Cazando a Rojo - AJ Tipton - E-Book

Cazando a Rojo E-Book

AJ Tipton

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Beschreibung

El Capitán Rojo hará cualquier cosa por una damisela en apuros –aunque ella sea una loba en piel de cordero. 

En un reino mágico lejano, vivían príncipes encantados, mujeres guerreras y magia poderosa. 
Cazando a Rojo es una nueva versión sexy de Caperucita Roja con cambio de género, en la cual los héroes se han convertido en heroínas, las heroínas se han convertido en héroes y nada es lo que parece. 

El heroico Capitán Rojo Hardison está viajando para visitar a su excéntrico Abuelito cuando se encuentra a una dama en apuros: la seductora Anya Rolf. Después que la estafadora le roba y lo deja desnudo (pero no insatisfecho) en el bosque, él se entera de que el objetivo real de Anya es su acaudalado abuelo. Con el tiempo y un peligroso viaje en su contra, ¿puede Cap salvar a tiempo a su amado Abuelito? 

Olivia Hunter (alias Cazadora) está en una misión para vengarse de la mujer que envenenó a su padre. Ella cree que es posible que finalmente haya encontrado la clave para detener a Anya: Cap. Olivia debe cumplir su venganza antes de que Anya ataque de nuevo, pero Cap puede probar ser… una distracción. 

Este romance maduro involucra aventuras valientes, tormentosas relaciones sexuales y una villana en la que querrás clavar tus dientes. 

Esta novela INDEPENDIENTE es parte de la serie “Sexys Cuentos de Hadas al Revés” la cual puede ser leída en cualquier orden. No hay finales de suspenso y cada historia termina como debe ser: con un “felices para siempre”.  

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Cazando a Rojo

Un Recuento Adulto de Caperucita Roja

AJ Tipton

Traducido porLorena De Isla

Copyright © AJ Tipton 2015 El derecho de AJ Tipton a ser identificada como la autora de este trabajo ha sido afirmado por ella en conformidad con Copyright, Designs and Patents Act de 1988 (Ley de derechos de autor, diseños y patentes de 1988) (u otra ley similar, dependiendo de su país). Todos los derechos, reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación o transmitida en ninguna forma o por ningún medio (electrónico, mecánico, fotocopias, grabaciones u otro medio) sin la previa aprobación por escrito de la autora, exceptuando casos de citas breves como parte de una reseña o artículo. No puede ser editado, modificado, prestado, revendido, alquilado, distribuido o circulado de alguna otra manera sin el consentimiento por escrito del editor. Se pueden obtener los permisos en [email protected]

Este libro es para la venta a un público adulto solamente. Contiene escenas sustancialmente explícitas y leguaje gráfico que puede considerarse ofensivo por algunos lectores.

Esta es una obra de ficción. Todos los personajes, nombres, lugares e incidentes que aparecen aquí son ficticios. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, organizaciones, eventos o locales es pura coincidencia.

Todos los personajes sexualmente activos en esta obra son de 18 años o mayores.

Fotografías de portada proporcionadas por BigStock.com, Flickr.com, Archivos Morgue, y Upsplash.com. Diseño gráfico por Lydia Chai. Traducción por Lorena De Isla.

Creado con Vellum

Terrones de barro rebotaban sobre la dura tapa del ataúd con pequeños golpeteos de irreversibilidad. Olivia Hunter vació otra pala de tierra en el oscuro terreno, agradecida de que las personas bien intencionadas con sus pésames, ya se habían ido. Ella también despidió a los enterradores, prefiriendo terminar la tarea por sí misma.

Olivia ya podía oír a las vecinas, viejitas metiches, cuchicheando acerca de su comportamiento poco femenino, pobrecita, probablemente ellas dirían, no es la misma desde que su adorable madrastra se fue, pero a Olivia no le importaba ni una mierda lo que ellas pensaran.

Su padre estaba muerto y la única cosa que importaba era la venganza contra la perra sin corazón que lo mató: la oh-tan-adorable- madrastra de Olivia.

