Diccionario de la literatura cubana II - Varios autores - E-Book

Diccionario de la literatura cubana II E-Book

Varios autores

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Diccionario de la literatura Cubana II. D-Ll Este Diccionario dividido en cuatro tomos, suma más de 2.000 páginas. Contiene las fichas biográficas de los escritores cubanos más relevantes hasta 1980, año de su publicación. Incluye también entradas dedicadas a géneros literarios y publicaciones (revistas y periódicos). Los trabajos de preparación del Diccionario de la literatura cubana empezaron en 1966 en el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba. La edición de estos cuatro volúmenes estuvo a cargo de los sucesivos jefes del Departamento de Literatura del Instituto de Literatura Cubana: - Ángel Augier, - Mary Cruz - y Sergio Chaple.Asimismo colaboraron, entre otros: - Jesús Abascal, - Armando Álvarez Bravo, - Roberto Branly, - Celia Martínez Páez, - Manuel Díaz Martínez, - Alberto Rocasolano, - Enrique Saínz de la Torriente, - Adolfo Suárez, - Cintio Vitier, - Fina García Marruz, - Salvador Bueno, - José Lezama Lima, - Salvador Arias - y Rine Leal.Pese, a sus polémicas omisiones de numerosos autores cubanos del exilio, como es el caso de Guillermo Cabrera Infante; o conservadores, como Alberto Lamar Schweyer, durante las últimas décadas este Diccionario de la literatura cubana ha sido el texto de referencia en los estudios sobre la literatura de Cuba.

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Autores varios

Diccionario de la literatura cubana

Tomo II

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Diccionario de la literatura cubana.

© 2024, Red ediciones S. L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN tapa dura: 978-84-1126-578-2.

ISBN rústica: 978-84-9953-775-7.

ISBN ebook: 978-84-9953-953-9.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

D 7

E 38

F 92

G 157

H 267

I 310

J 335

K 351

L 353

LL 453

D

Danza, La (La Habana, 1854-1855). Carlos Manuel Trelles expresa, en la cuarta parte de su trabajo «Bibliografía de la prensa cubana (de 1764 a 1900) y de los periódicos publicados por cubanos en el extranjero» —en Revista Bibliográfica Cubana (La Habana, 2, 10-12, 214-215, julio-diciembre, 1938)—, que era una «Publicación quincenal festiva-satírico burlesca». Añade, además, que era redactada por Rafael Otero, José Socorro de León y Juan del Diablo, y quecomenzó a publicarse en febrero de 1854. De esta época se ha revisado la décima y última entrega, en la que se expresa que la publicación «será desde hoy un verdadero mosaico en que unido lo jocoso con lo serio y lo útil proporcionará a cuantos lean un par de horas de distracción, y a más los retratos de aquellos personajes que se hagan más acreedores a ello». En esta misma entrega se señala que se ha unido a la redacción Agustín Mariscal.

La segunda época comenzó, según afirma Trelles en su antes citado trabajo, en octubre de 1854. Tuvo un suplemento, «Periodiquín ambulante-satírico-burlesco». En general, la publicación era dedicada a la mujer. Publicó poesías, relatos, modas y noticias locales y extranjeras. Colaboraron en sus páginas Francisco de Paula Gelabert, Fernando Pié y Faura, José Fornaris, Joaquín Lorenzo Luaces, Juan Pasán, Juan Antonio Cantalapiedra, Ramón García Oramas, Andrés Nario, Ginés Escanaverino de Linares, Felipe López de Briñas, Gerónimo, Angelín, El bachiller tauromaquia y otros. Trelles aclara, en su trabajo ya citado, que finalizó su publicación en 1855.

Deschamps Chapeaux, Pedro (La Habana, 9 enero 1913). Realizó los primeros estudios en su ciudad natal, en cuya Escuela Superior de Arte y Oficios se gradúa en 1936. A la vez que estudia, trabaja en distintos lugares. Dio a conocer sus primeros escritos en Nuevos Rumbos y Átomo. Fue empleado del Ministerio de Educación (1944-1946), directorredactor de Magazine Fantasma (1949-1950) y jefe de redacción en Colorama (1949-1954), Desde 1962 trabaja como investigador en el Instituto de Etnología y Folklore de la Academia de Ciencias de Cuba. Obtuvo el premio de ensayo de Ediciones R. en 1962, por su El negro en el periodismo cubano en el siglo XIX, ensayo bibliográfico, así como el premio UNEAC 1970 por El negro en la economía habanera del siglo XIX. Obtuvo además, en este último concurso, el premio de biografía por Rafael Serra y Montalvo, obrero incansable de nuestra independencia, en 1975. Ha colaborado en Boletín del Archivo Nacional, La Gaceta de Cuba, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, Cuba, Revista de Etnología y Folklore, Unión y Revolución y Cultura. Ha publicado, en colaboración con Juan Pérez de la Riva, Contribución a la historia de la gente sin historia (La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1974).

Bibliografía activa

El negro en el periodismo cubano en el siglo XIX, ensayo bibliográfico, La Habana, Ediciones R, 1963.

Una protesta de los negros lucumís, La Habana, Academia de Ciencias de Cuba, Instituto de Etnología y Folklore, 1966.

El negro en la economía habanera del siglo XIX, La Habana, UNEAC, 1971.

Rafael Serra y Montalvo, obrero incansable de nuestra independencia, La Habana, UNEAC, 1975.

Bibliografía pasiva

Arozarena, Marcelino, «Premio de Ensayo “Enrique José Varona» UNEAC 1970», sobre El negro en la economía habanera del siglo XIX, entrevista, en La Gaceta de Cuba, La Habana, 89, 8-9, enero, 1971.

Sinfin, «Investigación necesaria, Pedro Deschamps Chapeaux, El negro en el periodismo cubano», en Rotograbado de Revolución, suplemento del periódico Revolución, La Habana, 10, junio 17, 1963.

Desnoes, Edmundo (La Habana, 2 octubre 1930). Su nombre completo es Edmundo Pérez Desnoes. Cursó la primera y la segunda enseñanza en La Habana. Comenzó estudios en dos universidades neoyorquinas, pero no los concluyó. En 1953 fue profesor de inglés en el colegio «América», de Caracas. Ya por estos años había colaborado en la revista Orígenes. Se trasladó en 1956 a Nueva York, donde trabajó como corresponsal de la Sherwin Williams y la Remington Rand y como redactor de Visión (1956-1959). Retornó a Cuba en 1959 y desde entonces ha sido redactor de Revolución y de Lunes de Revolución (1959-1965), empleado del Departamento de Publicaciones del Ministerio de Educación (1960), de la Editorial Nacional de Cuba (1961-1966) y más tarde del Instituto Cubano del Libro (1966-1967). Formó parte del consejo de redacción de Casa de las Américas (1965-1970). Además ha colaborado en Unión, La Gaceta de Cuba, Bohemia, Granma, Mujeres, Santiago, Siempre (México) y Cruz del Sur (Venezuela). Fue asesor del Taller de Divulgación de la COR del CC del PCC. Ha viajado por Venezuela, Estados Unidos, Abaco (Las Bahamas), Costa de Marfil, Europa Occidental, Ecuador, Hungría y Checoslovaquia. Su participación en eventos nacionales e internacionales comprende el Primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (1961), el Congreso de Editores de Literatura Internacional (Bucarest, 1965), el Congreso Cultural de La Habana (1968) y, por invitación de la UNESCO, la Conferencia de Expertos de Artes Plásticas del Continente Americano (Quito, 1970). En 1967 escribió, junto con Tomás Gutiérrez Alea, el guión de la película Memorias del subdesarrollo, basado en su novela de igual título. También es autor de The photographic image of underdevelopment, publicado, junto a The two lives of Malcolm X, de Ambrosio Fornet (La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1967), y de la selección y el prólogo de la antología El movimiento negro en los Estados Unidos. Now (La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1967). Algunas de sus obras han sido traducidas al ruso, al húngaro, al búlgaro, al rumano, al inglés, al checo, al holandés, al italiano, al alemán y al sueco.

