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La marihuana ha descubierto su potencial medicinal. Se utiliza en epilepsia, esclerosis múltiple, ELA... Sobre todo en el dolor, el crónico, los neuropáticos, oncológicos..., ahí es infranqueable. Gracias a ella, millones de personas viven mejor, tienen mayor calidad de vida. El problema es que hay marihuana por todas partes, pero a los enfermos, la que pueden adquirir le cuesta un ojo de la cara. ¿Qué hace la gente, entonces? Cultivarla. ¿Y cómo se hace eso? De eso, precisamente, va este libro.
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121 preguntas y respuestas esenciales para conocer el cannabis
Aunque el cannabis está lejos de ser una panacea terapéutica, es evidente que su uso en numerosas enfermedades mejora la calidad de vida de las personas, en algunos casos de manera inmediata. Lo que no es poco. Pongamos por caso que te duele el cuerpo por todas partes y además duermes mal, no descansas. Tras hacerte diversas pruebas te diagnostican que padeces fibromialgia. En realidad, para ti es un trámite saber cómo se llama lo que tienes, lo que te preocupa es que te duele hasta el alma, que cuando te ataca te subes por las paredes, y que no entiendes de dónde sale ese penoso dolor que te consume un día y otro, y otro... Nada logra detenerlo. El médico y el fisiólogo hablan, sugieren, pero tu dolor sigue ahí. Cada día es un horror. Inhalas entonces el cannabis y el dolor desaparece en instantes. No te lo acabas de creer y miras alrededor con recelo. ¿Cuándo volverá? Pero lo cierto es que no está y que te puedes mover, puedes hablar, caminar, ser una persona normal. Sí, el dolor que marcaba los pasos de tu vida diaria ya no está ahí. Eres de nuevo libre. Son los efectos de los principios activos de la marihuana, una planta a la que durante los últimos 60 años se le ha calificado hasta de enemigo público número uno. Una planta que ha sido estigmatizada y que quien la lleva en el bolsillo, en la calle, si es descubierto, puede ser multado con entre 600 y 600.000 €.
El cannabis controla el dolor crónico y el de tipo neuropático, reumático y oncológico. Es decir, alegra la vida de personas que sufren, entre otras cosas, cáncer, artrosis, diabetes... Y la del dolor es solo una de sus aplicaciones, una que está, parece, además, admitida por todos, incluida la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., donde se ha hecho un análisis de 10.000 estudios en torno al cannabis, concluyendo que actúa de manera positiva, hablando en términos médicos, cuando se aplica para disminuir las náuseas y vómitos que causa la quimioterapia, y en el alivio de algunos síntomas de la esclerosis múltiple. Más personas beneficiadas en el mundo.
HAZTE CULTIVADOR
Solo por estas aplicaciones, el cannabis medicinal está empezando a ser una planta respetada por científicos, médicos, pacientes... De hecho, se espera que solo el negocio de uno de sus principales compuestos químicos, llamado CBD, del que se habla en estas páginas a menudo, crezca en EE.UU., de 2017 a 2020, un 700%, con una facturación de 2,1 billones de dólares. Palabra de Forbes. Un salto cuántico, desproporcionado si tenemos en cuenta que en 2016 su cifra de negocio estaba en 202 millones de dólares, y si observamos que el consumo de solo CBD tiene menor capacidad terapéutica que si se aplica en combinación con THC, el compuesto químico psicoactivo del cannabis. ¿Cuál es el problema? Que el THC es el principio psicotrópico, el del famoso colocón, y que es ilegal comprarlo, está penado por la ley hasta su consumo, salvo en determinadas condiciones. En Estados Unidos, el CBD de la planta se puede importar y comprar sin prescripción previa en los 50 estados del país. El THC se puede consumir en solo 8 estados. En España, el THC se puede adquirir y consumir en cientos de asociaciones legalizadas para ello.
