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Este libro - cuya primera edición en el FCE se publicío en 1948 - introduce al lector al extraordinario mundo del espíritu maya. Su origen se remonta a los albores de la época colonial, al afán de algunos mayas de linaje ilustre por conservar su identidad, quienes trasladaban antiguos textos jeroglíficos a la nueva escritura aprendida de los frailes españoles. Los cerca de diecisiete libros del Chilam Balam proceden de distintos poblados de la península de Yucatán y cada uno contiene escritos diversos (religiosos, históricos, cronológicos, astronómicos, médicos y poéticos) y de distintas épocas; este volumen compila los textos principales.
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Seitenzahl: 290
Traducción de sus textos paralelosAlfredo Barrera Vásquez y Silvia Rendón
Basada en el estudio, cotejo y reconstrucción hechos por el primero, con introducciones y notas
1ª ed. (Biblioteca Americana), 1948 2ª ed. (Popular), 1963 1ª ed. (Lecturas Mexicanas), 1984 14ª reimpresión, 1990 16ª reimpresión, 1992 17ª reimpresion, 1994 19ª reimpresión, 1996 20ª reimpresión, 1998 21ª reimpresión, 2000 Edición conmemorativa 70 Aniversario, 2005 Primera edición electrónica, 2012
D. R. © 2005, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F. Empresa certificada ISO 9001:2008
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ISBN 978-607-16-0882-6 (ePub)ISBN 978-968-16-7642-1 (impreso)
Hecho en México - Made in Mexico
A la memoria de los ilustres precursores de la filología maya Juan Pío Pérez y Crescencio Carrillo y Ancona, a cuyos afanes se debe la conservación de la mayor parte de las fuentes originales.
La ortografía del maya es tradicional. Para su pronunciación hay que tomar en cuenta lo siguiente:
c ante toda vocal tiene valor de k o qu, es decir, que ante e o i debe leerse que o qui.
h es siempre aspirada como en inglés, excepto en ch que suena como el digrama del español y del inglés y en th cuyo sonido se explica más abajo.
s y z suenan como la s del inglés o del español de América.
th representa un sonido de t glotalizado.
(un apóstrofo) arriba y después de una consonante hace que suene glotalizada; y arriba y después de una vocal tiene valor de consonante glotal (glottal stop).
dz representa un sonido africado glotalizado sordo que debiera representarse así: ts’, usándose tres signos. Es el sonido glotalizado del digrama tradicional tz (ts). Antiguamente se representó con c invertida ().
Los paréntesis cuadrados [ ] encierran inclusión del autor y los paréntesis angulares <> restituyen o corrigen.
Los llamados libros de Chilam Balam forman una de las secciones más importantes de la literatura indígena americana. Fueron redactados después de la conquista española, por lo que su escritura y su forma material son europeos. Es decir, su escritura es la que los frailes españoles adaptaron a la fonología de la lengua maya en Yucatán y el papel usado —por lo menos en las copias ahora existentes— es también europeo, formando cuadernos. Algunos, si no todos, tuvieron tapas de vaqueta. El material que contienen es heterogéneo. De modo general puede clasificarse así: 1) Textos de carácter religioso: a) puramente indígena; b) cristiano traducido al maya. 2) Textos de carácter histórico, desde crónicas con registro cronológico maya a base de la “cuenta corta” (katunes en series de 13) hasta simples asientos de acontecimientos muy particulares sin importancia general. 3) Textos médicos, con o sin influencia europea. 4) Textos cronológicos y astrológicos: a) tablas de series de katunes con su equivalente cristiano; b) explicaciones acerca del calendario indígena; c) almanaques con o sin cotejo con el Tzolkin maya, incluyendo predicciones, astrología, etc. 5) Astronomía según las ideas imperantes en Europa en el siglo XV. 6) Rituales. 7) Textos literarios; novelas españolas, etc. 8) Miscelánea de textos no clasificados.
Como se ve, la diversidad de su contenido abarca todas las fases culturales por que fue pasando el pueblo maya de Yucatán hasta que cesaron de compilarse. Es indudable que gran parte de sus textos religiosos e históricos puramente nativos provienen de los antiguos libros jeroglíficos, de los cuales solamente existen disponibles en el mundo tres, todos en Europa (véase Villacorta y Villacorta, 1933). Otra porción de sus textos ha sido registrada de fuente oral y el resto de impresos europeos.
Vinieron a llamarse Libros de Chilam Balam, no sabemos desde cuándo. No consta este nombre como título original de ninguno actualmente, aunque Pío Pérez asienta en una de sus transcripciones: “Hasta aquí termina el libro titulado Chilambalam que se conservó en el pueblo de Maní…” (Códice Pérez, Ms., p. 137.) De todos modos, el nombre es ya una denominación técnica aceptada para designar este tipo de libros yucatecos.
