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El libro 'Calila y Dimna' es una colección de fábulas que gira en torno a las aventuras de dos zorros, Calila y Dimna, que representan diferentes enfoques en la vida y la moralidad. Este manuscrito, de origen oriental, se sitúa en un contexto literario medieval, reflejando influencias persas e indias a través de su estilo narrativo. Las fábulas no solo entretienen, sino que también provocan reflexiones sobre la política, la ética y la naturaleza humana, utilizando metáforas animales que enriquecen el análisis moral. Su prosa sencilla y accesible permite que, a pesar de su antigüedad, el mensaje perdure a lo largo del tiempo y siga resonando en la actualidad. El autor de 'Calila y Dimna' es, curiosamente, anónimo, lo que abre un espacio de especulación sobre la identidad y las motivaciones de su creador. A menudo se sugiere que podría haber sido un sabio o un moralista de su época, preocupado por la enseñanza de valores a través de relatos que ilustran la sabiduría popular. Esta obra ha sido transmitida a lo largo de los siglos, adaptándose a diversas culturas y contextos, lo que indica su relevancia y atractivo perdurables. Recomiendo encarecidamente 'Calila y Dimna' a quienes buscan no solo entretenimiento, sino también una profunda reflexión sobre la condición humana. Su rica mezcla de fábulas y lecciones morales lo convierte en un texto fundamental en la literatura mundial, accesible para lectores de todas las edades y nacionalidades, llevando consigo un legado que invita a la introspección y la discusión.
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Los filósofos entendidos de cualquier ley e de cualquier lengua siempre punaron e se trabajaron de buscar el saber, e de representar e ordenar la filosofía; et eran tenudos de facer esto. Et acordaron e disputaron sobre ello unos con otros, e amábanlo más que todas las otras cosas de que los homes trabajan, et placíales más de aquello que de ninguna juglería nin de otro placer; ca teníen que non era ninguna cosa de las que ellos se trabajaban, de mejor premia nin de mejor galardón que aquello de que las sus ánimas trabajaban e enseñaban. Et posieron ejemplos e semejanzas en la arte que alcanzaron e llegaron por alongamiento de nuestras vidas e por largos pensamientos e por largo estudio; e demandaron cosas para sacar de aquí lo que quisieron con palabras apuestas e con razones sanas e firmes; et posieron e compararon los más destos ejemplos a las bestias salvajes e a las aves.
E ayuntáronseles para esto tres cosas buenas: la primera, que los fallaran usados en razonar, e trobáronlos, según lo que se usaban, para decir encobiertamente lo que querían, et por afirmar buenas razones; e la segunda es, que lo fallaron por buena manera con los entendidos por que les crezca el sabor en aquello que les mostraron de la filosofía cuando en ella pensaban e conocían su entender; la tercera es, que los fallaron por juglaría a los discípulos e a los niños. Et por esto lo amaron e lo tovieron por extraña cosa, et quisieron estudiar en ello e saberlo; que cuando el mozo hobiere edad: e su entendimiento complido, e pensare en lo que dello hobiere decorado en los días que en ello estudió, e asmare lo que ende ha notado en su corazón, sabrá ende que habrá alcanzado cosa que es más provechosa que los tesoros del haber et sería atal como el home que llega a edad e falla que su padre le ha dejado gran tesoro de oro e de plata e de piedras preciosas, por donde le excusaría de demandar ayuda en vida.
Pues el que este libro leyere sepa la manera en que fue compuesto, et cual fue la entención de los filósofos e de los entendidos en sus ejemplos de las cosas que son ahí dichas. Ca aquel que esto non sopiere non sabrá que será su fin en este libro. Et sepas que la primera cosa que conviene al que este libro leyere, es que se quiera guiar por sus antecesores que son los filósofos e los sabios, e que lo lea, e que lo entienda bien, et que non sea su intento de leerlo fasta el cabo sin saber lo que ende leyere. Ca aquel que la su intención será de leerlo fasta en cabo, e non lo entendiere nin obrare por él, non fará pro el leer, nin habrá dél cosa de que se pueda ayudar.
