Obras de don José Zorrilla Tomo IV - José Zorrilla - E-Book

Obras de don José Zorrilla Tomo IV E-Book

José Zorrilla

0,0

Beschreibung

Cuarto volumen de las obras completas de José Zorrilla. En este caso contiene las obras teatrales Juan Dandolo, Lelatad de mujer, La copa de marfil, La mejor razón la espada, La reina y los favoritos, Los dos virreyes, Más vale llegar a tiempo que rondar un año, Sancho García y Traidor, confeso y mártir.-

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 716

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



José Zorrilla

Obras de don José Zorrilla Tomo IV

DRAMAS

PROPIEDAD DE ESTA CASA EDITORIAL

Saga

Obras de don José Zorrilla Tomo IVCover image: Shutterstock Copyright © 1905, 2020 José Zorrilla and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726561975

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

JUAN DANDOLO DRAMA EN TRES ACTOS

POR DON JOSÉ ZORRILLA Y D. ANTÓNIO GARGÍA GUTIÉRREZ

PERSONAJES

Juan Dandolo (Bernardo Carabello.) Mariana, su hermana.Jacobo Dagolino Pedro. Gaspar, gondolero.Maffei. Isaac Benjamín. Caballeros venecianos.

___________

La accion pasa en Venecia á fines del siglo xv.

JUAN DANDOLO

ACTO PRIMERO

ESCENA PRIMERA

pedro á la puerta de la casa de bernardo.

mariana en el balcón.

 

pedro

¿Decís que esta noche?

 

mariana

Sí;

esto solo le responde.

 

pedro

Mas no me habéis dicho dónde

os ha de ver.

 

mariana

¿Dónde? Aquí.

 

pedro

¿Á esta puerta?

 

mariana

Sí; mas cuida

no noten á tu señor,

que en ello estriba mi honor

y acaso también su vida.

 

pedro

No temáis

 

mariana

Adiós.

(Se entra.)

 

pedro

Por más

que diga mi amo, no sé

de tanta cándida fe

lo que ha de alcanzar jamás.

Estos misterios de amor,

que han de ser fatales creo,

y trascienden á himeneo,

que no hay desdicha mayor.

Y ¡ha de hacer esta mujer

que caiga en tal desvarío!.....

Ya no sois, pobre amo mío,

el que de antes solíais ser.

En otro tiempo era cosa

harto notable, á fe mía,

encontraros más de un día

en los brazos de una hermosa.

Corrió un mes, y esta beldad

os está en su amor prendiendo:

máteme Dios si comprendo

tan rara fidelidad.

ESCENA II

gaspar y bernardo

(Salen por el fondo á la izquierda del espectador.)

 

bernardo

Ya hemos llegado: bien puedes

volverte; toma.

 

gaspar

¿Qué hacéis,

monseñor?

 

bernardo

Pues ¿qué?

 

gaspar

¿No veis?

¡Oro!

 

bernardo

Y ¿bien?

 

gaspar

¡Tantas mercedes!

 

bernardo

¡Oh! ¿Por qué me hablas así?

¡Monseñor!

 

gaspar

No dije nada.

 

bernardo

¿No soy ya tu camarada

y tu hermano de armas, di?

 

gaspar

¡Camarada! Sí, bien dices;

esos tiempos no olvidé,

que no sé si llamaré

más tristes ó más felices.

 

bernardo

¡Qué guerras!

 

gaspar

¡Qué mortandad!

 

bernardo

Venecia, no como ahora,

del mar la reina y señora

se llamaba con verdad.

Sus nobles no envilecían

su existencia en los placeres,

ni, como blandas mujeres,

telas de seda vestían.

Ni en molicie regalada

hicieron del vicio alarde,

ni por el puñal cobarde

trocaron la dura espada.

Entonces no era el honor

como agora inútil nombro,

y era virtud en el hombre

esa virtud del valor.

Del campo la piedra dura

era en las lides su lecho,

y no temblaba su pecho

bajo la férrea armadura.

Ahora, ya prefieren viles

la esclavitud á la guerra,

arrastrándose en la tierra

como míseros reptiles.

 

gaspar

Es verdad; mas ¿cómo así,

mudando conversación,

de tan pobre condición

tan rico te hiciste, di?

Tú eras soldado, valiente,

es verdad, pero no más

que un soldado, y rico estás

si ya tu porte no miente.

Las artes están fatales,

y tu oficio de espadero

que no te produzca infiero.

 

bernardo

Sí, ¡por Dios! se hacen puñales.

 

gaspar

Pudiera ser…..; sin embargo,

todo eso, Bernardo, es humo.

 

bernardo

¡Eh!

 

gaspar

Y acertarlo presumo.

 

bernardo

¿Sabrás quizá…..

 

gaspar

Me hago cargo.

Aunque de cierto lo ignoro,

quizá el secreto se encierra

en hacer de pobre tierra

florines de plata ú oro.

Secreto es ese que diz

que mas de un sabio encontró,

y aqueso presumo yo

que pudo hacerte feliz.

 

bernardo

¡Bah! No es eso. Es más sencillo

mi secreto.

 

gaspar

¿No haces oro?

Pues te hallaste algún tesoro

al levantar un ladrillo.

Eso á menudo lo ves.

 

bernardo

Tampoco es eso, Gaspar;

no lo puedes acertar.

 

gaspar

Pues ¿qué, tan difícil es?

 

bernardo

No puedes, si yo no hablo,

el móvil de mi fortuna

conocer.

 

gaspar

Sin duda alguna,

vendiste tu alma al diablo;

y si es así, bien querría,

tal mi suerte es de cruel,

hacer amistad con él

para venderle la mía.

 

bernardo

(Sonriéndose.)

¿Cierto?…..

 

gaspar

Al mismo Belcebú,

como riquezas me diera,

y feliz también me hiciera,

cual, sin duda, lo eres tú.

 

bernardo

Feliz….. no lo soy, ¡pardiez!

Con todo mi corazón

cambiara mi situación

por tu paz y tu honradez.

 

gaspar

Tú también eres honrado,

ó, al menos, siempre lo fuiste.

 

bernardo

Cuando tú me conociste…..;

pero ese tiempo ha pasado.

 

gaspar

¿Es cierto?

 

bernardo

Sí, por mi mal.

 

gaspar

Mi estado entonces prefiero.

¿Eres, tal vez, carcelero,

ó esbirro del Tribunal?

 

bernardo

(Al oído.)

No te canses: soy…..

 

gaspar

(Alejándose.)

¡Gran Dios!

 

bernardo

¿Qué haces, amigo?

 

gaspar

Me voy.

No puede haber desde hoy

amistad entre los dos.

 

bernardo

Es cierto, sí; vete ya:

mi aliento puede mancharte.

 

gaspar

El cielo quiera arrancarte

de aquesa senda.

 

bernardo

¡Ojalá!

ESCENA III

bernardo , solo.

 

Razón tiene; mas no veo

otro remedio en mi suerte

que el remedio de la muerte…..

¡Dios sabe que la deseo!

¡Dios lo sabe que por ti

virtud y honor olvidé,

pobre Mariana! Y yo sé

que no lo hiciera por mí.

De otro modo, sin ventura,

en lenta, amarga agonía,

otra vez marchitaría

la miseria tu hermosura.

Tú sufrías, en verdad,

yo no sé si resignada,

mas devorabas callada

tus lágrimas de orfandad.

¡Oh! No; que sufra yo solo,

aunque Venecia me llame

con el nombre torpe, infame,

del terrible Juan Dandolo.

(Entra en su casa.)

ESCENA IV

jacobo y pedro

 

jacobo

¿Eso Mariana te dijo?

 

pedro

Eso.

 

jacobo

¿Que viniera?

 

pedro

Sí;

pero aun no es hora.

 

jacobo

La noche

poco tardará en venir.

Entretanto, esperaremos…..

 

pedro

¿En dónde, señor?

 

jacobo

Aquí.

 

pedro

¿Y si os viesen?

 

jacobo

¿Quién?

 

pedro

Alguno;

llegómelo á prevenir…..

 

jacobo

No me verán.

 

pedro

Cuando espera

un caballero gentil,

en una esquina arrimado,

queriendo el rostro encubrir,

no hay duda, señor, ninguna,

que quien le detiene allí

son los ojos hechiceros

de un humano serafín.

 

jacobo

Nadie puede conocerme.

 

pedro

Como gustéis; yo, por mí....

 

jacobo

Entretanto, de otro asunto

tengo que hablarte.

 

pedro

Decid.

 

jacobo

Esta mañana he salido

del juego sin un cequí.

 

pedro

Todos los días á casa

de esa manera venís.

¿A qué es la nueva?

 

jacobo

Mi padre

se ha llegado á resistir

á franquearme sus arcas.

 

pedro

Hace bien.

 

jacobo

Ya no hay ardid,

no hay medio ya de arrancarle

un miserable florín.

 

pedro

Harto os ha dado.

 

jacobo

Es preciso,

sin embargo, recurrir

á algún medio.

 

pedro

Ya lo veo.

 

jacobo

Para ello he pensado en ti.

 

pedro

¿Os burláis?

 

jacobo

¿No lo adivinas?

 

pedro

Al punto, si lo decís.

 

jacobo

Vete á buscar en Rialto

al buen Isaac Benjamín,

un prestamista usurero,

y haz luego que venga aquí.

