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Volver. Culturas e imaginarios del retorno a y desde América Latina propone un nuevo acercamiento al acuciante tema de las migraciones a través de la perspectiva de la vuelta. Más allá de las nociones económicas y sociales, que parecerían dominar hoy en los estudios sobre el retorno, Volver. Culturas e imaginarios del retorno interroga su imbricación en discursos y prácticas políticos y estéticas, abriendo nuevos derroteros para pensar la vuelta. Sus reflexiones sitúan el retorno, lo reterritorializan y lo ponen en relación con las culturas diaspóricas y migrantes que han caracterizado históricamente al continente americano, permitiendo observar las continuidades y/o rupturas en las reconfiguraciones de estados nacionales y flujos transnacionales entre América Latina y el Caribe –Argentina, Chile, Ecuador, El Salvador, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y México– y el mundo. Desde este marco, Volver. Culturas e imaginarios del retorno amplía y a la vez cuestiona la preponderancia de un paradigma del retorno –imposible, pero productivo en términos de imaginario– basado en el exilio, que lo entiende como punto de clausura de una peripecia, como resolución de una crisis. El retorno se considera, en cambio, matriz de prácticas políticas y prácticas narrativas, y también potente marco de re-lectura del pasado y de la historia. Editoras: Adriana López-Labourdette, Valeria Wagner y Daniel Bengsch
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Adriana López-Labourdette, Valeria Wagner y Daniel Bengsch (Eds.)
VolverCulturas e imaginarios del retorno a y desde América Latina
Barcelona 2022
linkgua-digital.com
Créditos
Título original: Volver. Culturas e imaginarios del retorno a y desde América Latina.
© Autores varios.
© 2022, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Corrección y formato: Virginia Holzer.
Diseño de cubierta: Red ediciones.
ISBN rústica: 978-84-9897-355-6.
ISBN ebook: 978-84-9953-526-5.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.
Sumario
AGRADECIMIENTOS 10
Indagaciones en torno a las culturas e imaginarios del retorno Adriana López-Labourdette y Valeria Wagner 11
Del retorno y sus imaginarios 11
Interrogar el retorno 12
Miradas al retorno 16
Volver a casa, reinventar la casa 20
Retornos de y hacia Latinoamérica 22
Bibliografía 30
REGRESOS HISTÓRICOS / HISTORIAS DEL REGRESO 33
Estar de nuevo entre nosotros. Llegar de Tomás Segovia Lilia Solórzano Esqueda 35
Estar en la nación de acogida 35
Llegar, clave de la existencia poética segoviana 40
Bibliografía 49
Avatares cubanos del retorno en los tiempos de la cólera Iraida H. López 50
El retorno literal 59
Las memorias de la infancia 63
Relatos ficticios sobre el retorno 66
Bibliografía 68
El Otro cubano. Emigración y regreso en la cuentística cubana contemporánea Carola Heinrich 70
Revolución y migración 70
Migración y translación 71
Repetición y destronamiento: «Sudoroso», de Alberto Guerra Naranjo 73
Inversión y resignación: «En la Tierra de la Reina Maud», de Manuel Antonio Rodríguez 77
Marcas y universalismo: «Quebec-Habana-Quebec», de Dazra Novak 79
Apariencia prometedora 82
Bibliografía 83
Camilo Henríquez y la Aurora de Chile: retorno-transferencia de saberes Hans Fernández 85
De colchones con libros 85
La Aurora de Chile 88
El retorno 94
Bibliografía 96
Volver a las raíces: la búsqueda de identidad en la narrativa interamericana Sebastian Imoberdorf 98
Introducción 98
Motivos del retorno 100
Dimensiones del retorno 102
(a) Judith Ortiz Cofer: Silent Dancing 104
Julia Álvarez: How the García Girls Lost Their Accents 106
(c) Cristina García: Dreaming in Cuban 107
Isabel Allende: El cuaderno de Maya 108
Consecuencias del retorno 112
Conclusión 116
Bibliografía 119
La figura del migrante retornado a través de las políticas públicas: el caso ecuatoriano Emmanuelle Sinardet 121
El retorno, un fenómeno reciente: causas y factores 122
La representación positiva del retornado y la política de retorno 125
Las diferencias de trato según las condiciones del retorno 129
¿Una política de retorno insuficiente? 133
Conclusión 135
Bibliografía 136
REGRESOS FIGURADOS 141
Figuras de la (imposible) vuelta En el aire de Sergio Chejfec y El pasado de Alan Pauls Julio Ariza 143
Es imposible volver al pasado (Ella no volverá jamás) 145
Es imposible salir del pasado (Ella no para de volver. Ella nunca se fue) 151
Bibliografía 160
Cuando volver es pura ilusión. La imposibilidad del regreso en El sueño del retorno de Horacio Castellanos Moya María Teresa Laorden Albendea 163
Bibliografía 170
Sufrir, amar, partir: Mapa dibujado por un espía de Guillermo Cabrera Infante Celina Manzoni 172
Cuaderno de bitácora 172
Una cartografía amenazada 176
El largo adiós 180
Una coreografía del desencanto 181
Astucia y cautela 183
Plegarias atendidas 185
Bibliografía 185
Del retorno imposible al retorno ficticio. Estrategias literarias para (hacer) volver a Cuba Claudia Hammerschmidt 187
Bibliografía 199
TECLA RETORNO 202
Retornos hacia la sanación: La Danza de la Realidad (2013) de Alejandro Jodorowsky Sandra Rudman 203
Introducción 203
Re-tornos 205
El re-torno como principio cíclico y progresivo 205
El retorno topológico 208
El retorno cinematográfico: el cine como espacio liminal, performativo y teatral 209
Hacia la sanación: las intervenciones y las re-creaciones del director 211
Panoramas del retorno 214
Bibliografia 215
«Las cosas por la mitad»: regreso y devolución Valeria Wagner 217
Regresos fatales y memorias parciales 217
Devenir millones 221
Bibliografía 235
Filmografía 236
El eterno retorno: Migración, transculturación y vaivenes fronterizos (México / Estados Unidos) Silvia Spitta 237
Coda 255
Bibliografía 259
Américas entre comillas. Crítica, cultura y pensamiento interamericanos 269
Partir. Mi corazón resonaba de enfáticas generosidades. Partir... llegaría joven y llano, a este país y le diría a este país que es mío y cuyo limo forma parte de mi carne... «He andado errante mucho tiempo y vuelvo a la fealdad abandonada de tus lacras».
