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Este librito presenta la notable apología de Rahner sobre la oración de petición. En un lenguaje de total honestidad, el autor plantea preguntas incisivas a Dios, pero también al hombre, para insinuar con la mirada puesta en Jesucristo una respuesta propia, llena de tensión. En su esfuerzo por obtener "tanta luz y tanta fuerza como para continuar orando… hasta que Dios hable", nos regala provocativas sugerencias para la propia vida de fe y para la discusión actual en torno a la oración de petición.
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KARL RAHNER
ACUDIR A DIOSEN LA ANGUSTIA
EL SENTIDO DE LA ORACIÓN DE PETICIÓN
Con una introducción delcardenal KARL LEHMANNTraducción deROBERTO H. BERNET
Herder
Título original: Das Gebet der Not. Vom Sinn des Bittgebetes
Traducción: Roberto H. Bernet
Diseño de la cubierta: Purpleprint creative
Edición digital: José Toribio Barba
© 2013, Verlag Herder GmbH, Friburgo de Brisgovia
© 2016,Herder Editorial S. L., Barcelona
ISBN: 978-84-254-3635-2
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Herder
www.herdereditorial.com
Índice
Introduccióndel cardenal Karl Lehmann
Acudir a Dios en la angustia
Epílogode Andreas R. Batlogg y Peter Suchla
INTRODUCCIÓN
En los opúsculos de Karl Rahner aparecidos hasta el momento hemos seleccionado en gran parte ensayos y piezas individuales relativamente independientes. Cuando Andreas R. Batlogg y Peter Suchla, editores de este volumen, me propusieron escoger para el siguiente volumen el sermón «Das Gebet der Not» [«Acudir a Dios en la angustia»], de la obra de Rahner titulada Von der Not und dem Segen des Gebetes [Necesidad y beneficios de la oración],1 estuve de acuerdo inmediatamente. En efecto, en primer lugar, en las obras mayores de Karl Rahner hay capítulos individuales que son verdaderos tesoros y que, de todas maneras, pueden ser publicados alguna vez por separado. Pero yo tenía también un gran afecto personal por este impresionante sermón sobre la llamada oración de petición, porque ya en tiempos de mis estudios secundarios me había encontrado con este texto de Karl Rahner y porque el primer libro de Rahner que adquirí fue Necesidad y beneficios de la oración (en su tercera edición en alemán, Innsbruck, 1952). En aquel tiempo me inquietaba tal vez en menor medida la cuestión de la oración de petición, pero admiraba la enorme potencia expresiva del lenguaje de Rahner y el modo en que abordaba un tema semejante. Allí aprendí a pensar en lo religioso y lo espiritual.
El trasfondo de este quinto capítulo, titulado en traducción española «Acudir a Dios en la angustia», es conocido y será desarrollado aún más en el epílogo de los editores. Karl Rahner dictó en Múnich, en la Cuaresma de 1946 —o sea, todavía en medio de las ruinas de la guerra—, cinco sermones sobre el tema de la oración que aparecieron después, en 1949, de forma un poco ampliada en la editorial Felizian Rauch de Innsbruck, con una extensión de ocho capítulos. Hasta el día de hoy se han hecho, en diferentes ediciones, 16 reimpresiones de esta obra. De ese modo, Necesidad y beneficios de la oración es una de las publicaciones más difundidas de Rahner, y ello sin tener en cuenta las traducciones.
Todo conocedor de Rahner y amante de sus obras sabe que dentro de su producción no se pueden colocar sus escritos de orientación espiritual «piadosa» en contraposición a los de formulación teológica más técnica.2 Con gusto suelo repetir lo que expresé en el 2006 de la siguiente manera, cuando hablé sobre los escritos Palabras al silencio [Worte ins Schweigen (1938)] y Necesidad y beneficios de la oración (1949):
¡Estos son, todavía hoy, textos magníficos! Quien quiera conocer a Karl Rahner debería comenzar por estos escritos. Uno percibe en ellos lo que hay detrás. Se puede estudiar cuanta filosofía o conocer cuanta historia de la teología se quiera: en estos opúsculos, junto a la tradición y el pensamiento filosófico, se ve ya una espiritualidad propia suya muy independiente y profunda. Y esto Rahner lo conservó siempre.3
Muchas personas hacen oración con regularidad, profusa e intensivamente. Algunas de ellas sienten que no se las escucha ni se las atiende en sus peticiones. Sienten sus oraciones como «palabras al silencio», pero un silencio que experimentan como una carga. Por eso, algunas se apartan de Dios o abandonan la oración, a pesar de que siguen considerándose creyentes.4
Por eso, fácilmente puede comprenderse también que las preguntas y, ocasionalmente, las polémicas acerca de la oración de petición integren por largo tiempo, una y otra vez, los temas y las armas de la crítica de la religión de todas las épocas. Este es también uno de los motivos por los cuales la teología actual se ha ocupado a menudo de la oración de petición.5 En ese contexto resulta extraño que, frente a la gran difusión de los sermones de Múnich, Karl Rahner sea citado y utilizado solo de forma relativamente infrecuente en este contexto (véase también el epílogo de los editores, nota 6). Es posible que esto tenga que ver también con el hecho de que, en los títulos, Rahner es más bien discreto en el uso del concepto de oración de petición. Pero, más allá de la primera publicación, de 1949, él se ocupó siempre de nuevo de este tipo de oración con la que se acude a Dios en la angustia.6 Desde luego, también en la literatura sobre Rahner hay pocos estudios extensos al respecto.7 Sería muy deseable la realización de una nueva investigación que incluyera todos los textos a los que hoy se tiene acceso.
Karl Rahner va por caminos muy propios en el estudio de la oración de petición. Si bien conoce la mentalidad de los contemporáneos y su actitud ante la oración de petición, no se aproxima al tema simplemente desde fuera. En tal sentido, el concepto de «apología de la oración de petición», utilizado a menudo por él, puede llevar también a confusión. Antes bien, Karl Rahner sufre él mismo como creyente las decepciones y objeciones contra la oración de petición. Con razón escribe Gabriela Grunden:
Asumir el riesgo de orar y, al hacerlo, encontrarse con el Dios libre e indisponible, es algo de lo que nadie que busque a Dios se libra. Orar significa también enfrentarse a la duda que corroe y exponerse a la dificultad a veces existencial de no poder orar. Esto comprende el soportar la aridez y la soledad asociadas a la necesidad y a los beneficios de la oración.8
Estas tribulaciones de la fe y de la oración cristianas vinculan, sin duda, aquel tiempo de la posguerra con la actual perplejidad religiosa. Dios parece a muchas personas como un engañoso tapa-agujeros. Karl Rahner no nos dispensa de escuchar palabras duras, como, por ejemplo, el calificativo de «monólogo de egoísmo ciego» y el apóstrofe «hipócritas apocados». En última instancia, la teología solo puede encontrar una respuesta a partir de la vida y la muerte de Jesucristo:
La Palabra eterna del júbilo divino se hizo grito temporal de la necesidad humana y así habitó entre nosotros. Esta es nuestra respuesta a la acusación contra la oración de petición. Esa respuesta se llama Jesucristo. […] Él encabeza nuestra oración de petición. Y por eso él es nuestra respuesta a la acusación contra la oración de petición, mientras en este tiempo de la fe el Dios de la eternidad calla y no está aún justificado por la venida del reino eterno de su justicia y de su misericordia».