2,99 €
Debería ser solo un negocio y, dado que estaban fingiendo, no debería ser una segunda oportunidad. Cassandra Taylor sentía que su antiguo novio se lo debía… y mucho. Luke Sutherland había hecho añicos sus sueños de un final feliz y ella necesitaba su ayuda para conseguir organizar el evento nupcial del año: la boda de su hermano. Luke le exigió algo a cambio: Cassandra debería fingir estar comprometida con él para que las mujeres dejaran de acosarlo por ser el soltero más deseado de la ciudad. Sin embargo, aquel falso compromiso hizo prender una verdadera pasión. ¿Tendría Cassie su propia boda de cuento de hadas o volvería a rompérsele el corazón?
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 193
Veröffentlichungsjahr: 2022
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.
www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47
Editado por Harlequin Ibérica.
Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Avenida de Burgos, 8B - Planta 18
28036 Madrid
© 2021 Jules Bennett
© 2022 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Un compromiso falso, n.º 2161 - julio 2022
Título original: Fake Engagement, Nashville Style
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
® Harlequin, Harlequin Deseo y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.
® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.
Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.
Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited.
Todos los derechos están reservados.
I.S.B.N.: 978-84-1105-863-6
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Créditos
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Si te ha gustado este libro…
−Tienes otra visita.
Luke levantó la vista de la pantalla de su ordenador, tras la que se había estado ocultando la mayor parte de la tarde.
−Dile que estoy ocupado −le respondió a su guardaespaldas.
Normalmente, le encantaba estar con sus clientes en la azotea de The Cheshire, el bar que tenía en lo alto del edificio, pero había dejado de gustarle desde que se publicó el maldito artículo que lo había colocado en el centro de la polémica.
Conoce a Luke Sutherland, el soltero más codiciado de Tennessee.
Aquella frase, junto con una fotografía en la que Luke aparecía con un par de vaqueros y una camisa de vestir totalmente desabrochada, había atraído a todas las mujeres del estado, y también a algunos hombres, como si fuera un imán.
Jake dio un paso al frente y entró en el despacho.
−Hmm, señor. Se trata de Cassandra Taylor.
¿Cassandra Taylor?
Hacía años que no había escuchado aquel nombre, pero había pensado en él con frecuencia. También en el largo cabello negro entre el que solía deslizar los dedos. En la dulce sonrisa que lo encendía antes de que ella pronunciara palabra. Y en el modo en el que se había confesado con ella… Luke había estado muy enamorado en el pasado. Ella había sido su mejor amiga.
Desgraciadamente, el matrimonio había estado descartado para él, los caminos de ambos habían estado destinados a separarse y él la había dejado marchar.
Había hecho lo correcto.
Entonces, ¿por qué había ido Cassandra a verlo después de tanto tiempo? Esperaba que no fuera porque había visto el artículo y pensara que tenían otra oportunidad de estar juntos. Esa posibilidad había desaparecido en el momento en el que ella se marchó de la ciudad hacía ya casi ocho años, prácticamente sin decir adiós. Los hermanos de Luke le habían echado a él la culpa y tal vez, en parte, sí la tenía, dado que no había ido a buscarla. Sin embargo, Cassandra tampoco se había quedado para ver si las cosas podían arreglarse entre ellos.
Los dos habían preferido no hacer nada. Ya no había vuelta atrás.
−En ese caso, dile que estoy muy ocupado −repitió. Habría preferido que aquella visita fuera de una desconocida.
Jake, su guardaespaldas y jefe de seguridad, llevaba con Luke desde la apertura del primer bar y conocía muy bien el impacto que Cassandra había ejercido en él.
−¿Algún problema? −le preguntó Luke cuando vio que Jake no se movía.
−Déjela entrar. Ha venido desde muy lejos después de tanto tiempo.
Luke se reclinó en su butaca y se apoyó sobre los reposabrazos.
−¿Cuándo te has puesto de su lado?
Jake soltó una carcajada.
−¿De su lado? Luke, hace ya muchos años que creo que sabes perfectamente a quién le guardo lealtad, pero los dos tenéis una historia a vuestras espaldas. No es como esas otras mujeres que han visto el artículo y se mueren de ganas por convertirse en la esposa de Luke Sutherland. Dudo que Cassandra esté buscando que le pongas un anillo en el dedo.