Et aquel que se trabajare de demandar el saber perfetamente, leyendo, los libros estudiosamente si non se trabajase en facer derecho, e seguir la verdat, non habrá dél fruto que cogiere si non el trabajo e el lacerio.
E será atal como el home que dijeron los sabios que pasara por un campo, e le apareció un tesoro, et después que lo hubo, vino un tal tesoro cual home non viera, et dijo engañado por en su corazón: «Si yo me tomare a levar esto que he fallado, e lo levare poco a poco, facerseme ha perder el gran sabor que he dello. Mas llegaré peones que me lo lieven a mi posada, et desí iré en pos dellos». E fízolo así, e levó cada uno dellos lo que pudo levar a su posada, e feciéronlo desta guisa fasta que hobieron levado todo el tesoro. Et desí esto fecho, fuese el home para su posada e non falló nada, mas falló que cada uno de aquéllos había apartado para sí lo que levara, et así non hubo dende salvo el lacerio de sacarlo. Et esto por cuanto se acuitó, e non sopo facer bien su facienda por non ser enviso.
Et por ende, si el entendido alguna cosa leyere deste libro, es menester que lo afirme bien e que entienda lo que leyere, o que sepa que ha otro seso encobierto. Ca si non lo sopiere, non le terná pro lo que leyere, así como si home levase nueces sanas con sus cascas, e non se puede dellas aprovechar fasta que las parta e saque dellas lo que en ellas yace.
E non sea atal como el home porque decía que quería leer gramática, que se fue para un su amigo que era sabio, et escribióle una carta en que eran las partes de fablar, e el escolar fuese con ella a su posada, e leyóla mucho; pero non conoció nin entendió el entendimiento que era en aquella carta, e la decoró, e súpola bien leer. Et acertóse con unos sabios cuidando que sabía tanto como ellos, et dijo una palabra en que yerró. E dijo uno de aquellos sabios: «Tú yerraste en lo que decías, ca debías decir así». Et dijo él: «¿Cómo yerré? Ca yo he decorado lo que era en una carta». Et ellos burlaron dél por que non la sabía entender, et los sabios toviéronlo por muy gran necio.
Et por esto cualquier home que este libro leyere e lo entendiere, llegará a la fin de su entención, e se puede dél aprovechar bien, e lo tenga por ejemplo, et que lo guarde bien. Ca dicen que el home entendido non tiene en mucho lo que sabe nin lo que aprendió dello, maguer que mucho sea. Ca el saber esclarece mucho el entendimiento, así bien como el olio que alumbra la tiniebla, ca es la escuridat de la noche. Ca el enseñamiento mejora su estado de aquel que quiere aprender. Et aquel que sopiere la cosa e non usare de su saber, non le aprovechará.
Et es atal como el home que dicen que entró el ladrón en su casa de noche e sopo el lugar donde estaba el ladrón, et dijo: «Quiero callar fasta ver lo que fará, e de que hobiere acabado de tomar lo que quisiere, levantarme he para gelo quitar». Et el ladrón andudo por casa, e tomó lo que falló, et entre tanto el dueño dormióse; e el ladrón fuese con todo cuanto falló en su casa, et después despertó et falló que había el ladrón levado cuanto tenía. Et entonce comenzó el home bueno a culparse e maltraerse, e entendió que el su saber non le tenía pro, pues que non usara dél.
