La mejor razón, la espada - José Zorrilla - E-Book

La mejor razón, la espada E-Book

José Zorrilla

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Beschreibung

La mejor razón, la espada, es una comedia teatral del poeta y dramaturgo José Zorrilla. Escrita en tres actos, se desarrolla, como muchas obras de su género, en torno a un triángulo amoroso y a numerosas situaciones de equívoco. En este caso en concreto, la obra adapta a teatro la novela de Agustí Moreto Las travesuras de Pantoja.-

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Seitenzahl: 65

Veröffentlichungsjahr: 2021

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José Zorrilla

La mejor razón, la espada

 

Saga

La mejor razón, la espadaCover image: Shutterstock Copyright © 1843, 2020 José Zorrilla and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726561791

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS.

don pedro de pantoja , jóven soldado.

don diego de gamboa , mercader.

don lope , letrado, padre de

doña juana.

doña ángela, SU prima.

guijarro , gracioso, y criado de Pantoja.

leonor , criada de doña Juana.

un escribano.

un alguacil.

arjona.

el duque de arcos.

_________

La escena es en Sevilla.

_________

Esta Comedia, que pertenece á la Galería Dramática, es propiedad del Editor de los teatros moderno, antiguo español y estrangero; quien per seguirá ante la ley al que la reimprima ó represente en algun teatro del reino, sin recibir para ello su autorizacion, segun previene la Iteal orden inserta en la Gaccta de 8 de Mayo de 1837, y la de 16 de Abril de 1839, relativas á la propiedad de las obras dramáticas.

Acto primero.

Sala en casa de don Lope. – Puertas á izquierda y derecha. – Reja en el fondo.

ESCENA PRIMERA.

leonor. guijarro , entrando.

Guijarro. ¿Estás sola?

Leonor. Sí.

Guijarro. ¿No hay miedo?

Leonor. No; mas despáchate aprisa

no vuelva el amo de misa

y nos coja en el enredo.

Guijarro. ¿Y tu ama?

Leonor. En su cuarto está,

llorando su desventura.

Guijarro. ¿Pues qué nuevo mal la apura?

Leonor. Que ha dado á don Lope ya

el duque de Arcos licencia

para poder desde luego

desposarla con don Diego.

Guijarro. ¡Qué dices! Eso es demencia.

Leonor. La purísima verdad

es lo que digo á fé mia.

Guijarro. Pásela por tal tu tia,

que para mí es necedad.

¿Mas no la podremos ver?

Leonor. Es imposible, que siento

que de uno en otro momento

debe su padre volver.

Y es fuerza que esta mañana

se lo advierta á tu señor.

Guijarro. Pues ten por cierto, Leonor,

que te echa por la ventana:

porque Pantoja, mi dueño,

como sabes, es un hombre

del demonio, y dánle el nombre

de Satanás el pequeño;

y no le dijera yo

eso que me dices tú

por la plata del Perú.

Leonor. ¡Lindo mandria! ¿Y por qué no?

Yo tengo cierto papel

que le escribe doña Juana.

Guijarro. Hablaras para maùana;

si lo tienes, dígalo él. (Le da un papel.)

Leonor. Y á mí tambien me han tratado,

Guijarro, otro casamiento.

Guijarro. Siempre estimaré tu aumento.

¿Es de don Diego el criado?

Leonor. Ese mismo; pero yo

solo á mi Guijarro quiero,

y con él casarme espero.

Guijarro. Con la frente ¿por qué no?

¿Yo casarme? ¿Estás en tí?

Leonor. ¿Pues no te vendrá muy ancho?

Guijarro. Pues por eso no me ensancho;

no es lo ancho para mí.

Leonor. Pues di, pícaro, bribon,

¿por qué casarte no quieres?

Guijarro. Porque todas las mugeres

teneis mal de corazon.

Leonor. No se entiende eso conmigo,

que soy doncella y honrada.

Guijarro. Si fueras como mi espada,

que no la ha entrado enemigo,

fuera gran merced de Dios.

Leonor. Fuera de las once mil,

no hay doncella mas gentil.

Guijarro. Eso veremos los dos,

cuando yo, si pierdo el juicio,

cometa el tremendo error

de admitirte, Leonor.

Leonor. Parece que hablas de vicio,

mas por vida de mi madre...

Guijarro. (Interrumpiéndola.)

Fué ella una santa muger.

Leonor. Que te tengo de poner...

Guijarro. ¿Como ella puso á tu padre?