Volvería a este país que es mío y le diría «Abrázame sin temor.
Si tan solo sé hablar, por ti hablaré».
Y le diría aún:
«Mi boca será la boca de tus desgracias que no tienen boca, mi voz la libertad de estas otras voces que se desploman en el calabozo de la desesperación»
Y regresando me diría a mí mismo:
«Y sobre todo mi cuerpo y también mi alma, guardaos de cruzar los brazos en la actitud estéril del espectador, pues la vida no es un espectáculo, un mar de dolores no es un proscenio, un hombre que grita no es un oso que danza...»
¡Y aquí estoy, he vuelto!
Aimé Césaire, Retorno al país natal
AGRADECIMIENTOS
El presente volumen tiene su origen en la sección «Volver. Culturas e imaginarios del retorno a y desde América Latina», del XXXIV Romanistentag, celebrado en Mannheim, entre el 26 y el 29 de julio de 2015. Quisiéramos agradecer al Romanistenverband por acoger ese primer encuentro y permitirnos inaugurar una comunidad de reflexión sobre los procesos de retorno. Nos gustaría agradecer además a Virginia Holzer por la cuidadosa revisión de los textos, así como a la Universidad de Berna (Philosophisch-historische Fakultät) por el apoyo institucional al proceso de edición. Un saludo agradecido, finalmente, para el o la artista del grafito de la portada, a quien no hemos tenido el placer de conocer. La foto, tomada en una calle de Buenos Aires a principio de 2010, nos acompaña desde entonces.
Indagaciones en torno a las culturas e imaginarios del retorno Adriana López-Labourdette y Valeria Wagner
Del retorno y sus imaginarios
«Volver al lugar o a la situación en que se estuvo», así define el significado de retorno la Academia de la lengua, aportando un elemento clave en todas las variaciones y usos del término: el movimiento del retorno se proyecta hacia aquello —tiempo, espacio, condición— en lo que ya se ha estado y frente a lo que —por las razones que sean— se ha producido una ruptura, un desplazamiento.
En términos migratorios —o en términos legales—, podemos diferenciar tres tipos de vueltas, que generan a su vez diferentes imaginarios: retorno definitivo, retorno de re-emigración y el retorno pendular. El primero se refiere al regreso pensado y proyectado como definitivo, ya sea tras una temporada más o menos larga de trabajo o estudio en el exterior, tras el retiro o tras el exilio. El segundo, comprende aquellos retornos que constituyen el punto de partida hacia una nueva migración, hacia un tercer lugar. El último, también temporal, alude a los retornos inscritos en un movimiento pendular entre dos países, ya sea una única vez o un ir y venir que va creando un doble hogar, una doble patria.
Dentro de esta tipología, que puede seguir siendo dividida en subcategorías según criterios como el motivo, las expectativas, las funciones en el país de acogida y en el país de origen, etc., el retorno se apoya en un proceso de territorialización y queda vinculado a otras nociones como transculturación, migrancia, tercer espacio, errancia, transnacionalismos, etc.
Las denominaciones «migración de retorno» o «re-emigración» ponen en evidencia que el regreso constituye una forma particular de migración, con lo cual las propuestas y problemas conceptuales característicos de los estudios migratorios se repiten, con rasgos particulares, en los estudios sobre el retorno. Identidad, localización, bifocalismo, bilingüismo, apropiación, pertenencia, comunidad... son algunos de los elementos que veremos aflorar una y otra vez en las reflexiones aquí reunidas.
Desde una perspectiva estructural, el retorno debe ser analizado no únicamente a partir de la experiencia particular del migrante o exiliado al regresar a su lugar de origen, sino que debe incluir el movimiento de ida, la estancia en el país de acogida, así como los factores económicos, lingüísticos, sociales, culturales e institucionales del país de origen. Ida y vuelta se entretejen entonces en un movimiento alternativo, o más bien, en una copresencia.
En sus dimensiones y variaciones disímiles, el retorno genera representaciones, y registros tanto prácticos como imaginados que constituyen lo que llamaremos imaginarios del retorno: imágenes actuantes y espacios de representación social, forjados a través de prácticas, discursos, narraciones. Son estas interpretaciones culturales del fenómeno político y socioeconómico, en las que se inscriben las narraciones de una comunidad, sus estrategias de reafirmación y movimiento, de asentamiento y de traslación, lo que se sitúa en el centro de este volumen.
Interrogar el retorno
Dos textos sumamente distintos nos pueden servir de punto de partida para indagar sobre los interrogantes que atraviesan el espacio de las culturas y los imaginarios del retorno. Se trata de La Odisea de Homero, texto canónico y fundacional para la literatura occidental, y la canción «Volver» escrita por Alfredo Le Pera y popularizada en la voz de Carlos Gardel. Allí donde el texto homérico funda un imaginario del retorno para Occidente, para Latinoamérica ese retorno podría estar acompañado de la popular canción. Ambos —el uno desde la épica, el otro en clave amorosa— recrean el retorno, aludiendo a algunas de sus problemáticas principales y bosquejando una suerte de «condición retornante»:
Ay de mí ¿a qué tierra de mortales he llegado? ¿Son acaso soberbios, salvajes y carentes de justicia, o amigos de los forasteros y con sentimientos de piedad hacia los dioses? ¿A dónde llevo tantas riquezas? ¿Por dónde voy a marchar? (Homero 2006: 239)
Estas son las primeras palabras enunciadas por Ulises al retornar a Ítaca. El héroe obsesionado por el regreso no reconoce la tierra añorada a la que vuelve, de modo que la compleja experiencia del retorno comienza en la ignorancia. El paso de la añoranza a la ignorancia —términos etimológicamente aparentados y que convergen en una común «carencia de saber, de noticias»— anticipa toda una serie de desplazamientos, inversiones y cuestionamientos de lo familiar, de lo conocido, y del saber recurrentes en los regresos. Dice Homero:
[S]e despertó el divino Ulises acostado en su tierra patria, pero no la reconoció, pues ya llevaba mucho tiempo ausente. Por esto, todo le parecía distinto al soberano, los largos caminos, los puertos de cómodo anclaje, las elevadas rocas y los verdeantes árboles. (240)
He aquí, en este saber incompleto y a la vez necesario, un primer punto de condensación de interrogantes y sentidos. ¿Qué tipo de conocimiento genera el retorno? ¿Cómo son gestionados esos saberes «anteriores» desde el desfasaje entre el lugar imaginado al que se ha querido llegar y el lugar real al que se ha llegado? ¿De qué modo son éstos impugnados, ahuecados, reordenados, reconstruidos?
