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La obra que consagró definitivamente a José Zorrilla como gran dramaturgo, el Zapatero y el Rey es una drama dividida en dos partes y en cuatro actos. La historia se articula en torno al rey Pedro de Castilla, sus enfrentamientos con otros poderosos, con la Iglesia católica y con rebeldes a su mandato por haber asesinado al padre del zapatero Blas.-
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Seitenzahl: 90
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José Zorrilla
Saga
El zapatero y el rey IIOriginal titleEl Zapatero y el Rey (Segunda Parte)Cover image: Shutterstock Copyright © 1905, 2020 José Zorrilla and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726561593
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
EL REY DON PEDRO.
JUAN PASCUAL.
EL INFANTE DON ENRIQUE.
INÉS.
EL CAPITÁN BLAS PÉREZ.
JUANA.
UN ERMITAÑO.
EL ASTRÓLOGO BEN-HAGATIN.
MEN RODRÍGUEZ DE SANABRIA.
EL ALCAIDE DEL CASTILLO DE MONTIEL.
OLIVIER DE MANNI.
EL VIZCONDE DE ROCABERTI.
BELTRÁN DE CLAQUIN.
Enmascarados, cazadores y monteros.
Quinta de un solo piso de JUAN PASCUAL, colocada de manera que el espectador vea uno de los aposentos de frente. En este aposento y a la derecha una alcoba cerrada con cortinas: en el fondo una puerta que da al esterior, y a la izquierda una ventana que da al campo. Este figura un valle frondoso a la falda de un montecillo: terreno montañoso. Es de noche.
JUAN PASCUAL. INÉS.
INÉS
¿Vais a salir, padre?
PASCUAL
Sí
INÉS
¿Y amenazando tormenta?
PASCUAL
Tomada la tengo en cuenta, mas no voy lejos de aquí. Tardará mucho a mi ver
todavía en estallar, y aun ha de darme lugar para salir y volver.
INÉS
Si tenéis tal precisión no me opongo a que salgáis, mas con mi gusto no vais.
PASCUAL
No alcanzo por qué razón. Un hombre al campo avezado y en sus fatigas curtido no ha de verse detenido por un pequeño nublado.
INÉS
No es mi recelo mayor ese nublado.
PASCUAL
¿Qué es pues?
INÉS
Hace dos noches o tres
que corre cierto rumor...
PASCUAL
¡Por mi vida! ¿Y tú también
das crédito a esas consejas de muchachos y de viejas?
INÉS
Yo, padre...
PASCUAL
Basta; mantén,
Inés, la puerta cerrada: llama al punto a tu doncella,
y en tu aposento con
ella dormid, y no temáis nada. ¿Lo oyes?
INÉS
Sí señor.
PASCUAL
Pues ve.
y advierte que esto resuelvo, Inés, porque pronto vuelvo y no quiero hallarte en pie.
INÉS
Seréis, padre, obedecido.
PASCUAL
Así es fuerza que lo hagáis; y aunque en el bosque sintáis ó dentro de casa ruido, ni os levantéis a escuchar, ni a mirar os asoméis, porque es fácil que lleguéis á ensordecer y a cegar.
(Vase.)
INÉS. Luego JUANA.
INÉS
¿Conmigo tanto desvío
mi padre, y tanto misterio?
¿Tan franco antes y hoy tan serio?
No sé qué piense, Dios mio.
Mas obedézcole y callo.
Juana.
JUANA
Señora.
INÉS
Al momento
vámonos a mi aposento.
JUANA
¿Tan pronto?
INÉS
En verdad que no hallo de esto en padre la razón; mas él, Juana, así lo quiso, y obedecer es preciso.
JUANA
¡Si aun las ánimas no son!
Y a más de eso ¿olvidáis que hoy
es lunes y el capitán enamorado y galán vendrá?...
INÉS
Temiéndolo estoy,
que está mi padre en el bosque
y si con él se tropieza...
JUANA
¡Vaya! Con tanta tibieza le vais a hacer que se amosque. Él viene desde Sevilla á escape, por solo hablaros, y vos haceis mil reparos para abrir una trampilla, por lo cual corno una monja juráisle amor y constancia que él convertirá en sustancia: mas a hablaros sin lisonja,
no es empresa muy galana correr posta entre dos luces
para pegarse de buces hora y media a una ventana.
