¡Tú puedes! - Ben Furman - E-Book

¡Tú puedes! E-Book

Ben Furman

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Beschreibung

Pesadillas, celos, acoso escolar, baja autoestima, problemas de atención, violencia, inseguridad, el divorcio de los padres… estas son solo algunas de las difíciles situaciones a las que niños y adolescentes deben enfrentarse día a día. Muchos de ellos necesitan apoyo para poder hacerlo. A diferencia de los enfoques convencionales de la psicología infantil, este libro propone un innovador planteamiento que se centra en desarrollar ciertas habilidades en los niños, que los ayude a que, en lugar de concentrarse en sus «problemas», desvíen la atención en un futuro positivo. Esta atención prioritaria a lo que se desea en lugar de a los comportamientos no deseados resulta menos estresante y más motivador tanto para ellos como para sus padres. Este libro es una esperanzadora caja de herramientas, imprescindible para cualquiera que participe en la tarea de criar a un niño. Padres, abuelos, profesores, profesionales de la salud mental, entre otros, encontrarán en él un valioso recurso para garantizar que niños y adolescentes afronten con éxito los desafíos que se le presenten ahora y en el futuro.

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Ben Furman

¡Tú puedes!

Cómo ayudar a niños y adolescentes a solucionar problemas y dificultades

Traducción de: RICARDO GARCÍA PÉREZ

Herder

Título original: The Solution-focused Parent. How to Help Children Conquer Challenges by Learning Skills

Traductor: Ricardo García Pérez

Diseño de portada: Stefano Vuga

Edición digital: Martín Molinero

Este libro fue originalmente publicado bajo el título finlandés: Lasten haasteet taidoiksi

© 2023, Ben Furman, Viisas Elämä Oy, Helsinski

© 2024, Herder Editorial, S. L., Barcelona

ISBN: 978-84-254-5111-9

1.ª edición digital, 2024

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com).

Herder

www.herdereditorial.com

ÍNDICE

PRÓLOGO

AGRADECIMIENTOS

1. EL CUENTO DE LA CANCIÓN GRABADA EN LA PIEDRA

2. ¿QUÉ ES EL ENFOQUE DE HABILIDADES?

• Jasmin, niña de 6 años

3. CÓMO CONVERTIR LAS DIFICULTADESEN HABILIDADES QUE HACE FALTA APRENDER

• Convertir las dificultades en habilidades es más fácil de decir que de hacer

• Una forma mejor de gestionar una situación complicada

• Una habilidad describe un comportamiento deseado

• Buscar excepciones a la regla

• Identificar lo contrario del problema

• Cambiar el enfoque: de las explicaciones al comportamiento

4. CÓMO MOTIVAR A NIÑOS Y NIÑAS PARA QUE APRENDAN HABILIDADES NUEVAS

1. Empezar hablando con el niño sobre las habilidades que ya ha aprendido

2. Utilizar el «nosotros» en lugar del «yo»

3. Averiguar qué habilidad quiere aprender

4. Hablar con nuestro hijo sobre las ventajas de aprender la habilidad

5. Aprender habilidades nuevas con nuestro hijo

6. Reforzar la confianza del niño en sí mismo

7. Asegurarse de que la habilidad no es demasiado inabarcable

8. Pedir al niño que ponga nombre a la habilidad

9. Pedir a nuestro hijo que designe ayudantes

10. Animar al niño a tener también un ayudante imaginario

11. Planificar la celebración del aprendizaje de la habilidad

12. Animar al niño a inventar una forma divertida de practicar la habilidad

13. Descubrir distintas formas de elogiar al niño

14. Encontrar un modo de recordarle la habilidad a nuestro hijo

15. Ofrecer al niño una oportunidad de ayudar a otra persona a aprender la habilidad que él mismo acaba de aprender

5. CÓMO UTILIZAR EL ENFOQUE DE HABILIDADES EN LA CRIANZA PARENTAL COTIDIANA

Paso 1. Considerar que nuestros deseos son habilidades que nuestro hijo necesita aprender

Paso 2. Explicar al niño por qué una determinada habilidad es una habilidad importante que conviene aprender