Bibliografía activa

Todo está en el fuego, Cuentos y poemas, La Habana, Ediciones Nosotros, 1952.

No hay problema, novela, La Habana, Ediciones R, 1961; 2.ª edición, Id., 1964; 3.ª edición, Buenos Aires, Editorial Galerna, 1968.

Lam, azul y negro, ensayo, La Habana, Casa de lasAméricas, 1963.

Guaní, indio agricultor, Cuento, La Habana, Editora Juvenil, 1964.

El cataclismo, novela, La Habana, Ediciones R, 1965.

Memorias del subdesarrollo, novela, La Habana, Ediciones Unión, 1965; 2.ª edición, Buenos Aires, Editorial Galerna, 1968.

Punto de vista, ensayo, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1967.

Bibliografía pasiva

Agüero, Luis, «Libros, El problema de Sebastián», en Bohemia, La Habana, 56, 20, 30-31 mayo 15, 1964.

Álvarez, Federico, «Perspectiva y ambigüedad en la Memorias del subdesarrollo», en Casa de las Américas, La Habana, 6, 39, 148-150, noviembre-diciembre, 1966.

Antón, Mercedes, «Memorias del subdesarrollo, el cataclismo», en Unión, La Habana, 5, 1, 164-167, enero-marzo, 1966.

Augier, Ángel, «Ensayo y subdesarrollo» en El Mundo, La Habana, 66, 21949, 4, julio 20, 1967.

Bueno, Salvador, «De unas Memorias», en El Mundo, La Habana, 64, 21540, 4, marzo 29, 1966.

Carballo, Emmanuel, «La novela cubana», en Bohemia, La Habana, 56, 34, 22-23, agosto 21, 1964.

«Debate, No hay problema»en La Gaceta de Cuba, La Habana, 4, 5-6, junio 15, 1962.

«Diálogo con Edmundo Desnoes», en Bohemia, La Habana, 57, 37, 29, septiembre 10, 1965.

Díaz Martínez, Manuel, «El cataclismo», en La Gaceta de Cuba, La Habana 4, 46, 20, septiembre 1965.

Iznaga, Alcides, «No hay problema», en Islas, La Habana-Santa Clara, 6, 2, 321-323, julio-diciembre, 1964.

Krasnova, Eva, «Retorno, La novela de Desnoes» en Literatura Soviética, Moscú, 2, 180-181, 1965.

Lihn, Enrique, «Punto de vista, una invitación a la polémica» en Revista del Granma, Suplemento a del periódico Granma, La Habana, 5, julio 8, 1967.

Otero, Lisandro, «¿Hay problema?», en Unión, La Habana, 1, 1, 138-139, mayo-junio, 1962.

Piñera, Virgilio, «Edmundo Desnoes, No hay problema», en Casa de las Américas, La Habana, 2, 9, 160-161, noviembre-diciembre 1961.

Pogolotti Graziella, «El punto de vista de un intelectual», en Casa de las Américas, La Habana, 7, 44, 163-164, sept., 1967.

Despertar Literario (Santa Clara, 1965) Boletín de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Las Villas. Inició su salida en septiembre, en forma irregular. Asumió la dirección Nathan Galpert y la subdirección Aimée González Bolaños. Su objetivo fue estimular la creación literaria de alumnos y profesores. De ellos publicó cuentos, poesías y artículos de crítica literaria. Colaboraron en sus páginas Cira Romero, Arturo Chinea, Carlos M. Gutiérrez, Aurelio Gutiérrez González, Clara de la Torre, Mercedes Dorta, Isol Beceñas, Sergio Ruiz Perera y otros. El último ejemplar revisado (número 5) corresponde a marzo-abril de 1966.

Día de Moda (La Habana, 1883-Id.). Semanario literario ilustrado. Revista que inició su salida el 3 de enero, bajo la dirección de Alberto Díaz de la Quintana. A partir del 23 de mayo varía su subtítulo por el de «Semanario ilustrado». Fue una publicación de actualidad cultural, tanto nacional como extranjera. Reseñó las fiestas literarias, conciertos, exposiciones, funciones de teatro y otros espectáculos de su época. Dedicó parte de sus páginas a la crónica. Publicó cuentos, relatos, poesías, así como novelas traducidas del francés.

Colaboraron en ella, además de su director, figuras como Teodoro Guerrero, Francisco Ortega, José Contreras, Manuel Reina, Abelardo Barreal, Antonio López Prieto, José M. Alcalde, Felicia (seudónimo de Virginia Felipe Auber) y otros. El último ejemplar revisado (número 43) corresponde al 24 de octubre de 1883. Carlos Manuel Trelles señala, en la cuarta parte de su trabajo «Bibliografía de la prensa cubana (de 1764 a 1900) y de los periódicos publicados por cubanos en el extranjero» —en Revista Bibliográfica Cubana (La Habana, 2, 10-12, 221, julio-diciembre, 1938)—, que terminó con el número del 7 de noviembre del año citado.

Diablo Cojuelo, El (La Habana, 1869). El único número publicado salió con fecha 19 de enero. Según aclara Joaquín Llaverías, en la página 21 de su obra LosperiódicosdeMartí (La Habana, Imprenta Pérez Sierra, 1928), fue el primer periódico editado en La Habana durante la libertad de imprenta que el 9 de enero de 1869 decretó el general Domingo Dulce, después de tomar posesión del cargo de capitán general de la Isla. Lo publicaron José Martí y Fermín Valdés Domínguez, según señala el último en su trabajo «Ofrenda de hermano» —aparecido en ElTriunfo (La Habana, 2, 187-188, 2, 3, 4, 12 y 3, 4, 9, mayo 19 y 20, 1908).

Valdés Domínguez no especifica sobre quiénes recaen los cargos de director y redactor de la publicación, lo que ha provocado opiniones contradictorias. En sus cuatro páginas aparecieron un editorial y varias notas satíricas sobre la prensa y acontecimientos de la época. Dicho editorial fue el primer artículo periodístico, de carácter político, publicado por José Martí, como lo atestiguan las palabras iniciales del trabajo: «Nunca supe lo que era público, ni lo que era escribir para él, mas a fe de diablo honrado, aseguro que ahora como antes, nunca tuve tampoco miedo de hacerlo».

Valdés Domínguez esclarece, en carta enviada a Gonzalo de Quesada —volumen 2 de las Obras del Apóstol, editado por Gonzalo de Quesada, con el título Cuba (La Habana, La Propaganda Literaria, 1901)—, que «El fondo es de Martí y algún suelto, lo otro es del Doctor Joaquín Núñez de Castro, Antonio Carrillo y O’Farrill y mío».

Bibliografía

Roig de Leuchsenring, Emilio, «Martí, periodista a los dieciséis años», en Social, La Habana, 14, 7, 24, 25, 54.ª, 60, 62, julio, 1929.