Luke tragó saliva. Jake podría estar en lo cierto, pero él había estado dispuesto a ponerle aquel anillo en el dedo antes de que se marchara. Bueno, en teoría. Había comprado el anillo, pero nunca había encontrado el momento adecuado para pedirle matrimonio. Y entonces, ella se marchó. Los hermanos de Luke se habían mofado de él, pero es que Cassandra ni siquiera le había dado la oportunidad de hablarle ni de explicarle sus motivos.
Evidentemente, un matrimonio entre ellos habría estado destinado al fracaso desde el principio.
Si ella había podido marcharse sin mirar atrás, lo mejor era que Luke no le hubiera pedido matrimonio. Habría sufrido. Se habría sentido herido. Tal vez una parte de él aún seguía estándolo, pero ya no era tan ingenuo como entonces. Por lo tanto, se alegraba de no haberse casado. Le encantaba la vida que se había creado y volver al pasado no sería bueno para nadie.
−Deja de pensar tanto −gruñó Jake−. Sabes muy bien que si no la recibes no vas a hacer más que pensar en lo que podría haberla hecho venir hasta aquí.
Mierda. Jake tenía razón. Sin embargo, ese pensamiento no hacía que le resultara más fácil digerir que ella hubiera vuelto. Parecía que Cassandra aún tenía el poder de afectarle después de tanto tiempo. Tal vez si la viera, dejaría de sentir aquel efecto sobre él. Seguramente, después de tantos años, había cambiado tanto como él. Solo había una manera de descubrirlo.
Se incorporó y apoyó los brazos sobre el escritorio. Era incapaz de decidirse. No sabía lo que esperar. Hacía años que no veía a Cassandra, a excepción de la ocasión en la que la había buscado en las redes sociales hacía un par de años. Había descubierto que seguía soltera y tan atractiva como siempre.
Al final, la curiosidad ganó la partida. Suspiró profundamente y asintió.
−Está bien. Hazla pasar.
En el momento en el que Jake salió del despacho, Luke empezó a tener dudas. ¿Por qué había accedido a volver a verla? Se habían ido cada uno por su lado y habían llegado a la conclusión de aquello era lo mejor. Sin embargo, Cassandra había vuelto. Luke no sabía por qué, pero tenía que dar por sentado que aquella repentina visita tenía que ver con el artículo que Country Beat había publicado sobre él.
La vida le había sonreído. Tenía bares en Beaumont Bay y Nashville y había estado pensando en expandirse a otras ciudades. Tal vez Chicago o Atlanta. Le parecía que siempre estaba en movimiento. La única vez que había considerado tomarse un tiempo fue cuando estuvo con Cassandra y el resultado había sido nefasto. En aquellos momentos, sentía que tener una mujer en su vida solo serviría para obstaculizar su carrera. Le encantaba la industria de la música country, el ambiente de bares y restaurantes y adoraba combinar las dos cosas. No quería cambiar nada. Por nadie.
Se levantó y se maldijo en silencio. ¿Debería estar de pie, como si estuviera anticipando su llegada o sentado como si no le importara? Quería que Cassandra supiera que su visita no le afectaba en lo más mínimo. Se mostraría amable e informal con ella, tal y como lo hubiera hecho con cualquier otra persona que hubiera ido a verlo.
Joder. Cassandra aún no había entrado por la puerta y ya estaba nervioso. ¿Cómo iba a reaccionar cuando estuviera frente a frente con ella? Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron y el peso de ello parecía haber arraigado en su pecho. Sentía una presión que no podía explicar. Tampoco tenía tiempo de intentarlo.
Todos sus pensamientos se esfumaron en cuanto Cassandra entró en el despacho y lo miró a los ojos. Luke se dio cuenta de que debería haber permanecido sentado porque sintió que una fuerte reacción le recorría todo el cuerpo.
Había en ella algo familiar y, sin embargo, nuevo. La seguridad en sí misma, los hombros rectos, la barbilla levantada y la determinación en los ojos eran sensaciones nuevas. Sin embargo, las curvas, el cabello oscuro cayéndole sobre los hombros y la ligera sonrisa en los labios despertaron en él los recuerdos.
A pesar de la belleza ya familiar y una seguridad en sí misma recién adquirida, Cassandra seguía siendo la mujer que lo abandonó. Luke no tenía deseo alguno de revivir el pasado. Apartó rápidamente sentimientos y recuerdos. Había llegado adonde estaba viviendo el momento y tomando el control de su destino. Ni nada ni nadie le haría cambiarlo.
−Cassandra.
Ella se sobresaltó al darse cuenta de que la puerta se había cerrado a sus espaldas. Miró hacia atrás antes de fijarse de nuevo en Luke.
−Te agradezco mucho que me hayas recibido sin previo aviso.