Balam es el nombre del más famoso de los Chilames que existieron poco antes de la venida de los blancos al continente. Balam es un nombre de familia, pero significa jaguar o brujo, en un sentido figurado. Chilam (o chilan) es el título que se daba a la clase sacerdotal que interpretaba los libros y la voluntad de los dioses. La palabra significa “el que es boca” (véase Landa, 1938, ed. yuc., p. 50 y Diccionario de Motul, Ms., sub voce). Chilam Balam predijo el advenimiento de una nueva religión y de allí su fama. Vivió en Maní en la época de Mochan Xiu poco antes de la conquista española.
Cómo llegaron a organizarse y multiplicarse los Libros de Chilam Balam, lo suponemos así: Algún sacerdote (o varios sacerdotes simultáneamente) recibiría instrucción de los frailes, aprendiendo a leer y escribir en su propia lengua. Aprovechando esta nueva adquisición de su cultura, transcribiría textos religiosos e históricos contenidos en sus libros jeroglíficos, incluyendo los de las predicciones de Chilam Balam. De una o varias fuentes saldrían copias que pasarían a manos de los sacerdotes nativos de otros pueblos, viniendo así a incluir en su denominación el nombre del lugar de procedencia: Chumayel, Maní, Tizimín, etc. En cada poblado al núcleo original se le fue adicionando otro material de acuerdo con el criterio del curador y según los acontecimientos locales. Como se les tenía por libros sagrados, que eran leídos en ciertas ocasiones, había el interés de conservarlos para la posteridad y fuéronse copiando y recopiando cuando se deterioraban. Los copistas cometieron errores de lectura, por lo que en veces, sea por desgaste, mala escritura anterior, manchas, etc., no entendieron alguna palabra correctamente, la transcribieron mal, o la sustituyeron por otra, en ocasiones correcta según el contexto, pero no exactamente igual a la que se sustituía, sino sinónima; cometieron algunos errores de escritura; dejaron de poner palabras faltantes completamente o agregaron de su cosecha otras, etc. El tiempo destruía los libros materialmente y destruía a su vez el entendimiento que sus curadores deberían tener de su contenido al modificar su propia cultura. Así pues, las copias hoy existentes no son las originales del siglo XVI en sus textos de fondo, sino copias de copias muy posteriores, algunas del siglo XVII y otras aun del siglo XX. Gran parte de estos textos que llamamos de fondo aparecen repetidos una o más veces en los Libros, pero en cada ocasión, las versiones no son idénticas, por las razones apuntadas.
Puede entonces decirse que los Libros contienen dos tipos de texto, en lo que respecta a la posibilidad de su exégesis: 1) los susceptibles de ser reconstruidos por cotejo de sus varias versiones y 2) los que no son susceptibles de reconstrucción porque son singulares. Algunos de estos últimos, debido a su asunto, simplicidad y época no lejana, obviamente no necesitarán reconstrucción. De ahí que hayamos preferido hacer un Libro de Libros de Chilam Balam, en lugar de hacer traducciones aisladas de cada uno, y que hayamos preferido los textos del tipo 1 para hacerlo, dejando para más adelante los del tipo 2, pues es posible que sean hallados nuevos Libros donde aparezcan textos paralelos de algunos que actualmente son singulares. Por de pronto, hasta 1936, el texto de “El lenguaje de Zuyua”, incluido en esta obra, no tenía paralelo, pero en ese año fue descubierto el Libro de Chilam Balam de Tusik en donde vino una versión que ha servido mucho para aclarar algunos pasajes.
Así pues, la presente obra contiene la traducción de los textos de los cuales existe más de una versión. Las traducciones se han hecho sobre la reconstrucción realizada mediante una cuidadosa colación de las varias versiones, siguiendo un método riguroso, como puede verse en nuestra edición crítica de la Crónica publicada por la Carnegie Institution of Washington en 1949, con un comentario por el doctor Sylvanus G. Morley.
Al presente hay listados más de una docena de Libros de Chilam Balam, pero los disponibles para estudio son los siguientes: 1) Chumayel, 2) Tizimín, 3) Káua, 4) Ixil, 5) Tekax, 6) Nah, 7) Tusik y 8) Códice Pérez (Maní).
Hay noticias de otros: el de Teabo, que parece ser el mismo de Tekax y los de Peto, Nabulá, Tihosuco, Tixkokob, Hocabá y Oxkutzcab, pero nadie los ha descrito, ni se sabe dónde se encuentran.
Se dio en llamar Chilam Balam a la Crónica de Calkiní de carácter puramente histórico, traducida por nosotros y publicada, con el nombre de Códice de Calkiní, en 1957.
