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Vivir loco y morir más es la primera obra teatral de José Zorrilla, escrita cuando apenas tenía veinte años. Tuvo notorio éxito entre la crítica y el público. Es una obra romántica que relata las penurias de unos jóvenes apasionados y ávidos de vivir con intensidad. El artista entregado y hastiado del mundo, el alcohol como una salida, el honor y la venganza, hacen de Vivir loco y morir más una tragedia que reflexiona sobre la voluntad de no renunciar a nada. La pieza es de algún modo un reflejo de la España del siglo XIX.
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Seitenzahl: 46
Veröffentlichungsjahr: 2010
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José Zorrilla
Vivir loco y morir más
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: Vivir loco y morir más.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica ilustrada: 978-84-9953-532-6.
ISBN tapa dura: 978-84-1126-028-2.
ISBN ebook: 978-84-9897-901-5.
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Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
El teatro romántico 7
Personajes 8
Acto I. El ponche 9
Escena I 9
Escena II 14
Escena III 14
Escena IV 15
Escena V 31
Escena VI 39
Escena VII 46
Acto II. Una muerte por honor 51
Escena I 51
Escena II 53
Escena III 62
Escena IV 62
Escena V 69
Escena VI 69
Escena VII 74
Escena VIII 75
Libros a la carta 85
José Zorrilla (Valladolid, 1817-Madrid, 1893). España.
Tras pasar por el Seminario de Nobles de Madrid, fue a las universidades de Toledo y Valladolid a estudiar leyes.
Asentado en Madrid, las penurias económicas le hicieron a vender a perpetuidad los derechos de Don Juan Tenorio (1844), la más célebre de sus obras. En 1846, viajó a París y conoció a Alejandro Dumas, padre, George Sand y Teophile Gautier que influyeron en su obra. Tras otra breve estancia en Madrid, regresó a Francia y de ahí, en 1855, marchó a México donde vivió gran parte de su vida y fue nombrado director del teatro Nacional por el emperador Maximiliano.
Esta es la primera obra teatral de Zorrilla, escrita cuando apenas tenía veinte años. Tuvo notorio éxito entre la crítica y el público. Es una obra romántica que relata las penurias de unos jóvenes apasionados y ávidos de vivir con intensidad. El artista entregado y hastiado del mundo, el alcohol como una salida, el honor y la venganza hacen de Vivir loco y morir más una tragedia que reflexiona sobre la voluntad de no renunciar a nada.
Alberto
Ana
Julián
Luisa
Pablo
Pereira, portugués
Román
Habitación de Pablo Román, de aspecto casi miserable; una mesa, sillas, papeles, dibujos, y en un caballete un retrato sin concluir. Unos floretes colgados en la pared.
Alberto sentado, y Román en pie, por la Escena.
Román (Señalando en la mesa una moneda de oro.)
Es el último doblón.
Alberto Suerte, por cierto, cruel.
Román Brindemos juntos con él
a nuestra separación.
Mañana, lo mismo que hoy,
traerá sus horas el día;
nos queda nuestra alegría
en el alma, Alberto.
Alberto Estoy
de ello penando en extremo.
¿No hay más remedio, Román?
Román Los días vienen y van,
y que no ha de llegar temo
el mío.
Alberto La suerte acaso
te guarda mejor fortuna.
Román Es tardía, es importuna,
y en impaciencia me abraso.
¡Tantas horas de esperar,
tantos días de dolor,
aguardando otro mejor
que jamás ha de llegar!
¡Y soñando gloria y nombre
sentado al dintel de un cielo,
arrastrarse por el suelo
bajo la planta del hombre!
No más, Alberto, por Dios,
hoy es nuestra despedida:
tal vez otra en esta vida
nos hallaremos los dos.
Alberto Román, ¿y así se abandona
tanto afán, tanta esperanza?
¿Sin amargura se alcanza
esa soñada corona?
Trabaja, sufro y espera,
que en el sufrir y esperar
está acaso el encontrar
esa fama venidera.
Román Decidido, Alberto, estoy;
de nosotros olvidados,
o famosos o ignorados,
bebamos alegres hoy.
Nuestro es el día presente,
de los necios el mañana,
la vida es corta y liviana
para todos igualmente.
Soñé desde que nací
esos fantasmas de gloria,
y hoy no encuentro en mi memoria
un recuerdo para mí.
Todo en la tierra es vacío;
la amargura y el placer,
y mañana, y hoy y ayer,
presa son del tiempo impío.
Riamos, pues, y cantemos,
el alma de llanto ajena,
que tal vez la será en pena
el tiempo que no gocemos.
(Un momento de pausa.)
Mira, mil veces pensé
que solo al cuerpo convida
con ocio y placer la vida;
pero al alma, ¿para qué?
Este cuerpo es un encierro,
del otro mundo antesala;
vida el cielo le señala,
muere, y acaba el destierro.
Si el cuerpo no ha de vivir,
acertado, a fe, es dejar
al ánima descansar,
y al cuerpo inútil morir.
Alberto ¿Y tu entusiasmo, Román?
¿Tu ambicioso pensamiento?
Román Borrándose con el viento,
las cosas del mundo van.
Ambición tuve de ser
grande, y dejar en la historia
famosa y alta memoria,
pero esto, Alberto, era ayer.
Hoy hallé mi corazón
menos osado, más frío.
Juzgué ese afán desvarío,
y lugar di a la razón.
Alberto A tu razón extraviada,
y a tu ambición no cumplida.
Román Y, francamente, esta vida
no creo merezca nada
El mundo es jaula de locos,
los más locos gozan más;
mas son pocos.
Alberto Y ¿no harás
por ser, Román, de los pocos?
El mundo será ilusión,
locura será cual dices,
mas si hay tristes y hay felices.
algunos mejores son.
Si el poder y la riqueza,
el orgullo y la hermosura,
son por cierto una locura,
en la locura hay grandeza.
Ese sublime entusiasmo
que ayer existía en ti,
hoy, ¿no te merece, di,
nada?
Román A lo más un sarcasmo;
porque hoy veo más que ayer,
y esos fantasmas de oro,
esos sueños que hoy adoro,
mañana he de aborrecer.
En fin, yo quiero reír,
cantar, beber y esperar
el día en que ha de acabar
nuestra misión de sufrir.