Paso 3. Reforzar la confianza de nuestro hijo

Paso 4. Recordar la habilidad al niño de una forma agradable

Paso 5. Reforzar el aprendizaje del niño

Elogiar al niño verbalmente

Elogiar al niño discretamente

Elogiar al niño por intentarlo

Compartir los progresos del niño con otras personas

Consultar al niño

Formular preguntas sobre los progresos del niño

Planificar una celebración

Buscar la siguiente habilidad que el niño necesita aprender

Utilizar diplomas

6. EJEMPLOS: EL ENFOQUE DE HABILIDADES EN ACCIÓN

• Rechazo de determinados alimentos, niña de 4 años

• Rechazo de alimentos y hacerse caca encima, niño de 5 años

• Hacerse pis encima, niño de 6 años

• Negarse a utilizar ayudas auditivas, niño de 7 años

• Miedo a los perros, niño de 7 años

• Morderse las uñas, niño de 7 años

• Baja autoestima, niña de 8 años

• Decir palabrotas, niño de 8 años

• Problemas de concentración, niño de 9 años

• Pataletas, niño de 9 años

• Rivalidad entre hermanas, niña de 11 años

• Problemas de concentración, niño de 12 años

• Interrupciones, niña de 12 años

• Rabietas, niña de 12 años

• Adicción al juego, niño de 14 años

7. PROBLEMAS INFANTILES

• Trastorno de déficit de atención

• Trastorno bipolar

• Morder

• Acoso escolar (Bullying)

Nuestro hijo acosa a otros niños

Otros niños acosan a nuestro hijo

• Concentración

• Inventar historias

• Palabrotas

• Actitudes desafiantes

• Depresión

• Divorcio

• Miedos

• Chuparse el dedo

• Arrancarse el pelo

• Felicidad

• Deberes

• Interrumpir

• Baja autoestima

• Morderse las uñas

• Pesadillas

• Obediencia

• TOC

• Sobrepeso

• Perfeccionismo

• Comer selectivamente

• Jugar con fuego

• Castigos

• Tiempo ante pantallas

• Mutismo selectivo

• Autoestimulación

• Angustia de separación

• Gritar

• Timidez

• Rivalidad entre hermanos

• Dormir

El niño duerme en nuestra cama

El niño se mete en nuestra cama en mitad de la noche

• Hacerse caca encima

• Rabietas

• Tics

• Experiencias traumáticas

• Dieta poco saludable

• Violencia

• Hacerse pis encima

Hacerse pis de día

Hacerse pis en la cama

8. COSAS QUE HAY QUE TENER EN CUENTA

1. En primer lugar, establecer una conexión con el niño

2. Asegurarse de que el niño quiere aprender la habilidad

3. Asegurarse de que aprender la habilidad no consiste en acabar con un comportamiento no deseado

4. Asegurarse de que la habilidad es algo que el niño puede hacer o decir

5. Asegurarse de que se llega a un acuerdo sobre el modo de recordar la habilidad

6. Prepararse para las dificultades

9. EL ENFOQUE DE HABILIDADES EN LAS ESCUELAS

• Colaboración con los alumnos

• Colaboración con los padres

• Trabajar con toda la clase

EPÍLOGO

ENLACES Y RECURSOS

NOTAS

INFORMACIÓN ADICIONAL

PRÓLOGO

Si usted, estimada lectora o estimado lector, ha empezado a leer este libro es muy probable que tenga hijos y que lo haya adquirido esperando encontrar ideas útiles para la crianza. En ese caso, felicito la decisión. Le doy la enhorabuena porque es casi seguro que haya acertado: en este texto encontrará pautas claras, explicadas con sencillez y con sentido del humor, con las que podrá ayudar a su hijo o a su hija a enfrentar y superar sus dificultades de forma creativa. Pautas que tienen sus raíces en el enfoque centrado en soluciones, un planteamiento revolucionario en su día, que empezó siendo un tipo de terapia familiar y ha pasado a aplicarse en todo tipo de intervenciones, desde la psicología clínica hasta la orientación escolar, el coaching o la asesoría organizacional. Se trata además de un enfoque que dispone de un importante apoyo empírico, con varios centenares de investigaciones realizadas en todo el mundo que apoyan su eficacia y también su brevedad.

El enfoque centrado en las soluciones se caracteriza por renunciar a las etiquetas diagnósticas y centrarse en ayudar a las personas a que desarrollen sus propias soluciones, facilitando que sean ellas las verdaderas protagonistas de sus cambios. Algo especialmente relevante en estos tiempos en los que la hegemonía del modelo médico en las ciencias humanas y de la salud ha llevado a que un porcentaje inusitado de la población (también de la infantil y adolescente) reciba diagnósticos psiquiátricos y consuma psicofármacos. Ben Furman es sin duda uno de los representantes más destacados del planteamiento centrado en soluciones, a la misma altura que otros autores de reconocido prestigio como Steve de Shazer e Insoo Kim Berg en EE. UU. o Luc Isebaert en Europa. Pero Ben no es simplemente un excelente terapeuta centrado en soluciones, es sobre todo una persona altamente creativa, un innovador que ha sido capaz de adaptar el enfoque de manera brillante para hacer más divertida y más eficaz la intervención psicológica, especialmente con niños. Entre sus aportaciones destaca el método Kids’Skills («habilidades para niños») que desarrolló como una herramienta para que maestros y educadores escolares ayudaran de manera sencilla, motivadora y eficaz a los alumnos con dificultades y que con este libro pone a disposición de las madres y los padres que quieran ayudar a sus hijos a superar sus problemas. La clave del método es convertir las «dificultades que hay que resolver» en «habilidades que aprender», y acompañar este giro copernicano con toda una serie de ingredientes que facilitan el proceso generando motivación y apoyo social.