 

pedro

¿Empeñáis vuestra palabra

ó vuestra firma?

 

jacobo

¿A qué fin

me lo preguntas?

 

pedro

Porque

es tan miserable y vil

la condición de esos perros,

que no darán un cequí

por la palabra y la firma

de un hidalgo tan gentil;

mas si tenéis, por ventura,

alguna alhaja rüin,

que valga el doble, á lo menos,

que la suma que pedís…..

 

jacobo

Imposible.

 

pedro

Y aunque guarde

larga madeja sutil

de perfumados cabellos…..

 

jacobo

¿Te atreves eso á decir?

 

pedro

El hebreo, que, como hombre

de talento baladí,

su precio ignora, y no sabe

que bañada de jazmín

en otro tiempo besaba

con voluptuoso bullir

el peregrino contorno

de algún cuello de marfil,

la dejará en vuestras manos,

reservando para sí

los diamantes que la guardan,

y el oro, que es tierra vil.

 

jacobo

Y ¿no hay otro medio?

 

pedro

Yo

no lo alcanzo.

 

jacobo

Conque al fin

será preciso….. ¿Y si ella

lo llegase á presumir…..

 

pedro

No es fácil.

 

jacobo

Enhorabuena.

Vé en busca de Benjamín

y aquí os espero….. Mil doblas

le pedirás.

 

pedro

Lo haré así.

ESCENA V

jacobo

 

No lo sabrá….. La fortuna

no siempre ha de ser contraria,

y las manos de un judío,

aunque profanen, no manchan.

Presto volverá á las mías,

para que de ellas no salga,

esta prenda de tu amor,

que un rico tesoro guarda.

Estos hermosos cabellos,

que blando perfume exhalan,

y mil veces resbalaron

sobre tu desnuda espalda,

tornarán, yo te lo ofrezco,

porque consuelan mis ansias

cuando, ausente de tus ojos,

dolientes mis horas pasan.

(Ua hombre embozado pasa silenciosamente por el fondo y llega á la casa de Bernardo.)

¿Qué es esto? Un hombre que oculta

en el embozo la cara,

paró á su puerta: sospechas…..

¿Quién puede ser? Ahora llama.

(La puerta se abre, y el embozado entra como recatándose.)

¡Le abren! El diablo me lleve

si aquesto no tiene trazas

de amorosa cita….. ¡Cielos!

¡Infiel ella! ¡Mariana!

No es posible; mas lo cierto

es que entró, que le aguardaban…..

¡Oh! Yo también entraré,

así veré si me engaña.

(Va á llamar y se detiene.)

¡Ah, que los celos me ciegan!.....

¿No puede entrar en su casa

hermano, padre ó marido?....

Pero dudarlo no basta.

ESCENA VI

jacobo, pedro é isaac benjamín

 

pedro

Isaac Benjamín.

 

jacobo

Bien vengas,

judío.

 

isaac

Que os guarde Dios.

Hame dicho este criado

que con mucha precisión

necesitabais mil doblas

sobre alhajas de valor.

La cantidad es inmensa;

mas si permitierais vos

que viese la prenda…..

 

jacobo

Es justo;

mírala.

 

isaac

¡Dios de Jacob!

Bien lo merece; hay diamantes

claros como el mismo sol.

Poco, á la verdad, mil doblas

para tal alhaja son;

y si queréis…..

 

jacobo

No, me basta.

 

pedro

¿Sacáis el cabello?

 

jacobo

No;

así para rescatarlo

será el conato mayor.

 

isaac

Tomad y contad.

ESCENA VII

(Mientras Jacobo cuenta el dinero, salen de la casa Bernardo y el embozado.)

 

bernardo

Ya sé…..

Conozco mi obligación

y quedaréis satisfecho.

 

pedro

(Á Jacobo.)

Dos hombres salieron.

 

jacobo

¡Dos!

Mira y disimula.

 

bernardo

Pero

os advierto, monseñor,

que si á todo me convengo,

al precio que decís, no.

(El embozado le da un bolsillo.)

Fuí soldado, y en mi pecho

late un noble corazón,

y os juro que no me agrada

herir con golpe traidor.

Un hebreo no es de cierto

un enemigo feroz,

y en este caso…..

(El embozado vuelve á darle dinero.)

Ya veo

que me entendéis: ¿os vais? ¡Oh!

Aun me resta por haceros

la postrera reflexión.

Si he de extraer los papeles

que consigo lleva, estoy

pagado como asesino,

pero no como ladrón.

(Vuelve á darle dinero el emboza lo.)

 

pedro

Si nos ven…..

 

jacobo

Disimulemos:

cabal está.

 

pedro

Alzad la voz,

no noten que recelamos.

 

jacobo

Isaac Benjamín, adiós.

(Al pronunciar Jacobo estas palabras, el embozado llama la atención de Bernardo mostrándole con la mano al judío. Bernardo hace un movimiento de cabeza, indicando que lo ha comprendido. El embozado se va.)

 

isaac

Adiós, noble joven.

 

bernardo

Vaya,

que casualidad mayor…..

(Se va Isaac y Bernardo le sigue.)

 

jacobo

¿Quiénes pueden ser?

 

pedro

Su hermano

es el uno de los dos

sin duda.

 

jacobo

¿Cómo has sabido…..

 

pedro

Hace un instante, mas no

todo lo que yo quisiera.

 

jacobo

Pero en fin…..

 

pedro

Supe que son

de pobre origen....; él vive

á costa de su sudor,

que es un armero.

 

jacobo

Imposible.

 

pedro

Yo no alcanzo esa razón;

sin embargo, para luego

lo preguntaré mejor.

 

jacobo

Pienso que baja.

 

pedro

Cuidado

con revelarla que vos

indagáis…..

 

jacobo

Ni una palabra:

no te alejes.

 

pedro

Cerca estoy.

ESCENA VIII

Sale mariana

 

jacobo

Te veo al fin…..; ya creía

que no vinieses.

 

mariana

¿Por qué?

¿Es tan tarde?

 

jacobo

Sí, á fe mía,

que sin tu luz no vivía

todo el tiempo que esperé.

La impaciencia es un dolor

si nace de tal amor

como éste que el alma abriga,

que da tormento y fatiga

sólo porque da temor.

 

mariana

(Con melancolía.)

Jacobo, ¿tanto me amáis?

 

jacobo

¿Eso preguntáis, señora?

 

mariana

(¡Gran Dios!)

 

jacobo

¿Acaso dudáis…..

 

mariana

Dudar, dudara en buen hora.

 

jacobo

¿Eso decís, y lloráis?

Mal haya quien de esos ojos

causa los duros enojos…..

¿Quién, señora, te ofendió?

 

mariana

Nadie, sino quien buscó

placeres y encontró abrojos.

Yo misma soy de mi mal

la causa, que loca, insana,

alimenté criminal

una pasión inhumana

que habrá de serme fatal.

Y al fin, es llegado el día

temido, aunque no esperado.....;

llegar por fuerza debía,

y nuestro amor, descuidado,

eterno el placer creía.

 

jacobo

Habla: ¿qué puede en el mundo

nuestro afecto contrastar?

¿De qué nace ese pesar

que con dolor tan profundo

miro en tus ojes brotar?

Celoso, adusto y sombrío,

¿tiraniza tu albedrío

de algún marido el rigor?

Dilo, y el enojo mío.....

 

mariana

Es más honesto mi amor.

 

jacobo

Perdona si te ofendí,

que nunca supe quién eres

por más que lo pretendí:

siempre sois todas así

misteriosas las mujeres.

 

mariana

Sí, misteriosa, es verdad,

pero es un secreto horrible…..

Niña, en mi mejor edad,

sobre mí pesa terrible,

funesta fatalidad.

 

jacobo

Dilo, pues.

 

mariana

Nunca.

 

jacobo

¿Por qué?

 

mariana

Es imposible.

 

jacobo

Y no más

que esa razón….. ¡Oh! Ya sé

por qué otra razón no das…..

 

mariana

No lo sabes.

 

jacobo

Sí, sí, á fe.

¿Quién lo duda? Arrepentida

de amarme, en otra pasión

acaso el alma engreída…..

 

mariana

¿Eso piensas?

 

jacobo

¡Fementida,

nunca esperé tal traición!

 

mariana

¡Calla! ¿No te amo? Si fuera

eso que dices verdad,

ni estas lágrimas vertiera,

ni en mi doliente ansiedad

por ti mi vida expusiera.

 

jacobo

¡Tu vida!

 

mariana

¿Sabes que el cielo

puso un muro entre los dos?

 

jacobo

No lo sé, pero recelo

que estáis gozando, ¡por Dios!

en doblar mi desconsuelo.

¿Quién hay que pueda romper

tales, tan sagrados lazos?

Sutilezas de mujer,

que dan al alma placer

para romperla en pedazos.

Gozáis en vender amores

á precio de un corazón,

y con halagos traidores

guardáis entre blancas flores

el veneno y la traición.

 

mariana

¡Jacobo!

 

jacobo

Bajando estás

los ojos avergonzada.

 

mariana

¡Esto, Dios mío, esto más!

 

jacobo

Mariana….., adiós…..

 

mariana

¡Desdichada!

 

jacobo

¡Para siempre adiós!