Como se sabe, no solo Ulises no reconoce su tierra de origen a su regreso. Tampoco los habitantes de Ítaca lo reconocen a él, ni siquiera Penélope, en un primer momento, puede identificar en este forastero que se le acerca a aquel amado que tanto ha añorado. La Odisea cifra una línea narrativa en la que el retorno está acompañado por el no-reconocimiento, que a su vez se transforma y da pie a nuevas historias, a nuevos cambios de posición y de saberes. No por azar, Homero, que mucho sabía de arquitecturas y simetrías narrativas, le dedica idéntica cantidad de cantos a las aventuras de Ulises que a los acontecimientos de su retorno. El acto de retornar, deseado durante toda la travesía como momento de resolución, no se realiza como escena de clausura, sino más bien como lo contrario: escena de (nuevas) tensiones y de aperturas varias hacia nuevas peripecias.
En el relato del retorno a Ítaca aparece, además, otra línea importante: a saber, aquella que conduce no ya al retornante, sino a quienes están allí adonde el retornante vuelve y a aquello que ese retorno moviliza en ellos. El retornante deshace —como el huésped no invitado— los regímenes que organizan el universo al que vuelve. Desordena el mundo, lo violenta. De esas violencias surge otro relato asociado al regreso: el del rechazo y el del fracaso.
Saberes, violencias, reconocimiento —o falta de él— y remembranza podrían ser los cuatro ejes sobre los que se arma el relato del regreso a Ítaca. Un relato paradigmático de la vuelta en la cultura occidental; relato que funciona como intertexto en las narrativas del retorno. Al mismo tiempo, este relato homérico entretejido en el texto, estará siempre matizado, sin embargo, por las historias particulares y colectivas que condicionan su lectura.
En un registro ya no épico sino melodramático, el tango detalla la carga afectiva del regreso:
Yo adivino el parpadeo
De las luces que a lo lejos
Van marcando mi retorno
Son las mismas que alumbraron
Con sus pálidos reflejos
Hondas horas de dolor
Y aunque no quise el regreso
Siempre se vuelve al primer amor
La vieja calle donde el eco dijo
Tuya es su vida, tuyo es su querer
Bajo el burlón mirar de las estrellas
Que con indiferencia hoy me ven volver
Volver con la frente marchita
Las nieves del tiempo platearon mi sien
Sentir que es un soplo la vida
Que veinte años no es nada
Que febril la mirada, errante en las sombras
Te busca y te nombra
Vivir con el alma aferrada
A un dulce recuerdo
Que lloro otra vez
Carlos Gardel, esa figura emblemática de la vuelta cantada, imaginada y ritualizada —y finalmente truncada— entona el estribillo de uno de sus tangos más conocidos. Gardel murió, como se sabe, en la cima de su carrera, en un accidente aéreo en Medellín, volviendo a su «Buenos Aires querido». Pocos días después se estrenaba en un cine-teatro de La Habana la película El díaque me quieras, en la que el cantante argentino, recostado a la barandilla deun barco que regresa a Buenos Aires, entonaba la conocida canción. En ese doblez entre lo real y la imaginación, el retorno se complejiza.
La conocida melodía y la letra que vuelven a la cuestión amorosa y a la recuperación de un amor perdido en la ida, parecerían disimular el espacio de indagación acerca del retorno que la canción formula. Por ejemplo, allí donde el arco trazado a través de las luces parpadeantes, dejadas atrás y al mismo tiempo imaginadas en un próximo encuentro (líneas 1-3) se percibe un movimiento doble e inseparable, de la ida y la vuelta. A ello se une el llanto que iguala esos dos momentos en el dolor; la ciudad como dueña y generadora de vida y dislocación; el tiempo hecho canas, hecho olvido, hecho memoria. Puede identificarse en esta canción todo un universo afectivo que acompaña, con variaciones, los relatos del retorno: la incertidumbre, el miedo, la perplejidad ante la expectativa de un retorno y la vivencia en desfase del presente, la tristeza generada por la rememoración de un pasado y la constatación de un territorio y un tiempo perdidos.
Allí donde La Odisea ponía en primer plano los saberes, las violencias, el reconocimiento y la remembranza del retorno, «Volver» lo inscribe en la nostalgia, el paso del tiempo y la pérdida. Ambos invitan a superar la idea de que volver es clausurar el proceso iniciado con la ida y pensar el retorno como un principio altamente productivo discursiva y narrativamente. Al mismo tiempo, Volver invita a releer La Odisea en clave amorosa para observar los modos en que el texto clásico compone una escena afectiva en la que se tensan la ruptura del contrato de presencia / cercanía entre los amantes y la promesa de rescate de dicho contrato a través del retorno. Suely Rolnik (2006) avanza una lectura, en clave psicoanalítica, del retorno dentro de una estructura especular. Más que en la compulsión al movimiento que caracteriza a Ulises, Rolnik se detiene en las Penélopes, que tejen, no por el gusto de tejer, sino por reproducir el tejido, la trama del drama de la ausencia. Penélope teje, Ulises viaja. Ambos, sin embargo, temen la discontinuidad que impondrá el regreso. La condición de existencia —de permanencia— tanto de Penélope en el tejer como de Ulises en el viajar reside en el no-regreso, que permite mantener la promesa del retorno: los dos precisan del abandono y de la unión, de la idea y de la vuelta (Rolnik 2006). La ausencia, el no-regreso, instituyen el ser fracturado del que se va y del que se queda, cuyo equilibrio la vuelta, pese a prometer alivio y sanación, inevitablemente desbaratará.
Miradas al retorno
Leer juntos estos dos relatos sobre el retorno hace evidente los modos en que el regreso resignifica la ida, de modo que esa distinción entre la ida y la vuelta, como momentos o narrativas separadas por sus puntos de origen y destino deja de ser pertinente, imponiendo así sentidos plurales, circulares, encontrados. Por otra parte, en estos dos relatos podemos constatar la presencia de varios sentidos, o más bien de nudos de sentidos que atraviesan toda articulación del retorno.
