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Poseer una gran fuerza de carácter; la confianza en sí mismo para tomar la iniciativa y triunfar; una voluntad reflexiva, decidida y tenaz; la capacidad de dominarse a sí mismo, de guiarse deliberadamente; una confianza clara, fácil y juiciosa en presencia de cualquiera; el don de influir en los pensamientos y disposiciones de los demás; el vigor mental y la destreza necesarios para superar mil tipos de dificultades: todo esto, en efecto, parece inaccesible para la mayoría de nosotros. Sin embargo, estas cosas se pueden adquirir. Este libro le mostrará cómo determinar metódicamente en usted mismo, en gran medida, todas estas cualidades. Fortalecer mediante la educación la voluntad, el poder que gobierna la conciencia, es una cuestión de ejercicio. La subordinación de las diversas actividades psicológicas al control reflexivo de la inteligencia es la mayor cualidad del éxito, porque hace que uno sea capaz de actuar a pesar de los obstáculos o las dificultades, de acuerdo con una decisión o principio fijado de antemano. En una determinada etapa del desarrollo psíquico, la voluntad está constante e íntimamente asociada al yo central. Permite que la voluntad dirija los pensamientos, modere o aumente, según el caso, las emociones o los impulsos, y reine sobre los estados sensoriales. Las voliciones precisas, continuas e intensas tienen, por supuesto, una acción mucho más eficaz a distancia que los pensamientos indecisos, fugaces y descuidados. Así, la influencia psíquica individual se incrementa reduciendo la multiplicidad de estados de ánimo y aprendiendo a pensar energéticamente. En este libro trataremos de un método de desarrollo de la voluntad; en primer lugar, del autocontrol, luego de la práctica de la influencia mental a distancia sobre una o varias personas, y finalmente de la aplicación de los métodos de condicionamiento voluntario del destino. Los primeros efectos se traducen primero en un impulso a la iniciativa mental, luego en un sentimiento de seguridad, de "poder": se tiene la conciencia de ser capaz de realizar esfuerzos de voluntad. Poco a poco aumenta el dominio de uno mismo, y pronto los sentidos, la sensibilidad y el intelecto se dirigen con la mayor satisfacción. Incluso independientemente de la influencia telepsíquica directa sobre los demás, es evidente que uno ha logrado aprender a dominarse a sí mismo, a razonar sobre sus impresiones. Una mirada que exprese determinación, un discurso preciso y juicioso, una actitud tranquila y enérgica, todo ello causa una impresión considerable. El hombre llevará a cabo lo que ha planeado de manera manifiestamente activa, con plena atención a lo que está haciendo, pasando a la hora señalada a la siguiente ocupación, manteniendo a lo largo de todas las fases de su trabajo la misma directiva que expresa la misma voluntad.
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EL PODER DE LA VOLUNTAD
SOBRE UNO MISMO, SOBRE LOS DEMÁS, SOBRE EL DESTINO
Método práctico de influencia personal
PAUL C. JAGOT
Traducción y edición 2021 de ©David De Angelis
Todos los derechos reservados
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I ¿CÓMO DEBEMOS PREPARARNOS PARA LA FORMACIÓN DE LA VOLUNTAD?
