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¿Cuál es el camino? En contraposición al paradigma del dominus, la encíclica nos presenta el paradigma del frater de todos con todos, en el que el ser humano se sienta parte de la naturaleza, en comunión con todos los demás seres, con la misión de cultivarlos y cuidarlos. Nos corresponde a nosotros, ahora, no permitir que ese sueño sea tan solo una ilusión, y hacer que se convierta en la semilla incipiente de una nueva forma de ser en el mundo, de otra forma de habitar juntos, con la naturaleza, en la Casa Común que compartimos. Como humanidad estamos ante una encrucijada: o cambiamos de rumbo, o la visión apocalíptica que nos amenaza con el fin de la especie y de la vida misma será una realidad. El más reciente informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), el 9 de agosto de 2021, es lapidario y desolador, y confirma la urgencia de los cambios a la que nos llama una y otra vez el papa Francisco.
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Título original:
Habitar a Terra: qual caminho para a fraternidade universal?
Traducción:Óscar Madrigal Muñiz
Diseño de portada e interiores:Paola Álvarez Baldit
© 2021 Ediciones Dabar, S.A. de C.V.
Mirador, 42
Col. El Mirador
C.P. 04950, Ciudad de México
Tel.: (55) 5603 3630, 5673 8855
Fax: 5603 3674
e-mail: [email protected]
www.dabar.com.mx
edicionesdabar
EdicionesDabar
isbn:978-607-612-225-9
ebook hecho en México
A Pierluigi Mele, competente periodista de RAINEWS,
por su militancia de creyente,
por su compromiso con el ecumenismo
y por su amor a las Iglesias del Gran Sur del mundo.
Leonardo Boff
ÍNDICE
PRÓLOGO
Francisco y Leonardo, hermanos universales
Introducción
Las amenazas que pesan sobre la Tierra y la naturaleza
La Tierra y la naturaleza están bajo ataque
Respuestas paradigmáticas a las amenazas
Vivimos como en la época de Noé
Las causas: el capitalismo salvaje y el neoliberalismo
La Carta de la Tierra y las encíclicas Laudato Si’ y Fratelli tutti: textos seminales
La esperanza de una fraternidad universal posible
Fratelli tutti: la revolución paradigmática. Del dominus (señor) al frater (hermano)
Rechazo del orden mundial vigente
Beber de la propia fuente: de lo más humano de los humanos
El paradigma del dominus (señor) o el del frater (hermano)
La urgencia de la esperanza como virtud y como principio
¿Por dónde comenzar y qué políticas debemos adoptar?
La política como ternura y amabilidad hacia los más débiles
El principio de la solidaridad y la importancia de lo regional
La contribución fundamental de las religiones
¿Es posible la fraternidad humana y con todas las criaturas?
¿La fraternidad humana es posible después de la Shoah y del genocidio indígena?
En medio de la agonía: el Cántico de las criaturas de san Francisco
San Francisco identifica la fraternidad en el dulce rostro del Crucificado
Donde predomina el poder, no hay amor ni ternura
Una fraternidad humana universal posible: otro modo de presencia en el mundo
El gran obstáculo para la fraternidad: el ansia de poder
Otro modo de ser en la comunidad y en el mundo
La gran tentación de san Francisco: ¿el carisma o el poder?
La unidad de la creación: todos, los seres humanos y la naturaleza, somos hermanos y hermanas
La humildad de principio, según Claude Lévi-Strauss
Si la fraternidad no puede ser un estado, sí puede ser un nuevo modo de presencia en el mundo
El tiempo de san Francisco y nuestro tiempo
El espíritu de fraternidad como exigencia para la continuidad de nuestra vida en el planeta
Una apuesta: la fraternidad universal es posible
Condiciones para la fraternidad universal y para una paz duradera
Nuestra responsabilidad colectiva
CONCLUSIÓN
PRÓLOGO
Francisco y Leonardo, hermanos universales
La conocida frase de san Pablo, spes contra spem (Rm 4, 18), “esperanza contra toda esperanza”, puede traducirse en nuestra época de la siguiente manera: “ser esperanza” para “dar esperanza”1
“Dar esperanza”: En la historia de la humanidad, en momentos de grandes crisis de la sociedad, surgieron profetas, pensadores, políticos, testigos, científicos que nos mostraron caminos nuevos, alternativas para evadir el abismo hacia el cual se encaminaba la humanidad. La lista es muy larga.