He aquí también una posible réplica a una pregunta que parecería sobrevolar todas estas reflexiones: ¿qué sentido tiene enfocar los retornos en un contexto globalizador, en el que los paradigmas de movilidad / motilidad se han establecido como los modos primarios de aprehender nuestras realidades, aun cuando éstas nos muestran, desde la arista más cruenta, la (in)justicia de esa ansiada movilidad? Y bien, es precisamente para desarmar esta ansia, este imperativo, que los retornos en tanto inflexión del mito de la movilidad / motilidad son importantes en la actualidad; constituyen el paradigma crítico tanto de la movilidad como de las categorías local / global que organizan muchos de los discursos de la migración. En el marco de las ubicuas narraciones de transnacionalidad y cuidadanía flexible resulta quizá necesario pensar el retorno como un proceso que tensa —hasta hacerlos explotar— el orden y las jerarquías de desplazamientos y sus agencias. Situar el retorno, reterritorializarlo, y ponerlo en relación con las culturas diaspóricas y migrantes que han caracterizado históricamente al continente americano permite, además, observar las continuidades y/o rupturas en las reconfiguraciones de estados nacionales y flujos transnacionales en América Latina y el Caribe.
En términos generales, estas han sido las metas principales de los emergentes estudios de reemigración, aparecidos en la década de los sesenta, en disímiles disciplinas: fundamentalmente en la sociología, la antropología y la geografía humana. Los recuentos de estudios de re-emigración marcan tres etapas fundamentales: la primera, en los años sesenta, la segunda en los ochenta y finalmente a partir de los noventa (Fernández Guzmán 2011). Allí donde la primera se concentraba en áreas de Europa y América del Norte, analizando cada caso por separado, en tanto experiencia única, los estudios de los ochenta abren el diapasón geográfico e insisten en buscar patrones compartidos. Pensar la vuelta supuso entonces intentar buscar constantes y fijar tipologías (Eldrige 1965, Ravenstein 1889, Gmelch 1980), trazar lazos y modelos socio-demográficos. Por regla general, estas tipologías se basaban en un modelo estático que entendía migración y retorno como movimientos contrarios, unidireccionales y radicalmente diferentes. En 1980 se publicó, por ejemplo, el trabajo de George Gmelch Return Migration, uno de los estudios canónicos sobre el tema, que ofrecía una tipología de los migrantes retornados a sus países de origen, observando las razones de la reemigración, su adaptación y reajuste así como su impacto en las sociedades de origen. Es en este período que Mario Benedetti glosa el neologismo «desexilio» (Benedetti 1984) para nombrar el proceso de reajuste mutuo del retornado y su entorno. Constitutivos de este proceso serían el reconocimiento del que vuelve y de los que lo reciben, marcado por la paradójica nostalgia del exilio (contranostalgia), así como por la gradual asimilación de lo que cambió, y peor aún, según los casos, de lo que no cambió.
Por su parte, la década de los noventa traerá consigo un mayor interés por la dimensión económica del retorno, dando paso a trabajos centrados en cuestiones de inversiones, autoempleo y desarrollo empresarial que pueden ser activadas por los sujetos re-emigrantes. El retornado emerge aquí como actor del capital y del capitalismo (Black / Castoldo 2009; McCormick / Wahba 2001), que genera ganancias tanto al país de acogida como al país de origen. Aquí suelen diferenciarse los efectos tangibles como los intangibles del retorno, y tanto en unos como en otros, se pone el acento en los vínculos entre procesos económicos y socio-culturales (Maron 2008).
En The Diaspora strikes back, Juan Flores desarrolla el concepto de «cultural remittances», central para pensar las modalidades y los efectos de la vuelta. Las «remesas culturales» están constituidas por «the ensemble of ideas, values, and expressive forms introduced into societies of origin by remigrants and their families as the return “home”, [...] and transmitted through the increasingly pervasive means of telecommunications» (Flores 2009: 4). Si bien su estudio se centra en el caso caribeño / puertorriqueño, el mismo Flores anota que el concepto puede ser extendido, teniendo en cuenta los contextos particulares, a los flujos reemigratorios en toda América Latina. Como proponen los textos reunidos en Volver, tanto si hablamos de los retornados a Argentina después de la dictadura militar, de los trabajadores mexicanos que circulan entre un lado y otro de la frontera, como si hablamos del retorno de los exiliados cubanos en la década de los noventa, las formas de regreso no pueden ser medidas únicamente a través de estadísticas de personas que retornan, ni mucho menos a través de flujos de capital. Se trata de transferencias culturales que actúan tanto sobre los espacios de la migración como sobre los espacios de la reemigración. En ese retorno imaginario e imaginado que se inscribe en la idea de remesas culturales, la narración de un viaje, de un reencuentro o de una recobrada pertenencia constituyen aspectos fundamentales. En el intento de superar los marcos más «numerables» de los estudios de reemigración, han ido apareciendo algunas perspectivas novedosas. Así tenemos por ejemplo la indagación en torno a la inscripción del retorno en términos temporales (Duval 2004; Canales 1999), su relación con cuestiones étnicas o con roles particulares, como por ejemplo, los relativos en el espacio doméstico (Despina 1999), así como la creación de imaginarios migratorios del retorno (Sassone, 2008). Junto a los tópicos tradicionales se empiezan a abrir paso nuevos temas: la historia oral de los retornados (Tannenbaum 2007), sus procesos psíquicos y el llamado «síndrome del retorno» (Woesler, 2009), los problemas de (re)integración (Arowoldo 2000), los efectos de las nuevas redes sociales y los vínculos transnacionales (Olesen 2002) o los rasgos del retorno de estudiantes y profesionales calificados (Thomas 2008; Alberts 2005).