1. EL DETERMINISMO Y EL LIBRE ALBEDRÍO.
2. LA MANERA DE CREAR EN UNO MISMO UNA PROPENSIÓN AL ESFUERZO.
3. LA AYUDA PRESTADA POR LAS PRINCIPALES ASPIRACIONES.
4. LA FUERZA NERVIOSA.
5. LA IDEA GENERAL DE LA SUBORDINACIÓN DE LA AUTO-MAESTRÍA A LA CONCIENCIA.
6. CONTROL DE LOS IMPULSOS EMOCIONALES.
7. CONTROL DE LOS IMPULSOS SENSORIALES.
8. POSIBILIDAD INMEDIATA DE LOS ESFUERZOS ANTERIORES.
9. DE LA MANERA DE SACAR TODO EL PROVECHO DE ESTE CAPÍTULO.
CAPÍTULO II LA FORMA DE AJUSTAR
1. REGLAMENTO ORGÁNICO.
2. CONTROL DEL SUEÑO.
3. AJUSTE DE LA ACTIVIDAD MENTAL AL DESPERTAR.
4. CAMBIO VOLUNTARIO DE PENSAMIENTO.
5. EL RESTO.
6. AUTOEXAMEN PERIÓDICO.
7. DEPRESIONES OCASIONALES.
8. HÁBITOS.
9. CALMA.
CAPÍTULO III LA MANERA DE ADQUIRIR EL PERFECTO DOMINIO DE UNO MISMO
1. PARA SENTIRSE SIN ASOMBRO EN PRESENCIA DE LA ELEGANCIA.
2. CULTURA Y USO DE LA MIRADA.
3. CULTURA Y USO DE LA VOZ.
4. ACTITUDES.
5. EL ARTE DE PERSUADIR: SUS PRIMEROS PRINCIPIOS.
6. PREPARACIÓN PARA UNA ENTREVISTA DIFÍCIL
7. OBSERVACIÓN DE LOS PERSONAJES.
8. NO SE DESCONCIERTE.
9. UN MAYOR DOMINIO DE SÍ MISMO.
CAPÍTULO IV LA FORMA DE ORGANIZAR EL PROPIO DESTINO
1. VOLUNTAD, CARÁCTER Y DESTINO.
2. SALUD.
3. PLAN DE ACCIÓN MODIFICANDO EL DESTINO.
4. ALGUNAS CUALIDADES INDISPENSABLES.
5. LA SUERTE Y LA DESGRACIA.
6. LAS PRUEBAS, LA ADVERSIDAD, EL INFORTUNIO.
7. CONCEBIR COMO UN IDEALISTA, EJECUTAR COMO UN REALISTA.
8. EGOÍSMO Y ALTRUISMO.
9. EQUIDAD.
CAPÍTULO V PRINCIPALES FUENTES DE ENERGÍA
1. AISLAMIENTO
2. MEDITACIÓN.
3. OBJETIVO.
4. CONCENTRACIÓN.
5. AUTOSUGESTIÓN.
6. LA TRANSFORMACIÓN DE LAS FUERZAS
CAPÍTULO VI EL PODER DIRECTO DE LA VOLUNTAD
1. LA VOLUNTAD EN ACCIÓN DURANTE LA HIPNOSIS.
2. "LOS EFECTOS PROFUNDOS DE LA IDEA EN EL ESTADO DE VIGILIA.
3. QUÉ PUEDE REFLEJAR LA IDEA UN EJEMPLO.
4. LA ACCIÓN CURATIVA DE LA IDEA HA SIDO UTILIZADA EN TODO MOMENTO.
5. APLICACIONES INDIVIDUALES.
CAPÍTULO VII PODER DIRECTO DE LA VOLUNTAD SOBRE LOS DEMÁS
1. EL LEGENDARIO PODER DE LOS MAGOS.
2. TEÓRICOS DEL PSIQUISMO EN LOS SIGLOS XVI Y XVII.
3. LOS MAGNETIZADORES.
4. HECHOS MODERNOS DE PENSAMIENTO-COMUNICACIÓN.
5. SUGERENCIA MENTAL.
6. EL ANÁLISIS DE LOS HECHOS.
7. FORMACIÓN PREVIA.
8. MÉTODOS SEGÚN LOS DIFERENTES AUTORES.
9. RESUMEN E INSTRUCCIONES PARA EL USO ACTUAL DE TELEPSYCHY.
4. Intensidad voluntaria: al entregarte a la concentración, debes mantener el deseo ardiente, la voluntad imperiosa de obtener del sujeto lo que deseas. Si se tiene en cuenta todo esto, esta es exactamente la forma de conseguirlo.
