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La azucena silvestre es una de las leyendas de José Zorrilla, poemas en clave de ficción basados leyendas castellanas, a modo similar a como ya hiciese Gustavo Adolfo Bécquer en su obra homónima, pero desde un punto de vista lírico. En este caso la presente leyenda se desarrolla en torno a la peregrinación de un conde y su hija a Montserrat, y el misterio que allí descubren.-
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Seitenzahl: 80
Veröffentlichungsjahr: 2020
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José Zorrilla
LEYENDA RELIGIOSA DEL SIGLO IX
Saga
La azucena silvestreCover image: Shutterstock Copyright © 1845, 2020 José Zorrilla and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726561753
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
AL SEÑOR
DON ANGEL SAAVEDRA,
DUQUE DE RIVAS,
SU MEJOR AMIGO
José Zorrilla.
En que comienza la narracion de la presente historia.
Mas pura que la luz de blanca luna,
que en arroyuelo limpido riela,
mas hermosa que el cisne en su laguna
cuando en ella se baña, nada ó vuela;
y alegre mas que en soledad moruna
suelta y errante y timida gacela
en gracias y virtud feliz crecia
la bellisima y cándida Maria.
Y aun no cumplidos sus catorce abriles,
de noble estirpe y á reinar nacida,
agena á devaneos mugeriles
velada por su bien, siempre servida,
flor era pronta á dar tallos gentiles
á los besos del zéfiro mecida,
y á exhalar de su caliz aun cerrado
delicioso perfume embalsamado.
_______
Caia en anchas ondas de su fronte
larga madeja de flotantes rizos,
y de inquieto mirar, mas inocente,
dos ojos revolvia antojadizos:
y en su blanca mejilla transparente
centros ambos á dos de sus hechizos
marcaba su sonrisa dos hoyuelos,
luceros ambos que robó á los cielos.
_______
Rebosa al verla en alegria intensa
su padre el buen Wifredo, y la corona
ceñirla aguarda de la tierra estensa
del condado feráz de Barcelona.
Solo en su bien y en su fortuna piensa,
y honrada, sin rival, feliz matrona
en tiempo incierto de la edad futura
su ambicion paternal se la figura.
Unico amor del varonil guerrero,
única prenda de su muerta esposa
tiene Wifredo su cariño entero
puesto no mas en su Maria hermosa:
y único amor, el noble caballero
del alma de la niña candorosa
en una el alma de los dos se encierra,
y uno para otro son todo en la tierra.
_______
Su corona de conde ennoblecida
con los laureles mil de mil campañas,
su ciudad populosa defendida
por su tendido mar y sus montañas,
la mitad de los años de su vida,
la memoria y la prez de sus hazañas
todo lo diera el caballero noble
por ver de su hija la fortuna doble.
_______
Lumbrera del fanal de su esperanza,
riquisimo joyel de su cariño,
manantial de su interna bienandanza,
vuelve á su pecho el corazon de niño;
se le roba á la guerra y la venganza,
se le torna mas puro que el armiño
se le lava de impulsos terrenales,
se le innunda en delicias celestiales.
Por eso da su corazon sincero
gracias humildes al Señor, y cuenta
por eso dia á dia el caballero,
y su esperanza en cada uno aumenta.
Y bendice al Señor, que lisonjero
á su vejez el tiempo representa
de su edad concediéndole al otoño
tan hermoso y purisimo retoño.
_______
Mayor felicidad en esta vida
el padre tierno concebir no sabe
á otro mortal alguno concedida
mas sagrada mision, cargo mas grave:
ella es para él, del cielo bendecida,
de su dichosa eternidad la llave,
y del futuro en perspectiva bella
todo lo aguarda de su Dios y de ella.
_______
Mas cuán falsas ¡ay Dios! y cuán livianas
las cosas son de la mudable tierra.
¿Quién sondará las leyes soberanas
que el misterioso porvenir encierra?
La aura que arrastra en pós las hojas vanas
la torre abate que al peñon se aferra,
y las menudas ondas de los mares
socaban las montañas seculares.
En una tarde del quemado estio
que entolda nube negra y tenebrosa
de su palacio en el jardin umbrio
la niña entre los céspedes reposa.
De casto sueño dulce desvario
la divierte la mente candorosa
sonriendo al gozar su fantasia
el purisimo labio de Maria.
_______
La casta mano de marfil velada
entre su espesa y negra cabellera
bajo la sien tranquila colocada,
y bajo seda fácil y ligera
su modesta figura contornada,
el pie breve no mas dejando fuera,
parece sobre el cesped su figura
ejemplar de bellisima escultura.
_______
Y cuán bella y feliz es una niña,
que con sus dichas infantiles sueña
y sus caprichos inocente apiña
de universo ideal soñando dueña.
Con infantiles galas se le aliña,
y en poblarle con fábulas se empeña,
y le goza de fábulas henchido
hijas de un corazon no corrompido.
Tal le gozaba y tan feliz se via
de su sueño infantil con las visiones
de su palacio en el jardin Maria:
mientras sobre ella en densos nubarrones
el nublado apiñándose crecia
y amagaba al rasgar sus pabellones
sobre la tierra desplomar airado
todos los males de que va preñado.
_______
Ya se sentia por su vientre oscuro
ronco el trueno rodar: ya se aspiraba
el aura ingrata del vapor impuro
que en su cargado seno fermentaba.
