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Beschreibung

El capítulo 2 de la guía de Escocia incluye Historia, Economía, Arte, Literatura, Cine, Gastronomía, Geografía, clima y naturaleza, Parques nacionales escoceses, Flora y fauna...

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Índice de contenido

Historia de Escocia
La ecomomía escocesa
Cultura y arte
Inventos escoceses
Sociedad
Espíritu escocés
Gastronomía
Geografía, clima y naturaleza
Parques nacionales escoceses
Flora y fauna
John Muir, el padre del conservacionismo
Deportes
Golf
Senderismo
Actividades de montaña
Ciclismo
Pesca
Deportes acuáticos
Equitación
Esquí
GUÍAS DIGITALES ECOS

Historia de Escocia

La mayoría de viajeros que se propongan conocer la historia de Escocia rápidamente pensaran en hacer una ruta para visitar los castillos más representativos del país. Y acertarán, porque estos edificios han sido el escenario de las luchas de poder y de las decisiones políticas que han marcado la historia de estas tierras desde la Edad Media. Pero Escocia cuenta con otras edificaciones de igual e incluso mayor importancia, como la aldea neolítica de Skara Brae o los numerosos monumentos megalíticos que se diseminan por el territorio y las islas. Estas construcciones dan testimonio de las tribus que poblaron Escocia durante la Prehistoria. De todos estos restos, los más antiguos son los del asentamiento de Crannog, en el Loch Tay cerca de Kenmore, que datan del 8500 a.C. Pese a ello se cree que Alba (Escocia en gaélico) ya estaba habitada hace unos 10.000 años.

Época romana

La furia conquistadora de los romanos llegó a las Islas Británicas en 55 a.C. Pero lo que para Julio César parecía una empresa fácil resultó no serlo, especialmente cuando las tropas intentaron adentrarse en Escocia. De hecho el emperador solo pudo conquistar una parte ínfima del actual territorio escocés. El último intento de someter a los habitantes de estas tierras –sin éxito– lo protagonizó Séptimo Severo. En el año 407 d.C. los romanos abandonaron definitivamente Britania.

Vecinos invasores

Rodeada de mar y con escasa población, Escocia resultó, durante muchos siglos, una tentación para los invasores de los territorios de su entorno. Los escotos, procedentes del norte de Irlanda, fueron una de las tribus que se establecieron en estas tierras en el siglo VI e introdujeron el gaélico en la zona. Un siglo más tarde los anglos, originarios del noreste de Inglaterra, también consiguieron su objetivo y se establecieron al sureste, haciéndose con Edimburgo. Y hacia finales del siglo VIII las tribus escandinavas, procedentes del norte, invadieron las islas Orcadas, las Shetland, las islas occidentales y parte del norte y oeste de Escocia. A todas estas tribus se les deben sumar dos más, los pictos y los britanos celtas, establecidos en la zona mucho antes. El resultado de tal mezcla de culturas fueron las imparables luchas por hacerse con el poder de Escocia. Finalmente escotos y pictos se unieron en 843 consiguiendo el poder del territorio y coronando a Kenneth MacAlpin como el primer rey de Escocia. Scone, cerca de la actual ciudad de Perth, fue escogida como capital del reino y allí se ubicó la famosa piedra del Destino, utilizada para coronar a los reyes.

La dinastía Canmore

La prosperidad reinó en Escocia durante los siguientes años. En 1018, Malcom II, sucesor de MacAlpin, conquistó Edimburgo y el área de las Lothians, con lo que engrandeció el territorio escocés. Pero fue especialmente durante el reinado de Malcolm III Canmore cuando el país experimentó una importante prosperidad. Este monarca, junto a su esposa Margareth, consiguieron catapultar el prestigio del país instaurando sistemas de gobierno anglonormandos y potenciando el poder de la Iglesia. En la misma línea, David I, su hijo, introdujo el feudalismo en Escocia a través de la inmigración de caballeros franceses y anglo-normandos. Mientras tanto, en las Highlands, aisladas por sus inacabables valles, transcurría una vida totalmente distinta, regida por leyes propias y en un idioma diferente, el gaélico (en el resto del reino se utilizaba el escoto).