CAPÍTULO VIII LA ACCIÓN DIRECTA DE LA VOLUNTAD SOBRE EL DESTINO
1. TODA REPRESENTACIÓN, MENTAL, NOS EMPUJA HACIA EL OBJETO O LO EMPUJA HACIA NOSOTROS.
2. LA CADENA CAUSAL.
3. ALGUNOS EJEMPLOS SUGERENTES DE PREDICCIÓN.
4. DIRECCIONES PRÁCTICAS.
CAPÍTULO IX CÓMO LOGRAR EL DESARROLLO DE SU VOLUNTAD A TRAVÉS DE LAS OBRAS DEL AUTOR DE ESTE LIBRO
1. EL SUEÑO Y LA ENERGÍA.
2. ESTADOS MENTALES DEPRESIVOS.
3. EL AUTODOMINIO ABSOLUTO.
4. CONFIANZA Y FACILIDAD DE PALABRA.
5. IDEAS, MEMORIA Y FACILIDAD DE REDACCIÓN.
6. EL HIPNOTISMO Y SU FUNCIÓN EN EL ENTRENAMIENTO DEL VIGOR MENTAL.
7. INFLUENCIA TELEPSÍQUICA.
8. EL ARTE DE LA ATRACCIÓN AGRADABLE Y SEDUCTORA.
9. DISCERNIMIENTO DEL CARÁCTER.
10. LAS LEYES DEL ÉXITO.
11. LA CIENCIA SECRETA Y SUS ENSEÑANZAS SOBRE EL PODER DE LA VOLUNTAD.
12. EL PODER CURATIVO DE LOS INICIADOS.
13. LOS ARCANOS DEL FUTURO.
Poseer una gran fuerza de carácter; la confianza en sí mismo para tomar la iniciativa y triunfar; una voluntad reflexiva, decidida y tenaz; la capacidad de dominarse a sí mismo, de guiarse deliberadamente; una confianza clara, fácil y juiciosa en presencia de cualquiera; el don de influir en los pensamientos y disposiciones de los demás; el vigor mental y la destreza necesarios para superar mil tipos de dificultades: todo esto, en efecto, parece inaccesible para la mayoría de nosotros. Sin embargo, estas cosas se pueden adquirir. El presente libro le mostrará cómo determinar metódicamente en usted mismo, en gran medida, todas estas cualidades, por poco que esté dispuesto a hacerlo. La eficacia del método que vamos a exponerle ha sido comprobada por los propios lectores de este manual; se han agotado veinticinco mil ejemplares en seis años sin la más mínima publicidad, porque todos los que han leído El Poder de la Voluntad han quedado satisfechos y lo han recomendado en su entorno. Que el hombre más deprimido se anime y emprenda con audacia el entrenamiento gradual que le hemos indicado; su voluntad, por débil, indecisa y temerosa que sea, no tardará en fortalecerse, persistir y afirmarse... El interés que presenta este entrenamiento es capital, y si el lector le presta la más mínima atención, se sentirá lo suficientemente impulsado a intentar un primer esfuerzo que dará lugar a otros. Fortalecer mediante la educación la voluntad, el poder _que sostiene la conciencia_, es cuestión de ejercicio. Una vez dado el primer paso, del que se creará el impulso representando las ventajas a las que se aspira, el segundo paso estará mejor asegurado, y cada nuevo intento hará más enérgico y fácil el siguiente. La subordinación de las diversas actividades psicológicas al control reflexivo de la inteligencia constituye la mayor cualidad del éxito, porque le hace a uno apto para actuar a pesar del obstáculo o la dificultad, de acuerdo con una decisión o principio fijado de antemano. Nos parece deseable por encima de todas las demás cualidades, porque asegura el máximo de armonía interna. En una determinada etapa del desarrollo psíquico, la voluntad está constante e íntimamente asociada al yo central. Permite entonces dirigir los pensamientos, moderar o exaltar, según el caso, las emociones o los impulsos, e imperar sobre los estados sensoriales. La estrecha influencia entre lo moral y lo físico, cuya noción se ha generalizado en los últimos años a través del uso terapéutico de la sugestión, se manifiesta con la misma precisión e intensidad entre aquellos que se han entrenado suficientemente en la concentración voluntaria del pensamiento: para ellos, manteniendo en su conciencia la imagen adecuada, se hace posible actuar sobre los tejidos más profundos de su organismo. Ante esta posibilidad veremos que es relativamente fácil crear una condición mental que afirme poderosamente la vitalidad y la resistencia contra las diversas causas patógenas. Por otra parte, la voluntad (esto es un conocimiento constatado por la ciencia experimental) se ejerce fuera del individuo y se proyecta a través del éter hacia aquellos en los que pensamos, movimientos ondulatorios que tienden a despertar en ellos estados de ánimo complementarios a los nuestros. Las voliciones precisas, continuas e intensas tienen, se entiende, una acción mucho más eficaz a distancia que los pensamientos indecisos, fugitivos y descuidados. La influencia psíquica individual se incrementa así al reducir la multiplicidad de estados mentales, al aprender a pensar energéticamente. Varias escuelas filosóficas admiten que la voluntad humana, por un proceso que explican, se afirma como modificadora de las causas secundarias cuando está suficientemente dinamizada; así pesan los ocultistas, los teósofos, los magos, cuyas doctrinas tienen entre todos los pueblos, y en todos los tiempos de la historia, ilustres representantes.