Y cual dragon enorme, que seguro
ala invisible en el ambiente traba
avanzaba el nublado á paso lento
cerrando en sombra la region del viento.
_______
Viéndolo el buen Wifredo iba afanoso
por el jardin buscando su hija amada;
mas de no amedrentarla cuidadoso
moviendo en su redor planta callada.
Ya su ojo paternal en el frondoso
cesped la vió durmiendo descuidada,
y ya en su labio paternal bullia
el dulcísimo nombre de Maria:
Cuando hondo, ronco y repentino trueno
el nublado al rasgar crujió estallante:
se alzó la niña, el corazon ageno
de aquel peligro de que está delante,
mas al abrir los ojos fue de lleno
á herírselos relámpago brillante,
y exhalando agudisimo lamento
volvió en tierra á caer sin movimiento.
_______
Tomóla al punto en los amantes brazos
y alzóla en ellos el varon robusto,
de pena el corazon roto en pedazos,
trémulo el cuerpo al repentino susto;
mas ni al calor de tan amigos lazos,
ni á su voz que le turba pavor justo
vuelve la pobre niña dolorida
señal á dar de movimiento y vida.
_______
Por medio del horrísono aguacero
que se desgaja ya, corre exhalado
con su hija para él peso ligero:
y con nerviosa fuerza á ella abrazado
pasa el jardin, el pórtico, el crucero,
revuelve el caracol mal alumbrado,
y en su cámara y lecho al cabo posa
carga para él tan dulce y tan penosa.’
A sus briosas voces acudieron
cuantos siervos tenia en su palacio,
cuantas damas en él su voz oyeron,
cuantos curiosos admitió su espacio:
y empíricos y sabios acudieron,
en tomar cuyo ausilio no reácio
Wifredo logró en lágrimas deshecho
volver la vida á su virgineo pecho.
_______
¡Ay! dijo la doncella, y exhalando
débil suspiro preceptible apenas
abrió sus ojos en redor girando
miradas ¡ay! al parecer serenas.
Mas ambas manos con afan llevando
á las pupilas de su llanto llenas
volviólas á apartar la desdichada
gritando con pavor—«¡no veo nada!»—
_______
¡Hija! (esclamó poniéndose delante
de sus ojos Wifredo), hija del alma!
mira, mira, yo soy! torna el semblante
mirame aqui ... mas con siniestra calma
la doncella hácia él tendió anhelante
la vista no, la descarriada palma,
y al asirle, burlando su deseo
repitió tristemente «nada veo.»
Volvió iracundo la ensañada mano
el trémulo varon contra si mismo,
los cabellos mesándose inhumano,
y como ser en quien sopló el abismo
espiritu infernal, matando insano
la luz de la razon y el Cristianismo
al cielo alzó los inflamados ojos
torpe ó blasfemo murmurando enojos.
_______
Mas pronto á su razon, mas sosegado
el misero volvió, y al mismo cielo
tornó á elevar los ojos humillado
ambas rodillas oprimiendo el suelo.
Breve oracion al corazon cuitado
prestó resignacion sino consuelo,
y con doliente voz que al alma llega
dijo á los que le oian: está ciega.
¡Ay Dios! era muy cierto:
la lumbre centellante
del fúlgido relámpago
que al despetar la hirió
de sus hermosos ojos
mató la luz radiante,
y un velo de tinieblas
ante ellos estendió.
_______
Los sabios mas famosos
en vano convocaron:
los siervos de Mahoma,
los hijos de la Cruz,
los sabios de Judea
al fin desesperaron
de dar á sus pupilas
la apetecida luz.
Hermosa como siempre
la cándida Maria
fingiéndose esperanzas
de curacion feliz
al angustiado conde
prestárselas queria,
y le lograba solo
hacer mas infeliz.
_______
Atento y cariñoso
con paternal anhelo
el brazo la ofrecia
y la guiaba el pie,
sirviéndola de dia,
y al piadoso cielo
orando por la noche
con encendida fé.
_______
—«Que dia tan hermoso
debe hacer hoy,» — decía
la niña, el sol sintiendo
sobre su blanca faz:
Y oyéndola Wifredo
del párpado sentia
una abrasada lágrima
huirsele fugaz.
Y su silencio acaso
Maria comprendiendo
las manos alargaba
sus ojos á tocar,
y en ellas de su padre
las lágrimas sintiendo
decia, «¿y por qué lloras?»
y echábase á llorar.
_______
Erraban á las veces
en dulce compañia
por una y otra senda
de su feráz jardin,
y el amoroso padre
coronas la tejia
de frescas siemprevivas
y pálido jazmin.
_______
Gozaba sus aromas
la niña, é inocente
cediendo á los impulsos
de instinto femenil
ornaba con las flores
su candorosa frente
mostrándose con ellas
mas linda y mas gentil.
Y en las tranquilas noches
del abrasado estio
á otro viajero acaso
volvian á escuchar,
ya bajo el verde toldo
del emparrado umbrio,
ya sobre el alto muro
que lame inquieto el mar.
_______
¡Oh cuán sencillos tiempos!
¡cuán grata es su memoria!
¡cuán dulce y cuán sabroso
oir en nuestra edad
las mágicas leyendas
de su olvidada historia,
sus crónicas sacando
de añeja oscuridad!
_______
Edad por dos pasiones
regida y dominada,
guiada por dos astros:
la gloria y el amor.
La España por aquella
de moros rescatada,
por este la hermosura
corona del valor.
La edad de los prodigios
la edad de las hazañas