Dio un paso al frente. Luego otro más, hasta que llegó junto al escritorio de Luke. Él sintió que podía extender la mano y tocarla. Podía ver perfectamente el profundo color azul de sus hermosos ojos.
Solo habían transcurrido unos segundos, pero ciertamente no había esperado la descarga de emociones que recorrían su mente… y su cuerpo.
−Luke.
Lo que le faltaba. Casandra pronunciando su nombre… Aquella única palabra le hacía recordar románticas veladas y momentos de pasión. Fuera cual fuera la razón por la que se encontraba allí, tendría que conseguir que se marchara enseguida. No iba a permitir que lo enredara en su vida como había hecho en el pasado. Le iba muy bien soltero. Un momento… ¿era esa la razón por la que Cassandra estaba allí? ¿Había visto el artículo y quería volver con él y asegurarse la plaza a su lado?
No. De ninguna manera.
Decidió que acceder a ver a Cassandra había sido un error. Sin saber cómo, comprendió que aquel momento sin duda iba a cambiar su vida para siempre.
Cassandra estaba muy nerviosa. De camino allí, durante las tres horas completas que le había llevado hacer el trayecto, se había echado a sí misma un buen sermón. Luke solo era un hombre, igual que ella solo era una mujer. No había razón por la que no pudiera hablar con él sobre lo que necesitaba. Ya eran personas muy diferentes.
Cuando ella rompió la relación hacía ya algunos años, lo hizo porque había sentido la necesidad de proteger su corazón. Sentía que quedarse junto a Luke solo le habría causado más dolor. Él quería progresar en su carrera y parecía satisfecho con tenerla a ella en un rincón, sin preguntarse nunca si a Cassandra le gustaba estar allí. Aunque ella se había sentido siempre muy orgullosa de todo lo que él conseguía, también había querido crecer a su lado. Había comprendido, demasiado tarde, que los dos tenían visiones muy diferentes de lo que deseaban de la vida.
Por eso, había preferido marcharse. Le encantaba la vida que se había hecho en Lexington, Kentucky.
Entonces, ¿por qué temblaba tanto por estar de nuevo a su lado?
Cuando la intensa mirada de Luke se hizo insoportable, Cassandra se armó de valor para no darse la vuelta y marcharse. Permaneció firme.
Resultaba evidente que él no iba a decir nada, aunque ella le había llamado por su nombre para sacarlo del trance en el que parecía haber entrado. Lo más probable era que quisiera ella explicara por qué se había presentado de improviso, después de no haber temido comunicación alguna con él en ocho años.
−Tu bar es maravilloso y Jake resulta… muy intimidante −comentó, sin fuerzas aún para abordar la verdadera razón de su presencia−. Veo que te va muy bien.
−Jake hace muy bien su trabajo −replicó Luke. Se movió ligeramente y se colocó las manos sobre las caderas−. ¿Has venido hasta aquí para decirme lo que ya sé?
Evidentemente, el ego de Luke seguía intacto y no parecía estar de humor para la charla informal que Cassandra había estado ensayando durante todo el viaje.
Respiró profundamente antes de responder.
−No. He venido aquí para decirte que necesito un favor.
Luke la miró fijamente antes de que su risa, potente y familiar, resonara por el espacioso despacho. Incapaz de permanecer inmóvil, Cassandra miró a su alrededor y observó las imágenes en blanco y negro que cubrían las paredes. Fotografías de Luke con sus hermanos. Todos los hombres Sutherland eran ricos y poderosos y ella los había querido como si fueran de su familia, aunque a ninguno como a Luke. Gavin, Cash y Will habían sido como sus propios hermanos. Los había echado mucho de menos cuando se marchó sin mirar atrás.
Pero Luke… la había dejado amargada y furiosa. La había tenido esperando, dejándola pensar que iban a pasarse juntos el resto de sus vidas, cuando lo único que le importaba era el próximo bar que iba a abrir o lo rápidamente que iba a contratar a la próxima gran estrella para tener todos los derechos. Por eso, Cassandra se había marchado.
Había recogido todos los trozos de su destrozado corazón y había seguido con sus propios sueños. Le había ido muy bien en su propia carrera como organizadora de bodas a pesar de lo celosa que se sentía de cada final feliz que ayudaba a hacerse realidad. Tras expandirse y abrir su propia empresa, necesitaba algo especial que la hiciera resaltar en medio de una industria ya muy saturada. Necesitaba poder organizar la boda de una persona famosa.