No es este prólogo el lugar para explicar el procedimiento Kids’Skills. Ni falta que hace: entre las muchas cualidades de Ben Furman está su faceta de gran comunicador, su sorprendente capacidad de presentar los conceptos de forma sencilla y amena. Por tanto, me limitaré a destacar aquí algunas de las características que a mi entender hacen especialmente interesante el método que ha desarrollado.

En primer lugar, propone adoptar una posición de genuina colaboración con los niños y adolescentes, alejada tanto de una autoridad rígida que se impone mediante premios y castigos, como de una permisividad mal entendida que a menudo lleva a los adultos y a los propios niños a ser víctimas de la falta de estructura y de límites en la convivencia. Ben Furman se sitúa en un terreno intermedio: es probable que sea el adulto quien vea la necesidad de que el niño o el adolescente se centre más, trate mejor a sus compañeros o aprenda hábitos adecuados, pero eso no impide ni dialogar con el niño ni tener en cuenta sus preferencias y prioridades a la hora de poner en marcha el programa. Así, los adultos pueden trabajar sobre sus propias habilidades (como, por ejemplo, la de mantener la calma) mientras ayudan a sus hijos a aprender las suyas o pedir consejo a estos sobre la forma en la que les gustaría ser reconocidos y elogiados.

En segundo lugar, Ben Furman aprovecha principios clásicos de la psicología como, por ejemplo, el empleo de refuerzos, estímulos discriminativos o el sobreaprendizaje, pero imprimiendo a estas estrategias de corte conductual un profundo giro sistémico y centrado en soluciones. Así, celebrar la adquisición de una habilidad determinada no se entiende como la mera administración de un refuerzo positivo al niño o adolescente, sino como un verdadero ritual de paso que será significativo no solo para el protagonista directo, sino para todos los implicados. Además, esta celebración la organiza y decide el propio niño, aumentando así su motivación y su implicación en el proceso. Por tanto, no se trata de que los progenitores o los profesionales «apliquen» un procedimiento determinado, sino de que entren en conversación con el niño o adolescente para ayudarle a crear su propio plan de trabajo. Este carácter dialógico, basado en la conversación (incluso con niños muy pequeños) es consustancial al enfoque centrado en soluciones, pero tiene además una especial relevancia desde la perspectiva de la psicología evolutiva: al fin y al cabo, promover la capacidad de razonamiento de los menores es una de las tareas fundamentales que nos incumben a los adultos.

El aprovechamiento de la red social natural del niño es el tercer elemento que me gustaría destacar. Con él, Ben Furman recupera el carácter interaccional y contextual que marcó el nacimiento de la terapia centrada en soluciones y además aumenta considerablemente el impacto del método. En Kids’Skills se crean grupos de apoyo para la adquisición de la habilidad, estos grupos pueden incluir entre otros a los progenitores del chico o de la chica, a otros familiares, a amigos, profesores o simplemente a cualquier figura relevante para ellos. Su función es ser testigos de los avances en la adquisición de la habilidad y participar en la celebración del éxito cuando se consiga, pero también ayudar en la práctica de la habilidad y apoyar en la prevención de posibles recaídas.

En cuarto lugar, plantear un enfoque basado en el aprendizaje de habilidades no impide que el autor reconozca la gravedad de algunos problemas infantiles y de la adolescencia. De hecho, dedica el capítulo más extenso del libro a mostrar cómo se puede aplicar Kids’Skills a una variedad de problemas concretos, desde la baja autoestima hasta el mutismo selectivo o el bullying. Pero incluso en los casos en los que Ben Furman utiliza las etiquetas diagnósticas tradicionales («trastorno de déficit de atención», «depresión», «trastorno obsesivo-compulsivo»), el autor se asegura de contextualizar y relativizar convenientemente el problema que está describiendo, ayudando así a que los lectores mantengan una mirada crítica ante estas etiquetas. En este sentido, el capítulo 7 ofrece una verdadera reconceptualización de los problemas que con más frecuencia aquejan a niños y adolescentes, aportando una visión más fluida y maleable.