Un repaso a los últimos informes y asambleas del CEPAL hace evidente que las políticas de retorno van ocupando un lugar importante en las agendas latinoamericanas. No solo como vía de reconstrucción de comunidades profundamente fracturadas por la violencia de estado o de conflictos armados, sino también como vía para el fomento de nuevas inversiones e impulsos económicos. Sería, sin embargo, ingenuo pensar que los estudios sobre el retorno alcanzan la importancia que han tenido, en las últimas décadas, los estudios sobre otros fenómenos migratorios. Una de las razones podría radicar en la exigua información que los Estados guardan acerca de los retornados. Allí donde los flujos migratorios han generado toda una compleja maquinaria política, económica y burocrática; los flujos inversos son generalmente desestimados (Khoser 2000). En el fondo de este parcial desinterés podría estar también el hecho de que suele suponerse que las migraciones son siempre en una dirección: del campo a la ciudad, del Sur al Norte, de países subdesarrollados a países desarrollados. Pensados así, estos constituirían ininterrumpidos movimientos de ascenso. También, como lo hemos sugerido antes, puede haber una reticencia a considerar la amplitud crítica del proceso mismo, su cuestionamiento implícito del mito de la sociedad globalizada y en movimiento. Ahora bien, si en el campo de los estudios económicos y socio-políticos el retorno parecería irse imponiendo como elemento crucial a la hora de pensar las identidades transnacionales y diaspóricas que estructuran una buena parte de las sociedades (latinoamericanas) contemporáneas, poco se ha trabajado sobre los modos en que las artes elaboran y ponen en escena dichos procesos de retorno. El volumen Volver se inscribe precisamente en esta falla, no con la esperanza de llenarla, sino con la idea de abrir un campo de indagación atravesado por los relatos, tropos, textualidades, figuraciones, espaciaciones, representaciones, etc. puestos en juego, desde diferentes géneros y medios artísticos, y en función de los procesos de estetización del retorno. Nos interesa, por lo tanto, vincular las prácticas y discursos de la vuelta con un amplio espacio de prácticas estéticas y políticas.
Como en un movimiento circular, Volver propone también volver a la vuelta, a sus clásicos relatos, a sus puntos de inflexión. Esta vuelta, por ejemplo, nos permite ver en La Odisea una idea clave para la revalorización del retorno en tanto relato. El relato homérico refería y a la vez impugnaba esa idea —que el Diccionario de la Academia de la Lengua Española ponía en el centro de su explicación del vocablo— de que retornar es volver a casa, recuperarla y cerrar un ciclo, como si «nada hubiera pasado» —en cuyo caso, por supuesto, no habría nada para estudiar—. Sin embargo, mirada desde los estudios culturales, esta idea, esta línea que atraviesa el imaginario del retorno, ha sido fomentada y sedimentada por otro imaginario: el imaginario —y la narrativa— del exilio.
Volver a casa, reinventar la casa
En sus «Reflexiones sobre el exilio» (2001) Edward Said acuñaba la condición del migrante como out of place. Con ello reafirmaba la idea de una «normalidad», en tanto continuidad entre pertenencia y territorio que viene a ser desmantelada a causa de la partida. Resuenan aquí los ecos de las construcciones nacionales, en tanto comunidades ancladas en nociones fuertes de espacio y frontera. Se sugiere igualmente que la fractura del exilio será eliminada —en una suerte de back to place— con el retorno, de modo que la identidad, antes víctima de la quiebra territorial, pudiera rehacerse. Lo que Rolnik, como veíamos antes, problematiza como elemento doble —de reconstitución y de fuga— en la escena amorosa, Said lo unifica aquí como elemento de reconstitución en la escena política.
Como es sabido, las narrativas del exilio hacen uso repetidamente de esta recreación del espacio de origen como paraíso perdido hacia el que se proyectan todas las realizaciones del yo. Contrario a lo que estos relatos sugieren, el regreso supone no la resolución del yo fracturado y esquizo, sino la apertura hacia un nuevo proceso, en que los relatos se entretejen alrededor de procesos tales como la reconfiguración de la identidad, la relocalización económica y social así como la (re)constitución de un espacio de memoria correspondiente a todo el proceso migratorio, que puede incluso extenderse a generaciones pasadas. Este es el caso, por ejemplo, de la novela A republicados sonhos, de la autora brasileña Nélida Piñón, en la que la experiencia delexilio político y el retorno de Breta, nieta de inmigrantes gallegos, a España, se traduce textualmente en un repaso de las rutas de viajes de sus ancestros y con ello, en la reconfiguración de otro paraíso igualmente inexistente o perdido: aquel que abandonaron sus antepasados.
En el poema XXIV, de Estado de Exilio, Cristina Peri Rossi indaga precisamente sobre las tensiones correspondientes a las narrativas del exilio y las narrativas del retorno, atravesadas por la nostalgia:
Sueñan con volver a un país que ya no existe
y que no reconocerían más que en los mapas
de la memoria
[...]
Si volvieran
no reconocerían el lugar
la calle, la casa
dudarían en las esquinas
querrían estar en otro lado.
Pero vuelven cada noche
en las naves blancas de los sueños
con rumbo seguro. (2003: 52)
El poema se cifra a sí mismo, sobre todo a partir del título, como escritura del exilio, y regresa a sus elementos más tradicionales: espacio ajeno versus espacio propio, deseo versus realidad, reconocimiento versus desorientación. En el centro de todo está la cuestión de la identidad y su relación con una subjetividad retornante. Al armarse sobre frases condicionales, los versos del poema se mueven hacia un imposible que, paralelamente, se hace realidad en la enunciación, permitiendo de este modo contrastar un deseo con una realidad contraria. El final vuelve a negar la supuesta imposibilidad de volver y pone en el centro el constante retorno: cada noche. ¿Pero a dónde se vuelve? ¿Al sueño dentro del sueño? ¿A la realidad dentro de la realidad? Es aquí donde el poema se abre y deja abierta la tensión —típica en los relatos del retorno desde el exilio— entre un deseo «realizado» a través del relato, y lo irrealizable del retorno real. Allí donde el retorno fracasa, estalla la imaginación. Nótese además que todo el poema está enunciado como refutación de otro relato implícito: el deseo del exiliado de recuperar un territorio, de retornar a un lugar fraguado en la memoria a partir del deseo. Implícito —e igualmente negado— está también el afán de recobrar la pertenencia territorial (reconocimiento) y con ello, la identidad truncada.
Como en el caso del poema de Cristina Peri Rossi, los relatos del retorno despliegan una tensión con lo que planteaba Stuart Hall de que «toda migración es un viaje solo de ida, donde no hay hogar al que regresar». Lo que esta frase deja al descubierto es que el volver se traduce en una nueva «ajenidad», una forma repetida de ese estar «fuera de lugar» del que hablaba Said. Por consiguiente, la narrativa que se va formando alrededor de los procesos asociados a la vuelta, y que es abordada en este volumen colectivo, pone en juego relatos de confrontación con el pasado, de saberes y reconocimientos, de territorios e identidades fracturados, pero también narra las tensiones con un yo, igualmente fracturado, del presente sumergido en el proceso de reconstruir la casa y recrear el oikos.
