Rue Barrée - Robert W. Chambers - E-Book

Rue Barrée E-Book

Robert W. Chambers

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Beschreibung

En "Rue Barrée", de Robert W. Chambers, un joven artista americano se encapricha en París de una mujer misteriosa y distante que vive en su misma calle. Mientras persigue su afecto, descubre su trágica historia y se entera de los sacrificios que ella ha hecho para proteger su independencia. La historia explora temas como el amor, el arte y la naturaleza agridulce de la conexión humana.

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Índice de contenido
Rue Barrée
Sinopsis
AVISO
I
II
III
IV
V

Rue Barrée

Robert W. Chambers

Sinopsis

En Rue Barrée, de Robert W. Chambers, un joven artista americano se encapricha en París de una mujer misteriosa y distante que vive en su misma calle. Mientras persigue su afecto, descubre su trágica historia y se entera de los sacrificios que ella ha hecho para proteger su independencia. La historia explora temas como el amor, el arte y la naturaleza agridulce de la conexión humana.

Palabras clave

Bohemia, anhelo, independencia.

AVISO

Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.

Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.

 

I

 

"Pues que el Filósofo y el Doctor prediquen De lo que quieran y de lo que no, cada uno No es más que un eslabón de una cadena eterna Que ninguno puede resbalar ni romper ni sobrepasar". "Rosas carmesí ni amarillas ni El sabor del mar creciente Valen el perfume que adoro Que se aferra a ti. Los lirios de cabeza lánguida me cansan, Las aguas inmutables me cansan; Me duele el deseo apasionado De ti y de ti. Sólo hay estas cosas en el mundo. Tu boca de fuego, tus pechos, tus manos, tus cabellos enroscados Y mi deseo". .

 

Una mañana, en Julian's, un estudiante le dijo a Selby: "Ése es Foxhall Clifford", señalando con sus pinceles a un joven que estaba sentado ante un caballete, sin hacer nada.

Selby, tímido y nervioso, se acercó y comenzó: "Mi nombre es Selby, acabo de llegar a París y traigo una carta de presentación..." Su voz se perdió en el estrépito de un caballete que se cayó, cuyo dueño no tardó en agredir a su vecino, y durante un rato el ruido de la batalla retumbó en los estudios de MM. Boulanger y Lefebvre, para terminar en una refriega en las escaleras exteriores. Selby, temeroso de ser recibido en el estudio, miró a Clifford, que observaba serenamente la pelea.

—Esto es un poco ruidoso —dijo Clifford—, pero te gustarán los compañeros cuando los conozcas.

Su naturalidad hizo las delicias de Selby.

Luego, con una sencillez que le ganó el corazón, le presentó a media docena de estudiantes de otras tantas nacionalidades.

Algunos se mostraron cordiales, todos educados.

Incluso la majestuosa criatura que ocupaba el puesto de Massier, se desentendió lo suficiente como para decir:

—Amigo mío, cuando un hombre habla francés tan bien como usted, y además es amigo de Monsieur Clifford, no tendrá problemas en este estudio. ¿Esperas, por supuesto, llenar la estufa hasta que venga el próximo hombre nuevo?

—Por supuesto.

—¿Y no le importa la paja?

—No —respondió Selby, que la odiaba.

Clifford, muy divertido, se puso el sombrero, diciendo:

—Debes esperar mucha al principio.

Selby se colocó su propio sombrero en la cabeza y le siguió hasta la puerta.

Al pasar por delante del puesto de modelos se oyó un furioso grito de

—¡Chapeau! ¡Chapeau! —y un estudiante saltó de su caballete amenazando a Selby, que enrojeció pero miró a Clifford.

—Quítate el sombrero —dijo éste riendo.

Un poco avergonzado, se volvió y saludó al estudio.

—¿Et moi? —gritó el modelo.

—Es usted encantador —replicó Selby, asombrado de su propia audacia, pero el estudio se levantó como un solo hombre, gritando:

—¡Lo ha hecho bien! ¡Está muy bien! —mientras la modelo, riendo, le besaba la mano y gritaba:

—À demain beau jeune homme!

Durante toda esa semana Selby trabajó en el estudio sin ser molestado.

Los estudiantes franceses le bautizaron como "l'Enfant Prodigue", que se tradujo libremente como "El niño prodigioso", "The Kid", "Kid Selby" y "Kidby".

Pero la enfermedad pronto siguió su curso de "Kidby" a "Kidney", y luego naturalmente a "Tidbits", donde fue detenida por la autoridad de Clifford y finalmente recayó en "Kid".

Llegó el miércoles, y con él M. Boulanger.

Durante tres horas los estudiantes se retorcieron bajo sus mordaces sarcasmos, entre ellos Clifford, que fue informado de que sabía incluso menos sobre una obra de arte que sobre el arte de la obra.

Selby tuvo más suerte.

El profesor examinó su dibujo en silencio, lo miró con severidad y siguió adelante con un gesto de no compromiso.

Enseguida se marchó cogido del brazo de Bouguereau, para alivio de Clifford, que tuvo entonces la libertad de ponerse el sombrero en la cabeza y marcharse.