Ca dicen que el saber non se acaba si non con la obra. Et el saber es como el árbol, e la obra es la fruta; e el sabio non demanda el saber si non por aprovecharse dél. Ca si non usare de lo que sabe, non le tendrá pro. Et si un home dijese que otro home sabía otra carrera provechosa, e andodiera por ella diciendo que tal era, e non fuese ansí, haberlo hían por simple, et atal como el home que sabe cuál es la vianda buena e mala, e desí véncele la golosina e el sabor de comer, e come la vianda mala, e deja de usar de la buena. Et el home que más culpado es en facer las malas obras e dejar las buenas, así como si dos homes fuesen que serviese el uno al otro, e fuese el uno ciego, e cayesen amos a dos en un foyo; que más culpa habría el que tenía ojos que non el ciego en caer.
Et el sabio debe castigar primero a sí, e después enseñar a los otros. Ca sería en esto atal como la fuente que beben todos della e aprovecha a todos, et ella non ha de aquel provecho cosa ninguna; ca el sabio, después que adereza bien su facienda, mejor adereza a los otros con su saber. Ca dicen que tres maneras de cosas debe el seglar ganar e dar: la primera es ciencia, la segunda riquezas, e la tercera codiciar de facer bien. Et non conviene a ningún sabio profazar de ninguna cosa, faciendo él lo semejante ca será atal como el ciego que profazaba al tuerto.
Nin debe trabajar provecho para sí por dañar a otro, ca este atal que esto feciese sería derecho que le aconteciese lo que aconteció a un home.
Et dicen que un especiero tenía sísamo, él e un su cada uno dellos tenía una bujeta dello, e non lo había en toda esa tierra más de lo que ellos tenían. Et el compañero, uno dellos pensó en su corazón que furtase lo de su compañero, et puso una señal sobre una bujeta, en que estaba el sísamo de su compañero, por que, de que viniese de, noche a lo furtar, que la conociese por la señal. Et puso una sábana blanca encima dello por señal. Et descobrió esto que quería facer a un su amigo, por que fuese con él de noche a lo furtar. Et el otro non quiso ir con él fasta que le prometió de darle la meatad dello.
Et después su compañero vino, e falló la sábana cubierta sobre su sísamo, et dijo: «Verés qué ha fecho mi compañero por guardar mi sísamo de polvo; púsole esta sábana, et dejó lo suyo descobierto». E dijo: «Mas razón es que esté lo suyo guardado que non lo mío». Et quitó la sábana e púsola sobre el sísamo de su compañero. E después que fue de noche venieron su compañero e el otro a furtar el sísamo. Et andudo catando e atentando fasta que topó en la señal que tenía puesta; et entonce tomó el sísamo que estaba debajo, pensando que era lo de su compañero, e era lo suyo, e dio la meatad dello a aquel amigo que entró con él a lo furtar. Et luego, cuando fue de día, venieron él et su compañero amos a dos a la botica. Et cuando vio que el sísamo que levara era lo suyo, calló e non osó decir nada, ca tovo que en saberlo su compañero era mayor pérdida que el sísamo.
Et pues el que alguna cosa demanda, debe de demandar cosa que haya fin et término que fenezca; ca dicen que el que corre sin fin, aína le puede fallecer su bestia. Et es derecho que non se trabaje en demandar lo que término non ha, nin lo que otro non hubo ante que él, nin se desespere de lo que puede ser e puede haber. E que ame más el otro siglo que a este mundo; ca quien ama a este mundo poca mancilla ha cuando se parte dél. Et dicen que dos cosas están bien a cada un home: la una es religión e la otra es riqueza. Et esto semeja al fuego ardiente que toda leña que le echan arde mejor.
Et el entendido non se debe desesperar nin desfiuzarse; ca por aventura será acorrido cuando non pensare.