 

mariana

¿Te vas?

 

jacobo

Tú lo quieres.

 

mariana

Mas dudando

de mi amor….. Dudar así…..

¿No ves lo que estoy penando?

 

jacobo

Decidme, pues….., ¿hasta cuándo

queréis burlaros de mí?

Ya sé, señora, ya sé

que sois llorando funesta,

y esa mi desdicha fué,

que el alma, la vida y fe

aquese llanto me cuesta.

 

mariana

Oid….. La suerte importuna

no como á vos me halagó,

y es tan obscura mi cuna,

que no habrá mujer ninguna

tan humilde como yo.

Y aunque es verdad que os adoro

y que este amor es mi vida,

Jacobo, tampoco ignoro

que profano mi decoro

viviendo en él engreída;

porque con tanta afición,

no siendo mi suerte igual

aunque igual mi corazón,

ser tu esposa fuera un mal,

y ser tu amante un baldón.

 

jacobo

¿Quién eres, pues?

 

mariana

Ahora bien,

dudes de mi afecto ó no,

júzgueslo amor ó desdén,

vete en buen hora….. También,

también á sufrir voy yo.

 

jacobo

Espera.

 

mariana

No, no es posible

aquí ya permanecer.

 

jacobo

Tanta perfidia, ¿es creible?

 

mariana

Vete, Jacobo; es terrible

el amor de esta mujer.

 

jacobo

Has de oirme.

 

mariana

Presto, acaba…..

 

jacobo

¿Piensas tú que mi pasión

blasones en ti buscaba,

ni otra cosa demandaba

que ternura y compasión?

¿Qué importan nobleza y oro

cuando hay amor y virtud,

y ese tan rico tesoro

que en ti frenético adoro,

de hermosura y juventud?

Habla….., y si puede bastar

mi mano á satisfacerte,

únanos luego el altar,

si no es que quieres gozar

en mi desdicha y mi muerte.

 

mariana

¿Juras al Dios soberano,

que es de tu oferta testigo,

darme de esposo la mano?

 

jacobo

Déme severo castigo

si juro su nombre en vano.

 

mariana

Espera…..

 

jacobo

¿Viene alguien?

 

mariana

Sí;

¿ves un bulto?

 

jacobo

¿Quién será?

 

mariana

Tal vez mi hermano. ¡Ay de mí!

Que se acerca, vete ya.

 

jacobo

Observaré desde allí.

ESCENA IX

bernardo y mariana

 

bernardo

¡Mariana!

 

mariana

¡Tú tan presto!…..

 

bernardo

¿Te sorprendes?

¿No me esperabas, di?

 

mariana

No.

 

bernardo

Y entre tanto

acaso el tiempo en que mi vuelta esperas,

no será, como de antes, sin encanto.

 

mariana

No comprendo, Bernardo.

 

bernardo

Por ventura,

¿no me he explicado bien?

 

mariana

Cierto…..

 

bernardo

¿En qué pasas

las horas tristes de la noche obscura?

 

mariana

¿En qué, si no en rezar?

 

bernardo

Bien lo comprendo;

y por esa razón á tales horas,

buscando más sublime santuario

y más sublime altar, habéis salido

del humilde oratorio solitario…..,

mas no á citas de amor.

 

mariana

Tales sospechas…..

 

bernardo

Sospechas….. ¡Oh! Tomad.

 

mariana

¡Cielos! ¿Qué veo?

 

bernardo

Joya os tuya, Mariana.

 

mariana

Y ¿cómo pudo

á tus manos venir?

 

bernardo

No sé; mas mira,

mírala bien, hermana: es una prenda

de tiernísimo amor; mira que guarda

de tu cariño despreciada ofrenda.

 

mariana

Yo…..

 

bernardo

¿No son estos, dí, los rizos bellos

que engalanaron tu nevada frente?

¿No es ésta la color de tus cabellos?

 

mariana

¡Bernardo!…..

 

bernardo

Y esta joya que tu hermano,

prenda de su querer, te dió en un día,

prenda es de liviandad, de amor insano,

que hoy atestigua la deshonra mía.

 

mariana

¡Deshonra! No es verdad: pura y sin mancha

fué mi pasión, Bernardo: este cariño,

que inundó el alma de inefable encanto,

es virginal, como el amor de un niño.

 

bernardo

¿Quién lo duda? Es verdad que no pagaron

con igual expresión tan tierno afecto,

que tu inocencia y tu candor burlaron.

¿En qué mano presumes que esa joya

por desgracia encontré?

 

mariana

Dime; no acierto

tanta infamia á creer.

 

bernardo

¡Oh! El desdichado,

no más me infamará.

 

mariana

¿Quién es?

 

bernardo

Ha muerto.

 

mariana

¡Ah, por mi culpa!

 

bernardo

No; morir debía:

no le mató tu amor ni mi venganza…..,

fué su desdicha y la desdicha mía.

 

mariana

¿Qué has hecho?

 

bernardo

¿No lo sabes? ¿No sospechas

á qué grado de infamia y desventura

tu hermano se arrastró, ni á cuánto gradorado?

por ti, por tu cariño, la memoria

de un padre y de una madre ha deshon-

 

mariana

¡No lo digas, por Dios!

 

bernardo

Esto te asusta,

y sin embargo, hermana, en el delito

siendo conmigo igual, eres injusta.

Ambos su tumba sin pudor manchamos;

ambos escarnecimos su memoria…..;

ambos también es fuerza que muramos.

 

mariana

¿Es un crimen amar?

 

bernardo

¿Y si el infame

burlase tu candor?

 

mariana

No, no es creible.

 

bernardo

Mas si fuese capaz…..

 

mariana

¿No eres mi hermano?

Dejarle sin castigo era imposible.

 

bernardo

Esto debe acabar: harto, Mariana,

celoso de tu honor y tu inocencia,

espié tus quiméricos amores…..;

tu soberbia ambición y tu imprudencia

han colmado mi vida de dolores.

Sí; en esas noches para mí sombrías

y hermosas para ti, cuando amorosa

á tus placeres ciega te entregabas,

y sin pudor, en hora silenciosa

citas de amor á tus galanes dabas,

presa yo en tanto de infernal martirio,

como el tigre tus pasos acechaba,

espiando el momento del delirio.

Andrea Foscarini, el noble joven,

más que noble galán, de su señora

á la cita acudió…..; su pobre madre,

su triste fin desconsolada llora.

 

mariana

¡Tú fuiste…..

 

bernardo

Aquel Filipo Trevisano,

opulento señor, turbó de nuevo

tu corazón, haciendo que olvidases

el triste fin del mísero mancebo.

También era una noche bien obscura,

bien obscura, ¡por Dios! cuando acudía

á la cita fatal…..; combate horrible

fué aquél, porque su brazo era valiente

y era afrontarle, á la verdad, terrible.

Pero conmigo la razón luchaba…..;

cayó…..

 

mariana

Filipo….., ¡tú…..tú le mataste…...,

tú mataste á los dos!..... Lo sospechaba.

¡Oh! ¿Conque á mí tan sólo en este mundo

me es vedado el amar?.....

 

bernardo

Mal lo comprendes.

¿Por qué, ambiciosa y ciega, al amor torpe

de esos nobles sin fe sólo te enciendes?

¿Sabes que hay una ley, una barrera

que á los hombres separa? Ésa es la cuna,

y es el oro también: ¿cuál es, Mariana,

cuál es tu nacimiento y tu fortuna?

Mas si la valla quebrantando alguno,

tu altivo origen olvidar parece,

máscara es ésa que engañoso toma;

milano es, que desciende de su altura

por devorar la tímida paloma.

Mas no temas jamás, mientras yo viva,

que la valla quebranten: si el milano

en derredor de ti su vuelo tiende,

á su pesar conozca que la garra

del águila altanera te defiende.

 

mariana

Sí, dices bien; á tanto desvarío

es fuerza renunciar.

 

bernardo

Pero esta noche,

¿no esperas, di, al galán?

 

mariana

Bernardo, entremos;

ya más no le he de ver.

 

bernardo

Yo lo aseguro.

 

mariana

Ven.

 

bernardo

Yo le espero aquí,

 

mariana

¿Qué dices? Calla…..

Ya no vendrá esta noche, te lo juro…..

 

bernardo

Entra; yo aquí me quedo.

 

mariana

No.

 

bernardo

Si temes

mi indignación, aparta; porque airado

no sea que en ti misma ensaye el golpe

que ha de herir al amante desdichado.

 

mariana

¡Oh! No me apartaré.

 

bernardo

(Sacando el puñal.)

Pues bien…..

 

mariana

(Huye dando un grito.)

¡Dios mío!

 

jacobo

(Sale.)

Yo te defiendo.

 

mariana

¡Ay, huye!

 

bernardo

¡Miserable!

 

pedro

Venid…..

 

mariana

¡Huye, Jacobo!......

 

bernardo

Estamos solos…..

Desnudad vuestra espada…..; ved que arde

lleno el pecho de saña.

 

jacobo

Es imposible…..

Con vos no he de reñir.

 

bernardo

¡También cobarde!

 

jacobo

Cobarde, no.

 

bernardo

Pues bien, aunque no lidies,

¡te mataré, villano!

 

jacobo

Bueno fuera,

á no estorbarlo yo.

