Poesía helenística menor (Poesía fragmentaria) - Varios autores - E-Book

Poesía helenística menor (Poesía fragmentaria) E-Book

Varios autores

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La primera y única versión española de tan amplio y variopinto repertorio de poesía helenística Esta riquísima y abigarrada antología de fragmentos poéticos de época helenística ofrece una panorámica enormemente sugestiva sobre la poesía erudita y preciosista de esa época, a partir de una amplia serie de fragmentos de muy varia procedencia (citas de autores como Ateneo o Diógenes Laercio o en truncos textos papiraceos). Es la única versión española de todo este repertorio completo, y su diversidad temática y literaria es, por si misma, su mejor atractivo. Junto a los grandes poetas con obras conservadas, como Calímaco o Apolonio, Teocrito, Mosco, Licofrón, y los epigramatistas, aquí se recogen los fragmentos de otros que sólo conocemos por estos breves y ruinosos textos menores. Poemillas de muy vario interés, de motivos muy pintorescos a menudo, compuestos en formas métricas diversas, con rara sutileza y peregrino ingenio, reunidos, y ordenados alfabeticámente. Están aqui poetas que gozaron de notable fama: unos de marcado talante filosófico, como Cércidas de Megalópolis y Crates de Tebas, y humoristas mordaces, como el satírico Timón de Fliuente, a la par de líricos tan refinados como Filetas de Cos y Euforión de Calcis. Aquí conviven moralistas con ocasionales compositores de poemas geográficos o culinarios y con algunas raras poetisas, y un montón de poemas anónimos de diversos géneros.

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BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 193

Asesor para la sección griega: CARLOS GARCÍA GUAL .

Según las normas de la B. C. G., las traducciones de este volumen han sido revisadas por JOSÉ LUIS CALVO

© EDITORIAL GREDOS, S. A.

Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1994.

www.editorialgredos.com

REF. GEBO296

ISBN 9788424932251.

INTRODUCCIÓN GENERAL

ENCUADRE LITERARIO E HISTÓRICO

Este libro pretende ser una Antología lo más completa posible de textos traducidos de poetas helenísticos no dramáticos conservados fragmentariamente. Por consiguiente, quedan fuera de su marco los grandes poetas Calímaco, Teócrito, Apolonio de Rodas, y obras íntegramente transmitidas como la Alejandra de Licofrón, Fenómenos de Arato, Teriacas y Alexifármacas de Nicandro de Colofón y, por coherencia lógica, cualquier otro poema o fragmento adscrito a los autores mencionados, salvo unas significativas muestras de Arato que lograron enorme repercusión en la época.

Por análogo motivo descartamos a los conocidos poetas bucólicos Mosco y Bión de Esmirna, normalmente alineados en las ediciones, traducciones y estudios junto al propio Teócrito, su más ilustre representante, y, por mayor motivo, una gran parte de la poesía epigramática que está ya traducida en esta misma Colección por M. Fernández-Galiano.

Contemplamos igualmente la poesía anónima y aunque tuvimos la idea de incluirla toda a la par que la de cada autor en este volumen, pues, en general, es más bien poco lo transmitido, hubimos de abandonarla, a pesar de no ser muchos sus fragmentos, por no exagerar la magnitud de esta publicación.

El criterio para fijar los límites cronológicos del período literario helenístico o alejandrino ha sido muy amplio y flexible. Ampliamos su inicio para la vida u obra de los autores pertenecientes al segundo tercio del s. IV a. C., y postergamos su final hasta plena época imperial romana, en que se ha producido el florecimiento de su gran poesía tan endeudada con la helenística, cronológicamente inmediata. De este modo es posible acoger además a iniciadores del nuevo modo de componer alejandrino, como Filetas de Cos, e incluir a otros tardíos cuyo espíritu y estilo literario siguen siendo los de sus antecesores o son casos de dudosa adscripción, como Melino y su Himno a Roma , o Filón de Tarsos y algún otro.

GÉNEROS DE POESÍA

Los tipos de poesía representados responden a los generalmente establecidos de épica, elegíaca, epigramática, satírica, paródica, lírica y didáctica. Mas, a su vez, esta última es subdivisible en muy varia temática, casi tanta como los múltiples saberes y actividades humanas, pero que, por lo que respecta a nuestros textos, cabe reducir a la matemática, astronómica, médica o farmacológica, zoológica, gastronómica y ética. Nos hallamos, por tanto, ante una poesía perfectamente estructurada y eminentemente funcional. Sin embargo, ni la libertad temática dentro de cada género ni la potenciación del saber, que ha hecho brotar el nuevo modelo de poeta docto o erudito, permiten circunscribir a un solo tipo o subtipo de creatividad poética a la mayoría de estos escritores. Ello ocurre, no obstante, únicamente en el caso de autores ocasionalmente poetas, como algún gran científico, o en el de verdaderos profesionales que sirven a la comunidad o a sus dirigentes mediante tales conocimientos, caso de médicos y filósofos o de compositores de determinados géneros literarios, cual el hímnico cultual o el epigramático. Aun así el hecho es sin duda indicativo de la sublimación del saber por el arte y su fusión e identificación en la época.

AUTORES COMPRENDIDOS

El núcleo de estos autores lo constituye el tipo de poeta filólogo que combina la creatividad literaria con la transmisión del saber emergido del conocimiento de la poesía anterior en sus aspectos tanto cultural y léxico como estético formal. Es el caso del propio Filetas, el refinado escritor «barroco», de su inmediato seguidor el amable y solemne elegíaco Hermesianacte de Colofón, y de los máximos representantes de las grandes Escuelas alejandrinas: el omnisapiente y perfeccionista del estilo Eratóstenes de Cirene, el hermético «manierista» Euforión de Calcis, el excelente versificador Arato de Solos, el agudo Antágoras de Rodas o el esteticista y arcaizante Riano de Creta.

Todos ellos son auténticos polígrafos cuyo verso oscila desde la épica hasta el epigrama y la elegía o la poesía lírica o humorista. Y con ellos, en conjunto o a retazos, entroncan varios de los restantes. En la orientación formal y temática de Euforión se desenvuelven Alejandro el Etolo, antecesor y autor trágico como él y merecedor con Licofrón de conformar la Pléyade de los dramaturgos de su tiempo, el sensitivo Arquitas de Anfis o el preciosista y artificioso innovador del caligrama Simias de Rodas con sus poemas, curiosos puzzles en el contenido e imitadores en la forma de figuras que hallan eco en la Siringa de Teócrito o en Dosíadas y su Altar , inmersos por entero en el enigmático simbolismo licofroniano. En la línea didáctica de Arato se halla Alejandro de Éfeso, y en la de Nicandro de Colofón, Numenio de Heraclea o, en menor medida, otro médico como él, Eutidemo el Ateniense, a quien sobre todo interesa el tema culinario junto al farmacológico, y literatos al margen de la medicina, como el elegante narrador Páncrates el Arcadio o el trágico Heliodoro de Atenas.

De ellos deben ser separados poetas médicos como Aglayas de Bizancio o Filón de Tarsos, de quienes conservamos recetas con remedios para ciertas enfermedades ofrecidas en el cifrado y erudito modo de expresión de Licofrón y los caligramas, y el teriaco , o fármaco contra animales venenosos, expuesto en estilo llano y ocasionalmente en verso, de Eudemo, médico de la corte de Antíoco VIII. Poeta circunstancial fue igualmente el gran matemático Arquímedes, al componer su célebre Problema de los bueyes de Helios , siguiendo sin duda el signo de los tiempos y evocando tal vez juveniles fechas de ejercitación literaria. Precisamente lo remitió a su maestro el polígrafo Eratóstenes, quien, por cierto, confeccionó otros famosos versos dedicados a la duplicación del cubo, también transmitidos.

