Rompiendo la Maldición - AJ Tipton - E-Book

Rompiendo la Maldición E-Book

AJ Tipton

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Beschreibung

Una maldición terrible sale eróticamente bien. 

En un reino mágico lejano, vivían príncipes encantados, mujeres guerreras y magia poderosa. Rompiendo la Maldición es una nueva versión sexy de “La bella durmiente” con cambio de género, en la cual los héroes se han convertido en heroínas, las heroínas se han convertido en héroes y nada es lo que parece. 

El atractivo príncipe Nathan está condenado. Maldecido en la infancia para hundirse en un sueño eterno en su veinteavo cumpleaños, él cree que lo único que puede desear es una vida corta y solitaria. Con tan poco tiempo para vivir, todo lo que él desea es tener algo de diversión con su mejor amiga, un pájaro parlante llamado Raven. 

Raven no es lo que parece. Es una secuaz traviesa y seductora del mismo hechicero malévolo que condenó a Nathan cuando era un bebé. Raven tiene la maldición de ser mujer-de-noche, pájaro-de-día, pero piensa que tiene todo lo que ella necesita: un atractivo amante medio-diabólico, un encantador mejor amigo y una provisión interminable de bromas. 

Cuando uno de sus planes pone en riesgo la vida de Nathan, ella tendrá que exponer sus verdaderos sentimientos hacia él para salvar el día. ¿Cambiará Raven sus astutos métodos? O ¿se les ha terminado el tiempo? 

Esta sexy versión adulta de La bella durmiente involucra ligeras ataduras sexuales, hechiceros borrachos, y un amor suficientemente fuerte para desafiar hasta la más poderosa maldición. 

Esta novela INDEPENDIENTE es parte de la serie “Sexys Cuentos de Hadas al Revés” la cual puede ser leída en cualquier orden. No hay finales de suspenso y cada uno termina como debe: con un “felices para siempre”.

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Rompiendo la Maldición

La Pareja Real de Raven

AJ Tipton

Traducido porLorena De Isla

Copyright © AJ Tipton 2015 El derecho de AJ Tipton a ser identificada como la autora de este trabajo ha sido afirmado por ella en conformidad con Copyright, Designs and Patents Act de 1988 (Ley de derechos de autor, diseños y patentes de 1988) (u otra ley similar, dependiendo de su país). Todos los derechos, reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación o transmitida en ninguna forma o por ningún medio (electrónico, mecánico, fotocopias, grabaciones u otro medio) sin la previa aprobación por escrito de la autora, exceptuando casos de citas breves como parte de una reseña o artículo. No puede ser editado, modificado, prestado, revendido, alquilado, distribuido o circulado de alguna otra manera sin el consentimiento por escrito del editor. Se pueden obtener los permisos en [email protected]

Este libro es para la venta a un público adulto solamente. Contiene escenas sustancialmente explícitas y leguaje gráfico que puede considerarse ofensivo por algunos lectores.

Esta es una obra de ficción. Todos los personajes, nombres, lugares e incidentes que aparecen aquí son ficticios. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, organizaciones, eventos o locales es pura coincidencia.

Todos los personajes sexualmente activos en esta obra son de 18 años o mayores.

Fotografías de portada proporcionadas por BigStock.com, Flickr.com, Archivos Morgue, y Upsplash.com. Diseño gráfico por Lydia Chai. Traducción por Lorena De Isla.

Creado con Vellum

Bueno, esto es incómodo, Raven suspiró.

Los tacones de estilete de Raven traquetearon en el piso de mármol del gran salón de baile del palacio mientras seguía a su jefe a través de la multitud enfiestada. Mal, el perverso hechicero residente del reino, había pasado como un cañonazo borracho, a través de varias capas de seguridad del palacio y finalmente embistió las puertas dobles con una bola de fuego. El aire fresco de la noche entró en el salón de baile, provocando que los banderines de la celebración, colgando desde el techo, golpetearan y se resquebrajaran.

Raven se resistió al impulso de tomar ventaja del humo invasivo de la bola de fuego para mezclarse con la multitud reunida. Su vestido nuevo en capas de seda morada cayendo desde un favorecedor corsé negro, fácilmente podía ayudarla a desaparecer entre la nobleza reunida para atestiguar el bautizo del príncipe bebé. Era tentador fingir que ella, de ninguna manera tenía asociación con la reina-del-drama-empapada-en-ginebra, que tambaleante, se abría paso entre la atónita multitud.

—Bueno, bueno, bueno —Mal se meció ligeramente mientras llegaba hasta la familia real.

Ah, mierda, se va a desmayar antes de que siquiera llegue a la parte buena. Raven escondió su cabeza. Tratando de verse amenazadora, Raven se contoneó, caminando hacia delante para pararse detrás de Mal, con su pequeño sombrero de copa, apenas alcanzaba el hombro de él. Mal se recargó en ella y Raven luchó por sostenerlo derecho, tratando de no asquearse con el olor de alcohol barato que destilaba por sus poros.

El rey y la reina estaban regiamente sentados en una plataforma circular elevada en el centro de la habitación. Grandioso para el panorama, pero terrible para la seguridad. Aficionados.