¿Cómo conseguirlo entonces? Esa es nuestra propuesta: cultivándolo. ¿Qué se conseguirá con ello? Uno, saber que lo que entra en el cuerpo es auténtico y carece de metales pesados, herbicidas, etc. Cosa que no se sabe si se acude al mercado negro. Dos. Abaratar el precio del gramo. Tanto si se acude al mercado negro como si se va a las Asociaciones Médicas (aquí al menos se sabe que lo que se consume es sano), el precio es elevado. No vamos a encontrar cannabis en la Seguridad Social, eso va para largo. Así que hay que aprender a cultivar, si se quiere tener cannabis para todo el año, para tratar a un hijo que tiene epilepsia refractaria, o porque una madre tiene esclerosis múltiple, o ... Sigue las pautas que damos para cultivarlo en interior o en exterior (ojo a los problemas legales, ver sección). En Chile, hablando de epilepsia, un grupo numeroso de madres ha revolucionado el mapa político y social del país enfrentándose a todo y a todos tras comprobar que el cannabis ayuda a sus hijos a llevar una vida mejor.
Esta enfermedad, la de la epilepsia, no la contempla la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., como tampoco otras muchas aplicaciones terapéuticas. Y es que la ciencia va más lenta, tarda años en descubrir cualquier realidad. Mientras, los pacientes tienen la planta ahí y la prueban y van viendo si les resulta positiva o no, si con una u otra dosis es suficiente para acabar con su molesta inflamación intestinal, por ejemplo. El biólogo Ekaitz Agirregoitia explicó en una conferencia ante 300 personas como, gracias a la planta, convivía mejor con su terrible colitis ulcerosa.
Casos sobran y de diferentes tipos de enfermedades, muchas englobadas en las neuropáticas. Como el de un hombre, P.F., prefiere ocultar su nombre, que tiene una neuralgia postherpética que le ataca a la espalda y que es extremadamente dolorosa, la medicación, la morfina, no se la calma, asegura que le bastan tres caladas de un porro de cualquier marihuana para que el dolor le desaparezca. Este paciente, que se auto médica, también asegura no entender que tenga que esconderse como un prófugo para fumar sus caladas medicinales cuando el dolor le viene en cualquier sitio público.
UN NEGOCIO FLORECIENTE
En otra conferencia, la bioquímica y bióloga molecular de la Universidad Complutense, CrIstina Sánchez, una referencia mundial en la búsqueda de explicaciones científicas a cómo actúa el cannabis en los tumores, sobre todo en el cáncer de mama, dijo haber ido al sur de Italia invitada a dar una charla por la Pian Tiamo, asociación creada por un grupo de pacientes con esclerosis múltiple, y que allí vio a una paciente que sufría esa enfermedad y que estaba en silla de ruedas, no se podía levantar, no se podía mantener erguida, fumarse su marihuana medicinal, que extrajo de un bote de cannabis regulado y que venía de Holanda, y que acto seguido la paciente se levantó y se movió como cualquier persona sana. Algo incomprensible si tenemos en cuenta que para la gran mayoría de la población la marihuana es solo una droga, probablemente la más consumida del mundo, se calcula que hay más de 200 millones de personas que la fuman, la inhalan, se comen pastas y tartas elaboradas con ella... Todo con la idea, el afán, de pasárselo bien, como quien se bebe gin tonics o disfruta del sexo.
En este Manual no invitamos al consumo lúdico, pero respetamos a quien lo practica, el cuerpo es de cada uno, y apostamos por la despenalización de quien lo hace, y apoyamos a quien solicita su legalización, como se hizo con el alcohol en 1933. Por el bien de todos sería bueno que se comercie con ella a la luz del día, que se regule de una vez por todas. Hay miles de personas que están en la cárcel o pendientes de juicio solo por llevar unos gramos en el bolsillo. Acabemos con su tráfico a gran escala y que quienes la consuman paguen impuestos... No sabemos qué impide que se legalice la marihuana, si son los intereses económicos de algunas multinacionales, que mueven los hilos desde la sombra, como sucedió en EE.UU., cuando se prohibió en 1937, o si son los intereses de la red que lava la ingente cantidad de dinero negro que mueve: el narcotráfico, entidades financieras situadas en paraísos fiscales, bufetes especializados en mover el dinero sin dejar rastro...