En vertiente menos pragmática de la poesía de esta época se mueven notables poetas no menos sabios o eruditos, como los epigramáticos Posidipo de Pela, autor a la par de épica y elegías, Hédilo, Arquimelo, Arquelao, a caballo entre la erudición y el gusto por el relato, y Aristocles. Elegíacos como Fanocles, seguidor directo de Filetas al igual que Hermesianacte, Hédile, madre del mencionado Hédilo, Agatilo; el autor de epitalamios (cantos de boda) Agaméstor, o la excelente poetisa épica Mero, compositora también de otros géneros, poesía lírica y elegíaca, según lo habitual en el Helenismo, y el pintoresco versificador de hexámetros Menófilo Damasceno. La historia de otros pueblos, como Israel, está representada con dignidad por los poetas épicos judíos Filón el Mayor y Teódoto, grandilocuente y enigmático el uno y muy imbuido el segundo del espíritu homérico.

Tampoco faltan valiosas muestras de lírica cultual hímnica: el Peán délfico de Limenio, transmitido con su notación musical; el dedicado a Dioniso de Filodamo de Escarfea, de notorio hálito báquico, o los no menos bellos himnos Pítico y a Hestia de Aristónoo, y los de Hermocles e Isilo. El de Hermocles es precisamente un itifalo dedicado al deificado monarca helenístico Demetrio Poliorcetes, novedad de este período histórico. La parodia, cómico remedo de la épica, nacida con Hegemón de Tasos en época clásica, alcanza ahora su auge gracias a Arquéstrato de Gela y al graciosísimo Matrón de Pítane, que nos recrean con una temática de festines. Y no menos divertida nace la sátira griega, conocida como Spoudogéloion (género «comicoserio») por obra de cínicos, escépticos y estoicos, con hondo y subversivo contenido ético. El filósofo Crates de Tebas, autor también de parodias, los yambógrafos moralistas Cércidas, Fénice, Parmenón, Sótades de Maronea y el escéptico Timón de Fliunte, llenos de gracia e ingenio, la representan ampliamente en estas páginas.

Paródico a la manera del cínico Crates es, finalmente, el alegorizante filólogo de la Escuela de Pérgamo Heródico de Babilonia, que arremete en los versos conservados contra sus antagonistas de Alejandría, los aristarqueos, o se burla de los contrariados amores de Sócrates.

Como colofón de los autores tratados en este libro antológico de los poetas del Helenismo, mencionamos aquí a los poetas didácticos de temática filosófica con enfoque serio y elogioso, como Lobón el Argivo y el epigramático Ateneo. Y culminamos el libro con las poesías anónimas distribuidas por géneros.

Gracias a lo antedicho pensamos que el lector tiene ya una sumaria visión del contenido y autores que este libro le ofrece. Los detalles sobre ellos y los géneros poéticos en que se expresan los hallará en las Introducciones particulares a cada autor o género, junto con las referencias a la bibliografía especializada.

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

NUESTRO TEXTO

Nunca se había ofrecido en español una traducción conjunta de estos poetas, y las versiones existentes sobre ellos son muy escasas y reducidas a los más notorios.

Nuestra traducción ha procurado ser lo más fiel al estilo de cada poema vertido y aunque prefiera mantener la forma lineal de texto sangrado del original, no pretende ser poética, pues el resultado, si estuviéramos cualificados para ello, sería lógicamente un poema distinto, que ni está en nuestra mano ni intención. En los rarísimos casos que pudiera sonar a tal sería por mero reflejo mimético, sin duda buscado, del original.

RECONOCIMIENTOS

Vaya mi agradecimiento a Ana Jiménez García y María Paz Navarro Navarro, licenciadas en Filología Clásica, que con cariñoso gesto, por propio ofrecimiento, han elaborado los índices de este libro.

AGAMÉSTOR EL FARSALIO

1. Autor y obra

No contamos con otras noticias suyas que las de Tzetzes, ofrecidas por nosotros con el texto. Según ellas habría sido autor de Epitalamios, cantos de boda. Y sus versos conservados dedicados a las nupcias de Tetis habrían quedado grabados en el ágora de la ciudad tesalia de Heraclea.

El dato del doble nombre de Aquiles contemplado en el epitalamio es mencionado también por Focio en su Biblioteca 152b29 como extraído de la producción histórica de Ptolomeo Queno, que vivió en torno al 100 d. C. Ello lleva a Hercher a considerar el texto de Agaméstor fuente citada por Ptolomeo y, en consecuencia, por resultar el supuesto poeta tan desconocido como la mayoría de sus fuentes, a rechazar su autenticidad y reducirlo a mera ficción inventada por aquél. La razón de ello, de acuerdo con Crusius, sería la de convertir a Aquiles en paisano suyo, nacido como el historiador en Farsalia, en tanto resultaría su coetáneo el supuesto Agaméstor. Tal personaje mítico es, en efecto, mencionado en Quinto de Esmirna VI 466, además de en Apolonio Rodio II 852, como hace notar Von Wilamowitz, quien por cierto reconoce la dificultad de definirse sobre la cuestión.

Mas actualmente, tras el libro de K.-H. Tomberg, se suelen aceptar como auténticas las fuentes de Ptolomeo Queno, tal como hacen Lloyd-Jones y Parsons en su edición y nosotros en esta traducción, toda vez que no se considera hoy a este autor tan mentiroso como en fechas anteriores. Según los propios editores citados advierten, etimologías similares acerca de Aquiles se hallan igualmente en Euforión, fr. 57 Powell y otros.

2. Datación

La datación de Agaméstor el Farsalio debe deducirse del término ante quem de la vida de Ptolomeo, que, aunque no sea muy preciso, le sitúa sin duda en el período helenístico, dato corroborado por el cuidado estilo y léxico de su única fragmentaria composición transmitida.

Otros Agaméstor de que tenemos noticias son un arconte de Atenas y un filósofo Académico, cf. Wilhelm y Von Arnim, respectivamente, en RE , I, 1, col. 729, y en cuanto a la referencia de Lloyd-Jones y Parsons, vid. o . c ., pág. 5, con remisión a Apolodoro, Biblioteca 3, 13, 6.

3. Bibliografía

La bibliografía aludida arriba, ordenada según las citas, es la siguiente: R. Hercher, «Über die Glaubwürdigkeit der neuen Geschichte des Ptolemaeus Chennus», Fleck. Jahrb. Supplem . 1, 280-292; O. Crusius, artículo «Agaméstor», en Pauly-Wissowa, Realencyclopadie der classischen Altertumswissenschaft (RE) , I, 1, col. 729; U. von Wilamowitz-Moellendorf, Hellenistische Dichtung in der Zeit des Kallimachos , I, Berlín, 1924, pág. 237, nota 4; K.-H. Tomberg, Die «Kaine Historia» des Ptolemaios Chennos (tesis doct.), Bonn, 1967, págs. 76 sigs., 97 y 127 sigs.

EPITALAMIO DE TETIS

Agaméstor el Farsalio en su Epitalamio de Tetis dice que Aquiles se llamó antes Pirísoo y luego Aquiles, como muestran sus versos: «Al bebé…» .

TZETZES , A la Alejandra de Licofrón 178 (II, pág. 89 Scheer).

Agaméstor el Farsalio en su Epitalamio de las bodas de Tetis afirma que se llamó antes Pirísoo y no Aquiles, y dice así:

Al bebé el nombre de Pirísoo puso, mas Aquiles

Peleo le llamaba 1 , porque el labio, cuando yacía

en cenizoso polvo 2 , las llamas le arrebataron;

uno de ambos labios, que ardió de improviso.

TZETZES , A la Ilíada , pág. 811, 31 Bachmann.