Dialéctica (La Habana, 1942). «Revista continental de teoría y estudios marxistas», se leía como subtítulo en el número 2, correspondiente a julio-agosto de 1942. En el mismo se publicó un fragmento de los propósitos iniciales de la revista, entre los cuales se expresa el de «exponer las más interesantes indagaciones científicas realizadas a la luz del marxismo y ser un órgano de combate contra los adversarios de la cultura y el decoro de la humanidad». Más adelante, en el número 8, correspondiente a julio-agosto de 1943, la revista señala, como otro de sus objetivos, el de que «sus páginas sirvieran de vehículo a la necesaria polémica marxista sobre problemas de la América Latina [...]». La dirigió Carlos Rafael Rodríguez. Salía en forma irregular. Publicó trabajos y traducciones de pensadores marxistas. La sección «Notas y comentarios» era esclarecedora del texto de la revista. Presentó también las secciones «Índice de nombres», sobre figuras sobresalientes de la historia, y «Revista de libros», la cual presentaba notas sobre libros publicados. En esta última sección colaboraron, además de su director, figuras como Juan Marinello, José Antonio Portuondo, Ángel Augier, Emilio Roig de Leuchsenring, Luis Felipe Rodríguez, Vicente Arroyo y otros. El último ejemplar revisado (número 20) corresponde a enero-abril de 1945.

Bibliografía

«Dialéctica», en Magazine de Hoy, suplemento del periódico Noticias de Hoy, La Habana, 3, febrero 28, 1943.

«Dialéctica» en Noticias de Hoy, La Habana, 5, 125, 2, mayo 28, 1942.

«Los libros, Dialéctica», en Gaceta del Caribe, La Habana 1, 5, 30, julio, 1944.

Putnan, Samuel, «Un juicio sobre Dialéctica desde E.E.U.U.», en Noticias de Hoy, La Habana, 5, 188, 2, ago, 9, 1942.

Diana (Sancti Spíritus, Las Villas, 1923). «Revista quincenal, social y literaria», se lee como subtítulo en el ejemplar más antiguo encontrado (30 de junio, número 2). Era su director gerente Humberto Madrigal. Fueron su director literario y jefe de redacción Domingo García y Pelagio Garma, respectivamente. La redactaron Eligio Hernández, Segundo Marín, Manuel E. Monteagudo, Jesús Cruz Ordaz, María Gómez de Zamora, Juana Cañizares Montero y Carmen Duarte. También figuraron como colaboradores R. Marín Mir, Manuel Faría Villa, Jesús López Silvero y otros. A través de sus páginas divulgó parte de la historia y de la cultura local. El último ejemplar revisado (número 8) corresponde al 30 de septiembre del mismo año.

Diario Cívico (La Habana, 1812-1814). Comenzó a salir el 1.º de septiembre, según expresa Carlos Manuel Trelles en la cuarta parte de su trabajo «Bibliografía de la prensa cubana (de 1764 a 1900) y de los periódicos publicados por cubanos en el extranjero» —en Revista Bibliográfica Cubana (La Habana, 2, 10-12, 221, julio-diciembre, 1938)—. El ejemplar más antiguo revisado, correspondiente al 4 de diciembre de 1812, tenía el lema «Quirites excubano vigilaboque pro vobis».

Lo redactaba Simón Bergaño Villegas. Publicaba traducciones, artículos de costumbres, trabajos filosóficos, crítica teatral y noticias de la época. También aparecieron poesías de El redactor y El cubano.Además colaboraron Manuel García Cáceres, Elamante de las armas y Doctor Garulla. Antonio Bachiller y Morales expresa, en la página 204 del tomo 2 de su obra Apuntes para la historia de las letras y de la instrucción pública de la Isla de Cuba (La Habana, Academia de Ciencias de Cuba. Instituto de Literatura y Lingüística; 1971), lo siguiente: «Aunque no muy escrupuloso su autor, estaba escrito con buen gusto literario». Y en la página 205 añade que «sus odas anacreónticas y sus epigramas no están libres de toda objeción por sus alusiones un tanto obscenas o livianas».

El último ejemplar revisado (número 638) corresponde al 31 de mayo de 1814. Bachiller y Morales, en su ya citada obra, señala que su publicación cesó en dicho año. Bajo la responsabilidad de Araceli García Carranza se ha confeccionado su índice analítico, que se encuentra a disposición del público en el Departamento Colección Cubana de la Biblioteca Nacional José Martí.

Diario de Avisos(La Habana, 1844-1845). Periódico mercantil, económico y literario. Comenzó a salir el 1.º de febrero. José María Labraña señala, en la página 661 de su trabajo «La prensa en Cuba» —aparecido en Cuba en la mano. Enciclopedia popular ilustrada (La Habana, Imprenta Úcar, García, 1940, págs. 649-786)—, que «era de José M. Zayas y Narciso Foxá». Fue esencialmente un periódico de anuncios económicos y mercantiles, aunque también aparecían en sus páginas trabajos referentes a la cultura. Al iniciar su segunda época (16 de julio de 1844) presentó con más regularidad traducciones de novelas extranjeras, artículos sobre literatura universal y poesías de autores cubanos. También publicaba crónicas de la sociedad habanera y de las sociedades de recreo y culturales de la época. Suspendió su salida del 16 de diciembre al 6 de enero de 1845. En esta última fecha inició su tercera época. Colaboraron en sus páginas José Güell y Renté, Miguel Teurbe Tolón, J. M. Estorino, Ramón de Palma, J. Carcasés y Guerrero, Andrés Avelino de Orihuela, Carolina de Coronado, F. de Madrazo y otros autores, que firmaron con los seudónimos de Varápalo (seudónimo de Rafael Hernández de Alva?) y ElermitañodePaula.

El último ejemplar revisado (número 10 de la tercera época) corresponde al 14 de enero de 1845. Carlos Manuel Trelles, en la cuarta parte de su trabajo «Bibliografía de la prensa cubana (de 1764 a 1900) y de los periódicos publicados por cubanos en el extranjero» —en Revista Bibliografía Cubana (La Habana, 2, 10-12, 222, julio-diciembre, 1938)—, da por terminada su publicación en 1845.

Diario de Cuba, El(Véase Páginas literarias)

Diario de la Familia (Véase Páginas literarias)

Diario de La Habana (Véase Papel Periódico de La Habana)

Diario de la Marina (Véase Páginas literarias y Suplementos literarios)

Diario liberal y de variedades de La Habana (La Habana, 1820-1821). Carlos Manuel Trelles expresa, en la cuarta parte de su trabajo «Bibliografía de la prensa cubana (de 1764 a 1900) y de los periódicos publicados por cubanos en el extranjero» —en Revista Bibliográfica Cubana (La Habana, 2, 10-12, 226, julio-diciembre, 1938)—, que comenzó a salir el 4 de noviembre. El ejemplar más antiguo encontrado corresponde al 2 de enero de 1821 (número 60). José María Labraña señala, en la página 662 de su trabajo «La prensa en Cuba» —aparecido en Cuba en la mano. Enciclopedia popular ilustrada (La Habana, Úcar, García, 1940, págs. 649-786)—, que era dirigido por Tiburcio Campe. Presentaba el lema «Armis tuteris, moribus ornes-Legibus enmendes». Publicó artículos y poesías. También aparecieron noticias extranjeras y del teatro de la época.

Colaboraron en sus páginas José Policarpo Columbié y otros autores que firmaron con los seudónimos Un apasionado de la música, Un sincero. El periódico tuvo un suplemento. El último ejemplar revisado (número 102) corresponde al 22 de febrero de 1821. Carlos Manuel Trelles, en su trabajo antes citado, da por terminada la publicación en ese mismo año.

Díaz, Jesús (La Habana, 7 octubre 1941-Madrid, 2 mayo 2002). Estudió la primaria y el bachillerato en La Habana. Desde su época estudiantil se incorporó a las actividades políticas. En 1961 participó en la lucha contra bandidos en la Sierra del Escambray (Las Villas). Fue alumno de política internacional en un curso auspiciado por el Ministerio de Relaciones Exteriores (1961-1962). Laboró en la sección de América Latina del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (1962) y perteneció al Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana (1963-1971). Dirigió la plana cultural de Juventud Rebelde (1965-1966) y El Caimán Barbudo durante su primera época (1966-1967).

