El imperio Ivanovic - Kris Buendía - E-Book

El imperio Ivanovic E-Book

Kris Buendía

0,0
4,99 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Soy Aleksei Ivanović, me dejé atrapar por La Profesional. Pero hay muchas cosas que todavía tienes que saber de nuestra historia… ¿Negociamos?

Das E-Book El imperio Ivanovic wird angeboten von Kris Buendia und wurde mit folgenden Begriffen kategorisiert:
libros para mujeres soñadoras, libros para románticas, amor, enamorarse, enamorarse de un mafioso, mafia, mafia rusa, enamorarse de un ruso, protagonista ruso

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Copyright © 2018 Kris Buendia.

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

1ra Edición, Diciembre 2017.

El imperio Ivanović.

LIBRO 2.

ISBN Digital: 978-84-17228-80-4

Diseño y Portada: EDICIONES K.

Maquetación y Corrección: EDICIONES K.

 

BILOGÍA IVANOVIĆ

 

EL IMPERIO

 

 

KRIS BUENDIA

 

 

 

 

 

Soy Aleksei Ivanović, me dejé atrapar por La Profesional. Pero hay muchas cosas que todavía tienes que saber de nuestra historia… ¿Negociamos?

Bienvenidos a mi Imperio.

 

la amo

Capítulo 1

 

 

La amo y no puedo evitarlo más. Por eso mandé a hacer algo especial y necesario para ella. Un anillo con rastreo para saber dónde estará y poder cuidar mejor de ella. No me puedo confiar con Sergei por ahí.

Me he abierto a decirle todo de mí, o casi todo. Y entre más sepa, más me odiará al final.

 

Y mientras estoy en una junta, mi asistente interrumpe.

—Señor Ivanović, lamento interrumpir pero tiene una visita importante.

Me alarmo pensando que es Elaine, pero cuando veo de quien se trata, esta vez sí logra sorprenderme.

—¿Qué haces aquí, Charlotte? —Le digo una vez entro a mi despacho donde me espera.

—Sé que te debo una disculpa grande, pero que sepas que ese artículo no lo mandé a hacer yo, Aleksei.

—No creo nada de lo que dices, Charlotte.

—Por favor.

La veo desaliñada. No como la mujer elegante que siempre es, parece que la estuviese pasando mal.

—¿Te encuentras bien? —Me obligo a preguntar.

—En realidad—Comienza a decir un poco nerviosa—Tengo un poco de hambre.

Maldigo para mis adentros por tener un poco de humanidad en estos momentos. Tomo el teléfono y ordeno un poco de comida para ella y para mí. No cometeré el error de salir a la calle con ella otra vez.

—Gracias, Aleksei.

—Sabes muy bien que fuiste importante para mí en algún momento. Lo que no sé es por qué necesitas mi ayuda ¿Dónde está el padre de tu bebé?

—No lo sé y no quiero saberlo. Si vine aquí es porque necesito ayuda… financiera.

Como lo imaginé.

—Cyril…

—No voy a interferir, Aleksei. Sé que tienes a alguien… importante. Yo solamente, pensaba que podía contar con tu ayuda.

—Cyril, primero es mejor que comas algo, y luego hablamos sobre lo que realmente necesitas.

 

En realidad estaba hambrienta. Parecía nerviosa y si no tuviese un apellido importante, diría que era alguien realmente desesperada por mi ayuda. Charlotte termina de comer al mismo tiempo en que yo lo hago. Le he dicho que le ayudaré, pero es mejor que yo la contacte en vez de que ella venga personalmente a buscarme.

—Te acompaño al elevador—Le digo.

 

Mientras espero que las puertas se abran, al mismo tiempo maldigo cuando lo hacen.

Porque veo a Elaine ahí y su expresión no tiene precio.

Marca a toda prisa el botón para que los elevadores se cierren.

—¡Elaine!

—Cielos, Aleksei, lo siento—Me dice Charlotte, pero dudo mucho que lo sienta. Corro a toda prisa por las escaleras hasta llegar al vestíbulo donde en cualquier momento estará.

Al llegar, los elevadores se abren y Elaine se echa a correr al mismo tiempo en que la detengo.

—¡Suéltame! —Me golpea—¡No me toques!

