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¿Cómo lograr momentos de interiorización que nos produzcan paz y nos pongan en comunión con las energías universales y con la Energía Suprema que es Dios? Este libro propone un método llamado Meditación de la Luz Divina, que prima por su sencillez. Pone en el centro de todo la luz: energía que nos es más perceptible y, al mismo tiempo, por su carácter sutil y misterioso, nos abre el camino a la fuente de toda luz: Dios. Todos pueden practicar esta meditación: al levantarse, durante el día, al detener el vehículo ante el semáforo, en una rápida pausa de trabajo, en la cocina; en cualquier lugar o situación. Conocimientos aportados por la nueva cosmología y las ciencias de la mente, confieren una sólida base a este método, sin complicarlo. El efecto es visible: espiritualiza la vida y refuerza nuestra voluntad de estar en sintonía con todas las cosas, con las energías universales, con las personas y con Dios.
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Título original:Meditação da luz O caminho da simplicidade
© 2010 Ediciones Dabar, S.A. de C.V. Mirador, 42 Col. El Mirador 04950, México, D.F.Tel. 56 03 36 30, 56 73 88 55 Fax: 56 03 36 74 e-mail: [email protected]
Traducción Teodoro Nieto
Diseño de portada Ricardo Aguilar
Diagramación Irma García Cruz
ISBN: 978-607-612-239-6
Impreso y hecho en México.
Índice
I¿Qué es la vida interior?
1. Cuestiones que nos hacen pensar
2. ¿Qué es, entonces, la vida interior?
3. Vida interior y religión
4. La Vida interior: dimensión olvidada de la humanidad
II La fuente originaria de energía y las energías humanas
1. La Energía Universal del Cosmos
2. Los siete centros de energía en el ser humano: los chakras
III La mente espiritual
1. Qué es y cómo funciona el cerebro humano
2. La mente espiritual
IV La luz: misterio y símbolo
1. La luz como partícula material y como onda energética
2. Los biofotones: la luz de las células
3. La luz como arquetipo
V Meditación de la luz en oriente y occidente
1. Meditación de la Luz en Oriente
2. La meditación de la luz en Occidente
VI Meditación de la luz divina
1. Rito preparatorio
2. Los diez pasos de la Meditación de la Luz Divina
3. Cómo concluir la meditación de los diez pasos
4. Otras formas de meditación en la vida cotidiana
Oración a la luz
VII Efectos saludables de la meditación de la luz divina
1. Experiencia de superación de los dualismos
2. Gratuitamente y cada quien según su medida
3. Meta final: vuelta a la Fuente Originaria
Oh Luz Eterna, superior a toda luz creada,envía de lo alto un rayo que penetre lo más íntimo de mi corazón. Purifica, alegra, ilumina y vivifica mi alma con todas las potencias,para que se una a ti en transportes de alegría.
(Kempis, T., Imitación de Cristo. Libro III, cap. 34, n. 3).
I
¿Qué es la vida interior?
Antes de abordar el tema de la vida interior, queremos poner de relieve cuatro cuestiones que pueden ser obstáculos y también desafíos para la vida espiritual.
1. Cuestiones que nos hacen pensar
1.1 Superficialidad en lugar de interioridad
En primer lugar, lo que predomina en el mundo de hoy, no es precisamente la vida interior, que demanda profundidad, sino la superficialidad; no la interioridad, sino la exterioridad. Es un universo lleno de aparatos, perturbado por ruidos y atribulado por ocupaciones y preocupaciones. Es la radio, la televisión, el teléfono móvil, internet, los entretenimientos deportivos y musicales, los espectáculos de toda clase, hasta las misas-show. Todo adquiere cada vez más relieve, velocidad y la mayor comunicación posible.
Normalmente, lo primero que hacen las personas al llegar a casa, cuando vienen de la calle o del trabajo, es conectar el aparato de sonido o el televisor, oír los mensajes en el teléfono fijo o entrar en internet para leer los correos, visitar el blog en el que participan y navegar por los temas que les interesan o los entretienen. O se ponen a telefonear a los amigos.
¿Cómo darse un tiempo y crear condiciones para encontrarse consigo mismo y escuchar la voz interior?
Sin ánimo de generalizar, el efecto final de esta manera de vivir, propio de la cultura dominante, es, no pocas veces, un inmenso vacío que produce un miedo difuso, el síndrome del pánico y otros síntomas parecidos. Una sensación sucede a otra, dejando tras ella la percepción de que en el fondo nada merece la pena.
Estamos siempre enredados en cosas y ocupados por toda una industria que vive de la propaganda, del comercio, del consumo de productos que en su gran mayoría no necesitamos, de paquetes de viajes, de nuevas experiencias, etc. ¿Dónde queda, entonces, el coraje de encontrarnos con nosotros mismos? ¿Cuándo reservamos espacios de tiempo para hacer un viaje al interior de nuestro corazón?
1.2 La espectacularización de lo religioso
La segunda reflexión se refiere a la revitalización de todo tipo de religión, de caminos espirituales y de esoterismos, bien sea porque las religiones tradicionales ganan más adeptos o se renuevan, o porque surgen nuevas iglesias, sectas y nuevos caminos espirituales y místicos. No hay místico antiguo o moderno cuyos escritos no se traduzcan. Circulan las más variadas propuestas esotéricas en forma de literatura de autoayuda, con fórmulas supuestamente infalibles para hacer feliz al ser humano sin el mayor esfuerzo.
En este retorno de lo religioso y de lo místico hay elementos positivos, porque ha permitido que las personas descubran una dimensión invisible en el mundo moderno, que puede ayudar a dar sentido a sus vidas.