El mercado total del cannabis, según la revista Forbes, que citaba un estudio de ArcView Market Research, está creciendo en EE.UU. más rápido que las punto com. Nada menos que un 30% en 2016. Las ventas alcanzaron los 6 billones de dólares. Datos del mercado blanco. Los del negro, mejor ni recordarlos. Sería bueno legalizar el consumo de una planta con tantas propiedades terapéuticas, que puede ayudar a tanta gente, y de paso limpiar el panorama económico del mundo. Recordemos que en España están ya consumiendo cannabis miles de enfermos de Alzheimer, Parkinson, cáncer, esclerosis múltiple... sin que nadie se entere, no vaya a ser que... Es una situación absurda.
ANTITUMORAL
Desde aquí pedimos su libre consumo, pero para ello también hay que informar y educar a la población. Los primeros, a los médicos, que en su gran mayoría desconocen las propiedades reales de esta planta milenaria. Uno de los más graves problemas con el que se encuentran los pacientes que quieren probar a ver si el cannabis ataja sus problemas es que no saben dónde acudir porque no hay apenas médicos especializados. Las Asociaciones médicas creadas para ayudar a la gente tienen grandes dificultades para encontrarlos. Lo curioso es que haya miles de médicos en el paro y que prefieran seguir en el paro a trabajar con el cannabis. ¿Por qué? Porque desde su punto de vista estaría mal visto en la comunidad médica. Cuestión de castas. Quizás el interés pecuniario les anime, más si les informamos que los médicos que trabajan con el cannabis están cobrando a 50 euros la hora. Unos cuantos miles al mes.
En cualquier caso, lo que realmente hace falta es llevar a las aulas de medicina información de lo que se va descubriendo en los laboratorios con el cannabis; y hace falta que los laboratorios aumenten el número de ensayos clínicos con una planta que consigue el suicidio de las células malignas, al menos en ratones. Así que mientras los oncólogos se dedican a buscar armas contra los tumores en humanos, el cannabis, el THC y el CBD, ofrecen interesantes evidencias de actividad antitumoral. Parece un matrimonio perfecto, el de los oncólogos con el cannabis. Recientemente se ha publicado que GW Pharmaceuticals, la propietaria de Sativex, el único fármaco a base de cannabis autorizado por nuestra Sanidad, ha conseguido que pacientes con un determinado cáncer cerebral muy agresivo aumenten su tiempo de vida varios meses. Pero a pesar de sus muchas cualidades, de manera aislada y en combinación con otros compuestos químicos, con el cannabis se hacen escasos ensayos clínicos.
¿Debería intervenir el Estado como piden algunos? Sin duda. Veámoslo desde el punto de vista solo del dolor, donde la eficacia del cannabis no deja lugar a dudas, y escojamos a la artrosis como muestra. Según los datos que maneja la Sociedad Española de Reumatología (SER) hay más de 7 millones de enfermos reumáticos, que a la Administración le cuestan al año la friolera de 4.800 millones de euros (datos de la Liga Reumatológica Española, LIRE), o sea, el 0,5% del PIB español. ¿Cuánto le costarían si les ofrecieran cannabis? Una simple planta, en lugar de la batería de antiinflamatorios, analgésicos y sedantes que se toman: paracetamol, lyrica, ibuprofeno, nolotil, morfina... Pongamos el caso real de una mujer de 89 años a la que se le administró cannabis en una crema y que en una semana dejó de tomar 2 de las pastillas que ingería 3 veces al día contra el dolor. Tiene una artrosis aguda. Ahora, está tan animada que probará a abandonar una tercera pastilla en unos meses. ¿Cuánto le costarían a la Administración estos enfermos si se dedicaran a cultivar el cannabis en sus casas?
Una sociedad con menos dolores es una sociedad más sana y positiva. No es lo mismo ver a nuestros mayores avanzar por las calles, renqueantes, que verlos moverse con precaución y calma, además de ligereza. No es lo mismo verlos contraer el rostro por el dolor a cada instante, que verlos charlar despreocupados. Por eso, en lugar de dedicarse a criminalizar a los consumidores de cannabis, los Estados y sus gobiernos tienen la obligación de atender las demandas de salud de la población.