Nos proponemos dar en este libro un método de desarrollo de la voluntad, tratando primero del autocontrol, luego de la práctica de la influencia mental a distancia sobre una o más personas, y finalmente de la aplicación (para quienes deseen probarla) de los métodos de condicionamiento voluntario del destino. Los primeros efectos provocados por las prácticas expuestas a continuación se traducen primero en un impulso a la iniciativa mental, luego en un sentimiento de seguridad, de poder: se tiene la conciencia de ser capaz de realizar esfuerzos de voluntad. Poco a poco (cuanto más rápido, mayor es la aplicación), la autoconfianza se vuelve continua, se dominan las ideas parásitas, los estados emocionales disolventes, las solicitaciones sensoriales. El dominio de uno mismo aumenta, y pronto los sentidos, la sensibilidad y el intelecto se dirigen con la mayor satisfacción. A partir de este momento, habiendo logrado concentrar la energía psíquica en una imagen precisa, el poder de la voluntad se utiliza, como se dijo antes, para actuar de manera reguladora, para medicar o anestesiar los órganos físicos.
Incluso con independencia de la influencia telepsíquica directa sobre los demás, es evidente que quien ha aprendido a controlarse, a razonar con sus impresiones, a mantener una perfecta confianza en presencia de cualquier persona, influye, debido a esta estabilidad, en aquellos con los que trata. Una mirada que expresa determinación, un discurso preciso y juicioso, una actitud tranquila y enérgica, todo ello causa una impresión considerable. A los anteriores factores de influencia personal se añaden otras cualidades, intrínsecas, obtenidas siempre de manera notable por la educación de la voluntad: tales son, el sentido de la oportunidad, la memoria, la conexión lógica de las ideas, la rapidez de asimilación. El hombre medio, cuando ya no pueda ser desconcertado por las circunstancias, por los incidentes imprevistos, por la forma en que los demás se comportan con él, modificará su destino. En efecto, en presencia de todas las eventualidades, conservará la mayor calma y lucidez de espíritu para actuar y reaccionar; discernirá sin perturbación el curso de acción más ventajoso que debe tomarse; finalmente, llevará a cabo lo que ha planeado de manera manifiestamente activa, con plena atención a lo que hace, pasando a la hora señalada a la siguiente ocupación, manteniendo a lo largo de todas las fases de su trabajo la misma directiva que expresa la misma voluntad. El título de este volumen: El poder de la voluntad está, pues, estrictamente justificado desde el punto de vista más positivo.
El carácter de cada individuo se forma ya a la edad en que es capaz de reconocerlo.
Al igual que para el físico la constitución orgánica resulta de la herencia, todo lo que constituye todo nuestro ser moral: tendencias, facultades, aptitudes, etc., preexiste a la noción del yo. La acción recíproca de las funciones sobre el intelecto y del intelecto sobre las funciones parece predisponer a todo el mundo a sentir, pensar y actuar, necesariamente, de una manera determinada. Dos conocidos aforismos: Uno no cambia su naturaleza, y Echa fuera lo natural y volverá al galope, expresan claramente la opinión, demasiado fácilmente compartida, porque disuade del esfuerzo, de las escuelas filosóficas que afirman que el hombre no podría transformar radicalmente su personalidad. Según esta teoría, la voluntad se desencadena siempre en un momento determinado por aquel impulso que el tiempo y las circunstancias hacen más fuerte. Si es cierto que nuestros impulsos, nuestras impresiones, nuestros juicios más primitivos derivan de nuestras condiciones psicofisiológicas, no es menos evidente que una educación extraída de una fuente externa a nosotros mismos y reflejada en nuestra conciencia puede crear en nosotros la idea, y por tanto la decisión, de reaccionar contra ese automatismo. El que se da cuenta de la conveniencia de tal reacción, sin embargo, está sometido al ímpetu de su determinismo hasta que ha aprendido a dominarlo: esto se traduce en la noción de sumisión, que expresará diciendo: fue más fuerte que yo, o: no pude evitarlo. El primer objetivo de este libro es enseñar a entrenarse para actuar, a pesar de los impulsos del automatismo, en el sentido que las deliberaciones del juicio indican como preferible.