AGATILO EL ARCADIO

1. Identidad del autor

Según noticia de Dionisio de Halicarnaso fue poeta elegíaco. Mas al igual que el anterior y tantos otros poetas de esta Antología, apenas si tenemos datos de este Agatilo de Arcadia. Incluso su verdadero nombre ha planteado problemas: para unos, Fick, Personennamen …, pág. 3, es abreviatura de Agatángelo; otros, Eusebio de Cesarea y Syncellus, lo denominan Agatimo o lo identifican con el Agatónimo citado en Sobre los ríos de Pseudo-Plutarco (cf. C. Müller, FHG , IV, pág. 292). No obstante, O. Crusius, RE . I, 1, cols. 763-64, ha hecho las oportunas clarificaciones al respecto. Califica de lectura errónea la denominación de Agatimo de Eusebio, autor antiguo que transmite prácticamente en lo demás el mismo texto que Dionisio, y de nada fiable la identificación con Agatónimo de Syncellus. Y ello con toda razón, por cuanto en el primer caso es fácil la confusión de la doble lambda del original Agáthyllos con la M, dentro de los caracteres unciales o mayúsculas de las fuentes griegas, y en el segundo por la ausencia de razones plausibles para ello.

2. Adscripción a grupo literario y datación

E. Rohde sugiere la posibilidad, bastante lógica, de que perteneciera al grupo de elegíacos helenísticos tardíos, predecesores de Propercio y Ovidio en el tiempo, y los motivos temáticos, el tratamiento de los Aítia Rōmaiká o Motivos Romanos , a que corresponden el fragmento transmitido y la noticia (1 y 2), serían, por tanto, posteriores a sus paisanos y colegas helenos que ya habían hecho lo propio en cuanto a los motivos de sus ciudades al comienzo y en plena época helenística 3 . En tal grupo se contarían elegíacos y epigramatistas, pues coinciden en el metro, como, en particular, Filodemo de Gádara y otros tales de similares contenidos en sus versos, cuales Arquías de Antioquía, Limenio, Símilo y Alfeo de Mitilene.

Del estilo de tan escasos versos transmitidos de Agatilo parece desprenderse, a lo sumo, su gusto por el encabalgamiento (abrupto) y el hipérbato.

1

ELEGÍA

Lo sucedido tras la partida (de Eneas) aún ofrece mayor incertidumbre a la mayoría. Unos, en efecto, tras hacerle viajar hasta Tracia, dicen que allí acabó su vida… Otros le sacan de Tracia y lo trasladan al interior de Arcadia y dicen que habitó en la Arcadia Orcómeno y en la llamada Neso…

Y los hay que míticamente cuentan que Eneas llegó allí, pero que, no obstante, no acaeció el final de su vida en estos lugares, sino en Italia, como entre otros muchos manifiesta también Agatilo el Arcadio, que en una elegía dice lo siguiente:

Alcanzó Arcadia y en Neso encomendó a sus dos

hijas, lechos a desposar de Codone y Antémone 4 ,

y él al país de Hesperia 5 partió y engendró a Rómulo,

su hijo varón.

DIONISIO DE HALICARNASO , Historia antigua de Roma 149, 1 (I, pág. 77 Jacoby)

2

Cefalón el Gergitio, historiador muy antiguo, dice, en efecto, que en la generación siguiente a la de la Guerra de Troya fue fundada la ciudad (Roma) por los que junto con Eneas se salvaron de Troya, y manifiesta que Romo 6 , conductor de la colonia, fue su fundador, y que era uno de los hijos de Eneas, pues refieren que a Eneas le nacieron cuatro hijos: Ascanio, Eurileonte, Rómulo y Remo. También coinciden en la época y el conductor de la colonia Demágoras, Agatilo (Agatimo, según Eusebio) y otros muchos.

DIONISIO DE HALICARNASO , Historia antigua de Roma I 72, 1 (I, pág. 115 Jacoby).

AGLAYAS (o AGLAIDAS) DE BIZANCIO

1. Identidad del autor y datación

Médico de profesión, compuso el poema Remedio de cataratas incipientes . Fue su maestro Alejandro Filaletes de Laodicea, médico también y autor de varios libros de medicina. Debido a que este segundo fue contemporáneo algo más joven de Estrabón (64 a. C. post 24 d. C.), ha de situarse cronológicamente a Aglayas, junto con sus condiscípulos Demóstenes Filaletes y Aristóxeno, entre ambos siglos I a. y d. C., y su plenitud vital y creativa, durante los reinados de Claudio o Nerón. Mayor dificultad encierra averiguar a qué poeta de nombre Demetrio dirige su poesía. Según Diógenes Laercio, hubo veinte famosos así llamados y quedan de este período helenístico restos poéticos de dos tan sólo. Podría tratarse de uno de ellos, Demetrio de Trecén, que seguramente vivió en época augústea.

2. Obra y estilo

Sus versos, dísticos elegíacos en serie con los hexámetros catalécticos o heroicos, esto es, truncados en su final a veces, no carecen de elegancia, mas destacan sobre todo por su índole léxica rebuscada y eruditamente enigmática. Por ello les acompañan en el códice la oportuna explicación, que nosotros ofrecemos igualmente traducida a continuación 7 .

3. Bibliografía

La edición del códice que aporta el texto es de M. Sichel, Rev. de Philol., Littérat. et d’Hist. Anciennes 2 (1847), 7, y el poema es recogido con posterioridad por F. C. Bussemaker, Poetae Bucolici et Didactici , III, París, 1851, págs. 97-98. Un estudio sobre Aglayas, bien breve por cierto, corresponde a M. Wellmann, RE , I, 1, col. 824.

REMEDIO DE CATARATAS INCIPIENTES

Trata de las cataratas incipientes, obra de Aglayas, nobilísimo Bizantino descendiente del linaje de Heracles, discípulo de Alejandro (Filaletes) y condiscípulo y amigo de Demóstenes. Los versos son elegíacos heroicos en serie:

Yo, Aglayas de Bizancio, este buen regalo, como médico,

brindo a ti, mi colega poeta,

remedio de ojos, Demetrio, de cataratas incipientes

por mi laboriosidad descubierto,

y para tu afección excelente y para todos provecho [5]

constante, hasta superar la gravedad.

Cuantos ingredientes tiene, debo decir, pues es poderoso

compuesto para socorrer al paciente:

Un pentóbolo de flor de bronce y en igual peso grata

progenitora del muerto por jabalí. [10]

Y por un óbolo menos que ellos, ardiente pepita agrega

que en suelos caláticos crece.

Y dos didracmas toma, el uno de flor de rabio cabello

y otro de genitales del domapotro.

[15] Y media medida del que falso nombre del padre sea,

que con hijo de esclava la hija casó.

Y luego pon de jugo de alóion mitad que el anterior

y un óbolo de espiga Indogénica.

Doble peso vaya con él de piedra de primavera,

[20] y doble peso de espuma Facusia.

Peso por valor de treinta y dos dracmas añádele aún

de flor de espuma de mar helado.

Y savia de † Zacóriso †, en número de dracmas a Musas igual,

séale combinada por ti además

[25] a cuatro partes de cótile 8 del elaborado no con manos

sino con bocas en suelo de Acte 9 .

Y finalmente, uno tras otro, todo molido, con líquido mezcla

y pon, cuidadoso, en vaso de plata.

Códice Parisino 2726

EXPLICACIÓN DE LOS ENIGMÁTICOS INGREDIENTES DEL FÁRMACO

Versos

10:

El muerto por jabalí es Adonis.

Progenitora

equivale a madre, cuyo nombre es Mirra (= Esmima).

11-12:

Caláticos († Galaicos †)

10

: (La pimienta) crece en el río Ganges de la India.

13-14:

La flor de rubio cabello es el azafrán y los genitales del domapotros (= Cástor)

11

es el castóreo.

