Historia de los grandes viajes y grandes viajeros - Julio Verne - E-Book

Historia de los grandes viajes y grandes viajeros E-Book

Julio Verne

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Beschreibung

Publicado originalmente en 1878, en esta obra se narran, a modo de aventuras, los principales viajes y descubrimientos realizados a lo largo de la historia de la humanidad, incluyendo completas biografías de los viajeros -aventureros que los protagonizaron. Aparecen, junto a los nombres de los grandes navegantes (Piteas, Polo, Colon, Cook, Drake, Hudson, etc.), otros menos conocidos pero de gran importancia como Eudoxio, Ibn Batutah y Picard.

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JULIO VERNE

Historia de los grandes viajes y de los grandes viajeros

El 8 de febrero de 1828 nació en Nantes este gran escritor, geógrafo de países fabulosos, creador de personajes enigmáticos, inventor de islas misteriosas y de originales máquinas, que con sus extraordinarias novelas inició a varias generaciones en el amor a la ciencia.

Tal vocación por lo extraordinario y lo fantástico no se advertía en Julio Verne cuando niño. Alumno estudioso y serio, no mostraba el afán de aventuras de otros chicos de su edad. Dotado de extraordinaria memoria, hizo con aprovechamiento sus primeros estudios, y luego marchó a París para cursar la carrera de abogado, profesión que ejercía su padre en Nantes.

Terminada la carrera, no demostró ninguna afición a ella. Su amistad con Alejandro Dumas y otros autores dramáticos había despertado en él la afición a ese género literario, y tenía escritas algunas obras como laConspiration des poudres, Un drame sous la Régencey lesPailles rompues, comedia en verso esta última, primera que estrenó (1850) y que sólo se representó una docena de veces, en el Gymnase. Luego estrenóDouce jours de siège, comedia en tres actos, en el Vaudeville.

Nombrado secretario del Théâtre Lyrique, continuó sus ensayos dramáticos con no mucho éxito, hasta que, interesado por la aerostación, escribióCinq semaines en ballon, su primera novela científica.

El gran éxito que obtuvo con ella le animó a continuar este género de literatura y firmó un contrato exclusivo con su editor, J. Hetzel, comprometiéndose a proporcionarle dos obras anuales durante veinte años, o cuarenta en un breve espacio de tiempo, por lo cual recibiría 20.000 francos anuales o 10.000 por volumen. El éxito de las obras siguientes fue tal, que su editor hubo de mejorarle cinco veces el contrato.

Sucesivamente publicó, entre otras muchas,Voyage au centre de la Terre;De la Terre à la Lune; les Aventures du capitaine Hatteras; les Enfants du capitaine Grant; Une ville flotante; Autour de la Lune; Vingt mille lieues sous les mers(que le valió ser coronado por la Academia Francesa);le Tour du monde en quatre-vintgs jours; les Aventures de trois Russes et de trois Anglais; le Pays des fourrures; le Docteur Ox; l'Ile misterieuse; le Chancellor; Michel Strogoff; les Indes noires; Héctor Servadac; Histoire des grandes voyages et grandes voyageurs; les Cinq cents millions de la Bégum; les Tribulations d'un chinois en Chine; la Maison á vapeur; la Jangorda; Un capitaine de quince ans; l'Archipel en feu y le Rayon-Vert.

El mayor mérito de este gran novelista científico son sus anticipaciones, sus previsiones geniales, nacidas de un cerebro enciclopédico. Todo lo que predijo en cuestiones de navegación (aérea y submarina), cinematografía, televisión, telegrafía sin hilos, etc., etc., y que se ha realizado en nuestros días, demuestra la variedad de una erudición y la riqueza de una imaginación que no han sido superadas.

Además, su obra, exaltadora del valor, del esfuerzo, de la energía y de la bondad, sin bajezas morales de ninguna clase, ha ejercido siempre una influencia extraordinaria en la juventud.

Julio Verne murió en Amiens, el año 1905.