La referencia clara de la existencia de los Libros de Chilam Balam en los principios del siglo XVII la tenemos en Sánchez de Aguilar, que dice en su informe (ed. 1937, p. 181): “Ultra que sería muy útil que hubiese impresos en la lengua de estos Indios, que tratasen del Génesis y creación del mundo; porque tienen fábulas, o historias muy perjudiciales, y algunos las han hecho escribir, y las guardan, y leen en sus juntas. E yo huue un cartapacio de estos que quité a un Maestro de Capilla, llamado Cuytun del pueblo de Çucop, el cual se me huyó, y nunca le pude auer para saber el origen deste su Génesis…” Cogolludo (1867-1868, vol. I, p. 310), después de citar las palabras de Sánchez de Aguilar, agrega: “Recién venido yo de España oí decir a un religioso llamado Fr. Juan Gutiérrez, y era gran lengua de estos indios, que había vista otro escrito semejante al dicho…” También menciona Cogolludo (ibid., p. 183) “un librillo…” que fue seguramente —o es— una crónica histórica del tipo de las de los Pech o de la de Calkiní.
El doctor D. Agustín de Echano, canónigo que fue de la Catedral de Mérida (Yucatán), en la aprobación de una obrita en maya, impresa en 1758, asienta: “La experiencia de manejar tan incesantemente a los indios en cerca de doce años que les serví, me enseñó que el motivo de estar todavía muchos tan apegados a sus antigüedades era porque siendo los naturales muy curiosos, y aplicándose a saber leer, los que esto logran, cuanto papel tienen a mano tanto leen; y no habiendo entre ellos más tratados en su idioma que los que sus antepasados escribieron, cuya materia es sólo de sus hechicerías, encantos y curaciones con muchos abusos y ensalmos” (en Domínguez, 1758). Damos inmediatamente una breve reseña de cada uno de los ocho más conocidos:
1. El Chilam Balam de Chumayel. Procede del pueblo de Chumayel, Yucatán. Fue propiedad del obispo Crescencio Carrillo y Ancona. En 1868, siendo ya propiedad de éste, fue copiado a mano por el doctor Berendt y en 1887 fotografiado por Teoberto Maler. George B. Gordon, director del Museo de la Universidad de Pennsylvania, lo fotografió y editó en forma facsimilar en 1913. Pasó a la Biblioteca Cepeda de Mérida en 1915, de donde fue sustraído juntamente con otros manuscritos, antes de 1918. En 1938 apareció en venta en Estados Unidos en la suma de siete mil dólares. Más tarde, fue de nuevo ofrecido en venta al doctor Sylvanus G. Morley por la suma de cinco mil dólares. Partes de él han sido traducidas y publicadas desde 1882, pero la primera traducción completa la publicó Antonio Médiz Bolio en Costa Rica en 1930, en español. La segunda, en inglés, la hizo Ralph L. Roys quien la publicó en 1933.
2. El Chilam Balam de Tizimín. Procede de la villa de Tizimín, Yucatán, y fue hallado allí a mediados del siglo XIX. El párroco de este lugar lo donó al obispo Carrillo y Ancona en 1870, quien originalmente lo llamó Códice Anónimo. Fue copiado por Berendt posiblemente poco después de 1870. De la copia de Berendt se valió, Brinton para hacer la primera traducción de una parte del Códice. Compañero del Chumayel, siguió la misma suerte que éste, hasta que procedente de Estados Unidos fue donado por la señorita Laura Temple al Museo Nacional de Arqueología (hoy Museo Nacional de Antropología), en donde se conserva juntamente con el de Ixil.
La única traducción completa del Chilam Balam de Tizimín es obra de Maud Worcester Makemson, quien con el título de The Book of the Jaguar Priest la publicó en 1951.
3. El Chilam Balam de Káua. Éste también fue de la colección del Obispo Carrillo y Ancona y formó parte del grupo de manuscritos que fue extraído de la Biblioteca Cepeda de Mérida, poco después de haber sido depositado en ella en 1915. No se conoce su actual paradero. Es tercero en importancia, el más voluminoso sin embargo, con 282 páginas; nunca ha sido totalmente traducido ni publicado. Sólo se le han sacado copias manuscritas o fotográficas y traducido algunas de sus recetas médicas por Roys en 1931.
4. El Chilam Balam de Ixil. Pío Pérez, en su miscelánea de extractos de Libros de Chilam Balam conocida ahora como Códice Pérez, describe este documento y menciona que el lugar de su procedencia es el pueblo de Ixil. No se sabe cómo pasó a manos del obispo Carrillo y Ancona. Estuvo incluido en el mismo legajo del Libro de Tizimín e identificado por nosotros, se halla ahora separado de éste en la Biblioteca del Museo Nacional de Antropología en la ciudad de México. No ha sido traducido, ni publicado, salvo en pocas copias fotostáticas y manuscritas. Contiene un recetario médico.