En 1966 recibió el premio de cuento en el Concurso Casa de las Américas por Losaños duros, traducido al francés y al ruso. Basado en uno de los cuentos del libro realizó su obra teatral Unos hombres y otros, estrenada en 1966. Fue miembro del consejo de redacción de Pensamiento Crítico (1967-1971). En 1967 participó en los actos conmemorativos del 50.º aniversario de la Revolución de octubre, invitado por la Unión de Escritores Soviéticos. En 1968 asistió al Congreso Cultural de La Habana. Ingresó en el Partido Comunista de Cuba este último año.

Ha viajado a Puerto Rico, Canadá y Chile (1971), en donde asistió a la toma de posesión del presidente Salvador Allende. Ha colaborado en Casa de las Américas, Bohemia, OCLAE, La Rosa Blindada (Argentina), Partisans, Les Lettres Françaises (Francia). Colaboró en el texto y el guión de los documentales fílmicos de largo metraje Viva la república y Puerto Rico, y confeccionó el argumento y el guión del filme de ficción Uds. tienen la palabra. Trabaja en el ICAIC.

Bibliografía activa

Los años duros, relatos, La Habana, Casa de las Américas, 1966; Buenos Aires, Editorial Jorge Álvarez, 1967; La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1968.

Bibliografía pasiva

Arias, Salvador, «Duros, pero inmensamente alentadores», en El Caimán Barbudo, La Habana, 7, 15, octubre, 1966.

Beltrán, Alejo, seudónimo de Leonel López Nussa, «Unos hombres y otros», en Unión, La Habana, 5, 4, 164-167, octubre-diciembre, 1966.

Bueno, Salvador, «Los años duros», en El Mundo, La Habana, 65, 21, 732, 4, noviembre 8, 1966.

Callejas, Bernardo, «Pedro Lastra opina sobre el premio de cuento», en Revista del Granma, suplemento del periódico Granma, La Habana, 2, 18, 4, febrero 27, 1966.

Carrión, Ulises, «Un libro peligroso y admirable», en Mundo Nuevo, París, 13, 70-71, julio, 1967.

Claro, Elsa, «Variedades, Jesús Díaz, 1er, premio en cuento del Concurso Casa de las Américas», en Juventud Rebelde, La Habana, 5, febrero 14, 1966.

Curreros Cuevas, Delio J., «Entrevista con el profesor Jesús Díaz», en Vida Universitaria, La Habana, 17, 188-189, 31, abril-mayo, 1966.

Cuza Malé, Belkis, «Habla un premio, j. d.», en Revista del Granma, suplemento del periódico Granma, La Habana, 2, 18, 8, febrero 27, 1966.

Fernández Iglesias, Roberto, «Compromiso logrado», en Tunastral, México D. F., 3, 2, julio-agosto, 1967.

García Ponce, Juan, «Los años duros», en Siempre, México D. F., 698, 8, noviembre 9, 1966.

González Manet, Enrique, «Premio de cuento 1966. Jesús Díaz y sus problemas», en El Mundo del Domingo, suplemento del periódico El Mundo, La Habana, 10-11, marzo 20, 1966.

Otero, Lisandro, «Los años duros», en Casa de las Américas, La Habana, 6, 38, 116-117, septiembre-octubre, 1966.

Pérez Ramírez, Nicolás, «Bibliografía, Díaz, Jesús, Los años duros», en Punto de Partida, México D. F., 5, 64-65, 1967.

Rodríguez Herrera, Mariano, «Premio Casa de las Américas 1966. Diálogo con Jesús Díaz», en Bohemia, La Habana, 58, 11, 20-21, marzo 18, 1966.

Serrano, Pío E., «Ojos y oídos de Los años duros», en Juventud Rebelde, La Habana, 5, marzo 10, 1967.

Torriente, Loló de la, «Jesús Díaz y la joven literatura», en El Mundo, La Habana, 65, 21 718, 4, octubre 22, 1966.

Valdés Rodríguez, JoséManuel, «Tablas y pantallas, Unos hombres y otros», en ElMundo La Habana, 65, 21 723 y 21 725, 5 y 8, octubre 28 y 30, 1966.

Díaz, Roberto (La Habana, 29 julio 1942). Cursó la enseñanza primaria en escuelas públicas de La Habana. Entre 1957 y 1958 colaboró con el Movimiento 26 de julio —sin ser militante del mismo— en la edición de la revista clandestina Acción, donde dio a conocer, bajo seudónimo, algunos poemas suyos. Participó en la limpia del Escambray y en la defensa de Playa Girón. Trabajó como obrero metalúrgico. En 1965 fue alumno, en La Habana, de la escuela provincial del Partido Comunista de Cuba. Trabajó como cuadro político de la UJC. En 1968 entró a formar parte de la redacción de ElCaimán Barbudo. Ha colaborado, además, en otras publicaciones nacionales. Es miembro del PCC. En 1971 ganó el premio de poesía en el Concurso 26 de julio, del MINFAR, con su libro Limpio fuego el que yace. Es jefe de la Sección de Cine del Departamento de Cultura, Ciencia y Centros Docentes del Comité Central del PCC. Poemas suyos han aparecido en diversas antologías nacionales.

Bibliografía activa

Limpio fuego el que yace, poesía, «Palabras introductorias», por Eliseo Diego, La Habana, Instituto Cubano del Libro, Editorial Arte y Literatura, 1971.

Bibliografía pasiva

Fidalgo, José A., «Libros cubanos, Concurso MINFAR 1971.

A fuego limpio», en Universidad de La Habana, La Habana, 196-197, 351-355, 1972.

Morciego, Efraín, «Identidad de un sueño en Limpio fuego el que yace, de Roberto Díaz», en El Caimán Barbudo, La Habana, 24 época, 85, 22-24, diciembre, 1974.

Navarro, Osvaldo, «Para avivar el fuego, el limpio fuego», en Santiago, Santiago de Cuba, 7, 225-227, junio, 1972.

Díaz Castro, Tania (Camajuaní, Las Villas, 30 abril 1939). Cursó la primaria en su pueblo natal. En 1952 se trasladó a La Habana con su familia. Durante cuatro años siguió cursos de ballet. Estudió secretariado comercial y trabajó de secretaria en la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO (1960-1962). Asistió al Congreso Latinoamericano de Juventudes (La Habana, 1960). Tomó un cursillo sobre producción agropecuaria en el INRA, auspiciado por la UPEC. En 1962 viajó a Chile y Brasil, y dos años después a Canadá, RDA y Checoslovaquia. Participó en el Seminario del Congreso Cultural de La Habana (1967). Inició estudios de periodismo en la Universidad de La Habana, que luego abandonó (1968). Ha laborado en las redacciones de Trabajo (1964), con la Guardia en Alto, Bohemia (1968), Constructores (1971). Además ha colaborado en Prensa Libre, La Tarde, Romances, Cuba, El Mundo, Hoy, Revolución, juventud Rebelde, La Gaceta de Cuba, OCLAE; El Corno Emplumado y El Escarabajo de Oro (México); Cormorán y Delfín, Argentina.

Bibliografía activa

Apuntes para el tiempo, poemas, La Habana, Eds, R., 1964.

Todos me van a tener que oír, poemas, La Habana, Ediciones Unión, 1970.

Bibliografía pasiva

Claro, Elsa, «5 poetas jóvenes dicen», en Juventud Rebelde, La Habana, 7, noviembre 24, 1965.

Cuza Malé, Belkis, «5 Poetas jóvenes», en Hoy Domingo, suplemento del periódico Hoy, La Habana, 5, septiembre 5, 1965.

Enero, Baltasar, seudónimo de José Jorge Gómez Fernández, «Tania Díaz Castro», en Con la Guardia en Alto, La Habana, 3.ª época, 4, 1, 62-63, enero, 1965.