Retornos de y hacia Latinoamérica
A Latinoamérica no le han faltado deportados, emigrados o transhumantes. Tampoco, aunque suele olvidarse, le han faltado retornados. Por razones y circunstancias disímiles retornaron de sus tierras colonizadores y jesuitas, cargados de experiencias, riquezas y voluntades. Con bríos políticos y poéticos volvieron José Martí y Simón Bolívar, José Mármol y Domingo Faustino Sarmiento, La Condesa de Merlín y Gertrudis Gómez de Avellaneda, Tarsila do Amaral y Oswald de Andrade, Gabriela Mistral y José Donoso... para citar solo algunos de los tantos y tantos nombres. Regresaron y dejaron constancia del pasaje por territorio lejanos, engrosando así el rico mundo de relatos y prácticas del retorno. La lista de idas y vueltas es larga. Sus trayectorias trazan una tupida cartografía, un tejido denso y colorido de historias de la errancia, de espacios de la nostalgia, de sonidos de olvidos y añoranzas, pero también de nuevos proyectos, de ideas renovadoras y voluntades de cambio.
Esas narrativas han abierto un dilatado horizonte de indagaciones y propuestas, que nos invitan a pensar el retorno, también, en tanto fenómeno cultural en diálogo con otros procesos, otros modelos y otras narrativas culturales, comunes a la hora de pensar lo latinoamericano. Desde aquí surgen una serie de preguntas que han acompañado el proceso de confección de este volumen: ¿Existe una cultura latinoamericana del retorno? ¿Qué la caracteriza? ¿Podemos hablar de una subjetividad reemigrante? ¿Cómo se articulan desde aquí las prácticas culturales que resultan de esos retornos, o aquellas que lo ubican en el centro estructurador de sus relatos? ¿Qué pasa si, por ejemplo, repensamos modelos básicos para entender las culturas latinoamericanas, como el de transculturación, poniendo el acento en el retorno? ¿Es posible pensar la vuelta, siempre en vínculo con la ida, como elemento clave de modelos culturales como la diáspora o el transnacionalismo que nos permita entender áreas particulares —como el Caribe o el Cono Sur, por ejemplo?
La división de los ensayos reunidos en Volver llama la atención sobre diferentes enfoques y actitudes críticas hacia el retorno. Bajo la rúbrica Regresos históricos / Historias del regreso, agrupamos discusiones del fenómeno del regreso,que contribuyen a caracterizarlo y a documentarlo según diferentes perspectivas. El título Regresos figurados llama la atención sobre el potencial interpretativo de los paradigmas del regreso, a través del cual es posible entender y resignificar situaciones y eventos. Tecla de retorno reúne los ensayos que se interesan en prácticas y usos que transforman el paradigma y los sentidos del regreso, inscribiéndolo en los procesos de cambio, lucha o sanación ajenos al registro nostálgico y de pérdida.
El volumen y la primera parte —Regresos históricos / Historias del regreso— abren, con un ensayo que parte, suspendiéndolo, del pathos del exilio —el retorno imposible y a la vez idílico— que domina buena parte del imaginario migrante. Para el poeta español Tomás Segovia, propone Lilia Solórzano Esqueda, el exilio geográfico cede paso al exilio ontológico. De esta suerte, el retorno se convierte en una vuelta al otro, en una reconciliación con la morada del otro, con esa matria que es el lenguaje. Volver se diluye en un llegar, en un «estar de nuevo entre nosotros». Pero no se trata únicamente de un compromiso con la palabra, con la palabra de todos, sino que la vuelta trae consigo igualmente una responsabilidad frente a la tierra de todos. La vuelta como nudo poético, pero también como nudo ético.
En «Avatares cubanos del retorno en tiempos de la cólera», Iraida H. López historializa las diversas formas y sentidos que cobra el retorno a Cuba para la «generación uno y medio» o «generación del guión», o sea los hijos del exilio y de la diáspora cubanas residentes en Estados Unidos. El ensayo aborda narrativas de autores de esta generación, que reinventan el volver para superar, justamente, la nostalgia y el pathos exílico asociados a «la Isla». Apoyándose en la experiencia literal del viaje, inventándolas o partiendo de las memorias de infancia propias o de sus padres, estos autores integran o articulan sus dobles pertenencias a través del retorno. El ensayo identifica las dificultades propias de cada modalidad del retorno, los debates que generan, las subjetividades que se articulan en torno a su narración, y la experiencia del volver como vaivén, que se impone con la nueva realidad política etc.
La tensión del retornante con el otro, en este caso un sí mismo pasado y un otro que ha quedado en casa, es el eje de análisis que propone el tercer ensayo, «El Otro cubano. Emigración y regreso en la cuentística cubana contemporánea», de Carola Heinrich, que enlaza con el ensayo anterior en su indagación de los retornos contemporáneos a la isla de Cuba. Basándose en el concepto de translación, de Homi Bhabha, entendido como proceso performativo de negociación de diferencias culturales, la autora llama la atención sobre las estructuras de poder dentro de las que se mueve el retorno a la isla caribeña, en medio de la crisis económica, política y social acaecida tras la caída del bloque socialista. Los cuentos analizados suspenden la superioridad del migrante —de ese que «logró» huir del desastre nacional— insistiendo en el desamparo y en el alto precio de un estar traduciendo y estar siendo traducido continuamente. Así la vuelta recompone, revaloriza la ida, que emerge como conflicto, como crisis. Sin embargo, la vuelta no constituye la resolución, la restitución de un equilibrio. Más bien la vuelta aparece como desenmascaramiento, tanto de la ilusión del retorno en tanto resolución de la crisis identitaria (de la partida), como de la ilusión de un núcleo identitario, fundamentado en la pertenencia a una cultura o a un territorio. Matriz de (auto)reconocimiento, el retorno generauna suerte de estrabismo discursivo, un yo que se mira y se (re)conoce como narración irresuelta entre un sí mismo y otro, entre un espacio y otro.