INÉS
No sé qué más pueda hacer si de mi padre a disgusto
JUANA
Y ¿qué tiene ese hombre adusto
con nuestras cosas que ver?
Cualquiera doncella honrada es hija del padre Adán,
y no es cosa un capitán
para ser desperdiciada. Cualquier noble castellano
que a una muger se dirija
puede darla una sortija, puede besarla una mano. De día encontrarla puede, si con tiento se le avisa, en baile, en paseo, en misa, sin que por liviana quede.
Y a un hombre de quien se admiten
palabras de amor sinceras, libertades tan ligeras sin desdoro se permiten. Vos nada le concedéis á ese pobre capitán que viene muerto de afán tan solo porque le deis á través de esa ventana
una esperanza perdida,
que alarga a su amor la vida hasta que vuelve mañana.
INÉS
¡Ay Juana! Bien sabe Dios que amo a ese hombre cuanto puedo, mas tengo a mi padre miedo. JUANA
¿Se ha de casar él por vos?
Y en fin, ¿qué puede decir? Es un bravo militar
que por vos puede mirar y defendiéndoos morir. Vuestro padre...
INÉS
Calla, calla...
Con mi padre ha puesto el cielo entre mí y el mundo un velo, y ante ese hombre una muralla.
Muchas veces ¡ay de mí!
me ha dicho: «Inés, si la suerte
se inclina a favorecerte gran precio tienes en ti; mas si, como ahora sospecho mantiene igual la balanza, Inés, tu sola esperanza
viene a ser un claustro estrecho».
JUANA
¿Un claustro? ¡Vaya! Chocheces
de gente fría de seso.
Mi padre me ha dicho a mi eso
lo menos sesenta veces.
Mas oíd.
(Tocan las campanas a las ánimas.)
INÉS
¿Tocan?
JUANA
Sin duda.
Las ánimas dando están.
INÉS
¡Dios quiera que el capitán hoy a la cita no acuda!
(Baja el CAPITÁN por las peñas y se acerca a la ventana.)
JUANA
Estar segura podéis
de que no tardará mucho.
(Llama.)
INÉS
Pero, Dios mío, ¿qué escucho?
Su seña es esa.
JUANA
¿Lo veis?
INÉS
¡No abras, por Dios!
JUANA
Y ha de estar
de la ventana por fuera?
INÉS
¿Y si mi padre viniera?
JUANA
Más pronto le ha de encontrar si le dais ese plantón.
INÉS
¡Ah! Dile, pues, que se ausente.
JUANA
El consejo es escelente.
Preguntará la razón,
y el tiempo que ha de pasar en respuestas y preguntas
sabiéndole atar las puntas puede mucho aprovechar. Salid a escucharle vos,
y yo desde otra ventana
acecharé.
INÉS
¡Tente Juana!
JUANA
Reacia estáis, vive Dios.
¿Capitán?
(Se asoma y habla al CAPITÁN.)
CAPITÁN
¿Juana?
JUANA
Yo soy.
Andad en pláticas breve, que volver el padre debe
que salió. -A velaros voy.
(A INÉS.)
Mora vos; y por mi vida no os andéis en miramientos, y aprovechad los momentos, que yo estaré prevenida.
INÉS, dentro de la ventana. El CAPITÁN, fuera.
INÉS
¿Capitán?
CAPITÁN
¿Inés?
INÉS
¿Sois vos?
CAPITÁN
Sí, yo soy, luz de mis ojos.
INÉS
Veros aquí me da enojos.
CAPITÁN
¿Tanto me odiáis?
INÉS
No por Dios.
Capitán, yo os quiero bien; mas de lo que debo acaso, mas me temo algún fracaso
si por desventura os ven.
CAPITÁN
Espada traigo conmigo,
y en mi amor pongo tal fe,
en cualquier trance me obligo...
INÉS
Callad, por Dios, capitán, si mi padre llega a veros
CAPITÁN
Fiad que no he de ofenderos
en las canas de don Juan.
