Pandemónium - Jorge Alemán - E-Book

Pandemónium E-Book

Jorge Alemán

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Beschreibung

El espectro de la muerte que suscita la pandemia del coronavirus ¿puede inaugurar un nuevo debate sobre la igualdad? Jorge Alemán explora algunas dimensiones del tiempo nuevo en que nos adentramos, en diálogo crítico con algunos de los pensadores más importantes del presente (como el italiano Giorgio Agamben). La Covid-19 muestra la eficacia de los aparatos ideológicos del neoliberalismo para que la desigualdad sea considerada como el estado natural de la sociedad, mientras la ultraderecha sigue desarrollando su narrativa paranoica de permanente imputación al Otro (un extranjero que quiere nuestro mal), en un peligroso desplazamiento cultural que trata de imponer la eliminación de los más débiles. Necesitamos pensar el mundo pospandémico, y Pandemónium ofrece algunas valiosas herramientas para ello.

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© Jorge Alemán, 2020

Corrección: Marta Beltrán Bahón

Imagen de cubierta: John Martin, Le Pandemonium, 1841

Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

© Ned ediciones, 2020

Preimpresión: Ned ediciones

eISBN: 978-84-18273-06-3

La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente.

Ned Ediciones

www.nedediciones.com

Indice

Agradecimientos

1. Pandemia y capitalismo

2. El declive de la autoridad simbólica

3 La guerra contra la pandemia

4. ¿Estado de excepción?

5. Inmunidad de rebaño

6. La hipótesis paranoica y la ultraderecha

7. La fractura de la desigualdad

8. Mundo pospandémico

9. ¿Emancipación o barbarie?

10. El discurso capitalista y la Emancipación

11. El murciélago

A la memoria de Federico Caretti,

por aquellas batallas y aquel día .....

Pandemónium

Yo ya hubiera podido nacer mil veces loco / hubiera podido ser niño y niña a la vez y falsificar mi bautismo / hubiera podido saludar aquella noche al demonio / hubiera podido mostrar que Hegel, Lacan Spinoza y Deleuze dicen lo mismo / hubiera podido mostrar que el Otro inicio en Heidegger es una mujer que habla en sánscrito / hubiera podido decirte que no me dejes nunca o que te vayas para siempre / hubiera podido nacer sin conocerte nunca

matar al dictador con mis propias manos

hubiera podido vaciar a Dios de todo amor y dejar luego mi corazón vacío / hubiera podido no tocar a nadie e interrumpir la orgía absurda de la humanidad / hubiera podido callar para siempre /

Escribir que la maldad no está en la selva y que ese Murciélago es hijo de Dios

hubiera podido mostrar que nunca volvería a la normalidad que no conocí

Hay niños que son alcanzados por el poema cuando en la torre más alta despiertan confinados.

Pero ya tendría que saber leer el libro que es la prueba final de los tarados que enseñan / tendría que haberte olvidado cuando te fuiste con el sabio

al extranjero/ tendría que haber sabido que estaba loco cuando en Chivilcoy vi la plaza España como un presagio / tendría que haber comunicado que todos hablarán y nadie dirá nada de este desastre / tendría que rogar mil veces por vos / tendría que reconocer el cuerpo que siempre vuelve en el sueño / tendría que no arrepentirme de haber matado al asesino con mis manos / tendría que saber cómo estando tan lejos el cielo no me separa del Pandemónium de mi estirpe

Pero ni en los grandes marineros se silencia el vértigo que marca este mar enfebrecido / cuando viene la ola con el nombre que borra todo

JA

Agradecimientos

Una vez más mi agradecimiento a María Victoria Gimbel, quién siempre se hace cargo de traducir las voces que me atraviesan en el texto .

A Estela Canuto por la amable atención que le entregó a la lectura del texto.

A Tim Appleton por nuestra conversación sobre los vectores teóricos implícitos en Pandemónium.

A Alfredo Landman por su trabajo editorial hospitalario y amistoso.

En el presente libro, redactado durante mi confinamiento, únicamente pretendo sugerir algunas ideas que puedan resultar interesantes para pensar lo que esta pandemia está causando en el mundo, así como algunas de sus consecuencias desastrosas. No cabe predecir con certeza qué va a suceder después de un fenómeno tan imprevisto como terrible, pero sí exponer algunas indicaciones acerca de esta «nueva realidad» a la que nos enfrentamos y cómo puede cambiar (o no del todo) el escenario político, económico y social derivado de ella. Hago constar que la verdadera autoría de estos textos se encuentra cifrada una serie de voces, ecos, interpelaciones que desde distintos lugares me atravesaron.