5. El Chilam Balam de Tekax. Es semejante al de Káua, pero mucho más corto, pues solamente contiene 36 páginas. Es calendárico y médico. Nunca ha sido traducido ni parcialmente. Formó parte de la colección de William Gates. Ignoramos cuál sea ahora su paradero. Existen de él copias fotográficas en algunas bibliotecas.
6. El Chilam Balam de Nah. Procede de Teabo, Yucatán. Es también del mismo tipo del Káua, con 64 páginas e igualmente formó parte de la colección de Gates. El material médico que contiene fue traducido por Ralph L. Roys al inglés y publicado en 1931. Se ignora dónde para actualmente.
7. El Chilam Balam de Tusik. Fue descubierto en la aldea de Tusik, Quintana Roo, México, en 1936. Consiste en un cuaderno de sólo 29 hojas. Contiene algunos textos semejantes a los del Chilam Balam de Chumayel. Uno de estos ha servido para cotejar la única copia que existía en el Chumayel del lenguaje de Zuyua que se incluye en este libro. Posiblemente se encuentre aún en Tusik. Ha sido fotografiado, transcrito y traducido parcialmente, pero no publicado.
8. Códice Pérez. Por su importancia este manuscrito debería ocupar uno de los primeros lugares; si se coloca aquí, es porque en sí mismo ni es copia hecha por indígenas mayas, ni lo es de un solo libro, sino un conjunto de fragmentos de varios, principalmente de los Libros de Maní (ahora desaparecidos), Ixil y Káua, recopilado por D. Juan Pío Pérez alrededor del año de 1840. El manuscrito original está en manos de una familia Escalante de Mérida. Ha sido copiado varias veces y una de sus copias se halla en la Biblioteca Nacional de México; otra existe en la Colección Berendt en la Universidad de Pennsylvania, una más en el Middle American Research Institute y otra en la Biblioteca del Instituto Yucateco de Antropología e Historia. El doctor Ermilo Solís Alcalá la tradujo al español, habiéndose publicado su traducción en 1949. Contiene cerca de 200 páginas. El nombre de Códice Pérez se lo asignó el obispo Carrillo y Ancona en 1870. Fue compilado entre 1837 y el siguiente año. Juan Pío Pérez lo dividió en dos partes que aquí se citan como Pérez I y Pérez II.
La lista de los textos incluidos en la presente obra y su procedencia pueden verse en el cuadro sinóptico respectivo.
Cuadro sinóptico de los textos-fuentes y su localización en los originales Lugares donde se encuentranTextosPérez IPérez IIChumayelTizimínKáuaTusikLizana (1893)Crónica I134-137 74-77 (G)18v-19r Primera Rueda Proféticade un doblez de Katunes11 Ahau......pp. 75pp. 15713 (G) y 73 (G)13r143r (SA) 9 Ahau......76158 13v143r/v (SA) 7 Ahau......76-77159 13v-14r143v (SA) 5 Ahau......77-78160-161 14r143v (SA) 3 Ahau......78-79161-162 14r141v (SA) 1 Ahau......79-80162-163 14r/v141v (SA) 12 Ahau......80-81163 14v142r (SA) 10 Ahau......81164 14v-15r142r (SA) 8 Ahau......81-82152 15r142r (SA) 6 Ahau......82-83153-154 15v142v (SA) 4 Ahau......83-8415473 (G)15v142v (SA) 2 Ahau......84-8515573 (G)19v142v (SA) 13 Ahau......85-<90> [86]15673- 74 (G) 143r (SA) Segunda Rueda Profética deun doblez de Katunes11 Ahau...... 87-88 (G)16r 9 Ahau...... 89 (G)16r 7 Ahau...... 90 (G)16r/v 5 Ahau...... 91- 92 (G)16v 3 Ahau...... 92 (G)16v 1 Ahau...... 93- 95 (G)16v-17r 12 Ahau...... 96 (G)17r/v 10 Ahau...... 97 (G)17v 8 Ahau...... 98 (G)17v 6 Ahau...... 98 (G)17v 4 Ahau...... 99 (G)17v-18r 2 Ahau...... 99 (G)18r 13 Ahau...... 100 (G)18r Textos Proféticos de KatunesAisladosProfecía de un Katun 13 Ahau......116-117 11v Profecía llamada de las Flores en un Katun 11 Ahau......118-120 45-47 (G) 12r/v Profecía llamada Episodio de Ah Mucen Cab en un Katun 11 Ahau......117-118 42-43 (G) 11v-12r Profecía llamada La Palabra de Oxlahun. Ti Ku en un Katun 13 Ahau......115-116 11r Profecía llamada Memoria de cómo vino Hunab Ku......65-69 64-67 (G) 7r- 8v Profecía llamada Interpretación de la llegada de los extranjeros......74-75 10v-11r Cuceb o Rueda Profética de los Años......101-115 1r- 7r U Mutil Chuenil Kin Sansamal......94-95 75v-76v (CMD) 77v-78r (CMD) Jaculatorias de los Ah Kines...... 