Don Juan Tenorio - José Zorrilla - E-Book

Don Juan Tenorio E-Book

José Zorrilla

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Beschreibung

Publicada en 1844, "Don Juan Tenorio" es una obra de teatro escrita por el poeta español José Zorrilla y, para muchos, su obra culmen. Es una de las muchas obras que se basan en el mítico personaje conocido como don Juan,  cuya creación se atribuye a Tirso de Molina. Algunos autores argumentan que Zorrilla se basó en su propia vida, en la que tuvo muchas amantes.

La obra narra las peripecias de don Juan Tenorio, un joven caballero entregado a una vida desenfrenada de apuestas, amoríos y duelos. El comienzo de la trama es de hecho una apuesta entre él y otro joven por ver quién en un año hace más maldad con más fortuna. Esto a su vez desencadena otra apuesto a ser posible más descabellada que consiste en que don Juan consiga seducir a una joven novicia, doña Inés, y a la prometida del otro joven. Don Juan con gran maestría va consiguiendo todo lo que se propone, pero cada vez su alma se va perdiendo más y más. Al final de la obra debe de enfrentarse literalmente a sus fantasmas y solo el amor que por él siente la joven Inés es capaz de salvarle de perecer eternamente en el infierno.

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Tabla de contenidos

DON JUAN TENORIO

Dedicatoria

PERSONAJES

PARTE I

ACTO I

Escena I

Escena II

Escena III

Escena IV

Escena V

Escena VI

Escena VII

Escena VIII

Escena IX

Escena X

Escena XI

Escena XII

Escena XIII

Escena XIV

Escena XV

Escena XVI

ACTO II

Escena I

Escena II

Escena III

Escena IV

Escena V

Escena VI

Escena VII

Escena VIII

Escena IX

Escena X

Escena XI

Escena XII

ACTO III

Escena I

Escena II

Escena III

Escena IV

Escena V

Escena VI

Escena VII

Escena VIII

Escena IX

ACTO IV

Escena I

Escena II

Escena III

Escena IV

Escena V

Escena VI

Escena VII

Escena VIII

Escena IX

Escena X

Escena XI

PARTE II

ACTO I

Escena I

Escena II

Escena III

Escena IV

Escena V

Escena VI

ACTO II

Escena I

Escena II

Escena III

Escena IV

Escena V

Acto III

Escena I

Escena II

Escena III

Escena IV

DON JUAN TENORIO

José Zorrilla

Dedicatoria

AL SEÑOR DON FRANCISCO LUIS DE VALLEJO EN PRENDA DE BUENA MEMORIA Su mejor amigo, JOSÉ ZORRILLA.

PERSONAJES

DON JUAN TENORIO. DON LUIS MEJÍA. DON GONZALO DE ULLOA, comendador de Calatrava. DON DIEGO TENORIO. DOÑA INÉS DE ULLOA. DOÑA ANA DE PANTOJA. CRISTÓFANO BUTTARELLI. MARCOS CIUTTI. BRÍGIDA. PASCUAL. EL CAPITÁN CENTELLAS. DON RAFAEL DE AVELLANEDA. LUCÍA. LA ABADESA DE LAS CALATRAVAS DE SEVILLA. LA TORNERA DE ÍDEM. GASTÓN. MIGUEL. UN ESCULTOR. ALGUACIL 1º. ALGUACIL 2º. UN PAJE ( que no habla). LA ESTATUA DE DON GONZALO ( él mismo). LA SOMBRA DE DOÑA INÉS ( ella misma). Caballeros, sevillanos, encubiertos, curiosos, esqueletos, estatuas, ángeles, sombras, justicia y pueblo.

La acción en Sevilla, por los años de 1545, últimos del emperador Carlos V. Los cuatro primeros actos pasan en una sola noche. Los tres restantes, cinco años después y en otra noche.

PARTE I

ACTO I

DON JUAN, DON LUIS, DON DIEGO, DON GONZALO, BUTTARELLI, CIUTTI, CENTELLAS, AVELLANEDA, GAST

Escena I

DON JUAN, con antifaz, sentado a una mesa escribiendo, CIUTTI y BUTTARELLI, a un lado esperando. Al levantarse el telón, se ven pasar por la puerta del fondo máscaras, estudiantes y pueblo con hachones, músicas, etc.

DON JUAN.—¡Cuál gritan esos malditos! ¡Pero mal rayo me parta si en concluyendo la carta no pagan caros sus gritos!

(Sigue escribiendo.)

BUTTARELLI ( A CIUTTI.).—Buen Carnaval.