 

bernardo

Pronto veremos.

cómo lo evitarás.

 

jacobo

De esta manera.

(Vase.)

ACTO SEGUNDO

ESCENA PRIMERA

jacobo y mariana

 

jacobo

¿Recelar puedes de mí,

que te salvo de un tirano?

 

mariana

Jacobo, al fin es mi hermano.

 

jacobo

No obrara un verdugo así.

Pero está bien; tu escondite

á acertar no ha de valer,

por más que todo el poder

del infierno solicite.

Y aun si cupiera en tu amor

un pequeño sacrificio…..

 

mariana

Ya va por el precipicio

por lo menos el honor,

y prenda le creo, á fe,

si no buena, suficiente.

 

jacobo

Perdona; anduve imprudente.

 

mariana

Y otra además te daré.

Si en ganar este aposento

temerosa consentí,

en que me guardes aquí

enamorada consiento.

JACOEO

¡Oh! Y en él te defendiera

del mundo entero, á fe mía,

porque eres mi luz, mi día....

 

mariana

¡Quién el porvenir supiera!

Acaso en la confusión

de estrepitosos placeres,

has de abrir á cien mujeres

las puertas del corazón.

 

jacobo

Mariana, ó no te conoces

ó te ha mentido tu espejo;

pídele ¡por Dios! consejo,

que ha de desmentirte á voces.

 

mariana

Muchos lo mismo me han dicho

creyéndome más liviana;

pero al fin de una semana

tuvieron otro capricho.

Si tú, como ellos, un día....

Aparta, sueño importuno.

 

jacobo

¡Oh! Nunca te amó ninguno

con tan ciega idolatría;

hasta el birrete ducal

que el mismo Dax me ofreciera,

sin ti, amor mío, creyera

que me sentaba muy mal.

 

mariana

Dime, Jacobo, si sientes

lo que diciéndome estas;

mas tal vez mañana vas

á confesarme que mientes.

Cuando, sin vida tu padre,

libre y po deroso seas

y placer que no poseas

no encuentres cómo te cuadre;

cuando, Jacobo, en tutela

sea el conde Dagolino,

¿no celará su destino

de quien ahora no le cela?

 

jacobo

Destino no habrá mayor

que adorarte, y en verdad

que he de hacer con vanidad

ostentación de tu amor.

Todos, al pasar corriendo,

y en derredor agolpados,

curiosos y embelesa los,

«Cuán hermosa!» irán diciendo.

Envidia de las mujeres,

ídolo de los galanes,

tü causarás sus afanes

y amargarás sus placeres.

Acecharán despechadas,

cuando de tu casa sales,

las plazas y los canales,

dejándote, avergonzadas.

¡Oh! ¡Por Dios, que es gran placer

el orgullo en la hermosura!

 

mariana

Revélase á tal pintura

cuanto tengo de mujer;

porque….. lo has a livinado,

si, todas somos lo mismo:

orgullo, amor, egoísmo,

guarda el corazón cerrado.

¡Oh! Y frenéticas de amor,

hay momentos en que diéramos

cuanto amor hallar pudiéramos,

por un chal, por una flor.

(Pensativa.)

Mas…..

 

jacobo

¿En qué piensas, mi vida,

que, con secretos enojos,

se agolpa el llanto á tus ojos?

 

mariana

Si esa pasión fué fingida;

si pasado un mes, un año,

fastidiado al fin de mí…..,

dímelo, Jacobo, aquí:

¿me matará un desengaño?

 

jacobo

¿Qué dices, Mariana?

 

mariana

Mira,

tal vez en este momento

en mil locuras consiento;

mas mi amor me las inspira.

Yo puedo, por no perderte,

mirando á tu vanidad,

mostrarme por la ciudad,

satisfecha con quererte.

Aquí tus propios amigos,

mas que su necio murmullo

harto le pese á mi orgullo,

serán de tu amor testigos.

Si lo quieres, por tu dama,

por tu sierva pasaré:

todo, sí, lo arrostraré,

que nada pesa á quien ama.

Mas si tras tanta pasión,

tras tanto envilecimiento,

traidor otro pensamiento

te asaltara el corazón;

si un día, tal vez, villano,

como á esclava me despides,

entonces, ¡oh! no te olvides

de que he tenido un hermano.

 

jacobo

(Aparte.)

Altiva es la muchachuela,

y ¡juro á Dios que me place!

De viento castillos hace;

mas ardimiento revela.

(Alto.)

Estás de sueños, Mariana,

y de quimeras hablando;

¿por qué siempre recelando

estar hoy para mañana?

 

mariana

Con ese temor no puedo,

Jacobo, celosa soy;

siempre tras tu sombra voy,

mas de perderla con miedo.

Mozo, audaz, enamorado,

hoy todo el amor lo vence;

mas temo que te avergüence,

rico y noble, lo pasado.

 

jacobo

Avergonzarme, y ¿de qué?

¿De adorarte, vida mía,

cuando altares alzaría

para prendas de mi fe?

 

mariana

Mas deliramos, ¡por Dios!

¿Y mi hermano?

 

jacobo

No dará

dónde el escondite está,

si lo queremos los dos.

 

mariana

Él descubre cuanto pasa,

Jacobo, en toda Venecia.

 

jacobo

En poco su vida aprecia

si acierta con esta casa.

 

mariana

Es valiente.

 

jacobo

Y noble soy.

 

mariana

Es celoso.

 

jacobo

Y soy amante.

 

mariana

Él te seguirá constante.

 

jacobo

Yo tras él constante voy;

y aparta todo recelo,

que, pues yo te guardo aquí,

no tendrán rastro de ti

ni las estrellas del cielo.

 

mariana

Mas fuera lance cruel

que, por guardarme de más,

celándote de él, quizás

dieras más pronto con él.

ESCENA II

jacobo , solo.

 

Me siento cada vez más hechizado,

más orgulloso cada vez me siento,

y cuanto más me arriesgo enamorado,

más crecen imposibles á mi intento.

Jorge, Maffei y Tiépolo, decían:

«Nada conseguirás de esa altanera»;

y de un empeño tan tenaz reían

y ha reído á su vez Venecia entera.

¡Oh! La verán de mi pasión vencida,

avergonzados la verán, lo juro…..;

mas ¿dónde? En esta cámara escondida,

en este negro calabozo obscuro.

Heme aquí vencedor, á quien condenan

á esconder con vergüenza su victoria,

pues que opuestas razones hoy me ordenan

callar á un tiempo y pregonar mi gloria.

(Llamando.)

Pedro…..

ESCENA III

jacobo y pedro

 

pedro

Señor…..

 

jacobo

¿Has oído?

 

pedro

Alguna cosa entendí,

y por cierto que no vi

galán más comprometido.

 

jacobo

¿Me ama?

 

pedro

Con el alma toda.

 

jacobo

Y ¿en todo consentirá?

 

pedro

Eso, el tiempo lo dirá,

y todo el mundo en la boda.

 

jacobo

¿Qué estás de boda diciendo?

 

pedro

¡Cómo, pues! ¿No os casaréis?

 

jacobo

No.

 

pedro

Pues vos os lo veréis,

que yo por mí no lo entiendo.

 

jacobo

Basta de chanzas por hoy,

y un buen consejo me da.

 

pedro

Yo, señor, no alcanzo ya

otro alguno, por quien soy.

 

jacobo

¿Eso respondes, por Dios?

¿Acaso, bribón, no fuiste

quien robarla propusiste?

 

pedro

¿Por qué lo aceptasteis vos?

Dijisteis que era tan bella,

que era tan irresistible,

que dabais por imposible

vivir un punto sin ella.

Dijisteis que por su amor

daríais el Paraiso…..,

y juzgué que era preciso

dárosla al cabo, señor.

No hallo de que os irritéis

porque os serví, causa alguna;

dijisteis, es mi fortuna…..

En la mano la tenéis.

 

jacobo

Eso siempre se habla así….,

pero se entiende de modo…..

 

pedro

Es que yo lo entiendo todo

como me lo hablan á mí.

 

jacobo

Ponte, Pedro, en la razón,

y hablemos claros: testigos

quiero á todos mis amigos

hacer de mi posición.

Todos me dieron en ojos

con mi amante vanidad,

y ahora me importa, en verdad,

pasársela por los ojos.

 

pedro

Pues casaros no queréis,

por imposible lo tengo.

 

jacobo

En lo difícil, convengo.

 

pedro

Vale más que lo dejéis.

 

jacobo

¿Dejarlo? ¡Por vida mía,

que estás de sobra importuno!

¿Pescador hubiera alguno

que á tal se resolvería?

¿Dejarlo cuando ya está

toda Venecia en acecho,

y si no dan con lo hecho

van á los alcances ya?

Me apedrearan en Rialto,

y á fe que lo mereciera,

que al menos, confesar era

que vivo de aliento falto.

 

pedro

Si tan decidido estáis,

yo sé en ello lo mejor:

dad desde hoy á vuestro amor

cuanto escándalo podáis.

 

jacobo

¿Eso propone?

 

pedro

Sois noble,

esperáis grandes riquezas,

y á empezar vuestras gran lezas

tenéis con derecho doble.

Si fuerais un gondolero,

un soldado, ya se ve,

contra ello clamara, á fe,

el Dux y el Estado entero.

