El Quinto Origen - J. P. JOHNSON - E-Book

El Quinto Origen E-Book

J. P. JOHNSON

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Beschreibung

  En el año 2020 unos pescadores submarinos escuchan un sonido bajo las aguas de Cala Tuent, en la isla de Mallorca. Al mismo tiempo aumentan exponencialmente los varamientos de cetáceos, ballenas y delfines, en las costas del archipiélago y, en unas maniobras militares de la OTAN en el Mediterráneo, los radares antisubmarinos dejan de funcionar. Toni Figueroa es un agente del Centro Nacional de Inteligencia destinado en la isla para investigar la procedencia de ese Eco misterioso. Pronto inicia una relación sentimental con Mamen Torres, que exprime su juventud entre excesos de alcohol y drogas. Por otra parte Lucius Umbert es un escritor de temas paranormales que regresa a la isla donde vivió de pequeño y que está atrayendo a un gran número de aficionados a los OVNIS. Una calurosa tarde de agosto Lucius entra en el bar del hotel Edén, en el Port de Sóller, donde se encuentran Mamen y Toni. Los dos hombres, a pesar de no conocerse, se encaran y empiezan una pelea. Ninguno de ellos imagina que el triángulo que se ha iniciado en aquel lugar les llevará hacia caminos inimaginables y que serán los elegidos para protagonizar el curso de la Historia.

"El Quinto Origen es una saga formidable, de una ambición sin límites"
El País.

J. P. Johnson vive en la isla de Mallorca. Ex-guardaespaldas de autoridades militares y broker de bolsa, actualmente se dedica en exclusiva a la literatura. Es autor de las célebres sagas El Quinto Origen, La Venganza de la Tierra y El Diablo sobre la isla, además de la serie de autoayuda Sí, quiero. Sí, puedo.

Website: pontailor2000.wixsite.com/jpjohnson

LIBROS DE J. P. JOHNSON

Serie El Quinto Origen

1-Stonehenge
2-Nefer-nefer-nefer
3-Un Dios inexperto
4-El sueño de Ammut
5-Gea (I)
6-Gea (II)

Serie La Venganza de la Tierra

1-Mare Nostrum
2-Abisal
3-Phantom
4-Un mundo nuevo
5-Ultra Neox
6-Éxodo.
 
Glaciar. (A kilómetros de profundidad, bajo el hielo de la Antártida, hay algo que acabará con el futuro del planeta)

OTRAS OBRAS DE JOAN PONT

FICCIÓN
Serie El Diablo sobre la isla
1-El Diablo sobre la isla.
2-Venganza.
3- Perros de Guerra.

Benet. Jamm Session. (La primera entrega del detective Toni Benet)

Glaciar. (Ecothriller)

La Chica de la Gran Dolina.

NO FICCIÓN

Serie "Sí quiero. Si puedo". (Traducida a múltiples idiomas)
1- Cómo escribir tu primer libro y publicarlo online.
2- Consejos imprescindibles para prosperar económicamente en la vida.
3- ¡Socorro, mi hij@ quiere ser youtuber!
4- Los 12 mandamientos de la autopublicación independiente.
5- En Busca del Equilibrio. Claves del pensamiento estoico.

Serie juvenil
Una mascota para Tom (traducido a múltiples idiomas)

Encuentra a J. P. Johnson en:
Email: [email protected]
Website: pontailor2000.wixsite.com/jpjohnson
Twitter: @J_P_Johnson
Facebook: facebook.com/pontgalmes
Instagram: j.p.johnson1

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EL QUINTO ORIGEN

STONEHENGE

––––––––

JOAN PONT

Tabla de Contenido

Título

El Quinto Origen. Stonehenge

Empieza el espectáculo - Isla de Mallorca - Port de Sóller - Mamen Torres -  Toni Figueroa - Hay una pelea - He creado un infierno - Y soy un demonio emergido de él.

Toni sueña - Chicos muertos - Llama a González - Problemas con los radares - Ruidos submarinos - Chou-Chou - Encuentras a tu mayor adversario cuando crees que esa parte de tu vida ya ha pasado.

Mamen - Su hermana está convaleciente - Su madre sabe que la perderá - Joan ya no está - Le idolatraba - Toman copas - Bailan en la arena - Casi es aplastada - Y no hay motivos aún para maldecir el alma del delfín.

Lucius Umbert - Tiene el rostro surcado de cicatrices como pequeños ciempiés - El culto más relevante de Mesoamérica - El Astronauta de Palenque - No han venido a pedir ayuda, ni permiso - Mamen se acerca temerariamente al morro del animal - Un palpitante torrente de luz o el engañoso flujo del corazón de una impenetrable oscuridad

En el chalet - Regalos - El colaborador - A veces escogemos un mal camino para llegar a un buen sitio - Carrer d’en Vives - Después, un día, ese cuerpo enfermo se mueve en el vientre de Dios

¿Entro en posesión de lo que es mío hoy o dentro de diez millones de años? - Asfixia – Colapso – Polvo – Silencio – Extenuación – Los goces del cielo están conmigo y los tormentos del infierno están conmigo.

Hacia Palma -  Las leyes elementales nunca piden disculpas - ¿Por qué nosotros y por qué no otro? - El túnel - No se atreve a cruzar - Mamen camina entre los muertos - La Serra de Tramontana quemada por aviones caídos - Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la Tierra - Y dijo Jehová: Raeré sobre la faz de la Tierra a los hombres que he creado.

Mamen está herida - El incendio se acerca – Ella muere y Toni muere - El aliento de Dios que devuelve la preciada vida -  Cuando mueres no hay ningún túnel, no hay NADA - Por qué estoy aquí y por qué no me he ido - Carcajadas entre los muertos

Es la quietud de una fuerza implacable que medita melancólicamente sobre una intención inescrutable - El alien - Todo lo que habías pensado sobre ese momento no existe - ¿El Eco es una puerta? - Lucius siente terror - Su primer viaje a Egipto - Le matan y resucita- Van en bicicleta - La finca de Raixa - Vuelvo a la vida como un bebé nacido del seno de una madre.