81r/v (CMD) Palabras de Ah Kin Napuctun......72166104 (G) 37rPalabras de Ah Kahuil Chel......72167104-105 (G) 37rPalabras de Nahau Pech......73167-168105 (G)10r 37vPálabras de Natzin Yabun Chan......72168105 (G)10r 37v-38rPalabras del Chilam Balam......73169-170115-107 (G)10r/v 38r/v El Lenguaje de Zuyua 1ª Parte...... 28-33 (G) 16r-19v (BV) El Lenguaje de Zuyua 2ª Parte...... 34-42 (G) 19v-27r (BV) Alzamiento de Dn. A. Martínez......74-75 10v-11r Relato llamada Acontecimiento Histórico de un 8 Ahau......120-121 12v-13r Explicación del Calendario Maya......90-93165-166Algunos de los textos que aquí se incluyen han sido publicados antes por otros autores, pero solamente en una de sus versiones, de modo que, si se les coteja, nuestra traducción nunca será idéntica a la de aquéllos, ya que se ha hecho sobre la reconstrucción de los textos, colacionando cada versión conocida.
En los libros de Chilam Balam 1) de Maní (Pérez i) a páginas 134-137; 2) de Tizimín a folios 18v-19r, y 3) de Chumayel a páginas 74-77 de la edición Gordon, aparecen tres versiones de un mismo texto que se habían venido tomando como tres crónicas distintas, aunque de contenido semejante. Un cuidadoso cotejo de las tres versiones vino a demostrar que realmente se trata de una sola crónica que puede dividirse en cuatro partes, que por primera vez se editan por separado.
La que aquí llamamos Parte I es una historia de las emigraciones de los Xiues, desde su salida de Nonoual en un Katun 3 Ahau (10.2.0.0.0: 849-869) hasta su establecimiento en Chacnabitón, que duró hasta el fin de un Katun 5 Ahau (10.14.0.0.0: 1086-1106). La Parte II es una historia itzá que abarca desde el “descubrimiento” de la provincia de Siyan Can Bakhalal en un Katun 8 Ahau (9.0.0.0.0: 415-435) hasta el retorno de este grupo a Chichen Itzá en un 4 Ahau (10.8.0.0.0: 968-987). Dentro de este lapso se incluyen los acontecimientos del “descubrimiento” de Chichen Itzá en un Katun 6 Ahau, el siguiente al del “descubrimiento” de Bakhalal; la ocupación de Chichen Itzá en el Katun 13 Ahau (9.4.0.0.0: 495-514), el mismo en que se “ordenaron las esteras”; el primer abandono de Chichen, acaecido en el Katun 8 Ahau, el decimotercero después del Katun 8 Ahau, inicial de esta Parte (9.13.0.0.0: 672-692); el arribo a Chakanputún, sea en el Katun 6 Ahau siguiente o en el Katun 4 Ahau que sigue inmediatamente (9.15.0.0.0: 711-731). El abandono de Chakanputún ocurre en el Katun 8 Ahau, el decimotercero después del primer abandono de Chichen Itzá (10.6.0.0.0: 928-948), y duran los emigrantes en su penosa peregrinación para “establecer sus hogares de nuevo” en Chichen Itzá, 2 katunes: el 6 Ahau y el 4 Ahau (10.7.0.0.0 y 10.8.0.0.0: 948-987). La Parte III es la historia de la época llamada del “Nuevo Imperio” y abarca un periodo a partir del Katun 2 Ahau (10.9.0.0.0: 987-1007), en que Ah Mekat Tutul Xiu se establece en Uxmal, hasta llegar al Katun 2 Ahau (11.15.0.0.0: 1500-1520), en que se realiza el descubrimiento de Yucatán por los europeos. Dentro de este periodo queda la alianza llamada “Liga de Mayapán”, que duró diez katunes: del mencionado 2 Ahau (10.9.0.0.0: 987-1007) hasta el 10 Ahau inclusive (10.18.0.0.0: 1165-1185); el segundo abandono de Chichen Itzá por los itzaes a causa del complot de Hunac Ceel de Mayapán contra Chac Xib Chac, jefe de Chichen, lo cual aconteció en el Katun 8 Ahau (10.19.0.0.0: 