1 Pandemia y capitalismo

En primer lugar, quiero señalar que la pandemia, esta radical catástrofe provocada por la Covid-19, permite la posibilidad de pensar la política más allá de su solución sanitaria y de los terribles estragos que está padeciendo gran parte de la población mundial. Resulta interesante conectar la pandemia con el modo de producción capitalista, pues la Covid-19 ha causado una gran crisis con la que, en principio, no se contaba después de la del 2008, alcanzando a prácticamente todo el mapa mundial, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia, España, Rusia o Japón, por nombrar algunos de los Estados «ricos» que no esperaban una crisis sanitaria de esta envergadura, además proveniente de China, una de las grandes potencias mundiales que también entra en juego en el tablero de la salida de la crisis. En el mundo occidental «democrático» se repite una y otra vez que «de ésta vamos a salir», paradójicamente siguiendo el ejemplo de lo realizado por un estado «totalitario», que es la manera como se suele señalar a China. Una resolución sanitaria que se conecta con la salida de la crisis económica y social que la pandemia ha causado.

Sin embargo, a mi juicio, como vengo sosteniendo a través de distintas publicaciones desde hace tiempo, el capitalismo no es sólo una economía, sino más bien una estructura acéfala que se reproduce ilimitadamente, una maquinaria que aún en los tiempos más críticos tiene capacidad de rehacerse. De tal modo que, aunque la pandemia no haya sido producida directamente por el movimiento del capitalismo, como se sostiene en algunas hipótesis, indirectamente este fenómeno aleatorio sí ha provocado «una nueva realidad», un primer eclipse serio del dominio y hegemonía, por ejemplo, de Estados Unidos, que al día de hoy es el primer Estado con mayor número de muertos y afectados, sin atisbo de que eso vaya a cambiar.

Lamentablemente, no comparto ese optimismo que viene desde distintos lugares, al pensar que de esta crisis saldrá algo mejor y que el capitalismo está tocado de forma nuclear. Optimismo y pesimismo nunca me han resultado las posiciones pertinentes para asumir lo que en la realidad acontece; al contrario, creo que el capitalismo ha mostrado ya, y lo puede volver a hacer, que es capaz de rearmarse y seguir su movimiento sin fin, a no ser que países emergentes reinventen una posible vía de emancipación, que conlleve una «radicalización de la democracia» frente a las derivas neofascistas tan activas en estos momentos por todo el mundo. Es decir, puede ser, como dice la conocida cita de Jameson, que sea más fácil pensar en el fin del mundo que en el fin del capitalismo, pues no creo que se produzca ningún colapso cuando se controle la pandemia; de hecho, la mayoría de los gobiernos de países occidentales quieren salir de la crisis sanitaria, no como dicen por salvar vidas, sino para salvar al propio capitalismo (FMI, Fondo europeo, grandes financieras, bancos, etc.), y que la maquinaria siga funcionando, una vez más, aunque sea generando mayor pobreza e injusticia social.

Todo eso provoca «extrañeza» ante la pandemia: el hecho de que finalmente suceda lo que se sabía que iba a ocurrir. Es una de las formas privilegiadas de lo que Freud llamaba lo Siniestro. Sucede lo que estaba esperado desde siempre que acontezca, como la muerte, y nada lo evita. Aunque suceda por primera vez es ya una repetición, como el despertar donde se desea volver al sueño, a la vigilia que nos permita dormir en nuestros espejismos diurnos. Lo que sucede nunca tendrá el derecho de volver a ingresar en el juego de la duda. De allí la coloración angustiante de la irreal realidad que se filtra. Pues lo que está sucediendo con este virus parece un déjà vu, una película más, de serie B, sobre desastres.

Lacan hace muchos años habló de la angustia de los científicos en La Tercera (Roma), e hizo en su día alusión a los bichos que iban a colarse por el borde de la puerta. No le veía otro destino a la ciencia que quedar superada por sus propias pulsiones. Ahora se tiene la certeza estúpida de que las cosas van sucediendo de modo previsible, como un argumento fatal y estereotipado, del que ni siquiera se puede dudar. He aquí otra definición de la angustia: eso de lo que ya no se podrá dudar. Porque lo real traumático se nos presenta como una certeza difícil de asumir, ha ingresado en nuestra realidad para llevarla fuera de quicio, a una mirada oblicua sobre las perspectivas iniciales.