Por último, me gustaría subrayar que este libro, en consonancia con lo que acabo de describir, deja un amplio espacio para la creatividad y la imaginación. Es muy coherente que la obra empiece con la narración de una fábula y que toda la exposición esté trufada de ejemplos de casos, anécdotas personales y relatos de progenitores y educadores. Esta forma de plantear el texto no solo lo hace ameno y entretenido, sino que además transmite muy bien la variedad de adaptaciones y soluciones que la inagotable creatividad de niños y adolescentes permite generar. Esta creatividad será también la de los padres y educadores que se dejen contagiar por el espíritu juguetón e incorregiblemente optimista de esta obra.

MARK BEYEBACH

AGRADECIMIENTOS

Quisiera dar las gracias a Tapani, colega mío desde hace mucho tiempo y con quien en las últimas cuatro décadas he desarrollado varias aplicaciones de psicología centrada en las soluciones, así como a las profesoras de educación especial Sirpa Birn y Tuija Terävä († 2022) por colaborar conmigo en el desarrollo del enfoque de Habilidades para Niños(Kids’Skills).

1

EL CUENTO DE LA CANCIÓN GRABADA EN LA PIEDRA

Mi intención con este libro es familiarizar al lector con lo que a mí me gusta llamar «enfoque de habilidades». Es una forma alegre y creativa de facilitar el desarrollo de los niños y niñas, y ayudarles a superar dificultades a través del aprendizaje de nuevas habilidades. La idea básica del enfoque de habilidades es fácil de comprender y si, al terminar de leer este libro, queda la sensación de que este enfoque encaja con los valores y las ideas del lector, podrá empezar a ponerlo en práctica inmediatamente con su propio hijo o con los niños que tenga a su cuidado.

Antes de pasar a explicar con detalle lo que quiero decir con «enfoque de habilidades» y cómo se utiliza con los niños, me gustaría comenzar contando un cuento a modo de introducción. Si no se es un gran admirador de este tipo de relatos alegóricos, es mejor sentirse libre de saltarse estas primeras páginas y empezar a leer el capítulo 2.

Había una vez una aldea muy lejana en la que empezaron a suceder cosas muy extrañas. Los niños de la aldea empezaron a desarrollar toda clase de problemas misteriosos. Algunos se habían vuelto de repente tan tímidos que eran incapaces de pronunciar una sola palabra, mientras que otros se habían vuelto tan irritables que andaban deambulando por ahí sin rumbo agrediendo a los demás. Algunos habían empezado a tener miedo a cosas cuando no había nada que temer y otros habían desarrollado unos peculiares hábitos muy persistentes de los que, pese a todos los esfuerzos que hacían sus padres, no podían librarse, como tirarse del pelo o chuparse el dedo.

Se reunió a los ancianos de la aldea para hablar de la situación.

—Tenemos que averiguar cuál es la causa de este espinoso problema —dijo uno de los ancianos.

Aquello desencadenó una larga conversación que se prolongó mucho tiempo. Muy pronto, toda la aldea andaba deliberando acaloradamente qué era lo que causaba los problemas de los niños.

Al principio, los aldeanos sospecharon que la causa era la contaminación del agua. Por ello, empezaron a acarrear agua desde la aldea vecina. Sin embargo, esto no sirvió de nada. La siguiente sospecha llevó a pensar que la causa era que tal vez los propios niños se habían asustado por algo cuando eran bebés. Apoyándose en esta idea, los aldeanos empezaron a hacer todo lo posible por proteger a los niños para que no se asustaran nunca, pero resultó una labor muy difícil porque en aquellos tiempos la vida era peligrosa y evitar que los niños se asustaran era prácticamente imposible. Algunos intervinieron para sugerir que los numerosos problemas de los pequeños quizá estuvieran causados por la incompetencia de sus padres. Se insinuó que, por alguna razón desconocida, los padres habían perdido la capacidad de criar a sus hijos. Amparándose en esta idea, se ordenó a los padres que recibieran clases en las que los ancianos les enseñaran a criar adecuadamente a sus hijos. Al cabo de poco tiempo, aquello también resultó ser decepcionante. Los ancianos que enseñaban a los padres discrepaban tanto acerca de cuál era la forma adecuada de criar niños que sus enseñanzas no sirvieron más que para acrecentar la confusión general.

Siguieron apareciendo aldeanos con nuevas explicaciones acerca de lo que podría estar causando los problemas de los niños, pero el misterio aún no se resolvía. Muchos aldeanos empezaron a sospechar que, en realidad, las numerosas explicaciones que se habían ido aportando no servían más que para empeorar las cosas. Ahora los padres se sentían culpables de los problemas de sus hijos. La tristeza y la desesperación habían aumentado.