1185-1204), precisamente en el décimo año Tun (10.18.10.0.0: 1194), con la ayuda de mercenarios chichimecas, capitaneados por siete jefes cuyos nombres se dan; el ataque al Señor Ulmil de un lugar no mencionado a causa de sus “banquetes” con el Señor Ulil de Izamal, acontecimiento que ocurrió durante el mismo Katun 8 Ahau en que fue atacado Chichen Itzá; la represalia de los itzaes, de Ulmil y de los izamalenses contra Mayapán, lo cual ocurrió en el Katun 4 Ahau (11.1.0.0.0: 1224-1244), treinta años después de su derrota (aunque el texto dice que treinta y cuatro) “por causa del gobierno múltiple en el interior” (lo cual parece indicar que la llamada “hegemonía de Mayapán” comenzó a raíz del triunfo de Hunac Ceel), y la destrucción total de Mayapán en el Katun 8 Ahau (11.12.0.0.0: 1441-1461) por la misma causa anterior. Se callan aquí los acontecimientos ocurridos durante el transcurso de los Katunes 6 Ahau (11.13.0.0.0: 1461-1480) y 4 Ahau (11.14.0.0.0: 1480-1500), que corresponden a la época en que se establecieron los pequeños reinos o cacicazgos que hallaron los españoles al ocupar la península. La Parte IV y última esta dividida en dos series: una que es una enumeración corrida de los Katunes 13 Ahau a 8 Ahau (11.16.0.0.0: 1520-1539 a 12.5.0.0.0: 1697-1717), es decir, que cierran el ciclo de Trece Katunes, pero sin mencionar otros acontecimientos, y otra serie repetida, aunque incompleta, que comienza con el Katun 6 Ahau, el siguiente después de la destrucción de Mayapán, ya mencionado (11.13.0.0.0: 1461-1480) y termina con el 3 Ahau (12.1.0.0.0: 1618-1638), registrando la peste sufrida durante el Katun 4 Ahau (11.14.0.0.0: 1480-1500), en que “los zopilotes entraron a las casas”, y la viruela grande que apareció en el Katun 2 Ahau (11.15.0.0.0: 1500-1520), el mismo de la aparición de los europeos, lo que significa que fueron los introductores. En el Katun 13 Ahau (11.16.0.0.0: 1520-1539) se fija la fecha de la muerte del ofrendador del agua, Ah Pulá. El Katun 11 Ahau (11.17. 0.0.0: 1539-1559) se señala como el de la llegada de los españoles, pero que naturalmente se refiere a su definitivo establecimiento, pues su primera aparición fue en el Katun 2 Ahau (11.15.0.0.0: 1500-1520). En los siguientes se enumeran diversos hechos históricos de la colonia, siendo el último el del censo levantado por Diego Pareja en el año 1610, durante el Katun 5 Ahau (12.0.0.0.0: 1599-1618). El último Katun registrado, el 3 Ahau (12.1.0.0.0: 1618-1638), no tiene asignado acontecimiento alguno.
La Parte I aparece completa en la version del Maní, incompleta en la del Tizimín y falta enteramente en la del Chumayel. El hecho de que tanto en la versión del Maní como en la del Tizimín aparezca en posición inicial de la Crónica ha dado lugar a confusiones en las exegésis que anteriormente se habían hecho de ella. Algunos autores (cf. Tozzer, 1941) habían interpretado correctamente la cronología, por deducciones, pero no se habían dado cuenta de que se trata de un relato fuera de lugar.
La Crónica Matichu ofrece en términos generales una cronología aceptable que se compadece con los datos aportados por otras fuentes, tales como la Relación de Landa. Landa, por su parte, habla de algunos hechos que no se consignan de modo directo en estas crónicas, sino indirecto o con una concisión extrema. Algunos hechos se callan completamente en ellas. De todos modos, el valor aceptable de la Crónica Matichu en su aspecto cronológico radica en que reside el cotejo de otras fuentes tenidas por veraces. Algunos de sus datos, naturalmente, sólo pueden cotejarse con los datos de la arqueología. Y aun en este terreno resiste muy bien la prueba, con poquísimas excepciones en las que puede haber duda.