Pero en vos no será nada,

yo sé que os lo aplaudirán;

á lo más, lo más, dirán

que es una calaverada,

y tenéis tantas á cuenta,

que poco importa una más.

 

jacobo

No me ha importado jamás

por una ni por sesenta.

Mas fuera necia locura

sin extrema precaución,

dar tamaña ostentación

á tan audaz aventura.

Pero aun con suerte leal,

sería ese intento vano:

ese maldito de hermano,

¿no tiene en los sesos sal?

 

pedro

Con oro…..

 

jacobo

Será altanero,

y si en honra no ha nacido,

¿qué villano no ha creído

que fué siempre caballero?

 

pedro

Si vano el oro desprecia,

con acero se le paga.

 

jacobo

¡Vil, te atreves…..

 

pedro

¡Oh, si hay plaga

de acreedores en Venecia!

En no pudiendo cobrar,

el que primero se atreve,

ó el deudor mata al que debe,

ó el otro al que ha de pagar.

 

jacobo

Y ¿tal, villano, propones

á Jacobo Dagolino?

 

pedro

Cada cual va á su camino,

y hay quien le anda á tropezones.

Consejo me habéis pedido,

y os he dado mi consejo;

á voluntad os lo dejo

y nada habemos perdido.

Quisisteis pronto llegar,

y por el atajo eché;

si torpe el camino erré,

aun se puede remediar.

 

jacobo

Hacer de una muchachada

un lance tan criminal,

nunca, Pedro, pensé tal.

 

pedro

Perdonad…..

 

jacobo

Va perdonada.

 

pedro

Pero cosa tan mezquina

hallar un acreedor es,

que se encuentra á dos por tres

á vuelta de cada esquina.

 

jacobo

¿Aun piensas, infame, en ello?

 

pedro

Luego, anda tanto matón,

tanto hidalgo valentón

que riñe por un cabello…..;

y en fin, no es, señor, mi intento

dudar un punto de vos,

mas, aquí para los dos,

me da este asunto tormento.

Tengo un no sé qué…..

 

jacobo

Despacha,

¿tienes, miedo?

 

pedro

Acaso, acaso…..;

y me temo algún mal paso

al fin con esa muchacha.

 

jacobo

Acaba y no me atormentes;

¿qué temes, di, qué recelas?

 

pedro

Todas esas muchachuelas

son tan ligeras de mientes,

que si á sospechar llegara

que es vuestro amor, amor puro,

sólo amor…..

 

jacobo

¿No estás seguro

tal vez de que lo arreglara?

¡Oh! Nada hay ya que temer;

presa en mis lazos cayó,

y el medio poseo yo

de guardar á una mujer.

 

pedro

No confiéis demasiado,

que tal vez la confianza,

á muchos, con la esperanza

en las manos ha dejado.

Sin darla que sospechar

no podéis, en mi opinión,

cerrarla puerta y balcón

prohibiéndola mirar.

Y una seña á una ventana,

á media noche un gemido,

un guante, un papel caído,

puede perderos mañana.

 

jacobo

Si llegase á tal extremo,

mi espada, ¿no va conmigo?

 

pedro

Todo el cielo me es testigo

de que por vos nada temo.

Mas cosa que desatina

tener acreedores es,

y es fácil, á dos por tres

hallar uno en cada esquina.

Y bueno es pensar en ello

cuando anda tanto matón,

tanto hidalgo valentón

que riñe por un cabello.

 

jacobo

No vas del todo sin tino,

y algo pesan tus razones.

 

pedro

Si es mejor dar tropezones

que no dar con el camino.

Porque si el maldito hermano

quisiera reñir con vos,

sé muy bien que entre los dos

lo arreglarais mano á mano.

Pero eso de consentir

en ponerse de vigía,

toda una noche y un día,

para no veros venir;

eso de andar destacado

buscando siempre un objeto,

y no dar con un sujeto,

y volver desatinado

corriendo de Ceca en Meca,

para venir á parar

en que acaban de sacar

un cadáver del Giudecca,

yo, señor, siento temello,

mas lo temo y me aniquilo.....

(Tengo la vida en un hilo

mientras Bernardo ande en ello.)

 

jacobo

Mas otro medio no ocurre,

una enfermedad, un viaje,

la variación de paraje,

la necesidad…..; discurre.

 

pedro

Pues, señor, no doy con él:

mientras que viva el hermano,

cuanto se haga será en vano.

 

jacobo

¡También es lance cruel!

 

pedro

No paséis por ello pena;

lo haremos entre los dos,

y yo arreglaré con Dios

nuestra cuenta mala ó buena.

Yo buscaré á Juan Dandolo,

y por corta cantidad,

esta noche en la ciudad

hallará á Bernardo solo.

Juan sabe bien su papel;

beberán juntos quizás,

y unas palabras no más

tendrá en la calle con él.

 

jacobo

Y yo he de pagar....

 

pedro

No, no:

vos me hacéis adivinar

dónde oro queréis dejar,

y de allí os lo quito yo.

Y con esto, de contado,

vos nada tenéis que hacer,

y yo habré de responder

á más, de haberos robado.

 

jacobo

¡Imposible!

 

pedro

Pues mirad

que temo por vuestra vida

al demonio está vendida;

tened de ella caridad.

Y á más, ¿qué adelantaréis

con tenerla aquí encerrada,

cuando nadie creerá nada

por mucho que lo contéis?

 

jacobo

Pero al menos, si eso fuera,

por ejemplo, en desafío…..

 

pedro

Si así es mejor, no porfío;

que sea de esa manera.

Mirad por ese balcón.

(Va á una ventana.)

¿Veis en aquel esquinazo

un embozado, que un brazo

posa en el guardacantón?

 

jacobo

Lo veo.

 

pedro

¿Le conocéis?

 

jacobo

No, por cierto.

 

pedro

Es Juan Dandolo:

parece puesto allí sólo

para que vos le llaméis.

(Coge de una mesa la bolsa.)

Vuestra bolsa os he cogido;

de un salto en la calle estoy:

llamo, pide, cuento, doy,

y negocio concluído.

(Vase de repente.)

 

jacobo

Tente, Pedro….. (Y ¡vive Dios,

que al cabo razón le sobra!

El se atribuye la obra;

él responda por los dos.)

ESCENA IV

jacobo , y vuelve pedro

 

pedro

Aquí le tenemos.

 

jacobo

No verle me importa.

 

pedro

Pues bien, retiraos.

 

jacobo

¡Con tiento, por Dios!

 

pedro

Será, lo prometo, conferencia corta.

Llevaos adentro la niña con vos;

cuidado que astuta la trampa sospeche.

 

jacobo

De mí te confía.

 

pedro

Podéisla contar

un cuento bien largo, que el tiempo aproveche.

Si no, dadla celos y hacedla rabiar.

ESCENA V

pedro. bernardo con máscara y distinto traje del que usó en el acto anterior.

 

bernardo

En vela he pasado la noche y el día:

¡ay de ellos, si necios la guardan aquí!

 

pedro

Entra.

 

bernardo

¿Qué me quieres?

 

pedro

De grande cuantía

á darte un encargo te llamo.

 

bernardo

Pues di.

 

pedro

La máscara deja; sepamos quién eres.

 

bernardo

Si cumplo contigo, no importa quién soy.

 

pedro

¿Que arriesgue un secreto á tu mascara quieres?

 

bernardo

Mi rostro es muy feo; mi nombre te doy.

Yo soy Juan Dandolo, mi cifra es aquésta;

más señas no tengo que aqueste puñal:

ve, pues, si te basta, y el oro me apresta:

si es grande el empeño, será el premio ignal.

 

pedro

Empeño….. no hay mucho: la muerte de un hombre

se quiere en secreto.

 

bernardo

¿Es noble?

 

pedro

Tal vez.

 

bernardo

¿Del pueblo?

 

pedro

Artesano.

 

bernardo

Veamos su nombre.

 

pedro

Veamos si aceptas.

 

bernardo

Me sobra altivez.

Si es pobre y plebeyo, me niego del todo,

que indigno es por ello gran suma exigir,

y es mengua miserias ganar de ese modo.

 

pedro

Pecó.

 

bernardo

Que se enmiende; dejadle vivir.

 

pedro

A un noble ha ofendido; que muera le cuadra.

Ve si has de matarle.

 

bernardo

Cobarde es, á fe.

 

pedro

¡Cobarde?

 

bernardo

¿No sabes, á un perro que ladra,

con qué se castiga?

 

pedro

¿Con qué?

 

bernardo

Con el pie.

 

pedro

Es perro que muerde.

 

bernardo

¿Valiente?

 

pedro

Y de bríos.

 

bernardo

Pues ve si le nombras.

 

pedro

Si aceptas me di.

 

bernardo

Ya estás importuno: los bravos son míos;

huelgo en que resistan.

 

pedro

¿Qué dices?

 

bernardo

Que sí.

 

pedro

¿Lo juras? ¿Palabra me empeñas?

 

bernardo

La empeño.

 

pedro

Si dudas sabiendo…..

 

bernardo

Jamás dudé yo.

 

pedro

Pues toma.

(Le alarga un bolsillo.)

 

bernardo

Que excuso dirás á su dueño.

 

pedro

Son doblas y en oro.

 

bernardo

Después, ahora no.