Leonor. En la espina de la zarza.

Guijarro. Si es parrilla, yo lo creo.

Leonor. ¿Te remontas, don Poleo?

Guijarro. No remonto, doña Garza.

Leonor. Quédate para quien eres.

Guijarro. Quédome para quien soy.

Leonor. Yo me voy para quien voy.

Guijarro. Vete para quien quisieres.

Leonor. En mi vida te he de hablar.

Guijarro. En mi vida te hablaré.

Leonor. Con el tiempo te pondré...

Guijarro. De modo que pueda arar.

Leonor. No, sino que digas tú...

Guijarro. Que soy manso por demas.

Leonor. Quédate con Barrabás.

Guijarro. Márchate con Belcebú. (Vase Leonor.)

ESCENA II.

guijarro . Despuesdon prdro pantoja.

Guijarro. Ya te volverás á mí,

que tus despiques entiendo,

pero vámonos corriendo,

no me atrape el viejo aqui.

D. Pedro. Guijarro, ¿con quién hablabas?

¿Quién contigo estaba, di?

Guijarro. Ese responda por mí, (Dale el papel.)

que como guardando estabas

mi espalda, dejar no quise

el negocio á lo mejor.

D. Pedro. ¿Te dió este papel Leonor?

Guijarro. Que doña Juana te avise

cosas de gusto quisiera.

D. Pedro.Novedad debe de haber;

voy el papel á leer.

Guijarro. ¿No será mejor afuera?

D. Pedro. ¡Eh! (Con desprecio y leyendo luego.)

(Lee.)

ˮDueño mío: mi padre quiere casarme con don Diego. Tengo pues por acertado que me pidas por esposa, para que yo pueda declararme esto consiste en la brevedad, y de tu resolucion me harás participe esta noche por la reja. — Dios te guarde.”

¿Di, infame, no pudieras

llamarme cuando Leonor

te dió este papel?

Guijarro. Señor,

no hagamos las burlas veras.

Sin levantar testimonio

á esa pícara, lo hacia

con tal prisa, que tenia

una vuelta del demonio.

D. Pedro.Algo la dirias tú,

que te conozco, bribon.

Guijarro. En dándote un apreton,

lo das todo á Belcebú.

Salgamos de aqui de prisa,

señor, toma mi consejo,

que nos va á atrapar el viejo.

D. Pedro. ¿Dónde está don Lope?

Guijarro. En misa.

D. Pedro. No, sin ver á doña Juana

no me voy, viven los cielos,

que esa carta me dió celos.

Guijarro. Esta noche en la ventana

podrás arreglarlo todo.

D. Pedro. ¡Con don Diego ha de casar!

No, que yo lo he de estorbar.

Guijarro. ¿Y cómo?

D. Pedro. De cualquier modo.

Guijarro. Yo no le encuentro, señor.

D. Pedro. Yo si; aguardándole á entradas

de una calle, y á estocadas

matándole.

Guijarro. Es lo mejor.

Mas si quisieras consejo

tomar de un amigo...

D. Pedro. Di.

Guijarro. Yo me quedaria aqui

y se la pidiera al viejo:

que pues dice doña Juana

que la pidas por esposa,

será diligencia honrosa.

D. Pedro. Será diligencia vana,

pero lo haré, y si me niega

lo que promete á don Diego...

Guijarro. La sacas de casa luego,

y pues que el amor os ciega,

vais á que os dé testimonio

un cura, de lo de Dios,

y al punto cerrais los dos

con el santo matrimonio.

D. Pedro. Tu consejo he de tomar.

Guijarro. Valgo para consejero

un potosí de dinero.

¿Y en qué me lo has de pagar?

D. Pedro. En diez palos al contado,

librados en la alameda.

Guijarro.Guarda, señor, tu moneda,

que no estoy necesitado.

ESCENA III.

dichos. leonor.

Leonor. Qué veo, ¿aun estás aqui?

¿y con tu amo? idos por Dios,

que os va á encontrar á los dos

don Lope.

D. Pedro. Que sea asi

deseo yo.

Leonor. ¿Para qué?

D. Pedro. Para decirle aqui hoy

que á su hija en quitarle estoy

como él hoy no me la dé.

Leonor. Todo eso está bien, señor;

mas si os ve dentro su casa,

va á dudar, por lo que pasa,

de su hija en el honor.

Va á creer que os llamó ella misma,

que os habló y aconsejó,

y os va á contestar que no.

Guijarro. Y se va á armar aqui un cisma