. . . . .
¡Hondas tristezas de los niños tristes,
hondo anhelar de las doncellas pálidas;
hondas tristezas y pesares hondos,
siempre á la sombra de la muerte trágica!. . ..
¡Besos que buscan en el aire besos;
besos que laten, y que en vano aguardan!. . ..
¡Ansias intensas de fortuna y gloria,
víctimas siempre de sus propias ansias!. . ..
¡Nobles impulsos que el temor enfrena!. . ..
¡Rápidos goces que el dolor amarga!. . ..
¡Rara virtud, contra los vicios débil!. . ..
¡Gracia de virgen que paró en desgracia!. . ..
¡Cuanto en la vida se malogra; todo
cuanto, ignorado, por la vida pasa:
corre mi llanto, y al correr os llora;
suena mi voz, para cantar, y os canta!
*
Canta en la tarde que su luz extingue;
suena doliente; con la luz se apaga;
dice mi voz la plañidera y lúgubre. . . . .
vana elegía de las cosas vanas.
Dice la estéril vanidad de todo;
¡todo en el mundo malogrado acaba!
*
Canto, y la tarde, misteriosa expira;
sufro, y alientos al cantar me faltan;
pero en las sombras, que fatales crecen,
sigue sonando la canción que espanta:
canto á la vana vanidad de todo;
canto al destino de la vida humana. . . . .
*
Soy por el dolor, tan fiero,