 

pedro

Bizarro eres.

 

bernardo

Ya lo ves.

 

pedro

En tal caso, ¿está acabado

el negocio?

 

bernardo

De contado;

mas dime el hombre quién es.

 

pedro

Pues tu palabra te aprieta,

quitarás la luz del cielo

á Bernardo Caravello,

espadero en la Piazetta.

 

bernardo

(Aparte.)

Aquí estaba, no mentí;

mis celos fueron leales:

mas no son tantos los males

cuando me tienen aquí.

¡Vive Dios! …..

 

pedro

¿Dudando estás?

 

bernardo

No, pero en verdad que siento

que me cueste un juramento,

un Caravello no más.

 

pedro

Luego ¿le conoces bien?

 

bernardo

Como á mí mismo, y me pesa.

 

pedro

Pues ve que nos interesa

que presto muerte le den.

 

bernardo

Se la darán.

 

pedro

Por si acaso,

y pues que su nombre sabes,

calcula antes que le acabes

la dificultad del caso,

y aprecia tu intrepidez.

 

bernardo

Casi de balde lo hiciera,

que he pensado en que muriera

ese hombre, más de una vez.

 

pedro

(Mostrando la bolsa.)

Cien doblones.

 

bernardo

Hartos son,

y aun temo no merecellos.

 

pedro

¿Dónde?

 

bernardo

(Con intención.)

Aquí; vendré por ellos

cuando traiga la razón.

 

pedro

Conque......

 

bernardo

Pronto morirá.

 

pedro

¿Cuándo?

 

bernardo

Antes de media hora,

que sé que en acecho ahora

á pocos pasos está.

 

pedro

Doble el premio será así,

y no temas ser muy cruel.

 

bernardo

Pronto doblarán por él…..

(como no doblen por ti).

(Vase.)

ESCENA VI

pedro . Luego jacobo

 

pedro

Estamos al cabo, la cosa está hecha,

podremos al menos seguros vi vir.

¡Qué diablo! La cuenta será un poco estrecha,

que cuanto más tiempo, más hay que añadir.

 

jacobo

¿Está concluído?

 

pedro

Sin duda; es asunto

que notas no admite ni en contra ni en pro.

 

jacobo

Conque el pobre mozo…..

 

pedro

Contadle difunto.

 

jacobo

Por valiente pasa.

 

pedro

Decid que pasó.

Ya con Caravello su odio es antiguo,

y en pagar su muerte le hicimos merced;

en sitio le tiene seguro y contiguo.

 

jacobo

¿Lidiarán acaso?

 

pedro

Lo harán de una vez.

 

jacobo

¿Le diste las doblas?

 

pedro

Tomarlas no quiso,

y os pide disculpa.

 

jacobo

¿De balde lo hará?

No quiero esa cuenta; pagarle es preciso:

su causa y la mía tal vez mezclará,

y yo con un bravo que mata en la sombra

no pienso hacer nunca mi causa común.

 

pedro

Es hombre de garbo; valiente se nombra.

 

jacobo

Es vil asesino, cobarde…..

 

pedro

Según.

El tiene su fama, su pueblo y su gente,

y hay quien sus hazañas le canta también.

 

jacobo

Jamás un infame podrá ser valiente,

y á mí me interesa que el oro le den.

 

pedro

Dijo que en cumpliendo, por ello vendría

 

jacobo

Dáselo, y que nunca lo vuelva á ver yo.

 

pedro

Si no por su infamia, ¿de vos qué sería?

 

jacobo

Yo hallara algún medio.

 

pedro

Pudiera que no.

En fin, como quiera, seguros estamos;

no estéis por tan poco cabizbajo así:

ya os dije denantes, que si ambos pecamos,

yo llevo las cuentas por vos y por mí.

 

jacobo

¡Bellaco! …..

 

pedro

Y al cabo, señor, es lo cierto

que en ello ganamos á medias los dos:

yo, hablando de veras, en miedo del muerto,

y vos, por mis cuentas, el miedo de Dios.

 

jacobo

Ya basta. Apostado le aguarda en la calle;

no vuelva, y Mariana le acierte á encontrar.

 

pedro

(Inclinándose con aíre socarrón ó hipócrita.)

¿Qué más á este siervo tenéis que mandalle?

 

jacobo

(Con severidad.)

Que de él en tu vida me vuelvas á hablar.

ESCENA VII

jacobo

 

Acaso el menguado, mejor merecía,

por hombre á lo menos, como hombre morir …..;

mas es cuento largo; la culpa no es mía:

bien muerto está el muerto, dejadle dormir.

Ya ahora no es tiempo de duda ó temores;

¿qué importan los medios si llevan al fin?

Desde hoy en el mundo no habrá más que flores:

ábreme, pues, mundo, tu libre jardín.

¡Ven, crédula hermosa, que el mundo te espera,

la gloria te aguarda de un día quizás!.....;

mas breve y liviana, por último es gloria,

y al menos un día dichosa serás.

Por ese momento de triunfo mundano,

la vida vendiera y el alma también …..;

mi casa es muy noble, mi padre ya anciano…..;

gran cosa es mi nombre llevándole bien.

Que me abra Rialto sus arcas de hierro,

que sacie mi orgullo, mi ciega ambición,

y luego, aunque doble la usura por yerro,

y en prendas me pida mi propio blasón.

ESCENA VIII

jacobo y mariana

 

mariana

¡Tan solo Jacobo aquí,

y tan cabizbajo estás!

¿En qué pensabas?

 

jacobo

En ti.

 

mariana

¡Si siempre hicieras así!

 

jacobo

Y ¿qué pudiera hacer más?

Esclavo de tu hermosura,

ni un punto del pensamiento

puedo borrar tu pintura;

no pienso un solo momento

más que en tu propia ventura.

 

mariana

Y ¿en qué pensabas ahora

por mi ventura, mi amor?

 

jacobo

En que está cerca la hora

de que puedas, quien te adora

nombrar doquier sin rubor.

 

mariana

¡Oh! Loca me has de volver;

tú me engañas.

 

jacobo

No, en verdad.

 

mariana

¿Conque pronto?

 

jacobo

Podrá ser.

 

mariana

Aun no lo acierto á creer;

no me engañes, por piedad.

Ve que te amo en tal manera,

que consentida ya de ello,

si me faltaras, muriera,

que siento la vida entera

suspendida en un cabello.

 

jacobo

¡Engañarte! No, por cierto;

y ¿á qué tan raro capricho?

 

mariana

Si estoy soñando no acierto;

el cielo, sí, me has abierto,

Jacobo, con lo que has dicho.

Repítemelo otra vez.

 

jacobo

Y otras ciento si lo quieres:

vas á ser en tu altivez

de toda Venecia prez,

y rabia de sus mujeres.

En lo noble y poderoso,

pocos se igualan á mí;

á ti, ninguna en lo hermoso;

tú bella y yo generoso,

¿quién no ha de envidiarnos, di?

Mi amor dirá á mi riqueza;

«Dadla plumas, dadla chales,

cuanto quepa en su grandeza»,

y por ver tanta belleza

se poblarán los canales.

Cuando en mi góndola Real

grite á mis esclavos: «¡Sus,

y al agua!», habrá en el canal

quien te haga venia ducal

como á la esposa del Dux.

 

mariana

¡Calla, sin aliento estoy

de placer, calla, por Dios!

 

jacobo

Y tanto á aprestarte voy,

que no ha de haber, por quien soy,

quien goce más que los dos.

 

mariana

¡Soy, Jacobo, tan feliz,

tan…..

 

jacobo

Silencio, pasos siento,

y ve que el menor desliz,

nuestra fortuna, infeliz

puede hacer en un momento.

(Va á la puerta.)

¡Una máscara! Sin duda…..

Mariana, déjame solo;

de ese aposento te escuda,

y estáte allí sorda y muda.

(¿Si habrá cumplido Dandolo?)

 

mariana

¿Tardarás?

 

jacobo

No; asuntos son

de casa, en que estoy tratando.

 

mariana

¡No me olvides!

 

jacobo

Esperando

me queda.

 

mariana

(Y desde el salón,

puedo esperar escuchando)

ESCENA IX

jacobo y bernardo

 

jacobo

(Aparte.)

¡Él es!

 

bernardo

(Ayudadme, cielos,

á sujetar mi paciencia.)

 

jacobo

(El cielo la dé prudencia

y no despierte sus celos.)

 

bernardo

Guardeos Dios.

 

jacobo

¿Qué me queréis?

 

bernardo

Vuestro encargo concluí.

 

jacobo

¿Conmigo habláis?

 

bernardo

Con vos, sí.

 

jacobo

¿Acaso me conocéis?

 

bernardo

Disimular es en vano;

¿no me habéis buscado vos?

 

jacobo

¿Yo buscaros? No, ¡por Dios!

 

bernardo

(Hiere y esconde la mano.)

Sabed, pues…..

 

jacobo

Más bajo hablad.

 

bernardo

(Aquí está.) Digo que soy…..

 

jacobo

Más bajo. (Temblando estoy.)

 

bernardo

Soy…..

 

jacobo

(Dándole la bolsa.)

Bien, comprendo; tomad.

 

bernardo

(Sin duda nos puede oir.)

 

jacobo

(Despidiéndole.)