Garzón Céspedes, Francisco, «Autores juveniles», en Juventud Rebelde, La Habana, 5, junio 27, 1966.

Villares, Ricardo, «Apuntes para el tiempo», en Con la Guardia en Alto, La Habana, 3.ª época, 4, 5, 56-57, septiembre 1965.

Díaz de la Rionda, Silverio (La Habana, 1902). Cursó sus primeros estudios en el colegio La Salle. Posteriormente se graduó de abogado y desempeñó el cargo de letrado consultor del Ministerio de Justicia. Fue además cantante y pianista. Su libro Eros, en el que reunía poemas escritos en 1931, compartió con el libro Sed, de Rafael García Bárcena, el Premio Nacional de Poesía, otorgado por la Secretaría de Educación en 1935.

Bibliografía activa

Eros, poemas, La Habana, Empresa Editora de Publicaciones, 1937.

Con la espada inocente de la luz, La Habana, Editorial Lex, 1951.

Himno a la Virgen, La Habana, s. a.

Bibliografía pasiva

Vitier, Cintio, «Silverio Díaz de la Rionda», en su Cincuenta años de poesía cubana, 1902-1952, ordenación, antología y notas, La Habana, Ministerio de Educación, Dirección de Cultura, 1952, págs. 257.

Díaz Llanillo, Esther (La Habana, 2 diciembre 1934). Estudió la enseñanza primaria en La Habana y se graduó de Bachiller en Letras en el colegio Baldor (1952). Cursó la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana (1952-1957). En 1959 obtuvo el doctorado en Filosofía y Letras y se le otorgó el premio especial «Antonio Barrera» de la Cátedra de Literatura Cubana e Hispanoamericana de dicha Universidad por el ensayo El arte de novelar de Hernández Catá. Trabajó en la Casa de las Américas (1959-1961). Cursó bibliotecología en la Universidad de La Habana (1961-1962) y trabajó como bibliotecaria en la Junta Central de Planificación (1961-1973). Ha hecho reseña de libros en la revista Casa de las Américas. Algunos de sus cuentos han aparecido en Lunes de Revolución, Mujeres y en antologías. Tiene inédito el trabajo Jorge Luis Borges: su obra literaria. Desde 1973 hasta 1975 trabajó en investigaciones literarias en el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba.

Bibliografía activa

El castigo, relatos, La Habana, Ediciones R, 1966.

Bibliografía pasiva

Llopis, Rogelio, «Epílogo de una ojeada», en Bohemia, La Habana, 59, 5, 33, febrero, 1967.

Díaz Martínez, Manuel (Santa Clara, 13 septiembre 1936). Cursó hasta cuarto año de bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de la Víbora, de donde fue expulsado por actividades revolucionarias. En 1959 ingresó en el Partido Socialista Popular. Viajó a Europa (1959-1960) con una beca del Gobierno Revolucionario, gracias a la cual realizó estudios en el Instituto Hispánico de la Sorbonne, en París. Fue jefe de redacción del magazineHoy Domingo (1959-1963) y profesor de la Escuela Nacional de Instructores de Arte del C. N. C. (1962-1963). Entre 1963 y 1964 ocupó un cargo diplomático en Bulgaria. Asistió como observador al Congreso de Escritores Búlgaros (1964) y delegado al Congreso Cultural de La Habana (1968). Ha viajado por diversos países de Europa y el campo socialista. Investigador literario en el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias (1965-1967). Fue redactor de La Gaceta de Cuba entre 1966 y 1975. Ha colaborado también en El Sol, Islas, El Mundo, Diario Libre, Verde Olivo, Casa de las Américas, Academus (México), Índice (Madrid). Obtuvo menciones de poesía en el Concurso Casa de las Américas con Un hombre dice (1963) y Vivires eso (1967). Con este último ganó también el premio «Julián del Casal» 1967 de la UNEAC. Algunos poemas suyos han sido vertidos al francés, al inglés, al italiano, al alemán y a diversas lenguas eslavas. Ha hecho versiones de poemas de Attila Jossef, V. Nezval y Ho Chi Minh. Cultiva además el cuento.

Bibliografía activa

Frutos dispersos, poesía, La Habana, Impresos Arteaga, 1956.

Soledad y otros temas, poesía, La Habana, Impresos Arteaga, 1957.

El amor como ella, poesía, La Habana, La Tertulia, 1961.

Los caminos, poesía, La Habana, Ediciones Unión, 1962.

Nanas del caminante, La Habana, 1963.

El país de Ofelia, La Habana, Ediciones R, 1965.

La tierra de Saud, poesía, La Habana, Ediciones Unión, 1967.

Vivir es eso, poesía, La Habana, UNEAC, 1968.

Bibliografía pasiva

Branly, Roberto, «El amor en la joven poesía cubana, Diálogo con Manuel Díaz Martínez», en LaCalle, La Habana, 4.ª etapa, 625, 8, agosto 9, 1961.

«Los caminos», en La Gaceta de Cuba, La Habana, 2, 11-12, 27, enero, 1963.

Cuza Malé, Belkis, «Vivir en la poesía», en LaGaceta de Cuba, La Habana, 6, 67, 20-21, septiembre-octubre, 1968.

Desquirón, Antonio, «El primer Julián», en El Caimán Barbudo, La Habana, 2.ª época, 24, 22, octubre, 1968.

Feijóo, Samuel, «Los caminos de Manuel Díaz Martínez», en Islas, La Habana-Santa Clara, 5, 2, 404-406, enero-junio, 1963.

Fernández, Pablo Armando, «El amor como ella», en Casa de las Américas, La Habana, 2, 8, 116-117, septiembre-octubre, 1961.

García Vega, Lorenzo, «El país de Ofelia, Poesía de Manuel Díaz Martínez», en El Mundo del Domingo, suplemento del periódico El Mundo, La Habana, 16, noviembre 13, 1966.

Jaume, Adela, «Los poemas de soledad de Manuel Díaz Martínez», en Diario de la Marina, La Habana, 126, 81, 11-A, abril 4, 1958.

Lihn, Enrique, «Vivir es eso», en Unión, La Habana, 220, 222, octubre-diciembre, 1968.

Llana Castro, María Elena, «Entrevista», en La Tarde, La Habana, 201, 3, julio 30, 1962.

Navarro Luna, Manuel, «Manuel Díaz Martínez», en Verde Olivo, La Habana, 3, 15, 84-85, abril 15, 1962.

Oraá, Pedro de, «La vida de sobremesa» en Unión, La Habana, 6, 3, 150-157, septiembre, 1968.

Recio, Renato, «Vivir es eso», en El Mundo, La Habana, 67, 22 294, 2, agosto 30, 1968.

Selva, Mauricio de la, «Vivir es eso», en Cuadernos Americanos, México D. F., 27, 161, 6, 310-311, noviembre-diciembre, 1968.

Díaz Silveira, Francisco (La Habana, 4 febrero 1871-Id., 16 febrero 1925). A los trece años emigró a Cayo Hueso con su familia por razones políticas. Fue secretario del Club San Carlos. Durante la guerra de 1895 regresó a Cuba en la expedición de Carlos Roloff y Serafín Sánchez. Fue representante por Occidente en la Asamblea de Jimaguayú y jefe de despacho de la Secretaría del Interior. Llegó al grado de coronel de caballería. Formó parte del cuerpo de redacción de La Nación (1898-1899) del central Mapos, Sancti Spíritus (Las Villas). En 1912 dirigió junto con Carvallo Miyeres el semanario El Teatro, que ya bajo su sola dirección, al año siguiente, se llamó Universal. Por esta misma época desempeñó diversos cargos públicos, a los que luego renunció por discrepancias políticas. Marchó al campo, donde realizó labores agrícolas. Persuadido por amigos ex combatientes volvió a la vida pública y ocupó un cargo administrativo en el municipio habanero. Colaboró además en ElYara, de factura separatista, La Discusión, El Fígaro, Cuba y América, Azul y Rojo, Letras. Tradujo a Carducci y a Lord Byron entre otros autores. Dejó al morir poesías inéditas.