Esta es también la línea que sigue el ensayo de Sebastian Imoberdorf, quien se centra en la U.S. Latina Literature de la década de los noventa (Silent Dancing:A Partial Remembrance of a Puerto Rican Childhood de Judith Ortiz Cofer, How the García Girls Lost Their Accents de Julia Álvarez y Dreaming in Cuban de Cristina García) para rastrear la conformación de identidades de género en los relatos del retorno inscritos en dichas narrativas. Como demuestra el autor, contrastando este corpus con El cuaderno de Maya (2011) de Isabel Allende, a través de textualidades parciales, fragmentarias y palimpsésticas, estas narraciones proponen un horizonte que va más allá —en su propia irresolución, y en su propia multivocalidad— del conocido esquema del choque cultural invertido, propuesto por Martin Woesler. La literatura otra vez, como en el retorno de Odiseo, abre un espacio de posibilidad desde el que pensar el retorno como apertura, como punto de partida.
Hans Fernández Benítez sigue los itinerarios de Camilo Henríquez (Chile, Perú, Ecuador, Chile), padre fundador de la República de Chile, para apuntar sobre las transferencias de saberes y experiencias que sus viajes por América Latina generaron. El retorno a Chile, en 1810, le sirve a Henríquez como prisma desde el que revisar las ideas iluministas y las luchas nacionales, y concretar sus ideales independentistas. El resultado será una serie de «reglas, formas y ritmos nuevos de convivencia en el escenario y ordenamiento social que propone para la nueva nación». El punto de mira no está aquí en el sujeto retornante, sino más bien en esa comunidad que lo acoge «con los brazos abiertos» y que se ve transformada bajo la acción del que vuelve. El retorno, propone Fernández, no solo contribuye a crear herramientas importantes en la consolidación de la nación independiente chilena, sino que al mismo tiempo contribuye a la fundación de una literatura nacional.
También el ensayo de Emmanuelle Sinardet se dirige hacia el marco de (re)fundaciones nacionales atravesadas por cuestiones de retorno, en este caso para el Ecuador de Rafael Correa, en la presidencia desde 2006. La estudiosa señala un cambio de paradigma ocurrido a partir del 2008: de nación de migrantes a nación de retornados, y analiza las causas, factores y cobertura legal para desde ahí marcar otro giro, crucial en los modos en que, desde la política latinoamericana, se entiende y se viabiliza el proceso de la vuelta. Dicho cambio consiste en una reconvención de aquel esquema, históricamente establecido, en que la ida emergía como una suerte de traición, y el retorno salvaba dicha traición compensándola con un poder económico, que era de alguna manera «devuelto». De esta lógica de restitución se desprendía un esquema que dividía el retorno en dos categorías contrapuestas —el retornado exitoso y el retornado fracasado—. El discurso —y hasta cierto punto, las prácticas— llevadas adelante por Correa se encaminan a redefinir el valor del migrante y del retornado, ahora valorado positivamente, no solo por su capacidad económica real, sino sobre todo por su capital social y cultural. Sin embargo, como demuestra Sinardet en un análisis detallado del discurso migratorio del Estado y el aparato legal puesto a su disposición, el nuevo discurso migratorio, así como sus correspondientes prácticas, termina por distinguir —y apoyar— tipos diferentes de retorno, en función de sus aportes económicos.
La segunda parte de Volver reúne cuatro ensayos que giran en torno a la articulación del retorno al interior de textos literarios. El primero de ellos, de Julio Ariza, relee El aire, de Sergio Chejfec (1992) y El pasado, de Alan Pauls (2003), retomando la escena amorosa del retorno. Escena amorosa que veíamos aflorar no solo en La Odisea, en el vínculo entre Penélope, sus pretendientes y Ulises, sino también, e incluso con más énfasis, en el tango argentino, donde un sujeto amoroso retornante proyecta en ese «volver» la resolución de una crisis afectiva. Basándose en el concepto de «figuras de lo imposible», el ensayo de Ariza apunta hacia dos relatos del no-retorno: uno de un no volver jamás y otro de un no haberse ido nunca. En este estudio contrastivo, El Aire presenta el pasado amoroso como espacio clausurado que impone espera, por un lado, e imposibilidad de la vuelta, por el otro. El pasado, por su parte, despliega una narrativa que gira en torno no a la separación, y por lo tanto tampoco a la creación de un espacio de deseo y de memoria, sino que vacía la vuelta precisamente a través de su repetición. De esta suerte, el crítico propone un nuevo enfoque de lectura de estos dos textos ya canónicos dentro de la literatura amorosa argentina contemporánea, demostrando cómo la micronarrativa del retorno, al interior de la gran narrativa del amor que ocupa la atención del lector, funciona como entramado de elementos detonadores y estructuradores de la historia contada.
Es también la imposibilidad del retorno el centro de atención del siguiente ensayo, de María Teresa Laorden. El estudio abandona el orden del «retorno amoroso» para enmarcarse en «retornos identitarios», en un encuadre particular: el final de los conflictos armados centroamericanos, hacia finales del siglo XX. En las nuevas distribuciones del espacio político y cultural centroamericano, la obra de Horacio Castellanos Moya ha sido particularmente iluminadora de la tensión entre el deseo de volver y el peligro de volver. Volver en sus textos es sinónimo de reconstrucción de un país, pero también de reconstrucción de un yo fracturado por el exilio. Para hacer visible el entramado de retornos imposibles —que terminan en la muerte o en la ruina— Laorden parte de la novela El sueño del retorno, cuyo título anuncia la centralidad del tema. Siguiendo las sagas familiares, desarrolladas en las novelas anteriores de Castellanos Moya, la estudiosa propone un cambio de paradigma: de Ulises a Agamenón, para quien la vuelta significará el final fatídico del viaje.
El apartado «Regresos figurados» cierra con un contrapunto entre dos ensayos que giran en torno a las vueltas reales y/o imaginadas de Guillermo Cabrera Infante, el «gran exiliado» de la nación y del canon de la literatura cubana. Celina Manzoni centra su atención en Mapa dibujado por un espía, un libro inclasificable, póstumo e «inacabado», cuyo protagonista al regresar a La Habana cierra para siempre el ciclo del deseo de retorno, que caracteriza al exiliado. El retorno falla, se deshace en la pérdida, y el retornado deviene espía, alguien que observa de «cierta manera» y recorre la ciudad en una serie de continuos desencuentros. Su ciudad, su patria, la del personaje —en el texto, con nombre tachado— y la del propio Cabrera Infante, ha sufrido una «mutación imperceptible», que termina deshaciendo los puntos de salida y llegada, de ida y vuelta. Con esta historia Cabrera Infante se inserta en la red de relatos del retorno del exilio, en el que aparecerían como textos paradigmáticos y en tensión «El regreso» de Calvert Casey (1962), Boarding Home de Guillermo Rosales (1987) y «Final de un cuento» de Reinaldo Arenas (1995).