Por último, y no menos importante, cabe señalar que, si bien el cannabis no tiene efectos tóxicos ni adicciones extremas, cuando está cargado de THC, sobre todo, hay que alejarlo de determinados grupos de población como son los niños, los adolescentes, podría perjudicar el desarrollo de su cerebro además de causarles problemas de tipo psiquiátrico, y de determinados enfermos, como bipolares y esquizofrénicos. En ningún caso, si se tienen enfermedades graves se debe de utilizar sin consultar con médicos experimentados en su uso.
Añadir que la lectura atenta de esta colección de manuales del cannabis permite ponerse al día en sus diferentes aspectos y sirve para cultivar con garantías de éxito. Hemos informado de todos los estadios del cultivo: germinación de las semillas, trasplantes, crecimiento de la planta, floración, manicura, secado...
¿El futuro? Aunque lo marcará su legalización y el interés de los laboratorios en invertir en ensayos clínicos, uno de los objetivos más claros es el de conseguir terapias lo más individualizadas posibles, es decir, crear genéticamente plantas específicas para cada enfermedad.
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¿Qué es la marihuana?
Se llama así a la planta del cannabis (Cannabis sativa), una especie vegetal de la familia de las Cannabaceae que originalmente era silvestre y que hoy en día se cultiva. Suele llamarse marihuana al cogollo, dónde se apiñan las flores de la planta, que se consumen secas y que tienen propiedades psicoactivas y medicinales debido a la concentración de los llamados cannabinoides, compuestos químicos que produce la planta. Sus tallos crecen erectos y su altura puede variar desde los 0,2 m. hasta los 6 m. La mayoría crece de 1 a 3 m de altura.
Hay plantas masculinas, hermafroditas y femeninas. Estas últimas son las más utilizadas con fines medicinales (también lúdicos), debido a que son las que sintetizan los cannabinoides.
Como detalle, añadir que según la versión más extendida y aceptada la palabra marihuana proviene del argot popular de México. Se dice que el nombre surgió porque las curanderas y yerberas que la usaban con fines medicinales solían llamarse María o Juana. Hay por otra parte textos mexicanos del siglo XIX que aseguran que las prostitutas de la capital mejicana tenían por costumbre fumar mariguana.
Etimológicamente, la palabra viene del náhuatl “malli”, lengua de los aztecas, hierba que se enrosca o hierba para tejer, y “huana”, que se asocia a “thiahuani” y por lo tanto a “borracho” y a “alterado en mente, cuerpo y/o percepción”.
¿Cuántos tipos de marihuana o cannabis podemos encontrar?
La planta original se denomina Cannabis Sativa y se divide en varias subespecies: sativa, indica, que son algo así como las hermanas mayores, y ruderalis, la hermana menor, que a su vez produce genéticamente la conocida como autofloreciente.
¿Para qué se usa el cannabis?
Además de para entretenimiento personal, el cannabis tiene numerosos usos, como son la fabricación de papel, fibra, cuerdas, productos de belleza, productos para la piel, veterinaria, farmacia, medicina...
¿Qué es y para qué enfermedades se utiliza el Cannabis sativa?
La subespecie sativa tiene su origen en Asia, América y África, donde se utilizaba mayoritariamente como fuente de fibra, con ella se elaboran cuerdas y telas, pero también papel, y servía como alimento para el ganado.
La que se utiliza como fuente de cannabinoides presenta cogollos ligeros, crece muy rápido y suele llegar a alcanzar los 4 metros de altura. Es más delgada y tiene un periodo de floración más prolongado, del que se extrae mayor rendimiento de cannabis medicinal.
Dadas sus características, es apropiada tomarla durante el día, y entre sus efectos destaca que actúa sobre el cerebro, el pensamiento y la creatividad, además de resultar energética (se la distingue por su subidón), y ser óptima para problemas de depresión.
Es un gran antiemético, protege el estómago y favorece la desaparición del vómito que provoca la quimioterapia. Además, mitiga el dolor de cabeza y estimula el apetito, por lo que puede aplicarse en casos de anorexia y SIDA, cuando los enfermos están tan débiles que no tienen ni ganas de comer. Se utiliza en el dolor crónico, sobre todo en dolores reumáticos o articulares agudos y en los dolores producidos por los tumores malignos.