15-16:

Del que falso nombre del padre sea: Es el falso nombre de la amarga hiel, pues siendo dulce así se le llama. Y él (el padre), Aléctor evidentemente (= El Gallo, su pseudónimo, no su propio nombre según esta interpretación, y de cuya hiel se trata), casó a su hija con Megapentes, el hijo de Menelao nacido esclavo (por nacer de esclava, para unos de nombre Píeris, para otros Téride). Pues Homero, en efecto, dice:

Ella

mediante engaño se unió

a Aléctor de Esparta (Odisea

IV 10-11).

17:

alóion

(?)

12

es el agraz, llamado así por el médico Poliido en

Sinonimias de los fármacos

.

18:

La espiga Indogénica es el nardo de la India.

19:

La piedra primaveral es la hematites, pues Calímaco llama a la primavera sangre

(hema)

e igual Nicandro.

20:

La espuma Facusia es la flor de nitro, pues Poliido llama al nitro Facusio (de Facusas de Egipto)

13

.

22:

Flor de espuma de mar helado equivale al agua helada:

Espuma marina

14

. Así la llama Poliido.

23:

Savia Zacórisa (?) es el bálsamo, pues Polidoro la llama Zacoricio

15

.

26:

Con bocas, porque las abejas elaboran la miel con ellas

16

.

ALEJANDRO DE ÉFESO

1. Identidad del autor

Sabemos por noticias de Estrabón, principalmente, que fue un estadista del s. I a. C., contemporáneo, por tanto, de Cicerón, rétor y polifacético escritor, apodado Licno («Lámpara» o, si se prefiere, «Candil») por sus muchas horas nocturnas dedicadas al estudio (fr. 1).

2. Obra y estilo

Según diversas citas, escribió sobre Historia, tema al que se adscribiría las Guerras Marsias que le atribuye Aurelio Víctor, si no fuera por la nula fiabilidad de este autor desdeñado por la crítica en general 17 . A ella alude la noticia de nuestro fr. 18.

3. Transmisión e influencia

Veintiséis versos conservamos del poema Fenómenos (fr. 2) y es, sin embargo, mucho más que los apenas ocho incompletos y algunas glosas de La Descripción de la Tierra (frs. 3-17). Mas sabemos que esta última ejerció importante influjo sobre Varrón Atacino y la tuvo igualmente en cuenta Dionisio Periegeta en tiempos de Adriano. A Meineke, Analecta Alex ., Berlín, 1843, págs. 371-77, corresponde el mérito de la primera edición completa de sus fragmentos.

1

NOTICIA

Hiponacte es el poeta de Éfeso y Parrasio y Apeles sus pintores, y entre los más recientes se encuentra el rétor Alejandro, apodado «La Lámpara», que fue gobernante y escribió historia y dejó versos, en los que dispone los cuerpos celestes y describe los continentes, con adjudicación de un poema a cada tema.

ESTRABÓN , XIV 1, 25, III, pág. 107 Kramer.

2

LOS FENÓMENOS CELESTES

Muchos otros igualmente escribieron Fenómenos Celestes …, entre ellos Alejandro el Etolo y Alejandro el Efesio…

Vida de Arato II (Escolios antiguos a Arato, pág. 13, 1 Martin).

De igual modo también el efesio Alejandro, tras exponer cómo las estrellas planetas caminan con orden, culmina con los sonidos de cada una: «Y todos…» , etc. [versos 9-10 del poema recogido tras la siguiente introducción].

HERÁCLITO , Alegorías de Homero 12, 8, pág. 15, Buffière Escolio B A 46, III, pág. 12 Dindorf.

Algunos consideran que pertenece a los Pitagóricos la situación y orden por lugares de las esferas o círculos, en que se hallan en movimiento los planetas: el más cercano a la Tierra es el círculo de la Luna, en segundo lugar y por encima de él el de Hermes, a continuación el de Fósforo, cuarto el del Sol, luego el de Ares, a continuación el de Zeus y el último y próximo a las estrellas fijas el de Cronos. Y pretenden que el del Sol sea el centro de los planetas, como el más hegemónico y a modo de corazón del Universo. Esto declara también Alejandro el Etolo (mejor dicho el Efesio), quien dice así:

Arriba, cada cual de un sitio alcanza el círculo superior:

El más próximo en torno a la Tierra es la ilustre Selene;

el segundo, a su vez, Estilbón de Hermes, el tañedor de lira;

tras él va el brillantísimo Fósforo, de la diosa Citerea,

[5] y cuarto, el propio Helios por encima con caballos viaja;

de su lado, quinto es Pirunte, del Tracio, sangriento Ares;

sexto, a su vez, Faetón se sitúa, espléndido astro de Zeus,

y séptimo, cercano a él, se eleva Fenón, la estrella de Cronos.

Y todos, con bellos sones de lira de siete cuerdas, concorde

[10] armonía ante sí expanden, cada uno de divergente intervalo 21 .

Esto, en efecto, es también pitagórico, decir que el orden guarda relación con la armonía y que, según los términos de sones armónicos y acordes, los cuerpos celestes, escindidos en razón de la potencia y velocidad de su órbita, ejecutan sones armónicos y acordes. Según ello también en los versos siguientes continúa diciendo Alejandro:

Por tanto, la Tierra suprema y grave habita en el centro.

Y es la esfera en acorde primera, conjunta a las fijas.

Helios la posición media ocupa de los astros errantes

y de él el frío círculo está al intervalo de cuatro.

[15] Un medio tono de aquél emite Fenón, al distenderse,

y de éste igual dista Faetón que el fuerte astro de Ares.

Bajo ellos Helios produce un tono gustoso a mortales,

y del esplendoroso Helios un tono y medio da Citerea.

Bajo éste a un semitono se desplaza Estilbón de Hermes,

y la Luna otro tanto cromatizada en su curva naturaleza. [20]

Y posición de una quinta toca a Tierra del eje de Helios.

Ella, con cinco zonas, armónica desde el aire al llameante

fuego, a medias entre sus rayos y las frías escarchas

del cielo de seis tonos, la escala posee de todas las notas.

Tal fue la sirena compuesta por Hermes, el hijo de Zeus, [25]

la cítara de siete cuerdas, imagen del Cosmos, obra divina.

Y en ellos declara el orden de las esferas que se quiera, pero en cuanto a los intervalos entre ellas y todo lo demás, más bien parecen haber sido establecidos al azar 22 .

TEÓN DE ESMIRNA , pág. 139, 9 Hiller.

3

OBRAS GEOGRÁFICAS

Unos dividieron, como Varrón, el orbe en dos partes, Asia y Europa; otros en tres, Asia, Europa y África, como Alejandro, y otros en cuatro, al agregarle Egipto, como Timóstenes.

Commenta Bernensia a LUCANO , Guerra Civil , pág. 301 Usener.

4-7

EUROPA

4

DIRRAQUIO

Alejandro en su Europa la llama Disraquio, con s:

Epidamno en la costa de Disraquio, marítimo país 23 .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Dirraquio .

5

ELIMIO

Alejandro en su Europa dice Elímeion , con la sílaba mei larga y lí breve 24 .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Elimia .

6

HERCINIO

Monte de Italia, de donde la región Hercínide y Hercinio la industriosa 25 .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Hercinio .

7

TIRACE

Ciudad de Sicilia… Tirace la llama Alejandro en su Europa .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Tiracinas .

8-15

ASIA

8

También Alejandro en su Asia:

Doro y la costera Yope, que ofrece ante sí el mar 26 .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Doro .

9

MELITEA

Ciudad de Tesalia: Alejandro en su Asia .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Melitea .

10

SÁTALA

Ciudad de Armenia, según Alejandro en su Asia .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Sátala .

11

Los hicarnos: Pueblo contiguo al mar Caspio, se dice también Hicarnio, Hicarnia e Hicárnide, de donde Alejandro en su Asia:

A la laguna Hicárnide.

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Hicarnos .

