El caballo del rey don Sancho - José Zorrilla - E-Book

El caballo del rey don Sancho E-Book

José Zorrilla

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El caballo del rey don Sancho es un drama teatral del dramaturgo José Zorrilla. Relata escenas de la vida de Sancho Garcés II, el Mayor, rey de Navarra a principios del siglo XI.-

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José Zorrilla

El caballo del rey Don Sancho

 

Saga

El caballo del rey Don SanchoCover image: Shutterstock Copyright © 1905, 2020 José Zorrilla and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726561616

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

DON SANCHO EL MAYOR, rey de Navarra.LA REINA, su mujer.EL INFANTE DON GARCÍA. DON RAMIRO. GISBERGA. DON PEDRO SESÉ, caballerizo mayor del rey.ARJONA. JUAN. MELENDO. Soldados.Caballeros.Pajes.Reyes de armas. Jueces del campo. Pueblo.

Año 1030 de N. S. J. C.

Jornada I

Interior de un aposento de casa rústica, que ocupa la mitad del escenario, cuyos adornos consisten en utensilios de caza. Este aposento tiene una puerta á la derecha y dos en el fondo; de estas dos la una es una alcoba, la otra es la salida y entrada. Á la izquierda una ventana con reja de madera. La parte exterior del teatro figura la ladera de un montecillo, cuyo horizonte se cierra con montañas en que se abren varios senderos.

Escena I

GISBERGA en el aposento. JUAN bajando por la montaña.

GISBERGA Ya va avanzando la noche,

y fría y lóbrega cierra,

¡y aun no vuelven!...; pero siento

pasos. ¿Quién es?

(Asomando á la ventana.)

JUAN (Desde fuera.)

Yo.

GISBERGA Ya llegan.

(Abre GISBERGA, y entra JUAN con caza y perros.)

¿Y tu amo?

JUAN Pues ¿no ha venido? 5

GISBERGA No.

JUAN Habrá alzado alguna pieza.

GISBERGA Mas ¿dónde está?

JUAN Tras mí viene.

Le dejó junto á la peña

del puente, donde los perros

se nos plantaron de muestra. 10

GISBERGA ¿Tan de noche y sigue rastro?

JUAN ¡Qué queréis! Si no le deja

la afición. Díjome al irse

que á espacio á casa volviera,

que de cerca me seguía; 15

mas al pie de aquella cuesta

le he esperado largo rato,

y ya creí que me hubiera

adelantado, tomando

por el atajo.

GISBERGA Pues, ea, 20

que te ayude el africano

á descargar, y Teresa

que apronte una buena lumbre.

JUAN Sí, ¡por Dios! que ahora comienza

una lluvia tan menuda, 25

que cala.

GISBERGA Pues date priesa.

JUAN Allá voy. ¡Bien lo hemos hecho!

Molidas traigo las piernas.

Escena II

GISBERGA. DON GARCÍA baja por las montañas, acercándose á la casa y dando instrucciones á los que lo acompañan para lo que pasa en las escenas posteriores. DON GARCÍA se adelanta solo.

GISBERGA ¿Tan tarde y solo en el monte,

y ahora que anda tan revuelta 30

Navarra, y el Rey ausente

haciendo á los moros guerra?

Mas... sí..., estoy sintiendo pasos;

él es..., sin duda

(Mira por la ventana.)

se acerca:

¿eres tú?

DON GARCÍA Yo soy.

GISBERGA Aguarda, 35

que voy á abrirte la puerta.

(Lo hace.)

Entra, amor mío... Mas ¡cielos,

no es él!

DON GARCÍA No, no es el que esperas

tan afanosa y amante,

pero es otro cuyas huellas 40

sólo traen rastro seguro

cuando hacia ti se enderezan.

GISBERGA Señor caballero, basta,

basta de vanas protestas

de un amor que simpatía 45

en mi corazón no encuentra.

Dos veces me habéis buscado,

y dos veces por sorpresa

habéis llegado hasta mí

aprovechando la ausencia 50

de las gentes de mi casa.

DON GARCÍA Aparta, serrana bella,

el ceño adusto, que entolda

tus miradas hechiceras.

¿Qué haces entre los peñascos 55

de estas montañas desiertas,

donde el sol de tu hermosura

tan breve horizonte encuentra?

Ven, abandona conmigo

estas paredes de tierra, 60

para habitar un palacio

y ver á tus plantas puesta

toda una corte ostentosa,

toda la Navarra entera.

GISBERGA Si no me enojaran tanto 65

vuestras lisonjas molestas,

á fe que reir me harían

tan colosales promesas,

porque tan grandes no fuesen

si fuesen más verdaderas. 70

Toda Navarra: ¡ahí va poco!