“Dar esperanza” es la labor de los grandes “consoladores”, como lo fueron los profetas del Antiguo Testamento.
En este sentido, durante la primera fase de la pandemia, la figura del papa Francisco fue y sigue siendo emblemática. Todos tenemos en mente aquella Plaza de San Pedro vacía, de aquel 27 de marzo del año pasado. El experto vaticanista Marco Politi, escribe:
Bajo el dosel blanco empapado de lluvia, en la plaza desnuda, el 27 de marzo Francisco transforma el vacío en un espacio en el que confluye una multitud sedienta de cercanía y confianza. Frente a la basílica que parece una pared de roca, Francisco condensa la tensión de las expectativas lejanas y cercanas. Trae una palabra de esperanza y solidaridad, fe y coraje. La barca está azotada por una tormenta, dice, y en esta barca estamos todos. Todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos unos a otros2.
Una imagen que permanecerá en la historia de la Iglesia durante siglos. Un Papa, que según la doctrina católica es el Vicario de Cristo, clama a su Señor: “¡Sálvanos!”. Pero en esa homilía no hay solo un grito solitario, están presentes las enormes dudas de una humanidad frágil. Bergoglio, escribe Politi, “es un Papa que conoce el olor de la vida”, y su “teología se despliega en las sombras de la tarde lluviosa»3. Así, en aquella plaza, Francisco capta «los miedos y las debilidades de cientos de millones de hombres y mujeres de cualquier creencia y orientación”. En aquella plaza desierta estaba todo el mundo, un mundo perdido y asustado. Sin embargo, aquella homilía, más que un simple grito o una invocación, fue una enérgica invitación a la humanidad a realizar una profunda “conversión”, un cambio radical de mentalidad.
Los profetas se ubican en la corriente “caliente” de la historia humana. Son los precursores del futuro. De la plenitud de la humanidad. En este sentido, como nos enseña el filósofo alemán Ernst Bloch, la esperanza es claramente superior al miedo: es un “sueño del futuro”, es un “sueño soñado despierto”. En otras palabras, es la anticipación de lo que aún no se ha dado. Pero no es algo que se dé por sentado, “la esperanza está constitutivamente expuesta a la incertidumbre y la decepción”4. Para Bloch, la esperanza es “[…] un factor energético, movilizador, un entusiasmo eficaz, en la ferviente espera del cumplimiento”5.
En resumen, en este dinamismo de la historia humana, la corriente “caliente” de la profecía –entendida como esa dimensión humanista del pensamiento vivido como ideal histórico concreto– nos invita a una lucha incesante por la liberación. Unidos por la ecología integral, tanto el Papa Francisco como Leonardo Boff forman parte de esta corriente.
Desde hace dos años vivimos la tragedia provocada por la pandemia Covid-19, una pandemia que ha provocado más de cuatro millones y medio de muertos y que nos sitúa en una encrucijada radical. En el pensamiento y la acción, nunca antes nos habíamos topado con una alternativa tan clara como la que hoy se nos presenta: debemos elegir entre una cosmología de dominación, de conquista, de poder6, y una cosmología de cuidado y relación que implique “el reconocimiento del valor intrínseco de todo ser, y no su mera utilización por el hombre; el respeto a toda vida y a los derechos y dignidad de la naturaleza, y no su explotación”7.
La alternativa, por tanto, será esta: una cosmología de la dominación o una cosmología de la hermandad con la Madre Tierra, nuestra Casa Común.
La cosmología de la fraternidad universal es el sueño que comparten Francisco de Roma y Leonardo Boff, siguiendo los pasos de Francisco de Asís. Se trata de la alternativa al neoliberalismo, al pensamiento único que ha invadido todo el planeta.
En realidad, el neoliberalismo y el capitalismo, basados en la competencia y en la explotación de los recursos naturales, desencadenaron un contraataque de la Tierra. La especie humana entabló una guerra contra la naturaleza y la Tierra reaccionó. Esta es la dinámica, según Leonardo Boff, uno de los padres de la teología de la liberación.
La escasez de agua, el aumento de las temperaturas y la disminución de la biodiversidad, subraya Boff, son el resultado del sistema de explotación de los recursos finitos del planeta. Y si no hacemos un esfuerzo por disminuir nuestro consumo, la Tierra seguirá reaccionando.