Ser transportado en el tiempo no es agradable - Lucius se va de nuevo - Hay alguien más y observa su cuerpo - Los lobos le devoran - Mamen y Toni llegan a S’Esgleita - ¿Fueron Adán y Eva felices? - Correr en pos de la manzana - Vivir en pos de la deidad - Encuentran a una superviviente - La vida en sí no es un motivo para continuar - Lucius mata por primera vez - Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna

Toni se arma - En la bodega - Aparece Jesús - Disparos -  Fecundación -  Nombres de deidades paganas y no paganas por los que tantos han muerto -  Se encuentran, por fin - Lloran - La leyenda narra como Ali-Menón, Rey moro de Iznatoraf , enterado que su mujer ayudaba a los cristianos presos en el castillo, mandó a varios de sus oficiales que la ejecutasen. Decidieron sacarle los ojos y cortarle los brazos esperando su muerte. Ella invocó a María Santísima, metió sus brazos sangrantes en un arroyo y lavando las cavidades de sus ojos ocurrió el milagro que halló restituidos brazos y ojos.

Jesús le enseña los tótems-  Están en Stonehenge - La explicación se encuentra bajo tierra - Mamen y Toni conocen a Jesús - Ella se desmaya - Perdida en el abrazo de la profundidad y dulce carne del día - Atacan a los Unhapol - El día que Lucius empezó a sentirse Dios - Las tumbas reales -  Inventa la esclavitud - Jesús calcula cuándo volverán - Uno de ellos logra escapar - No sientas vergüenza, mujer, tu privilegio incluye a los otros y es el manantial de los otros -Llegan por fin a Sant Elm - Suben a la Margarita

Mamen sube a un San Lorenzo - Lanza los cuerpos al mar- Toni se queda solo en la isla - Jesús espera - Lucius inicia el cenit de su locura - Mamen (involuntaria Eva) ve tierra - Las pasiones más impetuosas y más vastas, el ápice del gozo, el mayor pesar le conviene, para ella se ha hecho el orgullo.

Epílogo

FIN

Para mi mujer y mi hijo, mi universo, lo que me hace inmortal.

El Quinto Origen. Stonehenge.

© Joan Pont Galmés [2018)

Todos los derechos reservados.

Hebreos 11:5

“Por la Fe Enoc fue traspuesto para no ver la muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios”

Génesis 5: 22-30

“Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años”

“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”

“Vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años”

“Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años”

––––––––

El Cromlech de Stonehenge es un conjunto de grandes bloques de rocas metamórficas distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas.Está formado por piedras rectangulares de arenisca que, originalmente, estaban coronadas por dinteles. En el interior de este hay una losa de arenisca micácea conocida como «el Altar». Todo el conjunto está rodeado por un foso circular que mide 104 m de diámetro. Dentro de este espacio se alza un bancal en el que aparecen 56 fosas conocidas como los «agujeros de Aubrey». El bancal y el foso están cortados por «la Avenida», un camino procesional de 23 metros de ancho y 3 kilómetros de longitud, aproximadamente. El círculo de arena que rodea los megalitos está considerado la parte más antigua del monumento, habiendo sido datada sobre el 3100 a. C.

Para formar el monumento se transportaron 32 bloques de arenisca de entre 2 y 5 toneladas desde las montañas de Preseli, al suroeste de Gales, a 225 kilómetros de distancia.

Aún no se sabe de qué manera pudieron transportar sus constructores semejante peso desde tanta distancia.

A poco más de tres kilómetros de Stonehenge, en Durrington Walls, fue encontrado un amplio trabajo circular en el terreno, veinte veces más extenso que Stonehenge, rodeado por una zanja y un banco.​ Allí estuvo levantada una construcción de madera, ahora denominada Woodhenge, con un diseño similar al de Stonehenge. Woodhenge estaba unido al río Avon por una avenida ceremonial construida con piedras.

La finalidad que tuvo la construcción de este gran monumento se ignora, pero se supone que se utilizaba como templo religioso, monumento funerario u observatorio astronómico que servía para predecir las estaciones.

En el solsticio de verano, el Sol salía justo atravesando el eje de la construcción, lo que hace suponer que los constructores del 3.000 A.d.C. tenían conocimientos de astronomía. El mismo día, el Sol se ocultaba atravesando el eje del Woodhenge, donde se han encontrado multitud de huesos de animales y objetos que evidencian que se celebraban grandes fiestas, probablemente al anochecer.​

Han sido encontrados 300 enterramientos de restos humanos, datados entre el año 3030 y 2340 a. C.​ Dado el poco número de entierros para un período tan largo, se estima que no se trata de un cementerio para la generalidad de los muertos sino para determinadas personas escogidas.

Empieza el espectáculo - Isla de Mallorca - Port de Sóller - Mamen Torres -  Toni Figueroa - Hay una pelea - He creado un infierno - Y soy un demonio emergido de él.

La tarde de aquel día se había desarrollado con toda normalidad hasta que Mamen Torres y Toni Figueroa irrumpieron en el bar del hotel Edén (la familia de Mamen era propietaria del establecimiento), se dirigieron a la barra entre grandes risotadas y pidieron dos Red Sniper. A varios taburetes de distancia se hallaba Lucius Umbert, que permanecía sentado con los codos apoyados en la barra junto a un pequeño ventilador de pie que daba vueltas silenciosamente mientras las moscas zumbaban excitadas por el calor y daban golpes contra los cristales de las ventanas.

-¿Puedo descorrer la cortina? - dijo Lucius de repente, su espalda contra lo oscuro de la pared, el rostro, asimétrico y surcado de cicatrices contra la puerta, hacia la luz.

El camarero asintió con la cabeza. La cortina era un lienzo pesado, de tela de costales. Lucius la abrió de un manotazo. Brillantes rayos de sol penetraron en el local. Mamen Torres emitió un quejido de disgusto al notarse deslumbrada. Toni Figueroa entrecerró también sus ojos, mojados por el sudor, y clavó su mirada en el rostro de Lucius, moviendo las mandíbulas como si estas estuvieran ordenando y clasificando los pensamientos antes de mandarlos a su cerebro. Un rato más tarde Lucius, con los nudillos ensangrentados y un feo corte sobre la ceja izquierda de la que manaba un tupido hilo de sangre, se detuvo y contempló a Toni, que yacía tumbado en el suelo, e intuyó, de manera dramática, que había tenido demasiada suerte.

Toni sueña - Chicos muertos - Llama a González - Problemas con los radares - Ruidos submarinos - Chou-Chou - Encuentras a tu mayor adversario cuando crees que esa parte de tu vida ya ha pasado.