—Elaine.

¡Mierda, mierda, mierda!

—¡Maldito mentiroso de mierda!

—¡Elaine, espera!

—¡No!

—Deja que te explique ¡joder, mujer!

—¿Qué me vas a explicar? ¿Qué sigues con ella? ¿Qué el hijo que espera al final es tuyo? No quiero escucharte, Aleksei. ¡Me mentiste!

—Erwan llévala a casa—Le ordeno a Erwan, no necesito esta mierda ahora.

—No necesito que me lleve. ¡Tengo piernas!

Cruza la calle y desaparece en una esquina. Se me corta la respiración y tomo aire profundo antes de morir aquí mismo.

 

Maldigo para mis adentros y veo a la chica del vestíbulo, quien seguramente dejó subir a Elaine. Ella palidece, sabe que la ha cagado, niego con la cabeza y ella se echa a llorar asustada.

—Joder.

 

Voy al Montreal, hoy es una de esas noches donde la veré cantar y espero que no cometa una locura por lo que seguramente está pasando por su jodida cabeza.

 

Sus celos la ciegan como a mí en estos momentos al ver a su ex en mi mar, encaminándose hacia su camerino.

Voy a matarlo.

Abro la puerta y no notan mi presencia, la veo besándola y lo arrastro fuera de ella.

—¡Paren! —Grita Elaine.

Demasiado tarde.

Erwan entra de inmediato, después Dorian y por último Enzo.

—¡Hagan algo de una puta vez!

Pero todos ellos saben que no deben meterse mientras le rompo la cara a este hijo de perra. Erwan sabe lo que tiene que hacer y es sacar a Elaine de aquí.

—¡Bájame! ¿¡Pero qué les pasa!? ¡Hagan algo!

Continúo golpeándolo y él a mí, acabamos con todo nuestro alrededor hasta que nos rendimos.

—¿De qué exactamente me golpeas, Ivanović? ¿Por ser el primer hombre de Elaine o porque no puedes retenerla?

Me lanzo hacia él de nuevo y lo golpeo en el estómago, él me regresa una patada.

—No te acerques a ella.

—La estoy protegiendo de ti.

—De eso— escupo sangre hacia el suelo—Me encargo yo.

Salgo de camerino hacia la salida trasera, Elaine debe estar ahí.

 

 

Elaine

 

 

En ese momento la puerta se abre y Aleksei entra cerrándola de un solo golpe y me hace saltar del miedo.       Está temblando, su mano está hecha un desastre y su traje ya no luce perfecto, al contrario. Se ha despojado de su chaqueta y ha limpiado la sangre de su boca en las mangas de la camisa azul.

 

Azul, un perfecto tono para la ocasión.

Estoy borracha, pero al menos mi cabeza sabe que mi insolencia no tiene que salir porque mi vida corre peligro con este hombre al lado mío. No me muevo y estoy a escasos centímetros de donde él está.

 

Cuando quiero moverme, su mano llega directamente a la mía y me impide que me aleje de él.

La sigue sujetando—Llévanos a la mansión, Erwan—Aprieta el botón y maldigo para mis adentros por la tecnología de los automóviles de los multimillonarios.

 

Libera mi mano y estoy segura que he dejado de respirar cuando sus ojos encuentran los míos.

—¿Por qué, Elaine?

No respondo y como estoy borracha, me echo a llorar y fijo la mirada en la ventana, las calles de W.A. Son hermosas a esta hora y daría lo que fuera por poder salir de este auto y caminar, no me importa que esté desnuda.

—¡Mírame a la puta cara!—Me gruñe.

No lo hago, limpio mis lágrimas y cierro mis ojos.

—Déjame en paz.

Cuando pienso que va a protestar o hacerme algo, lo único que escucho es cuando abre el champagne y se sirve un poco. Eso hace que lo vea y me asusto cuando lo veo servirse una copa tras otra.

—Detente.

—Déjame en paz—Me imita y vuelve a servirse otra copa y de un sorbo la termina.

Cuando me doy cuenta que va a servirla de nuevo se la arrebato de las manos, dejándola caer al suelo y derramarse por el terciopelo caro del suelo de la camioneta.