Et esto semeja a lo que dicen que era un home muy pobre, e ninguno de sus parientes non le acorrien a le dar ninguna cosa. Et seyendo así una noche en su posada vio un ladrón. Et dijo entre sí: «En verdat non hay en mi casa cosa que este ladrón tome, nin pueda levar. Pues trabájese cuanto podiere». Et buscando por casa qué tomase, vio una tinaja en que había un poco de trigo. Et dijo entre sí: «¡Par Dios!, non quiero yo que mi trabajo vaya de balde». Et tomó una sábana que traía cobierta, e tendióla en el suelo, e vació el trigo que estaba en la tinaja en ella para lo levar. Et cuando el home vio que el ladrón había vaciado el trigo en la sábana para se ir con ello, dijo: «A esta cosa non hay sufrimiento. Ca si se me va este ladrón con el trigo, allegar se me ha mayor pobreza e fambre; que nunca estas dos cosas se allegaron a home que non lo llegasen a punto de muerte». Et desí dio voces al ladrón, et tomó una vara que tenía a la cabecera del lecho, e arremetió para el ladrón. Et el ladrón, cuando lo vio, comenzó a fuir, e por fuir cayósele la sábana en que levaba el trigo, et tomóla el home e tomó el trigo a su lugar.
Mas el home entendido non debe allegarse a tal ejemplo como aquéste, et dejar de buscar e facer lo que debe para demandar su vida; nin se debe guiar por aquellos a quien vienen las aventuras sin albedrío de sí o trabajo; ca pocos son los homes que trabajan en demandar las cosas en que alleguen grandes faciendas. Ca todo home que entendimiento haya, e pune que su ganancia sea de las mejores e de las más leales, que esquive todas las que probó trabajosas e le fecieron haber cuidado e tristeza. Et non sea tal como la paloma que le toman sus palominos e gelos degüellan e por eso non deja de facer otros luego. Ca dicen que Dios, cuyo nombre sea bendicho, puso a toda cosa término a que home llegue. Et el que pasa dellas es atal como el que non llegó a ellas, ca dicen que quien se trabaja deste siglo es la su vida contra sí, et al que se trabaja deste siglo e del otro es su vida a par de sí o contra sí.
E dicen que en tres cosas debe el seglar emendar en la su vida: et afiar la su ánima por ella, la segunda es por la facienda deste siglo, e por la facienda de su vida e vivir entre los homes. Et dicen que algunas cosas hay en que nunca se endereza buena obra: la una es gran vagar; la otra es menospreciar los mandamientos de Dios; la otra es creer a todo home lisonjero; la otra es desmentir a otro sabio. Et el home entendido debe siempre sospechar en su asmamiento e non creer a ninguno, maguer verdadero sea, e de buena fama, salvo de cosa que le semeje verdat; et cuando alguna cosa dudare, porfíe e non otorgue fasta que sepa bien la verdat. Et non sea atal como el home que deja la carrera e la ha perdido, e cuanto más se trabaja en andar, tanto más se aluenga del lugar donde quería llegar; et es atal como el home que le cae alguna cosa en el ojo, e non queda de le rascar fasta que le pierde; ca debe el home entendido creer la aventura, et estar apercebido, e non querer para los otros lo que non querría para sí.
Pues el que este libro leyere piense en este ejemplo, et comience en él. Ca quien sopiere lo que en él está, escusará con él otros, si Dios quisiere. Et nos, pues leemos en este libro, trabajamos de le trasladar del lenguaje de Persia al lenguaje arábigo, e quisimos e tovimos por bien de atraer en él un capítulo de arábigo en que se mostrase el escolar dicípulo en la facienda deste libro; et es esto el capítulo.
Dicen que en tiempo de los reyes de los gentiles, reinando el rey Sirechuel, que fue fijo de Cades, fue un homne a que decían Berzebuey, que era físico e príncipe de los físicos del regno; e había con el rey grant dignidad e honra, e cátedra conoscida. Et como quier que era físico conoscido, era sabio e filósofo, et dio al rey de India una petición, la cual decía que fallaba en escripturas de los filósofos que en tierra de India había unos montes en que había tantas yerbas de muchas maneras, e que si conoscidas fuesen e sacadas e confacionadas, que se sacarían dellas melecinas con que resucitasen los muertos; e fizo al rey que le diese licencia para ir huscarlas, et que le ayudase para la despensa, e que le diese sus cartas para todos los reyes de India, que le ayudasen por que él pudiese recabdar aquello por que iba.