Tres horas después Toni, sudando a mares, descolgó el teléfono, pidió que le pasaran con González por una línea codificada y durante veinte segundos le contó lo sucedido. González parecía irritado, pero dijo que se encargaría de ello y que tardaría quince minutos, como máximo. Después Toni levantó la mirada y recorrió la bahía del Port de Sóller con sus agudos ojos mientras se pasaba la lengua entre los labios doloridos. El sol se estaba poniendo. Todo era lineal. El mar no se movía. El último soplo de viento se había perdido y apenas se iniciaba el aura nocturna de la tierra, amoratada y oscura. El Port, a contraluz indirecta de la claridad de poniente, parecía una estampa antigua. Toni era un hombre no muy alto, pero de complexión recia y con el pecho de un levantador de pesas. El pelo, cortado a cepillo, estaba veteado de gris y sus ojos eran de color marrón muy oscuro con una sombra de pigmentación en cada uno.

“¿Quién eres, “salido de la nada”? ¿Y qué demonios quieres de mí?”

A pesar del abotagamiento de su cerebro y aquel insoportable palpitar en las sienes no podía dejar de pensar en el tipo que le había atacado  en el hotel.

De repente su teléfono móvil empezó a zumbar sobre la mesa.

-¿Qué has encontrado?- respondió. La austera voz de González tenía ahora un tono más tranquilo. González era su enlace en la Oficina de Contra-inteligencia.

-Nada, otro ufólogo.

-¿Solo “otro”?

-Uno más... Aquello se te va a llenar de jodidos aficionados como no nos demos prisa en encontrar algo... Todo el mundo habla ya de esos ruidos submarinos...

-Yo no creo que sea “uno más...”

-Cálmate, no tiene importancia, no parece premeditado. Acaba de llegar de México, ha escrito tres novelas de mierda y no tiene más que un puñado de euros en su cuenta corriente.

-Eso no me basta...

-Haz lo que quieras, pero por nuestra parte no hay nada. Lo cerramos, hay otras prioridades. Céntrate en lo de mañana...

-No me convence.

-¿Por qué?

-El tipo sabía que yo llegaría. Me esperaba. Lo vi desde el principio.

-¿No puede ser por la chica? Ya te alertamos sobre eso...

-No lo creo...

González  hizo una pausa. Toni no le conocía en persona, pero en ese momento se lo imaginó quitándose las gafas, echándoles el aliento, limpiando los cristales con un trozo de gamuza y acomodándoselas de nuevo en sus orejas pequeñas y lustrosas.  

-Está bien, echaré otro vistazo... Pero ahora céntrate en lo que te he dicho, eso es lo importante... Necesito resultados. El gobierno está muy interesado. Tienes dos meses más, si no enviaré refuerzos... 

Toni volvió a pasear la mirada por el arco de luces que enmarcaba el paseo de la playa mientras se golpeaba la uña de su meñique con el teléfono móvil y su lengua se ocupaba de nuevo de los olvidados dientes rotos. Se sentía raro, bastante extraño. Intuía que en aquel lugar de las Islas Baleares estaba comenzando un proceso que, en realidad, ni había comenzado del todo ni terminaría rápidamente, y en el que muchas personas se desplazarían en distintas direcciones desde distintos puntos de partida para realizar misiones que creían comprender.

Y él  no quería acabar siendo uno de ellos. No, esta vez no...

De repente un intenso vahído le obligó a afianzarse en la pared de su izquierda ¡Vaya, llevaba unos cuantos días muy duros, sí señor! Esa chiquilla con la que salía últimamente, Mamen Torres... ¡Vaya energía...! Nunca tenía suficiente, siempre quería más alcohol, más coca y más sexo. Y luego estaba el hecho de que había vuelto a aparecer un viejo y ya olvidado sueño cuando se había quedado dormido  en el sofá de su apartamento media hora antes, inmediatamente después de regresar del Centro de Salud de Sóller, donde le habían devuelto a su sitio el tabique nasal.

En el sueño que acababa de tener Toni había visto de nuevo a los dos chicos a quienes sus jefes le habían mandado a buscar, lloriqueando, sonándose con la mano y farfullando como críos. Aquello había sucedido mucho tiempo atrás, aunque al parecer no lo suficiente. Toni no siempre había trabajado para los buenos. El llanto de los chicos en el sueño en cierto modo le había conmovido (incluso ahora, una vez despierto, podía recordar muy bien ese sentimiento) pero al cabo de un rato, había empezado a irritarse de verdad. “Es hora de moverse, tíos” les había dicho. “No pasa nada, nadie está enfadado con vosotros”. A continuación el escenario había cambiado y de repente se hallaban los tres en un bonito paraje de un lugar que él conocía, junto a un río, y les pegaba a cada uno un tiro en la frente. Todo lo que los chicos habían pensado o sabido o amado en la vida se había esparcido sobre la hierba.

Ahora, volviendo al presente y contemplando de nuevo a través del ventanal los intermitentes, lánguidos destellos del  faro de Sa Creu cerrando la bahía, Toni se preguntó si la conciencia podía llegar a convertirse en una enfermedad y concluyó que en un hombre anormal, quizá sí; en un hombre equilibrado, lleno de salud, de reflejos normales, no lo creía. Seguidamente elucubró sobre la razón por la que habían aparecido aquellos dos chicos en su sueño. Bueno, había algo de lógica en todo ello y era que nunca se mata sin dar algo a cambio, en eso daba su brazo a torcer y no era capaz de oponer resistencia. Hacía dos días que no se afeitaba y sus ojos, que entornaba bajo la luz de los focos del techo, se veían nublados. Por un momento pareció un hombre que había olvidado dónde estaba.

De repente su mandíbula crujió como si fuera a desintegrarse. Seguro que le iba a doler una barbaridad al día siguiente con el movimiento del barco. Tenía que estar a las nueve de la mañana en el muelle de marinería de la Base Naval situado en el extremo norte del puerto y embarcarse en una misión de reconocimiento de buceadores de la Armada para investigar unos extraños sonidos que llevaban escuchándose desde hacía un tiempo frente a la costa, en un lugar cercano llamado Cala Tuent.  Todo había empezado hacía unos cuatro meses, durante las maniobras Brilliant Mariner de la OTAN desarrolladas al norte de las Islas Baleares. “Algo” había empezado a interferir en los sistemas de contramedidas y de autoprotección para navíos de superficie y en los sistemas de alerta para submarinos.  Hasta el momento los especialistas no habían sido capaces de averiguar el origen, pero las interferencias se multiplicaban exponencialmente y las Islas Baleares se habían convertido en un nido de espías de la noche a la mañana. Todo el mundo pensaba que nada bueno podía salir de aquello.