PRIMERA PARTE

I

VIAJEROS CELEBRES ANTERIORES A LA ERA CRISTIANA

HANNÓN (505).—HERODOTO (484).—PITEAS (340).—NEARCO (326).— EUDOXIO (146).—CÉSAR (100).—ESTRABÓN (50).

Hannón el Cartaginés.—Las islas Afortunadas, el Cuerno de la Tarde, el Cuerno del Mediodía, el golfo del Río de Oro.—Herodoto visita el Egipto, la Libia, la Etiopía, la Fenicia, la Arabia, Babilonia, Persia, la India, la Media, la Cólquida, el mar Caspio, la Escitia, la Tracia y Grecia—Piteas explora las costas de la Iberia y de la Céltica, la Mancha, la isla de Albión, las Oreadas, la tierra de Thule.—Nearco recorre la costa asiática desde el Indo hasta ei golfo Pérsico.—Eudoxio, reconoce la costa occidental del África.— César conquista la Galia y la Gran Bretaña.—Estrabón recorre el Asia interior, el Egipto, Grecia e Italia.

El primer viajero que nos presenta la historia en el orden cronológico es Hannón, a quien el Senado de Cartago envió a colonizar varios territorios de las costas occidentales del África. El relato de esta expedición fue escrito en lengua púnica, traducido al griego y conocido con el títuloPeriplo de Hannón. ¿En qué época vivió este explorador? Los historiadores no están acordes acerca de este extremo, pero la versión más probable fija en el año 505 antes de J. C. su exploración de las costas africanas.

Hannón zarpó de Cartago con una flota de sesenta bajeles de cincuenta remos cada uno, conduciendo treinta mil personas y los víveres necesarios para un largo viaje. Aquellos emigrantes, que así se les puede llamar, debían poblar las nuevas ciudades que los cartagineses se proponían fundar en las costas occidentales de la Libia, es decir, del África.

La flota cruzó felizmente por entre las columnas de Hércules, esas montañas de Gibraltar y Ceuta que dominan el Estrecho, y desembocó en el Atlántico, dirigiéndose hacia el Sur. Dos días después de haber pasado el estrecho, fondeó a la vista de tierra y fundó la ciudad de Thymaterion; después se hizo a la mar, dobló el cabo de Solois, creó nuevas factorías y avanzó hasta la desembocadura de un gran río africano en cuyas riberas acampaba una tribu de pastores nómadas.

Después de haber hecho un tratado de alianza con aquellos pastores, el navegante cartaginés continuó sus exploraciones hacia el Sur, llegando hasta cerca de la isla de Cerne, situada al fondo de una bahía cuya circunferencia medía cinco estadios, o sean novecientos veinticinco rñetros. Según aparece en el diario de Hannón, esta isla debía encontrarse con relación a las columnas de Hércules a una distancia igual a la que separa a éstas de Cartago. ¿Qué isla era? Sin duda un islote perteneciente al grupo de las Afortunadas.

Emprendióse de nuevo la navegación y llegó Hannón a la desembocadura del río Cretes, que formaba una especie de bahía interior. Los cartagineses remontaron este río y fueron recibidos a pedradas por los naturales, que eran de raza negra.

En aquellos parajes abundaban los cocodrilos y los hipopótamos.

Efectuada esta exploración, regresó la flota a Cerne, y doce días después llegó a la vista de una comarca montañosa, en la cual abundaban los árboles odoríferos y las plantas balsámicas y penetró en un gran golfo cerrado por una llanura. Esta región apacible durante el día, por la noche se iluminaba con torrentes de llamas, producidas por hogueras que encendían los salvajes, o por la combustión espontánea de las hierbas secas después de la estación de las lluvias.