Es negocio concluído.

 

bernardo

(Pues á buscarla he venido,

sin ella no he de salir.)

(Alto.)

Ya pueden desde este punto

darle…..

 

jacobo

Más bajo, ¡por Dios!

 

bernardo

¿Le habéis muerto acaso vos,

ó teméis aún al difunto?

 

jacobo

Idos.

 

bernardo

(Parece que aprieta.)

Me voy, y perded recelo,

que Bernardo Caravello

queda muerto en la Piazetta.

ESCENA X

dichos y mariana.

 

mariana

¡Santo Dios, muerto mi hermano!

 

jacobo

¡Sal pronto, impostor, de aquí!

 

mariana

(Con rabia.)

¿Quién mató á mi hermano, di?

 

jacobo

(Metiendo mano.)

¡Sal pronto, ó…..

 

bernardo

(Quitándose la máscara.)

¡Tente, villano!

 

mariana

¡Ay de mí!

 

jacobo

¿Qué es esto, cielo?

 

bernardo

¿No lo adivinas tú solo?

Es que viene Juan Dandolo

á vengar á Caravello.

 

jacobo

Pues bien: quienquiera que seas,

uno ú otro, vivo ó muerto,

que digas al fin te advierto,

de una vez lo que deseas.

 

bernardo

De una vez te lo diré:

quiero tu vida ó mi honor;

mira tú lo que es mejor,

que sin ambos no me iré.

 

jacobo

Ve tú lo que bien te está,

y consulta tu ambición.

 

bernardo

Corazón por corazón,

y honor por honor me va.

Eso te doy á elegir,

y no hay mucho que dudar;

con ella te has de casar,

ó conmigo has de morir.

 

jacobo

Y ¿sabes…..

 

bernardo

Todo lo sé,

que como el Dux eres noble,

riqueza posees al doble,

no hay quien te competa, á fe.

Mas sé, aunque es herencia corta,

que tengo honra y tengo hermana,

y pues la tengo villana,

tenerla honrada me importa.

 

jacobo

Pues mira cómo ha de ser.

 

bernardo

Todo lo tengo pensado;

darásme un papel firmado,

tomándola por mujer.

 

jacobo

¿Y mi padre?

 

bernardo

Morirá,

que está viejo.

 

jacobo

Mas primero…..

 

bernardo

Pues no tiene otro heredero,

después de muerto será.

 

jacobo

(¡No puedo con mi altivez,

por Dios, en trance tan duro!)

 

bernardo

Ve que mi paciencia apuro.

 

jacobo

Acabemos de una vez.

No me he de casar con ella

sólo por ser condición.

 

bernardo

Pues venga tu corazón.

 

mariana

¡Hermano!

 

bernardo

Los labios sella.

 

jacobo

Ven, pues, á beber la hiel

que guarda con tu sentencia.

 

bernardo

Es vana tu resistencia,

que vienen muchos por él.

A una voz, por la ventana

suben cuatro como yo.

 

jacobo

¡Villano!

 

bernardo

Villano ó no,

tu corazón ó mi hermana.

 

jacobo

Bien está: dame el papel,

y dicta su contenido.

(En la trampa me ha cogido;

mas si yo le cojo, ¡ay de él!)

 

bernardo

(Dictando.)

Seis meses después de muerto

tu padre, será la boda.

 

jacobo

¡Gran pena!

 

bernardo

No es ésa toda.

La condición falta.

 

jacobo

Es cierto.

 

bernardo

Y si, esa tregua vencida,

no has salido de tu empeño,

escribe que me haces dueño

de tu honor y de tu vida.

 

jacobo

(Y hasta entonces, mentecato,

¿quién te ha dicho que tu hermana

no habrá muerto, y será vana

la condición y el contrato?

¡Oh! ¡Me he de burlar de ti!)

 

bernardo

Firma y cierra ese papel.

Yo me quedaré con él.

 

jacobo

(Con ironía.)

¿Está bien?

 

bernardo

Bien está así.

 

jacobo

Y ahora, en más seguridad,

pues que al fin me casaré,

casa y nombre la pondré,

con decoro, en la ciudad.

 

bernardo

No lo pienses.

 

jacobo

¿Cómo no?

 

bernardo

Guarda tu nombre y tu oro,

que desde hoy, con más decoro

sabré guardártela yo.

ACTO TERCERO

Fin de una cena en el palacio Dagolino.— Algunos de los convidados en trajes de máscara, como venidos desde el baile a la mesa.— En el fondo, á lo lejos, el salón del baile.— Música y tumulto.

ESCENA PRIMERA

don ramiro, jacobo, maffei, pedro , en pie, y seis convidados . anina, rosa, inés y otras dos damas.

 

jacobo

¡Ja, jal Don Ramiro, ¿ya os ata la lengua

mi lacrima?

 

maffei

¡Bravo!

 

uno

Las copas tomad.

Dejemos á España; que á fiestas es mengua

llamarla al tumulto de nuestra ciudad.

 

otro

Dejemos á España; no vale su gente

más que para sangre verter en la lid.

 

otro

Decid, don Ramiro: y el noble valiente,

después de un combate, ¿no brinda en Madrid?

 

otro

¿Qué vale que tengan Jerez en España?

 

otro

Mejor estuvieran sus viñas aquí.

 

maffei

¿No se hacen botellas?

 

ramiro

¿Y aquesto os extraña?

Se templan espadas y lanzas allí.

 

uno

Lo dicho: no hablando de sangre y de guerras,

no hay más en las fiestas de España que hablar.

 

ramiro

Con sangre regamos allá nuestras tierras

y así hasta el labriego se apresta á lidiar.

 

rosa

Mas hay, según dicen, jardines floridos.

 

inés

Y sotos pomposos.

 

anina

Y dicen también

que al son voluptuoso de blandos sonidos

alegres comparsas de danzas se ven.

 

ramiro

Hurís no se encuentran acaso tan bellas

cual éstas que agora cercándome están;

mas yo os aseguro, señoras, que entre ellas,

las hay que os causaran un punto de afán.

No hay blondos cabellos, teces de azucenas

con ojos que roban al cielo su azul;

mas hay serafines con teces morenas,

por quien bota buques al agua Stambul.

Brindemos á España, país de placeres,

do ponen los moros su gloria y su edén.

 

jacobo

Brindemos; mas luego, por nuestras mujeres,

es fuerza que España nos brinde también.

 

ramiro

Sin duda; no quita el cortés al valiente,

y es noble Venecia, pomposa ciudad.

 

jacobo

¡A España, señores, á su ínclita gente!

(Brindan.)

 

ramiro

¡Lacrima y Venecia, que dan libertad!

 

uno

(Á Inés.)

Inés, ¿no brindasteis?

 

otro

¿Acaso te dieron

enojo las bellas del suelo español?

No temas, hermosa; yo sé que no vieron,

cual la de tus ojos, la luz de su sol.

 

jacobo

Pedro, ¿de qué cuba sacaste ese vino,

que no bebe el Conde?

 

pedro

De la honda, señor.

 

jacobo

Pues rompe su copa, y en vaso argentino

escánciale Chipre, que lo halla mejor.

 

uno

(A Rosa.)

¿En qué piensas, Rosa?

 

rosa

En ti.

 

el mismo

¡Por mi vida,

que poco en tu mente posar me creí!

Y ¿á quién debo, dime, tan dulce guarida?

 

rosa

Tu voz, ¿en quién deja pensar si no en ti?

 

el mismo

Y ¿quién, de una copa tomando su tono,

i oídos pequeños arregla la voz?

Apróntame Chipre, verás cómo entono

y hago gorgoritos como un ruiseñor.

 

jacobo

Anina, levanta la copa.

 

anina

Brindemos.

 

jacobo

Al viento más suave que sopla en el mar.

 

anina

El brindis extraño.

 

jacobo

Pues qué, ¿no sabemos

que Giácomo vuelve?

 

uno

Pues es un azar.

¿Y el joven Guarini?

 

otro

Son ambos valientes.

 

otro

El uno á lo menos.

 

jacobo

Y el otro.

 

anina

Mas yo…..

 

el primero

Guarini es bizarro.

 

otro

Son algo parientes.

 

otro

Sí; por una deuda que el padre dejó.

 

uno

Brindemos primero.

 

otro

Brindemos.

 

todos

Brindemos.

 

jacobo

La historia vendrá, de la deuda, después.

 

uno

Al viento más manso.

 

otro

Los vasos crucemos.

 

anina

Mas ved, caballeros…..

 

jacobo

(Á Inés.)

Las copas, Inés.

(Brindis.)

 

uno

Ahora, la historia.

 

anina

Mirad bien, señores.....

 

otro

Anina, en nosotros secreto estará.

 

todos

¡La historia!

 

uno

No hay cosa como unos amores,

tras de quien el diablo por último da.

Mas ved…..

 

el que ha de contar

Dos palabras.

 

todos

¡La historia! ….. ¡La historia!

 

uno

Anina, si al cabo se habrá de saber.

 

jacobo

Cuanto antes se sepa, más pronto memoria

no quedará de ello.

 

otro

Por fin ha de ser.

 

uno

Bogaba en el Lido ligera una tarde

la góndola Diana de Giácomo; en pos,

haciendo en seguirla quimérico alarde,

la iban á lo lejos la pista otras dos.