Pensando en la “excursión” del día siguiente Toni se dirigió a la cocina, donde se sirvió un Canadian Club con mucho hielo. Sobre la encimera descansaba su Ipad.  Contenía un informe sobre los sonidos submarinos de Cala Tuent, un accidente geográfico situado a unas seis millas marítimas del Port de Soller, entre la Punta de Sa Corda y el Morro d'es Forat, y bajo la sombra del Puig Major, la cima más alta de las Baleares. Se trataba de un lugar paradisíaco y poco frecuentado incluso por mar, ya que las condiciones marítimas desaconsejaban el fondeo de embarcaciones debido a que la zona estaba expuesta a vientos del noroeste-norte-noreste convirtiéndola en un área litoral muy brava y peligrosa para calar. Abrió el voluminoso dossier y empezó a pasar las páginas. Las primeras informaciones sobre los ruidos submarinos habían saltado a la luz pública en el verano del año dos mil dieciocho. Frente a la costa de Cala Tuent pescadores y submarinistas habían empezado a escuchar un molesto eco perfectamente audible bajo el mar, variando de intensidad en función de la profundidad, y que también podía escucharse en la superficie en los días de calma. Los testimonios calificaban el eco como un gran misterio; todos lo oían y había días que se notaba más cerca y otros que parecía venir de más lejos, pero siempre era un ruido molesto; no se trataría de un sonido convencional, como barcos o lanchas, sino algo parecido al estruendo de los antiguos trenes de vapor...

Toni chasqueó los labios con impaciencia mientras deslizaba su índice sobre la pantalla y aparecía el escueto título “alto secreto de estado”. Además del informe sobre los sonidos de Cala Tuent la tableta contenía otro sobre el aumento exponencial de varamientos de cetáceos en la misma zona, y que Toni había solicitado in personam. Desde hacía unos ocho meses las ballenas se lanzaban en grupos cada vez mayores sobre las playas y las rocas de la costa para morirse y ni los científicos ni los ecologistas hallaban una explicación ¿Tenía algo que ver con las interferencias de los radares militares? Toni no lo sabía, pero el caso era que ya habían aparecido tres cabos del mismo ovillo y su trabajo era precisamente lograr una madeja perfecta, aunque no sería aquella noche, la cabeza le dolía como si se la hubiera pateado un caballo. Apuró su Canadian de un trago y se puso otro, a continuación se dirigió a la terraza y abrió la puerta corredera. En ese momento un corpulento perro de presa inglés con andares patosos entró y se tumbó espatarrado sobre las baldosas, mirándolo todo con ojos tristones.

-¿Qué pasa Chou-chou? ¿Tienes calor ¿eh? -  le susurró, mientras se acercaba a la barandilla y escupía una bola de sangre y saliva al jardín. Era un hermoso jardín mediterráneo sembrado en la gran pendiente de un roquedal.

Se llevó de nuevo el vaso a la boca, esta vez recorriendo con la mirada la oscuridad que lo cubría todo como un lienzo. Sin embargo Toni pensaba que la oscuridad era maravillosa, un elemento en el que sentía a gusto. El Port de Soller era un lugar demasiado bello, demasiado tranquilo.  Llevaba cinco meses viviendo en aquel apartamento. La vivienda estaba situada en el número 14 del Passeig de la Platja y dominaba una vista privilegiada de todo el Port. Se subía hasta allí por una estrecha carretera que bordeaba la costa y que luego, transformada en el camí del Far, desembocaba en el far de Cabo Gros, que señalizaba la entrada oeste de la bahía.

En el Port de Soller Toni conseguía dejar de lado el presentimiento de que todo iba a la deriva, algo que casi nunca lograba apartar de su mente. Sentía algo a la vez destructivo, romántico y grandioso, como caerse a la piscina vestido de esmoquin. Seguramente era por la edad, treinta y seis años para alguien como él significaban toda una eternidad. En el Port la soledad le atenazaba igual que en cualquier otro lugar, pero aquí se sentía, al menos, cerca de casa.

Mamen - Su hermana está convaleciente - Su madre sabe que la perderá - Joan ya no está - Le idolatraba - Toman copas - Bailan en la arena - Casi es aplastada - Y no hay motivos aún para maldecir el alma del delfín.

––––––––

Con expresión ceñuda y la ropa empapada de transpiración Mamen Torres llegó hasta la entrada de la calle Alaior, donde estaba situada su casa, y giró a la izquierda.  A su espalda,  traqueteando sobre  las  vías  hundidas en el asfalto, el tranvía realizaba el último viaje hacia Sóller.

De pronto tropezó y a punto estuvo de caer al suelo.

“¡Bufff! ¡No puedo más! Me gustaría tumbarme aquí, ahora mismo, y dormir... dormir durante semanas...” . Llevaba varios días de desenfreno y su cuerpo iba a pasarle factura de un momento a otro. Aquellos polvillos blancos en los que la había iniciado Toni eran una maravilla. Le encantaba el rollo animado, parlanchín y optimista que le daban. Mamen había probado la coca en dosis mínimas hacía dos años cuando alguien de su pandilla la había traído a una cena, aunque no le había hecho el efecto deseado; le había entrado mucho sueño además de un hambre atroz. En cambio la coca que Toni parecía sacar de algún lugar que no se acababa nunca  le estimulaba los sentidos hasta el infinito, deshacía por completo las timideces y hacía del sexo pura diversión y lujuria... demasiada... demasiada diversión, demasiada lujuria... ya se había dado cuenta de que algo no marchaba bien. Hacía un par de días, en pleno subidón, se había acercado a un espejo del dormitorio, en casa de Toni, y había visto su cuerpo rodeado de columnas de miedo negro... aquello la había aterrorizado y había permanecido horas remota y ausente...

Pensaba en ello mientras se adentraba entre las sombras de los árboles de su calle y su mirada buscaba espontáneamente la luz del dormitorio de su hermana,  convaleciente de una trombosis pulmonar.  Ella y su familia vivían en una gran casona de dos plantas, moderna y confortable a pesar de su aspecto exterior, rodeada de césped e incontables buganvillas y con unas preciosas vistas al mar y a las montañas del Coll.