Sus ojos ya no tenían lágrimas, estaban tan secos que se sentían lastimados alrededor de sus bordes. Antes de que su madrastra, la hermosa y mimada Anya Rolf (ahora técnicamente Anya Rolf-Hunter-Lovell-Randolph si es que la mujer llevaba la cuenta), se presentara, Olivia y su padre habían sido un equipo contra las estrechas y afectadas expectativas del mundo. Su padre había sido determinado en criar a su hija como un individuo auto-suficiente y la arrebató lejos de sus lecciones de bordado para enseñarle a cazar y pelear. Cuando Olivia vio a sus compañeras ser forzadas a cocinar y hacer reverencias, doblando sus rodillas ligeramente, ella le agradeció a todas las estrellas por su extraordinario padre. Cuando ella trabajó desde abajo para ganarse la muy codiciada posición de Terrateniente Real en el palacio, ella había estado muy segura de que su familia estaría asegurada de por vida.

Todo eso cambió cuando Anya llegó, su rostro tan inocente como el de un querubín, sus ojos tan muertos como los de un gato. El colgante de esmeralda oval descansando sobre el amplio escote de Anya y la estola de piel hecha a la medida sobre su espalda, tramó un extraño hechizo prometiendo riqueza y belleza. El padre de Olivia, quien nunca antes había caído presa de tales cosas, no pudo resistirse.

—Lo siento tanto, Papá. Debí haberle golpeado la cabeza cuando tuve la oportunidad —Olivia dijo, mirando a la tumba, mientras tiraba otra carga de tierra dentro del hoyo. Anya Rolf era una mujer cruel, feliz de robar y matar por lo que fuera que ella quisiera. El mundo sería un lugar mejor sin ella—. No te preocupes. No volveré a cometer el mismo error.

Era otro día estupendo, finalmente el clima se había vuelto cálido después de demasiadas noches frías de invierno. Cap silbaba una alegre melodía para sí, mientras paseaba a través del bosque, esperando tener un grandioso fin de semana con su Abuelito favorito. El sol brillaba resplandeciente. Las criaturas del bosque se escabullían a su alrededor en sus actividades del día, sus diminutos sonidos tranquilizaban a Cap asegurándole que todo marchaba bien con el mundo.

La caminata a través del bosque, hacia la estación de renta de carruajes que lo llevaría hasta la casa de su Abuelito, era corta, apenas un día de camino, y Cap ya sonreía en anticipación.

El Abuelito de Cap era un vibrante y viejo caballero: amable, generoso, y muy ocurrente con las bromas. El Abuelito también tenía el mal hábito de meterse en más diabluras de las que el viejo hombre podía manejar. Cap lo encontró atrapado arriba de un árbol o dentro del pozo de agua en más de una ocasión, sin mencionar esa vez del incidente con el mono.

No puedo esperar para ver en que anda metido Abuelito esta vez, Cap sonrió con solo pensarlo.

A Cap no le importaba el viaje a pie; él había hecho su cuota de extenuantes actividades físicas en sus días de militar. Aunque en ese entonces, sus viajes estuvieron plagados con peligros, terminando en gritos y sangre. Ahora, él se complacía en sus relajadas caminatas, encontrando gozo y belleza en el bosque y las criaturas a su alrededor. Ajustó el cuello de su capa de la armada de color rojo brillante para permitir que el sol calentara su cuello.

Los pájaros cantaban y las ardillas parloteaban y… Cap oyó algo que estaba fuera de lugar. Los vellos de su nuca se erizaron mientras desenvainó su espada y se aproximó a la fuente del sonido poco natural. Él rodeó un recodo en el camino y rápidamente enfundó su espada, avergonzado por su paranoia. En vez de la anormal bestia de pesadilla que él había imaginado, el sonido era de una joven doncella. Ella estaba tumbada sobre el suelo en estado de aflicción, su gemido era como el obsesionante lamento de un alma en pena o de una banshee.

Cap se detuvo a medio paso cuando los ojos verdes de ella quedaron fijos en los suyos. Santo cielo, es preciosa.

La mujer quedó en silencio tan pronto él quedó a la vista. Ella jugueteó con su largo cabello color castaño con una mano mientras acariciaba su delgada pantorrilla con la otra. Sus ropas y modos eran como los de las damas finas, que él solo había visto a lo lejos resguardadas en carruajes y cast [...]