CIUTTI ( A BUTTARELLI.).—Buen agosto para rellenar la arquilla.

BUTTARELLI.—¡Quiá! Corre ahora por Sevilla poco gusto y mucho mosto. Ni caen aquí buenos peces, que son casas mal miradas por gentes acomodadas, y atropelladas a veces.

CIUTTI.—Pero hoy…

BUTTARELLI.—Hoy no entra en la cuenta, Ciutti; se ha hecho buen trabajo.

CIUTTI.—¡Chist! habla un poco más bajo, que mi señor se impacienta pronto.

BUTTARELLI.—¿A su servicio estás?

CIUTTI.—Ya ha un año.

BUTTARELLI.—¿Y qué tal te sale?

CIUTTI.—No hay prior que se me iguale; tengo cuanto quiero, y más. Tiempo libre, bolsa llena, buenas mozas y buen vino.

BUTTARELLI.—Cuerpo de tal, ¡qué destino!

CIUTTI.—( Señalando a DON JUAN.) Y todo ello a costa ajena.

BUTTARELLI.—Rico, ¿eh?

CIUTTI.—Varea la plata.

BUTTARELLI.—¿Franco?

CIUTTI.—Como un estudiante.

BUTTARELLI.—¿Y noble?

CIUTTI.—Como un infante.

BUTTARELLI.—¿Y bravo?

CIUTTI.—Como un pirata.

BUTTARELLI.—¿Español?

CIUTTI.—Creo que sí.

BUTTARELLI.—¿Su nombre?

CIUTTI.—Lo ignoro en suma.

BUTTARELLI.—¡Bribón! ¿Y dónde va?

CIUTTI.—Aquí.

BUTTARELLI.—Largo plumea.

CIUTTI.—Es gran pluma.

BUTTARELLI.—¿Y a quién mil diablos escribe tan cuidadoso y prolijo?

CIUTTI.—A su padre.

BUTTARELLI.—¡Vaya un hijo!

CIUTTI.—Para el tiempo en que se vive, es un hombre extraordinario. Pero calla.

DON JUAN.—( Cerrando la carta.) Firmo y plego. ¡Ciutti!

CIUTTI.—Señor.

DON JUAN.—Este pliego irá, dentro del Horario en que reza doña Inés, a sus manos a parar.

CIUTTI.—¿Hay respuesta que aguardar?

DON JUAN.—Del diablo con guardapiés que la asiste, de su dueña, que mis intenciones sabe, recogerás una llave, una hora y una seña; y más ligero que el viento, aquí otra vez.

CIUTTI.—Bien está. ( Vase.)

Escena II

DON JUAN y BUTTARELLI.

DON JUAN.— Cristófano, vieni quá.

BUTTARELLI.— Eccellenza!

DON JUAN.— Senti.

BUTTARELLI.— Sento.Ma ho imparato il castigliano,se è più facile al signorla sua lingua…

DON JUAN.—Sí, es mejor: lascia dunque il tuo toscano,y dime: don Luis Mejía ¿ha venido hoy?

BUTTARELLI.—Excelencia, no está en Sevilla.

DON JUAN.—¿Su ausencia dura en verdad todavía?

BUTTARELLI.—Tal creo.

DON JUAN.—¿Y noticia alguna no tienes de él?

BUTTARELLI.—¡Ah! Una historia me viene ahora a la memoria que os podrá dar…

DON JUAN.—¿Oportuna luz sobre el caso?

BUTTARELLI.—Tal vez.

DON JUAN.—Habla, pues.

BUTTARELLI.—( Hablando consigo mismo.) No, no me engaño; esta noche cumple el año, lo había olvidado.

DON JUAN.—¡Pardiez! ¿Acabarás con tu cuento?

BUTTARELLI.—Perdonad, señor; estaba recordando el hecho.

DON JUAN.—Acaba, ¡vive Dios! que me impaciento.

BUTTARELLI.—Pues es el caso, señor, que el caballero Mejía, por quien preguntáis, dio un día en la ocurrencia peor que ocurrírsele podía.

DON JUAN.—Suprime lo al hecho extraño; que apostaron me es notorio a quién haría en un año, con más fortuna, más daño, Luis Mejía y Juan Tenorio.

BUTTARELLI.—¿La historia sabéis?

DON JUAN.—Entera; por eso te he preguntado por Mejía.

BUTTARELLI.—¡Oh! me pluguiera que la apuesta se cumpliera, que pagan bien y al contado.

DON JUAN.—¿Y no tienes confianza en que don Luis a esta cita acuda?