Bibliografía activa

Fugitivas, prólogo de Esteban Borrero Echeverría, La Habana, Imprenta El Comercio, 1901.

Bibliografía pasiva

Carbonell, José Manuel, «Francisco Díaz Silveira 1871-1925», en su La poesía lírica en Cuba, recopilación dirigida, prologada y anotada, tomo 4, La Habana, Imprenta El Siglo XX, 1928, págs. 431-432, Evolución de la cultura cubana, 1608-1927, 4.

«Francisco Díaz Silveira, 1871-1925», en su Lapoesía revolucionaria en Cuba, recopilación dirigida, prologada y anotada, T. único, La Habana, Imprenta El Siglo XX, 1928, págs. 365, Evolución de la cultura cubana, 1608-1927, 6.

Carbonell, Miguel Ángel, El poeta de la guerra, La Habana, Editorial Guáimaro, 1938.

Márquez Sterling, Manuel, «Un buen poeta», en La Escuela Moderna, La Habana, 3, 15, 176-177, septiembre 15, 1901.

Díaz Velarde, Andrés (La Habana, 27 julio 1834-Id., 24 junio 1869). Se recibió de Licenciado en Medicina y Cirugía en 1860. Estuvo vinculado al Ateneo de La Habana. Se destacó como orador en el Liceo Artístico y Literario de La Habana. Colaboró en ElFaro Industrial, donde dio a conocer sus primeras poesías, y en casi todas las publicaciones literarias de la época, como la Revista de La Habana, El Duende, La Piragua, La Prensa, Floresta Cubana, La Bolsa, El Siglo, Brisas de Cuba y Cuba Literaria. Aparece antologado en Cuba poética (2.ª edición (La Habana, Imprenta de la Viuda de Barcina, 1861, pág. 222). Sus poesías nunca formaron colección. En ocasiones firmó con A. D., Velarde (Diario de La Habana, 1853) y A. Díaz (Camafeos, 1865).

Bibliografía pasiva

Carbonell, José Manuel, «Andrés Díaz y Velarde, 1834-1869», en su Lapoesía lírica en Cuba, recopilación dirigida, prologada y anotada, tomo 3, La Habana, Imprenta El Siglo XX, 1928, págs. 333-337, Evolución de la cultura cubana, 1608-1927, 3.

Diccionarios La primera referencia que poseemos relacionada con el intento de creación de un diccionario entre nosotros, se remonta a 1795, año en que el fraile Luis Peñalver elevó a la Sociedad Económica de Amigos del País su «Memoria sobre lo útil que sería formar un diccionario provincial», leída en la Sociedad Patriótica de La Habana y recogida en las memorias de esta institución de ese mismo año.

La sugerencia sin embargo, no hallaría eco hasta después de transcurrido un cuarto de siglo, cuando en 1829 Domingo del Monte, al que se unió dos años más tarde un grupo de colaboradores —José Estévez, Joaquín Santos Suárez, Francisco Ruiz y José del Castillo—, comenzó la preparación de nuestro primer diccionario. Desgraciadamente, el trabajo no pasó de su fase inicial. El caudal de «cubanismo» acoplado de modo principal por Del Monte, fue entregado por éste al diccionarista Vicente Salvá, quien hizo inclusión de ellos en su propio diccionario sin indicar la procedencia de los mismos ni dejar constancia de agradecimiento a su generoso colaborador.

Correspondía, pues, a Esteban Pichardo —al publicar en 1836 su Diccionario provincial de voces cubanas, el honor de realizar la primera obra de esta clase que se editaba en Hispanoamérica. Este diccionario, que conoció en el propio siglo XIX cuatro ediciones y obtuvo el reconocimiento unánime de los especialistas de su tiempo, ha sido la base de todos los trabajos ulteriores que en esa dirección se desarrollarían en nuestro país.

Pero si los esfuerzos lexicográficos de estos autores encontraron numerosos continuadores en lo que se refiere al aspecto lingüístico, no acontecería lo mismo en el literario. Así, no será hasta 1863, en la parte biográfica de la ingente obra en cuatro volúmenes del español Jacobo de la Pezuela, Diccionario geográfico, estadístico, histórico de la Isla de Cuba (1863-1866), que se dio cabida en obras de este tipo —junto a las figuras de los más relevantes funcionarios gubernamentales, militares y eclesiásticos que actuaron en Cuba durante el período colonial— a escritores y figuras destacadas de la cultura cubana, como Francisco de Arango y Parreño, la Avellaneda, Antonio Bachiller y Morales, José María Heredia, el obispo Morell de Santa Cruz, Plácido (seudónimo de Gabriel de la Concepción Valdés), Esteban Pichardo, Manuel del Socorro Rodríguez.

Las excelencias y limitaciones de la obra de Pezuela contribuyeron notablemente a la preparación del Diccionario biográfico cubano (1878-1886) de Francisco Calcagno, quien comenzó a trabajar en él —según apunta en el prólogo— en 1859. Inició su publicación parcial en forma de entregas en Nueva York en 1878 y la concluyó en 1886 ya de regreso en La Habana, tras una interrupción de 1878 a 1885. Esta obra, pese a no estar exenta de numerosos errores —explicables dada la magnitud del empeño emprendido por un solo hombre—, ha sido hasta nuestros días el más serio intento en trabajos de su clase realizados en el país, y al igual que el diccionario de Pichardo en el orden lingüístico, resulta fuente obligada de consulta para todos los investigadores de la cultura cubana decimonónica.

Lamentablemente, el diccionario de Calcagno no tuvo continuadores de talla en nuestro siglo, donde si es posible hallar numerosas obras que en forma alfabética relacionan escritores o personalidades relevantes de nuestro ámbito cultural, prácticamente han estado presididas por una concepción mercantilista o, cuando menos, no literaria. Entre ellas se destacan las obras del italiano Adolfo Dollero, Cultura cubana (1916), edición bilingüe con los ojos puestos en la burguesía europea y destinada a «destruir algunas ideas erróneas que aún existen en las esferas sociales de Europa, que podrían dar el contingente de su emigración a Cuba». El libro es, pues, una empresa típicamente comercial y las esquemáticas notas biográficas que sobre las figuras más sobresalientes de nuestra cultura contiene, se caracterizan por su superficialidad y carencia total de rigor crítico. Igual puede decirse de sus otros volúmenes publicados con posterioridad: Cultura cubana (La provincia de Matanzas y su evolución)(1919) y Cultura cubana (La provincia de Pinar del Río y su evolución)(1921.

Con todo, por esta misma época se editó una obra altamente valiosa —sin precedentes en nuestra literatura— y que aguarda aún quien la actualice. Nos referimos al Diccionario cubano de seudónimos (1922) compilado por el destacado bibliógrafo cubano Domingo Figarola Caneda, obra meritoria, que resulta, también, de consulta imprescindible para todo investigador literario. Cuatro años más tarde, influido por la obra de Figarola Caneda, Manuel García Garófalo Mesa publicó un brevísimo Diccionario de seudónimos de escritores, poetas y periodistas villaclareños (1926), que dista mucho de la seriedad del trabajo que le sirvió de modelo.

Años más tarde, en ocasión de celebrar la Asociación de Reporters de La Habana sus treinta años de existencia, apareció La prensa en Cuba (1932), de Tomás González Rodríguez, que incluía un «Diccionario biográfico» de periodistas nacidos en Cuba. Las fichas biográficas, que no guardan siquiera un orden alfabético dentro de cada letra, resultan de gran mediocridad.