Et el rey otorgógelo e aguciólo; et envió con él sus presentes para los reyes donde iba, segunt que era costumbre de los reyes cuando unos enviaban a otros sus mandaderos con sus cartas por lo que habían menester. Et fuese Berzebuey por su mandado, et andudo tanto fasta que llegó a tierra de India. Desí dio las cartas e los presentes que traía a cada uno de aquellos reyes, et demandóles licencia para ir buscar aquello por que era venido. Et ellos diéronle todos licencia e ayuda.
Et duró en coger estas yerbas e plantas grand tiempo, más de un año, et volviéndolas con las melecinas que decían sus libros, et faciendo esto con grand diligencia. Desí probólas en los finados, e non resucitaron ningunos; e entonces dubdó en sus escripturas, e cayó en grand escándalo, et tovo por cosa vergonzosa de tornar a su señor el rey con tan mal recabdo.
E quejóse desto a los filósofos de los reyes de India. Et ellos dijéronle que eso mismo fallaron ellos en sus escripturas que él había fallado, e propiamente el entendimiento de los libros de la su filosofía et el saber que Dios puso en ellos son las yerbas, et que la melecina que en ellos decía son los buenos castigos e el saber, et los muertos que resucitasen con aquellas yerbas son los homnes nescios que non saben cuándo son melecinados en el saber, e les facen entender las cosas, e esplanándolas aprenden de aquellas cosas que son tomadas de los sabios, et luego, en leyendo aprenden el saber et alumbran sus entendimientos.
Et cuando esto sopo Berzebuey buscó aquellas escripturas e fallólas en lenguaje de India e trasladólas en lenguaje de Persia, et concertólas. Desí tornóse al rey su señor. Et este rey era muy acucioso en allegar el saber, e en amar los filósofos más que a otri, e trabajábase en aprender el saber, et amábalo más que a muchos deleites en que los reyes se entremeten. Et cuando fue Berzebuey en su tierra, mandó a todo el pueblo que tomase aquellos escriptos e que los leyesen, et rogasen a Dios que les diese gracia con que los entendiesen, e dioles aquellos que eran más privados en la casa del rey. Et el uno de aquellos escriptos es aqueste libro de Calila e Dimna.
Desí puso en este libro lo que trasladó de los libros de India, unas cuestiones que fizo un rey de India que había nombre Dicelem, et al su aguacil decían Burduben; et era filósofo a quien él más amaba. Et mandóle que respondiese a ellas capítulo por capítulo, et respuesta verdadera e apuesta, et que le diese ejemplos e semejanzas et por tal que viese la certedumbre de su respuesta, et que lo ayuntase en un libro entero, por que lo él tomase por castigo para sí, et que lo dejase después de su vida a los que dél descendiesen.
Et era el primero capítulo del león et del buey, que es después de la estoria de Berzebuey el menge.
Mio padre fue de Mercecilia, e mi madre fue de las fijasdalgo de Azemosuna et de los legistas. Et una de las cosas en que Dios me fizo merced, es que fui yo el mejor de sus fijos. Et ellos criáronme lo mejor que pudieron, gobernándome de la mejores viandas que pudieron fasta que hube nueve años complidos; et desí pusieron me con los maestros. Et yo non cesé de continuar en aprender la gramática et de meter la mi cara a sotileza e a buen entendimiento, a tanto que vencí a mis compañeros et a mis iguales et valí más que ellos, e leí libros e conoscí e sope sus entendimientos, e afirmóse en el mi corazón lo que leí de las escripturas de los filósofos. Et decoré las palabras de los sabios, e las cuestiones que facían unos a otros, e las disputaciones que facían entre sí.