BUTTARELLI.—¡Quiá! ni esperanza; el fin del plazo se avanza, y estoy cierto que maldita la memoria que ninguno guarda de ello.

DON JUAN.—Basta ya. Toma.

BUTTARELLI.—Excelencia, ¿y de alguno de ellos sabéis vos?

DON JUAN.—Quizá.

BUTTARELLI.—¿Vendrán, pues?

DON JUAN.—Al menos uno; mas por si acaso los dos dirigen aquí sus huellas el uno del otro en pos, tus dos mejores botellas prevenles.

BUTTARELLI.—Mas…

DON JUAN.—¡Chito…!. Adiós.

Escena III

BUTTARELLI.

BUTTARELLI.—¡Santa Madona! De vuelta Mejía y Tenorio están sin duda… y recogerán los dos la palabra suelta. ¡Oh! sí; ese hombre tiene traza de saberlo a fondo. ( Ruido adentro.) Pero ¿qué es esto? ( Se asoma a la puerta.) ¡Anda! el forastero está riñendo en la plaza. ¡Válgame Dios! ¡Qué bullicio! ¡Cómo se le arremolina chusma… y cómo la acoquina él solo! ¡Uf! ¡Qué estropicio! ¡Cuál corren delante de él! No hay duda, están en Castilla los dos, y anda ya Sevilla toda revuelta. ¡Miguel!

Escena IV

BUTTARELLI y MIGUEL.

MIGUEL.— ¿Che comanda?

BUTTARELLI.— Presto, quiservi una tabola, amico,e del Lacryma più anticoporta due buttiglie.

MIGUEL.— Si,signor padron.

BUTTARELLI.— Micheletto,apparechia in caritàlo più ricco, que si fa,afrettati!

MIGUEL.— Gia mi afretto,signor padrone.( Vase.)

Escena V

BUTTARELLI y DON GONZALO.

DON GONZALO.—Aquí es. ¿Patrón?

BUTTARELLI.—¿Qué se ofrece?

DON GONZALO.—Quiero hablar con el hostelero.

BUTTARELLI.—Con él habláis; decid, pues.

DON GONZALO.—¿Sois vos?

BUTTARELLI.—Sí, mas despachad, que estoy de priesa.

DON GONZALO.—En tal caso, ved si es cabal y de paso esa dobla, y contestad.

BUTTARELLI.—¡Oh, excelencia!

DON GONZALO.—¿Conocéis a don Juan Tenorio?

BUTTARELLI.—Sí.

DON GONZALO.—¿Y es cierto que tiene aquí hoy una cita?

BUTTARELLI.—¡Oh! ¿seréis vos el otro?

DON GONZALO.—¿Quién?

BUTTARELLI.—Don Luis.

DON GONZALO.—No; pero estar me interesa en su entrevista.

BUTTARELLI.—Esta mesa les preparo; si os servís en esotra colocaros, podréis presenciar la cena que les daré… ¡Oh! será escena que espero que ha de admiraros.

DON GONZALO.—Lo creo.

BUTTARELLI.—Son, sin disputa, los dos mozos más gentiles de España.

DON GONZALO.—Sí, y los más viles también.

BUTTARELLI.—¡Bah! Se les imputa cuanto malo se hace hoy día; mas la malicia lo inventa, pues nadie paga su cuenta como Tenorio y Mejía.

DON GONZALO.—¡Ya!

BUTTARELLI.—Es afán de murmurar, porque conmigo, señor, ninguno lo hace mejor, y bien lo puedo jurar.

DON GONZALO.—No es necesario más…

BUTTARELLI.—¿Qué?

DON GONZALO.—Quisiera yo ocultamente verlos, y sin que la gente me reconociera.

BUTTARELLI.—A fe que eso es muy fácil, señor. Las fiestas de Carnaval, al hombre más principal permiten sin deshonor de su linaje, servirse de un antifaz, y bajo él, ¿quién sabe, hasta descubrirse, de qué carne es el pastel?

DON GONZALO.—Mejor fuera en aposento contiguo…

BUTTARELLI.—Ninguno cae aquí.

DON GONZALO.—Pues entonces trae el antifaz.

BUTTARELLI.—Al momento.

Escena VI

DON GONZALO.

DON GONZALO.—No cabe en mi corazón que tal hombre pueda haber, y no quiero cometer con él una sinrazón. Yo mismo indagar prefiero la verdad… mas, a ser cierta la apuesta, primero muerta que esposa suya la quiero. No hay en la tierra interés que si la daña me cuadre; primero seré buen padre, buen caballero después. Enlace es de gran ventaja, mas no quiero que Tenorio del velo del desposorio la recorte una mortaja.