Por eso estaba allí. Por eso había dejado atrás su orgullo y el corazón que tanto le había costado recomponer y había recorrido las tres horas que la separaban de Beaumont Bay para ponerse frente a Luke.
−Sé que Will se va a casar −dijo Cassandra volviéndose a mirar a Luke una vez más. Vio que él no se había movido y que seguía mirándola muy fijamente−. Por eso estoy aquí.
−Lo siento, pero ya tiene futura esposa.
Cassandra suspiró.
−Lo sé. Sé perfectamente que su novia se llama Hannah Banks. Quiero ser la organizadora de su boda y tú me vas a ayudar a conseguir el trabajo.
El silencio los envolvió a ambos. Cassandra sintió que el corazón le latía con fuerza, tanta fuerza que notaba cómo los rítmicos latidos le retumbaban en los oídos.
−¿Y has venido hasta aquí con esa exigencia? −le preguntó él rodeando el escritorio para colocarse delante de ella−. Podrías haber llamado.
Dios… Luke olía tan bien. Parecía más corpulento, más fuerte, más sexy que nunca. Sí, tal vez una llamada de teléfono habría sido mucho mejor.
No importaba. Ya era inmune a sus encantos. Antes de llegar hasta allí para pedirle aquel favor, ya había sabido que Luke sería un hombre guapo y de éxito porque ya lo había sido cuando se marchó de su lado. El dolor que él le había causado había terminado con la atracción física.
−¿Habrías aceptado mi llamada?
Luke se encogió de hombros.
−Claro, ¿por qué no? Los dos hemos seguido con nuestras vidas.
Luke le miró los labios y sintió de nuevo una oleada de excitación. Cassandra solo llevaba en su despacho unos minutos y ya lo deseaba. Tal vez eran los recuerdos. Tenía que recordarse que estaba en el presente y centrarse en la razón de su presencia en Beaumont Bay. Luke estaba en deuda con ella por los años que se había pasado a su lado, años en los que ella había esperado pacientemente a que se comprometiera, y por todo el sufrimiento que había terminado causándole. Cassandra estaba dispuesta a cobrarse su deuda.
Sin embargo, ¿quién podía culparse por distraerse con Luke Sutherland? Aunque no hubieran compartido intimidad en el pasado, era un hombre cuya presencia exigía atención. Mirada oscura, fuerte mandíbula, hombros anchos… Cuando se cruzó de brazos y se hizo aún más imponente, Cassandra tuvo que tragar saliva para aliviar el nudo que la excitación le había formado en la garganta.
Él sabía exactamente lo que estaba haciendo. ¿Cómo se atrevía a ponerse delante de ella con un aspecto tan… tan…?
La frustración se estaba adueñando de ella.
Poner indagar en su cabeza sería una fiesta para un psiquiatra: un pasado de dolor con un hombre que se había negado a casarse con ella, para después pasar a ayudar a las parejas felices a darse el sí quiero. Tal vez tan solo era una romántica incurable que aún creía en el milagro de los finales felices.
Solo porque las cosas no le habían salido bien a ella no significaba que no creyera en el amor. Lo veía todos los días en su trabajo. Tal vez algún día encontraría al hombre con el que debía compartir su vida.
Años atrás había pensado que Luke era sin duda aquel hombre. En aquellos momentos, se alegraba de no haberse quedado a esperarlo. Había leído el artículo de Country Beat. Aparentemente, seguía sin buscar esposa.
−¿Qué te hace pensar que yo tengo alguna influencia en Hannah? Ella es una estrella y tiene su propio equipo. Estoy segura de que ya tiene alguien que le organice la boda, dado que quieren algo sencillo y rápido.
Cassandra sonrió.
−¿Crees que habría venido hasta aquí sin hacer los deberes? Hasta ayer, no tenía a nadie. Por eso, necesitas tomar el teléfono ahora mismo y concertarme una cita con ella.
Luke guardó silencio unos instantes. No dejaba de mirarla muy fijamente.
−¿Y qué te hace pensar que podrías conseguir el trabajo? −le preguntó por fin.
−Tú consígueme una reunión con ella y lo verás.
Luke apoyó una cadera sobre el escritorio y se puso a estudiarla. Lo más extraño de todo era que parecía estar considerando la idea.
−¿Por qué es esto tan importante para ti?
−Tengo mi propia empresa desde hace seis meses. Trabajé para Brides and Belles durante ocho años, pero llegó el momento de ir por libre. Necesito la boda de un famoso o famosa para darle alas a mi empresa y poner mi nombre en la órbita de otras celebridades.
