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La Navidad ¡qué tradición más entrañable! La ilusión de los niños, el árbol iluminado, los regalos, la familia reunida, nos sentimos más compasivos..., pero ¿se reduce a esto la Navidad? ¿Es esto lo más importante? El misterio de la Encarnación divina es algo que ha preocupado siempre de manera especial a Karl Rahner. Prueba de ello son los dos textos, "Navidad" y "La respuesta al sosiego", que se publican aquí bajo el título El significado de la Navidad, cuyo contenido pretende ayudarnos a redescubrir y comprender el mejor sentido cristiano de la Navidad. Según Rahner, "Cuando decimos 'es navidad' estamos diciendo: 'Dios ha dicho al mundo su última, más profunda y hermosa palabra en una Palabra hecha carne' […] Y esta Palabra significa: os amo a ti, mundo, y a vosotros, seres humanos".
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Seitenzahl: 43
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KARL RAHNER
EL SIGNIFICADODE LA NAVIDAD
Con prólogo delcardenal KARL LEHMANN
Traducción de BERNARDO MORENO CARRILLO
Herder
Título original: Was Weihnachten bedeutet
Traducción: Bernardo Moreno Carrillo
Diseño de la cubierta: Purpleprint creative
Edición digital: José Toribio Barba
© 2014, Verlag Herder GmbH, Friburgo de Brisgovia
© 2015,Herder Editorial S. L., Barcelona
1.ª edición digital, 2015
ISBN DIGITAL: 978-84-254-3673-4
La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del Copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente.
Herder
www.herdereditorial.com
Índice
Prólogodel cardenal Karl Lehmann
La Navidad
La respuesta del sosiegoCarta a un amigo
Epílogode Andreas R. Batlogg y Peter Suchla
PRÓLOGO
«De nuevo ha llegado el momento del año en que…»* celebramos la Navidad. Pero ¿qué celebramos realmente? ¿Y cómo? A la vista de un consumismo en constante aumento, ya prácticamente imparable y al que nadie se puede sustraer, cabe formular algunas preguntas de especial calado, unas preguntas que, por cierto, Karl Rahner no escamoteó nunca. Él vivió siempre de y con el año litúrgico,1 pues a lo largo de toda su vida fue una persona orante, completamente enraizada en la fe de la Iglesia. Como teólogo, intentó acercar y esclarecer al hombre de hoy en varios niveles —en artículos y ensayos, pero también en sus homilías y meditaciones— los misterios básicos de las distintas festividades del cristianismo.
El misterio de la encarnación divina, es decir, que Dios se hizo hombre, que el Logos eterno, la palabra eterna, como dicen las Sagradas Escrituras y la Tradición de la Iglesia, se hizo uno de nosotros, es algo que ha preocupado siempre de manera especial a Karl Rahner, lo que corroboran estos dos textos, «La Navidad» y «La respuesta del sosiego», que publicamos aquí nuevamente, englobados bajo el título El significado de la Navidad.
Desde hace varias décadas es bien sabido que, en la teología de Rahner, muchas de sus reflexiones son fruto de un impulso espiritual2 y no al revés, como si estas fueran la puesta en práctica necesaria de una teoría anterior. Con respecto a la cristología, en mi prefacio al librito Bekenntnis zu Jesus Christus(Profesión de fe en Jesucristo) aludo también a estos impulsos espirituales que encuentro en las obras de Karl Rahner.3 Estos impulsos están también en la base de sus conferencias y publicaciones de una orientación más bien científica, como por ejemplo su importante alocución «Zur Theologie der Menschwerdung» («Para la teología de la encarnación»), pronunciada en Friburgo en 1956.4 El camino suele conducir de unas primeras intuiciones espirituales a los razonamientos teológicos más profundos, para volver de ahí al terreno de la espiritualidad.
Andreas R. Batlogg, SJ, y Peter Suchla han redactado un epílogo que aclara el origen y contenido del presente librito, y que ofrecerá al lector nuevas y ricas informaciones.
Ojalá que este pequeño volumen, que forma parte de una serie suficientemente acreditada, ayude a muchas personas a redescubrir y comprender mejor el contenido cristiano de la Navidad. Estoy seguro de que las reflexiones del padre Karl Rahner contribuirán a ello poderosamente.
Cardenal Karl Lehmann
LA NAVIDAD
Hoy celebramos la Navidad. ¡Ah, qué tradición tan entrañable y tan piadosa a la vez! Un abeto con lucecitas y regalos, los niños ilusionados, sones de música navideña…, esto es siempre muy bonito y emotivo. Y si lo religioso contribuye a aumentar esta buena disposición de ánimo, pues más bonito y emotivo todavía. Sin duda —quién lo podría tomar a mal—, todos hemos sentido en secreto un poco de compasión hacia nosotros mismos, y por ello nos regalamos un poco de buen ánimo, unos momentos apacibles y consoladores, algo parecido a cuando le damos una palmadita a un niño que está llorando y le decimos: «¡Anímate, chico, que todo va a salir bien!».
Pero ¿es esto todo?,¿se reduce a esto la Navidad?, ¿es esto lo más importante? Estas cosas tan bonitas y emotivas, tan apacibles y entrañables, ¿no son el hermoso y suave eco de un acontecimiento que se celebra precisamente este día y en lugares muy distintos, allí arriba en el cielo, en lo más profundo de los abismos y en lo más íntimo del alma? ¿Es la alegría y la paz navideña solo un estado de ánimo en el que uno se refugia ilusionadamente, o es la manifestación y la sagrada celebración de un acontecimiento verdadero, al que uno se abre valientemente para que también esto suceda en nosotros y por nosotros, porque en cualquier caso este acontecimiento es verdadero y es real, aun cuando no queramos admitirlo, aun cuando no veamos en él más que un poco de romanticismo pueril y de placidez burguesa?
La Navidad es algo más que un poco de espíritu pacífico y consolador. En este día, en esta noche sagrada, se trata del