Con frecuencia la falta de decisión para conseguir encontrar un rumbo certero en su vida torturaba a Mamen, aunque no era una mujer tímida, ni tampoco débil. Su cuerpo era fuerte y nervudo, su rostro llamativo y muy bello, con grandes ojos hundidos y muy oscuros y cejas igualmente oscuras y densas como las de un hombre; ah, y algo de la postura de un varón al enfrentarse a otras personas. Ese rasgo era el culpable de que, con frecuencia, los hombres no la dejaran en paz: aquel involuntario porte  formado por unas caderas estrechas con una total ausencia de curvas compensada por un pecho generoso y desafiante y una melena rizada de color caoba, alcanzando casi la cintura. Toni había descrito todo aquello  esa misma mañana mientras yacían los dos sobre la cama, aturdidos y exhaustos como nadadores que se han esforzado mucho y ahora jadean: “Me gusta, porque parece que se lo hago con un hombre”

Se rió, ejecutando grandes aspavientos, mientras recordaba aquellas palabras... Todo estaba sucediendo tan rápido las últimas semanas... Y además no podía dejar de preguntarse quién era aquel loco que se había abalanzado sobre Toni sin mediar palabra. ¡Había empezado a atizarle de tal forma que durante unos instantes ella no dudó de que fuera a matarlo! Toni tenía la nariz fracturada, una herida en el labio superior y dos dientes rotos, aunque al final había logrado rehacerse y darle lo suyo a aquel tipo ¡Por Dios, Toni no se merecía nada de aquello! Le había conocido por casualidad en un lugar en el que ninguno de los dos tenía por qué estar, aunque según pasaba el tiempo iba teniendo cada vez más la impresión de que Toni la conocía a ella de antes y de que su primer encuentro no había sido tan fortuito como aparentaba (una especie de deja vú que no lograba abandonarla) Pero de todas formas ¡qué más daba! Al fin y al cabo todos se conocían bastante bien en el Port de Soller, no dejaba de ser más que un maldito patio de gallinas.

Empezó a introducir la llave en la cerradura haciendo el menor ruido posible. Lo que menos le apetecía en aquellos momentos era justificar ante su madre los motivos por los que llevaba tres días sin ir a casa. Sobreexcitada por la coca como estaba no iba a ser capaz de soportar uno de sus interrogatorios. A pesar de ello si al ir a dar un beso a su hermana Isabel que estaría recostada en su cama se encontraba con su madre en su boca afloraría inmediatamente una sonrisa cordial y desenvuelta y una incorregible inocencia resplandecería en sus ojos azules de niña. Esa era la única forma que Mamen tenía para evitar tener que hablar con su madre, algo que había ido perfeccionando durante los últimos años.

Abrió la puerta y se halló en un amplio zaguán poblado por numerosas macetas de kentias, mientras la perrita Chuli montaba un enorme estruendo bajando la escalera de los dormitorios para recibirla.

-¡Ssshhhh, cariño! ¡Sssshhhh, cállate, cállate!

Acarició a Chuli con ternura suspirando profundamente, sin dejar de mirar hacia el piso de arriba. Tras unos minutos empezó a subir la escalera.

Se encontró a su hermana Isabel como esperaba, recostada en su cama de hospital cuya cabecera estaba elevada en un ángulo de cuarenta y cinco grados sobre dos grandes almohadones, bajo un gran cuadro del Sagrado Corazón colgado en la pared y  con varios ejemplares de las revistas Hola y Pronto esparcidos a su alrededor. Tenía la cara demacrada e inclinada hacia un lado y bajo la sábana que la cubría se perfilaba la extrema delgadez de su cuerpo. Sobre una mesita se veían varios frascos de pastillas, gasas y pomada.

- Mamá ha ido a buscarte... - fue lo primero que dijo Isabel.

-¿Por qué? ¿A dónde ha ido a buscarme? - preguntó Mamen.

-Ha ido al hotel. Lleva tres días sin saber nada de ti. Le han contado que ha habido una pelea y ha regresado muy alterada. Después ha ido a casa de Inés...

-¿Qué? ¡Ni siquiera he ido a casa de Inés! ¿En qué está pensando mamá? He estado dando vueltas, por el amor de Dios. ¿Por qué ha tenido que molestar a Inés?

-Ha estado hablando un rato con la madre de Inés y eso la ha hecho enfadarse mucho contigo...

Inés Gelabert era la mejor amiga de Mamen. Su familia era la propietaria de la cafetería Es Port. Habían ido juntas  al colegio y al instituto Guillen Colom Casasnoves. Las dos se habían matriculado en la Universitat de les Illes Balears para estudiar derecho pero Mamen lo había dejado en el primer curso.

-No soy Inés - replicó ella. - ¡Soy yo!

-Pues ¿sabes qué ha hecho después? Ha ido a Soller, a preguntar en La Sala[1] por tu amiguito Toni.

-Vamos Isabel, ¡eso es ridículo! Solo conozco a Toni desde hace dos meses y no tiene que ver nada conmigo. ¿Mamá cree que me voy a casar con él o algo por el estilo?

-Claro que no, cariño.

-Mira, pues cuando veas a mamá le puedes decir que no pienso volver a dar nunca más explicaciones sobre mí misma. No de la forma en que ella lo exige. ¡No pienso seguir aceptando esta mierda estúpida y ridícula!

Como si correspondiera una acotación teatral la perrita chuli salió corriendo escalera abajo, oyeron como se abría y se cerraba la puerta del zaguán, después pasos nerviosos en la escalera y Antonina, la madre, entró en la habitación.

-De modo que estás aquí... - le espetó

-Sí. Qué raro ¿verdad? Resulta que vivo aquí y que duermo aquí. Soy tu hija, ¿lo recuerdas? - respondió Mamen, acuclillándose para acariciar a Chuli.

-¿Lo eres? Yo nunca lo olvidaría, pero tú... tú... ¡Te he estado buscando por todas partes!

-Pero ¿Por qué? ¿Por qué? ¡Qué alguien me diga por qué tienes que buscarme “por todas partes”!

-Porque si te pasara algo... si llegara a pasarte alguna cosa...

-No va a pasarme nada, mamá. ¡Yo también estaba allí! ¡No va a pasarme nada!

-Ya sé que estabas allí, por el amor de Dios. Joan... mañana será su cumpleaños, Dios mío... si aquel día os hubiera buscado... si os hubiera encontrado...