Cuando los aldeanos llevaban ya bastante tiempo reflexionando y el desánimo en la aldea era mayúsculo, uno de los ancianos proclamó: «Hicimos todo lo posible para resolver esta nefasta situación, pero no hemos conseguido encontrar ninguna solución. Ha llegado el momento de que consultemos al Hada de la Sabiduría para que nos aconseje sobre esta cuestión».

Tres ancianos partieron caminando para reunirse con el hada. Después de recorrer una larguísima distancia, llegaron al pueblo donde ella vivía.

—Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vino alguien de vuestra aldea para pedirme consejo —dijo el hada—. ¿Qué os trae por aquí en esta ocasión?

Los ancianos describieron el problema e informaron al hada sobre los muy diversos motivos que se les habían ocurrido para explicar los misteriosos problemas de los niños. Una vez que hubieron terminado de hablar, el hada bajó la mirada, cerró los ojos y pareció quedarse dormida. Al cabo de un rato, volvió a abrir los ojos y dijo:

Problemas y delitos los ha habido

desde el principio de los tiempos.

Buscar una explicación solo lleva a culpabilizar,

lo que no es más que abrir la puerta a avergonzar.

Si vuestro objetivo es los problemas eliminar,

estáis condenados a embarrancar.

Para ayudar a los niños de nuevo a encarrilarse,

buscadles una habilidad en la que destaquen.

Cuando los tres ancianos regresaron a la aldea, pidieron al picapedrero que cincelara la cancioncilla del hada en una piedra que había en el centro de la localidad. Después, los ancianos se reunieron en torno a la piedra para interpretar lo que el hada había pretendido decirles con aquella canción.

Una vez que la hubieron analizado durante algún tiempo, los ancianos convocaron a los aldeanos y les dijeron:

Con esta canción, el hada quiere decirnos que tenemos que dejar de buscar explicaciones a los problemas de nuestros niños y centrarnos más bien en descubrir cuáles son las habilidades que necesitan para aprender a dominar sus problemas.

A los aldeanos les encantó este mensaje. Comprendieron que había llegado el momento de dejar de culparse a sí mismos y a los demás. A partir de ese instante, no había que dedicar más tiempo a elucubrar sobre las causas de los problemas de los niños y todo el mundo pudo centrarse en ayudarles a desarrollar las habilidades necesarias para superar sus dificultades.

Los aldeanos regresaron a casa e informaron a sus hijos de que, a partir de ese momento, aprenderían habilidades para superar sus dificultades. A los niños les encantó escuchar la noticia, pues estaban ya demasiado cansados de escuchar las interminables especulaciones de sus padres sobre las causas de sus problemas.

Los aldeanos se pusieron manos a la obra y, en un santiamén, todos y cada uno de los niños de la aldea tenían una habilidad por aprender que les ayudaría a superar sus problemas. Al principio las cosas marcharon bien, pero muy pronto empezó a sobrevolar el horizonte otro problema.

—Hemos conseguido llegar a acuerdos con nuestros niños sobre cuáles son las habilidades que hay que aprender —se lamentaron los aldeanos ante los ancianos—, pero cuando llegó el momento de que se pusieran a hacer lo necesario para aprender las habilidades, perdieron el interés enseguida y no encontramos modo de convencerlos de que hicieran el esfuerzo de aprenderlas. ¿Cómo se supone que tenemos que conseguir que nuestros niños aprendan las habilidades?

Una vez más, los ancianos se sentaron a reflexionar sobre la espinosa cuestión que les planteaban los aldeanos; pero por mucho que lo intentaron no encontraron respuesta. Finalmente, decidieron visitar otra vez al Hada de la Sabiduría para pedirle consejo.

—¿Qué os trae por aquí esta vez? —preguntó el hada en cuanto los vio llegar.

Los ancianos respondieron:

—La última vez que te consultamos nos aconsejaste que dejáramos de hacer vanos esfuerzos para buscar la explicación de los problemas de nuestros niños y, en cambio, nos centráramos en averiguar cuáles eran las habilidades que necesitaban aprender para dominar sus problemas. Eso es lo que hicimos, pero ahora estamos atascados y nos enfrentamos a un nuevo obstáculo. No sabemos cómo conseguir que nuestros niños tomen las medidas adecuadas y hagan el esfuerzo de aprender las habilidades que necesitan.

El hada escuchó atentamente a los ancianos. Después, bajó la mirada, cerró los ojos y pareció quedarse dormida. Cuando volvió a abrir los ojos y levantó la vista, pronunció las siguientes palabras:

Si quieres aprender una habilidad

tienes que ver lo que vas a ganar.

La lista de ventajas sería tan larga

como una interminable nana.