La otra clave del contrapunto cubano del retorno viene de la mano de Claudia Hammerschmidt. Su recorrido, si bien termina en Cabrera Infante, pasa y se detiene en Leonardo Padura Fuentes, iluminando los modos a través de los cuales, en La novela de mi vida de 2002, el autor radicado en la isla hace volver al exiliado, reinscribiéndolo en una tradición literaria de la que había sido expulsado, al menos en términos de oficialidad. La lectura detallada de la novela de Padura, enfatizando en la complejidad de textualidades, voces y niveles narrativos, sirve entonces de marco primero para entrar de lleno en la narrativa cabreriana y sus formas escriturales de «volver a casa». La lectura intercalada de los relatos del retorno y de la errancia en Cabrera Infante, atraviesa, como un exorcismo de la pérdida causada por el exilio, la zona interconectada de la conocida novela Tres tristes tigres y Ella cantaba boleros, particularmente el cuento «Meta-final». Cabrera Infante y Padura constituyen paradigmas contrarios y de alguna manera entreverados. Si en Cabrera Infante el retorno constituía la marca de una imposibilidad y al mismo tiempo la matriz primera de escritura, en Padura ese retorno se inserta en un entramado de viajes de ida y vuelta de escritores reales y ficticios, que acometen una reapropiación del canon literario cubano, en la que los que partieron nunca han salido y los que permanecieron siguen volviendo.
La tercera parte, «Tecla retorno», como la tecla «retorno» de nuestros teclados, que permite marcar los nuevos párrafos, y más generalmente espacializar el texto y darle forma al argumento, se concentra en el volver desde la perspectiva de lo que sigue, lo que continúa.
En primer lugar, en «Retornos hacia la sanación: La Danza de la Realidad de Alejandro Jodorowsky (2013)», Sandra Rudman parte de un sentido de retorno, en un sentido bergsoniano, como movimiento progresivo que va revisitando y apropiándose repetidamente del pasado. En el caso de Jodoworsky y su producción, tanto textual como fílmica, se trata de un doble acto de memoria y revisitación: primero, a través de la escritura autobiográfica, y luego, a través de la adaptación al cine —como retorno a un retorno— de dicha autobiografía. A ello se suma un retorno topográfico que es también un retorno mediático: volver al cine después de veintitrés años. Movimientos procesuales y performativos, relato cíclico de partida, iniciación y retorno, clave en fin para una sanación en la construcción del sujeto. El retorno, en sus varias dimensiones, constituye así la base de una «autopoiesis sin fin».
En «Las cosas por la mitad: regreso y devolución», Valeria Wagner parte de la hipótesis de que el discurso derrotista del retorno de los que se fueron (el retorno como pérdida, desilusión, desexilio) se está agotando. Partiendo de una canción de Jaime Roos, que ya en los años ochenta plateaba la dinámica compleja entre los que se van, los que se quedan, los que vuelven, los que no vuelven, y los que reciben, o no pueden recibir, propone que el volver, como el irse, gana al ser considerado en términos colectivos. Desarrolla esta propuesta a partir de la película argentina reciente, Seré Millones, de Omar Neri, Fernando Krichmar, y Mónica Simoncini, en la que la reconstitución histórica de una «expropiación» de un banco por militantes anticapitalistas, crea la ocasión del retorno victorioso de los mismos y de un diálogo intergeneracional que actualiza una época y una manera de pensar que se creían definitivamente «perdidas».
También se distancia del discurso del desexilio el artículo de Silvia Spitta, «An Urgent Imagination: Migración, transculturación y vaivenes fronterizos (México / Estados Unidos)», partiendo como lo hace de la transformación del regreso en flujo en el imaginario migrante. Spitta se interesa en prácticas ciudadanas y en creaciones literarias y artísticas que se esfuerzan en mantener porosa la frontera entre EE. UU. y México pese al endurecimiento del gobierno estadounidense en materia de migración. Así la crónica de Rubén Martínez, Crossing Over: A Mexican Family on the Migrant Trail (2001), es leída por Spittacomo un documento que permite identificar los modos en que se está dando un «efecto fronterizo» transculturante que se registra hasta en el mismo centro de ambos países; y una serie de performances, instalaciones e intervenciones (Alferdo Jaar en 2000, ERRE Marcos Ramírez, etc.) que denuncian y transgreden la política de la frontera rígida que querría reinstaurar entre el partir y el volver el abismo de la pérdida.
Volver. Culturas e imaginarios del retorno a y desde América Latina proponeun nuevo acercamiento al acuciante tema de las migraciones a través de la perspectiva de la vuelta. Más allá de las nociones económicas y sociales, que parecerían dominar hoy en los estudios sobre el retorno, el volumen interroga su imbricación en discursos y prácticas políticas y estéticas, abriendo nuevos derroteros para pensar la vuelta. Sus reflexiones sitúan el retorno, lo reterritorializan y lo ponen en relación con las culturas diaspóricas y migrantes que han caracterizado históricamente al continente americano, permitiendo observar las continuidades y/o rupturas en las reconfiguraciones de estados nacionales y flujos transnacionales entre América Latina y el Caribe —Argentina, Chile, Ecuador, El Salvador, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y México— y el mundo. Desde este marco, el volumen amplía y a la vez cuestiona la preponderancia de un paradigma del retorno —imposible, pero productivo en términos de imaginario— basado en el exilio, que lo entiende como punto de clausura de una peripecia, como resolución de una crisis. El retorno se considera, en cambio, matriz de prácticas políticas y prácticas narrativas, y también potente marco de re-lectura del pasado y de la historia.
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REGRESOS HISTÓRICOS / HISTORIAS DEL REGRESO
Estar de nuevo entre nosotros. Llegar de Tomás Segovia Lilia Solórzano Esqueda
Universidad de Guanajuato