Joan, el hermano de Mamen, había muerto en un accidente de coche hacía cuatro años.

-¡Oh, a la mierda con todo! - gritó de pronto Mamen; a continuación salió corriendo del dormitorio. Se había puesto a llorar como una niña, en las últimas horas su estado de ánimo se habia vuelto tan voluble... No podía haber en su interior un sentimiento que no se deshiciera como azogue.

––––––––

Media hora después Mamen, con un gesto de impaciencia, suspiró y dijo con tono triste y taciturno:

-Está bien... Me lo he merecido.

Su amiga Inés Gelabert la miró con los ojos muy abiertos. Estaban sentadas en la barra de seis metros de la cafetería Cosmopolitan contemplando con sus vacías miradas como un barman servía a una docena de hombres y mujeres y un camarero que se movía entre las mesas donde había más personas sentadas.

-Voy a llamar a Toni. Necesito... necesito... - continuaba Mamen.

-¿Qué es lo que necesitas? ¿Esa mierda que él te da? ¿La coca? - le contestó Inés.

Mamen volvió a dejar dentro de su bolso el Iphone que ya tenía en la mano, tomó una cajetilla de Malboro y se puso un cigarrillo en la boca que osciló como una batuta cuando respondió:

-No es que ÉL ME LA DE... Es  que a mí me gusta...

-Ya, eso gusta a todo el mundo, es como un puto caramelo para un niño, lo que ocurre es que un niño comería caramelos hasta hincharse y reventar... ¿Lo  pillas, eh, lo pillas?

-Bueno, ya basta...

-Y lo de tu madre... Está  totalmente obsesionada, y no solo eso, está poniendo a la mía en pie de guerra. Mi madre ha empezado a vigilar otra vez la ropa que me pongo... ¡Llevaba  años sin hacerlo! Incluso la pillé haciendo amago de abrir mi bolso el otro día. La tuya le está metiendo cosas raras en la cabeza, te lo juro...

-Sí, ella está destrozada, acabada... - dijo Mamen, alzando la vista. - La vida le resulta demasiado pesada, y encima yo... Seguro que le han ido con habladurías sobre mí. La verdad es que es fácil entenderlo, lo único que mi madre busca es que yo no acabe como Joan, nada más que eso; y lo cierto es que yo puedo entenderlo perfectamente, pero también entiendo que por mucho que haga ella nunca tendrá suficiente. Podría quedarme debajo de su falda para toda la eternidad y aún así no encontraría la tranquilidad que busca.

-Claro, dicen que hay dos tipos de personas, las que han perdido a un hijo y las que no... la verdad es que no me gustaría tener que pasar por ello.   

Mamen no respondió esta vez, sino que levantó su copa con aire mecánico y la apuró casi por completo. Un poco antes de las once se levantaron, salieron del Cosmopolitan y entraron en otro bar casi idéntico a unos cincuenta metros de distancia en el cual se sentaron en una barra que en nada se distinguía de la que habían dejado y donde bebieron las mismas copas que habían estado bebiendo. Cambiaron de local otras tres veces durante la noche hasta que, a eso de la dos y media, se dirigieron a la terraza del Diferent's. La gente decía que aquel verano en el Diferent's se pinchaba la mejor música de toda la isla. Al llegar, una muchedumbre se desperdigaba sobre la arena de la playa desbordando los límites de la terraza situada sobre el paseo. Mamen e Inés se acercaron a la barra, pidieron dos chupitos de tequila Desperados y dos Estrella Damm. Se tomaron los tequilas, atravesaron la calle con las botellas en la mano y saltaron a la arena por encima del pequeño muro de hormigón.

-¡Guaaauuu! ¡Escucha!  - gritó de repente Inés. Los potentes  amplificadores de la terraza empezaban a escupir las primeras notas de Titanium, de David Guetta:

You shout it out

But I can't hear a word you say

Había un gentío allí congregado. Todos empezaron a moverse y a ejecutar suaves ondulaciones con las cabezas y los torsos.

-¡Me encantaaaaaaa! - gritó Inés.

Mamen levantó los brazos y lanzó un aullido al cielo - ¡Uaaaauuuuuuuuu! -El ritmo empezó a acelerarse. Los altavoces rugían venciendo por miles de decibelios al murmullo de las olas. Ahora todo el mundo saltaba, los brazos en alto.

Shoot me down but I won't fall

I am titanium

You shoot me down but I won't fall

I am titanium

Mamen se sentía feliz y superior a todas las cosas, aunque extraña, como si estuviera deambulando en una habitación con los ojos cerrados.  El tequila estaba flanqueando sus barreras mentales provocando que la frase de su madre sobre la muerte de Joan: “Si aquella noche os hubiese encontrado...” ascendiera y se elevara por encima de todo.

¡Cómo idolatraba Mamen a su hermano Joan antes de que todo sucediera! ¡Con qué amargor oculto en lo más hondo de su espíritu le echaba de menos! Las cosas habían sucedido más o menos así: ella y Joan habían celebrado la Nochebuena con Inés y varios amigos más y, sobre la una, se habían montado en el coche para dirigirse a Palma, donde pensaban pasar la noche en Tito's. Después de entrar en el túnel del Coll Joan conducía a una velocidad elevada y constante invadiendo peligrosamente el carril contrario, no tenía visos de detenerse. Mamen, sentada en uno de los asientos traseros le había dicho: “Cuidado, no creo que consigas (...) tomar la curva...”, pero a partir de la segunda mitad de la frase las cosas habían variado muchísimo y Mamen había vocalizado “la curva” lejos de allí, con la mejilla izquierda pegada al frío asfalto y algún tipo de material, un trozo de neumático o lo que fuera, metido en la boca. Después, al levantar la mirada había descubierto un círculo de gente sobre ella y escuchado gritos de mujeres en la lejanía. Y al incorporarse en contra de la voluntad de un anciano que insistía en que no moviera en absoluto la columna vertebral ya que “cien por cien habrá lesiones internas” había visto el BMW Serie 3 Coupé partido en dos. Mamen se había deshecho del hombre y se había acercado corriendo: “¡Joan! ¿Ves lo que te dije? ¡No has conseguido frenar a tiempo!”.