E mantove esto con mi entendimiento e concertélo con la opinión que yo tenía, et sope que eran acordados en los cursos del año e de los meses e de los días, e en las naturas de los cuerpos e en las cosas de las enfermedades e en las maneras de sus melecinamientos e de su salud. Et pusiéronlo por escripto e plúgome de lo saber. Et comencé a leer sus libros fasta que los entendí; et vi las maneras de los cuerpos, las cosas de las maletías e las maneras del melecinamiento. Et sope en ello a tanto que me metí a melecinar enfermos. Et después que lo comencé, di a mi alma a escoger en estas cuatro cosas que los homnes demandan en este siglo e se trabajan de las haber e las cobdician. Et dije: "¿Cuál destas cuatro cosas debo demandar segunt la cuantidad del mi saber, e cuál es la que me fará alcanzar lo que he menester, et si lo pudiere haber, deleites o fama o riqueza o galardón del otro siglo?" Et vi que demandando ayuntado todas cuatro cosas, el que demanda llega a cualquier dellas que quisiere. Et fallé que la melecina era cosa loada cerca de los entendidos, e non denostada de los sabios e de las leyes e de las setas. Et fallé que el más santo de los físicos es aquel que non quiere haber por su física salvo el galardón del otro siglo. Et comedí en mi corazón, et fallé que todas las cosas en que los homnes se trabajan son fallecederas. Et yo non vi a ninguno de, mis antecesores que su allegar lo ficiese durable en este mundo, nin que lo librase de la muerte e de lo que aviene después della. Et fallé en los libros de la física quel más piadoso físico es aquel que primeramente comienza a melecinar su alma e sus enfermedades; et el que es en mejor estado es aquel que con su física trabaja en enmendar su estado para el otro siglo, et que non torna el arte de la física por mercaduría et por ganar la riqueza deste mundo.
Et el que quiere por su física haber el galardón en el otro siglo, non le menguaba riqueza en este mundo. Et es en aquesto atal como el labrador que siembra las legumbres en la tierra por haber mieses et ha de aquesto cuanto quiere. Con todo aquesto non le mengua y de haber algunas yerbas de que se ayude e se aproveche. Et tove por bien de perseverar en esto por haber galardón en el otro siglo, e merescimiento de Dios. Et non quise por esto haber el apostura deste mundo; que sería tal como el mercador perdidoso que vendió sus piedras preciosas por vedrio que non valía nada, e pudiera haber del precio dellas grand riqueza para en toda su vida.
Et comencé a melecinar los enfermos so esperanza del galardón del otro siglo; así que non dejé enfermo que yo hobiese esperanza de lo guarescer e de lo sanar de su enfermedad con mi melecinamiento, que non metiese mi poder en lo guarescer. Et al que yo por mí mesmo pude sanar, fícelo e non le metí en mano de otri; et al que non pude esto facer dejé e su melecinamiento e dejéle las melecinas que había menester, et non quise haber galardón nin merescimiento de aquellos a quien esto fice. Et non había envidia de mis iguales nin de los que habían más haber que yo, nin del bien que Dios les había dado. Mas era el mío mayor cuidado e a lo que más me inclinaba e de lo que más me trabajaba, que pugnase más quél en saber, e en me trabajar en haber galardón de Dios.
Et estude en esto un tiempo fasta que vencí al saber deste mundo, et contendí comigo por el algo que veía haber a los otros. Et yo non quise al salvo contender con mi alma e defenderla de non se apartar de las cosas que nunca hubo ninguno que por ellas non apocase su algo e que non acresciese su lacerio. Et remembraron me las penas que había de sofrir después que deste mundo partiese por la facer olvidar aquellas cosas de que había sabor. Et díjele: "¡Ay alma!, que non has vergüenza de facer comunidad con los perezosos, nescios, en amar este mundo fallescedero; ca aquel que alguna cosa ha dél non es suyo nin finca con él, et non lo aman salvo los engañados negligentes.
