Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
A escape y al vuelo es otra de las rarezas de la producción del poeta y dramaturgo José Zorrilla. En la misma línea que su texto en ensalzamiento de su región natal, De Murcia al Cielo, en A escape y al vuelo realiza un recorrido poético por la geografía vasca, sus playas, montañas, pueblo y faros, con el mar siempre de fondo.-
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 52
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
José Zorrilla
CARTA-CUENTA
a la Excma. Señoza Condesa, de guaqui
Saga
A escape y al vueloCover image: Shutterstock Copyright © 1888, 2020 José Zorrilla and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726561517
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Carta ó cuenta familiar
que, en estilo algo ramplon,
da un poeta algo coscon
á una Condesa sin par.
Incomparable Condesa,
mi gentil hospedadora;
allá vá ¡vaya en buen hora!
una carta con sorpresa.
Del mes que en Zaráuz estuve
quieres saber la impresión
que hizo en mi imaginacion
lo que ví por donde anduve:
y en verso es como lo quieres
y pronto; porque te crispas
de impaciencia, y echas chispas
cuando aguardas: que así eres.
Allá va mi relacion
á modo de las de ciego;
y no sé si á tus piés llego
con ella en buena ocasion.
Y digo: llegué á Zaráuz...
y antes de ir más adelante,
mándame tú el consonante;
aquí no los tengo en áuz.
Ya lo ves: ¿no te convences
de que no has de hallar poeta
que en verso se comprometa
á meter nombres vascuences?
¿Qué quieres que haga de Azcóitia
de Aizarnazábal y Azpéitia,
si ni me llamo Artabéitia,
ni nací en Medinagóitia?
Mas tú eres una mujer
que como tiras, aprietas;
y si pides tijeretas,
tijeretas han de ser.
Hé aquí, pues, mi narracion:
de ir á Zaráuz algún dia
tiempo há que aceptado habia
tu graciosa invitacion.
Ya era algo tarde: pasaba
ya de Octubre el primer dia,
y ví que, si no corria,
ya en Zaráuz no te alcanzaba.
El tren de San Sebastian
tomé, pues; y en su estacion
me encontré de sopeton
en los brazos de Don Juan.
Mas no vayas á creerte
que con mi Tenorio sueño:
Don Juan es mi amigo y dueño
el Marqués de Villafuerte;
y pues que tiene contigo
parentesco tan cercano,
no te digo más, y es llano
que á mí me honra en ser mi amigo.
Siempre me ha querido bien,
lo que le agradezco yo
con el alma: él me buscó,
y él me sacó del andén.
Él con el tren de las dos
partir á Madrid debia,
y tiempo no más habia
para darnos un adiós:
de modo que con tal prisa
almorzamos, que en la mesa
me presentó á la Marquesa
y á sus hijas: mas la risa
nos retozaba al hacer
así, tan de refilon,
tan rara presentacion
á dama de tál valer.
Yo no sé lo que de mí
pensarian la Marquesa
ni las chicas; por sorpresa
pasó todo; y yo no ví
más que el porte señorial
de la madre, la esbeltez
de las niñas, cuya tez
tiñe el rubor virginal
ante obsequios cortesanos,
yque eran de ojos muy bellos,
riquísimas de cabellos,
y finas de pié y de manos.
Los muchachos, que despues
á saludarme vinieron...
de cuadros me parecieron
de Rubens ó el Veronés.
Un mancebo de hechicera
faz, vivo, franco y despierto,
con ojos de cielo abierto
y de ángel con cabellera.
Vino una rubia... ¡un divino
modelo de Rafäel!
y otro, un diablejo; va en él
encerrado un torbellino.
Todo esto pasó ante mí
como un sueño indefinido,
entre el desórden y el ruido
con que se acababa allí
de encorrëar las balijas
para enviarlas por delante,
y el bulle-bulle incesante
del Marqués y de sus hijas.
«¡Las tres! ¡á escape!—al andén
»—los billetes... el de ingreso
»para usted—ya del expreso
»se oye el pito—ahí está el tren.
»¡Al coche!—No estamos bien
»en uno—Tenemos dos.
»—¡Un abrazo!—¡Adiós! — ¡Adiós!...»
¡y ahí va la locomotora!
y así viajamos ahora
de un descrismamiento en pós.
Irse al tren, mudo y absorto
miraba yo de hito en hito,
cuando me dijo Juanito:
— «Vámonos, que el dia es corto.»
Tomamos en la central
una cesta con dos jacos,
que aunque un tantico bellacos,
trotaban largo é igual:
y ¡hála! por un buen camino,
que va por una hondonada
y por la orilla arbolada
de un rio muy cristalino
y ¡hála! ¡hála! y trota y trota,
y atrás se queda una casa
y otra, y un puente se pasa
con miedo á su cimbra rota,
y un pueblo, y un caserio,
y otro, y otro, y una loma,
y otra y otra; hasta que toma,
dejándose atrás al rio,
el camino una alta cuesta;
tras la cual, con luz ya escasa,
llegué á Zaráuz y á tu casa
con Juanito en una cesta.
No hay para qué aquí te incluya
la impresion que me hizo á mí
tu casa cuando la ví,
pues tu casa es como tuya.
El órden, la pulcritud,
el buen gusto, el real decoro:
todo es digno, todo es de oro
de tu influjo por virtud.
Nada choca, ni resalta
por salas y corredores:
poco ruido, muchas flores:
nada estorba, nada falta;
y en todo se echa de ver
que allí á la par siempre han ido
la dignidad del marido
con la prez de la mujer.
Decir que donde tú estás
todo lo caracterizas
con tu chic, y lo amenizas
con tu ingenio, está de más.
Marcelino y tu marido
me abrazaron: apartamos
toda etiqueta, y cenamos
con gran charla y tanto ruido,
como si tu padre y yo
hoy del colegio acabáramos
de salir, y áun nos halláramos
en la edad que ya pasó.
Abreviamos la velada:
dejásteisme en mi aposento;
quedé solo... ¡y muy contento!
mi cuarto era una monada.
Lavabo, espejos, armario,
paje, escritorio, y en él
cartera, sellos, papel,
con todo lo necesario
como en él en cada mueble:
y todo sin una hilacha,
ni una maca, ni una tacha:
nada usado, nada endeble.
Todo allí á mi gusto era:
y entre mil gratos objetos,
acuarelas y bocetos
de nuestro buen Carderera;
y del conjunto gentil
de todo, santo remate,
de ébano un escaparate
con un Cristo de marfíl.
¡Que si estaba yo contento
allí! La cosa es muy obvia:
como que eran mi aposento