El Rey Rodney irradiaba ira cuando Mal se acercó, una gran vena palpitaba en la frente del gobernante. Él se levantó de su trono, desenvainando una espada que, Raven supo con una mirada, era más ceremonial que funcional. ¿Qué va a hacer con eso? Raven meneó su cabeza por la idiotez. ¿Picarle a un usuario de magia encabronado?

La Reina Samantha sostenía apretadamente contra su pecho al Príncipe Nathan recién-bautizado, buscando desesperada a su alrededor a un salvador, o al menos un camino lejos de la furia de Mal. No encontró ni uno ni otro.

—Aquí tienen una fiesta encantadora —Mal eructó—. Lo único que puedo suponer es que mi invitación se perdió en el correo.

— ¡Cómo te atreves a amenazar a mi familia, hechicero! —El rey se movió con la velocidad de un hombre mucho más joven, balanceando la espada incrustada-de-rubíes, contra la garganta de Mal.

Mierda como esta es la razón por la cual nunca nos invitan a estas cosas. Raven dio un paso hacia atrás para darle algo de espacio a Mal y esquivar lo inevitable.

Con un golpe de su muñeca y una nube de humo, mágicamente Mal pasó la espada a su propia mano. Empezó a girarla distraídamente, recordándole a Raven, a un niñito jugando con una vara.

—Tú no… —Mal dejó caer la espada, aparentemente incapaz de manejar el esfuerzo de hacer ambas cosas, hablar y moverse al mismo tiempo. —Tú no me invitaste a la fiesta de tu bebé y por lo tanto —Mal le dio un trago a su anforita— ¡ahora tu bebé es mi enemigo! —Él le sonrió irónicamente al bebé que se inquietaba en los brazos de su madre.

El bebé sopló una burbuja de baba y rio.

¿Tengo que hacer todo yo? Raven suspiró en sus pensamientos.

Raven se subió a la plataforma elevada, esperando llevar algo de dignidad a la situación. Ella extendió sus brazos dramáticamente, estirando ampliamente la sedosa tela negra de su capa como si fueran alas, tratando de parecer intimidante mientras se dirigió a la audiencia.

—Ustedes se han atrevido a incurrir en la furia del más grande hechicero de nuestro tiempo —algunos de los nobles comenzaron a alejarse, poco a poco, hacia las salidas, y ella escuchó a algunos de ellos tratando de recuperar su aliento, impresionados. Bien. Si ellos no están asustados, no estoy haciendo mi trabajo.

—Su magia podría ser usada para el beneficio de ustedes, de haberle pedido su amistad. ¡Pero tales insultos no pueden soportarse! Raven sujetó un bastón largo de un sacerdote que la miraba lascivamente, casi tumbándolo, cuando ella le arrebató el vástago de sus manos, y con él golpeó fuerte sobre el piso de la plataforma. El golpe hizo eco a través de la habitación aterrorizada.

—Todo listo para usted, jefe —ella susurró a Mal mientras se bajaba de la plataforma.

—Este bebé… ¡estúpido bebé, quién es el peor! —Mal comenzó.

Oh señor. Raven trató de mantener su rostro apropiadamente asombrado y malvado, la expresión facial normal para una secuaz, mientras el borracho de Mal, proseguía con sus bobadas. Solo echa la maldición al condenado niño y salgamos de aquí.

— ¡Va a ser maldecido! —Mal dijo con un ademán, lanzando al aire chispas rojas desde las puntas de sus dedos. Él bajó de la plataforma hasta un lado de Raven, hablando entre-dientes y balbuceando tan quedo que nadie más podía oír. —Él pondrá su…cómo-se-diga…su pito en una rueca…ruca solterona cuando tenga dieciséis, espera, no así no está bien. Veinte —él batalló para encontrar lo malo en todo esto—, ¡y él dormirá para siempre! —Mal rio tan fuerte que la salpicó de saliva sobre todo su sombrero de copa.

Obedientemente, Raven puso una nota en su pequeño cuaderno. —Añadiendo al archivo de maldiciones, jefe: él se va a coger a una solterona cuando cumpla veinte, luego el coma —ella dijo calladamente. Mirando a las palabras de la maldición, susurró con urgencia: — ¿Queremos una cláusula de cancelación de Beso de Amor Verdadero?

—Sip. Qué tal como: ¿Cláusula de “realmente deseoso del beso de alguien”? Amor Verdadero está tan… excesivamente usado —los ojos de Mal estaban inyectados de sangre y se veía que estaba a punto de desmayarse—. Tú ve y diles. Yo me voy a casa —Mal dijo, y con un ataque de hipo, desapareció en una nube de humo.

Raven se dio media vuelta para dirigirse a la multitud. En una pose impresionante con el bastón levantado sobre su cabeza, se detuvo.

Lo que tengo aquí es una oportunidad única para joderme a estos idiotas. Recordando a algunas chicas especialmente cabronas de la clase de hilado, ella comenzó: — ¡Nuestro gran hechicero ha maldecido a este niño! —Expresiones de asombro y susurros escaparon de entre la gente reunida. ¿Por qué todos están tan sorprendidos? ¿Qué pensaban que él iba a hacer? Ella golpeó el bastón dos veces, silenciando a toda la habitación—. En su veinteavo cumpleaños, él pinchará su dedo en una rueca de hilar y caerá en un sueño eterno.

La reina dejó escapar un grito, apretando al bebé mientras éste comenzó a gritar.

[...]