—Puedes gritarme, hacerme lo que quieras—lo encaro—Pero no voy a dejar que pongas en peligro tu salud por mi culpa, Aleksei.

—¿Ahora te preocupa mi salud?

Ya veo que las burbujas le han llegado rápido a la cabeza porque ha empezado a sonreír de manera diferente y burlándose de mis palabras.

 

Sus manos vagan por todo mi cuerpo y me abre la bata liberando mis pechos ante él. No lo detengo, no quiero hacerlo.

—¿Te tocó?      

¿Por qué se tortura de esa manera?

—¿Y a ti te tocó Charlotte? —Ataco.

—No hagas que me repita.

—Lo mismo para ti.

 

Aprieta su mandíbula para contenerse de lo que realmente quiere decir y vuelvo a cerrar mi bata avergonzada por su reacción tan fría.

Cuando por fin la puerta se abre no quiero salir. Tengo miedo de que cuando entre vaya a cometer una locura como la última vez que discutimos.

—Sal.

      —No.

—No tengo tiempo para tu insolencia, Elaine—Me advierte enfadado.

—¡No! —Tengo miedo, no quiero bajar.

—¡Baja de una jodida vez!

—Tengo miedo—Confieso—Tengo miedo de que hagas una locura.

No dice nada, pero al menos su pecho se ha vuelto a contraer, eso quiere decir que ha vuelto a respirar y que ahora va a pensar con la cabeza antes de que pueda bajar del auto.

  —Por favor, Elaine.

Bajo de la camioneta cuando por fin me lo pide de por favor, pero no tomo su mano. Me aferro a mi propio cuerpo y camino escalera arriba, no voy a quedarme aquí abajo a tener una conversación con él a medio vestir.

Abro la puerta de su habitación y siento su pecho detrás de mí. Me aparto como si sentirlo me quemara y entra. Cuando espero que diga algo, no dice nada.

Se mete al baño y cierra la puerta detrás de él.

Frunzo el cejo por su reacción y aunque no está discutiendo, esa indiferencia es la que está empezando a doler.

 

Cuando por fin sale, mojado vistiendo solamente una toalla alrededor de su perfecta y marcada cintura, el tatuaje de su brazo me hace burla cuando se tira a la cama boca abajo y cierra sus ojos, listo para dormir.

¿Qué sucede con él?

Levanto mi culo del colchón y me encierro en el baño. Veo su ropa tirada en el suelo y mis ojos se quedan viendo algo especial. Me deshago de mi bata y tomo lo que ambos merecemos del suelo.

Cuando regreso a la habitación sus ojos se abren de par en par cuando ve lo que llevo en mis manos.

Se lo lanzo.

—Castígame—Le pido con voz firme.

No hace ni el más mínimo esfuerzo por moverse, pero veo el asombro en sus ojos y su ceño fruncido. Me voy hasta el sofá que da un ángulo perfecto donde él y me pongo de rodillas, levantando mi culo a la vista y pongo mis manos detrás de mi espalda.

Con un gruñido se levanta de la cama y lo siento detrás de mí.

—¿Esto es lo que quieres?—Rodea mis muñecas con el cinturón y aprieta demasiado fuerte que me provoca hacer una mueca de dolor pero no me quejo.

—Sí.—Respondo por lo bajo.

—¡Dilo más fuerte!—Me da una nalgada que de inmediato manda señales a mi entrepierna, jadeando y chispeante por sentirlo dentro de mí.

—¡Sí!—Grito—¡Castígame, por favor!

—Tú lo pediste.

Sin vacilar me penetra y me encuentro ya lista para él cuando ni siquiera me di cuenta que aún enfadada y temiéndole, lo deseaba.

—¡Aleksei!

 

Empuja dentro de mí y me sostiene de inmediato cuando ve que no puedo sostenerme más. Entierro mi cara en el espaldar de cuero y grito su nombre dos veces, más por lo bien que se siente y por lo frustrante que es no poder tocarlo.

Quizás los castigos de otras personas sean diferentes a los nuestros, pero nuestro castigo es privarnos de lo que más nos gusta del otro, vernos a los ojos y tocarnos, hacernos el amor con vehemencia más no marcarnos, recordándonos dónde y a quién pertenecemos.

