Su Caliente Vikingo: Un Romance Paranormal - AJ Tipton - E-Book

Su Caliente Vikingo: Un Romance Paranormal E-Book

AJ Tipton

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Beschreibung

Escocia guarda una sorpresa sofocante para nuestra descarada bruja.

Hace más de mil años, una bruja hechizó a cuatro encantadores hermanos vikingos cada cual con uno de los cuatro elementos. En el presente, ellos viven con estas maldiciones condenados a sufrir por sus crímenes por toda la eternidad.

Bram está cerca de la locura, maldecido a ser un espectro del agua, invisible por toda la eternidad. Él cree que nunca será liberado de su castigo Pero cuando una mujer hermosa se sumerge en su mundo, Bram finalmente tiene una posibilidad de hacer las cosas bien.

Audrey es una bruja de hoy en día explorando las tierras de la secreta cabaña escocesa de su abuela. Cuando ella se siente atraída por las hermosas aguas de un lago cercano, descubre que no está sola. ¿Podrá la magia ser suficiente para liberar a su amante acuoso?

Esta sexy historia para lectores adultos incluye una abuela espectral casamentera, diversión en la bañera y una propietaria de bar con un toque mágico.

Esta novela INDEPENDIENTE es parte de la serie "Su Vikingo Elemental" la cual puede ser leída en cualquier orden. No hay finales de suspenso y cada historia termina como debe: felices por siempre.

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Su Caliente Vikingo

Un Romance Paranormal

AJ Tipton

Traducido porHarold J Encarnacion

Illustrated byChameleonstudio74

Copyright © AJ Tipton 2015 El derecho de AJ Tipton a ser identificada como la autora de este trabajo ha sido afirmado por ella en conformidad con Copyright, Designs and Patents Act de 1988 (Ley de derechos de autor, diseños y patentes de 1988) (u otra ley similar, dependiendo de su país). Todos los derechos, reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación o transmitida en ninguna forma o por ningún medio (electrónico, mecánico, fotocopias, grabaciones u otro medio) sin la previa aprobación por escrito de la autora, exceptuando casos de citas breves como parte de una reseña o artículo. No puede ser editado, modificado, prestado, revendido, alquilado, distribuido o circulado de alguna otra manera sin el consentimiento por escrito del editor. Se pueden obtener los permisos en [email protected]

Este libro es para la venta a un público adulto solamente. Contiene escenas sustancialmente explícitas y leguaje gráfico que puede considerarse ofensivo por algunos lectores.

Esta es una obra de ficción. Todos los personajes, nombres, lugares e incidentes que aparecen aquí son ficticios. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, organizaciones, eventos o locales es pura coincidencia.

Todos los personajes sexualmente activos en esta obra son de 18 años o mayores.

Creado con Vellum

Mientras Audrey MacTaggert se detenía frente a la cabaña, en el triste y abollado coche alquilado, maldijo por quinceava vez ese día. Maldito avión estúpido con el Wi-Fi descompuesto. Maldito coche estúpido sin radio. Maldito país estúpido con gente manejando del lado equivocado del camino. Maldito poste de luz estúpido por no quitarse del medio a tiempo. Maldito ex novio estúpido por engañarme con su maldita ex esposa. Y finalmente…

“Maldita abuelita estúpida por morirse, y hacerme empacar y vender su maldita cabaña estúpida”.

Un pequeño rayo golpeó el suelo en frente de ella dejando un espiral humeante en la tierra.

“Lo siento, abuelita, no quise decir eso”, murmulló Audrey. La abuelita siempre dijo que veía la irrevocabilidad de la muerte más como una sugerencia que como algo inevitable, pero eso no hacía que Audrey la extrañara menos.

Audrey luchó para abrir la puerta de su coche abollado y acarició el lado del vehículo con su dedo hasta que las abolladuras salieron y el acabado volvió a estar liso. Lo que no supiera la compañía de seguros para coches de alquiler no le haría daño. Levantó su bolso sobre el hombro y se esforzó para sacar el resto del equipaje de la cajuela del coche silbando mientras caminaba por el sendero serpenteante.

Audrey pasó la última curva y vio por primera vez la cabaña. Quedó boquiabierta mientras la observaba. El hogar de su abuelita parecía sacado de un cuento de hadas. Era un refugio de piedra de dos pisos con enredaderas trepando por un pintoresco balcón de hierro forjado. “La cabaña”, como siempre la llamaba la abuelita, difícilmente encajaba con la imagen de lugar pequeño y destartalado que esa palabra evocaba.

“Caray, abuelita, debiste haberme dicho que vivías en un maldito castillo”. La “cabaña”, como Audrey había descubierto recientemente cuando leyeron el testamento, también incluía una vasta extensión de tierra con (ahora vacíos) establos, varias pasturas y hasta un lago privado.

Todo de ella.

Audrey jugueteó con el relicario de plata de la abuelita mientras daba una vuelta a la estructura de piedra. En las tres semanas que habían pasado desde la muerte de su abuelita, no había tenido la oportunidad de procesarlo. Como la última sobreviviente de los MacTaggert, Audrey siempre supo que había una posibilidad de que la abuelita le dejara la cabaña familiar de la que tanto se hablaba. A medida que caminaba alrededor de la estructura de piedra, Audrey sentía como si estuviese en algún tipo de sueño. Cosas como ésta no le ocurrían a brujas dueñas de bares de pueblo. Su vida consistía mayormente en organizar órdenes de compras, contratar plomeros para reparar orinales descompuestos y encontrar una segunda camarera a último momento un viernes por la noche. Las demandas sin fin la habían obligado a posponer este viaje tantas veces que había empezado a mover “comprar boleto aéreo para Escocia” a su “lista de quehaceres” para mañana.

Aunque no quería admitirlo, Audrey tenía que agradecer a su ex, el bueno para nada y mentiroso de mierda, Chad, por ser un pendejo tan grande. Si él no la hubiera engañado, ella no habría subido en un avión para apartarse de la tentación de convertirlo en un escarabajo pelotero rosa brillante. Respiró profundamente y percibió el exuberante olor del pasto, y, a su vez, un olor más fuerte y turbio proveniente del lago atrás de la colina.

“Sííí, venir aquí fue una muy buena idea”, pensó ella.

Hurgó en [...]