Conflicto con Inglaterra

Con la muerte de Alejandro III, que expulsó a las temidas tribus escandinavas, finalizó la dinastía Canmore y, a su vez, empezó una violenta lucha por la sucesión. Tras la desaparición de Marjorita, la nieta de Alejandro III que debía asumir el trono, aparecieron dos aspirantes: Robert Bruce y John Balliol. Para escoger al candidato más conveniente los escoceses recurrieron al asesoramiento de Eduardo I de Inglaterra, quien eligió a Balliol. El soberano inglés creyó haber hecho un negocio redondo: había coronado a un “rey títere” y Escocia le reconocía como soberano a cambio de su consejo. Pero su hombre de paja no resultó ser tan dócil como él esperaba y este, viendo incumplidas todas las promesas, se alió con Francia para hacerle frente en 1295, iniciándose así la Auld Alliance (Antigua Alianza). El soberano inglés respondió con una masacre de escoceses y la conquista de ciudades importantes como Edimburgo y Stirling. Pero los escoceses no estaban dispuestos a permitir la invasión inglesa y crearon pequeños grupos de guerreros para combatirlos. Uno de los más conocidos fue el que encabezó William Wallace, interpretado por Mel Gibson en la famosa película Braveheart, y que consiguió derrotar a los ingleses en la Batalla del Puente de Stirling, en 1297. Unos años más tarde Wallace fue ejecutado como medida disuasoria a la resistencia escocesa.

Robert Bruce, la independencia

Robert Bruce, coronado rey de Escocia en 1306, fue el siguiente en enfrentarse a los ingleses. Después de años de intensos enfrentamientos, en 1314, el monarca logró la victoria en la batalla de Bannockburn, un golpe decisivo a las tropas inglesas que supuso su expulsión de Escocia. Con la Declaración de Abroath, firmada en 1320, se consiguió la independencia de Escocia, aunque esta no fue reconocida oficialmente hasta el año1328, con el Tratado de Northhampton.

Con la muerte de Robert Bruce, en 1329, volvió el caos. Su hijo, David II, cogió las riendas del reino pero no consiguió acabar con las incursiones de los ingleses ni frenar el auge de los clanes de las Highlands que arrasaban el país. Tras su muerte sin descendencia en 1371 le sucedió Roberto II, su sobrino. Con este, hijo de Walter Stuart, nació la dinastía Estuardo que gobernaría durante 300 años, enfrentándose sin descanso a los poderosos highlanders.

Los Estuardo

Durante su reinado, Jacobo IV, el segundo monarca Estuardo, propició un clima intelectual dominado por las ideas renacentistas. Este ambiente permitió el florecimiento del protestantismo, contrario a la Iglesia católica, a la que acusaba de corrupción. También fue durante el reinado de este Estuardo cuando se empezaron a crear universidades en el país. La primera, de 1410, fue la de Saint Andrews.

María de Estuardo, que nació poco antes de la muerte de su padre, Jacobo V, fue reina desde los primeros días de su vida. El reinado de María (1542-1567) estuvo repleto de intrigas palaciegas y acabó cuando la obligaron a abdicar. Uno de sus declarados enemigos y responsable en parte de su caída fue John Knox, discípulo del reformista Calvino, quien en el año 1560 consiguió que el parlamento escocés creara una Iglesia protestante que renegaba del Papa y su poder.

El enlace entre Jacobo VI (Jacobo I de Gran Bretaña) e Isabel I de Inglaterra, en 1603, se convierte en la Unión de las Coronas. A partir de ese momento los Estuardo trasladan su residencia a Inglaterra y dejan Escocia. Carlos I, hijo y sucesor de Jacobo VI, inflige una nueva humillación a los escoceses queriendo implantar la liturgia inglesa. A raíz de esto los presbiterianos se revelan firmando el National Covenant, en 1638, un documento que pide libertad para sus creencias. Los hechos dividen Escocia entre los covenanters, partidarios del documento, y los que apoyan al rey. Carlos II es coronado rey en 1660 con la ayuda de los escoceses a cambio de que respete a los covenanters. Una vez más, los Estuardo incumplen su palabra y Jacobo VII, hermano de Carlos, condena a muerte a los que sigan el culto convenant. Tal actuación acabó con la destitución del soberano que fue substituido por el protestante Guillermo de Orange en 1688.

Tratado de la Unión

Después de tantos años de enfrentamientos, Escocia está al borde de la bancarrota. Inglaterra ve en esa situación una oportunidad de oro para conseguir el poder sobre los escoceses. Empieza a limitar las exportaciones escocesas a Inglaterra y le corta la entrada al mercado de las colonias. Ante tal situación, y a pesar de la negativa de los escoceses, comerciantes y accionistas deciden que la mejor solución es unirse al gobierno inglés. Y el 1 de mayo del 1707 se firma el Tratado de la Unión, lo que supone la abolición del parlamento escocés.

Los jacobitas, contrarios a la unión y partidarios de sustituir al monarca protestante elegido por el parlamento inglés por un Estuardo, Jacob VII-II, se enfrentan al poder inglés con la ayuda de los highlanders y de Francia. En 1746, Bonnie Prince Charlie, nieto de Jacobo VII, protagoniza sin éxito el último intento de imponer el poder de los jacobitas. Los ingleses, para evitar nuevos problemas, intentaron acabar con los clanes de las Highlands e incluso prohibieron los kilts, así como cualquiera de sus celebraciones y actividades culturales. Empieza la despoblación de las Highlands y las islas.