—¿Por qué, Elaine?

No voy a responder. Puede torturarme todo lo que quiera, no voy a responder a su jodida pregunta y por mí puede mentalizarse repetirse cuantas jodidas veces quiera.

—Estoy borracha—Miento descarada y golpea la otra mejilla de mi culo y me hace vibrar por dentro.

—¿Por qué, Elaine?

Me sorprende que no me regañe por hacerse repetir. Mi sexo se tensa y empiezo a apretarme por dentro.

Entonces se detiene sale y entra en mí más despacio, malditamente despacio.

—¿Por qué, Elaine?—Su voz enronquecida no me ayuda en nada—Es tu maldito ex esposo, ¿Por qué, Elaine? ¿Por qué lo besaste?

—¡Joder!—Grito cuando me arremete de un tirón y vuelve a disminuir la presión—¡Más rápido!

—¡No!—Me da otro azote en el culo y brinco.

—¡Por favor!

—Suplica todo lo que quieras, Elaine. No vas ganas esta vez, hasta que respondas.

Se me hace un nudo en el estómago, me sorprende que no quiera vomitar, pero es porque el llanto se apodera de mí primero.

Las muñecas me arden y estoy segura que me estoy lastimando con ese nuevo agarre que ha hecho en ellas para inmovilizarme.

—Vas a lastimarte, no te muevas.

Estira más mis brazos de manera que no pueda lastimarme más a mí misma y vuelve a entrar en mí, esta vez como quiero, como nos gusta, pero sin tocarnos y vernos a la cara.

—¿Por qué, Elaine?

Ya no puedo más. La excitación, la frustración de no poder verlo a los ojos, de que no me vea y me toque como lo hace siempre y que no me haya dejado hacer mi trabajo, pueden más que mi maldito orgullo.

—¡Porque me enamoré de ti!—Le grito llorando—¡Porque me rompiste el corazón cuando te vi con ella!

Se detiene.

Libera mis manos enseguida y me lleva hasta la cama para estar sobre mí. Aprieto mis ojos y llevo mis manos a mi cara y continúo sollozando como una niña por haberle revelado algo que ni siquiera sabía que podía decírselo en voz alta.

Me quita las manos de mi cara y besa mis muñecas, ese pequeño gesto me hace llorar, pero no abro los ojos.

—Abre los ojos—Me pide con voz dulce.

—No—sollozo—Te odio.

Empieza trazar besos por todo mi cuerpo hasta llegar a mi rostro, me besa en las mejillas, la nariz, mis labios entreabiertos y por último mis ojos llenos de lágrimas.

—Mírame—Me pide—Mírame, Cielo.

Abro los ojos y lo veo, pero cuando quiero decir algo, me penetra tan duro que me toca mi punto débil con maestría y exploto viéndolo a la cara.

      Después me sigue él cuando me embiste dos veces más y ambos nos corremos. Lo abrazo, lo beso y vuelvo a abrazarlo.

Continúo sollozando después de mi orgasmo colosal y hace que lo vea a la cara cuando me hace una nueva confesión.

—No la besé—Musita besando mis manos—Estaba ahí pidiéndome ayuda financiera.

—Estabas limpiando tus labios y ella también.—Gimoteo.

—Estábamos limpiándonos los labios porque almorzamos juntos.

Ah, bueno. Gracias por el dato.

La madre que te parió Aleksei Ivanović.

—¿Y eso me tiene que hacer sentir mejor?—Refunfuño—ella me odia y yo también la odio por lo que quiso hacer contigo ¿Y ahora me dices que la estás ayudando?

—Cielo, cuando su familia se dio cuenta de lo que había hecho o querido hacer conmigo, le quitaron su apoyo.

—¿Entonces te buscó?

—Sí.

—¿Y vas a ayudarla?

—Sí.

—¿Por qué?

—¿Qué harías tú?

Joder, estoy segura que haría la misma maldita cosa porque tenemos ese corazón lleno de mariposas todavía que se compadece por los demás, hasta por los que no lo merecen.

—Entiendo tu punto pero ¿Y el padre de su hijo?

—La dejó, no quiere hacerse cargo.

—No es justo, Aleksei.