Aunque eso significara suplicar y tragarse su orgullo.
Luke volvió a dedicarle una intensa mirada. Cassandra se obligó a permanecer tranquila, sin moverse. Tenía que conseguir que él la ayudara. Crear su propia empresa A su servicio, había supuesto la inversión de la mayor parte de sus ahorros y de todo su coraje. Tenía que conseguir que fuera un éxito, aunque eso significara poner en peligro su corazón y su cordura una vez más por tener que enfrentarse a Luke Sutherland.
−Te ayudaré.
Cassandra estuvo a punto de abalanzarse sobre él para abrazarlo, pero recordó a tiempo que tocarlo sería muy mala idea. No obstante, tuvo contener la sonrisa que le iluminó el rostro.
Ella siempre había creído en el amor, siempre había querido ver felices a las parejas y ayudarles a conseguir una boda perfecta. Incluso había imaginado su propio día perfecto con Luke. Ya no. Había decidido dejar el sueño a un lado hasta que encontrara un hombre que mereciera su amor. Toda su energía estaba puesta en conseguir que A su serviciofuera un éxito. Y Luke la iba a ayudar a que así fuera.
−Luke, ni siquiera…
−Con una condición −añadió él mirándola de nuevo muy fijamente a los ojos.
−¿Una condición? −repitió ella. Su alegría había sido efímera cuando escuchó el duro tono de voz de Luke.
−Tú me ayudarás a mí.
Rodeó de nuevo el escritorio y sacó una revista de un cajón. La dejó caer con un golpe seco sobre el escritorio y la hizo girar para que ella pudiera ver la portada.
−Esto me está arruinando la vida −dijo señalando la portada−. Te conseguiré esa cita si tú finges ser mi prometida hasta que la boda de Will haya pasado.
Cassandra lo miró con incredulidad. Había esperado tanto tiempo para que él le pidiera matrimonio… Y en aquel momento él le estaba pidiendo que fingiera ser lo que él nunca había estado dispuesto a darle.
−No hablas en serio… −dijo por fin. La ira había empezado a apoderarse de ella.
Sin embargo, el rostro de Luke le decía que iba en serio. Muy en serio. En aquel momento, Cassandra se dio cuenta que debía valorar lo mucho que deseaba aquel encargo. Organizar una boda como aquella tendría un valor incalculable, le abriría puertas a las que, por sí sola, no podría ni acercarse. Había estado dispuesta a volver a ver a Luke, a dejar su orgullo a un lado, a suplicar incluso. Sin embargo, él le estaba pidiendo mucho más.
−¿Hay otra manera de conseguir que me ayudes?
−No.
−¿Y qué conllevaría todo ese fingimiento? −le preguntó sin poder contenerse.
¿De verdad estaba considerando aquella locura? Fingir estar prometida con Luke requería un trabajo emocional mucho mayor del que había estado dispuesta a realizar cuando se encaminó hacia Beaumont Bay. Jamás se le habría ocurrido que Luke le pediría algo a cambio, pero ciertamente no se había convertido en el exitoso hombre de negocios que era regalando su tiempo o sus favores.
Él se encogió de hombros.
−Algunos posts en redes sociales, apariciones públicas… Tendrás que quedarte aquí conmigo algunas noches para que parezca auténtico. Y no vendría mal alguna que otra demostración de afecto en público.
¿Demostraciones de afecto en público? ¿No vendrían mal? ¿Besos, caricias, abrazos… no vendrían mal? Cassandra no podría ponerse de nuevo en aquella situación sin recordar todo lo que había soñado con él y que había terminado por perder.
Maldita sea, pues sí que se había vuelto astuto en aquellos años…
Bien. Quería aquella boda. Tendría que jugar. Lo había amado en el pasado, así que fingir amor hacia Luke no sería difícil. Al menos, ya sabía cómo iba a terminar todo. No habría ingenuidad alguna por su parte, ni se le rompería el corazón. Tendría todo bajo control. Además, estaría demasiado ocupada organizando la boda del año como para preocuparse de su ex. ¿No?
−De acuerdo −dijo mientras daba un paso al frente y le ofrecía la mano−. Trato hecho. Después de la boda, habremos terminado. Esta vez para siempre.
−Me parece bien.
Cuando Luke le estrechó la mano, Cassandra sintió que el corazón empezaba a latirle a toda velocidad. Sintió un nudo en el estómago. En aquel momento, comprendió que se había metido en un lío.
Fingir ser la prometida de su ex.
¿En qué demonios había estado pensando?