En ese momento la canción alcanzaba el summun:

Stone-hard, machine gun

Firing at the ones who run

Stone-hard, those bulletproof guns

Mamen dejó de saltar, agotada, y sollozó durante varios minutos amparada en la masa de cuerpos. Poco a poco se había ido acercando a la orilla del mar. Inés había desaparecido en el tumulto. Se acuclilló sobre la arena, clavó en ella la cerveza y empezó a rebuscar en su bolso, el ansia por la cocaína la estaba martirizando. Por fin encontró lo que buscaba, un minúsculo envoltorio con restos del preciado polvo. Moviendo la cabeza a derecha e izquierda vigilando para que nadie se acercara y la empujara volcándole su tesoro, fabricó un canutillo con un billete y esnifó el contenido por completo.

-Mmmmmm... - a continuación se dejó vencer quedándose sentada mirando hacia el agua oscura. Estuvo así unos instantes hasta que encendió un cigarrillo y empezó a pensar de nuevo en su hermano, en lo guay que sería que estuviera con ella, ahora, en ese preciso instante. El coma de Joan había durado tres meses. Mamen se recordaba a sí misma junto a su cama, llamándole, pero nunca había obtenido respuesta, limpiándole la cara, arreglándole la almohada. Los brazos cruzados débilmente sobre el pecho, un maldito robot respirando por él, las heridas de la cara sin embargo, curándose. Una noche, a las tres y treinta, Joan había empezado a jadear empezando un terrible combate en aquella estrecha cama. Se asfixiaba. Su corazón se  caía, se levantaba, volvía a caer. Estaba huyendo. Su madre, tumbada sobre él le susurraba “¿estás preparado, cariño? ¿estás preparado?” A las once y media de la mañana se terminó todo, una eternidad.

-¡Maldita sea, Joan! ¿Por qué no frenaste, imbécil? ¿Eh, porqué no frenaste?- exclamó para sí después de dar una última chupada al cigarrillo y lanzarlo a lo lejos, después dio un largo trago  a la cerveza levantando la cabeza hacia el cielo y cerrando los ojos.

Entonces fue cuando oyó llegar aquella cosa, antes de verla . Como una especie de bufido seguido de una inflexión en el aire circundante que actuaba como una bomba de aspiración. A continuación un cachalote de veinte metros de longitud y setenta toneladas de peso llegó hasta la orilla con el empuje de una locomotora.

SERIE TÉCNICA DEL DPTO. DE FISIOLOGÍA (FISIOLOGÍA ANIMAL) FAC. DE VETERINARIA. UCM. SEAPLANET

Esta Unidad viene recogiendo datos de varamientos (especialmente de cetáceos) desde el año 1980, y ha realizado trabajos de recopilación ya publicados. A continuación se detallan los datos referentes a los varamientos de cetáceos en las islas del Archipiélago Balear en los últimos doce meses. Estos datos incluyen los cetáceos vivos o muertos que aparecen en la arena de las playas o encallados en rocas en la costa. Los animales que llegan a escasos metros de la orilla vivos y que son devueltos al mar están también incluidos en este informe.

Desde Junio del año pasado se han registrado un total de 6127 varamientos, un incremento exponencial sobre la media del 5556,24 por ciento. Los varamientos corresponden a 9 especies de cetáceos. La mayoría de los cetáceos varados identificados son cachalotes (Physeter macrocephalus n=2724.  44,46 % del total). La siguiente especie en cuanto al número de varamientos es el rorcual común (Balaenoptera physalus n=1598. 26,08% del total).  El resto de las especies varadas han sido:), calderón común (Globicephala melas), calderón gris (Grampus griseus), zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris), delfín común (Delphinus delphis) y sólo un varamiento de orca bastarda (Orcinus orca).  

La evaluación post-mortem de los animales que no se encuentran en proceso de descomposición se realiza en los laboratorios de la Unidad de Zoología Marina del Instituto de Biodiversidad y Biología Evolutiva del CERN de la Universitat de les Illes Balears. Se recogen muestras de parásitos, de tejidos y órganos para su análisis. Desde Junio se han llevado al CERN para su necropsia un 1,7% de los cetáceos varados (n=104). Ninguno de los animales mostró causa evidente de muerte, excepto el lógico aplastamiento de los pulmones debido a la gravedad.

Dra. Ana Genovart Cid.

Grupo de Ecología de Poblaciones y Comunidades (GEPIC)

Lucius Umbert - Tiene el rostro surcado de cicatrices como pequeños ciempiés - El culto más relevante de Mesoamérica - El Astronauta de Palenque - No han venido a pedir ayuda, ni permiso - Mamen se acerca temerariamente al morro del animal - Un palpitante torrente de luz o el engañoso flujo del corazón de una impenetrable oscuridad

Lucius exhaló un suspiro de hastío y abrió los ojos dirigiéndolos hacia el cielo raso del pequeño salón . El corte sobre la ceja izquierda en la que le habían puesto tres puntos de sutura le palpitaba como si tuviera vida propia.

-La madre que me parió...

Se había estado masturbando tan violentamente pensando en los bronceados muslos de Mamen Torres, que de repente todo había empezado a darle vueltas. Cadenas de sudor perlaban sus muñecas y su frente. Se dirigió al baño donde se limpió el miembro, ya fláccido, después se acercó a la mesa  en la que había instalado su lugar de trabajo y encendió un ventilador de pie JATA. Los papeles sobre la  mesa empezaron a volar.

-¡Hey, deteneos!

Redujo la velocidad de las aspas al mínimo, recogió los papeles del suelo y abrió la ventana de la calle. Aún siendo las nueve de la noche hacía mucho calor, era una de esas noches tropicales que hacen que uno se sitúe en un punto extremo y empiece a odiar o a amar el clima mediterráneo con todas sus fuerzas. Inmediatamente penetró desde la calle un olor familiar de sofrito proveniente de la casa de los vecinos junto al  repiqueteo de cucharillas, de tazas y de copas y el rumor del parloteo de los clientes del Café Central.

-Mmmmmm... -Aspiró hondo y escuchó, inmóvil, durante unos minutos. Era un hombre alto, de cintura alargada y cabello oscuro e hirsuto, con unos ojos profundos que,  ciertamente, formaban una expresión atractiva cuando conseguía olvidarse del resto de su cara recompuesta por la cirugía; en caso contrario solía encorvar los hombros y sumirse en una actitud taciturna. De pronto recordó, al albur del olor del delicioso sofrito de n'Antonia de Ses Rotes Noves, la vecina, que tenía un hambre de lobo. La urgencia sexual provocada por el recuerdo de la chica del hotel le habían hecho olvidarse hasta de su cena. Salió de la habitación, bajó las escaleras de aquella gran y antigua casona de cien años de antigüedad que había sido de sus padres y se dirigió a la cocina. Su cena le esperaba dentro de un desvencijado frigorífico White-Westinghouse. Era una escudella de tumbet de la cocina del Café Central, un plato veraniego, de los más típicos de la cocina isleña, formado por una  superposición de diferentes verduras fritas y de carne de cerdo, todo recubierto con un sofrito de tomate.