12

Eritra: proviene del rey Eritro, pues le arrojaron al mar, tallaron allí una piedra e inscribieron lo siguiente: «He aquí la tumba de Eritro, gobernante del mar».

Etymologicum Gudianum 530, 3.

Ógiris, isla llamada así. La menciona en su Asia , cuando dice:

De espesura mediana en el espesor del mar Eritreo está la isla de Ógiris, tumba de Eritras llamada, gobernante del mar.

DIONISIO PERIEGETA , 606.

13

LAPETO

Ciudad de Chipre… Alejandro el Efesio:

Citio de Belo y la deseable Lapeto 27 .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Lapeto .

14

SEBASTE

Ciudad de Armenia, actualmente llamada Sebastea, según Alejandro el Efesio 28 .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Sebaste .

15

TAPROBANE

Es la mayor isla existente en el Mar Índico: Alejandro, también llamado «La Lámpara»:

Cuadrangular Tapróbane, coronada por el mar, de fieras pastadero, llena está de elefantes de hermosas trompas 29 .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Tapróbane . EUSTACIO , a 591 (Müller, GGM II, pág. 330).

16

ASIA Y LIBIA

CAONIOS

También en femenino Caonia. Alejandro el Efesio en su Asia y Libia:

Los posteriores a Pelásgide Caonia [la llamaron] 30 .

ESTEBAN DE BIZANCIO , s. v. Caonia .

17

Eritea, la isla de Gerión, se halla en tomo a la corriente de Atlante, esto es, en tomo al mar Atlántico… Se canta que Heracles navegó hacia ella en un caldero de bronce, cuando además condujo las vacas de Gerión en la embarcación Broncínea desde Eritea, la abundante envacas, según se dice que narró Euforión. E igualmente el efesio Alejandro, quien dijo:

En caldero de bronce bogó por el ancho mar 31 .

EUSTACIO a DIONISIO PERIEGETA , 558 (Müller, GGM II 325).

18

GUERRAS MARSIAS

LIBRO 1 (?)

Eneas… alcanzó Ida. Y después de construir navíos con muchos de ambos sexos y aleccionado por el oráculo, alcanzó Italia, según cuenta Alejandro el Efesio en el primer libro de sus Guerras Marsias32 .

AURELIO VÍCTOR , Sobre el origen del linaje romano 9, 1, pág. 10 Pichlmayr.

ALEJANDRO EL ETOLO

1. Vida del autor

Hijo de Sátiro y Estratoclea, nació en Pleurón de Etolia hacia el 315 a. C., pues tuvo su acmé o florecimiento (su madurez, calculada sobre los 35 años en Grecia) en tomo al 280. Fue, por tanto, casi coetáneo de los grandes poetas helenísticos (Calímaco, Teócrito, etc.). Y entre ellos se cuenta precisamente como dramaturgo trágico que mereció ser incluido en la Pléyade Alejandrina de los siete autores de tragedias más selectos 33 .

Por su condición de tal le llamó Ptolomeo Filadelfo entre 285/283 a Alejandría para encargarle, con miras a la célebre Biblioteca, de la edición de los textos trágicos y Dramas satíricos, en la línea de Zenódoto, que se ocupó de Homero y la Lírica, y a la par que Licofrón de Calcis, otro autor de la Pléyade a quien se encomendó la misma tarea filológica con respecto a la Comedia.

Sabemos igualmente que perteneció al círculo cultural de Antígono Gonatas en Pela, Macedonia, en donde le hallamos tras el 276 y debió de relacionarse con Arato y Antágoras de Rodas 34 . No tenemos después más noticias de su vida. En cuanto a su pertenencia a la supuesta Cofradía bucólica de Teócrito, quien lo habría introducido en el famoso Idilio 7 bajo el nombre de Títiro, según opinión de Meineke, está hoy totalmente descartada como la propia sociedad imaginada por Reitzenstein, a la que se le suscribía 35 .

2. Obra

Hay ecos de su labor filológica en un fragmento anapéstico en que ofrece una valoración literaria de Eurípides: «Nutricio del excelso Anaxágoras» , cuyos versos, a diferencia de su áspero carácter, contenían un dulce canto, «miel y Sirenas» en la transferida expresión metafórica del etolo Alejandro (fr. 7, cf. Aulo Gelio, Noches Áticas XV 20, 8). Conservamos un título tan sólo de toda su producción trágica, Los jugadores de tabas , seguramente un drama satírico sobre la infancia y adolescencia de Patroclo, el héroe homérico (fr. 10). Narraba en él su homicidio, a causa de un juego, del hijo de Anfidamante. Mas probablemente, como afirma M. Femández-Galiano, la alusión del Escolio a Teócrito VIII a una obra suya sobre Dafnis corresponda a otro drama con aparición del sátiro Marsias y similar tema, en consecuencia, al homónimo Dafnis o Litierses de Sosíteo, otro autor de la Pléyade (fr. 15). A la más remota posibilidad de una tragedia supuestamente denominada Antígona hace referencia G. Kaibel en su prólogo al tercer volumen de la edición de Ateneo, págs. X-XI, basándose en la interpretación del pasaje XI 496c. Se trata de nuestro fr. 22. Otras alusiones a tragedias son los frs. 11-17.

Fue además polifacético escritor, autor de epilios como 1, El marino , sobre la materia antes ya esquílea de Glauco de Antedón convertido en dios marino, tras alcanzar la inmortalidad al tomar la yerba mágica que cría la Isla de los Bienaventurados; o, más dudosamente, 2, Circe , casi con toda seguridad sobre el episodio de Ulises con la maga. Autor también de elegías, en las que debió de ser uno de sus innovadores en el período helenístico y tal vez discípulo del iniciador Filetas, como 3, Apolo , cuyo fragmento subsistente trata del mito de Anteo, inventado muy posiblemente por Agatón en su homónima tragedia según C. Corbato, con parcial inserción del motivo literario de Putifar, muy tratado entre los griegos como revelan los mitos de Fénice, Belerofonte e Hipólito 36 ; o como 4, Musas , acerca de competiciones de poetas cual Mimnermo o el ditirambógrafo Timoteo, un innovador más como el propio Alejandro y coetáneos o precursores suyos; y 5, alusiva a los parodos Beoto y Eubeo, o 6, referente al mítico Dolión, hijo de Sileno.

Compuso además epigramas que merecieron ser acogidos en La Corona de Meleagro, los aludidos 8-9 y el 18, traducido por nosotros, y poesía cinedológica, obscena o coprofílica, al modo de Sótades de Maronea (fr. 21). No parece, en cambio, suya la obra Fenómenos Celestes de la noticia del fr. 20.

3. Influencia y estilo

Reflejo de su influjo sobre el mundo romano es, sin lugar a dudas, la acogida de sus versos en Los Sufrimientos de Amor de Partenio de Nicea, quien dedicó la obra al elegíaco Comelio Galo, íntimo de Augusto antes de caer en desgracia, y fue el intermediario entre los Alejandrinos y la segunda generación de poetas helenizantes de Roma. No obstante, la valoración que han recibido actualmente sus escasos fragmentos no coincide íntegramente con la que mereció su obra completa en la Antigüedad. A juzgar principalmente por los restos de su Apolo , se le achaca cierta aridez expositiva (cf. Knaack, RE , col. 1447 del correspondiente volumen, A. Croiset, Couat, Cantarella, etc.), y, en general, se le adjudican más dotes de versificador que de inspirado vate, amén de los considerados defectos de artificiosidad y otros que suelen achacarse a los poetas de su tiempo. Sí cabe, al menos, ponderar su destacada elegancia formal, en particular léxica, que comparte con Licofrón.