Giácomo volaba por esos canales,

cada vez bogaba su góndola más.

No tuvo Regatta dos remos iguales,

que siempre las otras llevaba detrás.

Ya casi tocaba la arena olvidada

del puente que presta al palacio ducal,

camino á la cárcel…..; paróse cruzada

la Diana en el medio del largo canal

Ya sólo alumbraba crepúsculo vago,

y sólo confuso se oía el rumor

del ancho canal que desagua en el lago,

y al lejos del puerto discorde el clamor.

Las góndolas iban cercando á la Diana,

cuando ésta, tocando la orilla, posó

en tierra una dama que, huyendo liviana,

á un hombre en la playa por guarda dejó.

Y en vano tras ella á par se lanzaron

dos nobles que guardan las góndolas dos;

la espada, en la orilla, de Giácomo hallaron,

y en la misma noche cenaron con Dios.

 

todos

¡Giácomo!

 

uno

¿Y la dama?

 

el que cuenta

Silencio; la historia

á tanto no llega.

 

otro

Anina, ¿qué tal?

 

jacobo

Señores, ya basta; brindad en memoria

de ese que, valiente, venció en el canal.

 

uno

A Giácomo brindo.

 

otro

Dios quiera que el viento

le traiga cuanto antes con oro y con bien.

 

jacobo

Escáncianos, Pedro, licor de Sorrento,

que ofusque á Ramiro de España el edén.

(Brindan. Don Ramiro y otros convidados se levantan.)

¿Os vais, caballeros?

 

don ramiro

Y el baile, ¿no espera?

 

jacobo

Lo había olvidado.

 

otro

(De los que se van.)

Y vos, ¿no venís?

 

jacobo

Desaire á este lacrima hacer no quisiera.

 

varios

¡Justo!

 

don ramiro

Confesaos con él.

 

jacobo

Bien decís.

(Vanse todos, menos Jacobo y Maffei.)

ESCENA II

maffei y jacobo

 

jacobo

¿Ahí te quedas?

 

maffei

Ya lo ves.

 

jacobo

¿No bailas?

 

maffei

Cosa es por hoy

imposible, porque estoy

no muy seguro en mis pies.

 

jacobo

No te sirve eso de excusa,

que no hay uno ¡vive el cielo!

que no tropiece en un pelo.

(Se sienta.)

 

maffei

(Bebe.)

¡Es fuego este Siracusa!

Qué, ¿no te vas?

 

jacobo

No, ¡pardiez!

Luego iremos al salón.

 

maffei

Así me harás la razón.

(Bebe.)

Plomo hirviendo es tu Jerez,

que convierte la alegría

en báquico frenesí.

¡Lácrima, esclavo!

(Bebe)

Esto sí;

esto es néctar y ambrosía.

 

jacobo

Alegre estás.

 

maffei

¿Por qué no?.

Y tú desalmado y triste.....

Sin duda que no bebiste.

 

jacobo

Te equivocas….. ¿Triste yo?

 

maffei

Mal hicieras ¡Oh, el gozar!

¡Esta es la vida, y reir,

olvidados del morir

y olvidados de pensar;

y aunque mueran en su Abril

mis ilusiones livianas,

y jamás cubran las canas

esta frente juvenill

Sí; porque quiero llevar

al fondo del ataúd

mi risueña juventud,

sin padecer ni temblar.

Llegue en buen hora mi fin,

mas sucumba como fuerte,

y que me encuentre la muerte

á las puertas del festín.

 

jacobo

Tienes razón: yo comprendo

así la felicidad.

 

maffei

De amores es nuestra edad,

y el amor crece bebiendo.

Brindemos.

 

jacobo

Como te cuadre…..

¡Vino!

 

maffei

A mí.

 

jacobo

Pues vaya.

 

maffei

¡Vaya!

A que tanta gloria haya

cual tuvo deudas tu padre.

 

jacobo

Respeta al que ya murió.

 

maffei

Y ¿qué dice tanto hebreo

que con ardiente deseo

su fin, tal vez, esperó?

 

jacobo

Mi fin esperando están.

 

maffei

¿No pagas deudas?

 

jacobo

No pago.

 

maffei

Da esperanzas.

 

jacobo

Eso hago.

 

maffei

¿No hay oro?

 

jacobo

Si ellos lo dan.

 

maffei

Y ¿apuran mucho?

 

jacobo

Sí, á fe;

y aunque mi nombre me escuda…..

 

maffei

¿Quieres pagarlos?

 

jacobo

Sin duda.

 

maffei

Y ¿qué te falta?

 

jacobo

Con qué.

 

maffei

Yo sé un medio.

 

jacobo

¿Un medio? ¿Cuál?

 

maffei

Yo también, á veces, debo…..

 

jacobo

Adelante….. eso no es nuevo;

mas la paga....

 

maffei

Ésa es fatal.

Supón que el hebreo apura....

Le pides luego el contrato

en que firmaste, insensato,

con el préstamo la usura.

De la intención peregrina

nada sospecha el hebreo;

vuela en alas del deseo,

y al dar la vuelta á una esquina…..

 

jacobo

Calla.

 

maffei

Y así halló su fin,

por ser mi acreedor tan sólo,

á manos de Juan Dandolo,

el buen Isaac Benjamín.

 

jacobo

¿Tú fuiste?

 

maffei

¿Qué?

 

jacobo

¿Sabes, di,

todo el mal que así me has hecho?

El golpe que hirió su pecho,

también me ha alcanzado á mí.

 

maffei

¿De veras? ¡Lance gentil!

 

jacobo

Dandolo tiene una hermana.

 

maffei

¿Hermosa?

 

jacobo

No es tan lozana

la flor del pintado Abril.

 

maffei

Está de más la poesía,

y prefiero el canto llano.

 

jacobo

Por largo tiempo el hermano

ignoró la pasión mía.

Una noche bien fatal,

por tu invención peregrina,

halló Isaac en una esquina

de Juan Dandolo el puñal.

Una prenda de mi amor,

cuando le hirió el hierro impío,

llevaba el triste judío;

vieras allí su furor.

Buscóme, en fin, con deseo

de matarme…..

 

maffei

El lance es triste;

mas tú no lo consentiste,

á juzgar por lo que veo.

 

jacobo

Robéle la hermana.

 

maffei

¡Bravo!

Esas son cuentas más claras.

Siempre pensé te portaras

como quien eres, al cabo.

 

jacobo

Pero él, que doquier me espía,

cuando más estoy tranquilo,

pronto descubre el asilo

donde oculta la tenía.

 

maffei

Y ¿en fin?

 

jacobo

Hizome jurar

que, muerto que el viejo fuera,

su deshonra redimiera

con mi mano en el altar.

 

maffei

Pero Dandolo murió;

y aunque viviera, no creo

que en tan ciego devaneo

cayeras.

 

jacobo

Nunca; eso no.

 

maffei

La danza empieza otra vez…..

Y de esa promesa insana,

¿aun no ha venido su hermana

á reclamar? …..

 

jacobo

No, ¡pardiez!

 

maffei

¿Piensas que vendrá?

 

jacobo

Lo espero.

 

maffei

Y ¿qué harás?

 

jacobo

Aun no lo sé.

Diréla que ya olvidé

hasta si he jurado.

 

maffei

Pero…..

(Vanse hablando: el teatro queda solo un instante.)

ESCENA III

mariana en traje de máscara.

 

No está….. Cuidadosa

la sala crucé,

buscándole en vano

cien veces y cien.

Estoy fatigada…..;

aquí esperaré,

que apenas ya pueden

tenerme mis pies.

(Se deja caer en una silla.)

La noche está obscura:

horror, lobreguez,

del cielo encapotan

el ancho dosel.

Silencio de muerte

se nota doquier,

canales y plazas

durmiendo á la vez;

la brisa no sopla,

que duerme también…..

La noche es de cierto

terrible y cruel.

¡Si en vano este tiempo

llorando aguardé

con ciega esperanza

de loca altivez!

¡Si tantos delirios

y tanto amor fiel

habrán de hallar sólo

desprecio y desdén!

Entonces, amores,

piedad de mujer,

yo dentro del pecho

guardaros sabré.

Amor, si á mis plantas

rendir no le ves,

la miel de tus flores

conviértase en hiel.

¡Ay, que si insensatos

burlaron mi fe,

de cierto la noche

terrible ha de ser!

(Pausa.)

¡Oh breves instantes

de plácido bien,

que fuisteis á un tiempo

mi vida y mi ser!

Amantes delirios,

tornad otra vez,

y al alma agitada

su dicha volved.

Mas ¡ay! que la noche

es horrible…..; aquel

fué un tiempo de gloria

que no ha de volver.

Me abraso….. ¡Cuál late

violenta mi sien! …..

Mas ¡Cielos! ¿Me engaño

Jacobo…..; si, es él.

ESCENA IV

mariana y jacobo

 

jacobo

;Oh, talle celestial!

 

mariana

Me ha visto.

 

jacobo

¿Qué haces

aquí tan sola en apartada estancia?

¿Cánsate el son de báquicos clamores,

ó acaso esperas misteriosa cita

del mortal que rebosa en tus amores?

 

mariana

Lo has acertado….. Es eso.

 

jacobo

¿Si? Perdona…..

Cedo el puesto al galán.