Pon un nombre a la habilidad

para que aprender sea jugar

y busca un amigo mágico

que te acompañe hasta el final.

Por fácil que te pueda parecer,

un equipo de apoyo tendrás que tener.

Serán la tripulación

que ha de creer en tu corazón.

Enseguida creerás que vas a tropezar,

pero esa no es razón para abandonar.

Mejor, pide a tu equipo que te quiera más

recordándote de vez en cuando cómo actuar.

Con la ayuda de tu equipo

tu sueño muy pronto alcanzarás.

Pero para de tu nueva condición disfrutar

no te olvides de a tu equipo agasajar.

Las semanas correrán y los días pasarán,

¿cómo estar seguro de que la habilidad va a durar?

Enséñale a alguien tu nueva habilidad.

Con eso bastará,

pues para que la incorpores servirá.

Los tres ancianos memorizaron las palabras del hada y partieron de regreso a la aldea. Cuando llegaron, pidieron al cantero que esculpiera las palabras del hada en la piedra que había en la plaza central. Luego, los ancianos se reunieron para debatir sobre ellas y enseguida anunciaron su conclusión:

La cancioncilla del hada responde a nuestra pregunta. Nos brinda consejos para motivar a nuestros hijos para que aprendan sus habilidades. Sigamos sus orientaciones y nuestro problema será muy pronto agua pasada.

Cuando los aldeanos siguieron los consejos inscritos en la cancioncilla del hada, sus hijos se pusieron a desarrollar sus respectivas habilidades con entusiasmo y, cuando las aprendieron, uno por uno fueron superando sus problemas. Y más adelante, cada vez que los niños tropezaban con alguna dificultad, también fueron abordadas con éxito gracias a la sabiduría de la cancioncilla esculpida en la piedra. Los aldeanos quedaron aliviados. Habían aprendido cómo superar superaron los problemas.

2

¿QUÉ ES EL ENFOQUE DE HABILIDADES?

El enfoque de habilidades se basa en la siguiente idea:

Los niños no tienen problemas, sucede simplemente que hay habilidades que todavía no han aprendido.

El enfoque de habilidades surgió en la década de 1990 en una escuela infantil de Helsinki, en Finlandia. Aquella escuela infantil tenía un equipo específicamente dedicado a ocuparse de los niños con necesidades especiales. Ese equipo estaba gestionado por dos maestras de educación especial, Sirpa Birn y Tuija Terävä. Trabajé con ellas unos cuantos años como asesor externo. Cuando empezamos a colaborar, decidimos aunar esfuerzos para desarrollar un método general aplicable para ayudar a los niños a superar dificultades emocionales y de comportamiento. Nuestra idea era intentar confeccionar un método sencillo y paso a paso que resultara atractivo tanto para los niños como para sus padres. Habíamos recibido influencia de la psicología centrada en las soluciones,1 un enfoque terapéutico sobre el que imparto clases; pero también de diversos métodos de educación especial con los que las maestras estaban familiarizadas. Poco a poco, mediante ensayo y error, nuestra colaboración se tradujo en la confección de un método práctico consistente en 15 pasos concretos al que acabamos llamando Habilidades para Niños (Kids’Skills). En aquella época no teníamos la menor idea de que en los años subsiguientes esta ocurrencia nuestra despertaría un interés internacional generalizado. En la actualidad, un amplio abanico de profesionales de muchos países de todo el mundo utiliza el método de Habilidades para Niños. Los libros donde se describe este método se han traducido a más de veinte idiomas.

En un principio, confeccionamos el método Habilidades para Niños como herramienta para maestros y otros profesionales que trabajan con niños y niñas; pero como el enfoque es tan sencillo, tan seguro y tan fácil de aprender, también pueden utilizarlo padres, abuelos y demás personas que participan en la crianza de niños y niñas. El método nació en un grupo de niños de 5 y 6 años, pero muy pronto quedó patente que esos mismos pasos y principios podían aplicarse también con otros niños. En realidad, el enfoque no está concebido para una edad en particular. Con unos ligeros ajustes es adecuado para personas de todas las edades.

El planteamiento de las habilidades, eje central de Habilidades para Niños, se basa en la idea de que con independencia de cuál sea el obstáculo o la dificultad del niño, no hay que centrarse en ella, sino más bien en la habilidad que el niño necesita aprender para superarla. Los niños suelen sentirse incómodos cuando intentamos hablar con ellos sobre sus problemas o dificultades, pero disfrutan bastante hablando de habilidades. No solo de las habilidades que ya han adquirido, sino también de las que entienden que les beneficiarían si mejoraran en ellas.