4. Bibliografía

La primera colección de sus fragmentos se debe a A. Capellmann, Bonn, 1829, superada mediante su revisión por la de A. Meineke, Analecta Alex ., Berlín, 1843, págs. 215-51, y B. Snell, Tragic. Graec. Fragm ., I, Gotinga, 1971, págs. 278-79.

EPILIOS

1

EL MARINO

Alejandro el Etolo cuenta también de él (Glauco) en el poema titulado El marino que se sumergió en el mar:

tras degustar la hierba que bajo el resplandeciente Helios

en Islas de Felices la simple tierra engendra en primavera 37 .

Helios a sus caballos procura el placentero alimento,

que el bosque puebla, para que la carrera culminen

sin fatiga y aflicción no los coja a mitad de camino. [5]

ATENEO , VII 296e.

2

CIRCE

Alejandro el Etolo en Circe , si el poemita es genuino suyo:

Al extremo del gobernalle estaba el auriga piloto

en la popa del navío y bajo la diosa el pez escolta 38 .

ATENEO , VII 283e.

ELEGÍAS

3

APOLO

Lo refieren Aristóteles y los autores de Milesiacas39 :

El joven Anteo de Halicarnaso, de linaje real, se hospedó como rehén en casa de Fobio, uno de los Nelidas, por entonces gobernante de Mileto. La mujer de Fobio, Cleobea, que algunos llamaron Filecme, se enamoró de aquél y procuró por muchos medios atraerse al joven. Mas como él la rechazara diciéndole a veces que le aterrorizaba ser descubierto e invocando otras a Zeus Hospitalario y la mesa compartida (con el rey), Cleobea tomándoselo a mal y llamándole soberbio y despiadado, ideaba en su mente vengarse. Dejando pasar un tiempo fingió haberse liberado de su amor y haciendo caer una perdiz doméstica en un profundo pozo pedía a Anteo que descendiera a recogérsela. Al obedecerle prestamente Anteo por no sospechar nada, Cleobea le lanza una pesada piedra. Él de inmediato muere y ella al tomar conciencia de la horrible acción cometida y aún más abrasada por su fogoso amor por el joven se ahorca. Y Fobio entonces considerándose maldito por tal causa, cedió su reino a Frigio. Mas hay quienes dijeron que no fue una perdiz, sino un objeto de oro lo arrojado al pozo, como menciona Alejandro el Etolo en estos versos de su Apolo:

Noble hijo será como de nobles padres

Fobio el hijo del Neliada Hipocles.

Legítima esposa llegará a su casa, y, aún

recién casada y en su alcoba bella rueca

hilando, vendrá, los firmes juramentos de rehén [5]

invocando, Anteo, vástago del rey Aseso,

adolescente más florido que primavera (ni

para Meliso el agua criabueyes de Pirene

germinará tan crecido hijo, por quien gran gozo

habrá en Corinto y pesar para fornidos Baquíadas) 40 . [10]

Por Anteo, grato al veloz Hermes, la recién casada

al punto enloquecida, lapidable amor concebirá

y prendida a sus rodillas solicitará en vano

atenciones, pues él por respeto a Zeus Hospitalario,

[15] libaciones y la sal copartícipe de la mesa de Fobio,

en fuentes y ríos lavará la infame solicitud.

Y ella en cuanto rechace la infausta unión el ilustre

Anteo, le dispondrá al instante inteligente trampa

con falaces palabras. Éste va a ser su discurso:

[20] «Ahora cuando mi vasija de oro ascendía del fondo

del pozo, resquebrajó la cuerda de hermoso mimbre

y descendió de esa guisa junto a acuáticas Ninfas.

Por los dioses te ruego, pues a todos oigo que fácil

es la senda de este agujero, recto la recorras

[25] y me la recobres y me serás altamente carísimo.»

Tales palabras emitirá la esposa de Fobio Neliada

y él sin pensarlo se desprenderá del Lélege

vestido, confeccionado por su madre Elámene,

y descenderá presuroso por el cóncavo hueco

[30] del pozo. Mas contra él la mujer maldispuesta

con ambas manos lanzará una piedra de moler.

Entonces él, de huéspedes el más desdichado,

erigirá su propio túmulo fatal, en tanto ella,

enlazándose el cuello, bajará con él al Hades.

PARTENIO DE NICEA XIV, Sobre Anteo .

4

MUSAS

El ilustre poeta Alejandro el Etolo en el poema titulado Musas expone con cuánto fervor el pueblo efesio cuidaba el templo dedicado a Diana, hasta el punto de ofertar premios para que los poetas mejor dotados de entonces compusieran poesías diversas a la diosa. En los versos de a continuación Opis no es la compañera de Diana, sino una apelación de la misma. Trata, en efecto, como dije, del pueblo efesio:

Al enterarse, así pues, ellos que muy apreciado era

entre los griegos como experto en la cítara

y el canto Timoteo, hijo de Tersandro, le ofrecieron

un millar, entonces sagrado, de siclos de oro

para que a Opis cantara, lanzadora de raudos dardos [5]

que sobre el Cencreo posee honrosa mansión,

y no dejar los hechos sin gloria de la diosa Letoida 41 .

MACROBIO , Saturnalia V 22.

5

Tenían ellos (los poetas paródicos) cierta fama entre los sicilianos, como Alejandro el Etolo, el compositor de Tragedias, al crear una elegía, muestra del siguiente modo:

…, pues velludas mientes de Agatocles fuera de su patria

echaron. De arcaicos ancestros provenía este varón,

desde joven experto en tratar como extranjero con extranjeros

siempre. Y cercano ya a la poética cima de Mimnermo, nuestro hombre

con vuelo igual a Eros enloquece por un joven y escribe ahora, [5]

perfectamente acorde con el ornato épico de Homero,

de desvergonzados zapateros o ladrones o determinado ratero

que contra su floreciente miseria parlotea, cual siracusano,

y no sin gracia. Mas quien ha escuchado a Beoto,

[10] de ningún modo puede disfrutar ya con Eubeo 42 .

POLEMÓN en ATENEO , XV 699c.

6

Atestiguan que Bitinia fue colonia de misios, en primer lugar Escílace el Cariandino, que afirma que habitaban en tomo a la laguna Ascania frigios y misios, a continuación Dionisio, el autor de Las Fundaciones , Euforión … y Alejandro el Etolo:

Que sus casas tienen junto a corrientes ascanias,

en riberas de la laguna Ascania, donde habitó

Dolión, el hijo de Sileno y Melia 43 .

ESTRABÓN , XII 566.

7

Alejandro el Etolo: compuso estos versos sobre Eurípides:

El nutricio del noble Anaxágoras es, para mí, acre al hablar,

y antipático, y ni aun borracho sabe bromear,

mas cuanto escribiera, esto superaría a la miel y a las Sirenas 44

AULO GELIO , Noches Áticas XV 20, 8.

EPIGRAMAS

8-9

[Véase Antología Palatina , págs. 62, 63, núm. 7 de esta colec.]

TRAGEDIAS

10

LOS JUGADORES DE TABAS

Androktasíēs (masacre): Por catácresis , pues (Patroclo) mató a un niño, que unos llaman Clisónimo, otros Eane y otros Lisandro. Lo mató en casa del maestro de escuela Otrioneo, según afirma Alejandro el Etolo en Los jugadores de tabas .

ESCOLIO a Ilíada XXIII 863.

11 (12 P.)

Euforión el Calcidio y Alejandro de Pleurón, autores épicos, y antes aún Estesícoro de Hímera, afirman acordes con los argivos que Ifigenia era hija de Teseo (cf. Euforión, fr. 101).

12 (11 P.)

Titormo el Etolo, por una apuesta, se desayunó una vaca con él (Milón de Crotona), según cuenta el etolo Alejandro.

ATENEO , X 412f.

13

[Cf. Euforión, fr. 77 (89 C.)]

14

Alejandro dice que el pueblo pleuronio eran los helos, descendientes de los tirrenos y por tradición patria adoraban así a Zeus.