Si llega a verme, mi nombre
sin empacho le diré, que os amo con mucha fe.
INÉS
Quien quier que seáis sois hombre, y ha de ofenderse al miraros.
CAPITÁN
Pues ¿qué puede hallar en mí para que se ofenda así?
INÉS
¡Plegue a Dios no llegue a hallaros! Y no más me preguntéis,
que aunque os quiero con ternura,
quereros en mí es locura.
CAPITÁN
Señora, me estremecéis. ¿Tal vez prometida a otro estáis por él?
INÉS
No en verdad;
mas no tengo voluntad
que ofreceros.
CAPITÁN
En un potro
vuestras palabras me ponen.
¿Casada estáis?
INÉS
No.
CAPITÁN
¿De haciendas.
ó de familia contiendas
á vuestro enlace se oponen?
Hablad, que en la corte tengo con el rey tanto favor, que lo que os plazca mejor puedo hacer, si le prevengo.
INÉS
No, capitán, que es tan rara
la fortuna que me espera,
que en ella nunca quisiera que nadie se interesara.
Secretos ¡ay! que jamás
se aclaran un solo instante me vedan mirar alante, me ciegan si miro atrás. Mi padre no siempre ha sido
lo que ser hoy aparenta, y yo con él por mi cuenta
graves riesgos he corrido.
Ya moza de una posada, y ya aldeana grosera,
viví de poblados fuera siempre oculta y olvidada. Una vez de este misterio le he demandado razón, y aun tiembla mi corazón al recordar el imperio
conque «en la vida, me dijo,
por tu porvenir demandes, que tus destinos son grandes, mas varios según colijo. Espera, y ruégale a Dios que lleven igual camino tu destino y mi destino, á quien otro lleva en pos. Sí, capitán; otro día
que puesta en una ventana
vía la gente aldeana que en bailar se divertía,
con voz siniestra, y con ojo torbo, y escudriñador,
díjome: «huye del amor
que es de zarzas un manojo. Y el que más bello imaginas en tu amante sencillez, solo ha de serte tal vez
una coyunda de espinas».
Un hombre en una ocasión que con mi padre trataba, notó este que me miraba con demasiada atención,
y aunque empeñado en su suerte corría en su misma causa, le dijo, haciendo una pausa:
«amarla es ir a la muerte».
De entonces todo su anhelo fue a todo el mundo ocultarme,
y a nadie puedo mostrarme
sino debajo de un velo. Esto baste, capitán,
y sírvaos esto de aviso,
para que no andéis remiso
en cosas que a mí me van.
CAPITÁN
Absorto estoy de escucharos: mas yo satisfecho quedo si vos me decís que puedo correspondido adoraros.
INÉS
Harta os he dado ocasión para que bien lo sepáis;
mas ¡por Dios que lo tengáis
guardado en el corazón!
No os paréis en mis desdenes que son hijos del temor; yo os amo, más de mi amor
no os deis grandes parabienes.
CAPITÁN
Nada me toca saber de lo que guardáis secreto: amaros solo es mi objeto
y eso no más puedo hacer.
Ni los riesgos me amedrentan, ni las desdichas me apuran,
no; mi amor os aseguran,
y mi constancia acrecientan.
INÉS
Lo mismo hallaréis en mí;...
mas cada instante que pasa temo que se vuelva a casa
mi padre, y os halle aquí.
CAPITÁN
Pártome, pues.
INÉS
Sí; idos presto
CAPITÁN
Ahí os queda mi albedrío.
INÉS
También ¡ay de mí! va el mío
del vuestro ocupando el puesto.
CAPITÁN
A Dios, mi vida.
INÉS
Id con Dios,
capitán, y él os dé suerte.
CAPITÁN
Para amarte hasta la muerte.
INÉS
Mas allá os querré yo a vos.
(Al irse el CAPITÁN ve que se acercan por las montañas, bajando por el camino que trajo, varios enmascarados con luces.)
CAPITÁN
Mas ¿qué veo, Dios divino? ¿Qué luces son las que avanzan que por las peñas se alcanzan, bajando por el camino?