El planteamiento de las habilidades apela a contemplar a los niños desde una óptica diferente. Requiere que veamos más allá de los problemas e imaginemos en qué habilidad necesita mejorar el niño o niña para superar su obstáculo. Sin embargo, hacer eso, averiguar en qué habilidad debe mejorar el niño, es más fácil de decir que de hacer. Mi intención con este libro es ayudar a descubrir cómo convertir no solo los pequeños obstáculos cotidianos, sino también problemas más graves, en habilidades que el niño pueda aprender; y en buscar formas de apoyarlo para que las adquiera.

Comencemos por una historia referida por una mujer que había participado en un programa de formación de Habilidades para Niños y que, en el marco de su programa de formación, redactó un informe donde explicaba cómo había aplicado el método para ayudar a su ahijada a superar su obstáculo. Creo que esta historia es uno de los numerosos y encantadores ejemplos de cómo se puede aplicar en la práctica el enfoque de habilidades.

Jasmin, niña de 6 años

Jasmin tenía varios problemas. Tenía dificultades a la hora de vestirse, de ir al servicio y de irse a la cama. Cuando se suponía que tenía que vestirse por la mañana, se negaba a ponerse las prendas que su madre le había preparado. Toda la ropa le resultaba incómoda. Solo quería utilizar la misma indumentaria, gastada y raída. Detestaba la ropa de invierno, la ropa para la lluvia, los mitones y los gorros. Por la noche le resultaba difícil irse a la cama. Pedía quedarse levantada hasta que se acostaran sus padres, lo que desembocaba casi diariamente en una fuerte discusión. La tercera dificultad era que Jasmin se negaba a limpiarse después de hacer de vientre en el servicio y siempre reclamaba la ayuda de una persona adulta. En la escuela infantil, Jasmin se negaba a ir al baño en todo el día, lo que traía como consecuencia que muchas noches le doliera la tripa.

Emma, la madrina de Jasmin, que hizo un curso de formación sobre el enfoque de habilidades, se ofreció a ayudar a los padres de la niña, que estaban muy preocupados. Cuando se reunieron, la conversación giró en primera instancia en torno a las diversas habilidades que Jasmin ya había adquirido y en las que era buena. Por ejemplo, ya sabía leer y escribir aunque todavía no asistiera a la escuela formal (en su país, la escuela formal empezaba oficialmente cuando los niños cumplían 7 años). También sabía nadar y montar en bicicleta. Jasmin siempre se mostraba orgullosa cuando cualquiera hablaba de sus muchas habilidades.

Enseguida, el tema de conversación pasó de las habilidades que ya había adquirido a las próximas habilidades que debía aprender. Los deseos de sus padres se centraban en tres habilidades. Eran, como cualquiera podría suponer, «la habilidad de vestirse», «la habilidad de irse a dormir» y «la habilidad de ir al servicio». Los padres hablaron a Jasmin sobre las diversas ventajas de estas tres habilidades y Emma propuso sin mucho interés que, cuando Jasmin aprendiera una de esas tres habilidades, se organizara en su honor algún tipo de celebración si ella también quería. De las tres alternativas, Jasmin escogió la «habilidad de ir al servicio». La niña decidió llamarla «la habilidad de limpiarse».

—¿Qué ventaja te reportaría aprender a limpiarte tú sola?—, le preguntó Emma.

Jasmin no era capaz de dar una respuesta, pero insinuó que no quería ni imaginar que se le pudiera manchar la mano con las heces. Una vez explicado esto, al menos en parte, ¿por qué a Jasmin no le había entusiasmado aprender a limpiarse sola? Sus padres le explicaron que esa destreza era importante porque así no le dolería la tripa por la noche, ni tendría que sentarse en el servicio y esperar a que alguien acudiera a ayudarle y, al año siguiente, cuando entrara en la escuela, lo normal sería que ella fuera capaz de hacerlo sola. Jasmin escuchó atentamente. Entonces, todos acordaron que los padres ayudarían a Jasmin a empezar a ensayar esa habilidad en casa. Su madre le prometió estar a su lado enseñándole a limpiarse y también a lavarse las manos en caso de que se las manchara accidentalmente. La propia Jasmin propuso que empezaría a limpiarse solo una vez y que su madre le limpiaría las demás veces.

—¿Se te ocurre alguna criatura que pudiera ayudarte a aprender la habilidad de limpiarte?—, preguntó Emma.

Jasmin dijo que quería que quien le ayudara fuera Superbola de Pelo (una bonita cobaya de animación). Superbola de Pelo ya le había ayudado antes cuando, algún tiempo atrás, tuvo que ponerse una vacuna en una visita a la enfermera. Jasmin quiso poner en el cuarto de baño una imagen de Superbola de Pelo para que le recordara su habilidad.

Emma volvió a mencionar el tema de la celebración.