También como parte del contenido de una obra más amplia, que tuvo el plausible propósito de compendiar en un volumen gran cantidad de información sobre distintos aspectos de nuestra nación, se incluiría en Cuba en la mano (1940), dirigida por Esteban Roldán Ollarte, un índice biográfico de personalidades cubanas, que aunque útil, dado el carácter meramente divulgativo, no erudito, del volumen, quedaba muy a la zaga de lo alcanzado por Calcagno en su diccionario, el cual —como se hace constar en la ficha de este autor— constituyó la fuente básica para las biografías de las figuras del siglo XIX.

De mayor vuelo, aunque el valor biográfico de sus fichas es también reducido y son lamentables las numerosas exclusiones de figuras de importancia para Cuba en el orden cultural, resulta la Enciclopedia popular cubana (1942-1948) que en tres volúmenes publicó Luis J. Bustamante, autor de un mediocre Diccionario biográfico cienfueguero (1931).

En la línea de esta última obra de Luis J. Bustamante que hemos citado, pero con mayor calidad, Próceres de Santiago de Cuba, de Felipe Martínez Arango, constituye un fervoroso tributo a su ciudad natal y resulta una fuente valiosa para el estudioso de nuestra cultura, dado el crecido número de santiagueros ilustres que han dado su aporte a ella y que aparecen relacionados en el libro. Pero las obras de mayor importancia para el investigador las realizaría en la década del cincuenta Fermín Peraza Sarausa, autor del Diccionario biográfico cubano (1951-1959) —que tanto debe a Calcagno—, en diez tomos, formado por las personalidades fallecidas, y de Personalidades cubanas (1957-1959), en siete, constituido por las que vivían en el momento de su redacción. Ambos fueron editados en mimeógrafo. Al abandonar su autor el país con posterioridad al triunfo de la Revolución y vincular su actividad a grupos contrarrevolucionarios en los Estados Unidos, dejó entre nosotros inconclusa su obra.

También en esa década apareció —auspiciado por el Colegio Nacional de Periodistas y dirigido por Gustavo Parapar y Abelardo A. García-Berry— el Directorio profesional de periodistas de Cuba (1957), con información biográfica sobre los periodistas colegiados, que aunque más completo y cuidadosamente editado que La prensa en Cuba, respondía igualmente a fines comerciales.

Por último, ya después del triunfo de la Revolución, Óscar D. Domech publicó su Diccionario internacional de autores (1965) con carácter meramente divulgativo y con lamentables errores.

Como puede apreciarse, fuera del Diccionario biográfico cubano de Calcagno en el siglo XIX, y de los esfuerzos inconclusos de Peraza en el XX, nuestra patria ha carecido de un verdadero diccionario en que orgánicamente fuera realizado el estudio de su literatura en particular y de su cultura en general. El presente Diccionario de la literatura cubana, en el cual trabajamos los investigadores del Instituto de Literatura y Lingüística, viene a satisfacer una necesidad que se tornaba perentoria para el estudioso de nuestra literatura, y que tendría que esperar al triunfo de una Revolución para llegar a materializarse.

Diego, Eliseo(La Habana, 2 julio 1920-Ciudad México, 1 marzo 1994). A los seis años viajó con su familia por Francia y Suiza. Cursó la primaria en su ciudad natal. Se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto de La Habana en 1940. En 1941 ingresó en la Universidad de La Habana en la carrera de derecho, pero la abandonó dos años más tarde. Perteneció al cuerpo de redactores de la revista Clavileño (1942-1943) y fue miembro fundador del Grupo Orígenes, en cuya revista de igual título, entre 1944 y 1956, dio a conocer poesías y algunos cuentos no recogidos en libros. Maestro de inglés en los centros especiales nocturnos (1944-1947), a partir de 1947 y hasta 1959 laboró como inspector del Ministerio de Educación para dicho idioma.

Viajó en dos ocasiones a los Estados Unidos (1948 y 1950). Cursó la carrera de Pedagogía en la Universidad de La Habana (1955-1959). Enseñó literatura inglesa y norteamericana en cursos especiales ofrecidos por la Casa de las Américas (1959-1960). En 1962 se le encomendó la responsabilidad del Departamento de Literatura y Narraciones Infantiles de la Biblioteca Nacional José Martí, la cual desempeñó hasta 1970. Desde 1963 desempeña el cargo de secretario de relaciones públicas de la Sección de Literatura de la UNEAC.

Ha sido jurado en los concursos de la UNEAC, Casa de las Américas y del MINFAR. Viajó a la URSS en 1968 a los actos conmemorativos del sesquicentenario del natalicio del escritor ruso Iván Turgueniev, en 1971 al festival de Pushkin y en 1972 al Congreso de Literatura Soviética de la República de Uzbekistán. Visitó además Hungría. Ha colaborado en Nueva Revista Cubana, Bohemia, Verde Olivo, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, El Caimán Barbudo, El Mundo, Granma, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, Amaru (Perú), Literatura Extranjera (URSS).

Conferencista sobre literatura en diversos centros culturales de Cuba y el extranjero. Entre sus ensayos se encuentra un estudio sobre William Faulkner aparecido en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, 3, 14, 88-107, enero-diciembre, 1961 (1963). Ha hecho versiones de poemas de autores soviéticos y, junto con David Chericián, del húngaro Sandor Petöfi (Poemas. La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1973), además de traducciones del inglés de cuentos de Hans Christian Andersen (Cuentos, La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1965) y de los hermanos Grimm (Cuentos de Grimm. La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1966).

Su labor como prologuista incluye las novelas Orlando. Una biografía (La Habana, Editora del Consejo Nacional de Cultura, 1966), de Virginia Woolf, y La piedra lunar (La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1968), de Wilkie Collins. También seleccionó y prologó un tomo de poemas de Gabriela Mistral (Poesía. La Habana, Casa de las Américas, 1967). Algunos de sus poemas y cuentos han sido traducidos al ruso, al italiano, al inglés, al sueco, al francés, al búlgaro, al húngaro y al rumano. Desde 1970 es redactor de la revista Unión y miembrode la Comisión de publicaciones de la UNEAC. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1986.

Bibliografía activa

En las oscuras manos del olvido, Prosa poética, La Habana, Ediciones Clavileño, 1942.

Divertimentos, Prosa poética, La Habana, Ediciones Orígenes, 1946.

En la Calzada de Jesús del Monte, poesía, La Habana, Ediciones Orígenes, 1949.

Por los extraños pueblos, poesía, La Habana, Imprenta Úcar, García 1958.

El oscuro esplendor, poemas, La Habana, Ediciones Belic, 1966.

Divertimentos y versiones, Cuentos y prosas breves, prólogo de Ida Vitale, Montevideo, Editorial Arca, 1967.

Muestrario del mundo o libro de las maravillas de Boloña, poesía, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1968; 2.ª edición, La Habana, UNEAC, 1969.

Versiones, poesía, La Habana, UNEAC, 1970.

Nombrar las cosas, poesía, La Habana, UNEAC, 1973.

Bibliografía pasiva

Alomá, Orlando, «Un libro de la inocencia humana», en Casa de las Américas, La Habana, 7, 42, 159-160, mayo-junio, 1967.

Benedetti, Mario, «Eliseo Diego encuentra su Olimpo», en Unión, La Habana, 6, 2, 132-138, junio, 1968.

Bragunskaia, Ella, «Nuestro amigo Eliseo Diego, acerca de una velada en la biblioteca de literatura extranjera», en Literatura soviética, Moscú, 12, 294, 164-165, 1972.

Bueno, Salvador, «Eliseo Diego, Nombrar las cosas», en Bohemia, La Habana, 66(6, 14-15, febrero 8, 1974.

Contreras, Félix, «Diàlogo con Eliseo Diego», en Bohemia, La Habana, 59, 5, 32, febrero 3, 1967.