Landa se refiere claramente a la ocupación de Chichen Itzá por un Quetzalcóatl-Kukulcán, asentando que “entró por la parte Poniente, y que difieren en si entró antes o después de los itzaes o con ellos”. Menciona también que “partido Cuculcán, acordaron los señores, para que la república durase, que tuviese el principal mando la casa de los Cocomes, por ser más antigua o más rica, o por ser el que la regía entonces hombre de más valor” y especifica que la capital sería Mayapán. Por otra parte, más adelante se refiere al des potismo ejercido por los Cocomes y a su constante importación de mercenarios mexicanos a Xicalanco, lo cual dio origen a una revolución que terminó con la destrucción de Mayapán, revolución que capitanearon los Xiues. La Crónica Matichu no habla de Quetzalcóatl-Kukulcán ni de los Cocomes. Da el nombre de los siete capitanes que atacaron a Chac Xib Chac de Chichen Itzá en 1194 y estos nombres son nahuas; al señor de Mayapán que hizo la guerra a Chichen Itzá con estos capitanes no se le llama Cocom sino Hunac Ceel, que en otras fuentes aparece como Hunac Ceel Cauich. Ahora bien, es evidente que Chichen Itzá, Mayapán, Tulum, Ichpatún y otras ciudades menos importantes muestran una clara influencia de la cultura tulense llamada tolteca, o dentro de la arqueología maya, “mexicana”. Esta influencia no pudo tener otro origen que la invasión de elementos humanos provenientes de la meseta central, es decir, que lo sustentado por Landa de la venida de un Quetzalcóatl a Yucatán y de la contratación de mercenarios mexicanos por los Cocomes de Mayapán son hechos que tienen prueba de veracidad en la arqueología directamente y en la Crónica, por cuanto a los mercenarios, también directamente.
Así pues, en la Crónica se mencionan dos grupos emigrantes de un modo directo: los Itzaes y los Xiues. No se habla de la emigración de los Cocomes, ni de Quetzalcóatl-Kukulcán. Es de suponerse que los Cocomes eran gente de Quetzalcóatl-Kukulcán.
El grupo más importante, según las crónicas, era el Itzá, el cual ya no estaba presente en el norte de Yucatán cuando se realizó la conquista de los europeos, sino que habitaba en la Laguna de Petén en Guatemala desde hacía varios siglos. Allí fue conquistado en 1697. La región norte estaba señoreada por varios jefes, divididos en parcialidades, y entre éstos se hallaban como enemigos incorregibles los Xiues y los Cocomes, fuera de sus antiguos asientos.
Según se desprende de lo que la Crónica Matichu registra, la historia del norte de Yucatán se puede sintetizar así: En el ciclo 9.0.0.0.0. de la cronología maya, Katun 8 Ahau de la Cuenta Corta, corrido del año 415 al 435 de la era cristiana, un grupo de hombres llamados Itzaes, portadores de la cultura maya —definida ésta, según Morley, como aquella que incluye la escritura jeroglífica llamada maya, el sistema cronológico igualmente llamado maya, la arquitectura pétrea con la bóveda de arco mensulado y la cerámica llamada tzakol—, llegó, procedente del Sur —seguramente de la región conocida hoy como El Petén, Guatemala— a la laguna de Bakhalal —hoy Bacalar—, en el actual territorio de Quintana Roo, “descubriéndola”. Desde allí, el mencionado grupo “descubrió” también el lugar que vino a llamarse Chichen Itzá, donde se estableció durante diez katunes, durando su paso de Bakhalal a Chichen Itzá otros tres katunes. En el siguiente Katun 8 Ahau (9.15.0.0.0: 672-692), sin que se asiente la causa, Chichen Itzá es abandonado, yendo los Itzaes a Chakanputún, lugar que alcanzan, según una versión de la Crónica, Matichu, en el Katun 6 Ahau (9.14.0.0.0: 692-711) y según otra en el siguiente, 4 Ahau (9.15.0.0.0: 711-731). Allí permanecen, sin mención en la Crónica de algún acontecimiento ocurrido en el lapso, hasta el siguiente Katun 8 Ahau (10.6.0.0.0: 928-948), que es cuando a su vez Chakanputún es abandonado, regresando los Itzaes a Chichen Itzá; duró su peregrinación cuarenta tunes, por lo que Chichen Itzá es reocupado el Katun 4 Ahau (10.8.0.0.0: 968-987).
Hasta el momento de la reocupación de Chichen Itzá por los Itzaes, parece que en el norte de Yucatán no había otra cultura superpuesta a la milpera (que aún subsiste hasta ahora) que la llamada técnicamente “maya”. Pero a partir de entonces la influencia tolteca-chichimeca se hace presente. Entra en Yucatán Quetzalcóatl-Kukulcán. Landa dice que no se sabía si entró a Chichen Itzá antes que los Itzaes, con ellos o después de ellos. La Crónica que aquí se publica no menciona ni una sola vez esta migración, según ya dijimos antes.