—Cuando hayas aprendido la habilidad de limpiarte —dijo—, podemos hacer un bizcocho juntas y organizar una fiesta, si te parece bien.

A Jasmin le resultó atractiva la idea, lo que llevó a una conversación sobre a quién habría que invitar y qué tipo de bizcocho prepararían para la fiesta.

Una semana más tarde, cuando Emma habló por teléfono con la madre de Jasmin, se enteró de que a la niña le había ido muy bien con las prácticas de su habilidad. Los primeros días, la madre la orientó, pero después se las arregló para terminar de limpiarse sola. Cada vez que lo hacía sola, su madre le daba una pegatina de Superbola de Pelo que ella iba pegando en un diario dedicado a esa misión. Los padres acordaron con Jasmin que cuando hubiera reunido diez pegatinas, habría llegado el momento de organizar la fiesta. Ella hizo tantos avances que dio permiso a su madre para hablar de su habilidad a las maestras de la escuela infantil, lo que favoreció que el personal del centro también la apoyara en el aprendizaje de su nueva habilidad.

Se produjeron algunos retrocesos. Un día, cuando todavía no había reunido más que seis pegatinas, Jasmin llamó de repente a su madre desde el servicio para que acudiera a limpiarla.

—¿Por qué me has llamado? ¿Olvidaste tus habilidades? —preguntó su madre.

—No, no las he olvidado —respondió Jasmin—, sé hacerlo. Lo he hecho incluso en la escuela infantil.

—Bueno, entonces enséñame lo bien que sabes hacerlo —replicó su madre.

Jasmin se negó a mostrar su habilidad a su madre y se quejó de que la deposición era tan suelta que no quería limpiarla.

—Esto no es el fin del mundo, cielo —dijo su madre—. Hagamos una cosa. Tú te limpias la primera vez y yo te limpio el resto.

Jasmin aceptó la propuesta de su madre, incluso acabó limpiándose sola hasta el final. Su madre añadió una pegatina al diario y, después, ese mismo día, llamaron a Emma para contarle lo que había pasado.

Cuando tuvo sus diez pegatinas en el diario, Jasmin diseñó junto con su madre una tarjeta para invitar a Emma a la fiesta. Fue un acontecimiento divertido en el que se sirvieron bizcocho y otras exquisiteces. Una vez que todo el mundo hubo tomado algo de bizcocho, Emma propuso a Jasmin que recortara unos corazones en cartulina para regalarle a las personas que le habían ayudado y apoyado. Jasmin recortó varios corazones y dio uno a cada uno de sus padres, otro a Emma y otro a las maestras de la escuela infantil.

—¿Qué habilidad vas a aprender ahora que ya dominas tan bien la de la limpieza? —preguntó Emma.

—Mi siguiente habilidad es la de las modelos —respondió Jasmin.

—¿La habilidad de las modelos? ¿Y esa qué habilidad es? —quiso saber Emma.

Resulta que Jasmin había estado jugando con sus padres a un juego que llamaban «el juego de las modelos». Era un juego en el que Jasmin interpretaba el papel de una modelo que presentaba varias prendas de ropa nueva a sus padres y, al mismo tiempo, ensayaba para acostumbrarse a ponerse distintos tipos de ropa.

Los niños participan activamente, los demás los apoyan.

La forma en que Emma se asoció con los padres de Jasmin para ayudarla a superar una de sus dificultades es un ejemplo perfecto del enfoque de habilidades: en lugar de dedicarse a hablar de problemas, el énfasis se depositó sobre las habilidades que había que aprender. La niña fue una participante activa en todos los pasos del proceso y todas las personas importantes en su vida la apoyaron y la ayudaron a que adquiriera la habilidad.

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CÓMO CONVERTIR LAS DIFICULTADES EN HABILIDADES QUE HACE FALTA APRENDER

La palabra «habilidad» significa que el niño sabe gestionar de la forma deseada una determinada situación complicada.

El enfoque de habilidades, o la idea de apoyar a los niños para que superen dificultades ayudándoles a aprender habilidades nuevas, tiene algunas ventajas significativas. En primer lugar, el concepto de «habilidad» transmite idea de esperanza. Todos asociamos las habilidades con el «aprendizaje», que es otra palabra que transmite esperanza. Cuando nos concentramos en hablar de habilidades y aprendizajes, inevitablemente evocamos un ambiente de esperanza en el cambio.

En segundo lugar, el planteamiento de las habilidades promueve la colaboración con los niños. Es más probable que nuestro hijo colabore con nosotros cuando le hablamos de las habilidades que ya ha aprendido y de las que podría venirle bien aprender, en lugar de cuando hablamos de los problemas y las dificultades que tiene.