¿Y á quién? ¡A una lugareña!

DON GARCÍA ¡Ay, serrana, que es tan falso

tu pecho como tu lengua,

y para enviar en palabras 75

tus pensamientos á ella,

lo que crees y lo que dices

tu astuto corazón trueca!

¿Serrana tú? ¿Tú villana?

Aunque ese sayal que llevas 80

y esa toca te disfraza,

en vano engañarme intentas;

que no hay serrana que arome

con tal cuidado las trenzas

que en agujas de oro prendes, 85

y acaso con nácar peinas.

Villana que en los arroyos

se lava y al sol expuesta

y al aire libre ha pasado

diez y nueve primaveras, 90

no tiene tan transparentes

las manos á torno hechas.

GISBERGA Tened las torpes palabras

que me indignan y avergüenzan,

ó alguno tal vez que puede, 95

á la garganta os las vuelva.

DON GARCÍA ¿Quién, el jayán que allá dentro

enciende la chimenea?

¿Con qué? ¿Tal vez con el látigo

con que á los galgos encierra? 100

GISBERGA Caballero!

DON GARCÍA ¿Ó es el otro

que de misterios se cerca,

y aquí entre misterios pasa

su misteriosa existencia,

dando al necio vulgo pábulo 105

para harto absurdas consejas?

GISBERGA ¿Qué decís?

DON GARCÍA Lo cierto digo.

Toda la comarca entera

ya de vosotros murmura

y de vosotros se aleja. 110

La misma corte, Pamplona,

ya en vosotros tiene puesta

su atención, y aseguraros

á mí me encarga la Reina.

GISBERGA ¡Cielos!

DON GARCÍA Ahora bien, hermosa, 115

mi valor y mi nobleza

me han colocado en Navarra

de la Real familia cerca.

Yo te amo, y yo solo puedo,

si no esquivas tal oferta, 120

librarte de los peligros

que sobre ti se aglomeran.

GISBERGA Idos, señor caballero,

y no os fatiguéis la lengua

en promesas ni amenazas 125

que quien las oye desprecia.

Decís que los que habitamos

esta marañada selva

damos al vulgo que hablar

y que temer á la Reina; 130

pues bien, la Reina y el vulgo

cuando les plazca que vengan,

y verán desvanecidas

tan injuriosas sospechas.

DON GARCÍA Mucho de tu causa fías; 135

mas ¿sabes que malas lenguas

por espías os delatan

de los moros?

GISBERGA ¡Tal afrenta!

¡Espías!

DON GARCÍA Tal lo murmuran;

y las nocturnas escenas 140

que dicen que en este valle

pasan (que serán quimeras),

mas que ante el vulgo ignorante,

que todo mal lo interpreta...

GISBERGA ¿Qué?

DON GARCÍA De magos os acusan, 145

de quirománticas ciencias

profesores ó secuaces...

¡Qué sé yo!

GISBERGA Dios nos proteja.

¡Espías y nigromantes!

DON GARCÍA Que son crímenes que llevan 150

á los unos á la horca,

á los otros á la hoguera.

GISBERGA ¡Por Dios, señor caballero,

que patrañas tan groseras

los nobles y cortesanos 155

es imposible que crean!

DON GARCÍA Que aquí un espíritu habite

que impalpable se aparezca

bajo mil formas distintas,

ya en el llano, ya en la vega; 160

que aquí, con otros espíritus,

nocturnas rondas emprendan,

y otras semejantes fábulas

que cuenta la chusma crédula,

no puede creerlo nadie 165

que cinco sentidos tenga;

mas ¿quién en vuestros encantos

no creerá si á ver llega

los poderosos hechizos

que atesora tu belleza? 170

¿Qué mas filtro que tus ojos,

que filtran y que penetran

los corazones más duros,

que entre sus rayos se queman?

GISBERGA Idos, caballero, idos; 175

vuestro amor, vuestras ofertas,

ni puedo admitirlas yo,

ni á poder, las admitiera.

Idos, por Dios, caballero,

que estoy temiendo que vuelva 180

quien puede de estas palabras

pedirnos á entrambos cuentas.

Salid de aquí.

DON GARCÍA En vano trazas

una inútil resistencia;

un solo criado en casa 185

tienes, y la casa cercan

quienes de ese otro que dices

sabrán defender las puertas.

Mira.

(La hace mirar por la ventana y ver los monteros que rodean lacasa.)

GISBERGA ¡Gran Dios!

DON GARCÍA Y si viene

le prenderán...; conque piensa 190

que tengo mucho poder,

que traigo gente resuelta,

que te amo, y que has de ser mía

por voluntad ó por fuerza.