Conviértete desta nescedat e desta locura, et métete con toda tu fuerza a facer algún bien para el otro siglo, et guárdate de lo llevar en traspaso, e non te asegures en él.
Et miémbrate en cómo en este cuerpo ha muchas ocasiones et cómo es lleno de malas cosas lijosas; e son, por todas, cuatro humores que sostienen la vida mezquina que ha de fallescer, así como el ídolo descoyuntado que cuando sus miembros son compuestos e puestos cada uno en su lugar, ayuntan los con engrudo, que los face tener unos con otros, e cuando es quebrantado el plego cáensele las juntaduras e desfácese todo: ¡ay alma!, non te engañes en la compañía de tus amigos e de tus bien querientes e non hayas desto grand cobdicia; pues que a la fin la tu compañía se ha de partir. Et esto es atal como la cuchara de palo que es siempre usada en la calentura e en cabo quiébrase sirviendo e encímase su facienda a ser quemada en fuego.
¡Ay alma!, no tomes placer en ser ayuntada con tus querientes e con tus amados en ayuntar haberes, ayuntándolos por haber amor et gracia de ellos, que serías en esto atal como el safumerio que quema a sí e han folgura los homnes con su olor. ¡Ay alma!, non te fíes en las riquezas e en las dignidades en que se alegran los mundanos; ca éstos non saben en cuán pequeñas cosas están fasta que las pierden. Et acaesce así como a los cabellos, que cuando los homne tiene en la cabeza péinalos e úntalos con las mejores unturas que puede, et después que son fuera de la cabeza, halos homne asco de ver.
¡Ay alma!, persevera en melecinar los enfermos e non te tire dello el afán de la física porque los homnes non lo saben. Mas asma de un homne que librase a otro de algunt mal o lo escapase de alguna cuita fasta que lo tornase a la paz e a la forgura en que era, si este atal debe haber galardón segund Dios: pues ¿cuánto debe haber de galardón el físico que por galardón de Dios melecina muchos e los saca de grant peligro con la ayuda de Dios? ¡Ay alma!, non se te aluengue el otro siglo por que hayas a enclinar a éste; ca serías en tomar lo poco e dar por él lo mucho, así como el mercador que había una casa llena de oro e de plata, et dijo en sí: "Si la vendiere a peso alongarse me ha", e vendióla a ojo por mal precio.
Et habiendo esta contienda con mi alma, non falló carrera ninguna para me vencer, e confesóse e conosció el menosprecio de aquellas cosas a que se acostaba, e perseveró en bien por ganar el otro siglo. Et non me estorbó esto de haber buena parte de este mundo e de la privanza de los reyes ante que fuese a India; e después que torné hube más de lo que quería. Et estudié en la física, et fallé que el físico non puede melecinar a ninguno con melecina que le segure de enfermedat toda su vida; e non sope cómo el guarescer toviese pro, non seyendo el homne seguro de non tornar a la enfermedat, le de acrescentar en otra cosa más fuerte.
Et por ende fallé que las obras del otro siglo son las cosas que libran a los hornes de sus enfermedades. Et fallé que la enfermedad del ánima es la mayor enfermedad. Et por eso desprecié la física e trabajéme de la ley, et hube ende sabor; e dubdé en la física e non fallé en sus escrituras mejoría de ninguna ley. Et fallé las leyes mucho alongadas, et las setas muchas, e aquellos que las tenían habíanlas heredado de sus padres, et otros que las tenían habidas por fuerza, e otros que querían haber por ellas este mundo e que se trabajaban a ganar con ellas en sus vidas, et otros entendidos de simples voluntades que non dubdan que tienen la verdat, et non tienen buena razón a quien les ficiese cuestión sobre ello. Et todos se enfingíen que teníen derecho et que los que contra ellos eran que yacían en yerro e en perdimiento. Et vi entre ellos gran contrariedad en el criador et en las criaturas, e en el comienzo en la fin del mundo.