Subió de nuevo y empezó a comer el tumbet sentado en el alféizar de la ventana y mirando la agitación de las calles abrasadas por el calor. La verdad era que Soller le gustaba, sí, a pesar de las dificultades. Ocurría que en un pueblo el  ambiente solía ser demasiado reducido, conocido y precario, lo que con  frecuencia pedía un exceso de personalidad. El aumento de la proximidad segregaba, por otra parte, mucho tedio, y el tedio acababa por hacer trizas la voluntad. Ello no quería decir, sin embargo, que no se pudiera tener. Y aunque vivir en un pueblo como Soller era difícil había algo más difícil todavía, que era irse y después regresar sin pensar en los resultados que se iban a obtener, que serían, casi seguro, mediocres, nulos y negativos. Lucius sentía que había emprendido ese camino justamente para vencer la dificultad de emprenderlo. Así era exactamente.

-Bueno, al trabajo y al diablo con todo... - musitó en voz alta al terminar, a la vez que apuraba un vaso de vino tinto Franja Roja. -Al diablo la tía del hotel y al diablo su novio, o lo que sea. Vamos, Lucius, sigue tu plan. SI-GUE-LO.

El plan de Lucius (al menos el plan actual) consistía en separar las prioridades: “Las obsesiones que pueda tener a cada momento no deben intervenir en los otros momentos” y en lograr que su espíritu se constituyera por un entramado de cajoncitos: “El cajoncito de la conducta, el del trabajo, el de las distracciones, el de los vicios. Si las cosas que van apareciendo (y aparecían de súbito provocando casi siempre un desbarajuste, como la pelea de aquella mañana) caben en uno de los cajoncitos se guardan y en otro momento se ocupa uno de ellas; si no se adaptan de una manera holgada mi cerebro las rechaza sin la más pequeña duda...”

Sucedía, sin embargo, que la memoria, el cerebro o el espíritu, como se le quiera llamar, se aferraba a menudo a determinadas imágenes y era muy difícil separarla de ellas. Ahí podía encontrarse, si uno se paraba a pensarlo con detenimiento, un plausible inicio de locura.

-He dicho que al trabajo Lucius... Lo  tienes... Estás  a punto... En  el lugar perfecto, en el momento adecuado... Aprovéchalo, gilipollas... -  Abrió la tapa de su ordenador portátil y clicó sobre  una carpeta de archivos nombrada como “Palenque. Pirámides y naves”. Eran los esbozos de su nuevo libro. Empezó a leer en voz alta:

“21 de Marzo. La sombra de la gran serpiente apareció en la balaustrada norte de la pirámide de Kukulkan, este perfecto zigurat manchado con la sangre de diez mil sacrificios humanos, tal y como esperábamos todos.  Fue en el preciso instante en que la sombra de la cabeza de la serpiente culminó su formación en la base de la pirámide. EL ECO SE HIZO PRESENTE. El Eco que oyeron los soldados romanos a los pies de la Cruz de Jesús y que atribuyeron a la voz de Dios. El mismo Eco que llevamos persiguiendo durante tantos años, la prueba de que una Civilización Extraterrestre controla y dirige nuestro destino.  Ah, el anemómetro marcaba velocidad cero, o sea puro pantano barométrico, así que queda descartado cualquier fenómeno atmosférico. Por tanto ¡nuestra teoría está confirmada! Sí, existe un nexo común a cada paso que ha dado el Ser Humano desde  sus inicios. Estamos todos exultantes y algunos lloraron durante varias horas.  Ese eco suena en cada salto y ha estado presente en el florecimiento de todas las grandes civilizaciones. Y NO ES DE ESTE PLANETA. Su procedencia extraterrestre queda más que demostrada después de las últimas pruebas”.

Aquí terminaba el segundo capítulo y ¡sorpresa! no había ninguno más. La verdad era que no había trabajado mucho en los últimos tiempos. Siempre había algo, excusas banales para levantarse de la silla. Sin ir más lejos aquella misma mañana, tras varias horas nada fructíferas con sus apuntes a mano, la necesidad de salir y oxigenar los pulmones, además de huir del tremendo calor de aquella casa antigua, le había obligado a salir a dar una vuelta y entrar en el hotel a tomar una cerveza y, después, el maldito calentón y la rabia y la pelea y las heridas y... Al final otro día perdido... Uno más.

-¡Venga, venga! ¡Trabaja!

Situó el cursor debajo de la última frase y empezó a escribir a guisa de esquema:

●  Pruebas abrumadoras de contacto con extraterrestres en prácticamente todos los pueblos de la Historia.

●  Querétaro, México, cuatro figuras bañadas de rayos de luz entran en un enorme triángulo suspendido sobre ellos.

●  El disco Lolladof, que muestra claramente una nave voladora y la figura de un alienígena, prueba de las visitas extraterrestres en el Tíbet.

●  Excavaciones arqueológicas en Nazca. Antiguas calaveras humanas. Pero algunas de ellas definitivamente no son humanas.

●  Imagen del libro francés “Le Livre des Bonnes Meurs”, de Jacques Legrand que muestra claramente una nave voladora. Algunos dicen que puede ser un globo, pero en 1338 aún no había globos.

●  Nexo común: “dioses” llegados del cielo que poseen conocimientos superiores y logran brillantes avances para sus pueblos o cambios en el sentir de las gentes. Véase Kukulkan, véase Viracocha, véase Jesús de Nazaret.

●  Siguiente nexo: un sonido, calificado como “eco” que aparece en el entorno de construcciones en forma de pirámide (la misma tipología en distintas civilizaciones desconocidas entre sí y alejadas en tiempo y distancia, véase egipcios e incas) que en la escritura cuneiforme y jeroglífica suele confundirse con rayos de sol bajando desde las alturas. En la actualidad se da el fenómeno en una zona marítima de la costa de Mallorca. Indicios de una base submarina extraterrestre.