Algunos estudiosos han creído que los Itzaes mismos eran “mexicanos”. Véase a este respecto Tozzer (1941, p. 20, n. 123; p. 32, n. 172 ). Este autor hace notar que las versiones de la Crónica Matichu claramente asientan que cuando los Itzaes abandonan Chakanputún van en busca de sus hogares de nuevo, lo cual significa que antes habían estado en Chichen Itzá. Menciona otras fuentes tales como Sánchez de Aguilar, Francisco Hernández, las Relaciones de Yucatán, etc., en las que se menciona la penetración de Quetzalcóatl-Kukulcán entre seiscientos y ochocientos años atrás del siglo XVI. Seiscientos años se acercan más a la fecha, señalada en la Crónica, del retorno de los Itzaes a Chichen Itzá; ochocientos le parecen fecha muy temprana para la penetración “mexicana”. Acaba Tozzer por ofrecer dos soluciones: o los Itzaes eran mayas de habla chontal procedentes de Chakanputún, o “mexicanos” que se mayanizaron. Estas soluciones dejan a un lado el hecho de que los Itzaes estuvieron en Chichen Itzá en fecha anterior al siglo X y, según nosotros creemos, por la evidencia de la Crónica Matichu, desde el siglo V. Naturalmente que el origen étnico puede ser cualquiera, pero lo importante es la cultura que el grupo trajo con su advenimiento en el norte de la península. Es evidente que culturalmente, antes del siglo X, no existía allí influencia tolteca-chichimeca, en la forma en que es palpable en la arqueología de la región. Ahora bien, es indudable que la influencia cultural de los altos de México se efectuó al mismo tiempo que los Itzaes regresaron a Chichen Itzá y que si la Crónica calla la entrada de Quetzalcóatl-Kukulcán, otras fuentes la mencionan y fijan más o menos la misma época para esa entrada. Durante la estancia de los Itzaes en Chakanputún, es posible: 1) que hubiesen cambiado su dialecto del norte de Yucatán por otro del Sur (Chontal) ; 2) que hubiesen recibido influencias culturales de los altos de México por contacto con los nonoualcas colindantes; 3) que se hubiesen aliado a Quetzalcóatl-Kukulcán, para convivir en Chichen Itzá.
En la misma época en que los Itzaes regresan por segunda vez a Chichen Itzá según nuestra Crónica, aparece en la península el grupo Xiu. Procedió de Nonoual, el clásico Nonoualco, que vagamente se sitúa al sur de México, desde Oaxaca hasta Tabasco, en los linderos mayas. Agrega la Crónica que “la tierra de donde vinieron es Tulapan Chiconautlan”, claramente la región de Tula de Hidalgo, de donde partieron en el mismo Katun 8 Ahau en que los Itzaes abandonaron Chakanputún. Los Xiues llegan a Chacnabitón, una región no claramente identificada de la península —Morley cree que estaba situada al sur de Chakanputún—, en el primer tun del Katun 13 Ahau (10.10.0.0.0: 1007-1027), es decir, en 1008, después de una peregrinación que duró 81 años tunes. Esto reza la Parte I de la Crónica, dando el nombre del caudillo Chan Tepeu. La Parte II, sin embargo, pone a otro caudillo: Ah Suytok Tutul Xiu, estableciéndose en Uxmal en el Katun 2 Ahau (987-1007), inmediatamente anterior al 13 Ahau. El grupo de Chan Tepeu duró en Chacnabitón hasta el Katun 5 Ahau (10.14.0.0.0: 1086-1106), pero no dice el documento adónde se dirigió después.
A partir del establecimiento de Tutul Xiu en Uxmal, la Crónica dice que éste reinó en compañía de los gobernadores de Chichen Itzá y Mayapán por espacio de diez katunes, es decir, desde el Katun 2 Ahau mencionado hasta el Katun 10 Ahau (10.18.0.0.0: 1165-1185). Éste es el periodo de lo que se ha llamado “Confederación o Liga de Mayapán”. Ahora bien, ya hemos mencionado antes cómo se estableció la dinastía Cocom en Mayapán. La influencia tolteca-chichimeca no se encuentra únicamente en Chichen Itzá y en Mayapán, como también hemos indicado antes, sino en varios otros lugares, especialmente en la costa caribe, hasta el Sur. A este respecto, algunas fuentes coloniales dan alguna referencia, como por ejemplo un documento de Valladolid, citado por Brinton (1882, p. 118), que dice que vinieron de México a Yucatán a fundar pueblos; que algunos se establecieron en Chichen Itzá, un grupo fue a establecerse a Bacalar (Bakhalal) y otro a Cozumel. Agrega el documento que uno de los jefes de nombre Tanupolchicbul fue pariente de Moctezuma (citado por Tozzer, 1941, p. 21, n. 123). Landa, como hemos dicho, da el dato concreto de que Mayapán fue cultural y políticamente obra de Quetzalcóatl-Kukulcán, habiendo éste vivido en la ciudad, de donde partió a Champotón cuando regresó a los altos de México. La alianza o liga, como se la ha llamado, pues no sólo sería entre Mayapán, Uxmal y Chichen ltzá, sino entre otras varias ciudades-estados. Unas Itzaes, como Itzmal, y otras de Quetzalcóatl-Kukulcán, como Tulum, Ichpatún, etc. Tres grupos culturales aparecen en juego: 1)