GISBERGA ¡Cielos! ¿Quién es este monstruo 195

que así ultraja la inocencia,

y los respetos más santos

tan sin pudor atropella?

¿No hay quien contra ti me ampare?

DON GARCÍA No; no hay nadie; en vano esperas 200

que en el que fías te escuche

ni á darte socorro venga,

no; que aunque ese hombre no diese

cual da á la corte sospechas

con su misteriosa vida, 205

por quererte la perdiera.

GISBERGA Primero habrás de matarme

que yo en seguirte consienta.

DON GARCÍA Pues bien, si no vas amante,

te arrastraré prisionera 210

(Va á volverse para salir, y por una de las puertas del fondoaparece DON RAMIRO.)

Escena III

DON GARCÍA, DON RAMIRO y GISBERGA.

GISBERGA ¡Ah!

DON GARCÍA ¡Santo Dios!

DON RAMIRO Buenas noches.

¡Hola! Bien venido sea

el príncipe don García

á mi mísera chozuela.

GISBERGA (¡El Príncipe!)

DON GARCÍA (Me conoce.) 215

DON RAMIRO Pero parece que os deja

mi llegada algo turbados.

Qué, ¿os enoja mi presencia?

¡Vaya, perdonad por hoy,

no es justo que al raso duerma 220

teniendo casa..., ¡mal rayo!

y ahora que zaracea!

Mas ¿qué mil diablos tenéis?

¿Os habéis vuelto de piedra?

Ea, señor, animaos, 225

que aunque no son mis riquezas

más que de vasallo, aun puedo

ofreceros cama y mesa!

(Á GISBERGA.)

Di á Juan que abrevie, que el Príncipe

pasó la jornada entera 230

cazando, y tendrá apetito:

(y á presentarte no vuelvas).

Escena IV

DON GARCÍA y DON RAMIRO.

DON RAMIRO Y ¿en qué pensáis?

DON GARCÍA¿Por dó entrasteis?

DON RAMIRO ¿No lo visteis? Por la puerta.

¿Ó juzgáis que sea brujo 235

que entro por las chimeneas?

Ya sé que el vulgo lo dice,

pero ¿yo?... ¡Vaya una idea!

(Riéndose.)

DON GARCÍA Acabemos de una vez,

¡voto á Dios!..., quienquier que seas... 240

DON RAMIRO ¡Ésta es mejor! ¿Estáis loco?

Pues me gusta la manera

de pagarme el hospedaje!

¡Bah! Dejad la espada quieta

y cenemos en sosiego, 245

que es lo que nos interesa.

DON GARCÍA (No sé qué es lo que me pasa:

jamás vi tanta impudencia.)

DON RAMIRO Conque ¿qué hay nuevo en la corte?

¿Qué es lo que se sabe en ella 250

de don Sancho vuestro padre?

¿Avanza mucho en la guerra

con los moros?

DON GARCÍA Los navarros

siempre en las campañas llevan

lo mejor, y hombre es mi padre 255

ante quien calla la tierra.

DON RAMIRO ¡Bien dicho, viven los cielos!

(Sacan en un canastillo platos, manteles; etc.)

Pero aquí está ya la cena,

y pues que viene a propósito,

vaciemos una botella 260

con un brindis á don Sancho

y á su pronta y feliz vuelta.

(Llena las copas y le ofrece una.)

Tomad.

DON GARCÍA Yo no bebo.

DON RAMIRO ¡Cómo!

Mirad que así las sospechas

corroboráis de quien dice 265

que esperáis con impaciencia

la muerte de vuestro padre

para heredarle la hacienda.

DON GARCÍA ¡Villano!

DON RAMIRO Bebed entonces,

y brindemos porque vuelva. 270

DON GARCÍA No bebo nunca.

DON RAMIRO ¡Ésta es otra!

Pues ¿qué hacéis en esas fiestas

y en esas orgias en que

pasáis las noches enteras?

¡Bah, bah! Tomad esa copa 275

y sin recelo bebedla,

que no es mano de traidor,

señor, quien os la presenta.

DON GARCÍA Hablemos de una vez claro,

que siento que mi paciencia 280

se va menguando, y escúchame.

DON RAMIRO Hablad.

DON GARCÍA Quienquiera que seas,

ya hombre vulgar como todos,

ya ministro de esa ciencia

diabólica y misteriosa 285

que lo escondido penetra;

siquiera fueres el mismo

espíritu de tinieblas,

hombre soy en cuyo pecho

ningún vil temor se alberga, 290

que he nacido en regia cuna

y sangre de rey me alienta.

Cómo he venido á esta casa,