La emergencia del Coronavirus fue un gran contraataque, pero también una advertencia de la Tierra. Aun así, tenemos que preocuparnos por un nuevo “gran virus” (que será mucho más devastador que el Covid-19) que podría llegar si seguimos consumiendo salvajemente las defensas naturales del planeta. El capitalismo, con su lógica acumuladora, terminará agotando de hecho todas las riquezas de la Madre Tierra, que son limitadas, y no puede soportar un proyecto ilimitado de explotación basado en la codicia de los hombres.
Sin embargo, para Leonardo Boff hemos de ver esta situación como una oportunidad para hacer un retiro reflexivo, llamando a toda la humanidad a repensar seriamente su relación con la Tierra. No nos hemos aislado para ver Netflix, sino para entender que nuestro modelo de desarrollo es insostenible, y que, si no lo cambiamos, corremos el peligro de algo mucho peor8.
“El siglo de los espectadores” se acabó, en palabras del genial sociólogo Zygmunt Bauman. Se trata de actuar y hacerlo rápidamente. Para esto debe quedar claro lo que está en juego. ¿Como será el mundo post-Covid? El desafío es realmente grande. No se trata solo de maquillar el sistema9.
Maquillaje es lo que está tratando de hacer el Foro Económico Mundial con el Great Reset del capitalismo. Se trata de una propuesta “corporativa”, vinculada al capitalismo de grupos de interés (Stakeholder Capitalism), que no contempla a las grandes masas de la humanidad. Estas permanecen fuera de su radar.
Tampoco necesitamos un capitalismo verde “amañado”. Nos parece que, en la lógica de la fraternidad universal, las propuestas contenidas en el Foro de Asís The Economy of Francesco10 son más coherentes con el cambio de paradigma que la pandemia nos impone.
Se trata de 12 puntos importantes que realmente darían el salto cualitativo a nuestro modo de “habitar la Tierra”; los mencionamos íntegramente a continuación:
1. Las grandes potencias mundiales y las grandes instituciones económico-financieras reducen el ritmo de toma de medidas que permita respirar a la Tierra. El Covid fue un desahogo para el planeta sin haberlo planeado. Cuando la pandemia termine, tenemos que decidir la reducción de la carrera desenfrenada que está asfixiando a la Tierra y a los más débiles.
2. Se activa una comunión mundial de las tecnologías más avanzadas, porque incluso en los países de bajos ingresos sí pueden llevarse a cabo producciones sostenibles; se supera la pobreza energética –fuente de energía económica, social y cultural– para lograr la justicia climática.
3. la cuestión del cuidado de los bienes comunes (especialmente los que son globales como la atmósfera, los bosques, los océanos, la tierra, los recursos naturales, todos los ecosistemas, la biodiversidad, las semillas) se sitúa en el centro de las agendas de los gobiernos y de la enseñanza en las escuelas, las universidades y las escuelas de negocios de todo el mundo.
4. Las ideologías económicas nunca deben volver a utilizarse para ofender y descartar a los pobres, los enfermos, las minorías y los desfavorecidos de cualquier tipo, porque la primera ayuda a su pobreza es el respeto y la estima de sus personas: la pobreza no es una maldición, es solo una desgracia, y responsabilidad de quien no es pobre.
5. Que el derecho al trabajo digno para todos, los derechos de la familia y todos los derechos humanos de cada trabajador y trabajadora sean respetados en la vida de cada empresa, garantizados por las políticas sociales de cada país, y reconocidos globalmente mediante una tarjeta compartida que desaliente las decisiones empresariales basadas únicamente en las ganancias y en la explotación de menores y de los más desfavorecidos.
6. Los paraísos fiscales se suprimen inmediatamente en todo el mundo porque el dinero depositado en un paraíso fiscal es dinero sustraído a nuestro presente y nuestro futuro, y porque un nuevo pacto fiscal será la primera respuesta al mundo post-Covid.
7. Se crean y reforman nuevas instituciones financieras mundiales, y se reforman con un sentido democrático e inclusivo las existentes (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional) para ayudar al mundo a salir de la pobreza, de los desequilibrios producidos por la pandemia; se premian y se estimulan las finanzas sostenibles y éticas, y se desalientan con imposición de tasas las finanzas altamente especulativas y depredadoras.
8. Las empresas y los bancos, especialmente los grandes y globalizados, introducen un comité de ética independiente en su gobernanza con veto en materia ambiental, de justicia y de impacto en los más pobres.
9.