Escolio A D a Ilíada XVI 235.

15

Alejandro el Etolo afirma que Marsias aprendió de Dafnis el arte de la flauta 45 .

Escolio a TEÓCRITO , VIII.

16

Droítē: La bañera, pero el Etolo (Alejandro) dice que es la canasta en que se cría el bebé.

Etymologicum Magnum 288, 3.

DUDOSOS

17

Panoco y Alejandro dicen que la lira le fue entregada (a Anfión) como regalo por Mercurio, porque fue el primero en liberar a E(v)ianara 46 .

PROBO a VIRGILIO , Églogas II 23.

18

EPIGRAMA

Del Etolo Automedonte [o Alejandro]:

Economiza, hombre, la vida y no a contratiempo navegante

seas. Incluso así no es larga la vida de varón.

Desdichado Cleónico, tú que a la próspera Tasos te afanabas

por llegar, mercader desde la Siria Interior.

Mercader, oh Cleónico, y bajo la Pléyade la misma inmersión[5]

que la misma Pléyade hiciste al navegar.

Antología Palatina VII 534.

19

Sosífanes y Asclepíades dicen que Anquíalo nació de ella (Hermíone) y de Neoptólemo, pero Dexio que Ptío y Alejandro que Peleo 47 .

Escolio a EURÍPIDES , Andrómaca 32.

20

Se le atribuyen unos Fenómenos Celestes en la línea de Arato.

SEXTO EMPÍRICO , Contra los matemáticos VIII 331 Bekk. Vida de Arato (Maass, Comentario a Arato , pág. 323).

21

JÓNICOS

Se le atribuyen poemas jónicos (flíaces: bufonescos o paródicos de tragedias en la línea de Rintón, o cinedos: obscenos o sodomíticos en la de Sótades).

ATENEO , XIV 620e, y La Suda s. vv. Sótades y flíaces .

Sótades fue el primero en escribir cinedos y luego Alejandro el Etolo. Pero ellos los compusieron con lenguaje sólo y, en cambio, Lisis con música, y antes aún que éste Simo.

ESTRABÓN , XVI 648.

22 (?) 48

Tres de los poemas están dedicados a la muerte. Menciona a ésta Alejandro en su Cabreros .

CENOBIO , Colección de Proverbios VI 2.

Mas otros textos atribuyen estos poemas (los tres citados) a Alexis.

La Suda , s. v. Tà tría («Los tres») .

De Alejandro:

La mujer noble es un tesoro de virtud.

ESTOBEO , LXV 4 (Wachsmuth-Hense IV, pág. 495).

Prochýtēs (urna de libaciones) … la menciona también Alejandro en su † Antígona †.

ATENEO , XI 496c.

ANTÁGORAS DE RODAS

1. Vida del autor

Vivió en Atenas antes del 380 en particular relación con la Academia, de cuyos representantes Crántor, Polemón y Crates fue amigo. Durante esta primera estancia en la ciudad ática compuso su poema A Eros , del que conservamos un fragmento (el 1 nuestro) erróneamente atribuido a Crántor, según noticia de Diógenes Laercio, IV 26. Hacia el 276 se trasladó a la corte de Antígono II Gonatas, junto con su amigo Arato. Tuvo también amistad con el filósofo Menedemo, quien le invitaba a sus simposios de Eretria en unión del propio Arato y Licofrón de Calcis, el trágico de la Pléyade y autor de La Alejandra .

Tras su etapa en Macedonia volvió a Atenas, donde asistió a la muerte de Polemón y Crates, sucedidas en breve intervalo de tiempo, dedicándoles un sentido epitafio común que se nos ha transmitido (Ant. Palat . VII 103). No tuvo, en cambio, buenas relaciones con Arcesilao, sucesor del primero en la dirección de la Academia algunos años después del 270, fecha de la muerte de Polemón.

Igualmente, con el tiempo se indispuso con Antígono a causa, según noticia de Eliano, Historias Varias XIV 26, de su cambio de orientación hacia una política de libre mercado. No obstante, de su época de amistad queda una simpática anécdota recogida en Ateneo, VIII 340 e-f. En ella, junto con la agudeza, se deja ver su condición de excelente gastrónomo: interpelado por Antígono, cuando en delantal cocinaba unos congrios, con el argumento crítico de que Homero no escribió las hazañas de Agamenón mientras cocinaba congrios, le respondió que tampoco Agamenón las realizó fisgoneando en el campamento quién cocinaba congrios. Refiere la anécdota además Plutarco en sus Charlas de sobremesa IV 4, 2.

2. Obra y bibliografía

Autor polígrafo, escribió un poema épico, La Tebaida (cf. noticias del fr. 4), epigramas recogidos en la Corona o Guirnalda de Meleagro (frs. 2-3 sólo aludidos), y el Himno a Eros (fr. 1) mencionado, hexamétrico. De los epigramas, además de 2, el epitafio a los filósofos Académicos, se conserva otro (3, Ant. Palat . IX 147) dedicado a la construcción de un puente en el camino de peregrinaje de Atenas al Santuario de Eleusis, aunque las fechas de su vida y la de la elevación del referido puente (años 321-20) no acaban de cuadrar, como advierte Wilamowitz, Hellen. Dichtung …, pág. 106, nota 1. Si bien cabe suponer muy legítimamente, con M. Femández-Galiano, Antología Palatina I, Madrid, Gredos, 1978, pág. 57 y Easterling-Knox, que se compusiera el poema mucho después del hecho conmemorado.

Ediciones y estudios acerca de él han realizado P. von der Mühl, Mus. Helv . 19 (1962), 28-32, y Gow-Page, Hellen. Epigr ., II, págs. 29-31.

1

A EROS

Como de Crántor, se dice que circula del poeta Antágoras esta composición a Eros:

Escindida está mi alma sobre tu cuestionado linaje 49 ,

si debo, Eros, llamarte primero de los eternos dioses,

de aquellos hijos cuantos, antaño, Oscuridad y Noche

soberana engendraran en los mares bajo el amplio Océano.

[5] O, más bien, hijo de la muy prudente Cipris o de la Tierra

o los Vientos. Tanto de malévolo a benévolo fluctúas

entre humanos. Y por ello posee tu cuerpo doble naturaleza.

DIÓGENES LAERCIO , IV 5, 26.

2-3

[Son epigramas traducidos en Antología Palatina , Gredos, 1993 (1978), págs. 57-58].

4

LA TEBAIDA

Vivía con él (con Antígono Gonatas)… Antágoras el Rodio, quien compuso La Tebaida .

Vida de Arato (Maass, Comentario a Arato , pág. 148).

«Tenéis oídos de bueyes»: alude a los que no entienden. Antágoras, en efecto, cuando leía a los tebanos su escrito La Tebaida , al no manifestar ninguno signos de aprobación, cerró el libro y dijo: «Con razón os llamáis beocios, porque tenéis oídos de bueyes» 50 .

MÁXIMO CONFESOR , Lugares comunes , pág. 815 Migne.

ARATO DE SOLOS

1. Vida del autor

Hijo de Atenodoro y Letófila, habría nacido en la cilicia Solos, aunque su familia parece proceder de Tarsos, si no él mismo, según Asclepíades de Mirlea 51 . La información principal proviene en este caso de un artículo de la Suda y de las cuatro Vidas de Arato conservadas, productos seguramente tardíos de una primitiva perdida de época helenística, según hace ver J. Martin, Histoire du texte des Phénomènes d’Aratos , París, 1956, págs. 151 sigs., cuyo autor pudo ser el gramático Teón.