Cinco días después dobló Hannón el cabo llamado Cuerno de la Tarde, y allí, según su propia expresión,oyó todavía el sonido de los pitos, de los címbalos, de los tamboriles y de los clamores de un pueblo innumerable. Los adivinos que acompañaban la expedición, le aconsejaron que huyese de aquella espantosa tierra, y obedeciendo este consejo, siguió la flota su rumbo hacia latitudes más bajas. Llegó a un cabo que formaba un golfo llamado Cuerno del Mediodía. Según d'Avezac, debía ser la desembocadura misma del río de Oro, que desagua en el Atlántico, cerca del trópico de Cáncer. En el fondo del golfo se veía una isla habitada por gran número de gorilas, que los cartagineses tomaron por salvajes velludos; se apoderaron de tres hembras y tuvieron que matarlas. ¡Tan indomable era el furor de aquellos animales!

El Cuerno del Mediodía fue ciertamente el límite que alcanzó la expedición púnica. Algunos comentadores suponen que no pasó del cabo Bojador, que se extiende dos grados más abajo del Trópico, mas parece que ha prevalecido la opinión contraria. Como al llegar a dicho punto, Hannón empezaba a encontrarse escaso de víveres, hizo rumbo hacia el Norte y regresó a Cartago, donde mandó grabar la relación de este viaje en el templo de Baal Moloch.

Después del explorador cartaginés, el más ilustre de los viajeros de la antigüedad durante los tiempos históricos fue Herodoto, llamadoel padre de la Historia, sobrino del poeta Panyasis, cuyas poesías rivalizaban a la sazón con las de Homero y Hesiodo. Por nuestra parte, haciendo caso omiso del historiador, seguiremos al viajero a través de las comarcas que recorrió.

Herodoto nació en Halicarnaso, ciudad del Asia Menor, el año 484 antes de J. C. Su familia era rica y pudo, por medio de sus muchas relaciones comerciales, favorecer los instintos de explorador que en él se revelaban. En aquella época se hallaban muy divididas las opiniones respecto a la forma de la tierra; no obstante, la escuela pitagórica empezaba a sostener que debía ser redonda; pero Herodoto no tomó ninguna parte en la discusión que apasionaba a los sabios de su época, y joven todavía se alejó de su patria con el objeto de explorar con el mayor cuidado las comarcas conocidas en su tiempo y acerca de las cuales sólo se tenían datos inseguros.

Salió de Halicarnaso en 464, a la edad de veinte años, y, según toda probabilidad, se dirigió desde luego hacia el Egipto, donde visitó Menfis, Heliópolis y Tebas. Hizo en este viaje útiles estudios acerca de los desbordamientos del Nilo, y resolvió las diversas opiniones de la época, respecto de las fuentes de este río, al que adoraban los egipcios como un dios. «Cuando el Nilo se ha desbordado, dice, no se ven más que las ciudades sobresaliendo de las aguas, semejantes a las islas del mar Egeo.» Refiere las ceremonias religiosas de los egipcios, sus piadosos sacrificios, su diligencia en asistir a las fiestas de la diosa Isis, principalmente en Busiris, cuyas ruinas se ven aún cerca de Busyr, y su veneración por los animales salvajes y domésticos que consideraban como sagrados y a los que tributaban honras fúnebres. Describe con la exactitud de un naturalista el cocodrilo del Nilo, su estructura, sus costumbres, y la manera de cazarlo; después el hipopótamo, el tupinambo, el fénix, el ibis y las serpientes consagradas a Júpiter. Nadie ha sido tan exacto al describir los usos egipcios, las costumbres domésticas, los juegos, y los embalsamamientos en que tanto sobresalían los químicos de aquel tiempo. Después relata la historia del país, desde Menes, su primer rey; describe las pirámides y cómo fueron construidas en tiempo de Ceops; el laberinto situado un poco más arriba del lago Moeris, cuyos restos se descubrieron en 1799; el lago Moeris, que, a su juicio, fue hecho por mano del hombre, y las dos pirámides que se elevaban sobre sus aguas; admira mucho el templo de Minerva en Sais, los de Vulcano e Isis en Menfis, y el colosal monolito, para cuyo transporte desde Elefantina a Sais emplearon tres años dos mil hombres, todos marineros.

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