Todo lo que entra por el espíritu sale por los músculos, decían los antiguos. Los psicólogos modernos también admiten la tendencia de toda idea a transformarse en acto. De acuerdo con esta ley, al considerar con toda la atención posible las diversas razones por las que es útil desarrollar la voluntad, nos sentiremos atraídos a comenzar este desarrollo prácticamente. Quienes estén familiarizados con la meditación razonada no encontrarán difícil abandonarse a la contemplación mental de sus razones para entregarse a la educación psíquica. Por el contrario, si la aptitud para la concentración no está suficientemente preparada, se apoyará eficazmente en la elaboración de un cuadro escrito de los cambios que se desean realizar en la personalidad y de las ventajas que estos cambios implican. Creemos que seremos de utilidad a más de un lector dando a continuación algunos ejemplos del tema.
Quiero adquirir una calma continua, una confianza imperturbable y una autoconfianza justificada,
Quiero dominar la ansiedad, el miedo, el nerviosismo y otras emociones paralizantes.
Quiero mantener una perfecta lucidez de espíritu en todas las circunstancias, seguir siendo mi propio dueño, pase lo que pase, y sentirme perfectamente tranquilo en presencia de cualquiera.
Quiero que mi memoria sea exacta y rápida, mi asimilación viva y correcta, mi voluntad infalible.
Quiero cultivar mis talentos al máximo y adquirir una competencia y habilidad superiores en su campo.
Quiero hacer lo que me corresponde a la hora programada, a pesar de todas las tensiones y presiones de mi salida.
Quiero controlar mis impulsos físicos y emocionales y negarme a obedecer los que son contrarios a mi equilibrio vital, a mi propósito, a mis principios.
Quiero examinar todas las ideas que me vienen espontáneamente a la mente, que me comunican o que adquiero a través de la lectura, de forma reflexiva antes de expresarlas.
Quiero manifestar esa tenacidad serena, esa energía cortés, esa confianza tranquila, que domina a las personas y las circunstancias.
El propósito especial de cada uno de estos ejemplos inspirará al lector con otras fórmulas. Por ejemplo, un enfermo que desea sobre todo recuperar la salud podría añadir a lo anterior: Quiero entrenar mi voluntad hasta que tenga la fuerza deseada para cambiar mi estado. Después de haber leído el cuadro varias veces de un extremo a otro, es necesario considerar cada párrafo por separado e imaginar concretamente lo que significa. Así, a la primera afirmación que hemos dado como modelo debe seguirle una representación mental de lo que uno sentiría si supiera que tiene una calma perfecta, y de las posibilidades que ese equilibrio nervioso traería.
Varios autores recomiendan transcribir cada frase sobre la que el lector pretende meditar en un rectángulo de papel con letra fuerte y en negrita, y luego mantener los ojos fijos en cada fórmula durante unos minutos.
Este procedimiento es especialmente útil para los personajes agitados, cuya atención se desvía menos fácilmente si se les da un punto de apoyo material.
Los apáticos, los inertes, encontrarán, para activar su cerebro, una ayuda mecánica para caminar muy rápidamente mientras repiten las afirmaciones anteriores.
A diferencia de la inmovilidad física, que tiende a calmar la excitación cerebral, el movimiento estimula el pensamiento. Muchos empresarios aplican inconscientemente esta ley mientras van de un lado a otro del estudio, impulsados por una preocupación que intentan resolver.
Para observar lo anterior, es necesario ser capaz, así nos parece, de un pequeño esfuerzo razonado. El carácter más débil encontrará la energía necesaria si apela a su propio juicio; pues no podemos concebir un hombre que no experimente en el curso del día varios movimientos internos generados por sus principales aspiraciones.