—Lo sé, pero no puedo dejarla desamparada, está esperando un hijo, para mí también es difícil, si eso se va a interponer entre los dos. Estoy dispuesto a dejar de hacerlo si me lo pides.

No digo nada, porque no tengo un corazón tan podrido como el de ella para buscar venganza de esa forma.

—¿Quieres que le quite mi ayuda?

—No—Admito a regañadientes—Pero no quiero que se acerque a ti. Mándale un cheque, pero no es necesario que almuerces con ella y me mientas.

—Iba a decírtelo, pero cuando te vi en el elevador, ya era demasiado tarde.

Me besa la frente y lo abrazo más fuerte. Ahora es mi turno.

—Lo siento, a mí sí me besaron—confieso apretando mis labios.

—¿Le correspondiste?

—Sí.

—¿Te tocó?

—Sí.

—¿Dónde?

—¿Es necesario que lo sepas?

—Cada parte.

Resoplo—Me tocó el culo.

—¿Te gustó?

—No.

Aprieto mis ojos porque espero que vaya por su cinturón de nuevo, pero esta vez busca mis labios y me los devora.

—Te perdono—Dice al verme a los ojos—Solamente porque me has confesado lo que sientes por mí.

Eso fue fácil.

—Lo siento mucho, por favor dime que no le hiciste mucho daño.

—Creo que fue empate, el hijo de puta sabe pelear.

Me rio, por supuesto que sabe pelear. Ya hablaré con él luego.

—¿Qué estaba haciendo él ahí?

—No lo sé—Y es cierto, no tengo una idea de lo que Duncan estaba haciendo ahí.

—No te quiero ver cerca de él.

—De acuerdo.

 

Un Error

Capítulo 2

Rusia.

 

 

He regresado a mi otro hogar. El primero es en sus brazos. Le mentí, le dije que era por negocios pero la realidad es otra.

Revertiré mi vasectomía.

Solamente necesito hacerlo, lo demás no importa. Ella no tiene que saberlo. Soy un hijo de perra. Quiero retenerla a como dé lugar. Soy un maldito controlar y sé que cuando se entere va a odiarme. Pero ella, ella es mi hogar, y la amo.

—Señor Ivanović—Dice el médico—Tiene que guardar reposo. Me gustaría que pasara unos días más en el hospital. El ataque que sufrió mientras estaba siendo intervenido me preocupa bastante.

—Estoy bien.

—Eso lo diré yo, después de que pase unos días más aquí.

Resoplo por eso. No tengo otro remedio. Elaine tendrá que esperar. Y hablando de ella. Una vez el médico sale de mi habitación llamo a Elaine.

—Hola—Responde con voz cansada.

—También te echo de menos, Cielo ¿Me puedes decir por qué estás tan agitada y sin mí?

—No sabía que eras tú, lo siento. Estoy por encontrarme con Christy para comer juntas. ¿Cómo estás tú?

—¿Y eso qué tiene que ver con que estés agitada como si recién acabaras de follar?

—Porque estoy caminando y lo estoy haciendo de prisa porque tengo mucha hambre.

—Ah ¿Llevas el anillo puesto?

—Sí. Conmigo siempre como me lo ordenó, señor Ivanović.

—Así me gusta, pero sin la insolencia.

—¿Todo bien en el trabajo?

Hace mucho frío en esta maldita habitación y es un síntoma de que la echo mucho de menos.

—¿Aleksei?

—Eh, sí. Todo bien.

—¿Con quién estás?

—Con unos socios, Cielo ya te lo dije, vine por trabajo.

—Ya.

Escucho el murmullo de gente y el sonido de la bocina de los autos, lo que me dice que va caminando por las calles de Washington.

—¡Ay! Lo siento—Escucho que se disculpa.

—¿Elaine?

No dice nada.

No responde.

—¡¿Elaine?!

—Lo siento… aquí estoy.

—¿Qué pasa? ¿Con quién te disculpaste?

—Con nadie…eh… una chica, me tropecé con ella… disculpa.

—Vas a acabar con mi juicio, mujer. Por favor ten cuidado y no andes caminando por la calle, puedo enviar a Erwan para que cuide de ti.

—No, estoy bien. Por favor no hagas nada, estoy bien.       Dorian cuida bien de mí.