Bianchi Ross, Ciro, «Una entrevista con Eliseo Diego», en Juventud Rebelde, La Habana, 4, noviembre 21, 1968.

Feria, Lina de, «Alquimia del siglo XX», en El Caimán Barbudo, La Habana, 2.ª época, 21, 26, junio, 1968.

Fernández Retamar, Roberto, «Eliseo Diego», en su La Poesía contemporánea en Cuba, 1927-1953, La Habana, Orígenes, 1954, págs. 111-114.

García Carranza, Aracely, Bibliografía de Eliseo Diego, compilación, prólogo de Cintio Vitier, La Habana, Biblioteca Nacional José Martí, 1970.

Lezama Lima, José, «Sobre Divertimentos de Eliseo Diego», en Orígenes, La Habana, 3, 10, 45-46, verano, 1946.

Nadereau Maceo, Efraín, «El libro, Las Versiones de Eliseo Diego», en Boletín del Poeta, Santiago de Cuba, 1, 2, 18-20, febrero, 1971.

Orovio, Helio, «Los tesoros de la caducidad», en Unión, La Habana 6, 1, 160-164, enero-marzo, 1967.

Pérez Perdomo, Francisco, «Divertimentos y versiones de Eliseo Diego», en Imagen, Caracas, 77, 4 junio, 1968.

Pita Rodríguez, Félix, «Versión de Versiones», en Unión, La Habana, 10, 3, 144-146, septiembre, 1971.

Prats Sariol, José, «Breve comentario de la poesía de Eliseo Diego», en Revolución y Cultura, La Habana, 24, 62-66, agosto, 1974.

Sologuren, Javier, «Dos libros de Eliseo Diego», en Amaru, Lima, 9, 89-90, marzo, 1969.

Vitale, Ida, «Eliseo Diego», en Marcha, Montevideo, 28, 1 350, abril 28, 1967.

Vitier, Cintio, «Divertimentos, de Eliseo Diego», en Revista Cubana, La Habana, 21, 156-159, enero-diciembre, 1946.

«Eliseo, Diego», en su Diez poetas cubanos, 1937-1947.

Antología y notas, La Habana, Ediciones Orígenes, 1948, págs. 147-148.

«En la Calzada de Jesús del Monte», en Orígenes, La Habana, 6, 21, 53-59, primavera, 1949; Lo cubano en la poesía, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1970, págs. 501-517.

Dihigo, Ernesto (La Habana, 23 enero 1896). Se recibió de Bachiller en Letras y Ciencias en el Instituto de La Habana en 1912. En 1918 se graduó de Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana. En la Escuela de Derecho de esta institución fue profesor de Derecho Romano desde 1917 y ocupó el cargo de decano. Colaboró en El Fígaro, Cuba Contemporánea, Universidad de La Habana, Revista Cubana de Derecho, Revista de Derecho Internacional. Su trabajo Sociedades de responsabilidad limitada (La Habana, Imprenta La Propagandista, 1936) fue premiado por el Colegio de Abogados de La Habana, institución de la que fue decano de 1933 a 1935. Desde 1934 trabajó como profesor en la Escuela de Ciencias Comerciales. Ha sido miembro del Tribunal Superior Electoral (1934-1939), director de la Academia Interamericana de Derecho Comparado e Internacional, ministro de Estado (1950-1951), Embajador de Cuba en las Naciones Unidas (1951-1952), presidente del Seminario de Dirigentes juveniles de la América Latina convocado por la UNESCO (1954), embajador extraordinario y plenipotenciario en Estados Unidos (1959). Ha participado en numerosas conferencias internacionales convocadas por las Naciones Unidas en México, Estados Unidos, Colombia, Inglaterra, Francia y Cuba. Miembro de la Academia Cubana de la Lengua, ha colaborado en su Boletín. Es autor de diversos trabajos sobre derecho, entre ellos La posesión. La hipoteca (La Habana, Imprenta El Siglo XX, 1926), Curso de Derecho Romano. Primer año (La Habana, Imprenta de Universidad, 1929), Apuntes de Derecho Romano (La Habana, 1944, 2 T.). Numerosos trabajos suyos de carácter jurídico han aparecido en obras colectivas.

Bibliografía activa

Juan Bautista Hernández Barreiro, un romanista cubano, La Habana, La Mercantil, 1944.

Cuba y el problema del Caribe, discurso pronunciado, ante el Consejo de la Organización de los Estados Americanos, actuando provisionalmente comoórgano de consulta, La Habana, Imprenta Úcar, García, 1950, discurso pronunciado en la sesión inaugural de la XXII Reunión Anual de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional el día 15 de mayo de 1950, La Habana, 1950.

Nuestro servicio exterior y sus necesidades, discurso, en la sesión inaugural de la XXII Reunión Anual de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional, La Habana, 15 de mayo de 1950, La Habana, 1950, Ministerio de Estado, Asuntos administrativos, l.

El veto y la admisión de nuevos miembros en las Naciones Unidas, Palabras del Delegado de Cuba, en la sesión de la Primera Comisión de la Asamblea General del día 21 de enero de 1952, en el debate sobre admisión de nuevos miembros en las Naciones Unidas, La Habana, Editorial Lex, 1952.

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Dihigo y Mestre, Juan Miguel (La Habana, 8 mayo 1866-Id., 15 febrero 1952). Estudió en el Colegio de Belén. Se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana en 1888. Durante la guerra de 1895 fue delegado del Club Oscar Primelles de Nueva York en la provincia de La Habana y colaboró en diversas actividades revolucionarias bajo el seudónimo Lincoln. En 1898 obtuvo el doctorado en Derecho Civil y Canónico en la Universidad de La Habana. Vinculado a ésta desde 1890, desempeñó múltiples actividades docentes como profesor de griego y más tarde de lingüística y filología clásica, fue secretario y decano de la Facultad de Letras y Ciencias y en 1925 rector del Alma Mater. Fundó, junto con Arístides Mestre, la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias (1905), de la cual fue jefe de redacción y más tarde director (1914), creó el Laboratorio de Fonética Experimental (1908) y el Museo de Arqueología Clásica (1919), promovió las Conferencias Sabatinas celebradas en el Aula Magna y asistió como delegado a las fiestas del Tercer Centenario de la Universidad de Oviedo y al XVI Congreso de Orientalistas celebrado en Atenas (1912). Desde 1910 fue miembro de la Academia de la Historia de Cuba. Perteneció a la Asociación para el Fomento de los Estudios Griegos, de París. Fue uno de los fundadores y presidentes de la Junta Municipal de Educación de La Habana. Colaboró en la Revista de Instrucción Pública, La Escuela Moderna y La Discusión. Es autor de numerosos trabajos de filología y lingüística. Usó el seudónimo Anacarsis.

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Regnaud y su obra, estudio crítico, La Habana, Imprenta Avisador Comercial, 1908.

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Roosevelt y la ortografía inglesa, La Habana, Imprenta Avisador Comercial, 1909.

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Poey en su aspecto literario y lingüístico, La Habana, 1915.

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Hacia el viejo Oriente, La Habana, Imprenta El Siglo XX, 1917.

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Pi y Margall y la revolución cubana, discurso leído en la sesión solemne celebrada el 29 de noviembre de 1928 al colocarse su retrato en la Galería de Historiadores de Cuba, La Habana, Imprenta El Siglo XX, 1928.

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La universidad moderna, discurso inaugural del curso académico de 1933 a 1934, La Habana, Imprenta y Papelería de Rambla y Bouza, 1933.

El mayor general Pedro E. Betancourt y Dávalos en la lucha por la independencia de Cuba, discurso leído en la sesión solemne celebrada el 28 de junio de 1934, La Habana, Imprenta El Siglo XX, 1934.

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