Su relación con Menécrates de Éfeso, poeta didáctico como él, y a quien se le supone su maestro, da verosimilitud a una posible estancia en su ciudad. Pero es más segura la noticia de que vivió en Atenas, donde conoció a estoicos como Cleantes y «el Transformista» Dionisio de Heraclea (luego pasado al Hedonismo), así como a Académicos o escépticos como Timón. Pues son detectables los influjos mutuos entre éste y aquéllos a través de sus obras. Estuvo igualmente, como sabemos, en la corte de Antígono Gonatas, culto mecenas aficionado al Estoicismo y a cuya madre o esposa Fila seguramente, pues así se llamaban ambas, parece que celebró en varios epigramas.

Tampoco sería extraño que hubiera visitado la corte siria de otro Lágida mecenas cual Antíoco I Sóter (hacia 324-261 y rey desde 281). Su muerte, sin embargo, acaecería en Pela, Macedonia, hacia el 240 o algo antes, pues en esa fecha murió Antígono. Y ello hace suponer, junto con otros datos, entre ellos su precedencia a Calímaco, que nacería sobre el 310 a. C.

2. Obra e influencia

Escritor muy polifacético y estimado en su tiempo, hasta Calímaco lo evoca con deferencia y afecto en Contra Praxífanes , fr. 460, donde le llama sabio y excelente poeta. Mas en cuanto a su otra calificación de leptós («sutil») en epigr. 29, en realidad ello era programático en ambos poetas, como con respecto al de Solos manifiesta muy significativamente su acróstico lepté de los versos dedicados a la luna en su Fenómenos , cf. Easterling-Knox, Historia …, I, pág. 648. Precisamente el primer acróstico conocido de todos los tiempos. Ambos, muy imbuidos de la estética alejandrina a la que tanto contribuyen, se deleitan literariamente en la composición breve y sutil, gusto analizado en Calímaco por E. Reitzenstein en los años 30.

A los Fenómenos (frs. 1-2) debe sobre todo Arato la enorme popularidad en su tiempo y gran proyección ulterior. El poema transmitido completo con sus 1.154 hexámetros no es más que un texto divulgador de los conocimientos astronómicos de la época en combinación con la peculiar erudición alejandrina. No está exento, en general, de fluidez e inspiración tanto arcaizante hesiódica como estoica. Nosotros, dado que su traducción requeriría una edición íntegra independiente, ofrecemos sólo su Proemio, una de las porciones más elogiadas por la crítica moderna (fr. 1). Mereció muchas loas de sus contemporáneos, entre ellos Leónidas de Tarento, Ant. Palat . IX 25, y Ptolomeo Filadelfo. Tuvo múltiples imitaciones sin su éxito y traducciones al latín de Varrón Atocino, Cicerón, Germánico y Avieno e influyó en Lucrecio y Virgilio. Se tradujo al árabe en el s. IX .

Además de otras obras astronómicas, entre ellas Canon (fr. 7), que se le atribuyen, y bien pudieran ser algunas porciones de los Fenómenos (3-8), escribió unos Yátrica , de materia médica (10-14); un Himno a Pan (18) para la conmemoración de la boda de Antígono y la victoria de Lisimaquia, algo anterior al 276; elegías, epigramas (conservados: Ant. Palat . XI 43, a cierto Diotimo, y XII 129, sobre un bello joven), epicedios o cantos funerarios (frs. 15-16), uno de ellos a su hermano muerto; una Antropogonía (fr. 9), paignia o juguetes (poesías humorísticas) y un sinfín más de obras, como Las Gracias (fr. 19), de las que parcialmente tal vez sea título recapitulador el discutido Catalepton (fr. 17). A ellas debe agregarse la edición crítica de la Odisea , ejemplo manifiesto de su saber y aún erudición filológica típicamente helenística.

3. Bibliografía

Recogió la primera colección de sus fragmentos E. Maass, «Aratea», 1892. La editio princeps de los Fenómenos es la Aldina de 1494. Le siguen las de Grotius, Lugduvi, 1600; Buhle, Leipzig, 1793-1801; Buttmann, Berlín, 1826; Bekker, Berlín, 1828; Maass, Berlín, 1892; Mair, Londres-N. York, 1921; Zannoni, Florencia, 1948, y J. Martin, Florencia, 1956.

FENÓMENOS CELESTES

1

PROEMIO

Comencemos por Zeus, a quien nunca de mencionar dejamos los hombres. Llenas de Zeus están todas las vías

y todas las plazas de seres humanos, lleno está el mar

y los puertos. Todos a Zeus en todo lugar requerimos,

pues de su estirpe somos. Y él, benévolo a los humanos, [5]

señala lo diestro. A las gentes al trabajo despierta

evocando el sustento, y dice cuándo el terrón es mejor

para bueyes o azadas, y dice cuándo la diestra estación

para cavar las plantas o echar las semillas todas.

Pues él mismo en el firmamento fijó los signos, [10]

distinguiendo los astros, y proyectó para el año

las estrellas que mejor señalaban lo producido,

para que todo, firme, creciera en su estación a los hombres.

Por ello al principio y al final siempre le suplican.

¡Te saludo, padre, gran maravilla, gran beneficio de humanos [15]

tú mismo y la generación anterior! ¡Muchos saludos, Musas

melifluas todas, y, al rogaros acorde con la norma, nominad

las estrellas y guiad de igual modo mi canto entero!

2

Algunos han transmitido los Fenómenos Celestes sin proemio… y otros con diversos proemios, comenzando:

Acerca del Sol y la ilustrísima Luna

habladme, Musas

y una de las transcripciones (dice):

Anclides, sagrado pimpollo de huéspedes. ¡Vamos. Conmigo palpa la celeste ruta!

Y otros: «Antígono, sagrado…» . Transmitirse el poema sin proemio es absolutamente indecoroso e indigno de la valía del poeta y la importancia del tema… El hecho de que estos versos comiencen por Anclides y lo que sigue para evitar la afectación conlleva la impronta de Arato, pero se opone la idea de que sea una porción de setenta años (setenta y seis, según Scaliger) la que tarde el Sol en asentarse de un signo a otro, pues así dice el ficticio proemio:

con decenas de cíclicos años en siete partes,

sabiendo Arato que el retorno periódico del Sol sobre ellos supone una porción de diecinueve años.

AQUILES TACIO , Comentario a Arato , pág. 80, 26 Maass.

ASTRONOMÍA

3

SOBRE EL ORTO

… el cuarto libro Sobre el orto , que algunos dicen no es de Arato, sino de Hegesianacte.

Vida de Arato II, pág. 11, 12 Martin.

4

LOS ASTROS

Las Musas son nueve, pero Eumelo de Corinto dice que son tres … y Arato, en el libro quinto de Los Astros , dice que son cuatro, hijas de Zeus [Éter] y la ninfa Plusia,

Arque, Mélete, Telxínoe y Aeda.

TZETZES , A los Trabajos de Hesíodo , pág. 25, 8 Gaisford.

5

ASTROLOGÍA Y CONSTELACIÓN 52

Vida de Arato I, pág. 22, 12 Martin.

6

SIGNOS DE ZEUS 53

Vida de Arato I, pág. 9, 20 Martin.

7

CANON

El segundo volumen del Canon .

Vida de Arato II, pág. 11, 11 Martin.

Arato obtuvo el cálculo de los planetas, cuando dice… Y en su obra titulada Canon al hacer el cálculo sobre ellos dice que sus movimientos sobrevienen con cierta armonía y sinfonía musical… Sobre su armónico movimiento habló, como dije, Arato en el Canon , Eratóstenes en su Hermes , Hipsicles, Trasilo y Adrasto de Afrodisia… Muchos de los más ilustres estudiaron lo relativo al Sol y la Luna y aparte lo de los cinco planetas. Y por ello Arato habló específicamente del Sol y la Luna hasta el final del poema, y aparte trató de los cinco planetas en el titulado Canon54 .

AQUILES TACIO , Comentario a Arato , pág. 42, 12 Maass.

8

Equus: