El bazar de los sueños - Miguel Ángel Villar Pinto - E-Book

El bazar de los sueños E-Book

Miguel Ángel Villar Pinto

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Beschreibung

¡Bestseller en 26 países!  ¡Miles de ejemplares vendidos!

«Estos cuentos parecen destinados a narrarse en voz alta, formar parte de nuestra tradición oral», Vega Media Press.

● Incluido en el patrimonio cultural europeo e iberoamericano.
● Citado en diccionarios como referencia literaria.
● Utilizado en la enseñanza de español por sistemas educativos americanos.
● Disponible en bibliotecas de cuarenta y siete países.

OPINIONES DE LOS LECTORES:
«Historias divertidas como hicieron en su tiempo grandes maestros de la literatura infantil y juvenil como Andersen y los hermanos Grimm».
«Como maestro que soy, me parece un librito genial para enganchar a la lectura a los niños-adolescentes de hoy».
«Una buena recopilación de cuentos que recomiendo a todo el mundo».
«Hay magia entre sus páginas».

Un bazar de duendes viaja por todo el mundo para llevar alegría allí donde hay tristeza; un estanque mágico en la encrucijada de todos los caminos cumple cualquier deseo; un misterioso cofre encierra un gran peligro; un fantástico viaje comienza a raíz de un sueño y un amor imposible... y muchas más aventuras en las que dragones, gigantes, sirenas, brujas y seres maravillosos reviven la tradición clásica de los cuentos.

Comparado por sus cuentos con maestros del género como Andersen o los hermanos Grimm, El bazar de los sueños es la tercera colección de cuentos de Miguel Ángel Villar Pinto. Incluye doce cuentos maravillosos: «Broan y Turin», «El bazar de los sueños», «El bosque de los ciervos blancos», «El carpintero sin suerte», «El cofre de los náufragos», «El estanque mágico de Verdesmeralda», «El viaje de Breogán», «El vuelo de los cisnes», «La biblioteca de Alejandría», «La deuda del marajá», «La maldición de la sirena de oro» y «Las estrellas capturadas».

TÍTULOS DE LA SERIE CUENTOS MARAVILLOSOS:
1. Cuentos maravillosos: Tres cuentos maravillosos
2. Los bosques perdidos
3. El bazar de los sueños
4. Los nubitas y otros cuentos
5. Leyendas de Arabia

RECOPILACIONES:
1. Cuentos infantiles de ayer y de hoy. Incluye «Pulgarcito en la gran ciudad», «Blancanieves y los siete influencers», «El flautista de Hamelín», «La Sirenita», «El hombre feliz», «Caperucita Roja», «La foto nueva del emperador», «Pinocho», «Cenicienta», «Alí Babá y los cuarenta hackers» y «Aladino y el móvil maravilloso».
2. Cuentos para niños (y no tan niños). Incluye Cuentos maravillosos: Tres cuentos maravillosos, Los bosques perdidos, El bazar de los sueños, Leyendas de Arabia y Los nubitas y otros cuentos.

AUTOR

Miguel Ángel Villar Pinto (España, 1977) es escritor de literatura infantil y juvenil, narrativa y ensayo. Con millones de lectores en todo el mundo, sus obras han sido bestsellers internacionales, utilizadas por diversas instituciones como lectura obligatoria en la enseñanza, citadas en diccionarios como referencias literarias e incluidas en el patrimonio cultural europeo e iberoamericano.

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EL BAZAR

DE LOS SUEÑOS

Miguel Ángel Villar Pinto

© Texto: Miguel Ángel Villar Pinto

© De esta edición: Miguel Ángel Villar Pinto

Quinta edición: Independently Published, 2019

Cuarta edición: Independently Published, 2018

Tercera edición: Edimáter, 2010

Segunda edición: Edimáter, 2009

Primera edición: Edimáter, 2009

Más información: villarpinto.com

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de su titular, salvo excepción prevista en la ley.»

ÍNDICE

 

El bazar de los sueños 

El estanque mágico de Verdesmeralda 

Broan y Turin 

El viaje de Breogán 

El bosque de los ciervos blancos 

La deuda del marajá 

El vuelo de los cisnes 

La maldición de la sirena de oro 

El carpintero sin suerte 

El cofre de los náufragos 

Las estrellas capturadas 

La biblioteca de Alejandría 

El bazar de los sueños

 

 

 

La madre de Suré acababa de morir. Era la única familia que tenía y, por ello, aunque todos los vecinos se habían volcado con él durante los primeros días de duelo, dándole cariño y ayudándolo en todo lo posible, se sentía muy desgraciado y desamparado. Apenas tenía cinco años de vida.

—¿Quién se va a ocupar de mí ahora? —lloraba Suré—. ¿Qué va a ser de mí? 

Afligido y preocupado, encontrando únicamente refugio en la soledad de su habitación, se tumbó en la cama y en ella permaneció días y más días. Soñó con su pobre y bienamada madre, recordó cuánto trabajaba, sin tener tiempo para nada más, con el fin de que los dos pudieran comer y él ir a la escuela, cómo se esforzaba en sonreír aun cuando estaba agotada, y lo mucho que sufrió antes de marcharse. No falleció en paz, y Suré lo sabía; había oído cómo, en su lecho de muerte, le pedía a Dios que cuidara de él. Pero Suré, aunque se aferraba a la piedad del Altísimo, había perdido a su madre y nadie se había ofrecido para protegerlo.

Estaban abandonándole las fuerzas, el ánimo y la ilusión por la vida.

Sin embargo, cuando ya casi era incapaz de moverse, escuchó el sonido alegre de flautas y tambores en la calle, y una proclama que decía:

—¡Vengan al bazar de los sueños! ¡Ningún niño puede ser infeliz! ¡Traigan a sus hijos y cumpliremos sus deseos! 

Entre lágrimas, Suré recordó una historia que su madre le había contado. Según decían, existía un bazar de sueños que visitaba las ciudades del mundo para llevar felicidad allí donde había tristeza. Sin todavía terminar de creerlo, Suré se levantó y se asomó a la ventana. Vio en la calle a decenas de duendes de altura semejante a la suya que, con entusiasmo y algazara, bailaban y brincaban mientras otros tocaban con gracioso brío los instrumentos.

—¿Los has enviado tú, mamá? —preguntó Suré mirando al cielo. 

Y en ese instante, las lágrimas acariciaron una sonrisa en su rostro. Tal vez hubiera alguna esperanza…

Rápidamente se vistió, salió de su casa y siguió, como el resto de los niños, a los duendes. La emocionante comparsa musical llegó entonces a un extraño bazar en el que, detrás de varios puestos, esperaban más hombrecillos risueños a los que los niños comenzaron a formular deseos. Aquellos se los concedieron diciendo siempre:

—A cambio, ayudarás al menos una vez a alguien que lo necesite de verdad. 

Y los niños, aceptando el trato, se encontraban con una cesta repleta de caramelos, pirulís, gominolas u otras deliciosas chucherías en sus manos. Mientras Suré esperaba, pensaba que los otros niños no solicitaban más que tonterías.

Llegó su turno y Suré pidió que su madre reviviera. Al instante, la sonrisa del duende que lo atendía se borró y se tornó en tristeza.

—Lo siento —le dijo este—. No podemos cumplir ese deseo. 

Cuando escuchó esto, Suré se sintió decepcionado y profundamente abatido.

—¿De qué me sirve entonces haber venido? —dijo Suré—. Mejor hubiera sido haberme quedado acostado. 

Y sin levantar la vista del suelo, emprendió el camino de vuelta dispuesto a dormir y no despertarse. No tardó mucho en echar a correr, pues la música y la alegría alrededor eran para él una tortura.

No obstante, antes de abandonar el bazar, oyó una voz a su espalda. Era el mismo duende con el que antes había hablado.

—¡Espera! —le dijo—. Todos nosotros —añadió señalando a sus compañeros— hemos pedido un deseo que no podía cumplirse. 

—Eso no me consuela —dijo Suré con amarga sinceridad. 

—Lo sé —afirmó aquel pensativo—, pero tal vez haya alguien que te pueda ayudar.  

—¿Quién? —preguntó Suré inmediatamente. 

—La reina de las hadas —respondió el hombrecillo verde—, pero solo nosotros podemos verla.  

—Entonces, ¡llevadme con vosotros! —rogó el niño. 

—Es un viaje muy largo —le advirtió el duende—, y tenemos que visitar otras muchas ciudades antes de volver allí. 

—No importa —dijo Suré—. Nada me queda aquí más que esperar la muerte. 

El hombrecillo miró fijamente al niño, con seriedad, como si estuviera evaluando la conveniencia de la propuesta, o tal vez no… Quizá solamente lo parecía y, en realidad, había quedado sumido en sus propios pensamientos. No hay modo de saberlo, mas lo cierto es que al cabo de un rato, el duende asintió y dijo:

—Recoge todo lo que sea de valor para ti y regresa al bazar antes del atardecer. 

Así lo hizo Suré y, cuando el sol se ocultaba tras el horizonte, salió por primera vez de su ciudad natal acompañado por el bazar de los sueños.