Es verdad que el mercado, que todo lo convierte en negocio y en oportunidad de lucro, se ha apropiado de muchas de esas experiencias. La religión se ha transformado en mercancía. Se explotan carencias humanas, sentimientos de abandono y de fragilidad para ofrecer remedios inmediatos y milagrosos. Se organizan verdaderos espectáculos religiosos con famosos predicadores, cantantes, todos ellos verdaderos artistas del entretenimiento religioso, por medio de la televisión o de concentraciones que reúnen a millares y millares de personas.
La espectacularización de lo religioso ha conquistado foros de legitimidad con la figura carismática del Papa Juan Pablo II, que atraía multitudes a su paso. Siguiendo sus huellas, numerosos sectores de la Iglesia Católica romana, como los movimientos carismáticos y los nuevos movimientos laicales de evangelización, han creado propagandas radiales y televisivas usando símbolos poderosos que electrizan a las masas. En este campo, la diferencia entre las expresiones evangélicas carismáticas y las católicas de la misma naturaleza son sumamente imperceptibles. Obedecen, fundamentalmente, a la misma lógica y a la misma escenificación mediática.
Todo eso es el mundo exterior, que suscita los más diversos sentimientos religiosos, pero que no constituyen todavía la vida interior. En una exteriorización así ¿dónde queda el encuentro personal con Dios y la percepción de nuestra conexión con el Todo mayor, la comunión con todos los demás seres en los que también actúa el Espíritu? ¿Cómo nos relacionamos con cuidado y responsabilidad con la Madre Tierra y con sus hijos e hijas que más sufren? ¿Escuchamos a nuestro yo profundo?
La búsqueda de una paz interior y la vivencia de la espiritualidad prescinden del espectáculo. Pero si en ese momento hubiéramos vivido una verdadera experiencia espiritual, ésta permanecería después del espectáculo. Frecuentar cultos, participar en espectáculos religiosos, cantar y bailar ante el altar no constituye todavía la espiritualidad. Todo ello no pasa de ser expresión religiosa, construcción cultural, diferente de la cultura local. La espiritualidad es la dimensión de lo más profundamente humano, que llamamos vida interior.
1.3 La búsqueda sincera y dolorosa de la vida interior
La tercera reflexión se refiere al surgimiento –fenómeno global– de una búsqueda sincera y dolorosa de vida interior. Encontramos personas que cuestionan el sentido de la vida, que someten a la crítica nuestro paradigma cultural consumista, productor de injusticias sociales y depredador de la naturaleza; que se preguntan por el destino de la humanidad, hoy globalizada; sobre el futuro de nuestro planeta, sometido a grandes transformaciones por la crisis ecológica y climática irrefrenable. ¿Cómo redefinir hoy la familia, precisamente ante el eclipse de la figura paterna? ¿Cómo rezar, meditar y entrar en comunión con Dios?
Se intercambian experiencias, se comentan textos espirituales de la gran tradición de la humanidad o modernos; se abre el corazón a otros para externar angustias y conquistas; se forman eventualmente pequeñas comunidades de elección y destino…
Para estas personas, la espiritualidad y la vida interior tienen gran significado. Como resultado surge cierta distancia del mundo, una creciente aversión al consumismo de bienes materiales y al cultivo de bienes inmateriales, como el silencio, la oración, la meditación, la música, el arte… el apoyo a alguna iniciativa humana y hasta la participación en la vida de alguna comunidad necesitada.
1.4 El surgimiento de una espiritualidad cósmica
Los avances extraordinarios de las ciencias de la Tierra (Física Cuántica, Cosmología, Biología, Genética, Psicología Transpersonal…) nos han dado una nueva visión del mundo. No se trata ya del mundo cerrado de la cosmología de Newton y Galileo. Es más bien una visión dinámica que ve emerger todas las cosas de un inmenso proceso de evolución cargado de energías e informaciones y, sobre todo, de propósito. Los seres humanos surgimos dentro de ese proceso y tenemos nuestro lugar en el conjunto de los seres como portadores de conciencia y responsabilidad por todo lo que nos rodea. Las energías que actúan en el universo actúan también en nosotros, estableciendo una profunda conexión entre todos los seres y, especialmente, una comunión con la Fuente Originaria de donde todo procede, todo lo sustenta, y orienta todo el universo y a cada uno de nosotros en nuestro peregrinaje por la Tierra. Una visión así del mundo (Cosmología) ha propiciado la emergencia de una espiritualidad cósmica, holística (que abarca a todos los seres) y profundamente integradora con todo y con la Fuente Originaria de todos los seres. Aquí nace una nueva experiencia de Dios y una nueva conciencia de nuestro lugar en el universo.
Inmersos en esta visión, irrumpen sentimientos de pertenencia a un gran todo, de reverencia ante la majestad y complejidad del universo y de cada ser, a la par que de gratitud por la vida. Éste es el camino que queremos profundizar en nuestro método de meditación.
2. ¿Qué es, entonces, la vida interior?
Como sabemos, lo “interior” es opuesto a lo “exterior”. La vida tiene una dimensión exterior: nuestra corporalidad viva, nuestra presencia en el mundo, en la familia, en la comunidad y ante las personas. En la cultura moderna hay una inflación de exterioridad a través de todos los medios de la tecnociencia y de la comunicación. El mundo de las personas ha sido totalmente exteriorizado y devastado.
Lo interior es lo que no se ve directamente. Podemos conocer y hasta sentirnos fascinados por el exterior de una persona: por su belleza, inteligencia y habilidad. Muchos se enamoran y se casan fijándose únicamente en la apariencia externa.