—¿Dorian o Duncan?

—¿Disculpa?

La medicación debe estar haciendo efecto. Mis malditos celos y la distancia acabarán conmigo.

—Lo que escuchaste.

—No, quiero te expliques, porque lo acabo de escuchar fue una estupidez, Aleksei.

—Me tengo que ir.

—¡Y una mierda!—Dice furiosa—No confías en mí ¿Es eso?

—No digas estupideces.

—De acuerdo, gracias a Dios que estás lejos y no puedo darte una bofetada ahora mismo porque me has enfadado, Aleksei.

—Te llamaré.

—Ni te molestes

Corta la llamada y yo arrojo mi móvil al suelo.

 

Tengo que levantarme de esta maldita cama o mis

celos acabarán conmigo. Hay algo que no anda bien y lo puedo sentir. Una de las razones también porque estoy aquí es porque el plan cada vez está más cerca de ser liberado. Hay una trampa que tengo que preparar, pero mi mujer no me la está haciendo nada fácil. Debo concentrarme en la misión y liberarla por fin de esto, más ahora, que estoy como un hijo de perra enamorado.

 

La última cereza del pastel será hacer un montaje de contrabando, donde será Viktor mi comprador.

Elaine estará presente, la haré creer que soy el mafioso que Stoner le dice que soy. Romperé su corazón, y me entregará sé que lo hará o al menos eso creo, de cualquier forma es una mujer Inteligente, le haré las cosas fáciles.       Una vez dentro, tendré que proteger a mi chica y mis amigos tendrán las pruebas necesarias para hacerle saber a Elaine todo el plan. Necesito que Stoner esté concentrado solo en mí mientras Elaine busca la verdad sobre él.

Al final, sé que romperé su corazón una vez más. O ella el mío.

La primera semana fue demasiado lenta. En todos esos días si tres veces hablé con Elaine sin discutir en dónde estaba y con quién fue mucho. Tenía que decirle que estaba en una junta, en alguna cena importante o cualquier maldita cosa que hiciera que no preguntara más. Sus llamadas siempre eran por la mañana, por lo que tenía que mentirte sobre mi rutina. Y no decirle que estaba ideando un plan desde la cama de un hospital.

—Leon espero que tu llamada sea importante a esta hora de la madrugada.

—Me he olvidado de la diferencia de horario, señor.

Me incorporo en la cama y tomo un poco de agua. Veo el reloj y marca las dos de la mañana.

—No importa ¿Qué sucede?

—Stoner no quiere dejar ir a Elaine—Comienza a explicarme—Ella ha insistido de que es un hombre limpio, pero Stoner como se esperaba no ha dado su brazo a torcer.

Maldita sea, Elaine. No debe exponerse de esa manera, no lo valgo.

—¿Algo más?

—De momento solo eso, señor.

—De acuerdo.

 

No logré conciliar el sueño después de eso. Necesito que Elaine vuelva a pelear conmigo y no sospeche nada. No debe pedirle Stoner que me deje ir, su maldito jefe debe tener los ojos puestos en mí para que el plan siga como hasta ahora.

—¿Dónde estás?—Es lo primero que digo cuando responde mi llamada.

—Hola para ti también, Cielo.

—Responde, Elaine.

—Estoy en el Montreal.

—¿Y qué haces ahí?

—Tomando una copa como la gente normal ¿Algún problema?

—¿Estás ebria?

—No—Se ríe, suena ebria—¿Por qué estás tan enfadado?

—Estoy enfadado porque te dije que no te quería ver en el Montreal sin mí, Elaine. ¿Cuándo harás lo que se te ordena?

—¿Cuándo dejarás de ser tan irracional?

—No me provoques, Elaine.

—¿Qué no te provoque?—Dice ofendida—Tengo una maldita semana de no verte, no me llamas, no sé nada de ti y solamente me llamas para preguntarme dónde y con quién estoy.

¡Ah! Y no solamente eso, me das órdenes de que no salga de la casa. ¡Dame un respiro, ruso!

—¡Elaine! ¡No me provoques, mujer!

—¡La madre que te parió, Aleksei!