Et tove por bien de otorgar a los sabios de cada una ley, sus comenzamientos e ver qué dirían, por razón de saber departir la verdat de la mentira, e escoger e amparar la una de la otra; et, conoscida la verdat, obligarme a ella verdaderamente, e non creer lo que non cumpliese e nin seguir lo que non entendiese. Et fize esto, et pregunté e pensé e non fallé ninguno dellos que me diese más que alabar a sí e a su ley e denostar al agena. Et vi manifiestamente que se enclinaban a sus sabores, e que por su sabor trabajaban et non por derecho; et nin fallé en ninguno dellos razón que fuese verdadera nin derecha, nin tal que la creyese homne entendido e non la contradijese con razón. Et después que esto vi non fallé carrera por donde siguiese a ninguno dellos; et sope que sí yo creyese a alguno dellos lo que non sopiese, que sería atal como el ladrón engañado que fabla en un ejemplo.
Et fue así que andaba una noche, un ladrón sobre una casa de un homne rico, e facía luna, andaban algunos compañeros con él. Et en aquesta casa había una finiestra por donde entraba la luz de la luna al homne bueno. Et despertó el dueño de la casa e sintiólos e pensó que tal hora non andarían por sus tejados salvo ladrones. Et despertó a su muger et díjole: "Fabla quedo, que yo he sentido ladrones que andan encima de nuestro tejado; et dime cuando los sintieres cerca de aquí: ¡Ay marido! ¿Non me dirás de qué llegaste tantas riquezas como habemos? Et cuando yo non te quisiere responder, sigue me preguntando fasta que te lo diga". Et fízolo así como le mandó el marido, et oyó el ladrón lo que ella dijo. Et entonces recudió el home a su muger: "Tú, ¿por qué lo demandas? Ca la ventura te trajo grand algo; come, bebe et alégrate, et non me demandes tal cosa, ca si te lo yo dijere, non so seguro que lo non oya alguno, e podría acaescer cosa por ello que pesara a mí et a ti". Et dijo la mujer: "Por la fe que me debes que me lo digas, ca non oirá ninguno lo que dijéremos a tal hora". Dijo el marido: "Yo te lo diré, pues que tanto lo quieres saber. Sepas que yo non ayunté todas estas riquezas, salvo de ladronía". Et dijo la muger: "¿Cómo puede eso ser, ca las gentes te tenían por homne bueno?"
Et dijo él: "Esto fue por una sabiduría que yo fallé al furtar, et es cosa muy encubierta et sotil de guisa que ninguno non sospechaba de mí tal cosa". Et dijo la mujer: "¿Cómo fue eso?" Respondió él e dijo: "Yo andaba la noche que facía luna e mis compañeros conmigo, fasta que sobía en somo de la casa do quería entrar, e llegaba a alguna finiestra por donde entraba la luna e decía siete veces: "saulan, saulan". Desí abrazábame con la luna e entraba por la finiestra e descendía por ella a la casa, et non me sentía ninguno cuando caía; e iba de aquella casa a todas las otras casas. Et después que tomaba lo que fallaba, tornaba al logar onde descendía, et abrazábame con la luna e subía a la finiestra; e en este estado gané todo esto que tú vees".
Et cuando esto oyeron los ladrones plógoles mucho dello et dijeron: "Más habemos ganado desta casa que nos non queríamos, et deste saber que nos dende habemos, nos debemos más preciar que de todo cuanto ende ganaremos". Desí estodieron grande hora quedos, fasta que cuidaron que el dueño de la casa era adormecido et su muger otrosí, et después que cuidaron ser ciertos desto, levantóse el cabdiello dellos et fuese para la finiestra, que estaba en somo de casa, por do entraba la luz de la luna, et dijo siete veces: "saulan, saulan", et abrazóse con la luz por descender por ella a la casa, et cayó cabeza ayuso.