Corta de nuevo. Listo era lo que necesitaba algo malditamente no anda bien con ella. ¿Desde cuando se altera por nada? Lo de volverla a enfadar no ha salido bien esta vez. Algo en mi pecho duele y no es solamente porque la extraño como el demonio.

Ella está en peligro.

Me levanto de la cama al mismo momento en que el médico entra con una enfermera.

—Señor Ivanović, todavía no puede irse.

—¡Y una mierda! Mi mujer me necesita, tengo que subirme a mi avión ahora mismo y no hay negociación sobre ello. Me siento mejor, puede monitorear mi azúcar si quiere.

Me mantengo sereno como puedo para que de una vez me deje ir, al cabo de una hora estoy subiendo a mi avión privado junto con Erwan. Necesito ir al apartamento de Elaine y saber qué es lo que está pasando. De repente le da por cancelar su misión y ahora la encuentro ebria al teléfono. Ella no es así.

 

Llegamos a Washington y lo primero que me dice Erwan es sobre el paradero de Elaine. En su apartamento y parece que tuvo algún tipo de pelea en Montreal la noche anterior.

Llego a su apartamento y me encuentro a Dorian en compañía de otro hombre. No me lo esperaba pero no me meteré en su asunto.

—Señor Ivanović—Saluda.

—¿Dónde está Elaine?

Luce nervioso cuando responde:

—Está dormida.

—Bien—Digo al mismo momento en que entro sin ser invitado—Solamente quiero asegurarme que está bien.

—De acuerdo.

Camino hasta su habitación y no la encuentro para nada dormida, sino viendo por la ventana casi soñolienta.

Está ebria.

Maldigo para mis adentros y me acerco a ella, no sabe que soy yo y se deja hacer. La llevo hasta el baño y Dorian ha desaparecido con su amigo.

—¿Dorian?

No respondo, y sigo lavando su cara, su cuerpo y ella permanece con los ojos cerrados.

—Por favor, no le digas nada a Aleksei si llama—musita con los ojos cerrados.

Tenso mi mandibula al escucharla pedir eso. Se atreve a mentirme en mi propia cara.

Cierro el grifo, seco el exceso de agua de su cuerpo, la cargo en brazos de nuevo y la meto a la cama. Me quedo con ella, verla dormir. Luce tan hermosa y al mismo tiempo cansada. Odio que haga este tipo de cosas mientras yo no estoy. Es demasiado peligroso para ella.

—¿Dónde está, Jesse? —Pregunta y mis celos atacan de nuevo.

—¿Quién mierda es Jesse?

Cuando escucha mi voz con todo su esfuerzo abre los ojos y se asusta de verme.

—Yo…

—¿Con quién estabas aquí, Elaine? ¿Y porque te encontré casi desnuda y ebria?

No responde, más sus ojos están llorosos.

—Dímelo. Dime que no es lo que estoy pensando.

—Puedo explicarlo, Aleksei.

—¡Explícame!—Le grito poniéndome de pie y dando vueltas por toda la habitación.

—Yo puedo explicártelo, Aleksei—Dice Dorian entrando a la habitación. —No es la primera vez que sucede esto—Lo que está a punto de decir me alarma—La última vez que la encontré así, estuvo a punto de ahogarse en la bañera.

— ¿Qué?—Sigo sin poder creerlo.

—Creo que tienes un problema con la bebida, nena.

—¡No!—Se levanta de la cama y se aferra a la sábana que cubre su cuerpo—Solo fue una copa…Jesse vino y, te juro, les juro que solamente tomé la mitad de una copa.

—¡Mírate!—Mascullo lleno de rabia—Estás temblando y ni siquiera tiene sentido lo que dices.

—Te lo juro—Empieza a llorar—¡Se los juro por mi vida que no sé lo que está pasando!

—Necesitas ayuda, Elaine.

—¡Tú has dejado esas botellas aquí, Aleksei!—Me acusa y no entiendo nada—¿Qué pretendías que hiciera con ellas?

—¿De qué estás hablando?—Yo no te he mandado nada, Elaine. Hasta yo mismo he dejado de tomarlas.

Su cara me alarma y Elaine comienza a hacer arcadas corriendo hasta el baño.

—¡Elaine!

Comienza a vomitar sin parar, no es algo normal que haya visto antes en alguien que esté ebrio.